Una cita con el pasado.

Aquella tarde era extraña para mí, si era una tarde cualquiera con clientes que poseían mi cuerpo y después se iban tan contentos. Pero para mí no lo era… algo iba a pasar y mi mente lo sabía. Tenía un presentimiento, pero no sabía si era malo o bueno. Mi mente estaba hecha un lio. No sabía, ni siquiera que pensar. Pero me alegre como nunca cuando hube acabado mi turno. Cuando me vestí con un vestido color crema (que asemejaba a los de la gente de clase alta) e iba a salir por la puerta. Unas manos finas me taparon los ojos, sonreí y no hice ningún movimiento.

-Lisse, aunque intentes sorprenderme siempre se que eres tú.

Si, así era. Era mi mejor amiga, aquella que había visto cuando tenía 16 años y había perdido la memoria, la misma que me enseño el oficio de cortesana, la misma que me había ayudado durante esos tres años y la misma que me había ayudado aquella noche en la que desperté en medio de la plaza de Inglaterra sin saber que había pasado y con la herida de mi nuca abierta. Ella nunca me dijo que había pasado aquella noche, yo sabía que había pasado con una de mis antiguas mejores amigas pero ahora la mejor amiga autentica que me quedaba era Lisse. Ella solo rio y me invito a una copa antes de que me fuera. No pude negarme volví dentro del burdel y pedimos una copa a uno de nuestros compañeros. No solo fue una copa, vinieron más detrás de esta. Siempre me convencía para beber más de la cuenta, pero supe parar para no emborracharme.

-Lisse, debo irme a casa. Sabes que no vivo en el burdel, si no en una casa. Y necesito llegar a ella sin dar tumbos.

Le mire seria hasta que las dos rompimos a reír, ella lo entendió. Lisse era mi mejor amiga y la única que me comprendía en los momentos más amargos de mi vida. Siempre había estado allí, en todos los momentos ya fueran buenos o malos. Se levanto para acompañarme a la puerta. No paremos de hablar mientras caminábamos, esquivando a los hombres y compañeras nuestras que se interponían en nuestro camino. Lleguemos ambas a aquella puerta que llevaba a un mundo de fantasía y deseos carnales. Con nuestras finas manos ambas empujemos la puerta que se abrió sin hacer ruido, dimos unos pasos hacia fuera viendo como caía una pesada lluvia y torcí el gesto. Me tocaba mojarme hasta llegar a casa, no teníamos paraguas en el burdel. Pues vaya, Lisse se rio un poco y me puso la mano en el hombro. Y yo la mire. Siempre había sido preciosa, era una joven rubia de ojos verdes expresivos y un cuerpo envidiado por muchas. Ella siempre decía que yo le superaba y me daba rabia porque muchos hombres me pedían a mí y no a ella. Ella estiro los brazos y yo hice lo mismo, nos fundimos en un gran abrazo cálido. Escondí mi rostro en su cuello y ella hizo lo mismo conmigo, con una mano aparto mi cabello y me toco con la yema de los dedos la cicatriz de mi nuca. Un estremecimiento me cruzo el cuerpo y la mire.

-Es una pena que una piel como la tuya se vea rota por esa cicatriz, Elinor.

Yo sonreí un poco, ella sabía que algo me había pasado, además desde aquella noche que ella me encontró inconsciente en la plaza de Inglaterra con la herida abierta de nuevo, se marcaba un poco más.

-Lo sé, pero sabes que no podemos hacer nada.

Nos íbamos a abrazar de nuevo cuando sentimos unas manos masculinas cogiendo nuestros finos brazos. Miremos a los dos hombres, eran hombres que venían mucho por el burdel. Estaban excitados se les notaba y nos querían si o si. Lisse y yo nos miremos y fruncimos el ceño a la vez, asentimos y con un rápido movimiento nos libremos de sus manos. Cambiemos posiciones y ellos creyendo que preferíamos al otro se confiaron y eso era lo que nosotras esperábamos. Por suerte, esos hombres no tenían mucha fuerza y nosotras podíamos con ellos. Mire un momento hacia la gente que nos miraba era gente que no se creía que podíamos hacer eso. Pero el rostro de un hombre, me llamo la atención me recordaba a algo pero mi pérdida de memoria no me dejaba recordar. Volví a fijar mi atención en el hombre que tenía delante, Lisse y nos cogimos de las manos. Y le hice de soporte para que pudiera pegar con todas sus fuerzas al hombre que la iba a tocar. Este se tambaleo y la apoye contra mi espalda y ella le empujo con los pies. Haciendo que este cayera sobre las escaleras, luego el otro hombre se enfado y nos quiso agarrar a las dos. Lisse entonces me ayudo a mí, pero lo mío fue diferente ella me ayudo a saltar poniendo sus manos juntas y yo apoye mi pie allí y cogí impulso saltando y gracias a ella le di una patada al hombre que cayó.

-Escuchadme bien, os dijimos una vez que no queríamos que fuerais clientes nuestros. Además Elinor ya se va y no se va a quedar por vosotros.

La gente se empezaba a ir y yo sonreí a Lisse. La abrace una vez mas y baje con cuidado las escaleras, le hice un gesto de que entrara en el burdel y cuando lo hizo acabe de bajar las escaleras. Y me di cuenta de aquel hombre que me hacia recordar algo seguía allí me sorprendí pero como no sabía quién era seguí mi camino para llegar a casa. Mi cabello se estaba mojando igual que mi vestido. Eso me fastidiaba pero me solté el pelo con elegancia (que no sabía porque la tenía) y seguí caminando, cada vez más lento por culpa del agua que hacia pesar mi vestido.

La lluvia seguía cayendo pesadamente sobre la ciudad mientras yo corría desesperado hacia aquellos rincones oscuros, empujando y adelantando a las personas casi sin darme cuenta. Cuando llegue a aquella dirección me pare en seco. Observe el edificio…
Había llegado en pocos minutos hacia aquel lugar, a pesar de que estaba bastante lejos y ahora que estaba allí no sabía qué hacer. Debía entrar y armar un escándalo?
Estaría ella allí?...Estaría allí con algún acompañante? Aquella idea paso por mi mente fugaz y se alojo en mi interior como si me hubiesen dado una patada en el estomago.
Yo no tenía derecho a ir allí, ni mucho menos a exigirle nada. Yo me había ido, Yo no había dado ninguna explicación, ni había dicho adiós…Baje la mirada mientras el agua seguía empapándome. Quién era yo para entrar en su vida nuevamente así sin más?

El ruido me saco de mi ensimismamiento. Observe algo asombrado como aquellas jóvenes les daban una paliza a aquellos hombres.
Realmente algo digno de ver. Escuche débilmente algunos de los pensamientos de estos…Y comprendí que se merecían aquel trato como mínimo. Sin embargo aquellas jóvenes se despidieron sin más y una de ellas comenzó a marcharse.
Me quede atónito mirándole. Como si el tiempo se hubiese detenido por completo. Después de todos aquellos años sus ojos seguían brillando como el primer día que le había visto.
Era tan joven cuando le conocí, sin embargo a pesar de su juventud sus ojos siempre anegaban aquella tristeza, había un profundo dolor atormentándola, yo me sentía realmente mal por no poder aliviar aquel sufrimiento. Había pasado tanto tiempo desde entonces…
Aquella joven como la dulce criatura que era me había conmovido desde el primer instante en que le vi.
Sin divagar mas comencé a seguirla decidido. Ella se percato de esto y aligero el paso. Me adelante y le tome por el brazo, mientras ella se giraba con el ceño fruncido y los puños cerrados dispuesta a defenderse.
-Elinor… Me quede un momento en blanco, volverla a ver después de todo este tiempo me parecía demasiado irreal. La joven soltó los puños pero siguió manteniendo las distancias.
Le mire algo extrañado, sabía que ella estaría furiosa conmigo, era normal después de lo que había hecho. Pero mi extrañeza fue más que nada por lo que su mente susurraba.
Ella estaba confusa, sus ojos me miraron curiosos pero sin entender del todo lo que pasaba. No me recordaba?
-Elle pequeña…dije dirigiéndome a ella por el apodo que le solía tener de forma amistosa. Le tome por los brazos, acercándome a ella sin entender cómo era posible que me dedicase esa mirada de interrogante.
-Es que no me recuerdas? Observe sus ojos atónito al escuchar que su mente decía “..No...”
Me quede quieto mirandola, como si me hubiese congelado por completo unos segundos, hasta que volvi a tener fuerzas para reaccionar.
Le tome por el brazo para conducirla hacia el borde de un edificio, nos estábamos empapando, a mi no me importaba, pero no deseaba que ella se siguiese mojando. Al parecer seguía siendo tan protector como siempre…los años no me habían cambiado tanto como yo pensaba.
Le mire un instante algo triste, mientras nuestros ojos se encontraban sin saber que decirse. Volví a sentir aquella sensación indescriptible. Habían muchos recuerdos del pasado, algunos tristes pero muchos otros realmente gratos. Ella me había devuelto la esperanza en tantísimas ocasiones…y ahora ya no recordaba absolutamente nada de aquello…Quizás ese era el castigo que el destino tenía preparado para mi…
Acaricie su mejilla suavemente con la constante frialdad que desprendía todo mi cuerpo. Secando las gotas de agua que habían empapado su rostro sin saber qué hacer, sin saber que decir…

La verdad es que yo desde mis 16 años que había perdido la memoria por primera vez, no había cambiado nada. Estaba igual que en aquel entonces, era la misma Elinor en apariencia de siempre. Pero como siempre mis ojos tenían aquel rastro de tristeza que los envolvía desde que había perdido la memoria y que no sabía nada de mi pasado, ni de mi familia si tenía o no tenia. Pensaba en mis cosas mientras caminaba, molesta por el peso del vestido mojado y por mi pelo mojado y tenía como la impresión de que algo pasaba y que no me estaba dando cuenta. Pero entonces pude sentir como los pasos de alguien más sonaban contra el suelo mojado y que empezaba a llenarse de charcos. Pero mirando de reojo pude ver que aquel hombre que me sonaba conocido me estaba siguiendo.
Cogí disimuladamente el vestido con la mano y lo levante un poco, lo suficiente para poder aligerar mas el paso. No me daba buena pinta, porque no me había dicho nada solo había empezado a seguirme sin más. Pero cuando me tomo por el brazo me enfade, no quería que nadie me tocara ya había tenido bastante de que durante mi turno de trabajo los hombres se aprovecharan de mí y yo me tuviera que dejar por lo que era. Pero estaba harta de eso y ahora ya estaba fuera del trabajo por lo que cerré mi puño del brazo libre y fruncí el ceño girándome dispuesta a darle un golpe en la cara para que me soltara.
Pero su voz no me dejo hacerlo, me llamo por mi nombre… ¿Quién era? ¿De qué me conocía? Mis ojos le miraban con curiosidad, mirando su rostro por si no le reconocía. Pero no… yo no le conocía. Ni siquiera sabía quién era. No sabía que pasaba, mi mente estaba confusa y yo misma lo estaba. No podía moverme, ni siquiera podía hablar. Las palabras no me salían. Aun cuando me pregunto si no le conocía no podía responder. Mi mente estaba abrumada, el parecía conocerme yo no le conocía. O al menos le había olvidado… con todo lo demás. Me sentí llevada hasta debajo de un edificio donde no nos mojábamos. Estaba mojada y algo helada, pero al sentir la frialdad de su piel mi cuerpo reacciono y me aparte un poco de él. Para mí era un extraño, un desconocido. No sabía quién era.

-No, yo no le conozco.

Dije diciendo la verdad, di unos pasos hacia atrás algo asustada. No le conocía y el parecía tener mucha confianza conmigo. En realidad, me dolía el no poder reconocerle pero… mi pérdida de memoria hacia que no lo reconociera. Le mire hasta que lleve mi mano derecha a mi nuca, tocando mi cicatriz como un alto reflejo. Sabiendo que por culpa de eso no recordaba nada de lo que me había pasado antes de los 16 y después lo que había pasado en aquella noche cuando Lisse me encontró en el suelo de aquella plaza inconsciente y con la herida de la nuca abierta.
Lo que había comenzó con enfado porque me hubiera hecho parar, había acabado conmigo sin entender nada, con él pareciendo que me conocía. A saber cómo podía acabar aquello. Las gotas de agua que habían en mi pelo comenzaban a bajar por mi frente hacia mis ojos eso hizo que tuviera que subir mis manos hasta mi frente y secármela con cuidado. Cuando había escuchado que me llamaba Elle y pequeña, había sentido como algo dentro de mi daba un salto. Como si algo lo hubiese reconocido, pero eso no llego a mi mente. Y no sabía que había pasado. ¿Quizás le conocía y él me había llamado Elle y pequeña? No lo sabía. Y para que mentir, tenía miedo de no saberlo jamás.
Desde que habían pasado tres años desde mi primera pérdida de memoria tenía mucho miedo de no volver a recordar nada, de no saber quién era, de no saber que había pasado en mi vida y sobretodo… de no saber si tenía familia o no. Baje un momento la cabeza al pensar en eso, eso era lo que hacía que mis ojos siempre estuviesen teñidos por aquella tristeza que tenía en mi interior. Le mire a los ojos esperando que dijera algo.

Sus palabras no tenían que dolerme, pero así había sido, Observe cuando ella se toco la nuca. La “amiga” que le había hecho aquello había pensado en aquella noche, su mente me había revelado que ella le había propinado aquel golpe, ella cayó y se hirió, me había ofrecido la información suficiente como para indicarme el miedo que le había provocado ver la sangre derramada y el cabello de ella teñido de rojo en el suelo.
Observe a Elinor y sus dulces ojos mucho mas confusos ahora que hacia un momento.
Ella no me recordaba, no sabia absolutamente nada de mí, y quizás así era mejor. Se había olvidado del dolor y la tristeza que muy seguramente le habría causado. Ella sentía algo por mí, yo podía verlo, no tenía que leer su mente para ver el miedo y el rubor en sus ojos. Y yo…Yo simplemente intentaba mantener con todas mis fuerzas las distancias con ella, aun con miedo de mi mismo, temeroso de hacerle daño. Le observe deseoso de abrazarla, apretarla contra mí, prometerle que le cuidaría, que aliviaría su dolor…
Pero no podía, ella no me conocía, y quizás lo que debía hacer era disculparme y marcharme, dejar que ella tuviese una vida tranquila. Que encontrase a alguien que de verdad pudiese ofrecerle una vida normal en la que ambos envejeciesen juntos…
No. Pensar en irme seria una cobardía por mi parte, ya le había dejado una vez, y ahora el destino me brindaba la oportunidad de remediar aquel horrible error.
Me odie a mi mismo por haber pensado por un instante en marcharme, lo único que hacía era causar dolor a mis seres queridos. Sin embargo iba a intentar arreglar esto, aunque fuese el único acto bueno de mi insignificante existencia.
-Discúlpame Elle…Madeimoselle Elinor, dije corrigiéndome.
-Yo… Me quede un momento sin saber que decirle. Allí estaba ella, tan hermosa y dulce como siempre, mirándome sin entender una palabra. El agua corría por sus cabellos y por su brillante piel, deslizándose con suavidad por sus curvas. Seguía empapada.
Veras, tu y yo nos hemos conocido hace ya mucho tiempo, ocurrió en Inglaterra…Se que tendrás muchas preguntas, e intentare ayudarte a responder algunas de ellas para que intentes recordar quien se supone que soy…Ese era otro tema, Yo nunca le había dicho lo que era. Quizás si lograba hacerle recordar quién era, (y no me asesinaba al verme), tal vez podría explicarle mi verdadero ser. Aunque eso fuese la guinda del pastel.
Negué con la cabeza ante la mirada aun asombrada de ella ¿Por qué demonios me ocurrían semejantes cosas? Me sentía como si fuese una enfermedad, llevando la muerte y la desgracia allí donde iba y a todos aquellos a los que amaba…
Estas empapada, dije dando un resoplido algo cansado. Estaban siendo muchas emociones juntas.
Me saque el sombrero de copa y se lo puse sin preguntar, el resto de nuestras ropas estaban completamente mojados, así que darle mi abrigo solo le habría empapado mas. Le sonreí al mirarle. Incluso con los ropajes y accesorios más absurdos ella seguía viéndose hermosa y angelical.
-Te apetece que nos sequemos un poco y que tomemos un chocolate? Al menos a la Elle que yo conocí le encantaba…o quizás desees algo mas fuerte…Tenía que hacerme a la idea de que había pasado el tiempo.
Estaba oscuro y la lluvia seguía cayendo incesante en las calles, Deseaba llevarla a mi casa, pero quizás ella se sentiría incomoda “acompañando a un extraño” Mire a todos lados, con suerte habría aun alguna tienda abierta de ropa en la que comprar algo seco y ya de paso un paraguas…El tiempo estaba pasando deprisa y nuestra charla muy seguramente duraría mas allá del amanecer.

Pensé en todo, el día de cuando tenía 16 años y desperté en el burdel de Inglaterra con una herida en la nuca y sin recordar nada y después casi un año y medio después cuando desperté en la plaza de Inglaterra sin recordar nada y con la herida abierta. Pero no recordaba que me había pasado en ninguna de las dos ocasiones y no recordaba tampoco que me había pasado antes de esas heridas. Ni siquiera mi vida… Pero no podía dejar de mirarle, dejar de mirarle con curiosidad, sin saber que pasaba o quien era él. Pero sentía que algo pasaba en mi interior con verle, que algo me hacía pensar que había sido alguien importante para mí en el pasado.
Me volvió a llamar Elle, pero rápidamente cambio sus palabras y me llamo por mi nombre. Por lo visto sí que me conocía y eso de verdad me hacía sentirme algo asustada, pero para mí eso ya era una sensación normal porque no me acordaba de nadie. Y ya estaba acostumbrada a sentirme así. Ambos estábamos empapados, pero parecía que no nos importaba. Aunque era verano, aquella lluvia hacia que yo tuviera frio. Además el estar empapada no ayudaba, solo hacía que sintiera mas frio. Mis manos se apretaban la una a la otra para lograr al menos mantener el calor en ellas aunque cada vez las notaba más y mas frías.
Pero mis ojos se abrieron de sorpresa cuando me dijo que nos conocíamos y que él me ayudaría a recordar, casi no pude ocultar mi asombro o mejor dicho directamente no lo oculte. Me asombraba todo lo que me decía, mi labio inferior se movía un poco por el frio pero cuando sentí sus palabras estuve a punto de decir que el también lo estaba y de pronto, sentí su sombrero en mi cabeza.

-Tu… Tú también estas empapado.

Dije mientras la voz me temblaba, tanto por el asombro como por el frio. Mi pelo mojado se pegaba a mi espalda del vestido y cuando le oí me sorprendió que supiera que me gustaba el chocolate. Porque era una de las cosas que más me gustaban en el mundo además el estar tan mojada me estaba empezando a jugar una mala pasada. Cada vez sentía mi cuerpo más frio, pero me gustaba estar con él y no sabía por qué. Me abrace a mí misma, intentando conservar el calor corporal que me quedaba.

-Me… me sigue gustando el chocolate y… me… me gustaría irme… a tomar un chocolate… después de secarnos.

Dije casi tiritando por el frio que me daba mi ropa, pero ¿Dónde nos secaríamos? Necesitaríamos ropa seca y algo para no mojarnos después porque si no sería una tontería el secarnos para mojarnos de nuevo. Le mire a los ojos.

El temblor del cuerpo de Elinor se hizo latente. A pesar de que mi ropa estaba mojada me saque el abrigo rápidamente posándolo sobre sus hombros.
Pase un brazo sobre su espalda frotándole, intentando dar un calor que no tenía. Le tome por su brazo su mientras nuestros costados se mantenían el uno al lado del otro.
-Vamos, si no hay ninguna tienda al menos habrá alguna cafetería o el bar de algún hotel, el que sea, donde podamos encontrar algo para secarnos…
Camine con ella pegada a mí como si fueran los viejos tiempos, solíamos perdernos por las calles y a veces la lluvia o la nieve nos pillaba en cualquier lugar. Eran momentos tan gratos y dulces…Aun recordaba su rostro mirando al cielo mientras los copos de nieve caían sobre su cabello…la ternura que desprendía parecía sacada de un dulce sueño demasiado bueno para ser real.
Caminamos rápidamente cruzando las calles casi vacías caminando por los callejones. Me aparte el pelo del rostro, pues estaba completamente empapado y los mechones se pegaban a mí impidiendo que pudiese ver ya ni por donde iba.
En la carrera de venida me parecía haber visto un hotel, pero no recordaba si estaba lejos o no.
Note como Elle tiritaba cada vez más, el contacto con mi frio cuerpo tampoco era buena idea.
Hasta que al fin vi aquel letrero que apenas se veía, era un viejo y ruinoso hostal.
Un lugar muy poco glamuroso, pero bueno, me bastaba cualquier cosa con tal de ponerle a ella bajo techo.
Caminamos hacia allí y entramos al fin, dirigiéndonos directamente al mostrador. Un hombre mayor leía un periódico sin hacer mucho caso a nuestra llegada.
Buenas noches…Tenéis bar o cafetería? El hombre dejo el periódico a un lado. Para ponernos más atención, cuando vio mis ropas mojadas pero elegantes y mi gesto más bien poco amigable mantuvo un poco la compostura. Y se mostro algo más serio.
-Si señor…Pero me temo que solo los clientes pueden entrar. Solté un resoplido de cansancio.
-Deme la habitación más grande y en mejores condiciones que tenga…
El hombre rebusco en un cajón un manojo de llaves y me ofreció una. Es la de arriba del todo.
Tiene dos baños una cama de matrimonio muchos sofás y una chimenea pero está apagada claro esta…
Tome la llave y conduje a Elle que parecía cada vez más débil a mi lado, quizás estaban siendo demasiadas informaciones juntas para una sola noche.
-Al menos arriba habrán toallas y podremos secarnos un poco…comente intentando dar ánimos a mi pequeña. Luego te traeré un chocolate…y podremos hablar de porque siempre nos pilla la lluvia cuando ambos estamos en la calle…Me estaba comenzando a quedar sin aliento, pero no por las escaleras.
Pensaba en la larga noche que se avecinaba y temía comenzar a explicarle a Elle lo que le había hecho. Pero allí estábamos, era la hora de la verdad.
Subimos pesadamente los escalones hasta llegar al último piso. Abrí la puerta y contemple la habitación, todo era viejo, parecía que se habían olvidado de ventilarla, pero al menos parecía limpia simple vista…

Mi cuerpo empezó a temblar casi con brusquedad, tenía mucho frio. Aquella lluvia me calaba hasta los huesos y me hacía sentir frio. Sentí su abrigo sobre mis hombros, pero cuando paso su brazo por mis hombros y mi costado se puso al lado del suyo me sonroje. La verdad es que la edad de secarme es la que más me apetecía, estaba helada. Asentí con la cabeza cuando dijo aquellas palabras, no me separe de él mientras caminábamos. Estar en aquella situación me hacía sentir algo extraño pero no lograba recordar nada. Mis pies algunas veces resbalaron por aquellas calles cada vez mas mojadas pero los brazos de él siempre me sostenían y seguíamos corriendo. No sabía porque corría al lado de alguien que ni siquiera conocía pero sí que era verdad que a su lado me sentía protegida y la verdad, si él me conocía quizás me podía ayudar con mis pérdidas de memoria.
Vi aquel hostal donde entramos, no era muy glamuroso pero cuando entre me pudo parecer hasta el mejor de los hoteles. Al menos allí se estaba caliente, cuando nos acercamos y el hombre nos miro me encogí un poco por su mirada y me oculte un poco tras mi desconocido acompañante. Aquel hombre me desnudaba con la mirada, además que aunque llevaba el abrigo de mi acompañante sobre los hombres se veía como el vestido se había pegado a mi cuerpo. Casi me deje llevar por él hasta la habitación, me veía demasiado débil para todo. Pero solo debía secarme y sabía que me sentiría mejor. Sonreí con dulzura e inocencia cuando me dijo que nos podríamos secar, la verdad es que aunque ya no era virgen yo seguía conservando aquella inocencia que siempre había destacado en mí.
Cuando llegamos un fuerte olor nos recibió, olor a cerrado. Me echo hacia atrás pero me agarre tambaleante a mi acompañante, aun no sabía su nombre. Pero aquella noche era de preguntas por mi parte y respuestas por la suya, así que lo sabría todo. Cuando entremos, me sentí más segura cuando él cerró la puerta con llave incluida. Yo por mi parte camine hasta uno de los baños.

-Me… me voy a secar…

Dije con algo de timidez, con él todo era diferente. Era como si ya hubiera vivido cosas parecidas con él. Entre en el baño, sacándome su abrigo de los hombros. Me mire al espejo, estaba toda mojada. No me molestaba mucho en realidad, siempre me había gustado estar debajo de la lluvia o la nieve. Lo sabía porque siempre que llovía o nevaba Lisse y yo corríamos bajo la lluvia. Y yo siempre acababa bailando. Me deshice del vestido y del corsé mojados, quedando desnuda ante mi reflejo en el espejo. Tarde unos segundos en reaccionar, cogí una de las toallas que allí había y me seque el cabello con cuidado y luego mi cuerpo. Busque algo que ponerme porque el vestido seguía empapado. Encontré un albornoz de color blanco lo coge y me lo puse, se amoldaba a mi cuerpo perfectamente y dejaba a la vista mis piernas. Salí del baño y vi que él todavía no había salido.
Llevaba mi vestido y su abrigo en el abrazo, los deje encima de unas sillas estirados. Sabía que con el calor de la habitación pronto se secarían. Mientras me tendría que quedar con el albornoz puesto. Estaba nerviosa pero entonces note que mi cabello estaba muy enredado a causa de cómo habíamos corrido y la lluvia. Cogí un cepillo que había encontrado en el baño y me empecé a peinar sentada en el sofá. Esperaba que mi acompañante saliera del baño. Mis piernas quedaban al descubierto por el albornoz pero le esperaba ver. Quería empezar ya aunque primero quería tener en mis manos, el chocolate.

Contemple como Elle se dirigía hacia el baño y cerraba su puerta. Yo me pasee por la habitación hasta llegar a uno de los grandes y viejos ventanales. Los abrí medianamente para que se ventilase un poco la habitación.
Me pasee en círculos una docena de veces, por donde comenzar? Como empezar a relatar una vida? Primero tendría que decirle que se suponía que era yo para ella pero…Era eso lo correcto?
Por más vueltas que le daba al asunto, no se me ocurría una forma de comenzar a revelarle todo aquello…
Sin saber que hacer, decidí meterme al baño, cerré la puerta y rebusque entre los cajones, tome algunas toallas y las deje encima…realmente no me importaba estar empapado, después de todo además de la incomodidad de llevar la ropa pegada al cuerpo no iba a enfermar ni nada por el estilo. Me apoye en el mueble de baño contemplando mi reflejo en el espejo.
-Ya no hay vuelta atrás…Le has de confesar todo…Me dije a mi mismo mientras me miraba al espejo, estaba preocupado…más que por la situación, temía por Elle…Estar a su lado era una constante tentación. Siempre lo habia sido y ahora mucho mas que antes.
Desabroche los botones de la chaqueta sin mangas de vestir y después los botones de la camisa. Me seque por encima sin tomar mucha atención más que nada el pelo que goteaba copiosamente. Comencé a inspeccionar más cajones en busca de alguna prenda o quizás una bata, pero no había nada así que resolví salir a la habitación a buscar algo en los armarios.
Al abrir la puerta vi a Elle envuelta en su bata, mientras sus largas piernas que parecían esculpidas se apreciaban en una piel pura y blanca, le contemple mientras ella se peinaba algo extasiado con el simple gesto que representaba en si la escena, pero maravillado con la dulzura que parecía manar de cada uno de sus movimientos.
Ella me miro y se quedo algo asombrada, quizás porque yo estaba vestido solo de cintura para abajo.
-Oh..Ahm…Discúlpame..Es que no encontré nada ahí dentro…me acerque rápidamente hacia la silla que tenia mi abrigo estirado, Elinor lo habría puesto allí quizás a secar. Lo tome y cuan húmedo seguía me lo puse y lo cruce para taparme lo más posible.
- Ire a buscar algo de beber y volveré en dos segundos…me acerque hacia ella, quería acariciar su cabello, darle un beso en la frente, pero me contuve, solo aparte algunos de sus mechones de su rostro, dejándolos detrás de su oreja. Sus ojos intentaban comprender mis gestos, no había mas que interrogantes en su mente…
-Jerarld…Dije antes de que ella lo formulase, Soy Jerarld…aunque tu siempre me cambiabas el nombre según tu humor comente sonriéndole. A veces me decía JD, a veces Jer o a veces Jerom, Este era el apodo que me tenían mis padres y a ella le había parecido cuando menos curioso cuando se lo había mencionado al conocerle, al parecer le había agradado.
Me di la vuelta rápidamente y salí de allí veloz, cada segundo que pasaba era realmente más difícil para mí. Además parecía que ahora después de todos estos años su aroma era incluso más fuerte y dulce, realmente embriagador…
Baje las escaleras y me dirigí hacia el desierto bar.
-Chocolate caliente.
-Disculpe señor, solo tenemos bebidas alcohólicas. Le mire un momento utilizando el control mental. No tenía tiempo para negociar, ni para perder el tiempo dialogando con aquel hombre. Tenía a Elinor arriba y no deseaba dejarle sola, me preocupaba que enfermase o que se sintiese mal. Siempre había sido demasiado protector con ella…pero es que yo sabía que a pesar de que ella fuese fuerte( o al menos lo simulase ante los demás) era también frágil. Ella representaba una prioridad para mí.
Me aleje del barman mientras éste perdía el brillo de sus ojos y asentía como un autómata a las órdenes que le daba con la mente. Chocolate caliente, algunas pastas o dulces y algo de ropa seca. Él me las llevaría en cuanto tuviese todos aquellos objetos.
Subí veloz hacia la habitación y llame a la habitación antes de entrar. Más que nada por temor a que ella se asustase de mi, aquello me hizo gracia, después de tantas circunstancias juntos, ahora tenía que volver a vigilar no hacer nada que pudiese ofenderla
-Elle,puedo?? dije al entrar, ella estaba sentada en un sofá y yo me acerque directamente hacia ella y me senté a su lado, nos acomodamos para quedar frente a frente.
-Nos traerán el chocolate en breve. Alargué la mano hacia su rostro y lo tome suavemente, ella ya no estaba tan fría y eso me aliviaba mínimamente aunque aun su cabello estaba húmedo. baje poco a poco la mano hacia su cuello, pude sentir por un instante su pulso algo acelerado así que quite mi mano de su cálida y suave piel.
Nos contemplamos el uno al otro en silencio un tiempo indefinido para mi.
-Ha pasado tanto tiempo…nunca imagine que te encontraría en esta ciudad…yo…No sé por dónde empezar…confesé ante su mirada cálida y llena de vida.
Le mire algo angustiado, sus ojos me recordaban tantas cosas, deseaba apretarla contra mí y no soltarle jamás…

Me peinaba el pelo suavemente, dejándomelo bien peinado y suave. Lo que me gustaba de mi pelo es que por mucho que se enredara tardaba pocos minutos a estar de nuevo cuidado y suave. Tenía los ojos cerrados, no me dolía porque no me daba tirones y mi pelo se desenredaba fácilmente. Pero entonces sentí que la puerta del baño donde había entrado mi acompañante se abría. Abrí los ojos para verle, pero cuando le vi abrí los ojos de la sorpresa y mis morenas mejillas se sonrojaron un poco. Él solo llevaba una toalla que le tapaba de cintura para abajo. Pero todo había que decirlo, tenía un pecho muy bien trabajado. La verdad es que era muy apuesto. Cuando me hablo negué suavemente con la cabeza.

-No… no pasa nada, lo entiendo.

Dije tartamudeando un poco en la primera palabra pero solo eso. Le mire cuando se me acerco, no entendía nada de lo que hacía pero quizás la razón es que no recordaba nada de mi pasado. ¿Quién era? ¿Qué había sido para mí? ¿Cuál era su nombre? Estas cuestiones y muchas más se amontonaban en mi mente deseosas de salir y tener por fin una respuesta. Me deje que él quitara los mechones de mi cara, iba abrir mis labios para preguntar su nombre pero él me lo digo antes que yo lo dijera. Sonreí tiernamente cuando me dijo que yo siempre le cambiaba el nombre, luego se fue y me quede pensando en lo que había dicho. Yo solía cambiar el nombre a las personas según mi humor con Lisse lo hacía mucho. Ella en realidad se llamaba Annelisse pero yo siempre le estaba cambiando el nombre. Entonces él tenía razón ya nos conocíamos, nadie sabría que según mi humor yo cambiaba el nombre a las personas. Jerarld… ese nombre provocaba en mi cuerpo un estremecimiento, una sensación agradable… como si… ese nombre… fuera algo que yo hubiera necesitado vivir. O mejor dicho, que le había necesitado a él para seguir viviendo. Eso hizo que en mi rostro se formara una sonrisa, feliz de saber que esa noche sabría cosas nuevas de mi vida… pero… ¿recordaría?
Mientras estaba sola un escalofrió me recorrió, pero no debido al nombre de Jerarld si no a un aire frio. Sentí que había abierto la ventana para ventilar así que me puse de pie y fui hasta ella cerrándola, viendo como seguía lloviendo pero aquello se estaba transformando en una tormenta. Me gustaba cuando llovía menos cuando era tormenta entonces es cuando más miedo tenia. Después de estar unos segundos en el cristal vi como este se empezaba a empañarse. Levante uno de mis dedos y escribir: “¿Elinor, quien eres?” Suspire, negué con la cabeza y lo borre con la mano. Con la ventana cerrada, el calor se estaba poniendo en la habitación y eso me gustaba. Me acerque a mi vestido, lo estire encima de uno de los sofás viendo con el ceño fruncido de que una parte de la pedrería que decoraba el pecho y que había cosido yo misma se había desprendido en la pelea y que lo había perdido. Tendría que comprar nueva pedrería con mi poco sueldo… que a veces era muy poco. Pero solo hacia eso para parecer una mujer de clase alta y no recibir insultos de las demás personas. Puse el vestido donde estaba y me senté de nuevo en el sofá acariciándome algunos mechones de cabello. No me podía estar quieta, pero entonces oí la puerta. Por primera vez, iba a llamarle por su nombre. Al menos por primera vez en aquella noche.

-Jerarld, tu también estas en esta habitación.

Dije con una pequeña sonrisa y espere a que se sentara a mi lado. Ahora que lo tenía delante todas las dudas que tenia habían tomado tanta forma en mi mente que no sabía cual decir primero. Sonreí cuando escuche lo del chocolate caliente, no me importo su mano en mi rostro pero cuando paso a mi cuello mi respiración se acelero y la saco. Cuando le escuche puse mi mano encima de la suya haciéndole parar.

-Entonces deja que yo empiece por lo poco que recuerdo de mi vida. Quizás eso te ayuda… además… me gusta que me llames Elle o pequeña como antes en la calle… y cuando me has dicho tu nombre… he sentido como si… algo dentro de mí se alegrara de oírlo. Y nadie que no me haya conocido antes sabe que según mi humor cambio el apodo de las personas que quiero… así que… seguro que me has conocido antes. ¿Qué me dices? ¿Quieres que empiece yo?

Dije mirándole a los ojos, con una pequeña sonrisa y con mi mano encima de la suya. Seguro que eso de contarlo lo poco que recordaba le ayudaba después a hablar de lo suyo. Además al mirar sus ojos es como si entrara en otra dimensión.

Escuche sus palabras mientras ella ponía en orden lo que ocurría, a diferencia de mi, ella ahora se sentía algo más centrada.
Sonreí al sentir su mano sobre la mía. Parecía que poco a poco ella comenzaría a relajarse y eso me agradaba. Ya que siempre habíamos tenido mucha confianza el uno con el otro, tratarnos de extraños era algo que me costaba concebir.
Comenzó a relatarme como poco a poco ella había despertado un día sin más sin recordar nada…Ante la confusión la desesperación de no saber ni siquiera donde estaba…
Me sentí realmente angustiado con aquello…recordaba ese día perfectamente.
Todo había comenzado después de la puesta de sol. Aquella chica, su amiga, me había encontrado y me había indicado que Elinor me buscaba, que al parecer le había ocurrido algo grave…Yo me apresure en llegar a la dirección que ella me había dado.
La dirección me pareció sospechosa en cuanto la había leído. Eran calles oscuras y siniestras. La Elle que yo conocía; tierna y cándida, no pegaba nada con esas calles.
Yo baje del carruaje y corrí usando mi velocidad sobrenatural para llegar hasta aquella puerta. Estaba nervioso y angustiado por no saber si ella se encontraba bien, de hecho había intentado expandir mi mente para llamarle, para que me escuchase, aunque sabía que al hacer eso ella descubriría que yo no era alguien normal. Aunque eso no importaba en ese momento.
No lograba localizarla, iba a destruir aquella puerta para entrar a la fuerza, sin embargo aquello no hizo falta, en ese instante la puerta se abrió y me tope de bruces con Elle , su maquillaje cargado, su cabello, su ropa…Era realmente Elle? Mi Elle? Mi pequeña y cándida Elle? No. Ella no era esa Elle.
Sus ojos se abrieron de par en par y yo le contemple sin saber que decirle.
Porque no había dicho nada? Ella nunca comento su clase, pero su ropa, su sonrisa, sus gestos no indicaban que ella pudiese tener ninguna relación con ese ambiente al que ahora sabía que pertenecía.
Porque no me lo había dicho? No confiaba en mi? Después de tantísimo tiempo, después de tantos momentos juntos...Si tenía problemas, si se había visto en medio de líos de los que no podía salir…porque no había contado conmigo?...Aquello me dolió. Pero cuando yo recordé que yo tampoco había sido sincero, lo comprendí.
A veces no podías decirle toda la verdad a aquellos a quienes querías. Simplemente, el temor de dañar a aquellos a quienes más amabas iba más allá de lo inimaginable.
-Por favor, Adelante…Cuéntame todo lo que recuerdas Elle, cada detalle de lo que paso cuando te despertaste…Yo continuare con el resto del relato cuando ya no sepas lo que ocurrió…
Yo responderé a todo lo que desees. Te prometo…suspire ante lo que iba a decirle. Te prometo que te diré toda la verdad, incluso aunque ésta no sea agradable…
Le mire seriamente, en esta noche de tormenta la verdad saldría a flote para ambos, y lo que se avecinaba al igual que la tormenta que caía fuera, no parecía querer acabar…
En ese instante alguien toco la puerta.
Siempre tan oportunos…pensé.
Me levante y fui hacia la puerta, al abrir encontré el rostro de aquel hombre, traía una bandeja con las tazas humeantes, una bolsa de papel de color marrón, (quizás con los dulces dentro) y unas cuantas prendas bien dobladas en la misma bandeja.
Metí unos cuantos billetes en el bolsillo de su abrigo y acepte la bandeja.
-Que nadie nos moleste, que nadie nos interrumpa, si necesito algo se lo hare saber. Ahora márchese y no hable de esto con nadie. El hombre asintió y se fue, con cada paso que daba él volvería a ser el dueño de sus actos, y seguramente no sabría que hacía en esa planta del edificio.
Me acerque hacia Elle con la bandeja y la deje sobre una mesa auxiliar. Acerque una taza a sus manos y pose las mías sobre las suyas sosteniendo ambos la taza humeante. Sus manos comenzaban a estar un poco más cálidas.
Le sonreí cuando ella la sostuvo…Aquella mujer delante de mi me inspiraba tanta dulzura…era una chica tan bella, tan pura…Independientemente de su vida, el brillo de sus ojos mostraba tanta delicadeza, que parecía que incluso el entorno, fuese el que fuese, estaba sucio y desmejorado a su lado.
-No has cambiado absolutamente nada mi dulce Elle…comente al ver el rubor de sus mejillas.
Mire el montón de ropa seca, quizás ella desearía ponerse algo seco.
-Quizás deberías ponerte algo seco. no querrás enfermar, verdad? yo te espero no te preocupes. mi ropa ya está casi seca comente mintiéndole, ya no goteaba, pero tampoco ocurría nada si me quedaba así, después de todo…hiciese lo que hiciese,no iba a enfermar...

No estaba tan nerviosa como antes, algo dentro de mí me decía que podía confiar que no tuviera miedo, y eso hacía que la confianza hacia él creciera más y más en mi cuerpo. Que sintiera como si pudiera confiarle todo lo que me preocupaba desde hace años. Pensé en todo lo que me había pasado cuando desperté a los 16 años en el burdel sin saber cuál era mi pasado y después dos años más tarde, cuando me desperté de nuevo sin recordar nada de lo que había pasado meses atrás y de nuevo viéndome desamparada por no ser que si recordaba a Lisse. Le escuche decirme que me iba a decir todo lo que yo quisiese saber, aunque no fuera agradable… en ese momento se me encogió el corazón, pero claro no todo en una vida podía ser agradable en una vida también había momentos de dolor y desagradables.
Cuando abrí mis labios para empezar a contar lo poco que yo recordaba de mi vida, pero unos golpes en la puerta me hicieron parar y ni siquiera no haber pronunciado ni una palabra. Deje que Jerarld abriera la puerta, escuche lo que decía y sonreí. No sabía porque pero eso me gustaba, cogí la taza que me tendía al sentir la calidez de la taza sonreí pero el sentir sus manos encima de las mías hizo que mis mejillas se sonrojaran y que yo le mirara. El sonrojo se intensifico un poco cuando él me hizo aquel cumplido de que no había cambiado nada. Asentí ante sus palabras y deje la taza en la mesa auxiliar y cogí la ropa. Entre de nuevo en el baño. Deje caer el batín hasta mis pies, quedándome de nuevo desnuda ante mi reflejo. Me mire durante unos minutos desnuda, puse mis manos encima de mi corazón y cerré los ojos. Cuando estaba con Jerarld parecía que todo iba bien, parecía algo tan extraño… Abrí los ojo de nuevo y me puse el corsé y el vestido secos y me mire de nuevo. En ese momento, me pude ver como si fuera una mujer de clase alta… eso hizo que me quedara unos minutos en shock como si eso lo hubiera visto hacia años pero sacudí la cabeza y volví con Jerarld. Le mire mientras me acercaba y me quede unos segundos de pie.

-¿Me queda bien?

Dije mirando al suelo unos segundos y después mirar a Jerarld con las mejillas sonrojadas. Cogí la taza entre mis manos, para recuperar del todo el calor. Primero pensé en como empezar mi historia había tantas cosas que contar… bueno pocas, en realidad y no sabía por dónde empezar. Tome un sorbo de aquel chocolate caliente que se deslizaba por mi garganta. Devolviéndome la cordura gracias a la dulzura del liquido y le mire.

-Creo que es momento de que empiece a contar lo poco que recuerdo de mi vida. Quiero decir que no recuerdo nada de mi vida antes de los 16 años, ni mi infancia, ni mi niñez nada… Antes de los 16 años todo es una odisea. Lo que recuerdo es que la primera vez que me desperté fue en el burdel de Inglaterra había una chica llamada Lisse que me estaba curando una herida que tenía en la nuca y poniéndome paños húmedos en la frente. Cuando me despertó solo recordaba mi nombre y mi edad, pero nada más. Ella me explico quien era y donde estaba, entonces me dejo sola… acepte por mi misma que era de clase baja y que mi destino era acabar siendo cortesana. Durante unos días esa chica me enseño todo lo que tenía que saber y aun a mi joven edad nos dimos cuenta que no era virgen… algo había pasado en mi pasado y no sabíamos el que… Lisse se convirtió en mi mejor amiga. Y estábamos siempre juntas, viajábamos juntas y nos lo pasábamos genial. Pero a mi había algo que siempre había deseado, recordar mi pasado. Lo cual nunca he podido recordar… Pero estuve dos años ejerciendo de cortesana y disfrutando de mi juventud cuando podía… pero por raro que pueda parecer… hay unos meses de mis 18 años que no logro recordar. Solo sé que un día desperté con la herida de la nuca abierta y sangrando en medio de la plaza de Inglaterra, mi amiga Lisse me encontró. Me acordaba de ella, de quien era yo, de mi edad, de que trabaja pero no lograba recordar lo que había pasado en los últimos meses, ni mi pasado. Ella y yo constatemos que lo que me había hecho perder la memoria había sido la herida de la nuca, porque cuando perdí la memoria por primera vez a los 16 años ya la tenía y estaba recién hecha. Pero no se mi pasado ni lo que pasaron en esos meses de mis 18 años. Después meses después de mi segunda perdida de memoria a Lisse y a mí nos trasladaron al burdel de aquí de Paris y aquí he cumplido los 19 años.

Dije mirándole a los ojos, no sabía que me había pasado en mi pasado, ni en esos meses y solo esperaba que el me pudiese contestar. Bebí un poco mas de chocolate, en mis ojos se podía ver las ganas que tenia de saber algo de lo que había olvidado aunque fuese una pequeña parte de ello.

Vi a Elle mostrarme aquella ropa seca. No era nada fuera de lo común, pero se veía espectacular como siempre.
-Te ves preciosa…aunque la ropa no es más que un mero adorno, tu siempre lo has sido. comente al verle. Yo era sincero. Ella era bella siempre, independiente de su ropa. Incluso cuando se enfadaba se veía guapa y eso era algo que ni ella podía evitar.

Escuche su relato atento, sintiendo cada vez mas aquel nudo en el estomago. No recordaba absolutamente nada de nuestro encuentro, ni nada de lo que habíamos vivido juntos…
Me quede un instante en silencio y aprecie la ventana, la tormenta seguía…cuanto rato habría pasado ya? Las horas pasaban de forma diferente cuando estaba con Elle. Esperaba que no saliese el sol aun.
-Aquellos meses que no recuerdas han sido debido a una amiga que tu tenias…se llamaba Sarah… Los ojos de Elle parpadearon, poco a poco iría recordando porque le era familiar.
-Ella era una buena amiga tuya, de clase alta. Ambas estabais siempre juntas. De hecho cuando te conocí ella estaba allí también contigo.
Tu habías perdido un broche que llevabas en el vestido y yo lo encontré…te busque y te lo entregué. De esa forma os conocí… aquel broche tenía su olor, y yo nada mas sentirlo sentí que me embriagaba. No tarde en dar con ella al seguir su rastro, me había sentido intrigado con aquel aroma desde el primer momento.
A partir de aquella noche comenzamos a hablar, soy escritor y compongo música como pasatiempo…adoro tocar el piano…alguna vez te lo demostré…comenzamos a hablar de aquellas cosas y con el tiempo nos hicimos buenos amigos…
Nos habíamos atraído desde un primer momento, pero nunca aclaramos nada, después de todo yo de alguna forma no podía corresponderle sin temor a pasarme, su olor siempre había sido tentador para mí, claro que eso ella nunca lo supo.
La noche que te hiciste aquel corte…Fue la última vez que nos vimos...
Elinor me miro extrañada, expectante, quizás asustada de que yo fuese quien le habría hecho aquella herida.
En todos aquellos meses que pasamos juntos nos reunimos bastante, y Sarah se sintió celosa de ti. No deseaba que nos viésemos más, y a pesar de decírtelo tu no le hiciste caso. Así que ella hizo un plan…Me busco un buen día asustada y compungida, me dijo que tú estabas en peligro. Me dio una dirección y yo fui rápido hacia allí para buscarte, preocupado por saber que había ocurrido.
Sin embargo cuando llegue te vi salir de allí con tu ropa…Tu…Tu nunca me dijiste que eras cortesana…en ningún momento. Y al verte allí no logre entender lo que pasaba…Me fui…Me marche Elle…pero no fue por lo que tú crees. Tú me viste y no supiste que decir, y yo…entendí que debía irme por tu propio bien…Tenía motivos para marcharme y no tienen nada que ver contigo, el problema era yo Elle…pero nunca te dije el porqué. Yo simplemente desaparecí de tu vida y tú te encontraste nuevamente con Sarah, discutisteis y las palabras os condujeron a la violencia.
Tome aire antes de continuar. Contar todo aquello de forma sincera y cruda no era fácil, pero debía decírselo cuanto antes.
Sarah te empujo y tu caíste…Te golpeaste en la cabeza y te olvidaste todo lo que había ocurrido…Incluyéndome a mi…
No me siento orgulloso de lo que ocurrió…pero esa es una parte de lo que paso aquella noche.
Contemple sus ojos, me miraban atónita. Quizás su mente poco a poco comenzaría a atar cabos, aquella que me miraba intrigante y sonrojada, seguramente estaría recordando el dolor que le cause, el dolor de la traición, la ira por haber perdido sus recuerdos y a su mejor amiga Sarah…
Esperaba que me odiase, pues yo también me odiaba profundamente.
Aunque lo que mas sentia era que ella no me hubiese contado quien era...porque no habia confiado en mi? si tenia problemas yo podia haberle ayudado a resolverlos...Pero aquello formaba parte del pasado, y ya no se podia cambiar.

Cerré los ojos y baje la cabeza delante suyo. Quizás ella desearía que saliese de su vida definitivamente…pero aun me faltaba otra parte de la historia que contar, tenía que decirle porque siempre nos encontrábamos de noche, porque nunca le invite a comer, explicarle el porque me fui…Tenia que revelarle mi naturaleza. Y eso empeoraría aun más si cabía toda la situación y no podía echarme a atrás. Tenía que contárselo porque se lo había prometido.
Me quede en silencio delante suyo esperando cualquier cosa. Que me cruzasen la cara era como mínimo lo que esperaba que ocurriese, y aun así ella estaría siendo más que amable conmigo, pues ni siquiera me merecía ese trato por su parte…

Cuando me dijo que estaba bien con la ropa me sonroje por sus cumplidos. No estaba acostumbrada a que me dijeran esas cosas. Pero empecé a explicar mi vida, o lo poco que recodaba de mi vida. Le mire cuando él dirigió su mirada a la ventana, a la tormenta. Sabía que aunque llevábamos un buen rato juntos todavía nos quedaba mucha mañana por delante. Al oír el nombre de Sarah parpadee algo confusa… ¿Por qué me era familia? Pero le puse toda la atención posible. Mi confusión iba en aumento con sus palabras, mi cabeza quería recordar pero le era imposible. Aunque algo empezaba a hacerse sitio en mi mente, pero eran trozos sueltos de cosas que habían pasado… ¿Por qué no lograba recordar nada? ¿Por qué? Pero cuando me dijo que cuando se me abrió la herida fue la última vez que lo vi mi corazón se acelero por miedo a que hubiera sido él. Las manos me temblaban desde que él había empezado a hablar así que por miedo a mancharme deje la taza en la mesa auxiliar. Seguí escuchando con el miedo en mi cuerpo.

Pero me había equivocado, el no había sido el de la herida. Si no Sarah, aquella chica que decía que era mi mejor amiga. Le mire atónita casi sin comprender todo lo que estaba pasando. No podía explicar nada de lo que estaba pasando, me agarre la cabeza con las manos intentando que todo tomara forma en mi mente y cerré los ojos con fuerza. Quería recordar, tenía que recordar. Pero de pronto, algo apareció en mi mente no era de él como yo deseaba. Era una chica rubia de ojos azules conmigo delante. Esa chica era Sarah… el momento en que nos peleemos…

||FLASHBACK||
Después de perseguir a Jerarld para poder explicarle porque no le había contado que era cortesana, lo perdí de vista y entendí que se había marchado. Me había dejado… Baje la cabeza y unas lagrimas cayeron por mis mejillas. Pero entonces entendí que solo una persona le había podido decir donde estaba, y esa era Sarah. Traidora… mi mejor amiga, una de mis mejores amigas me había traicionado. Me había separado de la persona a la que más amaba. Apreté los puños y salí corriendo en busca de Sarah. Me las pagaría… Sabía que había sido ella porque solo dos personas sabían donde trabajaba y esas eran Lisse y Sarah y solo Sarah le podía haber dicho eso a Jerarld. La encontré después de 20 minutos buscándola, estaba en la plaza de Inglaterra donde siempre quedábamos. La mire con odio, ella solo sonrió y me miro a los ojos.

-Elinor, que sorpresa verte por aquí. ¿No habías quedado hoy con Jerarld?

Encima se atrevía a burlarse de lo que había hecho, me acerque unos pasos más a ella hasta que estuvimos cara a cara. No le perdonaba a nadie que me separara de la única persona a la que amaba, si Jerarld era la única persona que mi corazón tenía dentro.

-Has sido tú… ¡¡Tu le has dicho a Jerarld que fuera hasta el burdel!! ¡¡Eres una traidora Sarah, confiaba en ti!! ¡¡Sabias que planeaba dejar el burdel para estar con él!!

-¡Te lo advertí! Jerarld, era mío. Tú me lo robaste, desde el día que encontró tu broche te dije que me gustaba y tú me lo robaste.

-¡Te lo he dicho millones de veces! ¡¡No te robe a Jerarld!! ¡¡Nos enamoremos, Jerarld es la única persona a la que he amado y tu lo has alejado de mi vida!! ¡¡Jerarld se ha marchado, me ha dejado y todo por tu culpa Sarah!! ¡¡Además para que querías a Jerarld, lo tuyo son caprichos utilizas a los hombres y después los dejas!! ¡¡Jerarld no habría sido más que otro juguete y yo lo amo!! ¡¡Y tú has hecho que pierda al único amor de mi vida!!

En aquel momento todo paso demasiado rápido, ninguna de las dos razonaba. Sarah se lanzo encima de mí y yo la logre parar. Pero entonces me empujo, caí al suelo y mi cabeza dio contra el bordillo ocasionando que todo fuera oscuridad. Se me había olvidado todo.
||FLASHBACK||

Mis ojos se abrieron por el recuerdo, pero no solo por recordar a Sarah sino también porque comprendí que él había sido el amor de mi vida. Y quizá porque en el fondo sabia que él era quien yo amaba, que no había salido con nadie porque en el fondo de mi corazón él seguía allí aunque no lo recordara. Levante la mirada y le mire. Pero sin dar tiempo a nada me abrace a él, tirándome encima suyo sin decir nada. No le había recordado del todo pero necesitaba abrazarle.

Elle se abalanzo sobre mí y yo instintivamente deje de respirar. Esperaba otra cosa, cualquier cosa…menos su alentador abrazo.
Me quede un instante pasmado, pero al siguiente sin poder contenerme yo tampoco, le envolví también con mis brazos apretándole fuertemente contra mi.
Era como si al fin después de todos estos años nos volviésemos a encontrar, y nos saludásemos como lo que éramos…o al menos como lo que alguna vez habíamos sido.
Sostuve su cabeza en mi pecho mientras mis dedos se mesclaban en sus cabellos aun húmedos.
-Oh Elle…No deberías…yo…yo soy…Reprimí lo que iba a decir, porque simplemente no sabía cómo decirle que era un monstruo. A su lado dejaba de sentirme como tal.
Su abrazo me reconfortaba, me alentaba, me devolvía la esperanza…Y todo esto era algo que yo no merecía. Algo que no debía aceptar.
Pero como hacerlo? Como reprimirme? al tenerle entre mis brazos sentí el cariño que le tenía, y todos aquellos momentos que compartimos…Aun a pesar de los años, seguía siendo mi pequeña Elle…
Disfrute de su abrazo, sintiendo su pulso agitado, su aroma, su piel…tan dulce…tan irresistible…Pude notar como mis colmillos comenzaban a asomarse sutilmente. Así que a pesar de no desearlo me separe suavemente de ella mientras nuestras mejillas se rozaban, había poco espacio entre nosotros.
Ahí estaba nuevamente. La constante tentación, el gran muro que se interponía entre nosotros.
Tome su rostro entre mis manos mirando sus ojos, no podía aceptar su cariño…No lo merecía.
Elle…Aun hay algo más que debo decirte… No te parezco quizás…una persona extraña? Sus ojos me miraban como antaño, quizás intentando averiguar que estaba tramando…
-Aquella noche yo me fui. Yo desaparecí de tu vida, pero no fue por lo que tu eras, no fue por ti, aunque nunca pude entender porque no me lo comentaste…Yo hubiese hecho lo que me hubieses pedido…Te habría sacado de allí si tu lo querías dije bajando la mirada…Lo lamento pequeña, lamento no haber sabido que tú estabas mal, lamento no haber estado allí no haberte podido ayudar. Solté su rostro y pose mis manos sobre las suyas mientras nuestros dedos se entrelazaban.
Hay una cosa más que debo decirte y seguramente esto lo cambiara todo. Nunca más podrás mirarme con los mismos ojos, nunca más podrás estar delante de mi sin sentir…miedo.
Acerque sus manos para besarlas una vez más. Quizás sería la última vez que ella me permitiría hacerle un gesto cariñoso. Me levante del sofá y me dirigí hacia la ventana.
La tormenta seguía fuerte en el exterior, sin amainar ni un ápice, pero poco a poco el cielo dejaba de ser negro para comenzar a convertirse cada vez más en un cielo más gris.
Dentro de poco amanecería.
Contemple el cielo y la lluvia que caía por última vez aquella noche, junte las persianas y eche las cortinas cerrándolo todo.
La habitación quedo casi en penumbras, salvo por las pocas velas que iluminaban.
Me gire para mirar a Elle y camine hacia ella, dejando la llave de la habitación en la mesa auxiliar a su lado, posiblemente ella quisiera tomarla y tenerla cuando acabase mi relato. Me situe en un sofá individual que estaba enfrente de ella. solté un suspiro. pocas veces había hecho lo que ahora estaba a punto de hacer: sincerarme.

-Dicen que las bestias se camuflan entre los mortales, que aquellos sin alma pasean entre nosotros sin más. Todo el mundo piensa que no son más que cuentos, más que historias de miedo que se crean para asustar a los niños…pero lamentablemente no es asi…Yo sé que no es así…Lo sé porque mi historia comenzó hace doscientos treinta y cinco años…
Y fue una noche muy parecida a esta, salvo que en aquella noche nevaba, dije sin poder evitar sonreír. lo recordaba como si hubiese sido ayer. Aquella fue la última noche de mi existencia…como mortal.
Contemple la mirada de Elle, seguramente pensando en que yo era un demente con aires de grandeza.
Sus ojos me miraron con asombro, quizás con temor, sin entender que era lo que le decía.
Ver el miedo en sus ojos era una de las cosas que más odiaba de mi naturaleza.
Era como volver a traicionarle una y otra y otra vez…
-Quiero que sepas que jamás te haría daño, pero aun así es peligroso que estés conmigo…porque soy uno de los hijos de la noche…me alimento de aquellos que se cruzan en mi camino, aunque nunca acabo con ellos… duermo de día..Vivo de noche porque el sol está prohibido para nosotros.
No sabía cómo decirle lo que tenía que decir, así que use la mente para comunicarme con ella, aun sabiendo que aquello podría asustarla aun más.
…soy un vampiro Elle...
Los truenos siguieron sonando de fondo mientras la incesante lluvia seguía cayendo con tormento en la ciudad, mientras ambos nos mirábamos perdidos en la oscuridad de nuestras propias almas sin saber que mas podría pasar...

Cuando sentí sus brazos en torno a mi menudo cuerpo cerré los ojos, me sentía bien como si aquello fuese muy conocido para mí. Como si allí todo fuese bien y no hubiese ningún problema, lo escuche empezar a hablar pero no siguió. Yo no dije nada me sentía tan bien en aquellos momentos, era como si nunca me quisiese separar de él. No sé cuánto tiempo pasemos abrazados hasta que él me separo de su cuerpo. Le mire sorprendida pero él no me parecía extraño, me parecía una persona excepcional, especial… perfecta. Baje la mirada cuando me dijo que no entendía porque no le había dicho que era cortesana nunca se lo había dicho a nadie que me gustara, no era porque no confiara en ellos si no porque mi empleo era el peor visto de la sociedad. Entrelace mis dedos con los suyos y le mire de nuevo a los ojos. No sabía que me quería decir con todo aquello pero yo estaba segura de que pasara lo que pasara, dijera lo que me dijera jamás lo iba a odiar. Y jamás le tendría miedo.
Espere a que el quisiese decir lo que tenía que decir, le daba su tiempo. Pero cuando cerró del todo la ventana y dejo la habitación en penumbra me sorprendí pero no le di importancia. La luz de las velas, parecía casi fantasmal pero también le daban a la habitación un toque ¿romántico? No entendía nada de lo que pasaba pero miraba a Jerarld con ojos ansiosos. Deseosa de saber que pasaba. La verdad es que no entendía muy bien lo que me decía pero sabía que me lo iba a explicar, le miraba con asombro pero sin miedo. Sus palabras hacían que mi cerebro trabajase a toda velocidad, y que poco a poco fuese recomponiendo las cosas que me decía. Tengo que admitirlo, di un pequeño respingo cuando oí su voz en mi mente. ¡¡Claro, un vampiro!! ¡¡Lo sabía, sabía que existían aunque toda la gente me dijera que no!! Ahora sabía que era verdad pero entonces mi mente se puso en marcha de nuevo. Era otro recuerdo no sabía lo que me pasaba pero con él mi mente lograba recordar.
||FLASHBACK||
Era de noche, estaba angustiada y Sarah intentaba calmarme. Había perdido el broche que siempre llevaba conmigo pero aquella noche lo había perdido mientras estaba con Sarah. Cuando se lo dije lo empecemos a buscar pero llevábamos ya casi una hora y media con la búsqueda y no había ni rastro de mi broche. Empezaba a desesperarme cuando apareció el hombre de mi vida. Jerarld. Apareció delante de mí con el broche en la mano.
||FLASHBACK||
Ahí se acabo mi recuerdo sabía que había mas pero mi cabeza no quería recordar mas. Pero no quería que pensara que me daba miedo que fuera vampiro porque no era así. Me puse en pie sin decir nada y me acerque a él, cuando estuve cerca me puse de rodillas y apoye mi cabeza en su pecho, casi en su vientre.

-No me importa…

Dicho eso levante la vista hacia él, quería decirle aquello mirándole a los ojos. Para que entendiera que de verdad que no me importaba que el fuese vampiro que no había cambiado nada entre nosotros. Bueno, al menos hasta que yo recuperara la memoria. Lo cual parecía que con él pasaba más rápidamente, o mejor dicho con el pasaba y punto.

-No me importa que seas vampiro. Eso no cambia nada, porque siempre he pensado que existíais aunque la gente no lo creyera yo sí. Por eso, que seas vampiro no cambia nada. Además contigo, empiezo a recordar fragmentos de mi vida poco a poco. Eso no me pasa con nadie.

Quería que se quedara conmigo, que no se fuera de nuevo. Sentía la angustia por el miedo a que se fuera de nuevo y me quedara sola. No, no podría soportarlo. Sin pensar en lo que hacía me aferre a él como una niña pequeña.

-Por favor, no te vayas… no me dejes sola…

El abrazo de Elle me dejo de piedra, allí delante de mí, arrodillada me abrazaba pidiéndome que no me marchase, aun después de confesarle que yo me había ido, confesándole que era un vampiro, que incluso podía ser peligroso para ella…Aun así a pesar de ser un ser sin alma, aun así ella me quería…
Me quede un instante en silencio, demasiado atónito para mover ni un solo musculo. Cerré los ojos, había dejado de respirar hacia un buen rato. Así que intente que el aire volviese a mí una vez más.

Me sentí atormentado, yo no merecía eso, yo no merecía más que su desprecio y su odio…no podía creer que estuviese recibiendo tal oportunidad.
Volví a contemplarle sin poder creer que ella aun me envolviese con su abrazo.

-Elle dije acariciando sus cabellos, subiendo su rostro para que me mirase, tome sus manos para ayudarla a levantase y me puse en pie yo también.
-Oh…Elle…mi pequeña Elle…Acaricie sus mejillas, sus ojos claros y puros me miraban aun temiendo que yo desapareciese.
-Yo nunca merecí tu compañía, ahora lo entiendo mucho mejor que antes. Siempre fuiste compresiva…siempre fuiste demasiado buena para este mundo…agache la cabeza cerrando los ojos. Aquello era demasiado, no me sentía digno de estar en su presencia.

Ella que había sufrido tantísimo en toda su vida, me estaba dando una lección de humildad que no me merecía. Como es que alguien podía haberme perdonado?...Sentí en mi pecho una sensación de paz que hacia muchísimo tiempo que no sentía…de hecho desde que era mortal que no me sentía así, Elle me hacia recordar que había sido humano, que había sido querido y que también había sido amado…
Contemple sus ojos sintiendo algo que no podía describir, aquella joven, que siempre seria mi niña, mi pequeña. me estaba dando una enorme lección a mi, un ser que recorría el tiempo sin cambiar ni perecer, pero que no era ni la mitad de sabio que ella.

Le abrace apretándola contra mí, sintiendo su calidez y su pulso agitado.
De alguna forma me alegraba que mi ser no la asustase, deseaba contarle sobre mi vida, sobre mis viajes, sobre mi infancia y sobre todo lo que pase cuando era pequeño…y como llegue a ser lo que ahora era…
Mi vida tampoco había sido precisamente un campo de rosas y deseaba compartir todo esto con ella, mi amiga,mi confidente, mi pequeña. Siempre con su sonrisa dispuesta a dar lo mejor de si, no había nada que doblegase su espíritu.
Era imposible no quererle.

Quería decirle que nunca más le dejaría, que siempre le protegería y le cuidaría. Pero en ese instante mis dientes afloraron recordándome mi naturaleza.
No podía fiarme de mi mismo. Estar delante suyo era una constante tentación.

-Elle…si me fui aquel dia que te vi, no fue por descubrir lo que tú eras. Fue porque en ese entonces realmente supe que si me quedaba a tu lado podría hacerte daño.
Deje que creyeses que yo era idiota que no te entendía…pero no era así. Me fui para protegerte.
Porque cada abrazo, cada caricia…no hacía más que pedirme que bebiese de ti…Eres una tentación muy grande, tu aroma me ciega y yo no quiero hacerte daño…No podría soportar perder la noción de mi mismo Elle…Yo soy mi mayor temor ahora mismo…Soy mi peor enemigo…

Tenía que irme tenía que marchar, nada me aseguraba que no fuese a hacerle nada. Y aun así no podía separarme de su abrazo aun con los dientes aflorando, me mordí los labios sin saber qué hacer.

-Elle…yo voy a estar siempre aquí, siempre velare por ti porque estés bien…Pero no sé si podre protegerte de mí mismo…y tu mi pequeña no te mereces esto…Tu te mereces a alguien que te pueda acompañar bajo la luz del sol, alguien que pueda estar siempre ahí para ti, alguien que envejezca contigo, alguien que te pueda dar una familia si tu lo quieres…No deberías querer tenerme cerca…

Intente aclarar mi mente, pero no sabía cómo hacerlo. Qué pensaría Ella de todo esto? La lógica nos decía que debíamos separarnos, pero la lógica nunca había sido nuestra amiga y eso ambos lo sabíamos bien…

Las velas tintineaban en aquella habitación casi en penumbras, era un lugar extraño, pero también se veía acogedor y si, casi romántico. Pero quizás solo eran desvaríos de un pobre loco…Dentro de poco saldría el sol volviéndome a recordar que estaba atrapado alli sin saber que hacer,sin saber que decir…
Mientras mi unica certeza en ese instante, era que los brazos de Elle me envolvian como si de un dulce sueño se tratase...




(*Off: me han gustado mucho los momentos Flashback, le da mucho realismo ir recordando fragmentos del pasado. =)

No me importaba nada, solo él y yo. Solo nosotros dos, los recuerdos que estaba teniendo me decían que yo le había amado y que él había sido el hombre de mi vida. Seguía siéndolo pero esa parte de mí, la parte que le amaba estaba dormida desde hacía casi dos años. Pero ahora después de estar a su lado, todo ese amor iba volviendo poco a poco a mí. Y ahora no quería separarme de él sin importarme si era o no un vampiro. Yo le amaba, estaba empezado a amarle de nuevo a recordar todo lo que había olvidado y en todos esos recuerdos estaba él. Sin duda, el había sido el hombre de mi vida y lo seguiría siendo para siempre. No me separaba de él en ningún momento, no quería soltarlo con miedo a que cuando lo hiciese el pudiese desaparecer. Sentí que me acariciaba el cabello y cuando mire sus ojos de nuevo, me sentí de nuevo transportada a aquel mundo donde solo estábamos él y yo, nadie más. Cuando me ayudo a levantarme, enrolle mis manos con las suyas. No quería que se fuera, le miraba a los ojos transmitiéndole aquel miedo que tenia de que se fuera de mi lado. Si, había seguido en pie hasta ahora sabía que era porque dentro de mi corazón sabía que tenía que estar a su lado, que volvería a verle.

Cuando me volvió a abrazar me agarre a él sin querer separarme de él, si por mi fuera se podría detener el mundo en aquel momento. Porque envuelta en su abrazo era feliz, sin nada que me pudiera hacer sentir mal, le escuche sin separarme de él. No quería dejarle, él era la última persona que mi corazón había amado de verdad, aquel que nunca había olvidado aunque yo no recordara. La lógica no era mi amiga, siempre hacia todo lo ilógico. Yo quería estar con él y nadie más me iba a hacer cambiar de opinión.

-No me importa todo eso, solo quiero estar contigo. Tú eres la verdadera persona que está en mi corazón, aunque olvidara toda mi vida. Mi corazón nunca te olvido, no salí con nadie nunca no sabía la razón pero ahora sé que es porque me acordaba de ti aunque no lo supiera. Jerarld, aunque no lo recuerde todo sé que mi corazón siempre ha sido tuyo.

Dije abrazándole mas fuerte pero mirándole a los ojos, era muy importante para mi él estar a su lado. Ahora que lo había encontrado de nuevo, o que él me había encontrado de nuevo a mi no quería volverme a separar de él. Porque cuando siguiese recordando mi vida, cuando supiese que lo tenía todo seguro dejaría de ser aquella cortesana que todos conocían. Porque si él quería yo quería ser parte de su vida de nuevo. Pero antes le tenía que hacer saber que pasara lo que pasara yo seguiría a su lado y que siempre le había amado. Levante mis manos para cogerle el rostro con suavidad, sin deja que nuestras miradas se separasen ni un minuto. No quería que ese sueño se acabara. No quería volver a estar sin él.

-¿Sabes porque no me importa que seas vampiro? Porque poco a poco a tu lado voy recordando fragmentos de mi vida, he recordado la pelea con Sarah, he recordado el momento en que me devolviste el broche… y tampoco me importa que seas vampiro porque estuviste a mi lado mucho tiempo sin hacerme daño. Eres más fuerte de lo que crees Jerarld, además si me pelee con Sarah fue porque me traiciono al decirte que fueras hacia la calle del burdel, ella sabía que yo era cortesana, fue la única cosa segura que tenia la primera vez que perdí la memoria pero no se qué fue de mi antes de los 16 años. El día que me encontraste, había planeado contarte lo que era y quería pedir que me ayudaras a salir de aquel mundo pero Sarah lo estropeo todo. No te culpo porque te fueras, pero quiero saber que si nos acabemos peleando fue porque yo de verdad te amaba y ella solo quería jugar contigo. Pero por eso no me importa que seas vampiro y quiero… estar a tu lado. No quiero que me dejes nunca, por favor. Solo quiero estar contigo.

Aquellas palabras, se las estaba suplicando. Le estaba suplicando que no me dejase sola, que no se fuera de mi lado de nuevo. Que se quedase allí, me daba igual si no podía salir con él a la luz del sol, me daba igual que no me pudiese dar una familia. Porque con él yo ya era feliz.

OFF: Siento la tardanza es que estos días han sido de locos para mi

Las palabras de Elle me sobrecogieron haciéndome sentir angustiado como en muchísimo tiempo no me había sentido.
Sentía el tormento de su alma como si también fuese el mío, agobiado con la idea de ser precisamente yo quien causase más daño a su frágil alma.
Le abrace fuertemente entre mis brazos sintiendo aquel aroma que me embriagaba.
Su dulce tacto era demasiado atrayente, siempre lo había sido, por eso no podía abrazarle ni besarle…siempre tenía que mantener las distancias con ella, y ahora descubría porque me reprimía tanto.
Después de todos estos años recordé porque siempre me mantuve alejado. Recordé porque me había distanciado tanto.
Así con ella entre mis brazos sentí su pulso agitado, sus venas palpitantes…todo aquello demasiado cerca de mi...llamándome, su aroma parecía envolverme pidiéndome que le absorbiese y que le devorase.
Aparte sus cabellos mientras con mi mejilla acariciaba la suya, aspirando poco a poco su aroma.
Ella aun seguía abrazándome, envolviéndome con sus brazos ajena a mi mente, mientras yo me acercaba a aquel hermoso cuello, sintiendo como mis dientes afloraban sin que pudiese hacer nada por evitarlo.
-Oh mi dulce Elle…mi dulce dulce Elle…Note como el monstruo que había en mi nacía una vez mas cegándome, el hambre podía cegarte y hacerte perder la noción de la razón y de la realidad cuando te encontrabas en una situación tan tentadora como esta.
Acerque mis labios a su cuello dándole un suave beso. No pude evitar sonreír. Cada fibra de mi ser me pedía que bebiese de ella, y la lógica no me acompañaba, no estaba allí para decirme que parase.
Acerque mis labios nuevamente hacia su cuello, sintiendo como su pulso se agitaba con mis caricias. Aquello hacia que la situación fuese si cabía mas excitante, no solo su aroma me embriagaba, sino que sentir su pulso agitado y ruborizado ante mi gélido abrazo hacia que la situación me deleitase aun mas, gracias a su alma tierna y cándida…
Fue entonces cuando acerque mis dientes a su piel, fue entonces cuando algo me freno.
De pronto todos aquellos recuerdos de nuestros momentos juntos vinieron a mi mente.
Como le conocí, como paseábamos, como compartíamos momentos juntos. Como pasaba el tiempo y nosotros seguíamos allí, como eternos compañeros.
Observe como crecía ante mis ojos, como ella se convertía poco a poco en la dulce dama que ahora era…Y ahora estaba yo, aquí delante de ella. Intentando robar su esencia, intentando calmar mi sed sin tener en cuenta lo que ella había significado para mí.
Me separe de ella violentamente retrocediendo hasta tocar la pared, respirando agitado, mientras mis cabellos caían desordenados delante de mi rostro tapando mi mirada avergonzada y furiosa. Aunque no lo estaba con ella en absoluto, lo estaba conmigo mismo.
Sabía que si me quedaba mucho tiempo allí con ella, en esa habitación, no iba a poder controlarme.
-Elle…No puedo…Te prometo que lo intente…pero no puedo…Tu compañía siempre ha sido grata para mi, siempre has sido mi pequeña…pero no puedo hacerte esto. Sé que si sigo contigo te hare daño. Lo sé porque acabo de estar a punto de hacerlo…
Tienes que alejarte de mi Elle…Tienes que hacerlo por tu propio bien…
Continúe allí pegado a la pared, agitado y atormentado. No podía contemplar su mirada, pues sabía que esto no iba a salir bien. Me había ido hacia todo ese tiempo por una buena razón, y ahora lo comprendía mucho mejor que antes. Ella debía marcharse, o si no tendría que hacerlo yo aunque fuese de día.
Yo no era bueno para ella, nunca lo había sido y nunca podría serlo…
Porque simplemente el destino nos habia querido hacer una broma cruel, y ahora tendriamos que pagar sus consecuencias...



Off: No te preocupes por la tardanza. No pasa nada =)