La curiosidad mató al gato (Probable +18)

por **Jack Morgan** Dom Abr 06, 2014 5:13 pm

Era la brisa fresca que acompaña el ocaso de la ajetreada París, perdiéndome entre el tumulto que los obreros generan al terminar su jornada laboral, sintiendo la energía pesada y agobiada que de ellos emanaba… Acariciando de tanto en tanto la piel seca y áspera de algún trabajador consternado por su familia, sabiendo que no es un consuelo, más es lo que yo puedo hacer por él…

Brisa me llamaban, aire puro y cristalino que como los buenos vinos, el tiempo había hecho más delicada, más efímera… cada vez mi curiosidad se alejaba más de esa ciudad sitiada por los intereses encontrados de humanos y no humanos… -Perdonad mi animadversión, pero a lo largo de milenios he aprendido que aquellos que no poseen alma, tampoco poseen bondad…-

De pronto la lluvia comenzó a hacer correr a las personas, pobres y nobles por igual -tan distintos y tan similares al mismo tiempo…- cuando un cuerpo atravesó mi ser abriéndose paso, huyendo de la aglomeración y no del agua que regaba de vida todo lo que tocaba. Un dolor se esparció en toda mi esencia, el dolor de la muerte, como si de nuevo apuñalaran mi corazón… no me quedó duda en ese instante, aquel hombre perfectamente ataviado no era otra cosa que un no muerto…

-¿Me sintió como yo a él?- me pregunté aún etérea flotando en el aire parisino; y me vi a mi misma deseando que así fuera, como la curiosidad de un infante ante un nuevo regalo…

Busque el cobijo de una carreta y poco a poco fui haciéndome visible, sintiendo como la materia se formaba poco a poco a partir de mi energía, calzándome como en vida… y sin pensarlo por un instante, comencé a seguir a aquel hombre –No muerto- con la cautela de una pantera que ha encontrado una nueva presa…

por **Gianluca Audittore** Dom Abr 06, 2014 5:40 pm

La noche hacia presencia en la ciudad, tras vestirme y calzarme mi chistera, tome mis lentes de color azul, al igual que el bastón que me dotaba de un mayor señorío. Al salir de casa mande a Jean Luc y Phierre a que recogieran un cuadro que había comprado y lo llevaran a casa.

Tras esto comencé mi peregrinaje por las calles de Paris, andaba entre la gente, saludando tanto a damas como a caballeros realizando un elegante movimiento tomando el ala de mi chistera. Aun no tenía decidido donde ir, seguía caminando por inercia a traves de la nublada y fresca noche que se había quedado.

De repente comenzó a llover débilmente, aunque suficiente para que la gente comenzara a correr para evitar mojarse. Al igual que ellos acelere mi paso, pero algo me sobresalto, una extraña sensación, me detuve instintivamente "¿Que ha sido esto?" mirando a ambos lados no vi nada, palpe mi cartera estaba allí, una pequeña sonrisa apareció en mi cara por el movimiento de comprobar si me habían robado "No existe ladrón que pueda hacer eso".

Despues de unos segundos tome mi camino al final opte por dirigirme al centro de Paris a la zona de los cafés, me apetecía un licor exquisito que servían en uno de ellos, aun no pude conseguir una botella de ese licor, al parecer era una receta secreta de un artesano. Pero me pare en un portal para esperar que dejara de llover, no deseaba estropear mis ropas.

por **Jack Morgan** Dom Abr 06, 2014 5:56 pm

Comencé a seguirlo, se abría paso entre la multitud con la gracia que solo los de “su” especie pueden hacer, odiaba yo la ropa con la que me ataviaba, los apretados corsés y las largas faldas con polizón, sin mencionar los peinados elaborados, pero mi atuendo en color palo de rosa me hacía pasar desapercibida, excepto por quienes se perdían en mis ojos, que siempre habían sido dos cristalinos manantiales... pero que en este ocaso, solo podían seguir con sigilo los pasos del caballero que caminaba despreocupado delante de mi…

-¿Qué hago yo siguiendo a un no muerto?- me pregunte extrañada por mis propias acciones pero incapaz de controlarlas, mis pies, casi flotando se movían con voluntad propia, y cada vez, la distancia entre él y yo era menor… se que él podía ya olerme, ese olor a jazmín y granada que no podía ocultar…

por **Gianluca Audittore** Dom Abr 06, 2014 8:03 pm

Aún estaba en aquel portal que me ocultaba de la lluvia que comenzaba a disminuir en su intensidad, así que calculaba que en breves podría continuar mi camino. La calle se había vaciado bastante con la lluvia.

Esperar no era algo que me gustase mucho, pese a mi inmortalidad, aun tenia ciertos comportamientos parecidos a los mortales, aunque cada vez eran menos. Jugueteaba con mi bastón mientras esperaba a que acabara la lluvia, pero en ese momento una ligera brisa trajo a mi nariz un olor, una esencia de jazmín y no podía precisar el otro olor "Granada" me digo al conseguir definir ese aroma.

Posiblemente a un humano se le hubiera escapado, pero para los míos era algo más que evidente "Esos aromas y la sensación de antes solo puede ser una cosa" Justo a los segundos veo una bella mujer, pero algo sus ojos me hipnotizan eran como dos pequeñas lagunas cristalinas, se movía con increíble elegancia entre la poca gente que aun corría de la lluvia.

Sonreí al verla y quede prendado durante un par de segundos, luego me hice a un lado para permitir que entrara en el portal que me resguardaba, sería un delito que el agua corrompiera aquella bella estampa.
Buenas noches Madame, pase no se moje. Le digo a la mujer a la vez que con la mano libre que no sostenía el bastón, me quito el sombrero sujetándolo por el ala y hago una elegante reverencia.

por **Jack Morgan** Dom Abr 06, 2014 8:28 pm

Sentí su mirada en la mía, y por un instante miré al suelo, para subir aquel pequeño escalón que albergaba el pórtico, solo para regresar a sus ojos que se perdían tras las gafas oscuras que llevaba, una sonrisa de complicidad inundó mis rostro, tanto como la lluvia mi cabello; más sin embargo, la caballerosidad de aquel “hombre”, me obligó a adentrarme en el café parisino que permanecía desierto.
-Buenas noches Madame, pase no se moje.- Me dijo al tiempo que se despojaba del sombrero sujetándolo por el ala y haciendo una elegante reverencia… en ese momento pude observar sus ojos, los ojos de un muerto… -¿Pero quién me creo yo para pensar siquiera aquello, si la muerta en todo esto soy yo?- mis ojos buscaron algo de humanidad en los de él, algún remanente de lo que fuera en vida y sin darme cuenta, dejé pasar el tiempo que libre me regaló… hasta que un ruido del interior del café, probablemente de un camarero, me sacó de mis pensamientos…
Apenada y visiblemente ruborizada respondí la cortesía del “no muerto” –perdonad que le mencione así, pero es que no encuentro bondad en el actuar de su especie- haciendo una reverencia mientras mis manos enguantadas levantaban ligeramente el vuelo del vestido y un mechón de mi cabello caía ondulado y húmedo sobre mi frente… el único atributo que me quedaba era la sonrisa, que se debatía entre el “ser o no ser” de su franqueza… -Grazie signore…- dije mientras mi cuerpo se contoneaba cada vez más cerca de él, debido a la brevedad de aquel pórtico…

por **Gianluca Audittore** Dom Abr 06, 2014 9:02 pm

Tenía que reconocer que la belleza de la mujer era aun mayor de lo que pensaba al estar cerca. Elegantemente acepto mi invitación, su pelo, su vestido todo en ella parecía perfecto, incluso demasiado. Pero que más daba "¿Acaso algún loco se molestaba ante una rosa, recién florecida con sus pétalos radiando belleza?" Pues lo mismo me sucedía ante la belleza de aquel ser.

Acepto mi saludo e invitación a cubrirse de la lluvia, se quedó mirándome por unos segundos a los ojos, supongo que por mis extrañas lentes de color azul, las cuales ayudaban a ocultar mi mirada a veces heladora. Pero tras unos segundos me regalo una ligera sonrisa acompañada de una pequeña reverencia.

Uno de sus cabellos estaba mojado "Como se atrevía la naturaleza a emborronar aquella obra de arte, era un sacrilegio" un ruido desde el interior del café me devolvió a la realidad, de la noche lluviosa y fría de Paris.

Perdonad mi atrevimiento Madame ¿Permitiría que la invitase a tomar algo mientras amaina la lluvia? Pregunte mientras abría la puerta para dejarla pasar.

Realmente me apetecía seguir viendo aquellos manantiales cristalinos que poseía aquella mujer, aparte me intrigaba conversar con ella, hasta hoy no tuve el placer de hacerlo con una de los suyos. Daba por hecho que ella sabía que era yo, al igual que yo conocía lo que era ella "¿Pero que importaba? Con los siglos aprendes a saborear los momentos como este"

por **Jack Morgan** Vie Abr 11, 2014 7:43 pm

Y solo cuando aquel espacio se volvió minúsculo, escuché su voz, grave y profunda -Perdonad mi atrevimiento Madame ¿Permitiría que la invitase a tomar algo mientras amaina la lluvia?- dijo con una cortesía propia de los de su especie, como el elegante caminar del leopardo que vigila a su presa…

Mis ojos buscaron los de él, con la misma sonrisa muda que me acompañaba, con el cúmulo de pensamientos que de pronto me golpeaban como un torrente de agua helada, -Recordad que mata humanos…- y otra voz en mi mente calló a la primera –No sabes si solo lo hace por subsistir…- y el dialogo se extendió –Es un animal que caza por deporte Inanna…- Sacudí mi cabeza tratando de sacar las voces de su interior y regresé la mirada al caballero, reposando mi barbilla sobre mi hombro.

Mi vista se perdió en aquel lugar, apenas techado, lleno de plantas y golpeado rítmicamente por la lluvia que bañaba a París –Sin duda este jardín debe ser la cafetería más bella de toda la ciudad- pensaba mientras mis ojos recorrían cada trozo de vida en aquel lugar, hasta regresar a él… carente de vida, pero vivo… tan aberrante como lo era yo misma…

Me alejé de él, adentrándome en aquel jardín, caminando entre el cobijo del techo que cubría solo parcialmente el lugar… girando sobre mis pies hasta quedar de frente a él, estiré mi brazo invitándolo a acercarse, mientras sonreía y mis mejillas se llenaban de color, como si en vida me encontrara todavía…

por **Gianluca Audittore** Sáb Abr 12, 2014 1:27 am

La actitud de la mujer despertaba en mí la curiosidad, como la del gato que ve moverse un papel por la fuerza del aire. En un momento dado ella agita levemente su cabeza, un acto curioso, pero luego vuelve a clavar esos ojos en mí, la sensación me era extraña, parecía que jugaba conmigo, esto en cierta manera me gustaba, hacía mucho tiempo que no sufría algo así.

Se introdujo en aquel sitio con plantas y algunas flores, que palidecían ante la belleza de ella, con un leve giro se quedó mirándome, parada frente a mí, extendiendo su brazo mostrando cierto rubor en sus mejillas. Por mucho que quisiera me intrigaba la mujer, no podía evitarlo, podía vivir más siglos pero aun por suerte había cosas que me creaban curiosidad "Esta bien querida seguiremos el juego". Aun lado se quedó la lluvia, con su repiqueteo mientras golpeaba el techo que nos daba cobijo, ahora mismo mi atención quedaba en aquella mujer.

Tras hacer un gesto con mi cabeza asintiendo, dando a entender que aceptaba esa extraña invitación, comencé a moverme hacia ella, mis andares eran elegantes y firmes. Con parsimonia me acerque a ella, tomando la mano que me ofrecía, con cuidado me quito el sombrero y beso su mano.

Gianluca Audittore signorina, un placer conocerla. Me presente esperando escuchar la voz de aquel ser tan bello, si correspondía a su belleza seria como escuchar a un ruiseñor. La verdad que ardía en deseos de charlar con alguien como ella, jamás tuve esa suerte antes. Aunque sabía que podía arrepentirme “Ya dicen que la curiosidad mato al gato”.

por **Jack Morgan** Lun Abr 14, 2014 9:20 pm

-Gianluca Audittore signorina, un placer conocerla.- me dijo cuándo se acercó a mi aquel ser de oscuro interior; mi sonrisa afloró sin que yo lo pensara, mientras retrocedía de espaldas, todavía en silencio… sin perder de vista esos ojos que buscaban esconderse tras las gafas de cristal oscuro.

Bajé la mirada cuando sentí la primer gota de fresca agua rodar por mi mejilla y despeinó más mi cabello… miré el cielo gris que caía sobre nosotros y sonreí al vampiro –que es la primera vez que le digo por lo que es- la ropa comenzó a pesar por el agua que guardaba en su interior… y pasando tras una columna, perdiéndome de la vista de él por un instante, dejé la gala del siglo XIX y salí con mi túnica, tan propia de mi ser, mi esencia… y, recargándome sobre aquella columna y con una sonrisa de picardía que sobresaltaba en la lluvia, alcé mi mano invitándole a que se acercara a mí, ahora que mis ropas no eran pesadas o extrañas a mi naturaleza…

por **Gianluca Audittore** Mar Abr 15, 2014 9:33 am

Tenía que admitir que sabía cómo jugar con un hombre, como hacer que la curiosidad creciera, al menos conmigo. Aparte de belleza mostraba una gran inteligencia, provocando que creciera mi curiosidad.

Mientras comenzó andar de espaldas mirándome. Su ropa parecía algo más pesada debido a la humedad del ambiente y el agua que le había caído, se acercó a una columna la cual rodeo. Mi admiración y curiosidad crecieron viendo como había cambiado su ropa, ahora vestía una elegante túnica. Se apoyó en la columna elegante y sensualmente, a la vez hizo un gesto para que me acercara, en cierta manera deseaba acariciar esa piel, por si era tan suave como parecía. Lo mismo que deseaba escuchar su voz, me la imaginaba como el sonido de un ruiseñor "Al fin se ha parado".

por **Jack Morgan** Miér Abr 16, 2014 12:28 pm

Caminó hacia mí, como si de un noble de antaño se tratara, sus ojos de profundo topacio podían desnudar a cualquier alma, incluyendo la mía, “y lo irónico es que mientras el finge tener alma, yo finjo tener cuerpo, y ambos incompletos, rotos…”.

Mis ojos seguían su caminar, mientras la lluvia golpeaba mi piel y me hacía sentir aquellos vestigios que aún me quedaban de vida… mi mano hacia él, recortó el trayecto entre nosotros, y parecía que no había abismos en la penumbra parisina.

Giré mi rostro, como un felino examina aquello que ve por vez primera, dando pasos hacía él, perdida en la eternidad de su mirada; de pronto la distancia entre los dos no era más que la que separa a un cazador de su presa “¿pero esta tarde, quién es quién?”; su altura me obligó a alzar la vista y mi mano se recargó en su pecho, mientras el espacio parecía electrificarse…

-Inanna, signore…- murmuré al oído del vampiro, mientras acariciaba la gélida piel de su mejilla…

por **Gianluca Audittore** Miér Abr 16, 2014 2:44 pm

Al fin ella había decidido dejar de jugar o más bien pasar a otra fase del juego, no me encontraba molesto en absoluto, disfrutaba de ello, de una manera que hacía mucho no sentía. Mientras me acercaba ella me examinaba, esa era la mejor palabra que definía su forma de mirarme. Tenía un porte y belleza difícil de explicar, entonces ella camino hacia mí, rompiendo la regla hasta ahora establecida, en la cual yo era el que la seguía.

A los segundos estaba frente a mi prácticamente pegada y entonces pude escuchar su melodiosa voz, como un susurro que recorrió mi cuerpo "Bien ahora llega lo divertido"

Cuando note su mano en mi mejilla fue algo delicioso, instintivamente agarre esa mano con cuidado sin sobresaltarla, solo quería notar esa piel.

Al fin escuche vuestra melodiosa voz, Inanna un bello nombre pero no me suena de estas tierras. Le comento en tono insinuante. Ahora comenzaba la segunda fase del juego. Si tuviera corazón latiría por la excitación, pero era imposible que eso sucediera, me quite mis gafas para poder ver a la mujer mejor, ahora sobraban.

por **Jack Morgan** Miér Abr 16, 2014 10:34 pm

Acaricié su mejilla y él tomó mi mano… lo frío de su piel se mezclaba con el agua que recorría mi rostro, suicidándose tras mi mentón… una risa nerviosa me invadió y mis 21 años florecieron en mí; sentí como si los 7 milenios se agolparan en ese contacto…

Estiré mi cuerpo sin romper el contacto entre su mano y la mía, y mi mirada se depositó en la de él cuando me dijo -Al fin escuche vuestra melodiosa voz, Inanna un bello nombre pero no me suena de estas tierras- en un tono grave y seductor que me desnudó por un instante, haciendo que perdiera la mirada entre el follaje que nos rodeaba.

Cuando mis ojos regresaron a él, ya no llevaba gafas algunas, y sus ojos transmitían a la propia muerte; un relámpago seguido por un trueno dio énfasis a las emociones que se agolpaban en mi interior, topacio y muerte…

Giré mi cuerpo sobre mi propio eje, salpicándolo con mi cabello, sin soltar su mano ni por un instante… con el dedo índice de la mano libre me toqué la punta de la nariz en señal de acierto –Así es mio signore… mi nombre no es de questa tierra ni de la sua época…- sonreí mientras observaba el camino que formaban los brazos de ambos y de pronto, la lluvia no fue fría, fue acogedora… -Vengo de lejos, de donde sus sueños no podrían imaginar…- me enredé en su brazo girando hasta quedar con mi costado pegado a su pecho -¿Y vos signore? Vuestro nombre tampoco es de este lugar… ¿O si?- dije llevando mi mano libre a la mejilla empapada de él, mientras su cabello se apelmazaba tras el por causa de la lluvia que no amainaba…

-Cof cof- Fingió tos un camarero que nos observaba y que, obviamente cobraba por el servicio que podía ofrecer… Reí mientras miraba a aquel caballero de ojos de topacio y muerte.

por **Gianluca Audittore** Jue Abr 17, 2014 2:30 am

No podía evitar la sensación al tocar su mano, pero ella sabía que hacer parecía tímida, pero temía estar ante una maestra en esas situaciones, pero me daba igual estaba disfrutando de la situación. Tras girar sobre ella misma unas gotas de agua se desprendieron de su pelo, salpicando mi mejilla. Eso en otro momento me hubiera molestado o alterado, pero en ese momento estaba enredado en el hechizo de aquella bella dama.

Me contesto obviamente no era originaria de Francia, al igual que dedujo que yo tampoco, luego tras otro movimiento acabo apoyando su costado contra mi pecho.

Exacto señorita nací en la Toscana, en una bella villa, aunque no tan bella como vos. Conteste a su pregunta. De repente una tos, no pude evitar una pequeña alarma, parecía tan frágil y aquella lluvia podía estar perjudicándola.

Por favor señorita vayamos a un lugar donde la lluvia no la dañe, sería un delito que no podría perdonar a la naturaleza. Aunque no sé si a alguien como vos, la lluvia puede afectaros. Le dije en tono pícaro, era obvio que ambos sabíamos que éramos. Aquí hay ojos curiosos, sin querer ser un atrevido, me preguntaba si aceptaríais una invitación a mi casa, en ella no habrá ojos curiosos, aparte podría mostraros mi pequeña colección de arte. No es gran cosa pero la tengo aprecio. Normalmente las damas que llevaba a mi hogar eran para disfrutar con ellas tanto de su cuerpo como de su sangre, pero en esta ocasión no tenía nada que ver, buscaba un lugar donde poder explayarme con ella sin temor a oídos indiscretos.

por **Jack Morgan** Jue Abr 17, 2014 9:29 pm

Suspiré con las primeras palabras de él… y recordé los siglos que pasé recorriendo Italia, desde la misma Venecia hasta la Calabria… mi mirada se desvaneció como el viento de otoño que lleva consigo las hojas de las plantaciones Toscanas; regresé a él, “que por cierto era algo así como un pie más alto que yo” y pude ver dentro de esa mirada topacio que antes me resultó muerta y vacía un atisbo de ilusión “A lo mejor era solo mi recuerdo, o quizás había algo más allí de lo que a primera vista se puede percibir”.
-¡La Riviera de la Toscana!, con ese bello clima húmedo y templado…- suspiré nuevamente...

-Por favor señorita vayamos a un lugar donde la lluvia no la dañe, sería un delito que no podría perdonar a la naturaleza. Aunque no sé si a alguien como vos, la lluvia puede afectaros- me dijo con una ironía que me robó una sonrisa -Aquí hay ojos curiosos, sin querer ser un atrevido, me preguntaba si aceptaríais una invitación a mi casa, en ella no habrá ojos curiosos, aparte podría mostraros mi pequeña colección de arte. No es gran cosa pero la tengo aprecio-.

Aún no terminaba la frase él cuando yo afirmaba feliz de la vida… porque mi vida no es otra que el arte; desde humana fui instruida en la danza, la pintura, y la oratoria… después aprendí música… resultaba tentadoramente perfecto.

–Acepto la sua invitación, anche…- sonreí con la picara ingenuidad de un niño que encuentra un tesoro –Anche… prométame que conoceré su villa en ese lugar del paraíso…- dije al tiempo que sin darme cuenta, tenía ambas manos en el pecho de él, y un pie levantado con entusiasmo, como hace décadas no me sentía…

Estiré mi mano, buscando el brazo del caballero para ir al fin del mundo de ser preciso…

por **Gianluca Audittore** Vie Abr 18, 2014 3:48 am

La mujer pareció viajar por sus pensamientos por unos segundos cuando comente La Toscana, en cierta manera me paso lo mismo recordando el olor del campo recién plantado. Por el sonido parecía que la lluvia había cesado al menos por un momento. Una frase de Inanna me dejo entrever que había estado en mi tierra natal, la descripción del clima fue exacto y difícilmente podría decirse con tanta precisión si no era por haber estado en ella.

Casi sin acabar de hacer mi propuesta note como ella estallaba de felicidad, algo que me impacto, no sabía que los suyos podían tener esos sentimientos y menos por algo como el arte, a mí me gustaba aunque también era una inversión, durante décadas vi como las cosas antiguas crecían en valor y más el arte. Luego de su boca salió que aceptaba y luego que prometiera que conocería la villa en aquel lugar. Cuando note sus manos en mi pecho y como me miraba con esos ojos, era imposible resistirse.

Por supuesto Inanna algún día estaré encantado de volver a La Toscana y creo que ambos tenemos tiempo de sobra para hacer ese viaje. Conteste a la joven con una ligera sonrisa.

Ella estiro su brazo el cual tome, para comenzar a dirigirnos a mi hogar. Debo deciros que tengo un par de criados, no debéis temer son buena gente y muy discretos, pero prefiero advertiros pos si tenéis alguna molestia. Lo cierto que no conocía como los suyos podían sentirse ante humanos, me dolía ser tan lego en aquella materia, aunque esperaba ponerme pronto al día con la ayuda de Inanna, desde luego se veía que no eran habladores, al menos ella.

El camino era agradable por suerte era cierto que la lluvia había cesado, dando un pequeño tiempo de descanso "Espero que aguante hasta llegar a casa". Algunas personas aprovechaban esa falta de lluvia para moverse hacia algún café o restaurante. Lo cierto era que la compañía de Inanna nos hacía pasar por una pareja más, andando por las calles parisinas. Por suerte el camino no sería muy largo, así que próximamente estaríamos en casa.

por **Jack Morgan** Lun Abr 21, 2014 2:23 pm

Sonreí –El tiempo mi señor… ¿Qué es el tiempo?- pregunté tomando el brazo de él, y mi cuerpo húmedo comenzó a secarse junto a él –Podríamos estar allá justo ahora…- una sonrisa cómplice se asomó en mis labios mientras caminábamos por las calles parisinas.

-Debo deciros que tengo un par de criados, no debéis temer son buena gente y muy discretos, pero prefiero advertiros pos si tenéis alguna molestia- me dijo con dejo de preocupación en su voz, “nunca imagine que los vampiros pudieran experimentar la preocupación” –Non fare niente…- dije acariciando el brazo del que iba prendida… el olor a tierra húmeda me embriagó y de pronto no fui más un fantasma, era solo otro mortal que deambulaba sobre el París que anochecía entre nubes aborregadas..

Y era cierto, algunas personas aprovechaban esa falta de lluvia para moverse hacia algún café o restaurante; pero yo sentía que la compañía de él era suficiente en ese momento, convirtiendo el bullicio momentáneo en solo música de fondo…

Se detuvo frente a un enorme portón, supuse que era su mansión, de dimensiones enormes, era un hombre con mucha fortuna en ese lugar “Aunque para nosotros, y quizás para ellos, lo económico es solo un modo de vida, más que una meta…”, cerré los ojos y aspiré profundo aquel olor casi mágico, reposando mi cabeza un instante en el brazo de él… “Cuan viva me sentí… mi corazón estaría latiendo con frenesí y yo no entiendo aún porque”.

Antes de que abriera aquella puerta le miré a esos ojos que no me dejaron ver más muerte “¿es que acaso, algo había cambiado?” –Grazie signore…- poniéndome de puntillas, besé la mejilla de él, mientras el rubor se presentaba en mi rostro, por lo que bajé la mirada…

por **Gianluca Audittore** Lun Abr 21, 2014 3:50 pm

El trayecto por las calles con Inanna agarrada a mi brazo pasó rápido, fue como si nadie o nada estuviera en la calle ni sonidos, solo la compañía de ella y eso era suficiente para mí en ese momento. Las palabras aterciopeladas que salían de su boca me sonaban a música melodiosa. Por suerte parecía que aunque tuviera algún criado en casa no molestaba a Inanna.

De repente sin darme cuenta estaba en la puerta de mi casa, pero la reacción de ella me sorprendió cuando me dio un beso en mi mejilla. No me tiene que dar las gracias, es un placer su compañía, solo espero os guste mis pequeñas obras de arte. Le dije, a la vez que llamaba a la puerta a los segundos una luz se encendió y abrió la puerta Bernadette, la mujer se sorprendió al verme tan temprano.

Buenas noches mi señor, veo que venís acompañado. Buenas noches señora. Dijo haciendo una reverencia. Me dirigía a acostarme pero ahora le preparo algo si lo desea. Por cierto señor su paquete está en la zona de las obras.

Gracias y tranquila querida acostaos, no hace falta, que permanezcais levantada. Le dije para que se pudiera retirar, cosa que hizo despidiéndose con otra reverencia.

Luego dentro me gire y cerré la puerta con llave. Prefería que estuvieramos solos, así podremos hablar de nosotros sin temor, aunque mis criados están bien educados. Comente a Inanna para explicar por qué mande a Bernadette a su cuarto, total para servir una copa de licor me valía yo solo. Si lo deseáis podemos empezar viendo las obras de arte y luego si eso podemos sentarnos en la sala y charlar. Comente mientras colgaba el sombrero, mi capa y el bastón, luego ofrecí el brazo de nuevo para guiar a la mujer hasta el ala donde tenía expuesto los cuadros y estatuas. Andamos un par de minutos atravesando un pasillo donde colgaba algún cuadro que estaba en la casa el día que la compre. Entonces llegamos frente a dos puertas de roble correderas, las abrí para pasar y entonces encendí la luz, permitiendo entonces que se vieran los cuadros, el lugar era una estancia de unos 5 metros de ancho y unos 10 de fondo en ella colgaban cuadros, en varias estanterías tenia algunas joyas y por la sala estatuas guardaban el lugar.

Pasar y espero os guste. La dije y preferí dejarla sola yo había visto la gran mayoría de las obras, y así ver como reaccionaba, andaba un par de pasos tras ella.

por **Jack Morgan** Lun Abr 21, 2014 5:18 pm

Caminé por la sala absorta en cada una de las pinturas, deteniéndome en cada escultura… Nunca he medido el tiempo, pero ese instante que a mí me pareció un segundo, hizo que las velas se desaparecían casi por completo; cuando me di cuenta de aquello me sentí apenada por no haber hablado con el signore Audittore en todo ese tiempo, comenzando a buscarlo con la mirada…

Estaba regio, parado junto a la puerta, observándome con una mezcla de curiosidad y “algo más”, aunque no pude definir qué era lo que se asomaba en su mirar… sonreí apenada mientras caminaba hacia él… -Escusa… no fue mi intención haceros perder tanto tiempo…- dije levantando mi mano, comenzaba a disfrutar del tacto del “no-muerto”.

-Vuestra ama de llaves ha comentado de un paquete en esta sala… si gustáis me puedo retirar para que revise sus pendientes- Ofrecí con palabras lo que con miradas contradecía…

por **Gianluca Audittore** Mar Abr 22, 2014 6:44 am

Oh no si es un cuadro nuevo que adquirí llego desde Italia, me llevo un tiempo las negociaciones. Se trata de Testa di fanciulla, del maestro Da Vinci. Le digo intuyendo que Inanna agradecería verlo

Abrí la puerta ofreciéndola salir para dirigirnos a la sala. Aparte ahí podremos sentarnos y hablar tranquilamente. Comento a mi acompañante, la cual parecía extasiada con la vista de los cuadros y estatuas, era cierto que le gustaban y mucho más que a mí, ya que yo las veía como inversiones de futuro, durante siglos vi como estas obras subían su valor, así que mataba dos pájaros de un tiro.

Una vez salimos junto a Inanna volvimos por nuestros pasos, hasta llegar de nuevo a unas puertas que en este caso estaban abiertas, daban a una gran sala. El suelo estaba decorado por varias alfombras de gran manufactura, en la pared izquierda una gran estantería con todo tipo de libros, al fondo de la sala un gran ventanal, el cual estaba tapado por unas gruesas cortinas que impedían el paso de luz, ese lugar estaba presidido por una enorme mesa de estudio de maderas nobles, decorada con mucho cuidado, encima de ella papeles y alguna pluma. Al escritorio lo acompañaba una enorme silla de ruedas y otros dos grandes sillones acompañaban al conjunto, por si el dueño del escritorio tenia visita. A la derecha un par de ventanas decoradas con el mismo estilo de cortinas, acompañaban a una gran chimenea estilo victoriano aunque se veía que no se usaba mucho por la ausencia de leña. Frente a esta estaban unos grandes y confortables sillones que hacían juego con un sofá de cuatro plazas. Junto a ellos unas pequeñas mesas donde depositar las bebidas para comodidad de aquellos que se sentaran en ellos.

Entramos en la estancia y en la mesa de escritorio estaba el paquete envuelto no era mucho más de treinta centímetros de ancho por otros tantos de largo. Bueno aquí tenéis si lo deseáis os cedo el honor de abrirlo. Le digo a la joven con una sonrisa, puesto que suponía la reacción de ella al abrir el paquete.

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