AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una semana recordando... (PRIVADO)
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Una semana recordando... (PRIVADO)
En la noche clara rodeada de estrellas, soplando el viento fresco desde el este, entre las estatuas mudas, vigilantes protectoras de granito sobre lapidas inscritas, el murmullo de las hojas cuando el viento sobre ellas pasa engalona la noche de susurros sin voces claras.
El cementerio es igual de mudo que sus vigilantes, pero testigos sin dudas, de las visitas que durante más de cien años por las mismas fechas, la omnibulada figura que cruza por sus jardines ha venido a hacer. Manteniendo vivo el recuerdo en su mente, de tan aciagos días, cumple a rajatabla la palabra dada de no olvidar jamas a quien fue y sera, la única mujer que lleno su vida de alegrías. Su mundo es vació sin ella, y aunque por siempre aprecien en el, sus formas alegres, sensuales y amables, solo quien acierte en su presencia, a tener la percepción empatica de conocer a las criaturas de dios, atisba lo suficiente del Duque, para saberle la mas desdichada de todas ellas.... y lo demás, es fachada. Elaborada y trabajada, perfección de siglos de levantar ante el mismo un muro de indiferencia que coarte los sentimientos de amor y pasión hacia otra fémina.
Reposa la mano desnuda suavemente sobre la lapida que reza. "Aquí yace mi luna, ahora me observa desde el firmamento" No existe nombre gravado, ni fecha de nacimiento o muerte. Sobre la piedra reposa un ángel bello, de alas desplegadas y mirada de querubín. Un infante como los que ella gustaba de guardar y cuidar, añoraranzas de una maternidad jamas tenida, pues él, la atrajo a su lado mucho antes de ello.
- Hoy es 23, mi amor. Primer día, de nuestra trágica semana - hablo despacio, cerrados los ojos. Emulando en su mente un rostro que jamas olvida. Su fresca sonrisa, de ojos serenos. Su melena castaña en torno a su rostro, dándole aquel aspecto fiero y decidido donde una vez entre bromas, si la comparase a la leona, que por sus sangre corría. Su piel bronceada por el sol español, que tan buenos colores le otorgaran en su cuerpo, exótica así era.
Abrió los ojos y suspiro, retirando la mano de la fría lapida. - Este año, le pedí a mi buen amigo Sebastián, que escribiera unas lineas, por nosotros - sonrió trémulamente, extrayendo de su chaqueta un sobre sin cerrar - Dice... - toma aliento - Lo ha escrito en formato de canción, pero yo, ya sabes, no se cantar. Te la leeré... -
El viento arrastra el sobre, al caer vacio sobre la hierba, arrastrado lejos del escenario donde el Duque envuelve con amor las palabras lo mas dulcemente que puede expresar dada la tristeza de su alma.
"Quiero creer que existe un lugar
donde podamos recordar
tiempos pasados
tiempos mejores
entre tu y yo.
Quiero creer que visite
los mares de la Luna
quiero creer que junto a ti
vi pasar una estrella fugaz.
Quiero creer que recordaremos
nuestro paseo por las dunas
con la arena del tiempo
corriendo feliz
entre nuestros dedos.
Se a cierta fe
que nuestro amor
el tiempo no marchita
Se a cierta fe
que junto a ti
mi vida es infinita
Se a cierta fe
que mientras estés junto a mi
el sol no me detendrá"
Lo había intentado, entonarlo con la mayor viveza posible, sin embargo cada una de las letras, aunque hermosas en el detalle del escritor, no dejaban de ser una daga clavada en el corazón del anciano vampiro. ¿Que sentido guarda la alegría de aquella canción? La soledad era su fría compañera ahora.
Oh, desde luego mujeres que habían luchado por rellenar ese puesto, las hubo. Incluso se permitio recordar vagamente a quien como el, en el pasado, igual de herido, lo obtuviese durante un tiempo. Dos animales heridos en busca de consuelo que se encontraron en sus momentos de mayor flaqueza. Un vampiro que había perdido su compañera, una vampiresa que había perdido a su compañero. Presas fáciles el uno del otro, ansiosos por rellenar un hueco, que torpemente consiguieron...
Domingo aparto aquellos recuerdos insanos de su mente con un aleteo de la mano por encima de su rostro. Plegó la carta, y postrando una rodilla a tierra, la encajo junto al ramo de flores que había estado sosteniendo contra si, todo este tiempo, en la otra mano. Volvió a acariciar la piedra fría, dulcemente antes de levantarse, dejando allí su regalo, con la mirada algo perdida en el infinito de su paisaje, por encima del tiempo, donde no existían estrellas y las nubes irian corriendo a dejar paso al alzamiento del sol.
Pero hasta que estos primeros albores le hicieron levantar la cabeza y suspirar profundamente, donde tuviera que apretar la mandíbula al verse separado, vencido ante un enemigo contra el que nada podía. Hasta entonces seguiría fielmente a su lado.- Siempre aquí... Paulette - susurro al viento, cuando este le envolvió con su abrazo, en la noche cubierta de estrellas
El cementerio es igual de mudo que sus vigilantes, pero testigos sin dudas, de las visitas que durante más de cien años por las mismas fechas, la omnibulada figura que cruza por sus jardines ha venido a hacer. Manteniendo vivo el recuerdo en su mente, de tan aciagos días, cumple a rajatabla la palabra dada de no olvidar jamas a quien fue y sera, la única mujer que lleno su vida de alegrías. Su mundo es vació sin ella, y aunque por siempre aprecien en el, sus formas alegres, sensuales y amables, solo quien acierte en su presencia, a tener la percepción empatica de conocer a las criaturas de dios, atisba lo suficiente del Duque, para saberle la mas desdichada de todas ellas.... y lo demás, es fachada. Elaborada y trabajada, perfección de siglos de levantar ante el mismo un muro de indiferencia que coarte los sentimientos de amor y pasión hacia otra fémina.
Reposa la mano desnuda suavemente sobre la lapida que reza. "Aquí yace mi luna, ahora me observa desde el firmamento" No existe nombre gravado, ni fecha de nacimiento o muerte. Sobre la piedra reposa un ángel bello, de alas desplegadas y mirada de querubín. Un infante como los que ella gustaba de guardar y cuidar, añoraranzas de una maternidad jamas tenida, pues él, la atrajo a su lado mucho antes de ello.
- Hoy es 23, mi amor. Primer día, de nuestra trágica semana - hablo despacio, cerrados los ojos. Emulando en su mente un rostro que jamas olvida. Su fresca sonrisa, de ojos serenos. Su melena castaña en torno a su rostro, dándole aquel aspecto fiero y decidido donde una vez entre bromas, si la comparase a la leona, que por sus sangre corría. Su piel bronceada por el sol español, que tan buenos colores le otorgaran en su cuerpo, exótica así era.
Abrió los ojos y suspiro, retirando la mano de la fría lapida. - Este año, le pedí a mi buen amigo Sebastián, que escribiera unas lineas, por nosotros - sonrió trémulamente, extrayendo de su chaqueta un sobre sin cerrar - Dice... - toma aliento - Lo ha escrito en formato de canción, pero yo, ya sabes, no se cantar. Te la leeré... -
El viento arrastra el sobre, al caer vacio sobre la hierba, arrastrado lejos del escenario donde el Duque envuelve con amor las palabras lo mas dulcemente que puede expresar dada la tristeza de su alma.
"Quiero creer que existe un lugar
donde podamos recordar
tiempos pasados
tiempos mejores
entre tu y yo.
Quiero creer que visite
los mares de la Luna
quiero creer que junto a ti
vi pasar una estrella fugaz.
Quiero creer que recordaremos
nuestro paseo por las dunas
con la arena del tiempo
corriendo feliz
entre nuestros dedos.
Se a cierta fe
que nuestro amor
el tiempo no marchita
Se a cierta fe
que junto a ti
mi vida es infinita
Se a cierta fe
que mientras estés junto a mi
el sol no me detendrá"
Lo había intentado, entonarlo con la mayor viveza posible, sin embargo cada una de las letras, aunque hermosas en el detalle del escritor, no dejaban de ser una daga clavada en el corazón del anciano vampiro. ¿Que sentido guarda la alegría de aquella canción? La soledad era su fría compañera ahora.
Oh, desde luego mujeres que habían luchado por rellenar ese puesto, las hubo. Incluso se permitio recordar vagamente a quien como el, en el pasado, igual de herido, lo obtuviese durante un tiempo. Dos animales heridos en busca de consuelo que se encontraron en sus momentos de mayor flaqueza. Un vampiro que había perdido su compañera, una vampiresa que había perdido a su compañero. Presas fáciles el uno del otro, ansiosos por rellenar un hueco, que torpemente consiguieron...
Domingo aparto aquellos recuerdos insanos de su mente con un aleteo de la mano por encima de su rostro. Plegó la carta, y postrando una rodilla a tierra, la encajo junto al ramo de flores que había estado sosteniendo contra si, todo este tiempo, en la otra mano. Volvió a acariciar la piedra fría, dulcemente antes de levantarse, dejando allí su regalo, con la mirada algo perdida en el infinito de su paisaje, por encima del tiempo, donde no existían estrellas y las nubes irian corriendo a dejar paso al alzamiento del sol.
Pero hasta que estos primeros albores le hicieron levantar la cabeza y suspirar profundamente, donde tuviera que apretar la mandíbula al verse separado, vencido ante un enemigo contra el que nada podía. Hasta entonces seguiría fielmente a su lado.- Siempre aquí... Paulette - susurro al viento, cuando este le envolvió con su abrazo, en la noche cubierta de estrellas
Domingo de la Vega- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 21/08/2011
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Re: Una semana recordando... (PRIVADO)
"Y vi que tu mirada me corta la respiración...Te quedas con mi alma y mi corazón...Pierdo el control. Toca mi mejilla rosada y me lleva a un hermoso jardín...Toma un beso, toma mis manos, recorriendo con su mirada todo mi cuerpo, desvistiéndome con ellos...Siento sus caricias, y me dejó llevar, su cuerpo desnudo al mío, empiezo a llorar...Una hermosa sensación, me siento amada y deseada. Su boca se abre y besa mi cálido cuello, sintiendo mis latidos. Sí lo hubiera sabido, si lo hubiera detenido esto no me habría pasado...Muerde...siento unos filos fríos a tormentosos que se incrustan en mi cuello. Gritó y me desespero, la cabeza me da vuelta, las hojas de los árboles giran no dejan de girar, teniendo las pupilas por completo abiertas giran a mi alrededor. Mi cuerpo está siendo destruido por dentro, los pulmones se colapsan la sangre se seca por dentro...Mis labios empapados de una nueva sustancia, un líquido rojo y delicioso, gotas caen en mi lengua...Un susurro –Ahora eres como yo – la oscuridad invade la vista, cierro los ojos…olvido todo"
Un golpe, alguien azota la puerta, no veo nada, mis ojos no se abren, mis manos "¿Por qué me siento inmóvil?" Las muñecas elevadas teniéndolas amarradas, los tobillos también. Algo camina por mi pierna izquierda. Abro los ojos con tan rápidos, mis pupilas se dilatan por la falta de luz, estoy en una cárcel "¿Pero porque? Quien me ha traído lo último que recuerdo es"… Una imagen, la sangre de una niña, mi ropa sucia, una mujer gritando y alguien me golpea por detrás, las luces se apagan. – ¡Demonios!- exclamo con rabia, mi debilidad por los sentimientos ajenos me expusieron y no sentí cuando alguien se coloco justo atrás de mi para noquearme. Por culpa de esa mucama, estoy encerrada en cuatro paredes -Y bien en donde estoy, mmm el lugar parece más un calabozo medieval que una cárcel ¿Quién me habrá traído? Pues los malditos policías, esos que no tienen en nada mejor que hacer, habiendo tanta delincuencia en otros lugares- chasqueó los labios y río con sarcasmo, observo el lugar, una rata se había pasado el tiempo caminando por mi pierna, le pateo. Separo ambas piernas para destruir las cadenas de los tobillos, ahora solo falta las manos, cosa fácil, hago presión en los bíceps, acercando ambas manos hasta el pecho, rompo esas cadenas sin esfuerzo. El vestido destrozado, "que lástima no lo disfrute como deseaba".
Camino recorriendo el lugar, bueno no era nada diferente después de todo si era una cárcel, con una cama vacía, piedras en las paredes, telarañas, una ventanilla arriba con barrotes, me coloco de puntillas arriba de esa cama y desde ahí se ve las calles de prostitutas y viejos libidinosos. Tomo uno de los barrotes y los desprende, haciendo este procedimiento con los otros, logrando escapar, mis zapatillo se perdieron o no sé quien los tomo prestados, cruzando la calle pavimentada de estiércol de los caballos y de charcos de lluvia me coloco en frente de una de esas mujeres de la vida galante “Tal vez alguna sea comestible” o bien tomare sus ropajes – Vaya manía la de querer robar a los demás – una mujer anciana con la nariz puntiaguda y una cicatriz en el ojo izquierdo la cual por cierto ya no le servía para ver tomo de brazo “¿Y esta que quiere de mi?” una triste pordiosera, estaba en peores condiciones que las mías.
Su olor sin embargo era diferente, una sensación maternal cálida, aunque su aspecto era la de una bruja o gitana, algo en ella era por completo diferente. Me sonríe y me aleja de aquel lugar, como si de una madre que protege de su hija se tratase. –Mujer, ¿qué quieres de mi?- soltándome con delicadeza de su vieja mano, me adelanto para estar enfrente de ella y la miro, sin pestañear, tratando de recordar su rostro pero nada, mi pésima memoria no me ayuda a recordar nada.
-He aquí una hija de la noche, una dócil pero incomprendida humana o al menos lo eras cuando él se acerco a ti, cuando… - es interrumpida por un desabrido y corpulento hombre – ¡Oye lárgate de aquí. Otra vez por estos rumbos ya te dije que es mi zona y que no debes de estar aquí vieja loca!- le miró con fuerza tomo la muñeca de ese sujeto y se la quiebro –No debes de tratarlos así, los ancianos merecen respeto- con furia en los ojos, y la cejas fruncidas, odiaba el mal trato que algunos hombres le hacen a las mujeres o a niños indefensos, aquel hombre llora como marica, peor que un perro que no le alimentan. Le dejó pero cuando volteo a verla ya no está. Creo que si era una bruja después de todo, río para mis adentro, sin embargo me ha dejado muy confundida.
Dejo llorando ese pobre diablo y camino de nuevo hasta la posada, mis armas eran lo único que me motivaron a volver ahí. Camino a paso ligero, volteo por última vez ese callejón donde estaba la anciana. ¿Eso tendría que ver con lo que soñé cuando estaba encerrada? giro la cabeza en negación. Mi mente ya no se concentraba en mis armas, o en mi enemigo o que alguien me descubriera, mucho menos en haber pisado la cárcel. Mis pensamientos estaban en ella y en aquel extraño sueño, mi posible transformación. Al haber perdido la memoria me era por completo imposible saber a quién se refería.
Llego a la entrada principal de un cementerio, habiendo tanto lugares donde me pueda ocultar un monaterio, una cueva, cualquier lugar...sólo que algo me indujó a llegar hasta ahí, el viento frío mueve las hojas de los árboles...me adentro pero se que no estoy sola. La presencia de alguien más, le miró queriendo evitar aquel hombre...no estaba en condiciones para estar a la defensiva, además él parecía cansado. Por alguna extraña razón, me sentía débil e indefensa “Piensa, piensa ¿que hago, evitarlo o enfrentarlo?” giro mi cabeza para ver al sol "Falta poco, sólo unas horas", si no me mata él, lo hará el sol. Suspiro trato de tranquilizarme, puedo morir, acepto esa decisión como he aceptado beber la sangre aún en contra de mi voluntad. Un Ese espectro un vampiro puedo sentir. Mayor que yo eso es seguro.
Un golpe, alguien azota la puerta, no veo nada, mis ojos no se abren, mis manos "¿Por qué me siento inmóvil?" Las muñecas elevadas teniéndolas amarradas, los tobillos también. Algo camina por mi pierna izquierda. Abro los ojos con tan rápidos, mis pupilas se dilatan por la falta de luz, estoy en una cárcel "¿Pero porque? Quien me ha traído lo último que recuerdo es"… Una imagen, la sangre de una niña, mi ropa sucia, una mujer gritando y alguien me golpea por detrás, las luces se apagan. – ¡Demonios!- exclamo con rabia, mi debilidad por los sentimientos ajenos me expusieron y no sentí cuando alguien se coloco justo atrás de mi para noquearme. Por culpa de esa mucama, estoy encerrada en cuatro paredes -Y bien en donde estoy, mmm el lugar parece más un calabozo medieval que una cárcel ¿Quién me habrá traído? Pues los malditos policías, esos que no tienen en nada mejor que hacer, habiendo tanta delincuencia en otros lugares- chasqueó los labios y río con sarcasmo, observo el lugar, una rata se había pasado el tiempo caminando por mi pierna, le pateo. Separo ambas piernas para destruir las cadenas de los tobillos, ahora solo falta las manos, cosa fácil, hago presión en los bíceps, acercando ambas manos hasta el pecho, rompo esas cadenas sin esfuerzo. El vestido destrozado, "que lástima no lo disfrute como deseaba".
Camino recorriendo el lugar, bueno no era nada diferente después de todo si era una cárcel, con una cama vacía, piedras en las paredes, telarañas, una ventanilla arriba con barrotes, me coloco de puntillas arriba de esa cama y desde ahí se ve las calles de prostitutas y viejos libidinosos. Tomo uno de los barrotes y los desprende, haciendo este procedimiento con los otros, logrando escapar, mis zapatillo se perdieron o no sé quien los tomo prestados, cruzando la calle pavimentada de estiércol de los caballos y de charcos de lluvia me coloco en frente de una de esas mujeres de la vida galante “Tal vez alguna sea comestible” o bien tomare sus ropajes – Vaya manía la de querer robar a los demás – una mujer anciana con la nariz puntiaguda y una cicatriz en el ojo izquierdo la cual por cierto ya no le servía para ver tomo de brazo “¿Y esta que quiere de mi?” una triste pordiosera, estaba en peores condiciones que las mías.
Su olor sin embargo era diferente, una sensación maternal cálida, aunque su aspecto era la de una bruja o gitana, algo en ella era por completo diferente. Me sonríe y me aleja de aquel lugar, como si de una madre que protege de su hija se tratase. –Mujer, ¿qué quieres de mi?- soltándome con delicadeza de su vieja mano, me adelanto para estar enfrente de ella y la miro, sin pestañear, tratando de recordar su rostro pero nada, mi pésima memoria no me ayuda a recordar nada.
-He aquí una hija de la noche, una dócil pero incomprendida humana o al menos lo eras cuando él se acerco a ti, cuando… - es interrumpida por un desabrido y corpulento hombre – ¡Oye lárgate de aquí. Otra vez por estos rumbos ya te dije que es mi zona y que no debes de estar aquí vieja loca!- le miró con fuerza tomo la muñeca de ese sujeto y se la quiebro –No debes de tratarlos así, los ancianos merecen respeto- con furia en los ojos, y la cejas fruncidas, odiaba el mal trato que algunos hombres le hacen a las mujeres o a niños indefensos, aquel hombre llora como marica, peor que un perro que no le alimentan. Le dejó pero cuando volteo a verla ya no está. Creo que si era una bruja después de todo, río para mis adentro, sin embargo me ha dejado muy confundida.
Dejo llorando ese pobre diablo y camino de nuevo hasta la posada, mis armas eran lo único que me motivaron a volver ahí. Camino a paso ligero, volteo por última vez ese callejón donde estaba la anciana. ¿Eso tendría que ver con lo que soñé cuando estaba encerrada? giro la cabeza en negación. Mi mente ya no se concentraba en mis armas, o en mi enemigo o que alguien me descubriera, mucho menos en haber pisado la cárcel. Mis pensamientos estaban en ella y en aquel extraño sueño, mi posible transformación. Al haber perdido la memoria me era por completo imposible saber a quién se refería.
Llego a la entrada principal de un cementerio, habiendo tanto lugares donde me pueda ocultar un monaterio, una cueva, cualquier lugar...sólo que algo me indujó a llegar hasta ahí, el viento frío mueve las hojas de los árboles...me adentro pero se que no estoy sola. La presencia de alguien más, le miró queriendo evitar aquel hombre...no estaba en condiciones para estar a la defensiva, además él parecía cansado. Por alguna extraña razón, me sentía débil e indefensa “Piensa, piensa ¿que hago, evitarlo o enfrentarlo?” giro mi cabeza para ver al sol "Falta poco, sólo unas horas", si no me mata él, lo hará el sol. Suspiro trato de tranquilizarme, puedo morir, acepto esa decisión como he aceptado beber la sangre aún en contra de mi voluntad. Un Ese espectro un vampiro puedo sentir. Mayor que yo eso es seguro.
Dulbella Devourer- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 13/08/2011
Localización : En algún lugar de Europa
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Re: Una semana recordando... (PRIVADO)
Tiempo, enemigo eres de la razón, que das a los hombres alas para volar y le arrebatas por igual sus pasiones. Al menos el tiempo transcurre despacio para quienes observar, para quienes se pierden en la memoria del pasado, donde los seres queridos viven por siempre y son felices de la mano de quienes les recuerdan.
- Siempre aquí... Paulette - el viento arrastro sus ultimas palabras, como hojas quebradas por el suelo. A su alrededor el campo santo luce entre sombras y estrellas su mejor rostro a los ojos no extraños de cuidadores y sepultureros, de visitantes pasajeros del recuerdo de un amor nunca incierto. Madres, padres, hijos, hermanos y hermanas, incluso algún fiel amigo, todos tienen su lugar aquí.
Desde su lugar, puede escuchar el fru-fru de la ropa de cuero, su cochero palidece un tanto con el frescor del otoño entrante en la calesilla de su carruaje. Siente como aprieta sus manos contra el abrigo, frotándose en busca del regio calor que le permita soportar unas horas mas sin quejarse.
Domingo se lo agradece en silencio, cuesta encontrar buen servicio en esos años, lejos quedan los días donde hombres y mujeres rechinan los dientes por un mejor trato, allá donde el mendrugo de pan no saciaba el estomago hambriento, el noble era oscuro señor de las dificultades del pobre y este ultimo solo venia a gritar con mente y cuerpo una palabra que heló la sangre en todo un reino... Revolución.
- Aun me acuerdo... - desliza las manos sobre la tapa de mármol, en su mente esta acariciando sus cabellos, uno a uno, entrelazando los dedos sobre aquella melena rebelde que como Paul tanto escondía y como Paulette, siempre entre risas, él siempre escuchaba. ¡No te rías, este maldito pelo cuesta mucho de peinar!
Y que guapa quedaba cuando conseguía doblegarlo, amoldándolo a su figura esbelta... hasta que a la caída de las sombras, volvía a encresparsele, rebelde a las formas. Entonces el solía decir - Mi amor, ¿deberia haber esperado a cortártelo antes de convertirte? - lo recordó en voz alta, retirando la mano - Ya dejalo y huyamos, la guillotina es una peluquera certera, pero no de mi gusto - una broma de aquellos días, sin maldad, ocurrida a la razón de sus huidas.
Corriendo entre callejones como vulgares revolucionarios, maltrechas sus ropas, sucias, pobres y prendidas de fango las botas. Dos hombres, ¡ja!. Paul y Domingo, el primero con un pelo mas revolucionario que el propio pueblo, chivato indecoroso que anunciaba que aquel joven que se encontraba junto a Domingo, bien podía ser lo que era, una mujer... Su primera batalla real en la que no vencieron ni el uno, ni el otro, ¿como iban a poder vencer a todo un reino, a todo un pueblo?.
- Si... nos calzamos nuestras peores prendas y las estropeamos aun más, alteramos alguna mente que otra - sonrió - tu, con el dinero escondido en las enaguas de aquellos dos vestidos, que yo portaba en el saco de viaje...
Domingo suspiro hondo cuando el viento cambio, cuando la joven vampiresa llegó cerca de el. Le arrebataba de sus recuerdos, con aquellos fuertes pensamientos suyos. Confusión y miedo, eran las cadenas de la joven, no eran muy diferentes a los que podían pasar por el.
- Solo quiero estar en paz, con los recuerdos de mi amada - murmuro hacia la vampiresa entornando su mirada despacio, desde la lapida hacia ella. Tristeza eran sus ojos, dulce recuerdo de vida perdida - Mi carruaje esta hay atrás, preparado contra el sol. Venid a mi lado, como si fuéramos viejos amigos, apoyadme y os dejare resguardaros de nuestro mas letal enemigo -
Realmente si... si no hubiera estado tan débil por sus recuerdos, no se hubiera atrevido a abrirse tanto y de que forma, sobre una desconocida. Aquellos eran malos días, para ser el mismo.
Domingo de la Vega- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 21/08/2011
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Re: Una semana recordando... (PRIVADO)
Los no muertos...los Vampiros poseen almas,
sólo que ha diferencia de un mortal nosotros no podemos ser
vistos en el día. Es por eso que ocultamos nuestra identidad entre
las sombras...y sólo la luz de la Luna muestra el verdadero ser que llevamos dentro.
Era tiempo, los primeros rayos del sol llegaban hasta la copa de los enormes árboles los cuáles el color de las hojas se les notaba un verde oliva, las nubes parecían ser dibujadas con acuarelas, estaban trazadas de tal manera que parecían delineadas por el mismo dedo de Dios...Un color naranja combinado con brillos amarillos, y una fina línea azul que dan signo de que será un día soleado. Un amanecer esplendoroso para los humanos pero para un nocturno significa la muerte segura. Lentamente todo lo veía, sólo esperaba el momento preciso para que la luz me tocará... Aquel hombre nota mi presencia, hundido en sus recuerdos. Su mirada perdida denotaba la tristeza, con esos ojos que le hacen ver que aún posee un alma, una parte de humanidad que no muchos de nosotros hemos perdido al vernos como moustros. No muy lejos estamos de ser visto como humanos, al final todo hijo de la noche ha nacido como uno, eso me hacen pensar en que también podemos estar solos si es que así lo deseamos, si es que así lo aceptamos, pero no siempre lo estaremos, habrá alguien aunque solo sea una persona que esta en el pensamiento del otro individuo. Y así, el amar y ser amado es lo que nos sigue viendo como humanos y no como salvajes en busca de sangre.
Titubeó al querer contestarle, sus palabras apenas son escuchadas por mi “Solo quiere estar con su amada…amar” que sentimiento tan complicado, no muchos puede decir “Yo he amado, yo soy amado, o yo fui amado”.
Respondo a su ayuda con una voz sosegada –Señor…he de confiar en usted, no necesitare de leer tu mente, con su mirada me basta, pero sé que para ayudarme no se negaría...Pues algo en usted dice que no me atacará- una cálida pero simple sonrisa se muestra en mi pálido rostro. Escuchó su propuesta, me dejo guiar, camino atrás de él sin perder de vista el peor de los enemigos, el sol, con pasos rápidos avanzamos, uno de los rayos sale en dirección de donde estaba, antes de llegar, poso mi mano en la puertecilla del carruaje, ahí es donde siento el tacto del fuego que penetra una parte de mi mano, creo una contorsión en mi rostro frutó del dolor.
Entró al oscuro carruaje "Ideal para mi" fue en lo único que pense. Misericordía...cualquier otro Vampiro no mostraría piedad, cualquier otro nocturno me hubiera aniquilado, ahora puedo confiar, ahora si puedo tener fe y creer en los demás...-Es un buen lugar, la verdad he estado en peores situaciones, terribles necesidades he tenido que soportar, sin embargo le debo ahora mi Vida...y gracias por eso- lo cierto es que hace apenas días atrás tuve que ocultar mi identidad, ocultar mi fortuna, haciéndome pasar por alguien que está en la ruina, volviendo a sentir la vil pobreza como lo fui cuando era humana.
La razón por la que ocultaba mi origen, mi hogar, mis armas, mi herencia fue por aquel hombre, aquel vampiro que quiere destruirme por completo aunque lentamente, empezando primero por las cosas materiales, para después acabar con mi la vida de mi único amigo, el sacerdote José matarlo para hacerme sufrir y después terminar conmigo, en ningún lugar estaba segura tuve que irme de mi país, para protegerlo desconfiando de todos , huyendo y robando para sobrevivir.
Vagando sin rumbo, sin destino, que extraña circunstancia da la vida al llegar ahí sin prevenir que alguien me daría refugio. Agradecida estoy, queriendo arrodillarme como si de un noble caballero fuera..Pero estoy en lo correcto él lo es. Tal vez en alguna otra vida fuimos hermanos...fuimos padre e hija o fuimos amantes...Sólo el mismo Dios lo sabe. Me recuesto, en una esquina, la humildad en un Vampiro también debe de existir en sus pensamientos.
Trato de cerrar los ojos para descansar un poco, recuperar energía pero el dormirme sería una descortesía de mi parte, además no estaba por completo segura, debía estar alerta mantener mis sentidos activos. Me incorporo miestras esperando a que el sol se levante, avanza el carruaje, le miro de reojo, aún si mirada está apagada, por un pequeño borde de la tapicería de la ventanilla entra un poco de luz, me aparto un poco pero pudiendo observar que dirección tomaba el caballo, es ahí donde me atrevo a preguntarle –¿Señor, a que rumbo nos dirigimos?– no contesta el silencio se hace evidente, tal vez su humor no le permitia ser amable, o estaba aun pensando en su amada, o bien me tendería una trampa –He preguntado, y creó que merezco una respuesta, sin embargo entiendo que no desee darme una explicación, pero mientras usted permanece en silencio, le diré que mi nombre es Devourer se lo digo en agradecimiento por haber salvado la vida de otro vampiro, esta mañana– bajo la cabeza para observa esa pequeña apertura, y pensado en que debo de hacer si se trata de una trampa. Planeada por aquel hombre.
sólo que ha diferencia de un mortal nosotros no podemos ser
vistos en el día. Es por eso que ocultamos nuestra identidad entre
las sombras...y sólo la luz de la Luna muestra el verdadero ser que llevamos dentro.
Era tiempo, los primeros rayos del sol llegaban hasta la copa de los enormes árboles los cuáles el color de las hojas se les notaba un verde oliva, las nubes parecían ser dibujadas con acuarelas, estaban trazadas de tal manera que parecían delineadas por el mismo dedo de Dios...Un color naranja combinado con brillos amarillos, y una fina línea azul que dan signo de que será un día soleado. Un amanecer esplendoroso para los humanos pero para un nocturno significa la muerte segura. Lentamente todo lo veía, sólo esperaba el momento preciso para que la luz me tocará... Aquel hombre nota mi presencia, hundido en sus recuerdos. Su mirada perdida denotaba la tristeza, con esos ojos que le hacen ver que aún posee un alma, una parte de humanidad que no muchos de nosotros hemos perdido al vernos como moustros. No muy lejos estamos de ser visto como humanos, al final todo hijo de la noche ha nacido como uno, eso me hacen pensar en que también podemos estar solos si es que así lo deseamos, si es que así lo aceptamos, pero no siempre lo estaremos, habrá alguien aunque solo sea una persona que esta en el pensamiento del otro individuo. Y así, el amar y ser amado es lo que nos sigue viendo como humanos y no como salvajes en busca de sangre.
Titubeó al querer contestarle, sus palabras apenas son escuchadas por mi “Solo quiere estar con su amada…amar” que sentimiento tan complicado, no muchos puede decir “Yo he amado, yo soy amado, o yo fui amado”.
Respondo a su ayuda con una voz sosegada –Señor…he de confiar en usted, no necesitare de leer tu mente, con su mirada me basta, pero sé que para ayudarme no se negaría...Pues algo en usted dice que no me atacará- una cálida pero simple sonrisa se muestra en mi pálido rostro. Escuchó su propuesta, me dejo guiar, camino atrás de él sin perder de vista el peor de los enemigos, el sol, con pasos rápidos avanzamos, uno de los rayos sale en dirección de donde estaba, antes de llegar, poso mi mano en la puertecilla del carruaje, ahí es donde siento el tacto del fuego que penetra una parte de mi mano, creo una contorsión en mi rostro frutó del dolor.
Entró al oscuro carruaje "Ideal para mi" fue en lo único que pense. Misericordía...cualquier otro Vampiro no mostraría piedad, cualquier otro nocturno me hubiera aniquilado, ahora puedo confiar, ahora si puedo tener fe y creer en los demás...-Es un buen lugar, la verdad he estado en peores situaciones, terribles necesidades he tenido que soportar, sin embargo le debo ahora mi Vida...y gracias por eso- lo cierto es que hace apenas días atrás tuve que ocultar mi identidad, ocultar mi fortuna, haciéndome pasar por alguien que está en la ruina, volviendo a sentir la vil pobreza como lo fui cuando era humana.
La razón por la que ocultaba mi origen, mi hogar, mis armas, mi herencia fue por aquel hombre, aquel vampiro que quiere destruirme por completo aunque lentamente, empezando primero por las cosas materiales, para después acabar con mi la vida de mi único amigo, el sacerdote José matarlo para hacerme sufrir y después terminar conmigo, en ningún lugar estaba segura tuve que irme de mi país, para protegerlo desconfiando de todos , huyendo y robando para sobrevivir.
Vagando sin rumbo, sin destino, que extraña circunstancia da la vida al llegar ahí sin prevenir que alguien me daría refugio. Agradecida estoy, queriendo arrodillarme como si de un noble caballero fuera..Pero estoy en lo correcto él lo es. Tal vez en alguna otra vida fuimos hermanos...fuimos padre e hija o fuimos amantes...Sólo el mismo Dios lo sabe. Me recuesto, en una esquina, la humildad en un Vampiro también debe de existir en sus pensamientos.
Trato de cerrar los ojos para descansar un poco, recuperar energía pero el dormirme sería una descortesía de mi parte, además no estaba por completo segura, debía estar alerta mantener mis sentidos activos. Me incorporo miestras esperando a que el sol se levante, avanza el carruaje, le miro de reojo, aún si mirada está apagada, por un pequeño borde de la tapicería de la ventanilla entra un poco de luz, me aparto un poco pero pudiendo observar que dirección tomaba el caballo, es ahí donde me atrevo a preguntarle –¿Señor, a que rumbo nos dirigimos?– no contesta el silencio se hace evidente, tal vez su humor no le permitia ser amable, o estaba aun pensando en su amada, o bien me tendería una trampa –He preguntado, y creó que merezco una respuesta, sin embargo entiendo que no desee darme una explicación, pero mientras usted permanece en silencio, le diré que mi nombre es Devourer se lo digo en agradecimiento por haber salvado la vida de otro vampiro, esta mañana– bajo la cabeza para observa esa pequeña apertura, y pensado en que debo de hacer si se trata de una trampa. Planeada por aquel hombre.
Dulbella Devourer- Vampiro Clase Alta
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Re: Una semana recordando... (PRIVADO)
Sol, viejo amigo de la juventud. Años llevo siendote esquivo. Luces con dorados rayos, lanzas, hacia mi pecho herido... Aquí estoy. Ven, tomame y llevame raudo de esta tierra llana y vacía, hacia el calor perdido...
Domingo suspira mientras los primeros albores despuntan entre las nubes y lo encuentran pensando. Seria tan fácil dejarse llevar, no moverse, ceder a la placidez del pensamiento que escondido en lo profundo de su mente habla de un lugar mejor, donde ella le espera desde hace tiempo, más del que puede recordar.
Escucha a la vampira llegar y decir algo, y aunque el mensaje cae en oídos rotos, no así la sutileza de la mas clave de sus doctrinas. Sobrevivir. - Hasta mañana, mi amor... - se retira, y acaba por cederle el paso a la mujer entre las oscuras sombras de su cómodo carruaje. ¿Misericordía? alza unos segundos la vista, pero calla.
La piedad no ha tenido nada que ver en ello. Solo la tristeza y el dolor de la perdida, la sensación de estar solo en esos días es pájaro de mal agüero para su propia supervivencia. ¿No sera que ella le ha salvado a el, en vez de al contrario?. Si, podría ser... lo medita en silencio, tanto que apenas asiente a sus murmullos, pero entre ellos atisba sus ojos y por unos momentos lee sin llegar a desearlo los pensamientos mas activos.
Niega pues esta en la maldición de los nocturnos, de los hijos de la noche, creerse que todos son para el otro enemigo. No existe la dicha de la amistad y es tan difícil conseguirse una, que de existir como un trabajo, seria el mas laborioso del mundo. - Os he escuchado, madame - admite para que no le crea mas descortés, de lo que ya ha sido. - No me he explicado antes, no por descortesía, si no por estar recuperandome de mis propios pensamientos - aclara desvelando mayor dureza de carácter en el voz, menos dolencias, para conseguir alejar la tristeza y poder ser el regio señor que siempre ha sido.
-Mi nombre es Don Domingo, soy el Duque de la Vega y se lo digo en agradecimiento por haberme salvado de mi mismo, esta mañana - le sonrie usando alguna de sus propias palabras - En cuanto a su pregunta - estira la mano hacia la cortina para ajustarla en el tapete de la ventana, impidiendo que vuelva a moverse. Evitando que el sol vuelva a penetrar en el interior, aunque ella lo mueva - Nos dirigimos a mi palacete, en las afueras. Es usted mi invitada... donde no tengo la menor intención de causarle daño alguno - quiso dejarlo bien claro, antes de que otras dudas así, volvieran a asaltarla.
Domingo suspira mientras los primeros albores despuntan entre las nubes y lo encuentran pensando. Seria tan fácil dejarse llevar, no moverse, ceder a la placidez del pensamiento que escondido en lo profundo de su mente habla de un lugar mejor, donde ella le espera desde hace tiempo, más del que puede recordar.
Escucha a la vampira llegar y decir algo, y aunque el mensaje cae en oídos rotos, no así la sutileza de la mas clave de sus doctrinas. Sobrevivir. - Hasta mañana, mi amor... - se retira, y acaba por cederle el paso a la mujer entre las oscuras sombras de su cómodo carruaje. ¿Misericordía? alza unos segundos la vista, pero calla.
La piedad no ha tenido nada que ver en ello. Solo la tristeza y el dolor de la perdida, la sensación de estar solo en esos días es pájaro de mal agüero para su propia supervivencia. ¿No sera que ella le ha salvado a el, en vez de al contrario?. Si, podría ser... lo medita en silencio, tanto que apenas asiente a sus murmullos, pero entre ellos atisba sus ojos y por unos momentos lee sin llegar a desearlo los pensamientos mas activos.
Niega pues esta en la maldición de los nocturnos, de los hijos de la noche, creerse que todos son para el otro enemigo. No existe la dicha de la amistad y es tan difícil conseguirse una, que de existir como un trabajo, seria el mas laborioso del mundo. - Os he escuchado, madame - admite para que no le crea mas descortés, de lo que ya ha sido. - No me he explicado antes, no por descortesía, si no por estar recuperandome de mis propios pensamientos - aclara desvelando mayor dureza de carácter en el voz, menos dolencias, para conseguir alejar la tristeza y poder ser el regio señor que siempre ha sido.
-Mi nombre es Don Domingo, soy el Duque de la Vega y se lo digo en agradecimiento por haberme salvado de mi mismo, esta mañana - le sonrie usando alguna de sus propias palabras - En cuanto a su pregunta - estira la mano hacia la cortina para ajustarla en el tapete de la ventana, impidiendo que vuelva a moverse. Evitando que el sol vuelva a penetrar en el interior, aunque ella lo mueva - Nos dirigimos a mi palacete, en las afueras. Es usted mi invitada... donde no tengo la menor intención de causarle daño alguno - quiso dejarlo bien claro, antes de que otras dudas así, volvieran a asaltarla.
- Spoiler:
- User: Viendo pues lo rápido que nos movimos del Cementerio, podríamos adjudicar un rol mas en esta zona (quizás su respuesta a este mio) o bien seguir en otra zona (pues estamos de camino al hogar... quien sabe si no se querrá bajar usted en otro sitio)
Domingo de la Vega- Vampiro/Realeza
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Re: Una semana recordando... (PRIVADO)
Confusión…que extraña manera de ver las cosas. Somos por completo diferente, su vida al menos ha conocido ese sentimiento “amor” que lejos veo esa palabra de mi vocabulario. Esa pasión que llena los corazones humanos. No me equivoco, esa energía de amar que provoca ser débil y a la vez fuerte en cualquier ser, inmortal o no. “¿Pero que es la inmortalidad sin amar?” una pregunta que tal vez no tenga una respuesta.
El carruaje avanza, no hace falta ver por el borde la ventanilla que el cielo es despejado, los árboles se muevan al ritmo del viento, se respire un aura de tranquilidad, pasamos por una pequeña villa. Escucho las voces de los niños jugar, los señores en sus compras matutinas, el cantar de las aves. El recuerdo de haber pertenecido a ese mundo me hace estremecer. Trato de cerrar mis ojos, de tranquilizarme un poco, no obstante mi respiración estaba agitada con un ritmo acelerado, angustia ahora sentirá, me mantengo inmóvil, esperando con paciencia, responde a mis preguntas con una voz grave y pausada. -¿Invitada?- mi rostro confuso le mira, no sabía cómo reaccionar por su último comentario. Agradecerle o no, reaccionar con hostilidad como siempre lo hago o bien, inclinar la cabeza en agradecimiento, negar también sería una opción el problema es el Sol.
Su trato para conmigo me desconcertó, no estoy acostumbrada a conversar con caballeros que se dedican a darles atenciones a las mujeres, ni mucho menos ser la invitada de alguien más, el silencio se presenta entre nosotros, acacho la mirada para después levantarla y verlo a los ojos–Don Domingo… – carraspeo al decir su nombre –le seré sincera– daba igual si leía mi mente o no, pero debía ser mis palabras escuchadas, por algo se creó la boca para expresar lo que sientes y desees trasmitir a los demás –usted es uno de los pocos hombres que me han ayudado. He visto la crueldad de los de sus mismo sexo incluso el de la mía, y son pocos sino es que casi ninguno que no se preocupe por su prójimo. Yo soy uno de ellos, no ayudo a no ser… –mis palabras son interrumpidas por el movimiento brusco que realizo el carruaje, hizo una curva hacia la derecha, “Creo que ya hemos llegado” Levanto una ceja, pero giro la cabeza a otro lugar, no deseaba tener contacto visual, no esperaba que el camino fuera corto, o puede ser que por estar pensando demasiado en lo que le iba a decir el viaje no lo sentí tan lejos.
Era la primera vez, desde hace años que alguien me ha extendido una mano amiga, la última vez que alguien me ayudo era una humana, una niña apenas, rescatada de las calles viviendo en las zonas más escondidas y olvidadas de la ciudad, donde mis amigos eran las ratas o perro hambrientos como yo, la lluvia se encargaba de bañarme, el frio viento peinaba mis cabellos y limpiaba mis lagrimas cada día, los papeles viejos eran mis sabanas por las noches y los desechos de los demás resultaban en ocasiones mi alimento constante, pensando siempre pensando en que en fallecer y nadie me recordaría. Caminando hasta llegar al cementerio ahorrándole a la muerte que me encuentre, iba a ese lugar para que me buscara y en su lugar la visita de un “ángel” cambio mi vida, un ángel que después de convirtió en demonio que capto mi alma y la encerró para siempre en un cuerpo oscuro que se alimenta de la sangre ajena. Que Cambios da la vida de ser una niña hija de la pobreza y en abandono a ser una criatura amante de la noche.
Respira…confía…
Si bien, este hombre se ofreció a darme refugio y mostrar ayuda, debería de aceptarla, no cualquiera en su lugar estaría dispuesto a dármela, la mayoría que conozco solo desean verme debajo de sus pies muerta. Enemigos tenía muchos, pero amigos…sólo uno y por él, por José el Sacerdote es que debía de ser de corazón noble. –No importa ya…un Gracias puedo sólo decirle– eso mismo, no tenía nada más que decir. Solo el gesto de una leve sonrisa se dibujo en mis labios y nada más.
Off: Seguir en otro tema me parece mejor, lamento haber cambiando la trama a otro sitio pero no esperaba que diera un giro así, y disculpa la demora.
El carruaje avanza, no hace falta ver por el borde la ventanilla que el cielo es despejado, los árboles se muevan al ritmo del viento, se respire un aura de tranquilidad, pasamos por una pequeña villa. Escucho las voces de los niños jugar, los señores en sus compras matutinas, el cantar de las aves. El recuerdo de haber pertenecido a ese mundo me hace estremecer. Trato de cerrar mis ojos, de tranquilizarme un poco, no obstante mi respiración estaba agitada con un ritmo acelerado, angustia ahora sentirá, me mantengo inmóvil, esperando con paciencia, responde a mis preguntas con una voz grave y pausada. -¿Invitada?- mi rostro confuso le mira, no sabía cómo reaccionar por su último comentario. Agradecerle o no, reaccionar con hostilidad como siempre lo hago o bien, inclinar la cabeza en agradecimiento, negar también sería una opción el problema es el Sol.
Su trato para conmigo me desconcertó, no estoy acostumbrada a conversar con caballeros que se dedican a darles atenciones a las mujeres, ni mucho menos ser la invitada de alguien más, el silencio se presenta entre nosotros, acacho la mirada para después levantarla y verlo a los ojos–Don Domingo… – carraspeo al decir su nombre –le seré sincera– daba igual si leía mi mente o no, pero debía ser mis palabras escuchadas, por algo se creó la boca para expresar lo que sientes y desees trasmitir a los demás –usted es uno de los pocos hombres que me han ayudado. He visto la crueldad de los de sus mismo sexo incluso el de la mía, y son pocos sino es que casi ninguno que no se preocupe por su prójimo. Yo soy uno de ellos, no ayudo a no ser… –mis palabras son interrumpidas por el movimiento brusco que realizo el carruaje, hizo una curva hacia la derecha, “Creo que ya hemos llegado” Levanto una ceja, pero giro la cabeza a otro lugar, no deseaba tener contacto visual, no esperaba que el camino fuera corto, o puede ser que por estar pensando demasiado en lo que le iba a decir el viaje no lo sentí tan lejos.
Era la primera vez, desde hace años que alguien me ha extendido una mano amiga, la última vez que alguien me ayudo era una humana, una niña apenas, rescatada de las calles viviendo en las zonas más escondidas y olvidadas de la ciudad, donde mis amigos eran las ratas o perro hambrientos como yo, la lluvia se encargaba de bañarme, el frio viento peinaba mis cabellos y limpiaba mis lagrimas cada día, los papeles viejos eran mis sabanas por las noches y los desechos de los demás resultaban en ocasiones mi alimento constante, pensando siempre pensando en que en fallecer y nadie me recordaría. Caminando hasta llegar al cementerio ahorrándole a la muerte que me encuentre, iba a ese lugar para que me buscara y en su lugar la visita de un “ángel” cambio mi vida, un ángel que después de convirtió en demonio que capto mi alma y la encerró para siempre en un cuerpo oscuro que se alimenta de la sangre ajena. Que Cambios da la vida de ser una niña hija de la pobreza y en abandono a ser una criatura amante de la noche.
Respira…confía…
Si bien, este hombre se ofreció a darme refugio y mostrar ayuda, debería de aceptarla, no cualquiera en su lugar estaría dispuesto a dármela, la mayoría que conozco solo desean verme debajo de sus pies muerta. Enemigos tenía muchos, pero amigos…sólo uno y por él, por José el Sacerdote es que debía de ser de corazón noble. –No importa ya…un Gracias puedo sólo decirle– eso mismo, no tenía nada más que decir. Solo el gesto de una leve sonrisa se dibujo en mis labios y nada más.
Off: Seguir en otro tema me parece mejor, lamento haber cambiando la trama a otro sitio pero no esperaba que diera un giro así, y disculpa la demora.
Dulbella Devourer- Vampiro Clase Alta
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