Sana curiosidad [Danitza]

por **Viviane Valette** Vie Ago 05, 2011 4:13 pm

Aquella noche no divergía de entre las demás, había arribado al lugar después de que el sol se había escondido en la lejanía y el cielo pintado de negro podría cubrir su cuerpo cual manto de obscuridad, impidiendo a los transeúntes divisar su rostro entre la penumbra y acertar así un nombre pues no deseaba manchar la dignidad de sus hermanos por su trabajo. Trabajo al cual se había visto orillada por aquellos a quienes intentaba defender de los señalamientos y la miseria.

Entró en el local por aquella puerta exclusiva para ellas y dejando el cargamento invisible que llevaba a cuestas se comenzó a desvestir sin miramientos y sin reproches. Sus compañeras la conocían ya y ella las conocía también, algunas poseedoras de cuerpos esculturales y rostros bien esculpidos, otras redonditas y de busto caído, había para escoger, como solía decir la señora que de vez en cuando las iba a revisar. Ella sin embargo caía en una más. Su diminuto busto se alzaba con el corsé ceñido con el cual solía vestir acompañado con unas bragas negras y una falda despintada. Llevaba tacones altos, aquellos que marcaban su andar y con la melena suelta salió del lugar sin mayor afán que el de ser escogida por algún cliente y ganar el dinero de cada día.

Pinto sus labios con aquella tonalidad carmín que solo en ella lucían de aquella manera y con paso sencillo pero firme pavoneo su cuerpo como un dulce en una estantería. Nunca tardaban demasiado en tomar su mano y llevarla a alguna habitación. Porque la sevicia de los hombres se centraba en aquellas mujeres de corta edad que aparentado ser botones recién abiertos llevaban ya varias temporadas marchitándose. Ella misma debía suponer en algunos años dejaría de ser elegida por los clientes por su edad aunque y cavia mencionar algunos y selectos clientes preferían los rostros maduros y la experiencia.

Su atención sin embargo se centro, como pocas veces lo hacía, en una de las personas del local. Una mujer se aventuraba a acertar por sus facciones delicadas, y como pocas veces decidió acerarse ella y no así al revés -¿le puedo ayudar en algo?- le cuestiono con amabilidad. Quizás buscaba a alguien en especial o solo había ido a observar cual fuese el caso y sin embargo ella estaba ahí para saciar los deseos y curiosidades de los clientes, sin importar sus ideas o pensamientos al respecto.

por **Danitza Denndörfer** Sáb Ago 06, 2011 7:10 pm

Danitza estaba metida en un buen lío y sin embargo no se arrepentía para nada de haber acabado en aquel lugar. El burdel. El sitio más lejano al que podría haber pensado que iría a parar. Si es cierto que siempre tuvo curiosidad sobre ese tipo de lugares pero de ahí a atreverse a entrar a uno ya cambiaba la cosa. Porque por no atreverse no se atrevía ni a entrar en otro tipo de establecimientos. Bueno, atreverse si se atrevía, pero ya había visto que por sus ropas y aspecto le abucheaban o miraban habitualmente con cara indeseable. Y eso si que no lo soportaba. Toda esa escoria que se creía por encima de ellos solo por el echo de ser..¿De ser qué? Nisiquiera tenían nada especial ¡Ellos eran más especiales! Siempre lo había creído y, sin embargo, había deseado entablar alguna relación con ellos. Tenía que haber alguna parte que no fuese tan imbécil.

Ese día se dispuso a buscarla fuera del campamento. Dentro ya tenía algunas amistades, claro, aunque ya había aprendido a no encariñarse demasiado. Al final cambiaban de lugar y dejaban atrás a todo el mundo, en el fondo, solo tenía a sus padres y sus padres solo la tenían a ella. Eran las únicas caras conocidas en cada uno de sus viajes. Y les iba bien. Danitza era feliz conociendo mundo. Porque también sabía el porque no podían permanecer demasiado tiempo en un lugar fijo, dependiendo del sitio y de los prejuicios de la gente tardarían más o menos en echarlos.

Pero el cómo llegó al burdel ya es algo más..indefinido. Se puso ropa bonita, no demasiado escandalosa y más sencilla acorde a las de los barrios que pensaba frecuentar. Un sencillo vestido de volantes, no demasiado largo y de mangas que caían por sus hombros, dejando ver su piel blanquecina. Era bastante reacia a que le tocara demasiado tiempo la luz del sol y por eso su piel se solía mantener blanca, no tanto como la leche pero si asemejandose a un crema.

Caminó y caminó. Y la curiosidad la pudo a entrar a aquel "bar de ambiente" que era lo que en un principio pensó que era. Muchas luces, mucha gente, muchas voces. Desde el silencio de fuera y en esa zona concretamente no había demasiados iguales. Por eso mismo se adentró y hasta que no escuchó una voz a su espalda preguntarle..de manera insinuante casi no se dió cuenta de a dónde había ido a parara. Claro que, la escasez de su ropa también le debería haber dado una pista antes de aventurarse a pedir algo en la barra. Maldecia a sus ojos en silencio por parecer a veces botones de lo poco que veían.

Volteó parte del rostro, de manera que su mentón quedara apoyado en el hombro correspondiente y mostró una sonrisa coqueta - Pues, tal vez..todo depende de a qué estés..dispuesta.. - notó que se trababa ligeramente pero, aún así, no dudó en que había parecido toda una seductora. Casi como si fuera una experta en la materia.

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