Boys just want to have fuuun~ [Jean Louis M.]

por **Adelbert Ducovich** Jue Ago 04, 2011 3:26 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Me dirigí a aquel parque de atracciones cuando consideré que era la hora adecuada. El sol estaba ya oculto y la luna habia salido, como era necesario para que yo lo hiciera también. Me adentré en las calles y tras un rato que no se me hizo demasiado largo llegué al parque aquel, que no parecia nada serio, pero sin embargo estaba bastante lleno de humanos, incluso de niños a pesar de que era ya de noche. Alcé una fina ceja, mirandoles pasar y reir tranquilamente, ignorando que tenian rondando por allí un monstruo (porque no habia otra manera de llamarme) que se los podia comer tranquilamente. Y lo disfrutaría. Me miré entonces, viendo la ropa que habia elegido y preguntandome si quizás no iba muy elegante para algo así... pero era mi ropa. No me iba a poner todo desaliñado solo por algo o por alguien. Me limpié una mota inexistente de mi chaqueta y me saqué un reloj de bolsillo, apoyandome en la entrada de la feria y mirando luego hacia la "supuesta oscuridad" aunque yo podia ver bastante bien. Habia quedado allí con el joven muchacho, el señorito Mercier, y le habia prometido que daria con él un paseo por allí. No habia imaginado que aquello iba a estar tan lleno, por decirlo de alguna manera. Vamos, que me lo habia imaginado con cuatro personas. Suspiré levemente y miré hacia el cielo después, esperando pacientemente, tan quieto como una estatua, sin respirar apenas

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 6:54 am

Suspiré divertido y puse los ojos en blanco - Yo no hago esas cosas a nadie, monsieur - respondí, alzando un poco las cejas cuando dijo aquello de verme de noche - Es normal - murmuré amablemente, riendo "mentalmente" cuando escuché los pensamientos del chico. Vamos, vamos, como si no pudiera hacer aquellas cosas que le apetecian en una iglesia. Qué tontorrón era, Jean... iba a tener que enseñarle algunas cosas para que dejara de creer en tonterías inexistentes. - Como gustéis entonces - murmuré sin oponerme, sonriendo cuando le vi acercarse y devolviendole el beso con amabilidad. Él tenia los labios blanditos y cálidos. Los mios, seguramente serian algo más duros y por supuesto frios. Sujeté la barbilla del joven y le miré, separandome un poquito y alzando las cejas - Con cuidado monsieur, no querréis haceros daño con mis dientes, ¿verdad? - murmuré divertido, sonriendo y dejandole ver durante un segundo mis colmillos

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 7:22 am

Asentí con la cabeza cuando me aseguró que no le hacía aquellas cosas de robar almas a nadie, para que viera que lo entendía. Ya lo sabía. Adelbert era demasiado bueno para hacer aquellas cosas, aunque pudiera. Sonreí un poquito para después notar, con los ojos cerrados, como me devolvía el beso. A pesar de que sus labios estaban fríos y eran algo más duros que los labios a los que yo acostumbraba a besar no me quejé, me gustaba. Había pensado que aquella noche estarían dulces pero en vez de eso tenían un sabor metálico que no me desagradaba del todo, no estaba seguro de qué era. Quise fundirme con él, para no dejar que el beso acabase nunca, pero él se separó de mí, advirtiéndome sobre sus afilados dientes. Aparté la mano de su cara y la puse sobre mis labios, como si hubiera hecho algo mal.
- No he hecho algo que le molestara, ¿verdad, monsieur? - pregunté, frunciendo el ceño algo preocupado por ello. De repente, se abrió la portezuela de nuestra cabina y una voz cansada nos anunció que teníamos que bajar ya. Parpadeé varias veces, separándome un poco más de Adelbert, con intención de empezar a bajar y salir de allí.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 7:28 am

Al chico no le disgustó el beso, aunque habia esperado que mis labios fueran dulces. Me daba que aquel sabor que no taba era el de la sangre, pero quién sabia. Me pasé la lengua por los labios, sonriendo después ampliamente y negando al ver la cara que ponia. Era realmente encantador, Jean, preocupandose todo el rato por no molestarme - No habeis hecho nada malo, monsieur - murmuré amablemente, haciendo ademán de besarle de nuevo pero... en ese momento la puertecilla se abrió, asi que me quedé quieto y sonreí después cansadamente, mirando al muchacho y soltandole, esperando a que saliese el primero antes de hacerlo yo - Además, ¿os ha parecido que me molestara? - pregunté, sonriendo un poco y tocandole el pelo antes de volver a sujetar su mano suavemente, mirandole - ¿Qué quereis hacer? ¿Seguís queriendo esa manzana? - pregunté divertido, mirando a mi alrededor unos segundos con expresión cauta, analizando un poco a la gente que pululaba por allí. Seguía habiendo bastante gente, incluido niñitos.

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 7:39 am

Me respondió que nada malo había hecho y tuve la sensación de que me iba a besar de nuevo, cuando súbitamente nos vimos interrumpidos por aquel hombre. Suspiré un poco y me incorporé. Me apoyé un poco en la puerta, para salir, me hubiera gustado no tener que soltar a Adelbert, pero él se encargó de arreglarlo rápidamente, tomando mi mano una vez más, después de toquetearme un poco el pelo. Me pregunté por un segundo si se me notaría que acababa de besarme con Adelbert, el alto, bien plantado y hermoso hombre que caminaba a mi lado. Normalmente a la gente se le notaba en la cara, labios inchados y algo más rosados... Apreté los míos en caso de que así fuera, se iba a reír de mí seguro, porque a él no se le notaba en absoluto.
- No me ha parecido que os molestase pero... no sé... - me encogí de hombros un poco para luego escucharle preguntarme si aún quería la manzana. - Por favor... - le pedí, asintiendo con la cabeza, a pesar de que no me miraba a mí, si no a la gente. Sonreí un poco y miré en la misma dirección que él. Un hombre de edad avanzada, acompañado de una mujer de pelo canoso caminaba en dirección contraria y... no me agradó demasiado el hecho de ver su cara. Era un cliente habitual con un gusto un poco rarito... Miré hacia Adelbert y carraspeé un poco, buscando el puesto dónde vendían las manzanas, con la vista.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 7:52 am

Le miré de reojo una vez salimo, sonriendo algo divertido con el comportamiento del joven chico. Era bastante divertido, en realidad. Evité reir ante sus pensamientos y negué - Tranquilo, vuestros labios están perfectos - murmuré amablemente, alzando las cejas asentiendo - Pues entonces es que no me ha molestado, monsieur. Ha sido realmente tierno, ¿sabeis? - le conté, sujetando todavía su mano y asintiendo cuando me confirmó querer la manzana. Qué chico más goloso estaba hecho... aunque bien pensando, imaginarme sus labios cubiertos de caramelo hubiera sido tentador de haber sido humano todavía. Alcé las cejas y me fijé en la pareja de ancianos que Jean mirada, entrecerrando levemente los ojos - No os preocupeis ahora por eso, monsieur, disfrutad - le pedí con tono dulce, besandole el pelo antes de dirigirme hasta el puesto donde vendian aquellas manzanas, pidiendo una para el chico y buscando el dinero entre los pliegues de mi chaqueta, sacando finalmente una cartera de piel y esperando a que le dieran el dulce -porque a pesar de fruta eso no tenia otro nombre- a mi joven acompañante

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 8:05 am

Sin darme oportunidad a formular la pregunta, él me dijo que mis labios estaban perfectos y que no tenía que preocuparme por ellos. Bien. Añadió, además, que el beso había sido realmente tierno. Sonreí complacido por eso y caminamos hacia la paradita, evitando deliberadamente cruzarnos demasiado con la pareja que me preocupaba en aquel instante. Miré a Adelbert que me pedía, mientras me besaba en el pelo, que no me preocupara y que disfrutara de la noche. Asentí con la cabeza y me apoyé un poco en él cuando paramos y él pidió la manzana para mí. Sentía como si fuéramos una pareja de verdad y él me fuera a consentir todos los caprichos. No me separé mientras cogían mi manzana y le ponían un envoltorio al palito de madera para que no se cayera el caramelo por ningún sitio. Adelbert pagó y con el gran caramelo en mi mano nos alejamos de allí.
- Muchas gracias. - dije totalmente agradecido, sonriendo con algo de infantilidad y estirándome para besarle en la mejilla a modo de agradecimiento. Estaba un poco fría, pero empezaba a acostumbrarme. - Sois el hombre perfecto, ¿sabíais? - comenté, antes de darle un pequeño bocado a la manzana y masticar lentamente, saboreando el caramelo y la fruta a la vez, cosa deliciosa.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 8:14 am

Sonreí un poco con expresión amable, dándome cuenta de que el chico parecia contentito. Eso era bueno, después de todoyo mismo estaba intentando complacerle para que pasara un rato divertido. Él se apoyó en mi, y yo no le dije nada porque en realidad me gustaba que se pegara un poco, ya que el calor que desprendia su cuerpo era bastante agradable. Sonreí tras pagar y apoyé una mano en la baja espalda del chico, de nuevo, dejando que me besara una mejilla y riendo levemente - No tenéis que darme las gracias - murmuré, viendole con aquella manzana, que le hacia parecer más infantil si cabía. Era realmente adorable, como un muñeco. Al oir lo que dijo le miré sorprendido y sonreí, mostrando mis afilados colmillos - No digais tonterias, monsieur. Vos lo sois - respondí, besandole su mano libre y mirandole después - Recordad que yo no soy un hombre - añadí, guiñandole un ojo con gesto atrevido, sonriendo después al verle comer aquello. Debía estar bueno, él parecia disfrutar. - ¿Os gusta? - quise saber

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 5:51 pm

Me encogí de hombros porque repitió que no hacía falta que le diera las gracias, pero aún así lo hice, porque me apetecía y me sentía agradecido, de veras. Tragué el primer trocito de manzana y me pareció raro que se sorprendiera por mis palabras. ¿Yo perfecto? Negué con la cabeza mirando a la manzana durante unos segundos, como si esperara que algo pasase con ella. No pasó nada.
- Estoy seguro que vos sois más hombre que otros que he conocido antes. – me encogí un poco y le miré, ya que me guiñó un ojo, como si dijera algo pícaro con aquello. Aún así, yo estaba bastante seguro de que era un hombre, aunque por el momento no hubiera visto los claros atributos masculinos de Adelbert. Aparté la mirada del vampiro y le di otro bocado a la manzana, mirando a lo lejos al carrusel, con sus lucecitas y los caballos de colores. Asentí con la cabeza cuando él me preguntó si estaba bueno y sonreí suavemente. - ¿Si probáis un poco, notaríais el sabor dulce? – pregunté, curioso. No recordaba si me había dicho que podía o no podía comer comida de gente humana. Estaría bien que pudiera, aunque por las palabras de él antes, no tenía pinta de poder, era una pena.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 6:31 pm

Miré a Jean algo divertido por su comportamiento. Parecia sorprenderle que yo le dijera eso de que era perfecto. Bueno, "perfecto". Consideraba que la perfección absoluta no existia, claro... pero dentro de las imperfecciones de las hombres, Jean Louis podria considerarse uno de sus mejores especimenes. Sonreí de nuevo y abrí la boca para contestarle cuando oí esos pensamientos en su cabeza - Monsieur! - exclamé antes de reir quedamente - No me refiero a mi género, por supuesto que soy un hombre! Me refiero a que no soy... un hombre normal. ¿Me seguís? - le expliqué, para no decir allí en medio "Si hombre, que no soy humano, hijo". Vi como comia la manzana como un niño pequeño haría y alcé las cejas al oir su curiosa pregunta - Puedo comerla y me sabrá dulce, por supuesto, pero no suele ser especialmente agradable. Es algo que mi cuerpo no necesita - le expliqué, con mi mano aun apoyada en su espalda, caminando con él tranquilamente - De todas formas, no se puede comparar a la manera en la que me sabe ahora la sangre - murmuré en tono no muy alto, fijandome en el cuello del chico cuando mencioné el líquido rojizo

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 6:49 pm

Reí suavemente cuando él se quejó un poco, seguro que había escuchado mis pensamientos. Sonreí coqueto, inocentemente y asentí con la cabeza, ante sus explicaciones. Por supuesto que sabía que se refería a eso pero… igualmente yo tenía algo de razón.
- Entiendo eso que queréis decir pero… yo quería decir que vos sois mejor persona que otros hombres que conozco. – alcé las cejas. Quizás no me explicaba bien… Era que… Adelbert era mucho más amable, cariñoso y atento que los hombres que yo conocía, porque esos solían ser personas que solo pensaban en si mismos, como si yo fuera un objeto que podían poseer durante unas horas y luego podían deshacerse de mí. Aunque ya estaba acostumbrado a eso, se llamaba “trabajo”. Tragué una vez más mientras él me contestaba que sí que estaría dulce pero no sería agradable. – Entonces sería mejor que no os ofreciera, no me gustaría haceros sentir mal… - apreté un poco los labios, me hubiera hecho gracia darle un poco, ya que la había pagado él, pero… nada. - ¿Cómo sabe la sangre? – pregunté curioso, mirándole a él, masticando y seguramente dejándome algún restito de caramelo por los labios, sin darme demasiada cuenta. No me había parecido nunca algo agradable, aquello de la sangre, pero él solo podía alimentarse de ella.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 6:56 pm

Sonreí cuando me miró de aquella manera y asentí después, comprendiendole con bastante facildiad. Ya habia tenido tiempo de ser egoista y en realidad en aquel momento de mi vida no me apetecia nada serlo. Al menos no con personas como Jean, que me resultaban realmente tiernas y me daban ganas de mimarles y comprarles todos los caprichos que quisieran y más. Y podia permitirmelo. - Entiendo... - dije con tono amable, observandole y riendo un poco cuando dijo que entonces no me ofreceria, ya que no queria que me sintiera mal - Sois un amor, monsieur - murmuré tocandole el pelo y oyendole preguntarme segundos después por la sangre. Me fijé también en que se habia manchado y sonreí un poco, sujetandole la barbillita con una mano - Tenéis.. tenéis caramelo en los labios, Jean - dije, algo divertido, pasandole un dedito por el caramelo y llevandomelo en el - Y la sangre... sabe bien, un poco raro. Como metálico, pero no me sabe igual que cuando era humano. Ahora es como si la necesitara, monsieur - murmuré, acariciando su cuello con una mano

por **Jean Louis Mercier** Vie Ago 05, 2011 7:06 pm

Bueno, aunque también me hubiera gustado ver los atributos de Adelbert en directo, pero no iba a decírselo eso. Sonreí levemente porque me había entendido y dejé que me tocara el pelo, llamándome “amor”, o esa imagen me hice yo en la cabeza. Tragué, esperando a que me respondiera las preguntas. Me ponía curioso, bastante, sobre su condición de no-humano. No era porque yo quisiera convertirme en uno, porque no me agradaba demasiado al idea, si no… porque no quería hacer algo un día que le molestara y no saberlo. Siempre era mejor estar informado, desagradar a la única persona que me apreciaba un poquito (o eso pensaba yo) no entraba en mis planes.
- Oh… gracias… - musité, dejando que me quitar el caramelo de los labios, pasando mi lengua por ellos, después. Ladeé la cabeza. ¿Necesitaba la sangre? ¿Y si no tomaba qué? – Si estais mucho tiempo sin tomar una gota de sangre… ¿os sentís mal? ¿Cómo si tuvierais hambre o sed? – pregunté una vez más, inclinándome un poco hacia él y dejando la manzana a un lado, más interesado en que me respondiera a seguir comiendo.

por **Adelbert Ducovich** Vie Ago 05, 2011 7:14 pm

Me eché a reir al oir sus pensamientos - Sois un poco atrevido, cuando queréis - murmuré divertido, tocandole el pelo suavemente y mirandole, escuchando lo que le pasaba por la cabeza bastante entretenido con su monólogo mental. Qué monada de chico, de verdad. Me incliné y le besé una mejilla suavemente, rodeandole levemente la cintura con uno de mis brazos y negando - No tenéis que dar las gracias, monsieur - dije, inclinando un poco la cabeza a modo de reverencia antes de ver como volvia a ponerse todo curioso sobre mi dieta, dejando su manzana de lado, un poco. Le miré ladeando la cabeza y haciendo un ruidito con la garganta - Bueno... puedo estar 3 dias sin beber sangre... pero me debilito bastante, ¿sabeis? Me siento enfermo - le expliqué, sin dejar de caminar con el muchacho - Si tardo mucho más en beber algo puedo morir - añadí, mirandole de reojo y sonriendo - Pero no os preocupeis, lo tengo más que controlado - dije, por si acaso, tocandole todavía el cuello con una de mis manos. ¡Duh! Era tan cálido y suave..y además se podia notar perfectamente el palpitar de la sangre al otro lado de la piel

por **Jean Louis Mercier** Sáb Ago 06, 2011 4:49 am

Sonreí aun algo inocente cuando me llamó atrevido y dejé que me acariciara el pelo todo lo que quisiera, me gustaba. Seguro que me escuchaba todo lo que pensaba, que malo. Pero claro, ese atributo suyo no era como si se pudiera apagar cuando quisiera. Pff… Se acercó a mí y me besó la mejilla para rodearme con una de sus manos de apariencia delicada.
- Pueden pensar cosas… Adelbert… - dije, sin querer igualmente que apartara la mano de ahí, pero sabiendo que si la gente veía a dos hombres de aquella guisa iban a empezar a hablar y eso a lo mejor a él no le gustaba nada. Aguanté la manzana en alto, para que nadie la tocara accidentalmente con sus manos o ropa y presté atención a lo que me explicaba de estar tres dias sin alimentarse. Fruncí el ceño cuando añadió que se sentía enfermo y que podía a llegar a morir y no me hizo ninguna gracia. Negué con la cabeza fuertemente y miré al suelo durante un segundo. ¿Y si se moría de verdad por no alimentarse? Me mordí el labio inferior y alcé la mirada, notando su mano en mi cuello. - ¿Queréis… beber mi sangre?- pregunté, parpadeando un par de veces. La verdad es que era algo que me daba miedo, pero si alguna vez él no encontraba la oportunidad para alimentarse y yo era un último recurso… podría dejar que bebiera un poquito para que tuviera fuerzas de buscar a alguien… más apropiado.

por **Adelbert Ducovich** Sáb Ago 06, 2011 4:57 am

Le miré amablemente, sonriendo al escucharle. Yo sabia de sobras que le gustaba que le toqueteara el pelo, y a mi no me disgustaba hacerlo. Era realmente suave, la verdad. Al oir lo que dijo volví a prestarle atención y reí levemente - Monsieur, no me hableis como si no entendiera lo que puede pasar - le pedí, alzando las cejas para que recordara que era un poquito más mayor que él - Ya tengo bastantes años, y francamente me da igual lo que digan - añadí divertido, pegandole un poco más a mi y todo. Vamos. A él no le hizo especial gracia saber que si no bebia sangre podia morir, pero al fin y al cabo, si el no comia también podia morir, ¿no? Al oir su pregunta le miré sorprendido y sonreí un poco, inclinandome y rozando su tierno cuellito con mis colmillos - Sois realmente tentador, monsieur... Pero la verdad es que ahora estoy bien - contesté algo divertido de que el chico pretendiera dejarse morder tan tranquilamente - De todas formas no duele especialmente. Conocí a humanos años atrás a los que le excitaba, ¿sabeis? - añadí sonriendo burlón, sin apartarme de él - Aun así no debeis preocuparos, no tengo intención de morderos. A menos que querais, por supuesto. - dije entonces, mirando de nuevo su cuello con expresión algo hambrienta. Si, ya habia bebido sangre aquel dia, pero siempre se queria más.

por **Jean Louis Mercier** Sáb Ago 06, 2011 8:08 am

Bajé un poco la mirada, ya que me dio la sensación de uqe me estaba regañando, después de reírse. Me mordí el labio inferior y asentí con la cabeza.
- Yo… lo decía por vos, no me gustaría que le dejaran mal o algo así en los círculos sociales… si frecuenta alguno. – me encogí de hombros. – A mí la reputación me precede, supongo que tendré que vivir con ello siempre… así que me da igual… - cuando me pegó más a él le miré a los ojos, alzando un poco la cabeza. Ante mis curiosas preguntas no tardó en hacer el tonto y hacer el amago de tocarme con sus colmillos afilados en el cuello. Me quedé sin aliento durante unos segundos, mientras él añadía uqe yo era tentador pero que no le hacía falta beber sangre en aquel momento. Cerré los ojos unos instantes, dejando de caminar porque dijo que él había conocido humanos a los que les excitaba que les mordieran y chuparan su sangre. Apreté los labios, mirándole. Él sonrió, como si fuera una broma. Añadió que no iba a morderme a menos que yo quisiera. ¿Y yo quería? En realidad sí, tenía curiosidad por saber qué se sentía pero… tenía miedo de que no me dejara demasiado bien y acabara muriendo. Yo no quería morir. Su cara no me pasó inadvertida y por un momento me sentí excitado por que se le fuera la cabeza y lo hiciera, a pesar de que no sería conveniente allí en medio.

por **Adelbert Ducovich** Sáb Ago 06, 2011 8:27 am

Miré al chico con expresión algo amable cuando me explicó que lo decia por mi. Como si yo no pudiera ver aquello en su mente - Lo sé, monsieur, pero no debeis preocuparos. Poco me importa lo que un puñado de descerebrados piensen, la verdad - contesté, sonriendole y besando su pelo gentilmente - No debeis preocuparos por lo que piensen los demás de vos - añadí, acariciando su pelo nuevamente y riendo un poco cuando paró de andar al hacer yo el tonto, rozando un poco su cuello. No pude evitar escuchar lo que pensaba y le miré algo sorprendido y en parte, complacido porque le apeteciera que le mordiese. De alguna manera, a mi me excitaba morder a la gente, también. Alcé una ceja y le miré riendo entre dientes, rozando de nuevo su cuello y esforzandome un poco para no morderle - No me tentéis más, monsieur... - le pedí en un susurro, rozando su piel con mis dientes al hablar - Este no es el sitio, pero estaré realmente encantado de complaceros - añadí, rodeandole levemente con mis brazos y pegandole un poco a mi

por **Jean Louis Mercier** Dom Ago 07, 2011 6:12 am

Aguanté la manzana con las dos manos, asintiendo con la cabeza cuando repitió que no tenía porqué preocuparme. Con la mirada clavada en mi dulce fruta noté como me besaba el pelo y añadía, además, que no tenía que preocuparme de lo que los demás pensaran. Bueno, en mi trabajo tenía que dar buena impresión para atraer a los clientes así que... Quizás sí un poquito. Pero no dije nada porque no me apetecía llevarle la contraria. Suspiré suavemente y alcé la mirada hasta él, apoyando una mano en su pecho, porque estaba muy pegadito a mí. Ladeé un poco la cabeza, sin darme cuenta, dejando algo más de mi cuello, cubierto con el pañuelo que él me había regalado, al aire, para que él lo viera.
- Si... si os dejara, no me dejaríais morir, ¿verdad? - pregunté, con cierto tono preocupado por ello. Era lo que más me aterraba. Porque yo confiaba en su palabra y... si decía que eso era excitante ¿por qué no probar? Aunque como él decía, no era el sitio. Seguro que estábamos mucho más cómodos haciendo eso en una de las camas de el burdel o... incluso podría llevarme a su casa, estaría yo encantado de eso, aún no había visto en qué clase de lugar vivía un hombre como él.

por **Adelbert Ducovich** Dom Ago 07, 2011 6:22 am

Miré a Jean amablemente, viendo como parecia bastante animado con el tema. Le observé sin decir nada más de lo anterior y sonreí un poco cuando apoyó una de sus manos en mi pecho, sin importarme que así lo hiciera. Al oir su pregunta alcé las cejas - ¿Pero cómo os voy a dejar morir, monsieur? - pregunté como si le sola pregunta o insinuación fueran ridículas - Por supuesto que no os dejaria morir, hombre. ¿Por qué querría yo que murierais, eh? - añadí, sacudiendo la cabeza. No, claro que no le dejaria morir, era un chico encantador y no se lo merecía para nada. Aun así, su linea de pensamientos me hizo sonreir un poco, ya que al parecer sentía curiosidad por saber "cómo era". Le miré amablemente, sin separarme de él - Ya que parecéis curioso, os diré que vivo en una mansión a las afueras - le conté, sonriendo un poco y suspirando después - Podéis venir conmigo alguna vez, si queréis verla. Incluso de dia, aunque os advierto que de dia es una casa un poco oscura - dije, riendo levemente antes de poner una expresión algo más pícara, al darme cuenta de que parecia que le estaba invitando a tener sexo conmigo en mi casa

por **Jean Louis Mercier** Dom Ago 07, 2011 6:36 am

Mis palabras le parecieron exageradas y negó rotundamente que me dejase morir si yo permitía que me chupara la sangre. Claro, Adelbert podía ser muchas cosas pero yo nunca lo había considerado un asesino, por muy vampiro que fuera. Y seguro que me había tomado el cariño suficiente como para no permitir que me pasara nada durante un tiempo, hasta que se cansase de mí. Suspiré levemente y negué con la cabeza, apoyándome en él un poco. No dije nada más sobre aquello de "dejarme morir" porque había quedado más que claro que no iba a pasar. Sin embargo oyó mis pensamientos y respondió a mis cuestiones mentales a pesar de que no había dicho yo nada. Sonreí suavemente y volví a alzar la mirada hasta sus ojos.
- Me gustaría poder visitaros algún día en vuestra casa. - comenté yo, viendo luego su cara. Sonreí más ampliamente algo colorado, por la expresión que tenía. Como si hubiera dicho una guarrería o algo así. Bueno, que fuera tímido con él no significaba que no conociera la expresión de "vamos a follar hasta que escupas te llegue mi polla a la tráquea". Era un poco exagerado, pero en una linea general iban por ahí los tiros. Carraspeé un poco y me encogí, apartando la mirada de sus ojos, sin poder dejar de sonreír. Observé el carrusel que se movía en círculos, con musiquita, a no mucha distancia de allí. - ¿Podemos subir ahí? - pregunté, sin mirarle por si mi cara me delataba.

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