Recordando (Louis)

por Invitado Mar Ene 25, 2011 3:32 pm

Los corazones rotos dolían, ella lo sabía muy bien. ¿Qué mejor ejemplo que ver morir a un ser querido, y además, sin poder hacer nada por evitarlo? Por eso le gustaba el cementerio. Un lugar frío invierno y verano, donde se respiraba un aire pleno de ceniza reminiscente que transportaba los sueños más allá de lo inimaginable. Volar era su vida, pero en tierra también apreciaba los pequeños detalles. Por lo menos los que podía. Se sentía libre, y le gustaba esa soledad que la acompañaba a menudo.

Todos esos pensamientos arribaron a su cabeza cuando se fijó en una lápida nueva, por lo menos reciente, que portaba una cinta que decía aquello de “Tus seres queridos no te olvidan”. Ella nunca olvidaría a su madre. Pero tampoco al bastardo desgraciado que le hizo lo que le hizo. Sentía que se le revolvían las entrañas cada vez que transportaba aquella imagen a su mente.

Una pequeña lágrima brotó de sus ojos y sonrió al mismo tiempo cuando una ráfaga de fresco aire invadió suavemente el lugar y penetró en sus pulmones, llenándola, haciéndola sentir bien. Cuanto hubiera deseado poder volar en aquel momento, pero era de día, y un lugar no concurrido pero sí visitado, y en cualquier momento podría entrar alguien y descubrirla. Silvia no quería que nadie lo supiera. Por lo menos nadie desconocido…

Caminaba lentamente, dejando que el sonido de la nada respondiera a sus pasos. Sacó una mano de uno de los bolsillos del abrigo y se apartó de la cara un mechón que había quedado descolocado tras la ráfaga. Sonrió al notar su fría mano sobre su piel, porque le recordaba a cuando se bañaba con agua fría. Pensó en que nunca había estado fuera de su casa. Nunca, para nada. Y ahora sin embargo, ya llevaba fuera más de cuatro años, y además, viviendo sola, sin nadie más. No sabía si felicitarse o echarse a llorar, de modo que solamente sonrió de nuevo, mientras su mirada se perdía en el incierto fin del blanco y encapotado cielo.

por **Louis J. Bouquet** Mar Ene 25, 2011 5:05 pm

Volvía a estar allí, en verdad, aquello era un hobby poco ortodoxo, pero no me avergonzaba hacerlo. Más, en esta ocasión, no me hallaba limpiando las lápidas. no, simplemente, me hallaba caminando con las manos en los bolsillo, maldiciendo por lo bajo el hecho de no haber tomado mi abrigo.
Era temprano, si, pero también era invierno y el astro rey no me consentiría toda su fuerza.

En esa hora del día, había más personas, pocas, pero al final, muchas más que la que se encontraban al atardecer. Sentía mis manos ligeramente entumidas, suerte que no me enfermara. Esas eran algunas ventajas que siempre había apreciado.

Me apoye en uno de esos arboles viejos que había, aspirando profundamente. El olor a olvido era muy fuerte. Yo no tenía a nadie quien llorar allí. No precisaba hacerlo, en realidad, para mi, tanto este lugar, como una banca en un parque, o un oscuro callejón, eran ideales para llorar a quienes nunca se irían de mi corazón.

Miré una de las tumbas, que mostraba un ramo de pequeñas florecillas violetas, dejadas alli, no hace mucho, por el estado en el que estas estaban. ¿Cuando yo muriese, alguien dejaría algo así para mi?

Un nudo se formó en mi garganta, preferí no seguir con aquellos pensamientos. Pasee la vista por el lugar, ya que mis oídos captaron pasos no muy lejos. Una chica con una impresionante cabellera negra.
Una que no hacía más que hacer más profunda en aura de tristeza que le rodeaba.
Podría estar equivocándome, claro esta, pero ese sentimiento de fatalidad, era parte de mi.

Con los brazos en el pecho, quieto y atento, no dejé de observarle.

por Invitado Sáb Ene 29, 2011 4:09 am

Pareciese que el tiempo no avanzara para ella. Se sentía tan bien dentro de aquel lugar, que decidió que aquella noche dormiría entre lápidas. A fin de cuentas, no creía probable que alguien saliera de debajo de tierra para llevarla consigo. Cerró los ojos momentáneamente, sintiendo una nueva caricia del viento que ondeaba sus cabellos en una sensual danza. Al abrirlos, detuvo su paso. ¿Era una figura erguida y cruzada de brazos lo que divisaba a lo lejos? Su mirada se entornó queriendo escrutar al nuevo visitante de póstumos recuerdos, y no se movió del lugar en el que se había plantado como una robusto árbol. Lo que sí hizo fue ladear la cabeza, ya por inercia de querer otra perspectiva de aquella figurita.

La solitaria cambiaformas cerró los ojos y bajó la mirada hacia el suelo, dispuesta a seguir caminando entre piedras, llantos, recuerdos y tranquilidad. Total, podía ser alguien que viniera a traer flores o a rezar, no se preocupó. Se dio la vuelta y continuó su caminar por el silencioso lugar, recorriendo con sus ojos cada pedazo de tierra que aparecía ante ellos. Y no se cansaría nunca de observar aquel lugar destinado a la paz.

Cuando hubo llegado detrás de un árbol, se sorprendió al ver una copo de nieve que caía sobre su hombro y miró al cielo. Sí, estaba nevando. Suavemente. Silvia sonrió y se apoyó de espaldas en ese fuerte tronco frío y vivo, esperando ver más copos caer desde el cielo.

por **Louis J. Bouquet** Jue Mar 24, 2011 11:29 am

Aquella mujer parecía que se habia percatado de su presencia. Pero no hizo nada por acercarse o algo asi. Como si lo ignorara. Simplemente se habia seguido moviendo hasta llegar a un arbol.
¿Le molestaria mi presencia alli? Temería? no no parecía ser de ese tipo de personas. En sus rasgos se adivinaba la fuerza que tenia. Una cosa de la que yo carecia en demasía.
Y que en cierta forma buscaba compensar con mi forma de ser dulce y de romántico soñador. Aquel minino al que sus amos mimaban y protegían.

Quité una de las hojas secas sobre una lapida con mi mano, estaba todo humedo y frio. Estar alli, no me afectaba la mayoria de las veces, pero, no era lo mismo cuando era invierno.
No era igual, cuando los pequeños copos impolutos, empezaban a caer con suavidad.

"Los árboles muertos resquebrajan el cielo,
Y por las grietas los copos de nieve caen oscilando.
Su camino es incierto,
Abro las palmas de mis manos y te espero.
Mi voz exhala… solamente un suspiro blanco.
En medio de esta nieve que cae,
Mi visión se desvanece."

Las recordaba a ellas, la que me dio la vida, y la mujer que robo mi corazón. Y que, aún, si era sincero, no olvidaba, y siempre llevaría en mi corazón. Nunca se puede olvidar un amor tan puro.

Suspire, atrapando los copos que caian sobre mis manos abiertas, y caminé hasta ella. Me quité el largo abrigo. Ella podría estar ignorandome, pero eso no quitaba que yo fuera un buen chico. Le extendí la prenda
-Tomé, podría darle frio. Y si resfría... no es bueno enfermarse.

por Invitado Jue Mar 31, 2011 10:34 am

Mientras poco a poco sus cabellos se iban tiñendo de blanco, una sonrisa se le escapó de sus labios al sentir un escalofrío que la transportó de nuevo hasta el pensamiento de saber que estaba en aquel lugar tan hermoso. No obstante, ese hechizo de sensaciones se vio interrumpido por un sonido que pareció ser una voz, una voz que le había hecho abrir los ojos en demasía y buscarla con una mirada abierta y penetrante fijamente. Al principio no sabía de qué se trataba, pero en cuanto lo escuchó y observó al muchacho y el abrigo, se calmó un poco - No, gracias. Estoy bien - dijo con sus manos aún en sus bolsillos, intentando que esa sonrisa no se borrara de su blanco rostro.
Era una cambiaformas, y por lo tanto, no enfermaba. Aún así, debería tratar de hacerlo lo más creíble posible - ¿Viene a ver a alguien? - preguntó, haciendo un gesto con la cabeza y señalando las tumbas que se erguían frente a ellos, cambiando del tema para no regresar al primero.

por **Louis J. Bouquet** Lun Abr 18, 2011 10:03 am

Temí hacer gala de mi sorprende idiotez, cuando pareció ¿sorprenderse? No me gustaba interrumpir asi, pero… la impulsividad tambien era parte de mis caracteristicas. Me quedé quieto, aguardando. Lo segundos se hacia extensos, pero al final, escuché su voz, y dejé escapar un suspiro relajado. Tenia una sonrisa sutil, pero declinaba su ofrecimiento
-Esta segura? En verdad… bueno, si más adelante… No dude…- doblé el abrigo sobre mi brazo. Negué suavemente ante su pregunta. Mientras los copos seguían sobre nosotros. Era… tan confortable. Como un abrazo frio, pero al mismo tiempo vibrante. Como si sus dedos volvieran a rozar mi mejilla. Pase saliva con dificultad, y la sonrisa que se habia formado en mis labios, tembló un poco, pero intente que la voz saliera firme y casual
-En realidad…. No. No soy nativo de esta ciudad, por lo que en este cementerio, no tengo muertos que visitar. -Esperé que no sonora raro aquello que le confesaba. ¿Podria pensar que era uno de esos brujos oscuros como aquel que conocí en casa de mi amo y que, a pesar de ello, no era una mala persona? Ella olía como él….
¿Seria? Me pasé una mano por la nuca, y algunos de esos pequeños copos, se prendieron a las mangas amplias de la camisa
Pero… me gusta estar en estos lugares, hay tantos seres anonimos… y algunas de las tumbas, son.. intrigantes, hermosas. Me relaja su silencio…

por Invitado Mar Abr 19, 2011 6:13 am

Suerte que el abrigo tenía bolsillos. Ni sabía por qué le había hablado con tanta naturalidad. Supuso que era porque nevando y relajada podía aguantar más su timidez. Pero de pronto dejó de nevar, y unos muy leves rayos de sol se instalaron en el lugar. Entonces su respiración se aceleró un poco y comenzó a alejarse, lentamente, mirándolo con los ojos muy abiertos mientras él hablaba. Ella escuchaba, pero nada más. Caminaba hacia atrás, alejándose, interponiendo distancia entre ellos, asustándose - Ah… Pu… Eh… - susurraba mientras se alejaba, cada vez más rápidamente, hasta que se dio la vuelta y salió corriendo.

por **Louis J. Bouquet** Mar Abr 26, 2011 12:00 pm

Vaya clima más cambiante, hasta parecía una especie de ilusión. ¿No estaría dormido? El sol arrancaba destellos a las ramas cubiertas de nieve, de manera tan graciosa que eran sin dudad todo un verdadero deleite, sin importar la sencillez o naturalidad de lo ocurrido. La miré con el semblante relajado, demasiado transparente, quizás. Mi cabeza se ladeo de manera involuntaria y la notpe diferente. Aún más que el mismo entorno.
Su cuerpo se alejaba del mio, y son comerlo ni beberlo, se fue alejando. No comprendí el por qué de su acción, pero me dejó una sensación de desasosiego enorme, no sabiendo que hacer o pensar. ¿Le habia dicho algo malo? Bajé la mirada, me encogí de hombros y me senté al pie de aquel árbol, mirando a la nada
-Hay que ver… se me escapo aquello, seguido de un suspiro profundo

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