Boys just want to have fuuun~ [Jean Louis M.]

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 3:26 pm

Me dirigí a aquel parque de atracciones cuando consideré que era la hora adecuada. El sol estaba ya oculto y la luna habia salido, como era necesario para que yo lo hiciera también. Me adentré en las calles y tras un rato que no se me hizo demasiado largo llegué al parque aquel, que no parecia nada serio, pero sin embargo estaba bastante lleno de humanos, incluso de niños a pesar de que era ya de noche. Alcé una fina ceja, mirandoles pasar y reir tranquilamente, ignorando que tenian rondando por allí un monstruo (porque no habia otra manera de llamarme) que se los podia comer tranquilamente. Y lo disfrutaría. Me miré entonces, viendo la ropa que habia elegido y preguntandome si quizás no iba muy elegante para algo así... pero era mi ropa. No me iba a poner todo desaliñado solo por algo o por alguien. Me limpié una mota inexistente de mi chaqueta y me saqué un reloj de bolsillo, apoyandome en la entrada de la feria y mirando luego hacia la "supuesta oscuridad" aunque yo podia ver bastante bien. Habia quedado allí con el joven muchacho, el señorito Mercier, y le habia prometido que daria con él un paseo por allí. No habia imaginado que aquello iba a estar tan lleno, por decirlo de alguna manera. Vamos, que me lo habia imaginado con cuatro personas. Suspiré levemente y miré hacia el cielo después, esperando pacientemente, tan quieto como una estatua, sin respirar apenas

por **Jean Louis Mercier** Jue Ago 04, 2011 3:36 pm

En realidad estaba bastante nervioso. Sí, parecía triste decirlo y seguramente lo era. Un cortesano, prostituto, nervioso porque un hombre le había pedido una especie de... cita. Obviamente había aceptado (encantado, aunque eso no se lo había dicho, pero seguro que lo sabía). Adelbert me ponía nervioso, quizás era porque me gustaba, cosa que él ya sabía, o porque seguía temiendo que algún día (pronto) se iba a cansar de mí y me dejaría ahí plantado, muerto de asco y aburrido en mi miserable vida de cortesano. Las manos me sudaban y quizás no había sido buena idea ponerse una chaqueta (aunque fina). Había tratado de vestirme lo más elegante posible e incluso me había puesto al cuello el pañuelo que el vampiro me había regalado una vez. Era bonito y me recordaba a él, por muy estúpido que pudiera sonar.
En el trabajo habían accedido a darme un día de fiesta porque las propinas de la noche anterior se las habían quedado ellos en vez de dejarme a mí con ellas. No tuve más remedio que aceptar, si no, prácticamente me hubieran atado con cadenas para que cualquier pervertido hiciera una sesión conmigo de algo más que puro placer erótico.
Finalmente, después de mucho caminar llegué al sitio dónde él me esperaba, aunque daba por seguro que llevaba un rato sabiendo que venía. Si no era porque oía mis pensamientos, porque me había olido o si no, simplemente me había visto de lejos y lo había intuido. Miré a mis zapatos durante unos instantes y sonreí después en su dirección, parándome a su lado, esperando que él diera alguna señal de saludo u algo.

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 3:48 pm

Permanecí allí quieto, mirando a todo el que pasaba con ojos curiosos y a veces hambrientos. Ya iba cenado, por decirlo así, asi que no sentía especiales ganas de morder a nadie, pero era bastante tentador. Bien era cierto que por otra parte, ya tenia yo unos cuantos años, y estar rodeado de humanos era algo a lo que por unas cosas o por otras ya estaba más que acostumbrado. Me quedé mirando la oscuridad tranquilamente, esprando, con paciencia, a que mi acompañante llegara. Por supuesto en cuanto noté un olor especial giré la cara hacia allí y tras unos segundos vi aparecer a Jean Louis, desde lejos. Venia bastante arregladito él, a pesar de que no tanto como yo, y pude distinguir mi pañuelo, en su cuello. Sonreí encantado, porque el chico era francamente adorable y cuando se me acercó le cogí una mano y le besé el dorso cuidadosamente - Buenas noches, señorito de los ojos grises - murmuré divertido, de bastante buen humor. - ¿Todo bien? - pregunté, queriendo saber como se encontraba el muchacho aquella noche en particular. De momento ya sabia de su nerviosismo. ¿Por qué? No lo sabia, seguramente no estaba acostumbrado a que otros hombres -o personas en general- le invitaran a nada.

por **Jean Louis Mercier** Jue Ago 04, 2011 4:01 pm

Los instantes en silencio no duraron demasiado y mis mejillas se habían teñido de un suave tono rosado en cuanto él se fijó en mi y pude ver su sonrisa encantadora. Evité suspirar como un criajo enamorado y carraspeé un poco por mí, más que nada. Si tenía que hablar con la lengua enganchada al paladar, como me parecía tenerla, iba a ser complicado. No tardó en ponerse en plan caballeroso y besó mi mano, saludándome encantadoramente, como su sonrisa. Amplié la mía, estúpidamente y dejé que hiciera con mi mano lo que quisiera mientras asentía con la cabeza ante su pregunta.
- Perfectamente, monsieur Adelbert. - respondí evitándole mirar como si estuviera enamorado y no hubiera más que su cara para admirar en todo el mundo mundial. - ¿Vos? Todo bien, ¿también? - quise saber, aunque en realidad me costaba imaginarme que algo le pudiera salir mal a semejante hombre, no podría yo negarle nada. Me pasé la mano libre por la mejilla, como si de esa manera pudiera borrar el color que había adoptado mi piel en aquel lugar concreto. - ¿Entramos? - pregunté apartando la mirada forzosamente de su bello rostro y dándome cuenta de que en la feria había mucha más gente de la que yo había esperado. ¿Y si me encontraba algún cliente? Sería algo violento.

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 4:07 pm

Miré a Jean en cuanto le tuve cerca y sonreí tras besarle la manita, viendo la cara tan adorablemente adorable que ponia, con sus mejillitas rosas y todo. Le sonreí suavemente, observando su expresión al mirarme y sostuve su mano suavemente, oyendo su contestación y asintiendo. Bien, me alegraba de que todo le fuera medianamente bien al chico. Me sentía bastante sobreprotector para con él. Al escuchar su pregunta asentí un poco - Ahora que habeis llegado, Jean Louis, todo bien - respondí con tono dulce y cortés, sabiendo que al chico le gustaban mis atenciones y de alguna manera bastante animado a darselas. Vamos, que me apetecia que pasara un buen rato, para variar y saliera de aquel agujero al que él llamaba "trabajo". Asentí un poco cuando oí lo que dijo y apoyé una de mis manos en su baja espalda amablemente, para que empezara a caminar - Hay mucha gente aqui hoy, ¿no te parece? - pregunté analizando a todos con la mirada, caminando bastante cerca del chico, sin hacer ni un solo ruido. - Habeis tenido algún problema para salir del trabajo, Jean Louis? Puedo hablar con quien sea, lo sabeis... - le recordé, por si acaso habia tenido algún problema. Sonreí un poquito al ver el pañuelo de nuevo y alcé la mano que habia estado en su espalda, tocandole levemente el pañuelito que adornaba su cuello - Bonito pañuelo, monsieur.. - bromeé un poco

por **Jean Louis Mercier** Jue Ago 04, 2011 4:24 pm

Me devolvió la sonrisa cosa que me pareció super, super coqueta y me pasé la lengua por los labios aguantando un suspiro de aquellos de persona enamorada. Quise derretirme durante unos segundos por sus palabras, tan dulces como seguro que sus labios se encontraban en ese momento. Evité pensar en ello, recordando que podía escuchar cada uno de mis tergiversados pensamientos y me sentí realmente coqueto cuando apoyó una mano en mi espalda para alentarme a caminar hacia delante. Asentí con la cabeza cuando comentó que había mucha gente allí.
- No estoy acostumbrado a visitar sitios como este, parece un lugar para gente mejor acomodada socialmente que yo, gente como vos... - dije yo, pasando la mirada por una mujer que si no recordaba mal había venido al burdel y había pagado por compañía femenina. Sonreí un poco alzando la mirada hacia el vampiro cuando quiso saber si yo había tenido problemas para librarme aquella noche de mi trabajo. Negué con la cabeza. - En realidad no, ahora hay gente que ocupa mi lugar con facilidad. - me encogí de hombros, había ganado menos dinero la noche anterior, pero no era un gran problema. Sonreí amable y volví a sonrojarme un poco cuando halagó su pañuelo. - Me pregunto quién tendría el buen gusto de elegirlo... - añadí yo, ya que parecía usar un tono algo bromista ante aquello. Alcé mi mano hasta la suya y rocé su piel con suavidad, estaba suave y fría, como siempre.

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 4:32 pm

Sonreí un poco más ampliamente ante los pensamientos del chico y emepcé a andar después con él, evitando reirme. Era realmente un encantado, Jean Louis, todo un amor de chico. Daban ganas de complacerle para ver las caras que ponia, definitivamente. Supiré suavemente, sin dejar de caminar, yy miré a mi alrededor como él hacia, escuchando después al chico - ¿Preferiais haber ido a otro lugar? - pregunté con tono amable - Todavía podemos ir a otro sitio, si no estáis cómodo aqui. Me pareció que esto os gustaria - añadí suavemente, asintiendo al oir quen o habia tenido problemas. Me alegraba en sobremanera, no me gustaba meter al chico en problemas claro... Me quedé callado hasta que dijo lo del pañuelo y después solté una suave risa, notando como me tocaba la mano y sujetando la suya amablemente, besandole el dorso de nuevo - El pañuelo no os hace justicia, monsieur. Vos sois mucho más bello - respondí con expresión realmente aduladora, sonriendole después y caminando todavía - ¿Quereis subiros a alguna atracción, monsieur? - pregunté algo divertido, mirando una gran noria que se veia algunos metros más allá

por **Jean Louis Mercier** Jue Ago 04, 2011 4:44 pm

Me pregunté silenciosamente el motivo de su suspiro, pero no dije nada. Quizás no se lo estaba pasando bien (aunque acabábamos de llegar, como aquel que dice). Me mordí el labio inferior escuchándole.
- No, no, por supuesto que no, esto me parece bien. - respondí, negando enérgicamente con la cabeza cuando me preguntó si quería ir a otro sitio, añadiendo que aún estábamos a tiempo. - Me gusta este lugar, es como mágico... - me recordaba un poco a la infancia que no había tenido con mi familia. Por suerte para mí, no tenía que preocuparme de que ningún niño quedara sin hogar por mi culpa. No pensaba tener hijos así que no tenía ese tipo de preocupaciones en mente. Las luces brillaban, con cristalitos de colores a nuestro alrededor y la gente hablaba y comía manzanas de caramelo. Oh, seguro que una de esas estaba deliciosa. Sonreí al vampiro cuando se rió, besándome la mano una vez más. - Si seguís diciendo cosas así haréis que me ponga más colorado aún, monsieur... - me quejé tontamente, como si en realidad sí quisiera que continuara diciéndome cosas bonitas. Las manzanas de caramelo desaparecieron momentáneamente de mi cabeza cuando él me sugirió subir a algún sitio, con la mirada clavada en la noria. - ¿Como allí? - pregunté, ladeando la cabeza. Pues la verdad es que sí, seguro que se veía hasta Notre Dame, desde allí arriba. - ¿Podemos subir? - pregunté, sonriendo algo emocionado.

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 4:54 pm

Miré a Jean divertido cuando pareció preocuparse por mi y le acaricié la mano levemente, para que no lo hiciera, asintiendo cuando me respondió que le gustaba aquel lugar - Asi que mágico, eh? - comenté divertido, tocandole aun la mano amablemente, preguntandome por qué le pareceria mágico un sitio como aquel. Es decir, a mi no me disgustaba, pero me gustaba más la compañía que el sitio en si. Me di cuenta de que se le iba la vista mirando aquellas manzanas y sonreí dulcemente, inclinandome para poder murmurar en su oido - ¿Queréis una, monsieur? Yo no podré disfrutarla, lamentablemente, pero me encantaria compraros una a vos - murmuré con tono suave, observandole algo divertido y ensanchando mi sonrisa. ¡Adorable! - Solo os digo la verdad Jean Louis, y ruborizado estáis perfecto - dije, asintiendo cuando quiso saber si me referia a la noria - O a cualquier otro sitio, monsieur, el que vos queráis. Podemos subirnos a todo - añadí con tono amable, dispuesto a que el joven paasara un buen rato conmigo allí

por **Jean Louis Mercier** Jue Ago 04, 2011 5:05 pm

- Ahá... - respondí, con la boca levemente abierta, disfrutando del roce de sus dedos sobre la piel de mi mano. Por un momento quise tomar la suya y entrelazar sus dedos con los míos, para caminar así por el lugar, pero estaba seguro que no era apropiado y que aquel tipo de relaciones se dejaban para un lugar donde se pudiera esconder. Eso sí me disgustaba, aunque tampoco sabía si a Adelbert le apetecería hacer una cosa tan... ¿vulgar? como aquella. Me sorprendió en mis pensamientos mientras miraba las manzanas, preguntándome si quería una y diciendo que no le importaría comprármela. - No es necesario, tampoco quiero abusar de vos, Adelbert... - negué con la cabeza, sonrojado. Sí, él era rico, pero y qué. Seguía sin gustarme abusar de la gente como él solo porque parecía que tenían más dinero que el resto. No era que lo pareciera solamente, yo sabía que el vampiro lo tenía, pero aún así... me sabía mal. Me sonrojé mal cuando añadió que mi color rosado era perfecto y aparté la vista de él, clavándola en la noria mientras él decía que nos podíamos subir en todo. - La... la noria me parece bien. - respondí yo, encogiéndome de hombros. ¿Nos subiríamos los dos solos? A lo mejor metían a más gente en un mismo asientito para aprovechar espacio y ganar más dinero... Ladeé un poco la cabeza, dándome cuenta que nos acercábamos.

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 5:13 pm

Le miré de reojo, viendo las caras que ponia y sonriendo enternecido. Realmente me gustaba, Jean. A veces era como un niñito pequeño, o como si nunca le hubieran halagado de aquella maenra. Me parecia encantador, la verdad. Al oir aquellos pensamientos en su cabeza cogí su mano con delicadeza y la besé de nuevo antes de entrelazar mis dedos con lo suyos, discretamente, si, pero sin importarme realmente que lo vieran. La gente no se escandalizaria mucho, Jean podia pasar por mi hermano, o por un amigo muy cercano. Le miré amablemente - No me molesta en absoluto, Jean, monsieur. Después os compraré una, ¿de acuerdo? - dije con tono dulce, sin dejar de mirarle. Seguro que le encantaban, tenia pinta de gustarle el dulce, al chico. Asentí cuando dijo que la noria estaba bien y miré al tipo que llevaba lo del dinero, observandole con fijeza y dándole el dinero tranquilamente, para que nos dejara pasar a una de las cabinas, por llamarla así. Era un cubículo bastante estrechito, y más de dos o tres personas, irian bastante apretados. De todas formas, no permití que nadie más se subiera allí, ya que me imaginaba que Jean no queria tal cosa

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 4:00 am

Me quedé un poco bastante flipado cuando (después de haber escuchado mis pensamientos, seguro) el vampiro había decidido que estaba bien tomarme de la mano como yo quería. Alcé la mirada hasta él, sorprendido y con la boca abierta, como si nada como eso me hubiera pasado a mí antes. Pero no me quejé y solo disfruté también de aquella sensación. Sus dedos fríos en un principio iban templándose como él me había dicho que pasaría si el contacto con un humano como yo era prolongado. Bajé luego la mirada, notando la sangre palpitar en mis mejillas y escuchándole decir que luego me iba a ocmprar una manzana de caramelo.
- Está bien... gracias... - dije con un pequeño hilo de voz, vergonzoso por ello. No tardamos mucho en llegar a la noria y cuando quise darme cuenta Adelbert me había hecho subir a una de las cabinas de esta sin que me diera tiempo a pensar o a quejarme por el dinero. Me senté, quietecito en el pequeño banco que ocupaba el lugar y miré hacia fuera, empezaba a moverse hacia arriba. Bajé la vista hasta mi mano, dándome cuenta que aún tenía los dedos entrelazados a los de Adelbert. - Si... si le molesta no hace falta que lo haga, monsieur... - comenté mirándole a los ojos, esta vez.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 4:59 am

Me di cuenta de la carita tan adorable que puso Jean cuando le cogí la mano y sonreí un poco, mirandole con expresión tranquila sin dejar de sonreir suavemente, sujetandole la mano con cuidado. Tenia una mano bastante suave, Jean..y además estaba cálida, eso me gustaba. Finalmente se resignó y me dio las gracias por la manzana - No tenéis que darlas, monsieur - murmuré aterciopeladamente, pasando luego a una de las cabinas de la noria y sentandome también junto al chico, sin soltar su mano, observando por el cristal animadamente. Al oir lo que me dijo me quedé mirandole y solté una leve risa, corta - Jean, si me molestara no lo habria hecho en un principio. Estoy bien así, no os preocupeis - murmuré, besandole la mano que le sujetaba antes de volver a entrelazar sus deditos con los mios - Además, no es como si fuera una tortura, ¿sabéis? Me gusta vuestra mano - le conté serenamente, mirandole después de vuelta y sonriendo antes de estirarme y besarle la frente con expresión cariñosa. Aquel joven era todo un amor, desde luego

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 5:13 am

- Sois la única persona que hace cosas agradables por mí sin esperar nada a cambio, me gusta agradeceros eso... - le respondí yo, encogiéndome un poco de hombros. Su presencia a mi lado era agradable y además, no había soltado mi mano, solo... era agradable. Adelbert siempre se portaba bien conmigo, me regalaba cosas y me concedía deseos, a veces sin que tuviera que pedirlo explicitamente, se encargaba de complacerme. Me mordí el labio inferior mientras él decía que no le molestaba para nada, tener mi mano cogida con la suya. Sonreí coqueto y sonrosado dejando que besara mi mano y dijera que le gustaba. - Vuestros labios están más fríos que vuestra mano, Adelbert... - comenté, sin darme cuenta de que eso dentro de mi cabeza podía empezar a imaginarse como una proposición a algo diferente. Después de que me besara la frente, me giré un poco, sin apartar mi mano de la suya y miré hacia fuera, mientras la cabina subía y me dejaba observar las pequeñas luces que iluminaban ténuemente la ciudad de París. El Sagrado Corazón, sobre la colina, también se podía ver desde allí, era una imagen muy bonita. Sin darme cuenta, apreté un poco más mis dedos alrededor de los suyos, mientras miraba fíjamente la catedral de blanca piedra. Se veía oscura, pero yo sabía que estaba allí y que era preciosa, me gustaba ir a rezar de vez en cuando allí. Cuando no había nadie y solo se escuchaba el silencio de mis oraciones.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 5:21 am

Le miré con fijeza cuando dijo eso y me encogí de hombros con una sonrisa amable - Como gustéis, claro... Acepto vuestro agradecimiento, pero solo digo que no es necesario - murmuré, observandole todavía y analizandole un poco con la mirada, sonriendo después de besarle la mano, cuando dijo que mis labios estaban más frios - Es normal, monsieur, que estén más frios - respondí, escuchando aquellos pensamientos en su cabeza y sonriendo un poco divertido, tras besarle la frente, mirando hacia fuera - ¿Queréis calentarlos, monsieur? - pregunté un poco bromista, dejando que apretara su manita alrededor de la mia y devolviendole el gesto, con cuidado porque no queria hacerle daño al chico - ¿Llegais a ver la catedral? Yo puedo verla desde aqui, aunque imagino que de dia se verá más brillante - dije, observando a través de la ventana y frunciendo un poco el ceño. París era bonito, de noche, pero echaba de menos poder ver la ciudad durante del dia. Seguro que era bonita, también.

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 5:31 am

No dije nada más sobre los agradecimientos, tenía pensado hacerlo igual, aunque me dijera que no hacía falta. Claro que era normal que sus labios estuvieran más fríos, era un vampiro y el único motivo por el que su mano me resultaba más cálida era porque estaba junto a la mía y había cogido algo del calor de mi cuerpo. Suspiré con suavidad y me mordí el labio inferior, mirándole de reojo cuando me sugirió si quería calentar sus labios. Claro que me gustaría, ¿A quién no? Pero no le respondí, sin acordarme de que seguro que había visto la respuesta claramente en mi mente.
- Solo veo la forma recortada en la oscuridad, no se ve del todo. - respondí, negando con la cabeza. - Notre Dame está más iluminada. - las calles alrededor de la catedral gótica tenían más iluminación que en la que a mi me gustaba más, seguramente porque no estaba sobre una colina, si no junto al río. El vampiro había apretado un poco, como yo, sus dedos sobre mi mano y sonreí levemente, seguro que colorado, y con el corazón a mil. - ¿Podéis entrar a los lugares sagrados? - pregunté. Quizás algún día podíamos ir a visitar el Sagrado Corazón juntos, aunque él no creyera en dios (como yo), seguía siendo un edificio muy bonito para ver.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 5:38 am

Miré al joven, algo divertido, esperando una respuesta que nunca llegó. Por supuesto, Jean era un chico de pocas palabras y a veces se ponia sorprendentemente tímido. Era cortesano, si, pero a veces no lo parecia en absoluto. - Entonces Jean, podéis hacerlo si gustais. Ya sabeis que tenéis mi permiso - le recordé, sonriendo levemente y refiriendome por supuesto a eso de calentar mis labios. Y si, estaba intentando intimidarle un poco, porque me encantaba ver la sangre toda juntita en sus mejillas. Al escucharle asentí, escuchando lo que me imaginaba. Los humanos no tenian la vista tan desarrollda, por desgracia. - Claro que puedo entrar en esos sitios, Jean, por favor - exclamé divertido, suspirando un poco y pegandome levemente al muchacho para mirar por la ventana de nuevo, en su misma dirección - Podemos ir algún dia si queréis... Las catedrales de París son bastante bonitas - murmuré con tono agradable, mirando luego al chico y sonriendole suavemente

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 6:00 am

Me recordó que tenía permiso para calentar sus labios si era eso lo que quería pero no dije nada, solo asentí con la cabeza levemente y aparté la mirada de nuevo, hasta la oscuridad de la ciudad donde ambos vivíamos. Estaba deseando besarle. No de la misma manera en la que podía besar a un cliente, por supuesto, Adelbert me gustaba de verdad. Me quedé calladito, preguntándole antes si podía entrar a sitios como iglesias o catedrales. Me respondió que sí, que obviamente. ¿Y yo qué sabía? ¿No decía la gente que los vampiros eran demonios que querían apoderarse de las almas de los vivos? Quizás no podían entrar o yo qué sabía.
- Me alegro que podáis... - comenté notando como se pegaba a mí, como si fuera una especie de indirecta. La cogí a la primera, si era eso lo que pretendía. Pero yo estaba girado hacia fuera. - A pesar de que Montmartre es el sitio que es... El Sagrado Corazón es mi sitio favorito, sin duda. - me giré de nuevo hacia él, apoyando mi mano en su pierna, sin darme demasiada cuenta. - Me gustaría poder visitarla con vos, algún día... - añadí sonriendo un poco tímidamente y alzando mi mano, para rozar con mis dedos, sus labios.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 6:07 am

Sonreí ante los pensamientos del chico pero no dije nada, solo me quedé allí quietecito, riendo finalmente ante aquello - ¿Apoderarse de las almas? Ay Jean, si vais a creeros todo lo que leais.. es mejor que no leais, monsieur - murmuré, acariciando levemente su mano. Mira que tenia cosas, el chico... Sacudí la cabeza, ensanchando un poquito mi sonrisa, mirandole cuando se giró levemente hacia mi y asintiendo levemente - Oh.. es bueno saberlo - dije, asintiendo - Claro, podemos ir cuando queráis. Aunque ya sabeis que yo no puedo ir de dia, monsieur - le recordé, sonriendo cuando me tocó los labios con su cálida mano. O al menos a mi me lo parecia, teniendo en cuenta que tenia los labios bastante frios. Le besé los dedos de la mano cuidadosamente y le miré después con expresión amable - Podriais haberlo dicho antes, podiamos haber ido - añadí, refiriendome a la catedral. La llevaba unas semanas en París, pero aun así no habia visto toda la ciudad ni por asomo, claro... Me quedé en silencio, observando al chico y acariciandole una mejilla después, sonriendo aun

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 6:31 am

- Bueno, yo no me lo creí... - le respondí, negando con la cabeza. - Alguien como vos no roba almas a los desafortunados como yo. - él sonrió cuando me giré y le sonreí de vuelta mientras él me decía que podíamos ir cuando yo quisiera, aunque no podía ser de día. - Lo sé, me estoy acostumbrando a veros solo de noche... - me encogí de hombros, terminando la frase en a penas un murmullo y toqueteando sus labios, fríos como el hielo. Me besó los dedos con los que le acariciaba un poco y seguí sonriendo con suavidad. Negué con la cabeza, cuando me dijo que podíamos haber ido allí. No, en la catedral no podría hacer lo que me estaba apeteciendo en aquel momento y era besar al vampiro. - Podemos ir otro día, no tengo prisa... - le respondí en voz bajita, me estiré un poco y coloqué mi mano en su mejilla, fría y dura como el mármol. Me incliné hacia él y cerrando los ojos le di un pequeño beso en los labios. Llevaba toda la noche queriendo hacerlo, pero no me había atrevido hasta aquel momento. Seguí mi pequeño besito con uno más prolongado, sin darme cuenta que la noria había vuelto a llegar a bajo y no tardarían en pedirnos que bajásemos para que otro cliente subiera en nuestro lugar. Pero no me importaba.

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