Los dos juntos (Will)

por Invitado Vie Ago 12, 2011 9:55 am

Había acabado mi turno y como aun era temprano para irme a casa decidí pasar antes por un café. Así que iba más o menos decente, me había puesto el corsé, un vestido largo de color carne que me había encontrado entre mis cosas y que se parecía a un vestido de las mujeres de clase media. Quizá alguien me lo había regalado hacia un tiempo pero la verdad es que no lo sabía, lo habría olvidado como todo… Me peine el cabello dejándomelo suelto. Salí del burdel con tranquilidad, la gente que me había visto salir de este me miraba con desprecio pero ya estaba acostumbrada. Era la vida que me había tocado. Llegue a las calles y busque un café acogedor y cuando lo encontré, entre.

Ya estaba dentro, el café era acogedor y no hacía mucho calor. Se estaba cómodo, busque una mesa donde no hubiera nadie y me senté. Pedí un café pero mientras estaba leyendo el periódico sabiendo las últimas noticias pero entonces vi a un chico muy atractivo entrar en el mismo café donde yo estaba, me decidí a saludarle y quizás hablar con él. Me gustaba, me acerque a él y le sonreí.

-Hola ¿este sitio está ocupado o puedo acompañarle? Si usted quiere por supuesto.

por **Vilhelm Larsen** Vie Ago 12, 2011 4:33 pm

Había pasado toda la mañana en la biblioteca, como no, leyendo y leyendo. Así pasaba mi tiempo libre, a no ser que me encontrara con algún conocido y me parase a hablar con él. Para cuando me di cuenta que me vista estaba bastante cansada, ya era casi por la tarde y me había leído dos libros. Uno era un tratado de un político y filósofo, y otro simplemente era una novela de un autor inglés. Ahora casi toda la literatura se centraba en el encuentro de la libertad, los viajes, etc. Estiré los brazos tanto como pude, intentando despejarme al mismo tiempo, bostecé y dejé ambos libros en su sitio. Me despedí del bibliotecario, como siempre -a lo largo de los años y mis continuas visitas, ya se había quedado con mi cara-, y salí al exterior.

Durante unos instantes, el sol me cegó por completo, ya que la biblioteca de París era inmensa, oscura e incluso fría en verano. Me quité la chaqueta negra que llevaba a causa del repentino cambio de temperatura y decidí que para mantenerme despierto hasta el anochecer necesitaba un café. Caminé por las irregulares calles de la ciudad, tropezándome varias veces con gente que iba demasiado deprisa, y esquivé a gente con la que no deseaba a hablar.

Al fin llegué a mi cafetería favorita. Un pequeño descubrimiento que había hecho con Ginebra cuando acabábamos de llegar a París. Era un café que hacía esquina, con pequeñas ventanas, pero sobretodo acogedor. Entré con una sonrisa en la cara al percibir el dulce olor a bollería, ya que el dueño era hijo de panaderos y aparte de ofrecer sus deliciosos cafés también preparaba todo tipo de bollería. Ya había intentado varias veces que me enseñara, ya que una de mis pasiones era la cocina y cuanto más aprendiera mejor -poco se me había permitido en Dinamarca-. Me senté en mi sitio de siempre, esperando a ser atendido, cuando de repente una mujer ataviada con bonitos ropajes se me acercó; haciéndome preguntar el por qué.

Busqué con la mirada algún sitio libre, pero no debía ser descortés con la mujer. Quizá sólo buscaba una conversación ajena a su físico, o quizá totalmente lo contrario. Comprendía que yo tenía cara de ingenuo.

-Um, claro, no me molesta en absoluto -me levanté y le aparté la silla de la mesa para que pudiera sentarse-. Soy Vilhelm Larsen, pero puede llamarme Will. ¿Y usted? -entonces decidí que quería un croissant.

por Invitado Sáb Ago 13, 2011 6:18 pm

Aunque no lo pareciera, solo buscaba por ahora hablar con él conocerle. Además todos los hombres acababan malinterpretando las cosas por mi físico, yo no podía ir por la calle sin que algún hombre me reconociera como cortesana e intentase aprovecharse de mí. La verdad es que después de tres años en mi trabajo, sin recordar mi vida antes de los 16 y aguantando a aquellos hombres cada día ya me había acostumbrado pero ahora con mis 19 años empezaba a estar un poco harta, soñaba con algún día encontrar un hombre que me quisiera, poder dejar aquel trabajo y poder ser feliz y formar una familia. Pero por ahora… era un sueño imposible de cumplir.

Espere la respuesta de aquel chico con una de mis sonrisas, aquellas sonrisas que decían todo y no escondían nada. El chico parecía tímido, yo lo era también pero con el tiempo había aprendido que cuando te gustaba alguien tenias que ser algo más lanzada y siempre dar el primer paso. Así que en aquel momento había hecho caso de mis “estudios” por decirlo de alguna manera y me había acercado a aquel chico que llamaba mi atención. A primera vista, parecía una persona simpática, algo tímida pero muy agradable. Quizás no se esperaba que yo me acercara pero así era, algo en él me llamaba la atención y además poseía una belleza que se veía pocas veces.

Sonreí al momento de su respuesta pero hubo algo en su acción que me sorprendió, otra persona habría esperado sentada a que yo tomara asiento por mí misma. Pero él se puso de pie y me aparto la silla como se les hacía a las chicas de clase alta, debo decir que ese gesto me enterneció y me gusto muchísimo. ¿De verdad que no parecía una cortesana con aquel vestido? Me senté y sonreí aun mas cuando se presento.

-Es un placer el conocerle Will, soy Elinor Clarissa Carstairs. Gracias por dejarme acompañarle.

Dije muy educada como siempre pero un poco mas lanzada aunque a mí me parecía que el ambiente entre los dos era relajado y eso me gustaba muchísimo. Toda la gente me llamaba Elinor nadie había acortado mi nombre de ninguna manera al menos en los tres años que recordaba porque antes de los 16 no recordaba nada. Pero era muy agradable estar allí, el mesero se acerco a nosotros me sirvió a mí el café y la pasta que había pedido y le apunto su pedido a Will.

por **Vilhelm Larsen** Dom Ago 14, 2011 2:29 pm

La joven que se había acercado a mi mesa se presentó por su nombre completo, Elinor Clarissa Carstairs. Aquel no me parecía un nombre inglés, pero poco me interesé pues lo que importaba en aquellos momentos era el croissant que pronto llegaría a la mesa. Me quedé mirando a Elinor, examinándola, estudiándola. No era una mirada típica de hombre -es decir, una mirada pervertida-, sino más bien como si estuviera mirando un objeto, quizá, no tenía un espejo para saberlo. No parecía ser una muchacha corriente, había algo en ella que me inquietaba, pero no sentía nada raro en ella. Parecía feliz, contenta y muy tranquila. Quizá había sido demasiado educado para ella, me paré a pensar que a Elinor no estaba acostumbrada a aquel trato y de ahí un momento de confusión que sentí.

Me pasé la mano por el pelo, desordenándomelo mientras suspiraba. Era un momento muy inquietante. El café estaba lleno de vida, lleno de personas con sus propias conversaciones. En cambio ella y yo nos manteníamos callados, sin sabernos muy bien qué decir. Yo porque no me apetecía mantener conversación alguna y ella quizá por timidez. Con el dedo índice dibujaba círculos invisibles en la mesa, intentando distraerme. El tiempo pasaba lento, hasta que al fin, mi esperado croissant y café llegaron. Pagué al camarero, quien me sonrió -él ya me conocía a causa de mis continuas visitas-. Toquetée un poco lo que iba a ser mi comida, pensando en qué poder decir. ¿Por qué había decidido al final hablar con Elinor? Quería descubrir la razón por la cual había decidido sentarse conmigo.

Recordé entonces el origen de mi cortesía. Procedía de mis tiempos como siervo en la mansión de los Anderberg, donde debías ser servicial y obediente. Pero los tiempos habían cambiado y ahora era libre.

-¿Viene usted mucho por este café, srta. Elinor? Le recomendaría después su tarta de queso, es estupenda -no me creía un experto en cocina, pero mi amor hacia ella me permitía hablar un poco y usar a veces palabras más técnicas...

por Invitado Lun Ago 15, 2011 12:06 pm

Aunque Will me miraba me sorprendí al notar que era la primera vez que no me sentía incomoda ante la mirada de un hombre, entonces comprendí que Will no me miraba de la forma en la que lo hacían los demás. Quizá porque no sabía si mi trabajo, mi vida… una vida que yo no había elegido. Nunca lo habría elegido por elección propia es mas ni siquiera me gustaba. Pero desde que me había despertado en aquel burdel de Inglaterra a los 16 años sin recordar nada más que mi nombre y mi edad creían que ese era mi lugar y que debería terminar ahí. Aunque mis nombres y mi apellido me parecían más de una clase alta, pero nunca había pensado detenidamente en ello. Mientras el chico me estudiaba yo pase a hacer lo mismo pero con disimulo.

Era bastante atractivo como ya había visto antes, parecíamos bastante cortados el uno frente al otro… pero él parecía no tener interés en mi. Me sentí dolida, no es que esperaba que se tirase encima de mí como los demás hombres pero al menos que tuviese interés en hacer amistad con una mujer que se había acercado a hablar con él. Me devanaba los sesos para saber de qué hablar, quería saber que le pasaba para que no quisiera hablar conmigo. Me lleve la taza a los labios con cuidado de no quemarme y luego partí la pasta con mis dedos, y me comí una parte. Pero cuando iba a abrir la boca para decir algo, su voz me sorprendió y subí la mirada con curiosidad y con una sonrisa en mis labios. Vaya, parecía que conocía bien los platos de cocina que mejor estaban. Quizás si que teníamos algo en común. A mí me encantaba la cocina se me daba bastante bien aunque no recordaba donde había aprendido todo aquello me salía solo.

-La verdad es que no, vengo solo cuando puedo. A veces no tengo tanto tiempo libre como desearía, pero tomare su consejo en cuenta. Veo que le gusta la cocina igual que a mí.

Dije con una sonrisa, la verdad es que no quería decirle de que trabaja. A saber qué pensaría de mí, las cortesanas no éramos bien vistas en la sociedad. Algunas personas nos miraban como si en vez de vivir nos tendrían que matar por ser lo que éramos, como se notaba que ellos no se tenían que ganar el dinero con el sudor de su frente como nosotras. No es que nos gustara nuestro trabajo (bueno, no a todas) pero algunas lo hacíamos porque no podíamos hacer otra cosa y yo lo hacía porque era la única cosa segura que tenía desde que había perdido la memoria a los 16 años.

por **Vilhelm Larsen** Sáb Ago 20, 2011 8:13 am

Seguía llamándome la atención su espontaneidad, además su vestimenta. Parecía ser una chica de clase media, aún así su ropa era demasiado vistosa. Era una chica bella, no lo podía negar, pero yo no me guiaba por éso cuando antes buscaba el amor. Su ropa marcaba todas sus curvas y dejaba ver un amplio escote que seguramente habría llamado la atención a más de un hombre. No era de aquellas personas que juzgaban antes de conocer, por lo tanto decidí comportarme tal y como me habían enseñado, con cortesía, después de todo era una mujer. Cogí un trozo de comida y me sorprendí ante su comentario. De una manera u otra, terminé sonriéndole y me metí el trozo de comida en la boca. Se notaba la tensión en el ambiente y cuando tragué, dije:

-Me alegra conocer a otra persona con la cual comparto una afición -me quedé mirando por un momento mis manos, como si las estuviese estudiando-. Me gusta trabajar con las manos y la cocina es un arte bastante creativo. No soy muy bueno dibujando, pero cuando cocino siento que estoy haciendo una obra de arte, aunque después acabe en mi estómago o en el de otra persona... Por lo que veo, es sólo una afición suya también. ¿Cómo se gana la vida usted, srta. Elinor?

La curiosidad nació en mí. Quería saber por qué aquella chica vestía ropa tan vistosa. Tenía una teoría sobre su trabajo, pero quizá fuera errónea, y no era yo quien para juzgar. Me crucé de brazos, observándola con confianza, esperando a su respuesta.

por Invitado Dom Ago 21, 2011 7:39 am

Sabía que aunque mi vestido parecía de clase media algo hacia ver que yo no pertenecía a esa clase, primero la vistosidad de mi ropa, poco después se daría cuenta de mi actitud y finalmente quizás mi forma de hablar. Llevaba tres años siendo cortesana y había empezado en una época que era muy vulnerable y eso había influido en mi forma de ser y de vestir. Pero sabía que tarde o temprano tendría que decirle mi trabajo y esperar que su reacción no fuese demasiado mala. Mientras él me sonrió, yo hice lo mismo y cogí la pasta que me habían traído. Mordí un poco, llevándome un trozo normal para que pudiera caberme en la boca. Lo mastique con suavidad, deleitándome del sabor que tenia. Tenía un poco de chocolate y eso me gustaba, siempre me había gustado el chocolate. Al menos hasta donde yo recordaba… Le escuche y mi corazón se encogió, bien había llegado la hora de la verdad aunque primero… dije otra cosa.

-La verdad es que a mí me gusta todo lo que tenga que ver con el arte, la cocina antes de todo. Pero me gusta dibujar y tocar el violín, son cosas que me ayudan a dejar volar mis pensamientos. Yo… soy… cortesana…

Dije bajando mi mirada en ese mismo momento, sin saber cómo iba a reaccionar. Mis manos se apretaban la una a la otra debajo de la mesa. No había forma de que me tranquilizara, no todos los días le decías a un hombre que eras cortesana antes de que él lo supiera. Además siempre que conocía a alguien, intentaba esconder el hecho de mi trabajo. Algunas personas se escandalizaban al saberlo pero nunca me volvían a hablar, otras bueno… eran hombres y se aprovechaban de que fuera cortesana para pasar un buen rato y utilizarme para ello. No sabía que diría Will de mi trabajo, sin mirarle por miedo cogí mi taza y bebí un poco del café que había pedido que se deslizaba veloz por mi garganta.

por **Vilhelm Larsen** Dom Ago 21, 2011 8:51 am

La escuché con atención. No me imaginaba a Elinor tocando el violín, pero ella no se podría ni llegar a imaginar lo que era yo en realidad. Que yo a veces pronunciando unas simples palabras podía cambiar el rumbo de las cosas, y que otras veces soñaba con acontecimientos del futuro. Paré de masticar mi croissant cuando me confesó que era una cortesana. Sabía que me estaba ocultando algo y me esperaba aquéllo, después de todo había hecho la pregunta ocrecta. Entonces mi interés por la chica creció, no porque fuera una cortesana y requiriera de sus servicios, sino porque quería saber cómo llegó a terminar así. Conocía algunas historias de cortesanas que disfrutaban de su trabajo y otras tantas que no. ¿A qué parte pertenecería Elinor? No sabía por qué, pero tenía el presentimiento que al segundo grupo. Suspiré lentamente, intentando que mi voz no sonara demasiado crítica, es más, no quería serlo.

-Oh vaya. Éso explica esa ropa tan vistosa que tienes -dije señalándole el escote, pero manteniendo mi vista directa hacia sus ojos-. Comprendo que mucha gente se aleje cuando saben de tu oficio, tienen miedo a las mujeres que no se atan a una sola persona. Yo comprendo que cada persona tiene sus motivos para acabar en el lugar en el que está. Yo, por ejemplo, me encuentro en estos momentos desempleados...

No me gustaba estar con otra gente, especialmente con otras mujeres. Aún así, sentí cierta conexión con Elinor. Quería ayudarla, quería confiar en ella y que ella confiara en mí. Tragué saliva cuando me acabé el croissant y recogí la pequeñas migajas que habían quedado en el plato.

-Y... ¿Es duro trabajar en éso? Sé de experiencias... Poco agradables... A veces los hombres no piensan en los demás... - no sabía qué decirle exactamente, después de todo, yo no pertenecía a ese grupo de hombres.

por Invitado Dom Ago 21, 2011 5:39 pm

Mucha gente no se creía que una chica como yo tocara el violín, pero siempre me había parecido un instrumento muy noble. Pero después de perder la memoria, no recordaba poder tocar el violín fue mi mejor amiga quien me lo puso en las manos y mis movimientos fueron inmediatos empezando a tocarlo. Las dos nos quedemos sorprendidas y eso me había pasado con otras cosas. Parecía que mi mente supiera lo que tenía que hacer en cada momento pero que fuera incapaz de recordar porque lo sabía o quien me había enseñado. Le escuche suspirar y trague saliva con miedo. Mis manos se apretaron mas la una a la otra, me estaba haciendo daño pero no tenía otra forma de ocultar mi miedo. Pero cuando le escuche mi vista subió, no parecía indignado, ni enfadado ni nada. Estaba como antes de saber mi empleo, aquello me parecía increíble. Lo sabía, no me equivocaba con Will. No me podía creer que él me entendiese, ahora sí que me sentía conectada a él.

-Si y los míos no son fáciles de explicar. Quizás no me creas pero no estoy en este trabajo por gusto, estoy porque no tengo otro remedio… llevo tres años así… y cada vez… me siento de una forma diferente… eres la primera persona que no se escandaliza, la gente me señala por la calle, me humilla y me hace sentir la peor persona del mundo… la escoria de la humanidad

No sabía porque le contaba todo aquello pero la conexión especial que sentía con Will se transformaba en confianza y eso hacía que me abriera con él lo que no me habría con otras personas que no fueran mi mejor amiga y pocas personas más. Era difícil tener amigos verdaderos. Había “amigos” que te podían traicionar cuando tenían la ocasión. Levante la mirada ante su pregunta y suspire y cogí aire antes de responderle.

-Lo es, es realmente duro. Hay hombres que solo miran por ellos mismos que nosotras no les importábamos… después están los hombres que quieren tener el control y que cuando dices algo que no les gusta te pegan… he tenido varios de esos. No es fácil nuestra vida… y lo que hacen los demás es despreciarnos sin saber lo duro que es.

por **Vilhelm Larsen** Miér Ago 24, 2011 4:46 am

Mantuve casi mi completa atención en Elinor, ya que estaba presintiendo que era algo muy importante para ella. Me sorprendí al escuchar que llevaba tres años en el oficio, y tenía sus motivos para encontrarse donde estaba. No pude evitar sonreír cuando me apartó del grupo de personas que la insultaban y humillaban en cuanto sabían de su oficio. Hubo un momento de silencio que aproveché para terminar de comerme mi croissant. Delicioso, como siempre, aún así tenía un cierto regusto amargo en cuanto recordaba las últimas palabras de Elinor.

La joven continuó con su historia, respondiendo a mis curiosas preguntas. Pero sus respuestas eran tal y como yo me esperaba. Sabía de hombres que golpeaban a las cortesanas mientras lo hacían, simplemente por su propia impotencia o porque no eran capaces de realizar sus sueños. Repentinamente, una imagen me vino a la mente. Elinor, en paños menores tirada en la cama, con una mirada de terror. ¿Era acaso una premonición o una imagen creada por mi propia cabeza? Si era la segunda opción, significaría que después de todo había creado un lazo con aquella chica.

Lentamente, posé mi mano sobre una de las suyas, para de algún modo consolarla. Sentía algo en mi interior, ¡y éso que hacía pocos instantes quería librarme de ella! Le sonreí, era sincero y le dije:

-Lo siento. Te he hecho preguntas bastante difíciles de responder. Ya que tú me has respondido a mis últimas preguntas, te doy permiso para que hagas dos preguntas para mí, las que tú quieras -sabía a lo que me estaba anteponiendo, pero quería recompensarla de algún modo, aunque aquella manera fuera bastante estúpida.

por Invitado Vie Ago 26, 2011 4:48 pm

Me gustaba que Will me prestara atención porque aquello que contaba no era fácil de contar para mí y mucha gente no me hacia ni caso cuando lo hacía pero él sí. La verdad es que saber que alguien te escuchaba te hacía sentir mucho mejor, porque en realidad poca gente se había comportado como él. Poca gente me había aceptado tal y como era, con mi oficio y todo. Me acabe la pasta que me habían traído para coger fuerzas para seguir allí. Quería seguir porque sentía una conexión especial con Will.

Cuando sentí su mano sobre una de las mías sonreí mirándole a los ojos, me quería consolar y eso me hacía sentir bien. Era una de las pocas personas que se preocupaba por alguien como yo, por una chica de clase baja, por una de las chicas que se entregaban a los hombres, por una cortesana… No era como los demás y eso me gustaba y mucho. Cuando me dijo lo de las dos preguntas para él sonreí, la verdad es que nadie me había intentado consolar y aunque fuera de esa forma me gustaba. Pensé en las preguntas que le podría hacer. De pronto se me ocurrieron dos y sonreí y le mire de nuevo.

-Se que mis preguntas sonaran un poco estúpidas pero no se que mas podría preguntarte. ¿Cuántos años tienes y de que trabajas?

Dije con una sonrisa y le mira a los ojos, sabía que esas preguntas eran muy estúpidas pero era verdad no sabía que mas preguntarle.

por **Vilhelm Larsen** Sáb Ago 27, 2011 11:15 am

Estuvo pensando durante un largo rato, quizá la hubiera metido en un aprieta y yo sin percartarme. Pero no, podía sentir que ella quería seguir estando conmigo, hablando e intentando huir de sus propios demonios. ¿No era aquéllo lo que todos nos proponíamos? A lo largo de los años había llegado a conocer historias terribles, historias conmovedoras, pero casi todas tenían un final en común: la huida del pasado. Acaricié durante unos momentos la mano de Elinor para darle fuerzas. Sus manos, en comparación de las mías, eran suaves y finas, como si fuera alguien de clase media. Las preguntas revoloteaban por mi mente, preguntándome cómo una chica tan sincera había acabado en un trabajo tan duro. ¡Ojalá existiera un hechizo para cambiar el destino de la gente! Pero había aprendido con el paso de los años que aquéllo era imposible, simplemente podías interceder, tal y como hice yo en el pasado, aunque con consecuencias nefastas.

Al escuchar sus preguntas, no pude evitar reír. No me reía de ella, sino por su sinceridad. Eran buenas preguntas la verdad, por algo se debía empezar, ¿no? Separé mi mano de la suya muy a mi pesar, me crucé de brazos y me quedé mirando al infinito, como si aquella pregunta fuera una de las más difíciles de mi vida. Le sonreí y le dije:

-No son tan malas las preguntas. Si pretendes conocer a una persona, primero debes saber una información esencial sobre ésta. Nombre, el lugar dónde vive, de dónde procede, la edad, su ocupación... De todos modos, lo prometido es deuda. Debo responderte aunque no quiera... Tengo veinte años y en estos momentos estoy desempleado, es decir, me encuentro buscando trabajo. No sé en realidad qué tipo de trabajo, pero me gustaría encontrar algo relacionado con mis aficiones... Leer no, pero quizá en la cocina sí -mi cambio de actitud se reflejaba en mi manera de hablar, ahora me sentía más abierto con Elinor. Y no porque sintiera compasión por la chica, sino porque quería conocerla y si podía ser en un futuro, ayudarla.

por Invitado Mar Ago 30, 2011 3:19 am

La verdad es que si me había acercado a Will sin conocerle, si la primera razón eso porque me había llamado la atención pero la verdad es que en segunda instancia era porque después de estar hablando con él podía notar como todo lo malo que me perseguía se esfumaba. Que con él todo tenía otro color, quizás porque me escuchaba y eso siempre ayudaba. Siempre te sentías mejor cuando explicabas aquello que te dolía tanto y la persona a quien se lo contabas, te escuchaba. Eso era lo mejor que te podía pasar. Por eso creo que me sentía bien en aquel momento, cuando alguien te escuchaba y te hacía sentir bien los demonios que te perseguían se esfumaban como por arte de magia.

Le mire en todo momento después de hacer las preguntas primero pensé que le daban risa pero cuando contesto una sonrisa se instalo en mi rostro. Me fije sobretodo en su edad ya que solo era un año mayor que yo, ya que yo solo tenía los 19 años. Pero me gusto que él también fuera sincero conmigo. Cuando me dijo que estaba desempleado pensé en algún sitio donde el pudiese trabajar de cocinero. Pero en aquel momento no se me ocurría ninguno y eso no me gustaba.

-Vaya, tienes un año más que yo. Yo este año cumplí los 19 años. Pero lo sé parezco mayor y estaba pensando en si conocía algún lugar donde pudieras trabajar de cocinero pero ahora mismo no se me ocurre ninguno.

Dije poniendo un pequeño puchero en mi rostro era algo que me salía solo. Tenía esa manía de hacerlo, le mire a los ojos para deshacer ese puchero de mis labios y sonreírle.

por **Vilhelm Larsen** Jue Sep 01, 2011 9:05 am

Parecía que cada vez Elinor se sentía más a gusto conmigo. Sonreí ante su comentario, se salía un poco de tema y no daba más información sobre ella que yo no pudiera saber, aún así, sonreí, algo no muy propio de mí. Era duro llevar su vida, tener que aparenta amar a alguien sin amarle, o simplemente ser forzada para tener sexo con un hombre repelente. Sentía ira, enfado, molestia al recordar diferentes historias. No culpaba a las personas que se metían en aquel oficio por placer, luego debían llevar su decisión sobre los hombros y nunca negarse. Suspiré al imaginarme solamente por un instante, si yo hubiera olvidado todo lo referente a mi pasado. ¿Habría tenido una vida más feliz después de todo lo que ocurrió? No lo sabía, lo desconocía más bien. En París existían todo tipo de criaturas, desde vampiros a humanos como yo que podíamos usar la magia en nuestro beneficio. ¿Sabría todo aquéllo Elinor? Seguramente no se figuraría que yo, Vilhelm Larsen, pudiera percibir sus sentimientos con total claridad, que pudiera ver el futuro en mis sueños o con unas simples palabras, mover el agua a mi voluntad. No, había que tener demasiada imaginación como para figurarse éso.

-Gracias por preocuparte. Seguramente mañana me animaré a buscar empleo en la zona turística de París, donde están la mayoría de restaurantes. Habrá alguno que necesite mis artes culinarias, ¿no crees? -reí ante mi comentario-. Un día de éstos tendría que prepararte alguno de mis platos estrella, si a tu parecer lo ves bien claro... -y me di cuenta entonces, que había dejado de tutearla y que me estaba tomando demasiadas confianza con ella. ¿Cómo se lo tomaría Elinor? Esperaba que bien, apreciaba su compañía. El croissant había sabido mejor que nunca...

por Invitado Dom Sep 04, 2011 1:59 pm

Cada vez mas cogía confianza con Will y la verdad es que me sentía bien… porque había alguien que al menos intentaba comprenderme y no me juzgaba como los demás. Mi vida era difícil, una de las más difíciles estaba segura… fingir amar a alguien o ser pegada cuando no hacía caso a los clientes… Baje mi vista por un momento, subí mi mano derecha y me acomode un mechón de cabello rebelde detrás de mi oreja. Pero después escuche hablar a Will y le mire. No sabía en qué momento habíamos dejado las formalidades de lado y habíamos empezado a tratarnos de tu pero a decir verdad en aquel momento no me importaba demasiado. Sonreí ampliamente ante su comentario, me encantaría probar unos de sus platos y estaba segura que iría más de una vez al restaurante donde él encontrara trabajo. Se estaba convirtiendo en una persona importante para mí y que menos que apoyarle en su puesto de trabajo y que menos que hacerlo comiendo o cenando allí.

-Entonces quiero que cuando encuentres trabajo me digas donde y yo iré algún día a ofrecerte mi apoyo y esperare que me prepares una buena comida. Y no estaré contenta hasta que un día me prepares solo para mi uno de tus platos estrella.

Dije con una sonrisa mirándole a los ojos, para que se diera cuenta que me apetecía comer la comida que el preparaba estaba realmente segura de que era uno de los mejores cocineros del mundo. De eso estaba más que segura. Era una especie de sexto sentido.

por **Vilhelm Larsen** Lun Sep 05, 2011 5:49 am

Me sonrojé levemente cuando descubrí que lo que me había dicho lo decía de verdad, con mucha sinceridad por lo que podía sentir. Pocas personas habían tenido tanto interés en probar mis platos. Mis padres habían tenido siempre poco interés en verme cocinar, y a causa en la sociedad en que vivíamos, se veía bastante mal que el único hijo de la casa cocinase para la familia; más que nada, teníamos la comodidad de que la cocinera de la mansión nos guardaba algo de sus suculentos platos, siempre y cuando el amo no se encontraba en la casa. Después estaba mi madre adoptiva, quien me salvó tras el incendio de la mansión y suicidio de mis padres. Cuando le confesé cuanto me gustaba cocinar, la mayoría de las veces siempre permitía que cocinase para ella. Recordaba la sonrisa que ponía cuando probaba alguno de mis platos, siempre era muy buena conmigo -aunque actualmente desconocía su paradero, hacía un año que no sabía nada de ella-. Y por supuesto, me había olvidado de Clady Anderberg, la hija del amo de la mansión, quien siempre se escabullía en cuanto se enteraba que me había tocado ayudar la cocinera de su casa. Recordé todo aquéllo con una sonrisa, no era momento de parecer triste delante de Elinor.

-Vaya, estás muy segura de ti misma de que cocino tan bien. Quizá vengas a verme y tras probar mi plato "estrella" no quieras volver a saber nada de mí -reí ante el estúpido comentario que había soltado, Elinor no parecía ser de esas chicas que pretendían ser tus amigas. Ella necesitaba a alguien fuera de su mundo cortesano, sin embargo, a alguien que la apoyase y la ayudase cuando lo necesitaba. Me levanté de mi asiento. Había pasado un rato muy agradable, pero era momento de marchar. Me dirigí hacia el dueño del café y le pagué por mi comida y la de Elinor. Debía comportarme como un caballero siempre, después de todo. Me dirigí de nuevo hacia la joven y le tendí mi brazo para acompañarla hasta la salida. Ella no conocía nada de mí, tan sólo mi nombre, mi edad y mi posible oficio. ¿Cómo respondería ella si descubriera que era un brujo? ¿Y si descubriera mi pasado? Aparté mis pensamientos, yo no iba a sacar aquel tema. Sonreí y fuimos hasta la puerta del café. El sol de nuevo me deslumbró, como si fuera un vampiro-. Parece que el tiempo no ha pasado tan deprisa como yo creía. ¿Estás libre esta tarde? Podríamos dar ahora un paseo por estas calles para bajar un poco la comida....

por Invitado Mar Sep 13, 2011 5:12 pm

No deje de sonreír en ningún momento igual que Will, él tampoco dejaba de sonreír. Parecía que estaba recordando cosas de su vida y no quería molestarle, al menos él podía recordar cosas. Yo… no podía recordar por eso dejaba que él lo hiciera. Me gustaba que la gente pudiese recordar cosas de su vida aunque para mi fuese imposible. No le deseaba esta vida ni a mi peor enemigo. Pero aleje esos pensamientos de mi y reí al oír el comentario de Will. Estaba segura de que su comida era deliciosa, lo sabía. Le sonreí mirándole a los ojos.

-Yo creo que tu comida estará deliciosa, no lo creo. Lo sé, estoy segura. Y sé que me enamorare de tu comida.

Dije con una sonrisa, me cogí a su brazo. Era un hombre muy educado y además me había invitado a lo que yo había comido. Le escuche cuando salimos a la calle, yo aquella tarde no trabajaba y eso era un alivio para mí porque así también podía quedar con él. Que era lo más parecido a un amigo que podía tener viviendo yo en aquel mundo.

-Me encantaría dar un paseo contigo Will.

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