AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
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A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
"Nada es verdad, todo está permitido."
París - 12:00
Con esas palabras los hermanos Bassarides salieron de su gustosa mansión, en la fresca mañana de Verano que bien entrado estaba en la ciudad.
Sus dias habían sido literalmente satisfactorios. Desde su despertar a manos de aquella mujer, habían coicidido poco con ella, y directamente habían comenzado a labrar su lugar en aquella ciudad tan llena de.. "vida" Tuvieron tiempo de hacerse con valiosa información, como el por qué la realeza de otros países desembocaba en nuestro país. El por qué se nos había despertado en éstos instantes y pronto empezaríamos a saber el por qué. Además de servir a la corte Francesa, era de bueno saber que sacaríamos algo de ello, un aliciente por nuestro excepcional trabajo. Darien, había disfrutado el dia anterior de una mujer en cama ajena, pero aun así no dudó en regresar temprano a lo que por el momento era su mansión. Ambos, aun antes de dirigirse a su puesto, recibieron órdenes estrictas y directas del Rey, de apresar al jóven Darcy Trudeau bajo el alegato de traición, el cual se encontraba en su mansión debido a las horas que eran.
Con la orden bajo el brazo y un séquito de guardias tras sus pies, cuando el sol alcanzaba su plenitud máxima se encaminaron hacia la mansión Trudeau, bajo la mirada del pópulo que bajo cuchicheos observada a los hermanos con postura imponente, con miedo a que tocasen sus puertas, suspirando una vez las pasaba de largo. Algunos incautos quisieron ver la escena de mas cerca, pero eso no les impidió a los gemelos hacer su cometido.
Observaron, a pocos metros de las puertas de la mansión, como una de sus sirvientes entraba aterrada para avisarle.
Tras tocar a la puerta (pues habría de comportarse como caballeros y no como bestias) y observar que no había cambio alguno, ordenaron a los guardias que abriesen las puertas con el madero, pues eran macizas y simplemente con un hombro humano siquiera se hubiesen movido. Una vez las puertas se abrieron, ambos entraron con aquel porte imponente que les distinguían sobre el resto.
- Darcy Trudeau. - Dijo Darien con voz autoritaria, contemplando el rostro contrariado de los trabajadores de aquel lugar. Esperando que el nombrado saliese al oir su nombre.
Røthgar Sbjören- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/05/2011
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
3.9.1800
Nació el día anunciando su llegada con haces de luz que entraron a través de los grandes ventanales de la habitación de Darcy, pero no lo despertaron estos avisos ya que en las últimas semanas había dormido apenas lo necesario. El sueño se escapaba de su mente agitada como se deslizaban los granos de arena en el reloj burlándose con cada crepúsculo que caía. El tiempo se acababa y él lo sabía. No, no era el fin verdadero solamente una estrella de cientos más que se apagaba en una de las tantas constelaciones del cielo y que probablemente nadie notaría su ausencia al anochecer siguiente... pero esa luz servía para confortar a quien escucha el aullido que surge entre las fauces de la bestia dormida. Tarde o temprano ocurriría, es algo inminente cuando se instiga y alienta un gran incendio, el resplandor anaranjado de las llamas hambrientas impide ver nada más que calor de rojo vivo y ardiente.
Así las musas blancas de los viajeros de medianoche se ocultaron tras el fulgor del astro de fuego y Darcy leía las última parte de la obra que lo obsesionara y entretuviera en sus noches de desvelos:
"Vosotros que asistís pálidos y mudos con el temor
a este suceso terrible... Si yo tuviera tiempo...
Yo pudiera deciros... pero, no es posible.
...Si alguna vez me diste lugar en tu corazón,
retarda un poco esa felicidad que apeteces;
alarga por un tiempo la fatigosa vida llena de miserias,
y divulga por él mi historia..."
a este suceso terrible... Si yo tuviera tiempo...
Yo pudiera deciros... pero, no es posible.
...Si alguna vez me diste lugar en tu corazón,
retarda un poco esa felicidad que apeteces;
alarga por un tiempo la fatigosa vida llena de miserias,
y divulga por él mi historia..."
Sonrió a medias y se levantó ya sin terminar las pocas líneas que le faltaran, dejando el libro sobre la mesita de noche. Tuvo una sensación extraña de que aquella mañana muy posiblemente, sería la última en que rondara con tranquilidad la mansión con que tanto empeño había cuidado y pulido. Pero después de todo para eso lo había hecho ¿no? Todos los tesoros que guardaba en su mansión y los antiguos artefactos que fueran herencia familiar y los raros objetos exóticos recogidos en tierras lejanas y las armas de antiguos guerreros cuyos nombres se han perdido en el tiempo y los libros y las joyas y el oro y la plata adornados con intrincados diseños y las rosas y los claveles de los jardines y el lago, todas esas cosas se retardaron unos segundos en su mente y se esfumaron en la bruma que eran los días desde hacía largo tiempo.
Mientras Darcy se vestía, acomodándose el moño blanco al cuello, sólo una cosa permanecía en su mente y ella vendría a cobrar su tributo para otorgar el don por el que se le rezaba. Salió de cacería montando a Bucéfalo y regreso a eso de las diez de la mañana. Tomo el desayuno en el comedor sentado a la cabecera, observando las sillas acomodadas a su alrededor, vacías. Suspiró. Su corazón tartamudeó como la llama de una vela a la que acosa la frialdad del susurro de un viento otoñal.
Estaba terminando el postre, una rebanada de pastel de chocolate con fresas, su favorito, cuando una de las doncellas entró con la tez pálida y la respiración agitada, anunciando la llegada de dos hombres, los Justicieros de la Santa inquisición, los hombres de Dios, los hombres del Rey. Él le dedicó un gesto tranquilo a la criada y le hizo señal de que se quedara allí junto con los otros tres sirvientes que aún permanecían en la Mansión. Escuchó claramente cuando tumbaron la puerta. Limpió su boca con la servilleta y se levantó acomodando la silla en su lugar original. Escucho su nombre. Se encaminó al gran salón y se encontró con la puerta tirada, despostillada como si hubiese sido arrancada por una mano gigantesca y poderosa. Hizo un leve asentimiento de cabeza, en señal de saludo. Sonó la primer campanada del reloj que anunciaba el medio día. Inclinó la cabeza con media sonrisa al escucharla.
-Buenas tardes, caballeros. Conde Dacian. Veo que la prisa ha ocasionado que despojéis este salón de puerta.- contempló sus vestimentas, llenas de símbolos que estaban diseñados para causar respeto y miedo entre las multitudes. La imagen misma del puño de la ley -¿Puedo ayudarles en algo?- preguntó el Conde de Montecristo, ampliando la sonrisa.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 21/02/2011
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Observé cada detalle de la habitación en la que nos encontrabamos y memorizandolo todo, incluso el emplazamiento de los objetos de valor y reliquias familiares. Sonreí interiormente y me crucé de brazos desafiante junto a mi hermano y frente a los soldados. El maldito se estaba haciendo de rogar, acción que pagaría cara en su momento, un momento que estaba próximo.
Finalmente apareció, su actitud era como la de un bufon. Me separé un poco del peloton y descrucé mis brazos de forma tranquila. Miré a los ojos al dueño de la casa y situandome a unos pocos pasos frente a el dije con voz firme, tranquila pero a la vez autoritaria.
- Darcy Trudeau, Ha pasado tiempo desde nuestro primer encuentro. -Observé la lampara que colgaba del techo.- ¿Le retuvo algo a la hora de acudir a nuestra llamada o estaba aun en su recamara en brazos de Morfeo?
Sonreí levemente, sin malicia a aquel "hombre" que tenía ante mi y le di la espalda tranquilamente dirigiendome hacia una mesa de la mejor madera de la comarca con un valioso y antigüo jarron, lo más seguro un recuerdo de alguno de los viajes exóticos del dueño de la casa...probablemente una pieza irremplazable. Lo tomé entre mis manos contemplandolo mejor gracias a la luz que entraba por la ventana.
- Es una excelente pieza, aplaudo su gusto. -De forma teatral lo dejé caer al suelo donde se destrozó en miles de pequeños trozos de porcelana.- Ups, se me escapó.- Observé el breve gesto de furia en sus ojos, cosa que me divirtió. Tras eso saqué mi daga de mi cinto y la clavé sobre la mesa de un golpe.
- Debería de tener más cuidado con lo que hace, pues ha llegado a nuestros oidos. Darcy Trudeau...-tomé aire y sonreí al desconcentrado ser que había ante mis ojos y hablé en voz alta para que todos los sirviente s de la casa pudiesen oirme- Por la presente orden de su magestad el rey queda detenido por traición. Nos acompañaras a la Bastilla inmediatamente.
Uno de los guardias me acercó un saco para ponerselo en la cabeza pero lo detuve con un gesto de la mano.
- No, a este no, su vergüenza será mayor al exponerle ante toda la ciudad preso. -Me acerqué a Darcy y le golpeé en la cara con mi puño cerrado- Llevaba mucho queriendo hacer eso. Ponedle los grilletes.
Crucé una mirada de complicidad con mi hermano y le pasé una cuerda mientras los grilletes se cerraban apresando sus extremidades.
- ¿Haces tu los honores?
Finalmente apareció, su actitud era como la de un bufon. Me separé un poco del peloton y descrucé mis brazos de forma tranquila. Miré a los ojos al dueño de la casa y situandome a unos pocos pasos frente a el dije con voz firme, tranquila pero a la vez autoritaria.
- Darcy Trudeau, Ha pasado tiempo desde nuestro primer encuentro. -Observé la lampara que colgaba del techo.- ¿Le retuvo algo a la hora de acudir a nuestra llamada o estaba aun en su recamara en brazos de Morfeo?
Sonreí levemente, sin malicia a aquel "hombre" que tenía ante mi y le di la espalda tranquilamente dirigiendome hacia una mesa de la mejor madera de la comarca con un valioso y antigüo jarron, lo más seguro un recuerdo de alguno de los viajes exóticos del dueño de la casa...probablemente una pieza irremplazable. Lo tomé entre mis manos contemplandolo mejor gracias a la luz que entraba por la ventana.
- Es una excelente pieza, aplaudo su gusto. -De forma teatral lo dejé caer al suelo donde se destrozó en miles de pequeños trozos de porcelana.- Ups, se me escapó.- Observé el breve gesto de furia en sus ojos, cosa que me divirtió. Tras eso saqué mi daga de mi cinto y la clavé sobre la mesa de un golpe.
- Debería de tener más cuidado con lo que hace, pues ha llegado a nuestros oidos. Darcy Trudeau...-tomé aire y sonreí al desconcentrado ser que había ante mis ojos y hablé en voz alta para que todos los sirviente s de la casa pudiesen oirme- Por la presente orden de su magestad el rey queda detenido por traición. Nos acompañaras a la Bastilla inmediatamente.
Uno de los guardias me acercó un saco para ponerselo en la cabeza pero lo detuve con un gesto de la mano.
- No, a este no, su vergüenza será mayor al exponerle ante toda la ciudad preso. -Me acerqué a Darcy y le golpeé en la cara con mi puño cerrado- Llevaba mucho queriendo hacer eso. Ponedle los grilletes.
Crucé una mirada de complicidad con mi hermano y le pasé una cuerda mientras los grilletes se cerraban apresando sus extremidades.
- ¿Haces tu los honores?
Dacian Bassarides- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/11/2010
Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Darien ignoró las palabras de su hermano, él quería disfrutar de cada segundo de deleite, y creyó que en ese mismo instante su hermano le había comprendido a la perfección. Mientras Dacian hablaba, Darien pensaba que el mejor lugar para disfrutar de aquella tortura sería la Bastilla.
- Hermano, sabes que mis métodos son mas… - hizo un ademán con la mano, quitándole importancia. – versátiles.
Dicho esto golpeó la parte de atrás de las rodillas al traidor con una silla, obligándole a sentarse. – Espero que el desayuno le haya sentado bien, joven Trudeau. – Aquellas palabras se deslizaron por sus labios con un frenesí oculto entre ellos, alzando la mirada hacia uno de los guardias que nos daba indicaciones de que nuestra visita fuese mas breve.
Darien tomó de la nada un cuchillo e hizo un corte en el hombro del joven y él mismo se hizo uno en la mano antes de partir, tan solo quería comprobar si las afirmaciones eran ciertas, si aquellos informes que aun no habían tocado las manos de la ley y que nos proporcionaba la cazadora eran ciertos. Eso se sabría conforme pasase el tiempo.
Su modo de enfrentar a un rival eran simplemente devastadores, pero bien pensó que si le hacían algo en la casa, luego todo el pópulo vería al joven demacrado y no a un traidor con el rostro sumido en la vergüenza de ser criticado y observado por el resto.
Alrededor de su cuello, ahora relucía un collar de color negro con pinchos afilados acariciando el cuello de aquel hombre, típico de los animales salvajes que tenían que ser domesticados, o, desde el punto de vista del joven Darien un modo de tortura deliberada, por si a aquel perro le daba la casual idea de transformarse en aquella noche de luna llena.
- Levanta, es hora de la marcha, estoy seguro de que a la gente gustara saber que clase de persona eres...- Una carcajada acompañó aquellas palabras.
Tomó al joven para que se pusiese en pie, y a su izquierda se colocó, mientras Dacian, maravillado por la escena tomó puesto a la derecha del reo.
Los guardias les dejaron paso, y tras ellos fueron, camino a la bastilla antes de lo previsto, antes de que el rey hiciese su visita para poder… conversar unas horas con el reo. La multitud se llevaba las manos a la boca, y el ego de los inquisidores se hacía cada vez mas grande. Los pasos no eran rápidos pues el joven estaba atado de manos y pies, además de no llevar aquel saco, para que todos viesen el rostro de aquella escoria.
- Hermano, sabes que mis métodos son mas… - hizo un ademán con la mano, quitándole importancia. – versátiles.
Dicho esto golpeó la parte de atrás de las rodillas al traidor con una silla, obligándole a sentarse. – Espero que el desayuno le haya sentado bien, joven Trudeau. – Aquellas palabras se deslizaron por sus labios con un frenesí oculto entre ellos, alzando la mirada hacia uno de los guardias que nos daba indicaciones de que nuestra visita fuese mas breve.
Darien tomó de la nada un cuchillo e hizo un corte en el hombro del joven y él mismo se hizo uno en la mano antes de partir, tan solo quería comprobar si las afirmaciones eran ciertas, si aquellos informes que aun no habían tocado las manos de la ley y que nos proporcionaba la cazadora eran ciertos. Eso se sabría conforme pasase el tiempo.
Su modo de enfrentar a un rival eran simplemente devastadores, pero bien pensó que si le hacían algo en la casa, luego todo el pópulo vería al joven demacrado y no a un traidor con el rostro sumido en la vergüenza de ser criticado y observado por el resto.
Alrededor de su cuello, ahora relucía un collar de color negro con pinchos afilados acariciando el cuello de aquel hombre, típico de los animales salvajes que tenían que ser domesticados, o, desde el punto de vista del joven Darien un modo de tortura deliberada, por si a aquel perro le daba la casual idea de transformarse en aquella noche de luna llena.
- Levanta, es hora de la marcha, estoy seguro de que a la gente gustara saber que clase de persona eres...- Una carcajada acompañó aquellas palabras.
Tomó al joven para que se pusiese en pie, y a su izquierda se colocó, mientras Dacian, maravillado por la escena tomó puesto a la derecha del reo.
Los guardias les dejaron paso, y tras ellos fueron, camino a la bastilla antes de lo previsto, antes de que el rey hiciese su visita para poder… conversar unas horas con el reo. La multitud se llevaba las manos a la boca, y el ego de los inquisidores se hacía cada vez mas grande. Los pasos no eran rápidos pues el joven estaba atado de manos y pies, además de no llevar aquel saco, para que todos viesen el rostro de aquella escoria.
Røthgar Sbjören- Cazador Clase Media
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 26/05/2011
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Inmediatamente después de que Darcy observo ese brillo en los ojos de sus captores y probablemente sus futuros verdugos, aunque no los únicos, supo que no sería un encuentro agradable, al menos para uno de los lados... Mantuvo su gesto impávido mientras Dacian se pavoneaba por la habitación. Era evidente que se estaba divirtiendo y que iba a sacar el mayor provecho de la situación. No dio ninguna respuesta a las primeras preguntas de Dacian que obviamente eran una burla, un intento de provocarle y de hacer más largo y humillante el proceso de lo estrictamente necesario. El otro hombre estuvo aguardando a que Dacian terminara su pequeño espectáculo, destinado a infundir miedo en todos los que se encontraran cerca, escuchando y observando temerosos de convertirse en la siguiente víctima de los Inquisidores de Abélard.
Darcy entorno la mirada al ver a Dacian deslizarse hasta situarse junto al jarrón, adivinando lo que haría a continuación por la manera en que se condujo hasta allí. Era una pieza de la dinastía Ming que había conseguido en su viaje a Japón con un comerciante... Siguió con la vista el objeto que resplandecía por la pureza del color desenmarañando la luz que entraba por la ventana en rayos pequeños y brillantes, para luego caer y fracturarse como una gota de roció que tintinea en una mañana clara. Volvió la sensación de Déja vu. Antes ya había visto quebrarse las cosas e irrumpir a extraños en su hogar, saqueando y robando las cosas que encontraran atractivas a la vista y la codicia. Aquella vez se habían llevado lo invaluable, lo irreparable y ahora ya nadie podía usurpar lo que ahora era un espacio vacío, ni romper lo que ya estaba quebrado, dañado... De modo que al contemplar los trozos de la piel de blanca porcelana en el suelo no surgió más que frialdad en su gesto.
Fue el ruido del cuchillo al clavarse en la madera de cedro de la mesa, lo que lo trajo de vuelta del ensueño. Volvió a fijarse en su juez con cierta indiferencia. Escuchó todo lo concerniente a la acusación de Alta traición como cuando uno ve una obra que ya leyó anteriormente. Los diálogos y las acciones tienen otro sentido cuando ya se sabe que esperar de ellos. Observó de reojo al hombre con la bolsa para cubrir su rostro, acercarse. Darcy se extraño de si mismo al sentir alivio y no preocupación por el hecho de estar expuesto cuando lo sacasen de su casa.
Después de eso vino lo que él creyó la peor parte. Pudo ver claramente cuando el puño cerrado de Dacian se dirigió a su rostro, sus sentidos lo alertaron, le pidieron reaccionar y esquivarlo. Fue un verdadero acto de voluntad permanecer indefenso para recibir el golpe. Físicamente no dolió, pero el orgullo es otra cosa, aunque sí le facilitó fingir el dolor que un humano normal habría sentido… Lo fulminó con la mirada, pero no hizo ademán de contraatacar.
-“Si se me presentara… Yo le hablaré aunque el infierno mismo abriendo sus entrañas me impusiera silencio”- citó de manera sombría antes de sentir como le sujetaban con los grilletes las muñecas, por alguna razón sintió familiar aquella acción… Mantuvo el mentón levantado en todo momento.
Estaba ya preparado para abandonar la Mansión en custodia de los hermanos cuando sintió el empujón que le hizo tomar asiento a pesar de sus deseos. Suspiró. Hasta el guardia que vigilaba la puerta tenía más noción del tiempo que aquellos dos. Darcy estaba muy seguro de que si no fuera por el protocolo, y por la gente que estaba allí observando que se cumpliera, los Inquisidores no esperarían para llegar a la Bastilla. Miró al segundo hombre, que era en todo como el primero. Gemelos. Se recordó a varias veces que debía mantener la paciencia ante todo.
-Ha estado bien- ¿ahora hablarían de comida? El movimiento siguiente de parte de Darien fue bastante rápido, para un humano y aún así Darcy pudo seguirlo. Apretó las mandíbulas antes de que el cuchillo se hundiera en su piel y trazara una larga cortada en su hombro. Gruñó y contuvo todas las maldiciones que querían salir de su boca cuando sus colmillos se desplegaron haciéndose más largos y afilados al asentir la amenaza, prestos para defender y atacar. Ah lo que faltaba. Los rumores no eran únicamente sobre la naturaleza de las cosas que se estaban gestando recientemente en París, sino también de la propia… La mente de Darcy trabajó rápidamente en una manera de escabullirse a la maniobra detectivesca de Darien, comprendiendo rápidamente lo que pretendía al hacer esas heridas.
Cosa a parte fue mantener el gesto neutral al momento en que su cuello fue adornado con tal insulto. Los lobos no son para domesticarse. Sentía su sangre bullir y su corazón bombear más rápido exigiendo poner fin a la ridícula escena. Respiro hondo cerrando los ojos un momento mientras le terminaban de abrochar el objeto animal. –No tienes una idea de cómo les gustaría… - susurró antes de ser levantado. Se sacudió de un movimiento la mano de Darien de su hombro, enderezándose y repasando con la mirada la habitación antes de seguir escoltado por los soldados del Rey. Después todo se escuchó y se sintió lejanamente: los rostros de la gente que se amontonaban para descubrir la identidad de aquel preso y que murmuraban entre sí, la acera apenas humedecida por la llovizna que tuvirea lugar unos momentos antes, el poco sol que lograba colarse entre las borrascas que se amontonaban en el cielo, las campanas de la Iglesia dando su último repique... no eran más que como la niebla de la fría madrugada, que parece enredarse en las cosas como si tuviera vida propia pero que sigue siendo etérea, incorpórea. Darcy no entendió ni prestó atención a nada de lo que decían aquellas gentes, y por un momento el hecho de estar con esos hombres flanqueándolo y con los grilletes puestos en pies y manos cual bestia salvaje capturada por “hombres civilizados”, no pareció algo nuevo, algo real, sino parte de la pesadilla que había comenzado cuatro años atrás.
Darcy entorno la mirada al ver a Dacian deslizarse hasta situarse junto al jarrón, adivinando lo que haría a continuación por la manera en que se condujo hasta allí. Era una pieza de la dinastía Ming que había conseguido en su viaje a Japón con un comerciante... Siguió con la vista el objeto que resplandecía por la pureza del color desenmarañando la luz que entraba por la ventana en rayos pequeños y brillantes, para luego caer y fracturarse como una gota de roció que tintinea en una mañana clara. Volvió la sensación de Déja vu. Antes ya había visto quebrarse las cosas e irrumpir a extraños en su hogar, saqueando y robando las cosas que encontraran atractivas a la vista y la codicia. Aquella vez se habían llevado lo invaluable, lo irreparable y ahora ya nadie podía usurpar lo que ahora era un espacio vacío, ni romper lo que ya estaba quebrado, dañado... De modo que al contemplar los trozos de la piel de blanca porcelana en el suelo no surgió más que frialdad en su gesto.
Fue el ruido del cuchillo al clavarse en la madera de cedro de la mesa, lo que lo trajo de vuelta del ensueño. Volvió a fijarse en su juez con cierta indiferencia. Escuchó todo lo concerniente a la acusación de Alta traición como cuando uno ve una obra que ya leyó anteriormente. Los diálogos y las acciones tienen otro sentido cuando ya se sabe que esperar de ellos. Observó de reojo al hombre con la bolsa para cubrir su rostro, acercarse. Darcy se extraño de si mismo al sentir alivio y no preocupación por el hecho de estar expuesto cuando lo sacasen de su casa.
Después de eso vino lo que él creyó la peor parte. Pudo ver claramente cuando el puño cerrado de Dacian se dirigió a su rostro, sus sentidos lo alertaron, le pidieron reaccionar y esquivarlo. Fue un verdadero acto de voluntad permanecer indefenso para recibir el golpe. Físicamente no dolió, pero el orgullo es otra cosa, aunque sí le facilitó fingir el dolor que un humano normal habría sentido… Lo fulminó con la mirada, pero no hizo ademán de contraatacar.
-“Si se me presentara… Yo le hablaré aunque el infierno mismo abriendo sus entrañas me impusiera silencio”- citó de manera sombría antes de sentir como le sujetaban con los grilletes las muñecas, por alguna razón sintió familiar aquella acción… Mantuvo el mentón levantado en todo momento.
Estaba ya preparado para abandonar la Mansión en custodia de los hermanos cuando sintió el empujón que le hizo tomar asiento a pesar de sus deseos. Suspiró. Hasta el guardia que vigilaba la puerta tenía más noción del tiempo que aquellos dos. Darcy estaba muy seguro de que si no fuera por el protocolo, y por la gente que estaba allí observando que se cumpliera, los Inquisidores no esperarían para llegar a la Bastilla. Miró al segundo hombre, que era en todo como el primero. Gemelos. Se recordó a varias veces que debía mantener la paciencia ante todo.
-Ha estado bien- ¿ahora hablarían de comida? El movimiento siguiente de parte de Darien fue bastante rápido, para un humano y aún así Darcy pudo seguirlo. Apretó las mandíbulas antes de que el cuchillo se hundiera en su piel y trazara una larga cortada en su hombro. Gruñó y contuvo todas las maldiciones que querían salir de su boca cuando sus colmillos se desplegaron haciéndose más largos y afilados al asentir la amenaza, prestos para defender y atacar. Ah lo que faltaba. Los rumores no eran únicamente sobre la naturaleza de las cosas que se estaban gestando recientemente en París, sino también de la propia… La mente de Darcy trabajó rápidamente en una manera de escabullirse a la maniobra detectivesca de Darien, comprendiendo rápidamente lo que pretendía al hacer esas heridas.
Cosa a parte fue mantener el gesto neutral al momento en que su cuello fue adornado con tal insulto. Los lobos no son para domesticarse. Sentía su sangre bullir y su corazón bombear más rápido exigiendo poner fin a la ridícula escena. Respiro hondo cerrando los ojos un momento mientras le terminaban de abrochar el objeto animal. –No tienes una idea de cómo les gustaría… - susurró antes de ser levantado. Se sacudió de un movimiento la mano de Darien de su hombro, enderezándose y repasando con la mirada la habitación antes de seguir escoltado por los soldados del Rey. Después todo se escuchó y se sintió lejanamente: los rostros de la gente que se amontonaban para descubrir la identidad de aquel preso y que murmuraban entre sí, la acera apenas humedecida por la llovizna que tuvirea lugar unos momentos antes, el poco sol que lograba colarse entre las borrascas que se amontonaban en el cielo, las campanas de la Iglesia dando su último repique... no eran más que como la niebla de la fría madrugada, que parece enredarse en las cosas como si tuviera vida propia pero que sigue siendo etérea, incorpórea. Darcy no entendió ni prestó atención a nada de lo que decían aquellas gentes, y por un momento el hecho de estar con esos hombres flanqueándolo y con los grilletes puestos en pies y manos cual bestia salvaje capturada por “hombres civilizados”, no pareció algo nuevo, algo real, sino parte de la pesadilla que había comenzado cuatro años atrás.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Despues de que mi hermano le pusiese el collar al conde y tuviese los grilletes bien puestos en brazos y piernas lo miré de arriba a bajo y luego lo miré a los ojos durante unos instantes y sonreí. Despues de ello, mi gemelo se situó a uno de los lados del preso y yo al otro. Fue entonces cuando salimos de la hacienda seguidos por la guardia real. Caminamos por las calles en silencio hasta que fuimos llegando a la plaza mayor de Paris.
Una vez allí, el capitan del destacamento que nos acompañaba comunicó con su vozarrón caracteristico rompiendo el silencio que imperaba allí.
- El caballero Darcy Trudeau, Conde de Montecristo, será llevado a la Bastilla donde será ajusticiado por alta traición contra nuestro rey y soberano.
Todas las conversaciones que había en la plaza , al igual que las actividades de las personas que se encontraban en ella se fueron interrumpieno mientras la acusación era anunciada. Algunos miraron al preso con asco y desprecio, otros con pena y finalmente estaban los indiferentes. Cuando llegamos al extremo mas alejado de la casa del señor Trudeau, y más cercano a la Bastilla vimos que allí nos aguardaba el carro destinado al preso. Un caballo negro tiraba de un armazón de hierro forjado en forma de jaula sobre dos ruedas, un transporte para avergonzar a los que en él iban y mostrar a los criminales a su vez al pueblo.
Metimos a Darcy en su interior y tras cerrara puerta tras él dije:
- A partir de aqui no tardaremos ya mucho en llagar...preparese señor Trudeau.
Una vez allí, el capitan del destacamento que nos acompañaba comunicó con su vozarrón caracteristico rompiendo el silencio que imperaba allí.
- El caballero Darcy Trudeau, Conde de Montecristo, será llevado a la Bastilla donde será ajusticiado por alta traición contra nuestro rey y soberano.
Todas las conversaciones que había en la plaza , al igual que las actividades de las personas que se encontraban en ella se fueron interrumpieno mientras la acusación era anunciada. Algunos miraron al preso con asco y desprecio, otros con pena y finalmente estaban los indiferentes. Cuando llegamos al extremo mas alejado de la casa del señor Trudeau, y más cercano a la Bastilla vimos que allí nos aguardaba el carro destinado al preso. Un caballo negro tiraba de un armazón de hierro forjado en forma de jaula sobre dos ruedas, un transporte para avergonzar a los que en él iban y mostrar a los criminales a su vez al pueblo.
Metimos a Darcy en su interior y tras cerrara puerta tras él dije:
- A partir de aqui no tardaremos ya mucho en llagar...preparese señor Trudeau.
Dacian Bassarides- Licántropo Clase Alta
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Se dejó conducir dócilmente por una avenida tras otra sin darse cuenta de cuando terminaba una y comenzaba la siguiente. Tampoco comprendió lo que anunció uno de los soldados después de caminar un rato. Seguramente algo referente al arresto o tal vez pedía que se apartaran del sendero para abrir paso a los Inquisidores reales. En este momento a Darcy le daba igual si iban en carruaje o a pie hasta la Bastilla. Su mente no se encontraba muy ligada a su cuerpo. Fue más bien letárgico aquél recorrido desde la magnificencia de la Mansión que con tanto cuidado encargara las remodelaciones y ampliaciones de los numerosos cuartos y habitaciones y avenidas del jardín, y los dos puentes que cruzaban el lago donde nadaban libremente los cisnes blancos. Todo eso se encontraba a su espalda ahora. En el horizonte se seguían acumulando las nubes grises que anunciaban una tormenta por la noche.
Al despertar a medias de su sueño en vigilia, se encontraban ya en la plaza mayor y había un coche dispuesto para transportarlo hasta su destino. La bruma de otros pensamientos lejanos volvió rápidamente a reclamar su atención, apocando incluso sus sentimientos, o percibiéndolos como quién va al teatro y observa las venturas y desventuras que ocurren al protagonista. Mientras pudiera, prefería que fuera de esa manera. No se hacía ilusiones tampoco, sabía que tarde o temprano tendría que poner atención a lo que acontecía a su alrededor, quisiera o no. Pero por ahora... "Pueden apresar al cuerpo pero no a la mente... "
Escuchó a medias lo que dijo Dacian.
-Estoy listo-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Observé durante unos instantes pensativo al "hombre" que había en la celda. Parecía ausente...demasiado ausente para su gusto, ya que no parecía consciente de lo que sucedía a su alrededor. Miró al cielo unos instantes, le dio la sensación de que empezaba ha nublarse. Bostezó un momento mientras caminaba al lado del traidor.
Si quería disfrutar de verdad del sufrimiento y agonía de Darcy Trudeau este debía estar destrozado tanto en cuerpo como en mente. Miró de reojo una vez mas al preso imaginándose mientras meditaba los métodos que utilizaría con él para hacerle confesar lo que ellos querían que confesara. Pero eso tendría que esperar a que llegasen a la prisión y una vez allí a la sala de tortura que tan acogedoramente los estaba aguardando.
La actitud de Darcy lo molestaba mas allá de lo que hubiese creído, ni tan siquiera parecía estar allí mientras se lo llevaba a un destino del que muchos no podrían evitar echarse a temblar. Dejé de mirar al reo una vez que la multitud se dispersaba ya que nos aproximábamos al destino de aquel infeliz.
Sonreí.
Si quería disfrutar de verdad del sufrimiento y agonía de Darcy Trudeau este debía estar destrozado tanto en cuerpo como en mente. Miró de reojo una vez mas al preso imaginándose mientras meditaba los métodos que utilizaría con él para hacerle confesar lo que ellos querían que confesara. Pero eso tendría que esperar a que llegasen a la prisión y una vez allí a la sala de tortura que tan acogedoramente los estaba aguardando.
La actitud de Darcy lo molestaba mas allá de lo que hubiese creído, ni tan siquiera parecía estar allí mientras se lo llevaba a un destino del que muchos no podrían evitar echarse a temblar. Dejé de mirar al reo una vez que la multitud se dispersaba ya que nos aproximábamos al destino de aquel infeliz.
Sonreí.
Dacian Bassarides- Licántropo Clase Alta
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Las manos del no tan jóven Darien Bassarides se alzaron en muestra de que abriesen las puertas de la bastilla, directos a entrar en ella con aquel preciado reo.
- Abran las puertas, solicitamos la inclusión del reo Darcy Trudeau. - Dijo el inquisidor a expensas de que ya le esperaban allí, en aquel lugar sombrío como imponente que se alzaba ante ellos. La maciza y robusta puerta se abrió majestuosamente ante ellos, y tras dejar en la primera sala al séquito que nos seguía, él mismo se hizo cargo de tomar al joven de entre las rejas que lo aprisionaban y hacerle bajar.
- Acompáñenos. - Simplemente se trataba de algo protocolario, jamás ellos habían tenido la necesidad de mofarse de alguien así, ni siquiera de dirigir sus palabras a personas de clase mas bajas que ellos, mendigos, niños, o de su misma clase pero que no mereciesen sus palabras. El reo caminó junto a ellos, ambos sabían que el joven no parecía estar en aquel lugar, no se impedía, no gritaba, no se molestaba en agredir a los guardias como si ya supiese parte de su futuro o lo que le vendría por delante. Miró a Dacian, que parecía haber captado aquello antes que él mismo. Los presos que iban a ser ejecutados tenían aquella impecable pero inservible modo de actuar, creían que manteniendo su mente lejos su cuerpo no sufriría más de lo indispensable, por ello, ambos, al unísono colocaron una mano en cada hombro del joven Darcy, para así, unir su alma a su cuerpo, mediante la nigromancia que ellos manejaban a la pura perfección. El reo no podría sentir nada de aquello, simplemente se trataba de "un golpecito en el hombro" como aliciente.
Acto seguido, lo ataron con cadenas al techo y suelo de la sala, quedando así el hombre erguido, y para nada cómodo como lo estaría en una simple silla.
Los labios de Darien se abrieron de nuevo después de mucho, prefería actuar, en lugar de hablar, al contrario que su hermano.
- ¿Cuando pensaba atentar contra la corona?
Dejó caer la pregunta, al tiempo que le dejaba espacio al otro inquisidor. Él mismo se acercó a una chimenea que allí posaba dando un leve atisbo de calidez en aquel páramo tan lúgubre. Tomó aquella varilla con la que se solían remover las ascuas o los restos de la chimenea en cuanto ésta prendía y la dejó allí, mientras el fuego tomaba posesión de aquella varilla.
- Abran las puertas, solicitamos la inclusión del reo Darcy Trudeau. - Dijo el inquisidor a expensas de que ya le esperaban allí, en aquel lugar sombrío como imponente que se alzaba ante ellos. La maciza y robusta puerta se abrió majestuosamente ante ellos, y tras dejar en la primera sala al séquito que nos seguía, él mismo se hizo cargo de tomar al joven de entre las rejas que lo aprisionaban y hacerle bajar.
- Acompáñenos. - Simplemente se trataba de algo protocolario, jamás ellos habían tenido la necesidad de mofarse de alguien así, ni siquiera de dirigir sus palabras a personas de clase mas bajas que ellos, mendigos, niños, o de su misma clase pero que no mereciesen sus palabras. El reo caminó junto a ellos, ambos sabían que el joven no parecía estar en aquel lugar, no se impedía, no gritaba, no se molestaba en agredir a los guardias como si ya supiese parte de su futuro o lo que le vendría por delante. Miró a Dacian, que parecía haber captado aquello antes que él mismo. Los presos que iban a ser ejecutados tenían aquella impecable pero inservible modo de actuar, creían que manteniendo su mente lejos su cuerpo no sufriría más de lo indispensable, por ello, ambos, al unísono colocaron una mano en cada hombro del joven Darcy, para así, unir su alma a su cuerpo, mediante la nigromancia que ellos manejaban a la pura perfección. El reo no podría sentir nada de aquello, simplemente se trataba de "un golpecito en el hombro" como aliciente.
Acto seguido, lo ataron con cadenas al techo y suelo de la sala, quedando así el hombre erguido, y para nada cómodo como lo estaría en una simple silla.
Los labios de Darien se abrieron de nuevo después de mucho, prefería actuar, en lugar de hablar, al contrario que su hermano.
- ¿Cuando pensaba atentar contra la corona?
Dejó caer la pregunta, al tiempo que le dejaba espacio al otro inquisidor. Él mismo se acercó a una chimenea que allí posaba dando un leve atisbo de calidez en aquel páramo tan lúgubre. Tomó aquella varilla con la que se solían remover las ascuas o los restos de la chimenea en cuanto ésta prendía y la dejó allí, mientras el fuego tomaba posesión de aquella varilla.
Røthgar Sbjören- Cazador Clase Media
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Medio volvió en sí cuando sintió las manos de Darien que reclamaban su atención para hacer que bajara de la celda móvil. Darcy se apresuró a bajar y observo aquél lugar. El alto castillo símbolo del poder monárquico, del poder Real, que impone su voluntad y su juicio sobre todos los que moran en sus territorios. Las cuatro torres parecían gárgolas sin forma que esperaban nuevos huéspedes a su oscura residencia. Los ladrillos con sus colores grises y su gran tamaño transmitían la sensación de pesadez desde el primer vistazo. Las puertas de rejas y metal por otro lado helaban la sangre de los que allí se veían arrastrados, culpables o no. Darcy conocía la existencia de las grandes habitaciones que bien podían pasar por departamentos, para los presos con más influencias. Llenos de lujos y comodidades, aunque obviamente no eran equiparables con los que gozarían estando en libertad. Pero así también no esperaba que alguno de estos le fuera concedido, no cuando era acusado por conspirar contra la corona. Probablemente le tocara uno de los más humildes y desvaídos por el tiempo y las tragedias.
Sólo un par de segundos se permitió pensar en esto, antes de volver a caer envuelto entre la bruma que imperaba en su mente. El camino por los pasillos bien pudo demorarse toda la noche y él apenas se hubiera percatado. Sintió como un roce el gesto de Dacian y Darien, que de haber estado más atento hubiera sospechado por su coordinación claramente con intenciones más allá del mero acto. Pero no fue así. Cuando volvió a mirar fue por la frialdad del metal sobre su piel, que lo apresaba sin indulgencia de pies y manos. Observó a Darien deslizarse por la habitación como la pantera que paseándose entre la vegetación, acecha a su presa, buscando el mejor ángulo para poder atraparla. Luego vino la pregunta, con la suave pero imponente amenaza del fuego y la varilla, que bien pudieron ser los dientes desnudos que se asomaran entre los labios de la bestia de negro pelaje.
Le dedicó una mirada silenciosa al Inquisidor que formulara la pregunta, la paseo sobre Dacian, que aparentemente tomaría la palabra. Después la dirigió al fuego, no a la varilla que descansaba junto a la llama ardiente. Aún estando lejos del hogar, su cuerpo percibía el calor que despedía. Siempre le había parecido reconfortante la visión de las flamas ondeantes, fuertes a pesar de su incorpórea forma, tan bellas como peligrosas. Recordó el momento en que entró el fuego líquido en sus venas, hasta la noche de luna que lo terminó de transforman. Bien dicen que si juegas con fuego terminarás quemado. Pero era un precio que estaba dispuesto a pagar, si así le acompañarían los otros entre las llamas del Averno.
Off: ¿Que significa lo de "unir el cuerpo con el alma"? para poder rolear sus consecuencias adecuadamente xD Creí que la nigromancia se efectuaba sobre los muertos, pero quizá mal entendí la acción xD.
Sólo un par de segundos se permitió pensar en esto, antes de volver a caer envuelto entre la bruma que imperaba en su mente. El camino por los pasillos bien pudo demorarse toda la noche y él apenas se hubiera percatado. Sintió como un roce el gesto de Dacian y Darien, que de haber estado más atento hubiera sospechado por su coordinación claramente con intenciones más allá del mero acto. Pero no fue así. Cuando volvió a mirar fue por la frialdad del metal sobre su piel, que lo apresaba sin indulgencia de pies y manos. Observó a Darien deslizarse por la habitación como la pantera que paseándose entre la vegetación, acecha a su presa, buscando el mejor ángulo para poder atraparla. Luego vino la pregunta, con la suave pero imponente amenaza del fuego y la varilla, que bien pudieron ser los dientes desnudos que se asomaran entre los labios de la bestia de negro pelaje.
Le dedicó una mirada silenciosa al Inquisidor que formulara la pregunta, la paseo sobre Dacian, que aparentemente tomaría la palabra. Después la dirigió al fuego, no a la varilla que descansaba junto a la llama ardiente. Aún estando lejos del hogar, su cuerpo percibía el calor que despedía. Siempre le había parecido reconfortante la visión de las flamas ondeantes, fuertes a pesar de su incorpórea forma, tan bellas como peligrosas. Recordó el momento en que entró el fuego líquido en sus venas, hasta la noche de luna que lo terminó de transforman. Bien dicen que si juegas con fuego terminarás quemado. Pero era un precio que estaba dispuesto a pagar, si así le acompañarían los otros entre las llamas del Averno.
Off: ¿Que significa lo de "unir el cuerpo con el alma"? para poder rolear sus consecuencias adecuadamente xD Creí que la nigromancia se efectuaba sobre los muertos, pero quizá mal entendí la acción xD.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
- Spoiler:
- User: Dudo que Dacian postee pronto así que lo haré yo para agilizar la cosa.
Esa cosa que hicimos si, sería una variante de la nigromancia. No es en sí que usemos a los muertos, sino cualquier cosa que tenga que ver con las almas. Y no es del todo cierto que usemos al nigromancia, es una especie de hechizo que tan solo gemelos como nosotros podríamos hacer ya que somos de la misma condición y llevamos ya muertos unos "añitos". Por otro lado si te pareció mal dimelo sin problemas.
Saludos.
Los hermanos permanecieron espectantes frente al reo, esperando una respuesta a la gran pregunta, directa y al grano que le habían formulado. Dacian se acercó a las ruedas las cuales hicieron tensar levemente las cadenas atadas al reo que se mostraba en mitad del lugar. Pero aquello le divertía a Dacian más que a su hermano, a Darien no le gustaban los rodeos y más le gustaba la acción y las cosas imprevistas. Aunque quien esté libre de pecado, que tire la primera puedra." Se pensó a si mismo.
El reo permaneció imperpetrable bajo aquella coraza de absurda magnitud que le rodeaba casi por completo. El jóven Bassarides arrastró la silla hacia su lado y con un simple cuchillo rompió su camiseta. Examinando su torso por completo. Marca, mordedura algo que le hiciese merecedor de alguna que otra clara convicción. Recordó, que instantes antes le había hecho un corte y pasó sus dedos por el hombro el cual relucía por su pulcritud.
Darien, con tranquilidad y expectante por su hermano arrastró la silla hacia la chimenea y recogió la varilla de acero que descansaba ardua sobre las llamas que la acariciaban tomándolo posesivamente con su calor, luego, volvió a arrastrar la silla hacia el lado del reo y colocándose en su campo de visión le mostró la varilla de un color incandescente.
- El desacato es penalizable señor Trudeau.. si no quiere ver su cuerpo marcado como una res deberá responder a nuestras preguntas.
Los hermanos tenían toda la paciencia del mundo en sus manos, pese a que no tuviesen la inmortalidad de su lado sostenían la posibilidad de acabar con uno de los revolucionarios que amenazaba con romper la alianza que había en la propia corona Francesa. Darien alzó el rostro del jóven atrapando su atención en sus ojos, para hacerle entender que no estaban dentro de ningun juego, que todo era serio y si no colaboraba le iba a traer consecuencias. Pero sabiendo las agallas que habría de tener alguien que era apresado con tales cargos era de esperar que aquel ser no colaborase, que intentase aislar su mente en otras cosas mundanas y no en la propia venganza.
- Responda! - Dijo Darien en un tono arduo de voz, muy lejos de parecer enfadado o exasperado por saber la respuesta, tras abofetear al reo.
Røthgar Sbjören- Cazador Clase Media
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Se hizo un silencio momentaneo, uno que bien hubiera podido ser cortado con el filo de una navaja. La tensión reptaba cual serpiente, se desmadejaba en cuerdas invisibles por el lugar, forzadas a estirarse, sujetas por los que en aquellos momentos jugaban a ser las Moiras, las Parcas. Entre sus manos presumían sotener el hilo mortal sujeto a su voluntad y capricho. Pero incluso los Tres Destinos antiguos debieron obedecer las órdenes de un Señor Superior. Igualmente ahora estos dos Jueces estaban sujetos a otros altos mandos. Aunque siempre hay formas de evadir las reglas. Despúes de todo Darcy estaba seguro que el rey no los dejaría matarle, aún. Pero hay muchos estados entre la vida y la muerte y a veces es mejor esta última.
El lobo sintió como medían su temble al estirar un poco aquellas cadenas. Apretó las mandívulas y frunció los labios, reteniendo cualquier queja, esperando a que la bruma en su mente le volviera a proteger de un momento a otro. Aparentemente no se había dado cuenta de en donde estaba atado hasta que Dacian activo el mecanismo. Un Potro... esto demoraría un buen rato. Poco se permitó pensar en el objeto de tortura en el que se hayaba preso, en lugar de ello le dedicó una profunda mirada a la Pantera de las nieves, el Conde Dacian, gemelo del otro Inquisidor. La forma del felino vestido bajo pieles y seda e irónicamente fomentado por la Iglesia.
Luego el razgar de la fina tela, abierta por la mitad y colgando sin vida a cada lado de su cuerpo; el moño cuidadosamente hecho esa mañana cayó al suelo con formas ondulantes. Darcy siguió con la vista su curso y volvió con cierta curiosidad a fijarse en Darien, la Pantera. ¿Qué es lo que esperaba encontrar? ¿Medir su resistencia quizá? Ninguna cicatriz marcaba su torso, ni ninguna parte de su cuerpo, exepto una. El tatuaje sobre su costado derecho, en forma de flecha que se hiciera hace mucho tiempo al perder una apuesta. Había sido doloroso el procedimiento para poder introducir la tinta a su piel lobuna, se debió recurrir a la plata para lograrlo y a más de un intento... Darcy soltó un suspiro cuando sintió el tacto meticuloso de los dedos de Darien sobre su hombro descubriendo el susurrado secreto que su piel velaba. No esperaba que fuera tan rápida aquella revisión, aunque después de todo sería muy fácil que sus verdugos se enteraran de la verdad tarde o temprano y él no podía hacer nada al respecto. Observo a la Pantera ir a tomar con sus garras la varilla que descanzaba en el fuego, su hermano parecía entretenido con la escena. Darcy simplemente volvió a fijarse en las llamas. Después una mano reclamó su antención. Estudió sus ojos, eran los de un cazador, uno la que le gustaba jugar con apuestas altas. Reconocía el orgullo y el cinismo de quien se sabe en una posición superior, abundaban esos gestos en los juegos de cartas y apuestas que solía frecuentar. Luego vino otro golpe, dejo su cabeza girarse a un lado por la potencia de este, apretó los puños y volvió a acomodar su semblanete, haciéndole frente a aquél felino. Las flamas se asomaron por un momento en sus negras puilas, antes de apagarse tan pronto como habían aparecido.
-"Si yo tuviera tiempo...Yo pudiera deciros... pero, no es posible"- citó a modo de respuesta, recordando el libro que apenas hace unas horas sotuviera entre sus manos. Resulta increíble lo rápido que puede cambiar el clima. El Conde había visto las nuves aproximarse hacía mucho, había navegado hacia a ellas a toda vela. No es racional lamentarse de las desiciones que se toman a priori. Por eso no se quejaría de las inclemencias de la lluvia y los relámpagos que cegaban sus ojos, amenazantes; y si llegara a hacerlo, esperaba que su voluntad continuara firme, aunque su sangre se mezclara con el agua salada del mar...
Off: Interesante xD ¿Y cual es el efecto del hechizo que conjuraron? Buena suerte y un saludo.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Aquella mañana pareció mas sombría que otras, había una serie de sentimientos contradictorios en su pecho, se vio en el espejo después e un baño de agua helada y noto que su piel estaba mas pálida de lo normal... sus ojos mas oscuros, posiblemente por el reflejo de las ropas completamente negras que cubrían su cuerpo. Acomodo por ultima vez su camisa y tomando su capa negra salio de su habitación, no hablo, aun a pesar de que algunos sirvientes se dirigieron a el por mas de una razón no contesto, simplemente siguió al frente hasta tomar su caballo, un mensajero le había avisado que habían apresado a darcy con éxito, la situación no le parecía pero no tenia autoridad alguna para mencionarlo. Aquella clase de situaciones merecían un juicio mas lento y sin embargo todo aquello parecía premeditado, daba la impresión de que se buscase solo una excusa para terminar con la vida del conde, no dudaba que a los ojos de muchos, después de su muerte Darcy fuese mas bien un martir...
Avanzo a entre la gente y finalmente llego a su destino, desmonto deseaba aunque no se notara tras su impasible rostro, con desesperación ver el rostro del hombre... saber como se encontraba... se burlo de si mismo para sus adentros... esa clase de pensamientos no debería surcar mente...pero era inevitable, en momentos como ese dudaba de su propia capacidad, de ser un buen rey algún día. Avanzo con desicion hacia donde realmente le interesaba estar, fruncio el ceño al notar que los guardias dudaban en dejarle pasar y levanto el rostro con evidente desagrado, no necesito mas, se movio por el lugar y cual huracan brusco entro en la habitacion frunciendo el ceño al ver la escena, sonrio levemente y su mirada se clavo en los gemelos, de uno a otro.
-Buen trabajo...- siseo suavemente- solo señores, una pregunta a sus... "persuasivos métodos" ?desde cuando inquisidores, se les permite tocar a la Nobleza? mejor aun ¿a la nobleza extranjera?- si Darcy no había logrado dar un golpe de estado, no queria saber lo que su tortura haría con las relaciones entre los países- suéltenlo- ordeno- confinenlo en una pequeña y cómoda habitación y que se le de pan y agua tal cual dictan las leyes, el crimen del francés lo cobra Francia...este de aquí- dijo mirando a darcy por fin- ya no es de los nuestros- y las palabras le pesaron, pero el pesar, se quedo solo en su interior.
Avanzo a entre la gente y finalmente llego a su destino, desmonto deseaba aunque no se notara tras su impasible rostro, con desesperación ver el rostro del hombre... saber como se encontraba... se burlo de si mismo para sus adentros... esa clase de pensamientos no debería surcar mente...pero era inevitable, en momentos como ese dudaba de su propia capacidad, de ser un buen rey algún día. Avanzo con desicion hacia donde realmente le interesaba estar, fruncio el ceño al notar que los guardias dudaban en dejarle pasar y levanto el rostro con evidente desagrado, no necesito mas, se movio por el lugar y cual huracan brusco entro en la habitacion frunciendo el ceño al ver la escena, sonrio levemente y su mirada se clavo en los gemelos, de uno a otro.
-Buen trabajo...- siseo suavemente- solo señores, una pregunta a sus... "persuasivos métodos" ?desde cuando inquisidores, se les permite tocar a la Nobleza? mejor aun ¿a la nobleza extranjera?- si Darcy no había logrado dar un golpe de estado, no queria saber lo que su tortura haría con las relaciones entre los países- suéltenlo- ordeno- confinenlo en una pequeña y cómoda habitación y que se le de pan y agua tal cual dictan las leyes, el crimen del francés lo cobra Francia...este de aquí- dijo mirando a darcy por fin- ya no es de los nuestros- y las palabras le pesaron, pero el pesar, se quedo solo en su interior.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Fecha de inscripción : 17/05/2011
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Estaba preparado para recibir la estocada de fuego ardiente, la lengua de hierro que con crueldad y dureza precisa saborearía sus entrañas. La neblina ahora disfrazada de ser angelical a la que Darcy le rogaba por volver, por cubrir con sus plumas su mente otra vez, simplemente no terminaba de descender con su suave roce. Aunque sí sentía los miembros de su cuerpo como entumidos, aletargados. No estaba del todo allí, pero eso no sería suficiente. Además después de eso vendría el "reencuentro familiar". El rey probablemente estuviera complacido al ver al último vástago de su antiguo rival y hermano, Marcus, frente a él, atado de pies y manos cual cordero para el sacrificio. Abélard quizá pensara que con ordenar su muerte lograría terminar con la nube de tormenta que se asomaba en el horizonte francés... Pero era mucho más complejo que eso. Cuando se corta la cabeza de una hydra salen tres más y así sucesivamente. O tal vez el vampiro monarca no contemplaba la posibilidad de que la Hermandad representara un peligro real. Sería mejor para Darcy que lo subestimara, a él y a quienes lo seguían. El exceso de confianza hizo que incluso los inmortales Olimpianos perdieran el equilibrio y pasaran a formar parte de los libros sobre mitos y leyendas de un mundo antiguo, colocado en exquisito mausoleo.
Igualmente Darcy no pensaba alejarse de su familia de sangre aunque con ello maldijera su propia alma. No, planeaba quedarse muy cerca, convertirse en sombra, en sueño, en pesadilla... En el fantasma de las navidades pasadas.
Justo en aquél momento entró Jean, como una aparición, interrumpiendo el juego de los gemelos verdugos. Darcy creyó estarlo imaginando hasta que lo escuchó y vio hablar con esa sonrisa tan característica de su primo tan deslumbrante como recriminatoria. Siempre había tenido encanto para hacer cumplir sus exigencias sin titubeos pero de forma "amable" y educada.
Había dicho ¿Soltarlo? ¿Una habitación "cómoda"? Finalmente los ojos del príncipe se volvieron hacia sí, Darcy entornó la mirada frunciendo el ceño con extrañeza. Al menos reconocía en voz alta que no era más "uno de ellos", aunque su reunión en el bosque hacía ya varios días le decía que sólo era parte del trámite para librarle de aquellos dos Justicieros del rey. Eso le causaba escalofríos, no lo entendía. Pero no dijo nada, no hasta que uno de los guardias se acercó para liberarlo de las cadenas que lo ataban a la máquina de tortura. Jean parecía apesadumbrado, aunque resignado. No había fuego en su semblante, sólo frialdad, aunque sus ojos hablaban de un modo distinto...
-¿Ha venido precediendo a su padre alteza?- cuestionó mientras le sujetaban por los brazos, un guardia a cada lado. Los hermanos no podían hacer más que obedecer las órdenes del príncipe, les había arruinado su juego. Eso era un alivio aunque viniera de la persona menos esperada. -¿O me he convertido en un condenado a muerte y a venido a ver que mis últimos momentos sean soportables?- Había cierta acidez en su voz que intentaba esconder la sorpresa de ver a Jean allí y el miedo de que la sentencia quizá se hubiese adelantado y la muerte traicionera rompiendo el pacto, se llevara su alma antes de cumplir con su cometido.
Igualmente Darcy no pensaba alejarse de su familia de sangre aunque con ello maldijera su propia alma. No, planeaba quedarse muy cerca, convertirse en sombra, en sueño, en pesadilla... En el fantasma de las navidades pasadas.
Justo en aquél momento entró Jean, como una aparición, interrumpiendo el juego de los gemelos verdugos. Darcy creyó estarlo imaginando hasta que lo escuchó y vio hablar con esa sonrisa tan característica de su primo tan deslumbrante como recriminatoria. Siempre había tenido encanto para hacer cumplir sus exigencias sin titubeos pero de forma "amable" y educada.
Había dicho ¿Soltarlo? ¿Una habitación "cómoda"? Finalmente los ojos del príncipe se volvieron hacia sí, Darcy entornó la mirada frunciendo el ceño con extrañeza. Al menos reconocía en voz alta que no era más "uno de ellos", aunque su reunión en el bosque hacía ya varios días le decía que sólo era parte del trámite para librarle de aquellos dos Justicieros del rey. Eso le causaba escalofríos, no lo entendía. Pero no dijo nada, no hasta que uno de los guardias se acercó para liberarlo de las cadenas que lo ataban a la máquina de tortura. Jean parecía apesadumbrado, aunque resignado. No había fuego en su semblante, sólo frialdad, aunque sus ojos hablaban de un modo distinto...
-¿Ha venido precediendo a su padre alteza?- cuestionó mientras le sujetaban por los brazos, un guardia a cada lado. Los hermanos no podían hacer más que obedecer las órdenes del príncipe, les había arruinado su juego. Eso era un alivio aunque viniera de la persona menos esperada. -¿O me he convertido en un condenado a muerte y a venido a ver que mis últimos momentos sean soportables?- Había cierta acidez en su voz que intentaba esconder la sorpresa de ver a Jean allí y el miedo de que la sentencia quizá se hubiese adelantado y la muerte traicionera rompiendo el pacto, se llevara su alma antes de cumplir con su cometido.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Jean soltó algo de aire en un gesto aparentemente cansado al escuchar la voz de su primo dirigida a el, los guardias seguían ahí, por lo que prefería no mostrar el afecto que le tenia, era mejor simplemente seguir los motivos que le guiaban a sus actos.
-la ley es la ley incluso para ti, no podemos arrebatar la vida o torturar al que ah sido bendecido por la mano de dios, no a un noble… como vez querido primo, incluso para ti… la ley se aplica- darcy seguía sostenido y el se acercó, no le tenía miedo a su primo, al menos no en ese momento, no podía jurar que nunca lo tendría, no era tan insolente y estúpido como para creer que podía controlar su destino a placer, a imaginar que nunca su valor decaería o que la tentación no tocaría su vida, que las cosas que tachaba de incorrectas no corroerían algún día su alma- como merece un noble, serás confinado en una habitación sin ventanas, con las comodidades necesarias y se te alimentara… no serás un mártir primo- uno de sus dedos toco una de las mejillas de su primo, sus ojos no se regocijaban con las palabras, pero sabía que a veces las decisiones difíciles se tomaban y en su situación, sabía que hacia lo correcto, aunque lastimara a alguien que permanecía en su pecho- no necesitas matar a un dios para que deje de serlo…solo debes hacerlo sangrar, puede que la gente que te siga muera allá afuera, puede que sus familias sufra, pero tu… tu querido primo, sangre de mis venas, estarás protegido y alimentado en una torre, con el dinero de la corona, se mantendrá tu vida y se cuidara de ti.
Dio un paso atrás sin que en ningún momento sus ojos abandonar las pupilas de su primo y haciendo una seña a los guardias soltó la siguiente orden- llévenselo y enciérrenlo como especifique, algo que quieras decir antes de ir a tu apacible nuevo hogar darcy?- cada uno, estaba cumpliendo su rol, y no se iba a arrepentir por ello, aunque encerrar a darcy le dejase un sabor amargo en la boca.
-la ley es la ley incluso para ti, no podemos arrebatar la vida o torturar al que ah sido bendecido por la mano de dios, no a un noble… como vez querido primo, incluso para ti… la ley se aplica- darcy seguía sostenido y el se acercó, no le tenía miedo a su primo, al menos no en ese momento, no podía jurar que nunca lo tendría, no era tan insolente y estúpido como para creer que podía controlar su destino a placer, a imaginar que nunca su valor decaería o que la tentación no tocaría su vida, que las cosas que tachaba de incorrectas no corroerían algún día su alma- como merece un noble, serás confinado en una habitación sin ventanas, con las comodidades necesarias y se te alimentara… no serás un mártir primo- uno de sus dedos toco una de las mejillas de su primo, sus ojos no se regocijaban con las palabras, pero sabía que a veces las decisiones difíciles se tomaban y en su situación, sabía que hacia lo correcto, aunque lastimara a alguien que permanecía en su pecho- no necesitas matar a un dios para que deje de serlo…solo debes hacerlo sangrar, puede que la gente que te siga muera allá afuera, puede que sus familias sufra, pero tu… tu querido primo, sangre de mis venas, estarás protegido y alimentado en una torre, con el dinero de la corona, se mantendrá tu vida y se cuidara de ti.
Dio un paso atrás sin que en ningún momento sus ojos abandonar las pupilas de su primo y haciendo una seña a los guardias soltó la siguiente orden- llévenselo y enciérrenlo como especifique, algo que quieras decir antes de ir a tu apacible nuevo hogar darcy?- cada uno, estaba cumpliendo su rol, y no se iba a arrepentir por ello, aunque encerrar a darcy le dejase un sabor amargo en la boca.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Decisión en la mirada, en su andar y en sus palabras era lo que reflejaba el semblante de Jean al pronunciar aquellas palabras y acercarse hasta el lobo. Darcy no bajo la mirada en un momento, mantenía una posición firme sino desafiante ante aquél fantasma que se paseaba frente a él con orgullo señorial. Actuaba bien, rasgo familiar aparentemente, pero a él no le engañaba, sabía lo que le costaba. Se preguntó por un momento si vendría también su princesa hermana y si lo hacía cuanto tiempo le tomaría bajar de su torre de marfil.
A pesar del instinto de volver la cara para apartar la mano de Jean, permaneció quieto, el mentón un tanto levantado. El calor, pero la frialdad. Ese gesto en cierta forma familiar, las oraciones y sentencias que se le dan a un condenado. No él no deseaba ser mártir, ese título se lo pintaban otras personas. Era todo muy complicado con Jean. Podría simplemente tener el mismo comportamiento que Dominique, así sería mucho más sencillo y comprensible. Veía las sombras de un pasado del que Darcy intentaba huir. Bailaba frente a sus ojos con la tranquilidad con la que correría sinuoso un riachuelo entre las piedras, no el fuego ardiente, no los lobos fieros, sino aquél que aúlla a la luna buscando aunque sea la respuesta de un eco lejano.
Darcy esbozó una sonrisa lobuna ante las palabras de Jean. Soltó luego una carcajada.
-Convertir a un dios en mortal... - susurró para si mismo negando con la cabeza. No pudo evitar recordar a Prometeo, aunque por supuesto la situación distaba mucho de compararse con aquél viejo mito Olímpico. Los lobos devoran, no velan los sueños humanos. Vio al príncipe dar un paso atrás para hacer cumplir sus órdenes a los guardias. Darcy no dejó de estudiar el rostro de su primo en ningún momento. -Sangre de tus venas, me da gusto que aún se recuerde el hecho... - ladeó la cabeza -Aunque quizá sea demasiado tarde para reparar en ello.- hizo una leve inclinación de cabeza -Alteza.- se despidió antes de ser escoltado por la guardia a su prisión en la Bastilla. Ahora sólo restaba esperar. Una espera que podría ser mortal...
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: A los traidores no se les juzga en silencio, sino allí donde toda la corte pueda verle.
Lo vio salir y cerro los ojos quedándose a solas en la habitación… no podia hacer nada mas, ni le correspondía a el hacer mucho mas… Darcy seria juzgado, posiblemente su palabra no se mantuviese mucho tiempo, quería confiar en el honor de su padre pero el mismo había visto cruzar un par de veces la naturaleza depredadora en los ojos de su progenitor, el hombre era un buen rey, un hombre recto pero no solo era eso. Jean podía ver en el algo mas que un rey firme… había… había algo terrorífico en Abelard, como si pudiese verse la muerte a través de sus ojos… como si solo su presencia, pudiese envolverte en un frio sepulcral…
Negó para si mismo… no era en su cabeza donde descansaba la corona en aquellos momentos y se dijo que debía ser un cobarde por agradecer ese hecho. Era verdad que conocía las leyes de su reino, era cierto que sentía la seguridad de poder cumplirlas, pero también era cierto que conocía de sobra el limite de sus actos… lo inquisidores habían apresado a Darcy, no era pequeño su crimen, nada mas que traición era de lo que se le acusaba y de lo que el mismo sentía la certeza era culpable. Posiblemente debería haber dejado que le torturaran, que hablara y aquel problema se solucionara de una buena vez.
Camino fuera del lugar y avanzo en silencio por los pasillos, escuchando el sonido firme de sus propios pasos, el rostro serio la expresión distante, noto que alguien le acercaba el caballo al salir y monto sin decir nada mas, a quien engañaba? No había forma de que aquello terminase de una forma fácil, el podría haber dejado que los inquisidores torturaran a su primo pero que ganaría con eso? Solo la sangre Fontaine derramada, en todo aquello eran pocas pero contundentes las cosas de las que estaba seguro, entre ellas que no importaba la situación ni cuento hubiese sido torturado…darcy jamás abriría la boca y segundo… su padre no dejaría las cosas estar, cado uno de ellos tenia cosas en las que creían y por las que estaban dispuestos a pelear, ya sea por honor, por venganza o por orgullo… no había forma de detenerlos y sin duda no seria él el que obrase semejante milagro, hoy le habia dado el ultimo adiós a du primo, de ahora en adelante. No había forma, de que el volviese a interceder por el. Tenia claros sus ideales y fe el la leyes… pero incluso para el había cosas mas importantes, cosas que protegería por encima de su propio ser.
Negó para si mismo… no era en su cabeza donde descansaba la corona en aquellos momentos y se dijo que debía ser un cobarde por agradecer ese hecho. Era verdad que conocía las leyes de su reino, era cierto que sentía la seguridad de poder cumplirlas, pero también era cierto que conocía de sobra el limite de sus actos… lo inquisidores habían apresado a Darcy, no era pequeño su crimen, nada mas que traición era de lo que se le acusaba y de lo que el mismo sentía la certeza era culpable. Posiblemente debería haber dejado que le torturaran, que hablara y aquel problema se solucionara de una buena vez.
Camino fuera del lugar y avanzo en silencio por los pasillos, escuchando el sonido firme de sus propios pasos, el rostro serio la expresión distante, noto que alguien le acercaba el caballo al salir y monto sin decir nada mas, a quien engañaba? No había forma de que aquello terminase de una forma fácil, el podría haber dejado que los inquisidores torturaran a su primo pero que ganaría con eso? Solo la sangre Fontaine derramada, en todo aquello eran pocas pero contundentes las cosas de las que estaba seguro, entre ellas que no importaba la situación ni cuento hubiese sido torturado…darcy jamás abriría la boca y segundo… su padre no dejaría las cosas estar, cado uno de ellos tenia cosas en las que creían y por las que estaban dispuestos a pelear, ya sea por honor, por venganza o por orgullo… no había forma de detenerlos y sin duda no seria él el que obrase semejante milagro, hoy le habia dado el ultimo adiós a du primo, de ahora en adelante. No había forma, de que el volviese a interceder por el. Tenia claros sus ideales y fe el la leyes… pero incluso para el había cosas mas importantes, cosas que protegería por encima de su propio ser.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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