Carla Legrand

~ Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando más rápido que un humano normal.
~ Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
~ Telepatía: Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demás.

La luz del sol acariciando mi piel puede ser mi muerte, pues me hace sentir un fuego inmenso. Mido un metro sesenta y dos centímetros de estatura que para estos días no es tan malo. Mi cabello es rubio, largo pasando los hombros y un poco ondulado.
Tengo los ojos color azul aunque a la luz tenue de las velas se puede captar un color miel en ellos. Mi nariz es un poco ancha de la punta que se nota en su máximo esplendor al estar frente a mí. Una boca que puede parecer muy mezquina, o extremadamente generosa, pero siempre sensual y con una que otra sonrisa que incluso llega a cautivar. Mis emociones y estados de ánimo se reflejan siempre en mi expresión. Mi rostro está continuamente animado.
El ser una vampiresa se denota en la piel, soy extremadamente blanca por lo que la mayor parte de las noches debo mantenerme maquillada para no ser descubierta al reflejo de la luz. Cuando necesito alimentarme mi aspecto es horrible y por lo mismo trato de no estar hambrienta. Y vaya! qué decir de mis uñas cristalinas, son el indicio de la diferencia física entre cualquier mortal y nosotros los vampiros por lo que procuro mantener mis manos siempre con guantes de seda.

Me considero tranquila, seria, educada al hablar y alegre. Lo poco que llevo en esta vida me ha enseñado que cada noche aprenderé mas, es por eso que estoy abierta a nuevas situaciones. Trato de no dejarme llevar por los comentarios de los demás aunque realmente los tomo en consideración. Suelo meterme en el pensar de alguna que otra victima mía. No mato, solo me alimento, aunque si es necesario créeme que beberé hasta que corazón se agote al latir y no te daré de mi sangre. Respeto a las brujas y brujos, siempre y cuando me respeten. Los licántropos, pfff son de tratarse, no quiero problemas pero no son de todo mi agrado. Los humanos, comida son, incluso algunos aliados podrían ser sin saberlo. Creo en el amor, lo experimente en alguna ocasión.
Como amiga soy excelente y suelo ayudar, como enemiga un consejo: no te acerques. Depende el trato que me des, es el trato que recibirás de mí. Soy una vampiresa no esperes un trato muy sentimental, los sentimientos trato de dejarlos en mis pocos recuerdos humanos.

Como humana debo decirte que nací un 26 de febrero de 1622 en Paris, Francia. Mi padre Pierre Legrand, un caballero francés de modales impecables hasta donde conozco de él, mi madre Isabel York una dama inglesa que a pesar de tener sangre real (según su linaje) decidió llevar una vida a lado del hombre que amaba. A pesar de haber nacido en Francia, viví en Londres hasta cumplir 16 años para después regresar a mi natal Paris donde pasaría los últimos años que me quedaban de vida mortal sin que lo supiera. Siempre fui la princesa de papa, y recibí una educación basada en eso, recuerdo vagamente que jugaba felizmente en el campo, pues teníamos una casa amplia en el campo ya que mi madre había decidido alejarse un poco de su familia pues ellos hubiesen querido que se casara con alguien dentro de los allegados a la realeza. Al cumplir la edad debida y viviendo en parís, fui presentada ante la sociedad en uno de tantos bailes que se realizaban en esos tiempos de los cuales siguen existiendo. Fue en uno de los bailes a los que asistí con mis padres la ocasión de conocer a un caballero que sin lugar a duda obtuvo toda mi atención peculiarmente. Su nombre, David, era el caballero ingles, guapo, de modales impecables, sueño de cualquier damita y yo la afortunada en hablar con él… –digo con voz sarcástica – … una amistad surgió entre ambos, solo le veía de noche y en bailes pues decía que tenía asuntos que arreglar, era envidiada entre algunas amigas pues era su chico soñado, aunque para mí era un gran amigo. Al llegar mi cumpleaños mis padres decidieron dar un pequeño baile, no se comparaban con la realeza pero si con alguna otra de nuestra misma clase social. David procuro estar conmigo todo el baile. El futuro que mis padres pensaban para mi distaba mucho de convertirme en lo que soy y mis sentimientos hacia David en esos momentos se estaban tornado con otro color, pero David había decidido irse pues según él nada podría pasar.
Un baile de mascaras en el mes de octubre fue el detonante a esta vida, entre los asistentes se encontrabas personas de distintos lugares de procedencia, todos muy elegantes. Cerca de la media noche se acerco un caballero al grupo de damas en las que me encontraba presentándose como Sir Thomas para pedirme bailar con él, no era correcto negarse por lo que procedí a aceptar su invitación y bailar con él. La mayor parte del tiempo sentía las miradas sobre mí y difícilmente me equivocaba al pensarlo, esta vez no era la excepción. Sir Thomas me pidió salir a tomar un poco de aire a lo cual accedí amable. Caminamos platicando sin darme cuenta cuanto avanzábamos, nos detuvimos pues el dejo de avanzar, la mirada la seguía sintiendo, voltee a mi alrededor buscando a alguna persona cerca, y al no encontrar ninguna percatándome de estar solos mi corazón se acelero, voltee lo más tranquila posible pero Thomas se había acercado demasiado y me había tomado del cuello, con una mano tapo mi boca y sin más que yo pudiera hacer se alimento de mi, así es, era un vampiro. Mi corazón latía cada vez más lento y las fuerzas se me agotaban, mi vista se nublo y me sentí caer en el pasto de aquel jardín, entre aquellos arboles que nos enmarcaban. Escuche una voz, era David, lo sabía, estaba ahí, era esa mirada que yo sentía, sentí unas gotas de sangre caer en mi boca y pronto me vi bebiendo de la muñeca de David.
Entonces mi vida en este lado oscuro por decirlo de una manera, comenzó poco después de haber cumplido los 21 años, estamos hablando del año 1643. El pasar de una vida humana a ser inmortal fue doloroso, mi cuerpo ardía sin cesar, caí desmayada en varias ocasiones pues el dolor era demasiado para mí. Al despertar estaba recostada sobre una cama en una cabaña, de frente podía observar a un hombre sentado cerca de la chimenea. David se acerco a mí conforme me fui incorporando de manera lenta, amablemente me explico lo que ahora soy, como cambiaria de acuerdo al paso del tiempo y el porqué de su ausencia en los últimos meses. Me comento que decidió “salvarme” de la muerte pues él sentía más que una simple amistad hacia mí, pero mi apetito era demasiado fuerte como para prestarle atención suficiente , al percatarse de esto David me llevo a “cenar” al bosque en el que nos encontrábamos. Lo acepto no fue la mejor sangre que he probado pero fue suficiente, bebí como desesperada pues no sabía cómo hacerlo. Mi vida cambio desde esa noche, estaba con un hombre que quería pero no de la forma que me hubiese gustado.
David se encargo de buscar a mi familia y comentarle que había decidido tomar un pequeño viaje, que regresaría a casa. Tuve que ausentarme de mi país, convivir con nuevas personas hasta tener las fuerzas de regresar a ver a mis padres y decirles que me iría definitivamente. Todo iba contra mi educación, aquella dama recatada y sumisa había quedado atrás. Si, regrese, no paso mucho tiempo, mis padres estaban felices con mi regreso pero no duro tanto la dicha pues David realizo el comentario de que ambos nos habíamos unido en matrimonio, pff una gran mentira lo sé, pero necesaria pues era la única manera de partir sin provocarles más dolor. Simplemente me dedique a conocer el mundo de David al cual pertenezco, conviví con personas de mi misma clase social e inferiores a mí.
No volví a casa hasta que ambos habían muerto, David me dejo, y no por gusto, murió definitivamente en una riña entre vampiros pues existían diferencias entre ellos. Desde entonces camino por el mundo sola, esperando encontrar esa compañía que tanto necesito. He decidido regresar a “casa” es por eso que ahora me encuentras en Francia …

~Pierre Legrand (padre) hacia poco tiempo que había heredado una de las más importantes imprentas cuando conoció a Isabel York (madre).
~Isabel York (madre) descendiente de un linaje real ingles, aunque Carla decide omitir esta información a cualquiera. Es por eso que utiliza el apellido de su padre.
~Nuca estuvo casada con David, pero compartió todos los bienes que él tenia.