Nigthmare starts [Axel]

Otro aburrido dia en la taberna, tirando cervezas para los gaznates de barrigudos alcoholicos. Sinceramente, no pienso probar la cerveza en mi vida, viendo lo que provoca en los hombres...
La tarima estaba limpia pero siempre estaba limpiandola con un trapo, era una forma de parecer que hago algo mientras divago...
La noche ya estaba cayendo, unos individuos se levantaron de unas mesas al fondo.
- ¿No vienes?- pregunto uno de ellos al rezagado cantinflas que se quedo sentado en el sofa.
-Paso, me quedare un buen rato mas, es el aniversario de mi señora y no tengo regalo...- El hombre me miro y apunto a su jarra de cerveza, ya vacia, para que se la rellenase.
Rapidamente volvi a rellenar una nueva jarra de cerveza y acordandome de que el cumpleaños de mi madre esta cerca, quizas tuviera que comprarle algo... ¿pero el que? Ya buscare algo. Deje el alcohol en la mesa y recogi las monedas que habia sobre ella.
Otra vez en la tarima pense que se le puede regalar a una madre: flores? no, eso es de enamorados; chocolate? Eso tambien es de enamorados...
¿Porque solo me venian a la cabeza regalos que me gustaria recibir de un gentil caballero?
Cosa del destino, nada mas pensar esas dos ultimas palabras entro un joven alto y moreno, con la tez blanca y ropa elegante, muy elegante. Sin duda era atractivo. Desprendia ese aura, podriamos decir, de aqui estoy yo, que sutil pero duramente invitaba a mirarle. Ese mismo aura que mi jefa.
Camino de manera elegante y suelta hasta un taburete enfrente mia. Mire a sus ojos, azules, duros y penetrantes, irradiantes de energia.
Baje la mirada intimidado, no sin antes mirar sus sensuales labios, que invitan a besarlos y saborearlos...
'Jeremy! Centrate, estara esperando que digas algo' grito mi mente.
- ¿Desea algo, Mylord?- Dije poniendo la voz mas firme y segura que pude con mi cabeza en otro lado... Posiblemente con el sexy hombre que estaba enfrente mia.

Humanos o cualquier cosa que no fuese un vampiro. ¿Presas o compañía? Obviamente, que para un vampiro como yo no eran nada más que diversión por días. Así era como me había mantenido en el último milenio de mi existencia, y no lo cambiaría, porque no era como si fuera a enamorarme de ninguna clase de humano aparecido por ahí. Es por eso que con el simple motivo de querer conseguir una especie de presa con la que poder jugar un tiempo y de ir a una taberna para cumplir con mis hábitos favoritos me aventuré a dentro de las puertas de la taberna que en la semana que había hecho mi paseo de identificación por París como la taberna más popular que podría haber en la ciudad.

Cuando me adentré dentro de la oscuridad del lugar, pude observar a los humanos mirando a ver a la presencia que se había presentado, yo bien vestido e imponiendo presencia, normalmente les causaría curiosidad, pero hoy no venía a levantar envidia sobre nadie que mereciera envidiarme, sino a como ya había dicho antes a buscar una presa, por lo que con mi poder de telepatía empecé a hacer un escaneo, entre todas las mentes que en la taberna se encontraban hasta hallar una que me llamara la atención y de la que pudiera entretenerme un rato, y esa había sido la de un joven cambiaformas que estaba atendiendo la barra, cambiaformas por el olor, atractivo por la mentalidad.

Caminé con paso firme hacia la barra y tomé uno de los taburetes más estratégicos de todos, uno desde el cual pudiera observar su posición, sus movimientos, sus acciones y escuchar las palabras que le dijera a los otros clientes, aunque bien podría olerlo y leer todos sus pensamientos, pero no importaba, quería hacerlo a la antigua y quería observarlo. Apoyé mis codos en la barra y al mismo tiempo mi barbilla sobre mis manos, demostrando mi interés, cuando me habló me mordí el labio y le lancé una mirada juguetona, realmente quería despertar la sed de mi en aquel muchacho.

- Champán, Monsieur. - Le dije, demostrando mi acento extranjero y mi educación prolongada.

Era bastante fanático de los vinos espumosos y este ahora que se empezaba a comercializar, me parecía bastante aceptable, además de que era una de las pocas bebidas humanas que podía beber y encontrarle atractivo al tiempo...

¿Champan? Queria champan. No sabia que vendiesemos otra cosa que cerveza. Rapidamente busque una botella por todos lados. Hasta que di con una. La abri y el corcho salio disparado a la vez que espuma comenzaba a salir de la botella, dejandolo todo pringado.
Obtuve una copa alta y servi el liquido burbujeante y la deje delante del atrayente hombre. De seguido busque el corcho que habia huido mientras buscaba una fregona con la que limpiar todo el champan derramado. Lo frege todo, dejando una pequeña zona resbaladiza con la que tener cuidado.
Una vez repuesto del accidente del champan, no vi nada roto por el corcho, aunque seguia sin aparecer. Me acerque al hombre que me miraba divertido. Sin duda tenia una bonita sonrisa y apetecia mucho lanzarse sobre él, pero mi madre no me enseño modales por capricho, sino para situaciones como esta.
Tenia que entablar conversacion sino podria ponerme a desnudarle mentalmente y sonreir bobaliconamente y no me apetecia mucho hacer el ridiculo delante de este elegante (y sexy) hombre.
Inhale profundamente para aclarar mi mente y su olor, dulce y atrayente, nublo el hedor del alcohol. Nunca habia olido a nadie asi...
-¿De que tierras lejanas proviene, Mylord? Si no es mucha molestia el preguntar.- Pregunte finalmente. Su acento habia sido extranjero y habia obtenido algo de que hablar.

Diversión. Eso era lo que encontrabas en la mente de una persona que te deseaba con sus mayores instintos carnales del otro lado de la barra y que ni siquiera sabía que la profundidad de su mente el lugar que el más podría pensar seguro era completamente espiado por mi. Me regodeé, contento conmigo mismo y mi ego, siempre lo había tenido algo porque siempre me había considerado especial y por encima de la humanidad así que no tenían nada de que culparme al final de cuentas, en mi caso ser un creído no era nada de malo.

Me pasé la lengua por los labios luego de inclinar la copa en la que el muchacho había vertido el champán, saboreando cada exquisita gota de este líquido dulce y espumoso y me pregunté que se sentiría saborearlo directamente del cuerpo del cambia formas atractivo aquí presente, al cual no pude dejar de quitarle la mirada. Sonreí al ver su acto torpe en el que hizo un pequeño desastre mientras intentaba abrir el champán y me sentí complacido, se empezaba a poner nervioso.

Hice caso omiso a su pregunta por un segundo, mientras me deleitaba aun con la copa pegada a mis labios y tomandola desde abajo demostrando la alta clase de la que provenía, crucé mis piernas en un ademán y miré ausentemente por un período de tiempo indefinido hacia cualquier dirección dejandome así llevar por mis cavilaciones, luego cuando de a pequeños sorbos el suministro de bebida se había agotado en la copa, la coloqué de nuevo en la barra. Siguiente a esto, estiré mis dedos y crucé mis brazos además de que me recliné en el espaldar de la silla, para poder contemplar mejor al muchacho ahora que se había acercado.

- Vengo de Rumanía. - Contesté calidamente, pero sin muchas ganas de agregar algo más a mis cortas palabras, no porque no quisiera hablar sino porque simplemente no sabía que decirle... No aparte de que me parecía completamente apetitoso.

Que atractivo era aquel muchacho. Sí definitivamente tenía ese encanto especial en él que solo había encontrado en unos pocos otros a lo largo de la eternidad, ese que me hacía querer coquetearle desde la punta de mi cabello hasta la punta de mi último dedo del pie, solo para llamar su atención, casi que me hacía sentir... humano. Aunque eso, obviamente, era imposible. Mi humanidad había sido perdida hace muchísimos años atrás y no sería recuperada, porque seguramente mi encaprichamiento con este nuevo muchacho cambiaformas pasaría una vez que lo llevara a un recinto cerrado en el que pudiéramos estar los dos solos, pero mientras eso ocurría yo simplemente me divertía lanzándole miradas juguetonas cada cinco y sintiéndome halagado por su atención.

Escuchaba atentamente lo que decía ahora fijando mis ojos completamente en él, pero no respondía inmediatamente porque me gustaba mantener ese aura de misterio alrededor de mi, de tranquilidad, y de ausencia de apuro, porque como era obvio yo tenía toda la eternidad para vivir y disfrutar de muchos como este, porque como ya bien el mundo me había prometido este no sería ni el primero ni el último, pero por ahora sería bueno saborearlo y disfrutar el encanto que todas y cada una de sus palabras soltaba, además de sentir mi cuerpo efervescer acompañado de mis instintos conforme escuchaba cada palabra que su mente guiaba en mi dirección. Estaba realmente complacido con su compañía y seguramente visitaría esta taberna más seguido, solo para verle.

- No te preocupes, puedes preguntarme lo que quieras. Debe ser muy aburrido estar ahí atendiendo todo el día y no entablar conversación con la gente. - Dije, esta vez hablando en un perfecto francés, punto para los vampiros por su capacidad de adaptación a cualquier medio. - En cuanto a Rumanía... Es completamente despampanante, bastante clásica e interesante. Deberías ir algún día y comprobarlo por ti mismo. - Susurré un poco más cercano a él pero sabía que el me escucharía porque estaba pendiente de mi, además porque se lo había querido hacer llegar lo que era suficiente.

¿Su reverencia y el por qué no le decía que no me llamara milord? Sencillo, porque me gustaba ser adorado y tratado con respeto, y cada palabra que salía de su boca o cada acto improvisado o vergonzoso me hacían despertar aun mayor atracción por aquel muchacho, tanto que en un momento pensé en asesinar a todos en el bar y cerrar las puertas, para poder comérmelo vivo, la boca literalmente se me hacía agua por la lujuria que sentía del solo poder imaginarlo tocando su piel o besando su pecho. Realmente estaba encaprichado.

Diversión. Eso era todo lo que me proporcionaba, diversión en polvo, su hablar, su caminar, la forma en que se movía y hacía expresiones faciales, la forma en que se disculpaba, y la forma en la que me tentaba lanzarme sobre su cuello. Me pregunté si la tensión sexual en ese momento no habría sido muy grande para ser soportada o para estar alrededor de nosotros, pero reemplacé esa idea rápidamente para seguirme concentrando en el caramelo que tenía por ahí, rondando y limpiando mesas de bar. Cuando fue a limpiar las mesas, me giré sobre el taburete y apoyé los brazos sobre la barra a cada uno de mis lados, y crucé las piernas mirandolo con una sonrisa de oreja a oreja, casi podía sentir brotar mis colmillos, pero solo era una idea vaga en mi mente, era obvio que eso no estaba pasando.

Vi como aun quedaban algunas personas en el bar y me cansé de esperar a que se fueran, no los quería entre el y yo así que moví un poco la balanza a mi favor y cambié el resultado de las cosas. Como vampiro milenario tenía poderes sorprendentes, como saber lo que pensaban las personas, poderles provocar dolor mentalmente con solo fijarles la mirada y uno bastante especial y productivo, la capacidad de controlar las emociones de quienes estaban a mi alrededor, aparte de los poderes normales vampíricos. Así que haciendo ejecución de mis capacidades, registré a cada humano del sitio y le hice sentir dos emociones muy fuertes. La primera, gratitud hacia el bartender, mi querido muchacho cambiaformas, así que todos los pocos que quedaban ahí se veían complacidos con él y dejando propina. Y la segunda emoción fuerte, fue cansancio, fastidio y que extrañaran sus hogares, para que así poco a poco, se retiraran del lugar dejando sumas de dinero en las mesas con obviamente más dinero extra.

Sonreí, satisfecho cuando vi los resultados. Era tan fácil manipular a los humanos cuando eras como yo, definitivamente la balanza no estaba nada equilibrada en ese punto, pero no me importó. Yo no escogí ser vampiro, así como no escogí que mi creador me hiciera todo el daño que me hizo. Que el cielo lo guardara y lo matara si quería, le temía a ese hombre y no lo iba a ver nunca más si podía evitarlo, así que era mejor no ocuparse de pensar en esto después de tanto tiempo y preocuparse por el cambia formas que aun no sabía si me llevaría a la cama esta noche o no.

- Parece que quedamos solos tú y yo.... - Hice una pausa. - Jeremy. - Solté su nombre como un suspiro, mientras lo perseguía directamente con la mirada, aun regodeandome de lo que hace poco había hecho. - No estás siendo para nada descortés, de hecho podría decir que me agradas bastante. - Dije, jugaba lo mejor que podía las cartas, quería estar con él, ser suyo por un tiempo. - Soy Andrew Van der Woodsen. Para servirte. - Me bajé del taburete con un sonido enérgico al momento en que mis botas golpearon el piso y le extendí mi blanca, pequeña y que ahora se veía delicada mano, este gesto seguramente me hizo parecer aun más pequeño que de mis cortos dieciséis, pero de eso se trataba el vampirismo, de tener juventud eterna...

Ligero. Así fue exactamente como me hizo sentir, como que me podía dominar aun cuando yo era indomable, que me podía estremecer, y que si le seguía dando paso que iba a poder destrozar mi corazón. Já, corazón. Como si yo tuviera semejante cosa absurda, corazones tenían los humanos esperanzados que creían en el amor, yo no creía en eso. Nunca lo había tenido de nadie y no lo tendría ahora, así funcionaba la vida para mi y nunca cambiaría. Era obvio. Pero ¿Cómo negarme a sus encantos? ¿Cómo negarme a su abrazo?, yo no pesaba mucho naturalmente, pero por la fuerza de vampiro podía hacer presión si quería para evitar ser arrastrado, pero ahora nada de eso funcionaba, porque estaba entre sus brazos besándolo. Oh mi querido Jeremy, no sabías exactamente a quien habías encaprichado.

Se sentía bien ese beso tierno, que no estaba lleno de lujuria para variar, era improvisado, pero profundo y me gustaba sentir como su respiración golpeaba a borbotones mi cara. Era exquisito y no podría soportarlo, sentía como nuestros olores se mezclaban, y como su corazón empezaba a latir con fuerza, era maravilloso tenerlo tan cerca, me empiné un poco por la diferencia de altura y subí mis brazos para enrollarle mi cuello, pero de repente fui nuevamente sorprendido. Dos en un día, eso probablemente sería un record, porque un vampiro lector de mentes no era fácilmente sorprendido, excepto hasta ahora en el momento exacto en que un cambiaformas me había besado y luego me había apartado de sus brazos. Me indigné un poco, pero era un riesgo que quería seguir jugando.

No supe si sentarme en el taburete de nuevo o qué, hacerle sentir mal porque me había rechazado o si decirle que tenía completa luz verde para tenerme, pensé que la última opción quizá sería muy de persona fácil así que me giré enérgicamente sobre mis talones y con las mismas me devolví hacia el taburete que antes había dejado, de un salto me subí a el, y luego tomé la botella de champán que había quedado ahí en la barra para rellenarme otra copa hasta el tope y beberla muy lentamente mientras volvía a examinar a mi compañero del otro lado. No sabía que hacer exactamente, no quería que durara solo una noche para él, tenía ganas de estar con él si, pero el estaría pensando ahora mismo que yo era un niño, y si jugaba mal las cosas, entonces me tocaría matarle. Antes del amanecer siguiente.

No le dije nada, solo lo seguí mirando y cuando escuché lo de la insensatez hice un claro gesto con la mano que significaba que no se tenía que preocupar por eso, luego miré de nuevo hacia una de las paredes del bar con el mismo interés con el que miraría la actuación de un circo pobre, ninguna. Quería ver como Jeremy interpretaba mi silencio.

Reí. Había sido desconcertante para él mi proceder, pero supe que no debía presionarlo a que me atajara contra una pared y me besara como nunca había besado a nadie. Además un poco de misterio siempre estaba bien para comenzar a jugar, por lo que sonreí mientras bebía mi copa de champán y apuré el paso del líquido por mi garganta para poder hacer que mi joven, y apuesto acompañante terminara de limpiar y cerrar su negocio. Con calma, coloqué la copa de nuevo en la barra y estiré mi cuerpo, luego me lancé nuevamente al piso desde el taburete haciendo un ruido sordo y enérgico, y caminé al compás de la música que sonaba en ese momento, pasé por su lado y le coloqué un brazo en el hombro, luego me empiné dejando mi boca a la altura del lóbulo de su cuello, rozandolo y tentandolo más, evitando que su corazón perdiera el ritmo frenético que ya llevaba.

- Tienes cinco minutos. Y no intentes escapar de mi. - Le susurré y luego le di un toque a su pequeño lóbulo con la punta de mi lengua, giré como si no hubiese acabado de hacer lo que había hecho y recibí mi abrigo en la puerta, luego salí y me quedé en la calle inmóvil esperandolo. Sería mejor que no tratase de huir de un cazador como yo, porque tan larga como era la eternidad. Estaba seguro de que lo encontraría.

Me quede ahí plantado en mitad del bar, con una sonrisa boba y el cerebro en shock, mientras el chico salia.El corazón bombeaba frenéticamente.
Me había susurrado en el oído, lenta y sugerentemente... 5 minutos... Mire a mi alrededor. "Tardare 4" Me dije a mi mismo. Limpie todo lo que me había quedado.
"No intentes huir de mi" Me había susurrado, ¿como me iba a escapar de semejante persona? ¿Porque pensaría que iba a huir? ¿A caso debía de huir? ¿Seria peligroso? ¿Como un chico como ese podía ser peligroso?

"Vampiro"

Vampiro resonó en mi cabeza. Llego cuando callo la noche, tenia esa atmósfera perturbadora y atrayente a la vez, era pálido, no olía a nada conocido y estaba frió.
"Que chorrada" ¿como podía ser un vampiro? ¿Y por que no? Todo encajaba.
Fuese o no vampiro, estaba esperando fuera, ¿porque no preguntar? Cogí mi chaqueta, una vieja de cuero que me regalo mi madre hace unos años y salí del local, cerrándolo al pasar por el.
El chico estaba esperando, como había prometido. Se acerco a mi. Trague saliva fuertemente para poder pronunciar las palabras que se agolpaban en mi boca.

-¿Tu eres... Eres... Un vampiro, verdad?- logre pronunciar.

Mi corazón latía rápido, no sabia bien si por pensar que este chico era una maquina asesina, y que iba a ser su próxima victima, o por la excitación de poder volver a besarle. Ahora mismo ese misterio y sensualidad se habían convertido en terror y atracción. ¿Como podía ser posible eso?
Estaba preparado para salir por patas si pretendía cenarme, no iba a ser presa fácil. Aunque parte de mi deseaba lanzarse sobre él independientemente del vampirismo. Mi cabeza daba vueltas.

Tonto. Era tonto quedarme esperando afuera del bar, a mi acompañante de la noche, pero no tenía realmente otras opciones en mi abanico de posibilidades en este momento, como para ponerme pretencioso en esta clase de situaciones. Me sentí aburrido y abrumado, no podía creer que realmente estuviera esperando a un cambiante en las puertas de un bar, pensé en irme, pero me retracté. Yo nunca había dejado a nadie escapar una vez que le había fijado la mirada, y este tipo no iba a ser la excepción.

En cuanto salió del bar, vi con que aires venía. Estaba aterrorizado, porque se había dado cuenta de que era un vampiro, no me importó, pensé en utilizar mis poderes para quitarle el miedo pero no lo hice porque pensé que sería falsificar nuestra cita, si es que así se podía llamar a lo que estábamos teniendo esta noche. Dejé que formulara su pregunta, aunque la vi venir desde su mente tan claro como un pensamiento se puede manifestar en la mente de un telepata y no me preocupé, no es como si el fuera un humano. Así que no estaba obligado a matarlo.

- Pero ¡¿Qué cosas estás diciendo?! - Me exalté y abrí los ojos tanto como pude, dando expresión de sorpresa. Era demasiado buen actor para dejarme llevar por una pregunta de este tipo. Luego me reí, como se supone que un humano haría y le pegué en el brazo con aires más amistosos esta vez. - Es obvio que los vampiros no existen. Y si no existen es imposible que yo sea uno. Venga ya, Jeremy no empieces a bromear con esas cosas. -

Me pregunté si se lo creería, o si iba a querer intentar matarme, porque iba a pensar que yo iba a intentar matarlo.

Me inspiré con el beso, no era realmente algo que esperaba. Segunda vez que había sido sorprendido esta noche, pero no por ser inesperado me había disgustado, es más empezaba a cogerle el gustillo a la forma en que mi acompañante me hacía sentir, por lo que me dejé llevar por la situación, sin pensar en las futuras consecuencias del mañana, y sintiendo sus suaves y cálidos labios sobre los míos, dejé que pasara el tiempo, hasta que supuse que llegaba el momento en el que él, por no estar "muerto" como yo, tenía que recuperar el aliento. Lo que hizo a continuación, fue completamente cursi y cariñoso, pero me había cautivado ese gesto, aun quedaban varias horas para el amanecer así que no me preocupé, pero deseé que el sol nunca más volviera a salir, para que así esta noche se convirtiera en eterna y yo pudiera pasar la vida con él. Algo fantasioso sí, pero en eso estaba pensando.

Lo que vino a continuación me tomó por sorpresa. Oh ahí vamos otra vez con el tema de los vampiros. No podía ser que no hubiese pensado la posibilidad del sol. Pero al final de cuentas ese era un daño menor, porque después de todo yo era un miembro de la clase alta y podía inventar un gran evento social para mañana. No es que importara tanto, lo que importaba era que el cambiaformas estaba jugando de forma más astuta que yo y eso no estaba bien, porque se suponía que el que tenía años de ventaja y experiencia atajando planes de las personas era yo. O bien, podría conseguir alguna especie de bruja poderosa que hiciera alguna poción para caminar en plena luz del día, pero no creía realmente que eso fuera posible y menos de lograr de la noche a la mañana.

Lo vi alejarse unos cuantos pasos y me crucé de hombros, para luego ponerme una mano en la frente y echarme el cabello hacia atrás en ese gesto de preocupación que las personas suelen hacer cuando se encuentran en un dilema. Ahora mismo yo tenía dos opciones, la primera dejarlo ir y no volverlo a ver hasta su próximo turno nocturno, o la segunda con la cual no estaba muy dispuesto a realizar porque mi orgullo no me dejaría seguir a nadie. También me quedaba utilizar mis poderes para atarlo a mi, pero eso me pareció irreal, y no era exactamente lo que estaba buscando en él.

- Oh bien... Sí tanto crees en vampiros... - Dije, aun sabiendo que me oiría. - Puedes pasar la noche conmigo, y verme cuando amanezca. - Sonreí de medio lado, no era una invitación que se le soliera a hacer a las personas que acabas de conocer, pero no tienes la misma tensión sexual que teníamos nosotros con todas las personas que acababas de conocer. Quise que se devolviera, y quise abrazarlo y besarlo bajo las estrellas hasta el amanecer, o hasta el anochecer si nos quedabamos en mi oscura habitación. Pero no, tenía mucho orgullo para pedirle eso a alguien, y también mucho tiempo para conseguirlo, quizá no esta noche. Sino otra.

Confiado, eso era mi cambiaformas favorito. Una persona absoluta y completamente confiada en que yo me iba a rendir a buscarle con palabritas bonitas, para que me quisiera. Si íbamos a jugar, el iba a tener las reglas claras y yo también. Porque a diferencia suya, yo sabía lo que el pensaba, y aparte de pensar que yo quería beberme su sangre, el pensaba también en quererme, como a su compañero, que al final de cuentas era lo que yo también quería. Compañía, a cuanto tiempo y que tipo no lo sabía, y si no era él, entonces sería otro, eso sí a este que me gustaba no lo iba a dejar escapar tan fácilmente como salir corriendo.

Cuando terminó de hablar, completé mi sonrisa y entonces me moví a la velocidad que solo los vampiros poseen para avanzar los pasos de distancia que habían entre nosotros, dejando su boca bastante cerca de la mía, aun cuando el era obviamente más alto. En esa distancia, tan cerca a él suspiré, y subí una de mis manos a sus mejillas, además de que acerqué mi boca tanto a su oído que mi aliento le golpeaba de lleno. - No sabes mucho de vampiros ¿cierto?. Uno de mi tipo no te dejaría escapar tan fácil. - Y entonces acomodé mis brazos alrededor de su cuello y coloqué mis labios sobre los suyos, el beso más tierno que seguramente había dado en años, lo extendí por un tiempo más, dándole otros pequeños besos sobre su boca y luego me separé y le di la espalda, volviéndome exactamente al camino contrario de él.

Se acerco a mi con esa velocidad imperceptible para humanos. Y se colgó de mi cuello, como había hecho en mis besos, acerco los labios a mi oído y me susurro algo que me puso los pelos de la nuca de punta. Por un segundo paso por mi mente que iba a convertirme en su cena y que simplemente le había dejado hacerlo.

Sus labios pasaron del susurro a mis labios, dejando una sensación de alivio que sin duda se vio intensificada por el penetrante beso. Luego se separo de mi, dejándome con mas ganas, ganas de continuar ese beso, de seguir con él, de tocarle y sentirle... Él simplemente se fue dejándome atrás. Hasta ahora nunca me había dado la espalda y sin duda era igual de hermoso. Deje caer un suspiro, no se muy bien porque.

-Nos veremos otro día.- Dije sin saber si me había oído o no.

Me daba pena, había disfrutado esos tres cortos pero intensos primeros besos, quería seguir estando con él, pero era un vampiro, eso lo hacia imposible al menos si quería seguir vivo. Lo mejor seria olvidarle, lo mas rápido posible, por el bien de mi vida.

- ¿Realmente tienes que irte? - Le pregunté aun sabiendo la respuesta a mi propia pregunta. Cuando lo hice, lo hice rompiendo el sordo silencio que hasta hace poco había quedado entre nosotros después de su clara negativa cuando se había dado cuenta de que clase de criatura era. Ya dije que no lo iba a dejar escapar, no tan fácil. Me giré para verlo, de verdad que quería tenerlo a mi lado para esforzarme tanto por él. - Si hubiese querido beberme tu sangre lo habría hecho, y no solo la tuya. También la del resto del bar. Y como puedes ver, no lo he hecho... ¿A que crees que se debe eso? - Mientras dije esto último fui dando lentos pasos, de nuevo para acercarme a él poco a poco. Quería intensificar su atracción por mi, llenando de deseo nuestra conversación.

- No quiero tener que verte otro día si puedo estar contigo ahora... - Coloqué mis brazos alrededor de su cuello, pero antes pasé una de mis manos lentamente sobre su pecho, recalcando completamente su anatomía como si de mi se tratase la obligación de tener con mi mano que dibujarla. Quise llevármelo lejos en contra de su voluntad, pero si quería estar con él más tiempo que una noche, no podía hacer eso. Pensé en las cartas que me podía jugar, tenía muchas, y al menos no hasta que amaneciera no lo dejaría. Mala suerte para él que faltaban al menos unas seis horas para eso. - Sé que quieres estar conmigo Jeremy, lo huelo en tu cuerpo, así como huelo lo que eres.... - Susurré tocando su nariz con mi boca, luego la parte que separaba nuevamente sus labios de su nariz. Quería tenerlo, pero no quería que intentara atacarme o transformarse, porque si hacía eso y me obligaba a luchar iba a salir muy mal parado.

No todo el mundo se enfrenta a un milenario y vive para contarlo.