Cena entre amigos (Loukas)

por **Cyara Seery** Sáb Ago 06, 2011 12:19 pm

Me encontraba delante de la puerta de aquel restaurante típico de París. Respiraba con tranquilidad, ya que no había motivo para estar nerviosa, ¿o sí? Aún recordaba el día anterior, un día normal en apariencia. Estaba trabajando en mi juguetería, como cualquier otro día, diseñando lo que iba a ser próximamente un juguete. Estaba tan concentrada que no me había percatado del sonido de la campana al tintinear. Alguien había entrado. Para cuando levanté la cabeza, aquella persona misteriosa se había marchado, no sin antes haber dejado un sobre color amarillento con olor a flores. Con curiosidad y a la vez desconfianza, me acerqué a él y lo abrí. Había una carta dentro, invitándome a un restaurante al día siguiente -oseáse, hoy- a una hora determinada, antes del anochecer. La carta iba firmada con dos iniciales, una L y una G. Razonándolo poco, llegué a la conclusión de quien había sido aquella persona tan misteriosa.

Antes de entrar al restaurante, me aseguré que llevaba bien recogido el pelo en una trenza y que a su vez llevaba mi dinero donde tocaba. Me estiré un poco el vestido para conseguir eliminar las arrugas, pero sabía que aquello era imposible. No iba maquillada, ya que me resultaba demasiado complicado y difícil -a pesar de las eternas lecciones de mi madre-, aún así me había pellizcado un poco las mejillas para darle un poco de color a mi blanca piel. Pensaba que iba a ser sólo una cena entre amigos, sólo eso, no debía emocionarme.

Respiré hondo y entré por la puerta. Había mucha gente en aquel restaurante, había oído hablar varias veces de él. Busqué con la mirada a la persona misteriosa, hasta que él alzó el brazo y gritó mi nombre.

por **Eyra Erikdóttir** Sáb Ago 06, 2011 5:59 pm

Le había prometido volver a vernos y siempre cumplía mi palabra. Una tarde, asegurándome que ella no se encontraba en el mostrador, entré sigilosamente en su tienda de juguetes y dejé sobre su mesa un sobre amarillento. Antes de que pudiera asomarse, yo ya no me encontraba en ese habitáculo. En aquél sobre había escrito una carta en la que la citaba en un restaurante bastante lujoso de París.

Mientras me vestía con un traje oscuro y ataba una corbata grisácea a mi cuello, intenté recordar la última vez que salí con una mujer. Y no pude recordarlo porque aún no había vivido un momento así. Por supuesto que había quedado con mujeres, pero era otra situación. Una situación en la que eran mujeres con las que divertirme una noche, jugar con sus cuerpos sudurosos y al día siguiente, ni siquiera recordar su nombre o el color de su pelo. Pero aquella noche era distinto por tres motivos; el primero, era que Cyara no era una de esas mujeres y tampoco deseaba que lo fuera. El segundo, era que yo ya había aparcado mi faceta como Casanova. Y el tercero, es que aquello era París, la ciudad del amor, decían.

Salí de casa con demasiada antelación, así que llegué demasiado pronto al restaurante. No sabía si ella aceptaría mi invitación, pero allí estaba yo, vestido de etiqueta para esa ocasión y esperándola impacientemente. Y cuando menos lo esperaba, la puerta del local se abrió, su efluvio llenó mis pulmones, una sonrisa se ensanchó en mi boca y agité mi mano derecha mientras mi voz pronunciaba su nombre.

- Buenas noche, madmoiselle.- la saludé en cuanto estuvo cerca de mí, tomando su mano para besar sus nudillos con delicadeza.- Está usted impresionantemente hermosa ésta noche.

Le guiñé el ojo con disimulo y coloqué su brazo enlazado con el mío, guiándola hasta dónde se encontraba el mesero, a quién le pedí una mesa reservada a mi nombre. Éste nos llevó a una sala espaciosa, tenuemente iluminada con velas y candelabros de plata, platos finamente adornados y más de tres cubiertos por mano. Justo al lado derecho de nuestra mesa se extendía un enorme ventanal con vistas al río principal de la ciudad, mientras que en el lado izquierdo permanecían perfectamente ordenadas las distintas mesas dónde cenaban los comensales.

Aparté una de las sillas de la mesa y le hice un gesto a Cyara para que se sentara en ella, ayudándola a acercarse a la mesa. Di la vuelta a ésta y me senté frente a mi compañera con una sonrisa de oreja a oreja.

por **Cyara Seery** Lun Ago 08, 2011 5:13 am

No pude evitar sonrojarme al escuchar el cumplido de Loukas, simplemente lo hacía por eso, por cumplir. Me llevó sujeta del brazo hasta el mesero, donde le pidió una mesa reservada a su nombre. ¡Así que después de todo, lo tenía todo controlado de antemano! Las emociones se me subieron hasta las mejillas, alegrándome todavía más. Nos dirigió hacia una mesa con vistas al río de París, perfectamente cuidada y organizada. Estaba maravillada con los trabajadores de aquel restaurante, con razón decían que era uno de los mejores de toda la ciudad.

Me senté donde me dijo Loukas, ayudándome a acercarme a la mesa. Luego me encontré cara a cara con él, con una amplia sonrisa. Parecía realmente feliz de haber vuelto a quedar otra vez conmigo. El mesero, para llamar nuestra atención, tosió un poco y nos dio a cada uno la carta con todas sus comidas. Yo no era muy aficionada a la comida francesa, por lo tanto estaba un poco dudosa, ¿qué plato estaría más comestible? Levanté la mirada por encima de la carta y miré a Loukas.

-Oye... ¿Qué piensa usted que puede estar mejor? No conozco muy bien la cocina francesa, en mi casa sigo cocinando comida irlandesa... -le susurré intentando no llamar la atención del mesero, por si acaso se iba a sentir ofendido si llegaba a escucharme.

por **Eyra Erikdóttir** Vie Ago 12, 2011 5:36 pm

Uno de los meseros se acercó a brindarnos una carta con los distintos platos que podían servirnos. Mis ojos se movieron a cada uno de ellos con interés y empezando a divagar en cuál elegiría aquella noche. Entonces, Cyara pidió mi ayuda y no pude esbozar una ámplia sonrisa.

- ¿Confías en mi?- le tuteté antes de guiñarle el ojo con travesura. Alcé la vista al mesero que esperaba el pedido y le hice un gesto con dos de mis dedos para que se acercara a mí.

Después de susurrarle mi plato favorito, le entregué las cartas y le pedí una botella de su mejor vino. Mientras esperaba pacientemente su retorno, me dediqué a juguetear con mis dedos, dejando que mis pensamientos rodearan a Cyara. No podía evitar preguntarme el motivo que la había empujado a aceptar mi invitación, aunque por supuesto, aquello me alegraba enormemente. Escruté dulcemente su mirada, parecía algo inquieta. ¿A caso estaba nerviosa? ¿O quizás preocupada? Esperaba que no fuese por la comida, puesto que estaba seguro que le encantaría el plato que le había pedido.

- ¿Y cómo te sientes?- le pedí, preguntándole indirectamente sobre su estado anímico, no pudiendo contener mi curiosidad hacia su persona.

por **Cyara Seery** Sáb Ago 13, 2011 4:45 am

-Sí, por supuesto. ¿Me va a dar razones ahora para desconfiar de su persona? -me gustaba llamarle de usted, ya que en cierto modo parecía molestarle y a la vez le reataba a que consiguiera convencerme de tutearle.

Me susurró su plato favorito. ¿Estaría bueno aquéllo? Al final me decanté por su elección, y le di la carta al mesero para que pudiera marcharse en paz. Estaba tranquila, no debía ponerme nerviosa. Jugué con mis manos, las cuales estaban apoyadas en mis piernas, es decir, debajo de la mesa. ¿De qué podíamos hablar ahora? Aquello era de lo más extraño. Después de la noche en el Jardín Botánico, Loukas me invita a la cena, ¿con qué fin? Quizá sintiera cierta atracción por el debido a nuestra misma condición, pero lo que buscaba en él era un apoyo, un buen amigo. Y dentro de mí, sentía que iba a ser así.

Me preguntó como me sentía, algo que me dejó descolocada. ¿Qué debía responderle? Ante todo la verdad, como hacía yo siempre. Alcé la mirada para encontrarme cara a cara con Loukas, respiré y comencé:

-Me siento sobretodo confusa. Desconozco la razón de su invitación a cenar, no sé que se propone a hacer conmigo, aunque me siento segura al estar en un sitio píblico. No me malinterprete, no desconfío de usted, simplemente hay que tener en cuenta que cualquier hombre aparenta algo y después es otra cosa bien distinta. Me siento también contenta, ya que es una oportunidad para conocerle mejor y para entablar con usted una amistad, si es como usted quiere. También feliz de haberme encontrado con un licántropo que no es un salvaje... -mi experiencia me había llevado a encontrarme cosas horribles, personas que a causa de su condición habían terminado por convertirse en animales. Esperaba no haber sido demasiado sincera...

por **Eyra Erikdóttir** Sáb Ago 13, 2011 2:05 pm

Escuché sus palabras con asombro y una pizca de incredulidad, pero no por ello mi sonrisa se desvaneció. Por lo contrario, mis manos buscaron las suyas, pero al percatarme de que estaban bajo la mesa, lo dejé correr con un disimulado suspiro.

- No me temas, Cyara.- le pedí con sinceridad.- No pensé que te preocuparan mis intenciones, pero para aclararlo y no hayan malentendidos, sólo quise invitarte porque te prometí un reencuentro, ¿a caso no lo recuerdas?

¿Quizás se había olvidado de sus propias palabras? Yo no. Las recordaba nítidamente. Recordaba nuestra despedida en su portal y su petición de volver a vernos. ¿Realmente ni siquiera lo dijo de veras? Aquello me decepcionó levemente, pero no dejé que se notara en mi rostro o en mi perfecta compostura.

- A demás, madmoiselle...- seguí, tomando una copa de vino vacía para menearla entre mis dedos.- No podía desperdiciar otra ocasión para conocerla.

Justo en ese preciso instante, el mesero trajo una botella de vino tinto y nos sirvió con elegancia. Primero a la dama y luego a mí. Entonces volvió a retirarse y aproveché el silencio para tomar un sorbo de aquél líquido de color rubí oscuro.

Se me pasó por la mente el indicarle algo así como "sin embargo, puedes irte si ésto te parece una locura o algo inconcebible." Pensé en dejarle claro que siempre sería su elección gozar de mi compañía, pero desistí por temor a que realmente se alzara de la silla y se marchara de aquél precioso salón. Relamí mi labio inferior, aún tintado del vino.

por **Cyara Seery** Dom Ago 14, 2011 2:49 pm

Había dicho lo que me esperaba. En mi interior, suspiré de pena. Por supuesto recordaba nuestra promesa de volver a encontrarnos, pero no me lo esperaba en aquel lugar tan lujoso con aquellas vistas tan magníficas. No me había entendido por completo. Alcé mis manos y las apoyé en la mesa, una de ellas se fue acercando hacia la mano de Loukas pero pronto me arrepentí y volvieron detrás del plato.

-Por supuesto que lo recordaba -respondí con voz de ofendida-. Sólo que no me esperaba nuestro reencuentro en este tipo de condiciones -pocas veces tenía la oportundiad de ir a un restaurante como aquéllos, eran caros, lo sabía y había tenido que coger unos pocos ahorros para poder pagar la cena. La pregunta era, ¿Loukas sería como los demás hombres e invitaría a la dama? Suponía que sí, aún así era una mujer con principios y aquella cena era entre amigos, no entre una pareja de novios. No me sorprendí al escuchar aquellas palabras suyas, yo también sentía lo mismo. Y entre el sonido del vino al caer, pude decir-. Gracias por haberme invitado a la cena, Loukas. He sido una descortés al haberle dicho todo éso.

Quizá ya le hubiera estropeado toda la velada al haberle dicho lo que pensaba, quizá lo mejor que debía hacer fuera irme y volver a dirigirle la palabra días después, cuando todo se hubo calmado. Pero me quedé quieta en mi asiento, mi mano fue directa a la copa de vino y me la llevé a la boca. Tenía un sabor dulzón, era un vino muy bueno. Dejé la copa en el sitio y mantuve la mano ahí, junto a la copa, más próxima a la de Loukas. Respiré el ambiente, debía de dejar de preocuparme todo y dejarme llevar...

por **Eyra Erikdóttir** Mar Ago 16, 2011 1:19 pm

Meneé la cabeza con una sonrisa.

- En absoluto, Cyara.- le aseguré ahora fijando mis ojos en los suyos.- Lo descortés hubiera sido que me mintieras respecto a tus pensamientos. Agradezco tu sinceridad.

En ese momento, un camarero trajo un par de platos y como habíamos pedido lo mismo no se molestó en preguntar quién había pedido qué. Se limitó a disponer los platos en silencio frente a nosotros para luego desearnos "bon apetit", a lo que le respondí con un escueto "merci".

Alcé la vista del plato y miré a Cyara, quién parecía algo extrañada de lo que veía. Solté una sutil carcajada disimulada con una tos sobreactuada y me acerqué a ella para poder susurrarle sin que nadie nos escuchara.

- Es un restaurante internacional.- le expliqué sin borrar mi sonrisa.- Te he pedido un plato típico griego, espero que te guste. Se llama musaka y está hecho de berengenas y carne entre otros condimentos.

Y dando por terminada la explicación tomé los cubiertos y empecé a deborar aquél alimento que tantos años hacía que no probaba de nuevo. El sabor no era como el típicamente griego, pero se parecía lo suficiente como para poder catalogarlo como exquisito. De vez en cuando miraba a Cyara de reojo, preguntándome si me había equivocado al aventurarme de aquél modo con la comida.

por **Cyara Seery** Dom Ago 21, 2011 8:06 am

Miré con amabilidad a Loukas por su comentario. No me gustaba mentir y menos a una persona que había sido tan buena conmigo. Además, él también había sido amable conmigo. Iba a decirle algo, pero el camarero llegó con nuestros platos -comida la cual no había visto nunca en mi vida- y nos lo dejó. Lo agradecí con un tímido gracias y observé el plato. Loukas se había dado cuenta y me explicó lo que era en realidad aquel restaurante -que rabia que no hubiera comida irlandesa-. Cogí un tenedor y moví un poco la comida.

-¿Musaka, eh? Extraño nombre para extraña comida -no estaba acostumbrada aquéllo, aún así tragué saliva, cogí finalmente comida con el tenedor y lo tomé. Tenía un sabor bueno, no como otros platos que había probado en mis largos viajes por Europa. Me gustaba. Le sonreí Loukas y dije-. He hecho bien en aceptar tu recomendación.

Tomé un trago de vino, y mientras seguía partiendo la musaka para poder saborearla mejor, pregunté:

-Y dígame Loukas, ¿tiene usted otras aficiones aparte de buscar y capturar criminales? Claro ésta, fuera del rango sobrenatural -había aprendido esa palabra tiempo atrás, no sabía exactamente cuando, pero era la más apropiada para hablar de nuestra condición.

por **Eyra Erikdóttir** Dom Ago 21, 2011 8:39 am

Por sus gestos pareció que le agradaba el sabor y disfrutaba de la cena. Aquello me alivió y me hizo sentir visiblemente más cómodo y seguro de mí mismo.

- En realidad... no.- murmuré con una sonrisa, respondiendo así a su pregunta sobre mis aficiones.- El trabajo me quita mucho tiempo y no siempre mi horario es el mismo, a veces hago jornada completa, otras cumplo turnos de noche... según cada caso.- expliqué con un encogimiento de hombros.- Aunque en mis escasos ratos libres suelo ir a correr por el bosque, es algo que me relaja.

Tomé el tenedor y empecé a comer, probablemente demasiado deprisa ya que en escasos minutos ya nada quedaba en el plato. Alcé la vista hacia Cyara, algo avergonzado por mis escasos modales.

- Me pregunto qué te llevó a trabajar en una juguetería.- me interesé, cruzándome de brazos sobre la mesa y mirándola con curiosidad.- ¿A caso te gustan los niños? ¿Quizás ya tienes hijos?

Sí, empecé a hacer suposiciones en voz alta, no sabiendo por cuál decantarme mientras esperaba a que ella solucionara mi pequeña duda existencial.

por **Cyara Seery** Dom Ago 21, 2011 9:19 am

Dejé de comer cuando me explicó el por qué de su poco tiempo libre. Era algo normal debido a su trabajo, el cual consistía en asegurar toda la ciudad. Sonreí cuando comenzó a comer con demasiada deprisa, quizá después tuviera una indigestión y se preguntaría el por qué. Reí en voz baja, parecía bastante hambriento. Cuando mencionó el bosque, me emocioné, era una de las cosas que más me emocionaban, y más cuando no llevaba casi ropa; cuando me sentía completamente libre. Respiré hondo, recordando el aroma del bosque.

-A mí también me fascina el bosque -era una de las cosas que más echaba de menos de Irlanda, en realidad, echaba de menos todo. Sus bosques eran inconfundibles, el verde de allí, no era comprable con el de París. Comí algo de carne y bajé el tenedor cuando escuché su curiosa pregunta. Me sonrojé al escuchar lo de mis posibles hijos. Tiempo atrás me lo había planteado, cuando estaba prometida, sí tenía pensado tener varios hijos. Actualmente ni me lo planteaba, era demasiado peligroso. No quería poner la vida de unos niños en peligro. Tosí un poco, bebí vino y después continué hablando-. Era el oficio de mi padre, una de las pocas cosas que pude aprender de él. Para tu curiosidad, él era de Francia, pero no exactamente de París. Cuando tuve que marcharme de Cork y tuve que ganarme la vida, lo único que sabía hacer era éso, fabricar juguetes. Nunca antes lo había llevado a cabo. El primer juguete que vendí era un soldadito de madera. Lo compró un orgulloso padre para su hijo de cinco años. Cuando el niño lo recibió en sus manos, no pude evitar sentirme feliz al observar su amplia sonrisa. Le hice feliz con una fabricación mía... En resumen, sí, me gustan los niños, pero no tengo hijos. Aunque me hubiera gustado... -dije en voz apenas perceptible.

por **Eyra Erikdóttir** Lun Ago 22, 2011 6:49 am

Sonreí ampliamente cuando la escuché hablar de su primer juguete vendido.

- El marido con el que te cases tendrá mucha suerte de tenerte, serás una gran madre.- comenté con un guiño cómplice mientras echaba mi espalda hacia atrás, recostándola en la silla.

De nuevo, el camarero se acercó aunque al ver que Cyara no había terminado se limitó a recoger mi plato y a marcharse, pues no pensaba pedir el postre todavía. Mis ojos se desviaron hacia el gran ventanal que tenía justo al lado y me dediqué a observar los transeúntes que caminaban por allí a aquellas horas.

- Dices que te marchaste de Cork.- repetí con curiosidad, ahora volviendo para mirarla.- ¿Qué te empujó a venir a París?

Le sonreí de nuevo, dándole a entender que podía confiar en mí.

por **Cyara Seery** Lun Ago 22, 2011 9:06 am

Me entristeció aquel comentario de Loukas. Quizás él sí que se planteara formar una familia y lo restante, pero a mí la idea se me había quitado desde hacía mucho. En realidad, nunca había deseado tener hijos y casarme. Fue mi prometido quien me convenció poco a poco y con delicadeza, aún así lo amaba y quería hacerle feliz. Intenté que Loukas no notara mi cambio de humor y dije:

-De momento, no quiero pensar en la familia.

El mesero recogió el plato, en cambio, como yo no había terminado todavía, se marchó sin llevárselo. El restaurante parecía estar a cada minuto más y más bullicioso. El ruido de la gente casi me molestaba, pero debía guardar la compostura. Nunca me habían gustado los sitios grandes con mucha gente en el interior. Me preguntó curioso por la razón de mi abandono de Cork y mi venida a París. No pude evitar ponerme nerviosa. Recordé que cuando conocí a Loukas, todo ocurrió en el Jardín Botánico, mientras él me oyó como lloraba por Daimmen. Daimmen, casi me había olvidado de él, casi, pero no. Siempre ocupaba un lugar importante en mi mente, ya que era mi meta de aquí en París. Poder encontrarle al fin. Notaba su mirada y algo me empujó a decírselo, quizá por confiara realmente en él.

-Te conté que yo estuve prometida antes de ser como soy ahora. También recordarás sobre el hombre que me convirtió, Daimmen. Él siempre me hablaba de esta ciudad cuando iba a hacerle compañía. Parecía tan feliz cuando me describía a las personas, las calles... Antes de venir aquí estuve viviendo unos años en Escocia, pero notaba un vacío en el pecho. Necesitaba respuestas y me decidí a venir a París. Quizá lo busque por pura atracción, porque lo ame, o simplemente para exigirle respuestas. No lo sé. Lo que sí sé por seguro es que necesito encontrarle -expliqué con la mirada seria. Había sonado todo a confesión, pero era verdad, en realidad, no sabía lo que sentía por él. A veces, cuando me acostaba, lloraba pensando en que puede que nunca lo encontrase, que quizás estuviera muerto-. ¿Y a ti, qué te trajo a París?

por **Eyra Erikdóttir** Mar Ago 23, 2011 5:30 am

Me pareció ver el semblante de Cyara algo más oscuro, como si una fina capa de tristeza ocultara su rostro. Noté una punzada en el estómago, sintiéndome mal por mi osadía al preguntarle tan directamente sobre su vida pues, como yo, tendría sus secretos y tristezas. Respondió con sequedad y aunque intentó que no percibiera su cambio anímico, lo noté pero no objeté nada al respecto, me limité a escuchar lo que respondía a mi segunda pregunta, sin darme cuenta que probablemente luego preguntaría por mi motivo, algo que no estaba seguro cómo responder. Y lo hizo y durante unos segundos me mantuve en absoluto silencio, valorando qué era lo que era mejor decirle y que ella escuchara. Sin embargo, creí que Cyara había sido sincera conmigo y creí oportuno que le devolviera era misma sinceridad. Carraspeé unos segundos y alcé la vista de mis manos para hablarle entre susurros, aprovechando que el bullicio hablaba alto y la gente ni siquiera nos miraban.

- Cuando entré en fase por primera vez estaba junto a mi padre... como sabes, la primera conversión es la más dolorosa y te convierte en un verdadero peligro.- explicaba entre murmuros, siempre vigilando que nadie nos escuchara.- Maté por accidente a mi padre y al despertar al día siguiente vi lo que había pasado.-suspiré profundamente y llevé una de mis manos a la sien, frotándomela con insistencia.- Decidí marcharme de Atenas y empezar una nueva vida buscando las respuestas que nadie me daba. Y aquí estoy, con una preciosa licántropa que ha accedido a degustar una cena conmigo.

Sonreí ampliamente, intentando que mi historia no le resultara desagradable o triste. Odiaba que me compadecieran por ello, pues al fin y al cabo, había sido mi culpa. O no, pues yo nunca pedí ser lo que era.

por **Cyara Seery** Jue Ago 25, 2011 7:46 am

Le escuché con calma e interés. Sabía que en su primera transformación, él, completamente descontrolado, asesinó a su padre. Y seguramente, debido a la tristeza y al sentimiento de culpa, decidió marcharse de su hogar. Parecía muy triste al contármelo todo de nuevo, pero no había respondido realmente mi pregunta. Me sonrojé al escuchar su último comentario, otra vez jugando conmigo, ¿o no? Mejor sería andar con cuidado y no meterla pata. Me gustaba estar con Loukas, me sentía segura y confiada ante su presencia. Terminé de comer a la vez que él terminó su historia, el mesero llegó y se llevó mi plato, anunciándonos que pronto nos traería la carta de los postres. Recordé entonces que estábamos en un restaurante muy importante de París, ¿cuánto iba a costar todo aquéllo? Aparté aquel pensamiento de mi cabeza, ya que cuando tocase pagar, significaría una despedida entre nosotros dos, ¿o no?

-Estaba delicioso, ¿cómo era? ¿Musaka? -me limpié con la servilleta que estaba apoyada en mis piernas la boca, ya que había quedado un poco de grasa por mis labios y continué-. Siento curiosidad el por qué eligió París para comenzar su nueva vida o no cualquier otra. Seguramente habrá tenido que pasar por mucho para llegar hasta aquí...

El restaurante se llenaba de más y más gente, pero toda mi atención estaba puesta en Loukas. Quizá estuviera algo nostálgico por hacerle recordar su pasado, y para consolarle, sonreí de todo corazón.

por **Eyra Erikdóttir** Dom Ago 28, 2011 6:54 am

Asentí satisfecho de que ella recordara el nombre de aquella comida griega y dejé que el mesero se llevara su plato mientras esperaba impaciente ver qué postres podría llevarme a la boca, todavía algo hambriento. Pero mantuve mi compostura ante la dama, aunque ésta se quebró cuando Cyara insistió en saber porqué había venido a París y no a otro lugar. Apoyé mis brazos sobre la mesa y mi mentón entre el hueco que habían formado mis manos.

- Supongo que me gustó la ciudad cuando estuve por prime vez aquí hace ya años.- comenté, encogiéndome de hombros y sonriendo cuando ella lo hizo.- Después de lo ocurrido en Atenas viajé por toda Europa en busca de respuestas. Estuve en Skopje (Macedonia), Belgrado (Serbia), Sarajevo (Bosnia), Pécs (Hungría), Viena (Austria), Milan (Italia), Stutgart (Alemania) y finalmente en París. Aunque ese fue mi primer viaje y no culminó en ésta ciudad, dado que viajé por España, Reino Unido, Rúsia e incluso estuve en Egipto... Sin embargo París me enamoró.- admití, bajando la vista del rostro de Cyara hasta la carta de postres que repentinamente había aparecido frente a mí. De reojo pude comprobar cómo el mesero se alejaba de nuestra localización, así que supuse que simplemente no me había percatado de su llegada.

por **Cyara Seery** Dom Ago 28, 2011 2:17 pm

No pude evitar abrir la boca cuando enlistó todas las ciudades en las que había estado. ¡Se había recorrido más de media Europa! En cambio yo solamente el sur de Irlanda, Gran Bretaña y el norte de Francia. Durante unos momentos, envidié a Loukas, sin embargo el motivo de su largo viaje hizo que me echara para atrás sobre la envidia. Mientras él continuaba nombrando países extraños para mí, el mesero vino y nos ofreció la carta de postres. Solté una pequeña risita cuando Loukas, sin parar de hablar, agarró la carta de postres y sin mirar al mesero, continuó. Yo me disculpé en nombre de Loukas con el mesero lanzándole una mirada, al final pareció que no había pasado nada. Mientras leía los postres que nos ofrecía el restaurante, no paraba de pensar en cómo me habría influenciado a mí haber viajado tanto. ¡Yo, una pobre chica de pueblo que cuando llegó a Dublín me quedé con la boca abierta de lo espectacular que era! Fui desechadno algunos postres que me sonaban mal y al final le comenté a Loukas:

-Debes haber aprendido muchísimo con tanto viaje, Loukas -al final había decidido tutearle-. Me sorprende que no hayas visitado mi tierra natal con todo lo que has viajado y con lo aventurero que aparentas ser. Los aires son muy distintos en Cork que en París, aún así, Cork también puede llegar a enamorar, pero de un modo distinto... -cuando recordé que el restaurante era internacional, intenté buscar algún postre típico irlandés. Ninguno, como no. Aparté el menú de mi rostro y le dije a Loukas-. ¿Podrías volver a ayudarme a escoger postre? Sabiendo la experiencia que tienes por haber viajado tanto, supongo que tendrás buen gusto para los postres también -y le sonreí, demostrándole que confiaba en él.

por **Eyra Erikdóttir** Lun Ago 29, 2011 8:24 am

Cyara se sumergió en la carta de postres, frunciendo levemente la nariz. ¿A caso no le gustaba ninguno? Yo la imité y empecé a leer aquellos nombres, deteniéndome en uno específicamente y sonriendo para mis adentros. De pronto, la voz de Cyara reclamó mi atención y alcé la vista.

- Yo pediré el típico yogur griego... aunque si te gusta el bizcocho de chocolate con nueces y miel, te gustaría el Karydopita, también es griego.- reí ante lo último, pensando que al final se cansaría de mí por no dejar de hablar de mis raíces griegas. No podía evitarlo, extrañaba mi tierra, mis costumbres, la gente, la cultura... París me había enamorado pero mi corazón y mi alma siempre pertenecerían a Atenas y sus maravillas.

Entonces apareció de nuevo el mesero, con un bloc de notas apuntando algo. Le pedí mi yogur y desvié la mirada hacia mi acompañante, a expensas de que ella eligiera su postre. Cuando lo hizo, el camarero se esfumó para dejarnos a solas de nuevo, contemplándonos el uno al otro con curiosidad.

por **Cyara Seery** Lun Ago 29, 2011 4:36 pm

Loukas me recomendó entonces el típico yogur griego de su tierra o un bizcocho con un nombre muy extraño pero que era de chocolate con nueces. El estómago se me encogió al recordar el dulce sabor de una buena tarta de manzana, específicamente la que preparaba mi abuela. ¿Cómo era posible que no se encontrase en aquella carta de postres tan internacional? Me sentía indignada, pero no era momento ni lugar para mostrarlo. Cuando el mesero llegó, Loukas escogió su yogur griego, mientras que yo con un leve sonrojo pedí el bizcocho de chocolate con nueces. Pocas veces había tenido la oportunidad de probar el chocolate, ya que era algo que había importar de otros países y siempre que mi familia compraba, yo me sentía la chica más feliz del mundo. Ahora que podía, debía aprovechar y probar de nuevo aquel sabor tan dulce que tanto me gustaba. El mesero tomó nota y se marchó, dejándonos a Loukas a mí mirándonos detenidamente. ¿De qué podíamos hablar ahora? No quería sacar de nuevo la conversación sobre su pasado, ya que de algún modo podía sentir que añoraba su tierra, aunque no estaba completamente segura.

Acerqué mi rostro hacia él, con cuidado, observando primero que las personas de nuestro alrededor se encontraban en sus propios asuntos y le susurré:

-Y entre nosotros Loukas, ¿has conocido a otros licántropos aquí en París? Y... ya sabes, a otros seres que no son humanos... -intentaba decirle que si conocía a otros vampiros, licántropos, cambiaformas, etc. En mi viaje hasta París había conocido varios que de alguna manera habían dejado una marca en mi vida, tanto buena como mala. Desde vampiros sorprendentemente amables, hasta licántropos completamente chiflados. Después de todo, nosotros habíamos sido antes humanos y como humanos había miles, ¿por qué no seres sobrenaturales? Sonreí a recordar a un licántropo escocés que hablaba solo debido a su locura, era un primerizo en su nueva condición, yo intenté ayudarle, pero me resultó imposible.

por **Eyra Erikdóttir** Miér Ago 31, 2011 10:23 am

Me halagó la confianza que Cyara había depositado en mí. Cuando el mesero se fue ya con la comanda hecha, ella se acercó a mí y por un momento, mis músculos se tensaron pensando que osaría proponerme algo indecente. Qué estupidez, por supuesto, pero... sí, debo admitir que lo pensé por un momento.

Por lo contrario, ella me preguntó a cerca de mi conocimientos sobre otros seres no humanos, aquello me incomodó un poco pero no me importó abordar el tema, pues yo también sentía curiosidad por aquello que ella conociera. Agaché el rostro y me acerqué a ella, frunciendo el ceño y susurrando para que nadie más nos escuchara.

- Me he cruzado con escasos vampiros... pero ninguno de ellos me ha inspirado confianza y suelo tener problemas con ellos, no los aguanto.- refunfuñé por lo bajo.- Licántropos he conocido bastantes... yo mismo convertí a una muchacha en loba sin quererlo.- suspiré, recordando a Nara y cómo había terminado todo por culpa de una vampiresa psicópata.- Pero creo que existen más seres extraños ahí afuera... aunque no me haya tropezado con ningún ser a parte de éstos dos que te he descrito.

Callé en cuanto un camarero distinto al mesero que nos servía aquella noche vino a ofrecernos los postres. Tras una reverencia desapareció y yo tomé una cuchara para empezar a degustar aquél yogur que, sin duda, me hacía experimentar la sensación de reencontrarme conmigo mismo, con mi yo griego.

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