La curiosidad mató al gato [priv]

por **Danitza Denndörfer** Mar Ago 16, 2011 1:29 pm

Era de noche, bastante de noche. Justo en ese momento el reloj tocó las campanadas que daba la media noche y Danitza estaba como un flan. Escondida, concretamente, en la salita privada de las cortesanas. La que había pasadas las cortinas que separaban ese lugar privado del público donde estaba el bareto además de toda la gente que podían y, posiblemente, eran consumidores. En todos los sentidos, de bebidas y de mujeres. Y ¿Qué pintaba ella allí? Esa era una pregunta que se había echo en los últimos minutos demasiadas veces. La respuesta..bueno, la respuesta casi prefería no responderse así misma porque iba a sentirse demasiado estúpida.

Vamos, lo de siempre. Entras a un burdel por curiosidad, te encuentras con una cortesana con la que empiezas a conversar y ¡puff! de repente ahí estaba. Le había pedido que le dejara sacarse algo de dinero allí porque en casa iban justos, lo que no es que fuese una gran mentira pues en parte no iban sobrados pero tampoco necesitaban que ella trabajara. ¡Dios! Si ellos supieran dónde se había metido iban a matarla. No, definitivamente, no se enterarían nunca. Y a este paso iba a salir corriendo así que no iba a tener que dar cuentas de nada...¡Sí, claro! Ni que pudiese hacerlo. No podía quedar mal ante la madame que era la jefa de la cortesana que conoció.

Se miró por unos segundos en un espejo grande y alargado que había en la sala. La ropa que llevaba..bueno, no iba tan "tapada" como las cortesanas pero ella estaba acostumbrada a llevar vestidos largos y, habitualmente, de mangas semi-largas. En ese momento iba vestida con un prieto corsé y una falda con algunos volantes que le llegaba algo más arriba de las rodillas. Podría parecer ridículo pues, realmente, había visto que sus "compañeras" nisiquiera llevaban algo que les tapara la falda baja a parte de las braguitas y unas medias..pero ella tenía ganas de bajarsela hasta los tobillos como acostumbrada. Y los tacones..¡esos malditos zapatos! sentía que por cada paso iba a torcerse el tobillo, ya podía imaginarse el dolor. Por otra parte, viendose de perfil, no podía evitar ponerse algo coqueta. Hacer posturas y gestos con el rostro. Rostro que se había maquillado muy ligeramente y no con su propio maquillaje. También la habían ayudado claro. Ojos oscuritos y labios rojizos, resaltantes.

¿Cual era su función allí? Pues ayudar a la chica que le había dado el trabajo. Hacer cualquier cosa que ella pidiera y, en el fondo, ayudar un poco a todo en general por allí. La chica de los recados vamos.

Soltó un suspiro bien profundo, finalmente y con pasos alto tímidos pasó por esas cortinas y salió hacia el "mundo" que tenía fuera. ¡Qué verguenza! Caminó con pasos cortitos y casi pegada a la pared como si fuera un animal asustado. Siempre mirando y contemplando a la gente. Deseando pasar desapercibida y que nadie la mirara. ¡Nunca quería que la miraran! Y, sin embargo, parecía que hacía todo lo posible para que fuese lo contrario.

por **Cassius de Beaumaris** Miér Ago 17, 2011 3:07 pm

El y su maldita curiosidad, cada vez que algo le picaba nunca se quedaba quieto hasta haber llegado hasta lo más profundo sin importarle las consecuencias, y aunque sabía que tarde o temprano se iba a meter en problemas de los que difícilmente podría salir, siempre tenía que encontrarse con algo que despertara su interés

Ya fuera algún tema de conversación, o algún libro, o alguna persona; Cassius sentía que las manos le picaban si se quedaba quieto, el turno de aquella ocasión fue el burdel. Aunque el chico jamás hubiera pisado uno si sentía el instinto carnal en el, sabía que su padre si frecuentaba esos lugares y aunque en cierto modo desaprobaba la conducta poco moral de su padre no podía dejar de sentir curiosidad y un poco de atracción hacia ese lugar. Varias veces estuvo tentado de asistir pero siempre se terminaba arrepintiendo, además ¿Qué se supone que iba a decir al entrar? Ese era un punto a tener en cuenta, puesto que el chico tenia buenos modales y sabia que aquellas mujeres tenían una imagen bastante controvertida en la sociedad, ese dilema moral empezaba a atormentarlo, ir o no ir; al final sus ganas de probar algo nuevo- como siempre solía suceder- terminaron venciendo

Entró a aquel lugar con un poco de timidez, aunque hizo su mayor esfuerzo para que no se le notara, no tanto por la gente, jamás le había importado lo que la gente pensara de él, era más por el mismo, intentaba tranquilizarse para no cometer ninguna imprudencia, estaba seguro que era medianoche y aun así el lugar estaba bastante concurrido, bueno, después de todo esta es la clase de lugares que viven de noche

No estaba muy seguro de que hacer, por lo que veía las cortesanas ya tenían a sus clientes habituales, se sentía un poco incomodo así que solo optó por quedarse sentado en lo que parecía una sala de estar, miraba distraídamente a su alrededor y no pudo evitar fijarse en una chica, tal vez alguna cortesana inexperta, pensó fijándose en que iba vestida ligeramente diferente al resto de sus compañeras, sin mencionar que parecía que sus zapatos querían hacerla caer sin quererlo sonrió y se la quedó viendo, algo en aquella chica le causaba interes

por **Danitza Denndörfer** Vie Ago 19, 2011 8:47 am

Bien. De momento todo iba perfecto para Danitza. Pasaba totalmente desapercibida entre la multitud y, aunque su color distaba mucho del de las paredes, parecía que poco a poco se fundía con él. Y mientras tanto, ella podía tener el gusto de observar a todos los presentes sacando sus propia conclusiones sobre ello. Mucha gente. Y de muchos tipos. Muchisimos tipos de personas concentradas en solo cuatro paredes. Cuatro paredes grandes pero al fin y al cabo no era ni la calle ni ningún espacio abierto. Eran pasadas media noche y ya había una cantidad increible de personas, claro que, ese lugar a la luz del día no tenía demasiado movimiento. Parecía que todos fuesen vampiros, que fuese un lugar dónde se reunian aquellos que solo podían salir de noche y en parte, seguro que así seria. Danitza era consciente de todos los peligros que había en el mundo, ajenos a personas como ella y a los simples humanos. Ella había nacido con algunos dones. Dones de los que estaba muy orgullosa.

De repente sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. Por un momento se había perdido en su mundo asi que, aunque estuviese mirando al frente, no veía nada. Cosa que cambió en cuanto se sintió así. Siempre que alguien la miraba fijamente le pasaba lo mismo y ella de eso sabía mucho, por la calle había aprendido a controlar esa sensación debido a que muchos le miraban. Pero estando allí, en un sitio nuevo como aquel, se sentía como si hubiese vuelto a nacer en otro mundo diferente.

Lenta y pausadamente decidió mirar al sitio de donde le había venido la mala sensación y allí estaba. Había un chico mirando en su dirección y, aunque había algunas chicas más en ese sitio..tenía claro que a quien sonreía era a ella. ¡Y qué guapo era! Por dentro se gritaba así misma que como podía pensar eso aunque estuviese ligeramente aterrada por la sonrisa que le dedicaba. Pero ¡qué demonios! estaba como un queso y la estaba mirando directamente a ella. ¿Le gustaría? ¿Qué habría visto en ella? Se mordió ligeramente el labio, algo coqueta, y le devolvió la mirada asegurandose de parpadear lo suficientemente lento como para lanzar una de esas miradas seductoras que tanto había practicado frente al espejo. Miradas de esas que ella había visto muchas veces en mujeres y que, en parte, admiraba. Mujeres seductoras que bastaban de aquello para seducir. Sin embargo, tenía muy claro que ella no era una de esas y, aun así, lo intentaría. Sin no funcionaba..siempre podía practicar más. En aquel lugar seguro que tendría dónde elegir.

Se mantuvo así durante unos segundos y aprovecho el momento para contemplarle de lejos. Cabellera rubia, buena ropa, rostro bonito. Al darse cuenta de que como siguiese bajando la vista acabaría en "ese" lugar, desvió la mirada. Y, en un gesto igual de lento que lo anterior, empezó a caminar hacia una de las esquinas del lugar, alejada del barullo de la gente ¿Se lo tomaría como una invitación? Lo era, pero claro, eso solo lo sabía ella.

por **Cassius de Beaumaris** Lun Ago 22, 2011 12:24 pm

Continuó observando a la chica durante un tiempo más, estaba claro que era una cortesana inexperta pero aparte de eso, le resultó atractiva, no era como las típicas chicas francesas a las que solía ver por ahí, las francesas también tenían su gracia pero esta chica… tenía un cierto aire que la hacía interesante para Cassius; continuó observándola hasta que ella se percató de que la estaban mirando, desvió la mirada un momento pero luego la volvió a fijar en la chica

Correspondió a su mirada coqueta con una sonrisa, de todas las cortesanas presentes en el lugar solo ella le había llamado la atención, la observó detenidamente: cabello negro, piel bronceada, y labios… wow, jamás había visto labios como esos, se veían tan seductores, daban ganas de probarlos; Cassius siguió observando el cuerpo de la chica y tuvo que reprimir un pensamiento un poco lujurioso al observarla con más detalle, no pudo evitar avergonzarse un poco por la forma en que la estaba mirando pero aquella chica despertaba sensaciones para nada puras en el chico

La chica se dirigió a una de las esquinas del lugar, y Cassius tenía una vaga idea de lo que la chica quería, pero ¿debería corresponderle? La chica le interesaba, pero ¿sería capaz de llevar a cabo lo que tenía en mente? Pues… por algo había acudido al burdel, y sería algo tonto ir a ese lugar y salir sin nada de acción, así pues, Cassius se tomó su tiempo para pensarlo, al final decidió aceptar la proposición de aquella chica, se levantó del lugar donde estaba y fue tras ella, tenía en claro lo que quería, las consecuencias vendrían después

por **Danitza Denndörfer** Lun Ago 22, 2011 1:01 pm

Un paso. Otro. Otro más. Ay Dios ¡que no venga!. Se dijo así misma aun sin saber si aquella especie de acto iba a ser o no correspondido. Ella solo seguía caminando hacia la esquina del fondo. La esquina dónde la noche pasada había visto a una pareja haciendo.. ¡Fuera esas ideas! No seas una pervertida. Estaba en un burdel ¿Qué se supone que tenía que ser? Realmente ni ella lo sabía porque su cabeza era un mar lleno de confusión.

Cuando llegó quedó por unos segundos de cara a la pared y lentamente fue dándose la vuelta. Como si aquello pudiera devolverle a una realidad diferente y que todo eso fuese simplemente un..sueño. Que nunca hubiese conocido a la chica y que nunca se hubiera metido en la boca del lobo. Y, sobretodo, no haber invitado a ese chico con la mirada a hacer vete tu a saber que cosas en esa esquina. O si no era en esa esquina sería en otro lugar, pero algo iban a hacer. Algo nada decente..

En cuanto lo vio venir le dio un vuelco el corazón y se esforzó por no parecer sobresaltada. Si había aceptado tendría que poner todo de su parte por hacerse una profesional. ¡No soy cortesana! Se gritó, sin embargo, con la ropa que llevaba, siendo mujer y en ese lugar no era de extrañar que pudieran confundirla. Y estaba en su mano decir lo que verdaderamente ocurrida o bien callarse. Si, eso es, se lo diré en cuanto se acerque. Por cada paso que daba estaba más cerca. Uno. Dos. Tres. Ya lo tenía solo a unos centímetros.

Ya lo tenía cerca, muy cerca. Y se dispuso a hablar. - Hola.. - susurró en un estúpido intento por..¿por qué?. ¡¿Así vas a decirle que eres cortesana?! ¿Con un hola? ¡Vamos!. Su pequeña vocecilla no paraba de chillarle y ella ¿qué hizo? pues empezó a ignorarla y al mismo tiempo a darle la razón. Sí, sabía que tenía razón. Pero en cuanto le miró a los ojos no pudo decir otra cosa.

por **Cassius de Beaumaris** Vie Ago 26, 2011 12:34 pm

Siguió observándola un momento más, era una chica realmente atractiva, pero tenía su toque inocente, una cortesana inocente, eso sí era interesante; continuó sonriendo mientras la detallaba mejor con la mirada, mientras más la observaba más atractiva le parecía – hola- respondió a su saludo- ¿Qué tal?- observó a su alrededor, estaban en una esquina un poco apartada del burdel, ahí podría pasar cualquier cosa y con suerte nadie lo notaría

Se quedó en silencio unos momentos alternando la vista entre la chica y el lugar, era increíble que él hubiera querido asistir a un lugar de estos, pero bueno, para todo hay una primera vez, estaba un poco nervioso pero intentño calmarse, se dijo a si mismo que todo saldría bien, ya tendria tiempo para asumir las consecuencias, mientras esperaba en silencio se le ocurrió algo: y ¿ahora qué? ¿Qué pasaría a continuación? bueno, pasaría lo que tuviera que pasar, pero ¿por dónde comenzar? A lo lejos observó a una especie de cantinero repartiendo lo que parecía licor, y se dijo que para que todo saliera bien con aquella chica, lo mejor sería controlar los nervios del momento

Se dirigió a aquel hombre y tomó dos copas, una para él y otra para la chica, observó el licor, tenía un color dorado, parecía ron- ¿te apetece?- le dijo ofreciéndole una copa, siempre habia escuchado de las maravillas del licor para desinhibirse, y si estaba pensando en hacer lo que iba a hacer, tendría que valerse de cualquier método para que todo saliera bien

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