Un nuevo lugar (Naëlle)

por **Balthazar Ducreaux** Lun Ago 29, 2011 4:41 am

Segui aun en proceso de conocer a todo lo que era de Paris pero aun con mis diferentes gestiones por la zona no habia tenido la oportunidad de llegar al fondo del asunto. Tanto era que me consumia muy dentro de mi, incluso hasta mis pulmones sin vida parecian mas putrefactos que otras veces, llegaba hasta sentirme ahogado del hecho de no seguir con algunos paseos que solia dar. Siempre tenia la costumbre de embarcarme a dar un largo paseo aprovechando la noche. La comida se servia en casa por ello no tenia problema pero si en la sensacion de rabia que me inundaba al no poder saciar mis ganas de tomar un rumbo diferente y encontrarme en otros lugares.

Las calles estaban desiertas pero no sabia a que se debia ese fenomeno, en parte para mi era mejor asi iba mas tranquilo a donde quisiera sin esperarme a que alguno de los andantes chocara o se escuchara los molestos balbuceos de algunos borrachos por la zona. No tarde demasiado en llegar a lo que se trataba de un lugar bastante abarrotado de gente, una musica bastante pegadiza seguia sonando una y otra vez. Me aproxime por el hecho de tomar algo mientras veia lo que hacia alli tanta gente, hasta que cai en la cuenta de que era un burdel, el lugar de ocio de muchos hombres... pero habia que admitirlo que las hermosuras que alli habitaban era algo que no se podia negar en ningun momento.

En poco tiempo llegue a entrar y me encontraba junto a la barra pidiendole al camarero una copa de vino mientras observaba a los que andaba por alli de un lado a otro junto a las mujers e incluso subiendo las escaleras. Tome mi copa llevandola a mis labios los cuales se humedecian con el liquido carmin de ella, mantuve mi mirada hacia una chica de cabellos rubios y ojos claros como el agua. Un delicioso aroma llego a mis fosas nasales proveniente de ella. Bastante dulce era el aroma para negarme a probar, aunque preferi esperar por si ella daba lugar a que estaba esperando a alguien.

por **Naëlle Seydoux** Lun Ago 29, 2011 4:54 am

Me encontraba a solas en una de las esquinas del abarrotado salón del burdel cuando un repentino escalofrío me recorrió la espalda de arriba abajo. Al instante, me pregunté con miedo si no le habría ocurrido algo malo a mi hermano Didier; después de todo, siempre andaba metido en problemas de todo tipo.

Con un suspiro, levanté la mirada y observé a la multitud de hombres y mujeres que se hacían compañía y se prodigaban caricias allí y allá, y no pude evitar acordarme de mi religioso padre, ya fallecido, al que todo esto le habría parecido el pecado último. Una pequeña oleada de culpabilidad amenazó con hundirme de nuevo, pero me repuse al momento, convenciéndome a mí misma de que aquello era algo que hacía para sobrevivir. ¿A quién le importaba un pecado más frente a un estómago vacío?

Así pues, me levanté y me moví entre la gente, dispuesta a encontrar un cliente. Al poco rato, sentí el calor que sólo se siente cuando otra persona te mira fijamente, y cuando giré el rostro, allí estaba él. Joven, apuesto, con cierto halo de misterio envolviéndolo. Empecé a temblar. Seguro que lo que ocurría es que requería mi compañía, pues después de todo él era el cliente y yo la cortesana, pero aún no llevaba demasiado tiempo allí, y continuaba poniéndome tan nerviosa que amenazaba con salir corriendo en dirección contraria. Finalmente, tragando saliva, me obligué a exhibir mi mejor sonrisa y me acerqué a él.

-¿Le agradaría un poco de compañía, monsieur? -Noté que la voz me vacilaba, e intenté enderezarla al añadir-: Porque yo puedo ofrecerle mi humilde presencia, si así lo desea.

por **Balthazar Ducreaux** Lun Ago 29, 2011 5:16 am

Mientras en mis labios pasaba lentamente mi lengua para desaparecer el rastro de vino que habia quedado previamente sin apartar la mirada con gran atencion y deseo de que no se escondiera ante mi vision, me era bastante interesante la compañia de ella, al parecer su aroma estaba mezclado junto con miles mas pero yo era capaz de diferenciarlo por haber llegado como una suave brisa de viento fresco el cual habia inundado mis fosas nasales. Un contoneo de sus caderas fue suficiente para darme cuenta de que se aproximaba a mi. Una ligera sonrisa se dibujo en mis labios con suavidad para no llegar a mostrar mi dentadura entera.

Cuando se acerco levante la copa en forma de saludo.- Buenas Madosielle, por supuesto si desea pasar una velada, para nada es humilde su presencia señorita, todo lo contrario me agrada bastante que se tome la molestia de ser mi compañera en esta noche.- Pedi una copa para ella y se la tendi.- ¿Gusta de tomar un poco?.- se la tendi con la mirada en ella y una suave sonrisa, la verdad que dejaba bastante al deseo el imaginarla tan inocente pero posiblemente peligrosa, no podia asegurarlo con certera pero esperaba que asi fuera.

A pesar del revuelo que estaba formado a nuestro alrededor pero no me molestaba porque estaba pendiente a su invitacion, me tentaba bastante el besar su cuello y probar a que sabia, intentaba bastante disimular mi condicion pero a veces me costaba tanto sobretodo si la persona estaba tan cerca y no solamente habia deseo sino tentacion y era demasiado grande la tentacion que ejercia.- ¿Puedo servirla en algo?.- Tendi mi mano por si la deseaba tomar y guiarme a algun lado tranquilo o donde ella deseara.

por **Naëlle Seydoux** Lun Ago 29, 2011 5:25 am

Me tranquilizó un poco el hecho de comprobar que, al menos, el joven parecía amable. Cuando me ofreció la copa, no pude más que aceptarla con una tímida sonrisa. Era consciente en todo momento de que su mirada se hallaba posada sobre mí, sin desviarse, y a pesar de que hice el amago de beber, me puse tan nerviosa que no conseguí llevarme la copa a los labios.

Fue entonces que noté su mirada sobre mi cuello, y me pregunté si es que una de las zonas que más tentaban a los hombres sería aquella. Entonces él me tendió la mano, y supe lo que tenía que hacer.

-La que le servirá esta noche, monsieur, seré yo -sonreí, colocando mi mano sobre la suya, mientras que con la otra seguía sujetando la copa-. Usted decide: ¿desea sentarse por aquí a apurar su bebida o prefiere que nos retiremos a algún lugar en el que podamos estar solos?

por **Balthazar Ducreaux** Lun Ago 29, 2011 9:00 am

La noche se presentaba bastante tranquila para como habia sido otras veces, la verdad que me tenia algo alagado pero en parte estaba algo incomodo dado que hacia demasiado tiempo que no trataba con humanos y menos con tanta gente alrededor no podia evitar que en ese momento se me notase un poco. A duras penas podia quitar mi mirada de ella dedicandole una ligera sonrisa como una respuesta afirmativa, me gustaba la inocencia desprendida que no habia podido ni un momento parar de observarla, era bastante agradable y atrayente ese olor tan atrayente. Me quede cerca de ella para que me pudiera ver y de paso poder tomar un poco mas de su aroma con mas cercania.

-Mejor un lugar privado asi nadie nos molestara...- Sonrei esperando tener un momento de mas cercania, con la copa en mi mano volvi a dar un pequeño sorbo antes de caminar lentamente tras de ella siguiendola hasta donde me guiara, no sabia bien donde me llevaria pues nunca habia pisado ese lugar pero como todo hay una primera vez no estaria mal comprobar hasta donde llegaba la extension de ese lugar. Nunca habia buscado a una mujer por sexo, era como si fuera contra mis principios pero esto no era nada del otro mundo.

por **Naëlle Seydoux** Lun Ago 29, 2011 9:16 am

La verdad es que yo ya esperaba la respuesta que me dio. ¿Para qué iba a acudir un hombre a un burdel si no? Al tiempo que notaba que él se acercaba más a mí, dejé que mi cuerpo se viera sacudido por un pequeño escalofrío, e inicié la marcha hacia la zona privada de los dormitorios.

Conforme avanzábamos por el largo corredor iluminado con candelabros, podía oír perfectamente los jadeos y otros sonidos procedentes de cada una de las habitaciones, lo cual no dejaba de incomodarme. Mientras me detenía frente a una de las puertas y la abría para entrar, me pregunté cuánto tiempo tardaría en acostumbrarme a aquello, a mi nueva vida. La verdad es que, dentro de mí, esperaba ardientemente que aquello de trabajar en el burdel no fuera para siempre.

Alejando esos problemáticos pensamientos, cerré la puerta detrás de mi nuevo cliente y deposité mi copa en la mesita que había cerca de la cama; acto seguido, me quedé al lado del colchón y lo miré con una sonrisa insegura pintada en el rostro.

-¿Qué le apetece hacer? -Pregunté, intentando sonar pícara en vez de asustada-. Esta noche me encargaré de cumplir cada uno de sus deseos, monsieur.

Intenté mirarlo a la cara, pero no pude. Me sentía bastante insegura, ya que no sabía cómo de rápido quería ir él... La mayoría de los clientes que había tenido hasta ese momento, se habían limitado a saciar su apetito rápidamente y a marcharse.

por **Balthazar Ducreaux** Mar Ago 30, 2011 4:57 am

En nuestra marcha comprobe que la zona donde me estaba llevando eran los dormitorios, que mas tranquilidad había que en una habitación, bueno no solamente eso sino también la privacidad. Tenia que sacar bastante de mi mismo para concentrarme y no acabar mordiéndola o asustándola de tal forma que me delatara frente a los presentes en el burdel. De allí si que no saldría vivo ningún vampiro después de todo seriamos fuertes y rapidos pero en cuestión de números muchos eran los armados e incluso apresar a un vampiro era difícil pero si no había otra escapatoria seria algo que no tomaria yo en cuenta de delatarme entre tanta gente. Quizas ella solo pensaba que la buscaba por el tema sexual pero en ese tema nunca se me había ido mi compostura, era muy hermosa e incluso sus cabellos rubios como el sol desprendían un agradable aroma, tanto como su propia sangre que salía por los poros.

Se podía oir salir gemidos de cada una de las habitaciones en aquel pasillo, algo que hacia que me sintiera avergonzado de estar allí. Continuamos hasta que se detuvo delante de una de las puertas la cual abrió y dio paso a que yo mismo entrara contemplando la misma habitación, después de entrar cerró la puerta tras de mi, eso hizo que me girara para observarla y que era lo que deseaba en ese momento ya que siempre había sido tan servicial y cortes con los humanos que no me molestaba que me pidiera algo. – Mentiria si dijera que no me atrae para nada y que me llama el contoneo de su cuerpo.- Asegure a penas estando frente a ella, ambos al lado de la cama.-Con el hecho de que este aquí y tenga una grata compañía a su lado es mucho.- Sonrei ligeramente mientras observaba su cuerpo latente frente a mi.

Pude darme cuenta cuanto le costaba mirarme a la cara, con lo cual mi mano tomo su rostro elevándolo para que mi mirara directamente a los ojos.- No tienes de que avergonzarte enserio, si quieres no haremos nada.- le dije sinceramente, por mi parte podía llevármela a dar una vuelta y tomar algo si quería salir de allí, lo que no sabia si las dejaban salir en pleno trabajo. Me quede mirándola a los ojos con una suave sonrisa en los labios.- ¿Estas mejor?.-le pregunte con bastante tranquilidad por mi parte.No queria que se sintiera mal por mi culpa, solo habia entrado alli por equivocacion y la mire porque me habia llamado bastante la atencion.

por **Naëlle Seydoux** Mar Ago 30, 2011 9:08 am

Su voz sonaba amable y tranquila, lo cual servía para apaciguarme un poco. Sin embargo, cuando me confesó que con sólo mi compañía le bastaba, no pude evitar abrir los ojos con extrema sorpresa, pero opté por no decir nada y seguir observándome los pies. Mas él pareció percatarse de que me costaba dirigir mi mirada hacia su rostro, y noté sus fríos dedos asiendo con suavidad mi cara, gesto que me provocó un pequeño respingo de sorpresa. Y esta sorpresa fue en aumento cuando me dijo que no tenía que hacer nada si no quería. No pude más que observar el rostro del caballero con confusión. ¿Por qué? ¿Acaso no era yo una cortesana? Ése era mi trabajo, y me costaba pensar que alguien pudiera haber acudido a una persona de mi posición sin esperar nada sexual a cambio. Seguramente, había cometido algún error... Después de todo, llevaba apenas tres días allí, y aún era una joven inexperta.

-¿He hecho algo mal, monsieur? -Pregunté, con la confusión palpitando en mi voz; entonces supuse que seguramente debía de haber notado mi inexperiencia, y ante el miedo de que decidiera cambiarme por otra de las chicas del burdel y hacerme perder así el dinero de aquella noche, tomé la iniciativa y acaricié con suavidad su rostro y su cuello-. Dígame qué puedo hacer para satisfacerle... Le prometo que no se arrepentirá.

Así, falseé una sonrisa que pretendía ser seductora, manteniendo en mente cuál era mi situación allí, e intentando deshacerme de cualquier remilgo o pudor que en nada beneficiaba a una cortesana. Fue entonces cuando me acordé de lo intensamente que aquél caballero había estado observando mi cuello, y pensando que lo encontraría atrayente, me aparté el cabello y se lo mostré, insinuante.

por **Balthazar Ducreaux** Jue Sep 01, 2011 7:43 am

No sabia bien si le preocupaba el que fuera a elegir a otra por verme tan tranquilo ante su presencia, el no lanzarme sobre ella pero tampoco era algo que me gustara ir lanzandome por las damas como si fuera un trozo de carne que fuera tan solo para el sexo. Tambien estaba bien mantener una charla sobretodo con una grata compañia y en la suya no me sentia nada incomodo porque a pesar de su inocencia que parecia radiar tambien estaba un toque de ternura que hacian la chispa perfecta para una buena sincronia que la mantenia permanente a los demas. No sabia bien del todo porque me habia llamado la atencion igual era una cortesana y era su trabajo el dar placer a los demas. Puros hombres que a mi vision eran demasiado degradante porque muchos tenian mujeres e hijos y no les importaba.

Pero no podia juzgarles porque ya despues de todo yo estaba alli con una señorita y ahblando o manteniendo una charla pero mi interes por ella iba en aumento al menos la atraccion a llegar a algo mas alla que unas simples miradas. Fije mi mirada en ella.- No has hecho nada malo, tranquila.- acaricie su mejilla con lentitud sin moverme de mi posicion, note como ella hacia lo mismo sabiendo que notara mi gelidez de mi rostro. Tome su mano apartandola, con cuidado entrelace mis dedos con los suyos acercandome mientras mi otra mano se posaba en su mejilla acercandome a sus labios. Mis manos estaban protegidas con unos guantes negros asi impedian que se notara demasiado su gelidez.

-Olvida que estas trabajando y solo disfrutemos los dos.- le susurre lentamente mientras mis labios se rozaban los suyos y la mirada estaba fija en la suya, poco despues la hice retroceder lentamente hasta topar con la cama. La rodee con mis manos para tumbarla lentamente en la cama con sumo cuiado de no dañarla.- hagamos la noche nuestra.- sonrei mientras retiraba un ligero mechon de cabello de su rostro para poder observarla mejor. Su sedoso cabello me gustaba lo facil que era recorrerlo y mantenerlo entre mis dedos. Con mi brazo detras para que se apoyara con la cabeza mientras mi otra mano acariciaba su rostro. Permanecia tumbado a su lado degustado sus besos con lentitud, no tenia mucha prisa solo me dejaba llevar.

por **Naëlle Seydoux** Jue Sep 01, 2011 10:17 am

Lo primero que sentí fue un alivio inmenso al saber que no me iba a cambiar por otra chica. Lo segundo, sorpresa ante sus palabras. ¿Cómo podría yo olvidar que estaba trabajando? ¿Disfrutar? Ya me habían dicho alguna que otra frase parecida antes, y no había servido más que para ponerme nerviosa. Al final, sólo acababa disfrutando el cliente, y yo usada como una simple muñeca de trapo. Sin embargo, esta vez fue diferente. Sus besos... eran dulces, tiernos y suaves, y me miraba en todo momento a los ojos, algo que nunca me había ocurrido antes. Entonces me tumbó con tanto cuidado en la cama que pensé que me desharía. Me trataba como si yo fuera algo precioso, valioso... Como nunca antes ningún otro cliente me había tratado, por lo que pronto olvidé que se trataba de uno.

Recibía sus lentos besos cada vez con más ganas, sintiendo que, por primera vez, me consideraban algo más que un instrumento. ¿Sería esto una tontería? ¿Sería que hasta entonces yo sólo había tenido clientes horribles y desconsiderados? Como notaba que él se dejaba llevar, yo también hice lo propio, y antes de darme cuenta, le estaba desabotonando la camisa. Con cierta timidez, comencé a depositar suaves besos sobre su pecho y lo miré a los ojos.

-¿Le gusta, monsieur?

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