El último error [Balthazar]

Sí. Por estúpido y extraño que parezca, en aquella época ya poseía mis setecientos seteinta y siete años de vida. Entonces... ¿qué me llevó a realizar semejante locura? ¿Cómo pude perder el control de tal forma? ¿A caso no sabía manejar aquellas situaciones? Mientras mis manos permanecían atadas con unas manillas de plata que dañaban mi piel, rememoré cómo había llegado hasta aquella estúpida situación.

Todo había empezado de forma normal y rutinaria. Yo había salido de casa en cuando el sol cayó del cielo y el oscuro manto protegía mi integridad. Salí con mi vestido favorito, aquél rojo con encaje negro que tanto favorecía mi pronunciado escote y ceñía tan provocativamente mi cintura. Envuelto mi cuello en un sencillo medallón con una esmeralda en su interior y perfumada ligeramente para intentar disimular mi aroma vampírico, caminé solitariamente hacia un parque en el que nunca había estado antes. Me senté frente a la fuente en uno de sus bancos y alcé la vista al cielo para admirar su belleza infinita. Tenía hambre y justo en ese momento, un joven muchacho pasaba con descuido frente a mí. Sonreí para mis adentros y di un brinco para acercarme a él, llamando su atención al momento en que me divisió. Entonces empezamos a hablar e incluso él empezó a cortejarme con cierto descaro así que me aproveché y le invité al banco en el que había estado descansado. Cuando me aseguré de que nadie nos observaba dado que era ya de madrugada y ningún humano se encontraba en aquél paraje, decidí lanzarme sobre aquél muchacho, obteniendo una buena respuesta por su parte dado que él fue quién me desnudó y guió los movimientos tan rutinarios para llevar a cabo el acto sexual. Mientras lo hacíamos, yo le mordí el cuello y me alimentaba de él, gozando de ambos placeres de nuestra existencia, deleitándome con su sangre y con su cuerpo. Pero de pronto, unas ardientes manillas de plata me aprisionaron las muñecas y yo le miré con extrañeza. ¿A caso sabía lo que era? ¿Porqué entonces había aceptado? Él se descubrió diciendo que era una cazador. Todavía en shock por aquella jugarreta, me arrastró a la fuente y me ató allí, deseándome feliz retorno a los infiernos. Y se marchó.

Y ahora, cuando en el horizonte comenzaban a emerger los primeros destellos de claridad, yo permanecía atada y sentenciada a una muerte sorpresa, desnuda y envuelta en aquella agua estancada cayendo por mi espalda, viendo cómo después de siete siglos, mi vida terminaría de aquél estúpido modo.

En la oscura noche en la cual no discurria ni un alma, me encontraba en mis aposentos bastante aburrido y con la mirada perdida sin saber que hacer. Pense en salir a dar un paseo que seria lo mas acercado pero hasta que punto lo seria porque en parte me aburria y tampoco podia ir alimentandome asi como asi que darian mucho de que hablar y seria fatilico que un cazador me hayara por la zona. Aunque los olores a sangre lo delataban en cualquier lugar, pasaban tan desapercibidos que me daba miedo que cualquier dia me atrapara y no volver a ver a mi pequeña.

No podia evitar pensar en ella en alguns momentos sobretodo en los que permanecia en casa que parecia que se me echaban las horas encima y no encontraba salida para el tumulto de cosas que se llenaban mas y mas. Sus cabellos largos cayendo a ambos lados de su rostro parecia una eternidad que no la veia, por mucho que viajara no podia evitar pensar en ella. En mis viajes hablaba de muchos negocios pero tambien la maleta de viaje hasta se me hacia pesado. Me aburria demasiado las horas a solas, a pesar de tener a los que ayudaban con la casa ya que no me gustaba llamarlo servidumbre. Pero no era lo mismo, tampoco me gustaba lo esporadico que me era muy agobiante e incluso demasiado despectivo para una mujer. Tenia que quitarme estos pensamientos de la cabeza y salir un poco para tomar el aire. Permanecia lleno de sed de sangre. No me tome mucho tiempo en salir de casa con lo cual el paseo se me hacia bastante alargado ya que estaba caminando por las cercanias hasta dirigirme a la plaza. Preferi no llamar tanto la atencion con lo cual tome mi caballo negro de fuertes patas, el cual siempre me habia llevado en tantas andanzas. Gracias a él en muchas ocasiones los paseos se me hacian amenos. Cuando llegue a la plaza un extraño olor a sangre llamo mi atencion. Prefi dejar mi caballo algo alejado y acercarme con cautela por los callejones. Cuando me asegure que no habia nada a mi alrededor poco a poco me acercaba.

No podia creer lo que estaba viendo mis ojos se trataba de una hermosa mujer atada pero no era cualquier mujer su aroma de vampira la delataba. Largos cabellos los cuales no impedian que pudiera ver su hermoso cuerpo a merced de lo que se podria avecinar. Cuando gire la mirada pude contemplar como iba a comenzar a amanecer no podia ser que todo estuviera tan pronto y la noche se fuera como si nada. Siempre habia pensado que lo peor era ser rondador nocturno ya que cuando menos te lo esperas acabas siendo presa de los primeros rayos del sol. Seguramente alguien la habia dejado ahi para que el mismo sol hiciera castigo con ella. No podia permitir que eso se hiciera de esa salvajada sin darle momento a que se pudiera defender. Me acerque a ella aropandola con mi largo chaleco cubriendola, le desate las manos sin mirar si quiera su rostro aun que estaba oculto tras su cabello. La tome en brazos y monte en mi caballo rumbo hasta mi casa en donde la acomode en mi cuarto ya que casi amanecia y era del todo oscuro como parte de la casa asi lo habia pedido. La recoste y me quede sentado al lado de ella contemplandola sin poder ver su rostro pero preferia no molestarla hasta que ella hablara, solo me habia molestado en salvarla ya que no teniamos mucho tiempo.-¿Necesitas algo?.- Le pregunte esperando ver si queria que fuera a por algo para ella.

El trotar de un caballo me alertó de una segunda presencia. Esperaba que se tratase de un humano corriente, que simplemente paseaba por allí. Deseé fervientemente que el hombre me viera y con eso me bastaba para poder manipularle mentalmente y que me sacara de aquél problema en el que mi sed de sangre y lujuria me habían metido. Sin embargo, me equivoqué.

Del caballo bajó un hombre, cuya esencia le delataba como a vampiro. Bueno, quizás es mejor eso que un humano, pensé en mis adentros, obserando su semblante con curiosidad aunque con dificultades, dado que mi cabello permanecía ante mis ojos como una cortina de la que ni siquiera la luz pudiera atravesar. Pero yo le vi. Le vi perfectamente y sentí una opresión en mi pecho que me hizo jadear y parar en seco los latidos de mi corazón. ¿Qué hacía allía? ¿Porqué se acercaba con aquella calma? ¿A caso no me reconocía? ¿Cómo podía ser eso posible?

Entre tanta duda, no me di cuenta de su cercanía ni siquiera cuando pasó su chaleco tras mi espalda y me cubrió con ella antes de desatarme de la fuente, acogiéndome entre sus brazos y llevándome en silencio hacia el lomo de su caballo. En todo momento había mantenido el rostro ladeado, intentando que no me descubriera antes de que yo supiera qué tramaba.

Cabalgamos en silencio y rapidez, aferrándome a su cadera para no caerme del animal. Mientras, mi mente volaba lejos de allí. Volaba hacia una Inglaterra de hacía siglos. Mi mente se inundó de recuerdos... la primera vez que nos vimos, aquella sonrisa llena de timidez, aquellos flirteos a escondidas, aquellas promesas de amor eterno, sus caricias recorriendo mi piel desnuda, sus besos sellando cada poro de mi piel, sus brazos protegiéndome de cualquier mal, sus ojos hallando las impurezas de mi alma, el anillo de prometidos deslizándose por mi dedo anular... y su adiós sin despedida. Una lágrima brotó de mis ojos. Era una mezcla de dolor, ira, agonía, alivio... Pero no dejaba de ser una lágrima, un reflejo de la tristeza o el desierto que reinaba en mi pecho.

El corcel se detuvo frente a la puerta de una mansión lujosa y oscura. Él se bajó primero y me ayudó a imitarle, intentando siempre que no descubriera mi identidad. De ser otra ocasión, hubiera huído de él en cuanto me bridó la ansiada libertad. Sin embargo, no podía escapar de él, debía resguardarme del acechante día soleado que empezaba a cubrir París. Y su casa fue lo más próximo y seguro que encontré.

El vampiro me guió hacia una alcoba grande, espaciosa, oscura, con un enorme y confortable colchón cubierto por unas sábanas suaves y sedosas. Me tumbó sobre ellas y yo ladeé de nuevo el rostro, mirando hacia un jarrón antiguo que adornaba una mesita de noche. Sentí cómo el colchón cedía levemente al sentarse a mi lado y aunque deseé que se marchara y me dejara pasar aquél infierno de día a solas, luché por no hablar, consciente de que una de mis palabras podrían identificarme. Y no podía enfrentarme a él. No ahora. No así. No podía.

Meneé la cabeza levemente aludiendo a su pregunta. Cuanto menos le pidiera o nos atara, mejor. Sin embargo, mi cuerpo permanecía húmedo por el agua y desde luego, seguía desnuda pese a tener su chaleco. Su chaleco... debía devolvérselo. Sin mediar palabra, me alcé del lecho y tiré de una de las sábanas de la cama. Le di la espalda al inmortal y me desabroché el chaleco para momentos después, enredar mi esbelto cuerpo en aquella sábana de color rojo y bordados negros. Me giré para mirarle y sus ojos me alertaron de que algo me había descubierto. ¡El pelo! Con aquellos gestos que había hecho, sin querer había apartado aquella cortina de mi rostro y ahora, él me miraba fijamente, asombrado, quizás. Retrocedí un paso, hasta chocar mi espalda contra una de las paredes. ¿Y ahora qué?

Eran los escasos momentos que la habia visto y sin media palabra habia corrido hacia mi casa sin poderme presentar si quiera. Pero parecia no querer hablar del tema, con lo cual procure no hablarle demasiado, note como se cubria con las finas sabanas de mi cama. No sabia si dejarla sola o quedarme alli esa gran duda me exaltaba. A penas la conocia y no sabia si queria algo porque por lo poco que sabia solo estaba humeda y al ser vampira al no enfermar era un gran alivio que me llenaba. Estaba algo nervioso porque parecia que ahora el que estaba atado de manos era yo, indefenso ante no saber que hacer y mas cuando nos encontrabamos solos, solia indicar a los que andaban por la casa que se retiraran por el hecho de que hubieran mas vampiros y les hiciera algo. Estariamos mas seguros ambos solos en aquella mansion que fuera. Sabia que fuera ya los rayos del sol ya se hacian latentes y que por mas que fuera a menos que fuera una suicida no se atreveria a salir de la casa asi como asi.

Me quede observandola con la esperanza de que me dijera algo pero parecia imposible como si quisiera ocultar algo que no podia entender o a menos que solo estuviera en mi mente. Preferi tener un tiempo de silencio a ver que acontecia, no se podia saber si era bueno o malo lo que se podia avecinar. Cuando menos lo espere sus cabellos se desplegaron dejandome ver su rostro al menos parte hasta que giro la mirada y se quedo su mirada fija con la mia. No podia creer que veian mis ojos. Parecia que el pasado habia vuelto contra mi o era una broma, incluso llegue a pensar en una vision optica que me hcaia demasiado daño en la retina, pero era imposible que un vampiro no tenia esa clase de problemas. Tanto tiempo dejado atras que parecia ver en sus ojos ira y rencor. No sabia que decirle tanto tiempo sin vernos que habia sido parte culpa mia por irme sin mediar palabra. Son los mismos momentos incomodos que intentaba evitar antes. solo que ahora si sabia de quien se trataba y ahora no todo era tan facil como el tener a una desconocida.

Mis palabras parecian hacerse bola en mi lengua que se enrredaba contra mi paladar. Tenia que pensar bien en las palabras porque en ese mismo momento sabia que se avecinaba una buena. Tome profundamente aire soltandolo lentamente en un largo suspiro, que podia decir despues de todo el tiempo vivido junto a ella, no tenia perdon, por mas que pensaba no se me ocurria nada. Vi como se quedaba contra la pared y mirandome de esa forma.- Tranquila, no te hare nada.- comente mientras me levantaba yo tambien de la cama y le pase una de mis camisas que estaba en los cajones de la comoda.- puedes cambiarte.- le señale una puerta donde habia un baño donde podia estar mas comoda, aunque ya no habia nada que no hubiera visto despues de tenerla que recoger desnuda en plena fuente. Solo eso podia decir ya que no podia llegar a acercarme incluso de la misma verguenza que tenia encima. No sabia si preferia que me golperara con fuerza para que se hiciera notar lo cabron que habia sido con ella despues de todo lo que le habia prometido y desaparecer como alma. No podia explicarselo porque ni yo mismo sabia que habia pasado con exactitud, solo el haberla perdido de mi vida.- Eyra... yo...- no sabia que decir, un simple perdon no arreglaria las cosas, al desviar la mirada no la estaba viendo con lo cual volvi a elevarla para mirarla a ver su reaccion. Los ojos fijos en ella como los suyos en mi.

Sin duda, me había reconocido. ¿Y ahora qué? ¿Qué podía hacer? Saltar por la ventana y escapar de mi pasado parecía muy buena idea, aunque lamentablemente, era pleno día. Sus ojos como platos seguían fijos en mi rostro y tuve que desviar la mirada, sintiendo mis pálpitos a la altura de mis oídos, reutmbando con violencia.

- Por supuesto que no puedes hacerme nada, Balthazar, ya hiciste suficiente robándome el corazón para luego lanzarlo al olvido.- repliqué, tomando la caminsa que me había lanzado para vestirme igualmente delante de él, sabiendo en aquél momento que no era yo quién debía huír, sino él.

Él había sido quién me había abandonado a mi suerte. Quién me sedujo y me prometió amor eterno juntos. Y quién desapareció una noche casual, sin mediar palabra, sin una nota, sin un aviso, sin un adiós. Y pese al daño ocasionado, pese a los años que habían transcurrido, pese al rencor que aún le guardaba... algo en mi interior volvió a crecer como una semilla cuando es regada. Quería matar aquella semilla, aquella a la que había destinado al más solitario y triste rincón de mi corazón, condenado a morir lentamente con el transcurso del tiempo. Pero ahora, con sus ojos posados en los míos, su esencia alrededor de mi cuerpo en forma de camisa, su voz resonando con dulzura en mi cabeza, con aquellos labios que como al principio, me empujaban a poseerlos... ahora, aquella semilla crecía y crecía sin control, escalando por los fuertes muros de mi corazón, creando grietas y oprimiéndome el pecho. Sin embargo, no podía permitir que él me viese flaquear. No otra vez.

- Ahórrate las disculpas.- le pedí, modulando sin querer el tono áspero de mi voz mientras escurría el agua de mi cabello sobre su moqueta, haciéndolo con mala intención.

Me tumbé sobre sus sábanas, a su lado, cruzándome de brazos y frunciendo mis labios, sin intención de decir nada más en lo que quedaba de día. Giré mi rostro y lo clavé de nuevo en aquél jarrón, viéndome incapaz de sostener su mirada. De pronto, la ira me había abandonado casi por completo. Lo que quedaba en mi ser, tenía otro nombre estremecedor...

Mas que su furia era como una tempestad que arrasta todo a su paso, sabia como era su caracter, me encntaba verla cabreada de esa forma me era muy exitante pero no podia ir por las buenas y mas que seguro me ganaba que me golpeara aunque me lo mereciera no era tan masoquista de acercarme y menos a una mujer que esta con todos los sentidos alerta, compartiendo tambien la misma fuerza que nos caracterizaba a los vampiros. Me di cuenta que era lectora de mentes pues sus respuestas me lo habian confirmando dejandome algo sorprendido sin esperarmelo. Siempre habia sido bastante astuta pero no la esperaba de esa forma vampira... Yo lo era pero pense que habia dejado todo mi parte humana atras y que hasta ella misma habia fallecido pero al parecer habia corrido la misma suerte que yo. Si habia sido por mi culpa no me lo perdonaria nunca, el estar condenada a una eternidad que posiblemente no deseara. Ahora mismo desde hacia un tiempo yo no deseaba la eternidad por el hecho de ver morir a mi hija en mis brazos pero no la queria como yo tampoco haciendo que se pierda parte de su vida que tiene que disfrutar en todo momento.

Sin duda alguna me sentia miserable en aquel momento. Tanto que la habia pensado y ahora que la tenia frente a mi no podia ni hablar con ella sin que estuviera enojada por el hecho de lo cabreada que estaba con sus motivos por supuesto. Todo era un completo lio que se hacia cada vez mas grande. La podia ver como se escurria el pelo pero no le tome importancia lo hacia porque estaba cabreada y la conocia para saber que tarde o temprano posiblemente me pidiera perdon o algo. Eso si es que conseguia tranqulizar las cosas. En parte me preocupaba que todo se hiciera a peor y pudiera salir de la casa en pleno sol o el hecho de no volverla a ver de nuevo sabiendo que la tenia tan cerca. Como le podia expliar lo que me habia pasado que nunca mas di señales de vida. La observe tumabada en la cama con la mirada perdida en el jarron, podia llamar su atencion de mil maneras pero ninguna podria ser la acertada.

Sabia que el tiempo pasaba y pues como estabamos en silencio se haria demasiado pesado para ambos. Demasido insostenible.- Eyra tu me tienes que entender dada tu condicion, no podia ser otra cosa.- comente aunque no seria de muchos mis palabras lo daba por entendido de que no me perdonaria pero en parte tenia que intentarlo, no obstante su olor extraño me llego a mi arrugando la nariz.- Te has tirado a un Chucho sarnoso.- Grite al notar como su cuerpo emanaba olor a lobo por todos lados, no podia creer que cayera tan bajo a mi punto de vista como una cualquiera, me estaba pasando pero en ese momento no pude pedir mis palabras, como mismo me vinieron las solte. No tenia mucho que ver con lo que estaba pasando pero me parecia asqueroso eso y mas el pensar que se habia acostado con él, no podia evitarlo era algo que hacia que la misma sangre me hiviera.- No puedo creerlo.- la miraba con asco, me aparte de ella saliendo dando un portazo, baje las escaleras y me quede en la sala gruñendo para mi mismo para no cometer ninguna estupidez mas.

El vampiro empezó a hablar de un modo que parecía casi como una explicación a lo ocurrido. Sin embargo, la conversación dio un vuelco de 180 grados y vi cómo el inmortal tensaba sus músculos y la ira casi le hacía enloquecer. Lo que me sorprendió fue el motivo de su enfado. ¿Cómo podía enfurecerse por eso? ¿Qué más le daba con quién me había acostado? Él hacía años que no era nada mío, el propio Balthazar había puesto punto y final a nuestra historia. ¿A caso creía tener algún derecho sobre mi persona? ¿Cómo tenía el descaro de ponerse así conmigo? ¿Después de todo lo que él me había hecho? No tenía ni motivos ni razones.

La ira y el rencor volvieron a envolverme y sentí cómo los colmillos afloraban entre mis labios, gruñendo cuando él empezó una sarta de insultos hacia el licántropo que tenía ahora como pareja. Tomé el jarrón al que no dejaba de mirar curiosa y lo lancé contra su cabeza, dando en la puerta que él acababa de cerrar, haciéndose añicos y cayendo en la moqueta con un gran estruendo.

Tras una enorme sarta de insultos hacia su persona, me acomodé en la cama, enfurecida por su reacción. Y allí, dejando que las lágrimas tomaran terreno en mi rostro, mis párpados cedieron y me dormí. Dormí entre sueños extraños, mas bien eran pesadillas. Dónde el protagonista era él...

- Balthazar...- susurraba entre sueños.

De pronto, algo me sobresaltó y desperté en el mismo lecho, aunque sabiendo que seguía siendo de día por el escaso tiempo que había permanecido dormida. Busqué al verdugo de mi sueño y lo hallé junto a mí.

Era la misma rabia que me habia sometido a mi tantos años, pero mas que eso sobretodo el gran vacio que habia que de repente solo veia todo rojo y queria sangre o mas bien dicho sed de venganza, para ella ahora todo era muy bonito pero sobretodo que andaba de buscona de un chucho asqueroso, como podia estar con algo tan repulsivo y sobretodo que olia tan mal. Era algo que no daba cabida y mas con su condicion. De la misma discursion se podia oir los trozos del jarron en el suelo el cual habia estampado contra la misma puerta al cerrar de tal forma que no dio tiempo a nada. Preferia no volver arriba por si acaso podia aconteser algo peor de lo que habia ya pasado. No se podia dar tanta rienda suelta pero mi mente ahora mismo era como una bomba por explotar soltando mil insultos que se me ocurrian, por eso mismo preferi bajar y tomarme un pequeño respiro aunque cuanto mas lo pensaba mas rabia me daba. No era nada de ella pero tampco podia hacer como si nada hubiera pasado que habia pasado muchos años junto a ella para que ahora se esfumara sin mas y encima con un ser tan nauseabundo.

Mis dedos se entrelazaban en mi cabello retirandolos hacia atras mientras poco despues bajaba mis manos por mi cara intentando comprender la situacion y que aun no pudiera salir corriendo por esa puerta, era lo unico que me detenia eran los malditos rayos del sol que en cualquier momento hacia cualquier tonteria pero prefi contenerme. Desdes de un rato que ya no oia ruido me preocupo el oir mi nombre de mi cuarto, no lo pense varias veces sino subi directamente a ver de que se trataba y si le habia pasado algo. Cuando abri la puerta y me aproxime a la cama la vi dormida y con la cara mojada de lagrimas. No pude contenerme el pasa mi mano por su mejilla para retirar su humedez, pero al poco desperto y me aleje antes de que se diera cuenta encontrandonos cara a cara y la mirada bien fria.

Desde que la habia traido a casa solo habia tenido momentos incomodos junto a su lado y ya no sabia ni como tratarla, sobretodo que aun me dominaba la rabia y no podia quitar la cara de asco al poder notar su aroma al chucho sarnoso con el cual se habia estado revolcando. Apretaba con fuerza los dientes negando con la cabeza para quitar esa imagen de mi mente bien sabia que me costaba demasiado sobretodo teniendola delante y que no le podia reclamar nada pero esperaba que no fuera tan restregado a mi cara como si mierda hubiera sido por su vida aunque le hice mucho daño. Aunque en parte mi culpa porque la habia traido a mi casa.- Cuando se vaya el sol puedes irte.-me dispuse a irme de nuevo a la habitacion para no buscar mas peleas, estaba co mo medio cansado o al menos mi cuerpo lo sentia asi.

Sus fríos e iracundos ojos me observaban alejados de mí, sin embargo mi piel aún ardía por su contacto, viendo en aquél vampiro el dueño de su piel. De mi piel. De mi cuerpo y de mi alma. Y quizás todavía de mi corazón. Meneé la cabeza, intentando borrar aquellos pensamientos estúpidos. Ahora era feliz con Wolfgang... ¿no? Cierto era que nuestra relación era difícil. Él vivía de día mientras yo lo hacía de noche. Nuestras naturalezas e inquietudes eran distintas y a menudos nos teníamos que separar para poder satisfacer nuestras necesidades. Pero aún y así, él no me había abandonado, seguía a mi lado. Algo que no podía decir de Balthazar.

El vampiro me recordó que en cuanto fuese de noche podría marcharme y estreché los ojos con ira al comprender que de algún modo, no me quería cerca de él, que mi presencia le aborrecía. No, ya no quedaba nada bueno en su interior. Nada de aquél humano al que entregué mi vida, mi amor, mi virginidad, mi futuro... él había sido mi todo y como ingenua, pensaba que yo había significado lo mismo para él. ¡Qué equivocada estaba!

- Detente.- le pedí con voz segura, incorporándome en la cama cuando él se disponía a marcharse del lugar, tan encolarizado como antes.- Si alguna vez me amaste... quédate y explícate.- murmuré, haciéndome a un lado del lecho para dejarle espacio junto a mí.- Y luego me explicas en qué te incumbe a ti con quién me acueste o deje de acostarme.

Aquello último lo había dicho de visible mal humor, pero aún así deseaba que él fuese sincero conmigo. Me lo debía. Después de todo, me lo debía. Y sabía que aún quedaban varias horas hasta el anochecer. Y si no, disponía de toda la eternidad para esperar sus respuestas.

Me sentia tan incomodo siempre habia estado de una forma con ella y ahora era todo lo contrario no sabia si eran celos o lo que era. Pero aun asi no podia evitar mi reaccion ante todo lo que mi mente estaba procesando en ese momento, tales informaciones como el hecho de que estuviera desnuda que aun no se me olvidaba pero seguramente no querria saberlo o no deberia si queria aun no tratarla de lo peor frente a frente. Era una de esas situaciones que te gustaria escarpar del mundo para no tener ninguna responsabilidad. Pero el hecho es que la tenia yo la habia traido y cuidado con el hecho de que desde que habia tenido a mi hija he tenido responsabilidades que debia llevar a acabo y nunca habia dejado una sin cumplir.

Aunque me impidio irme sus palabras me quede mirando a penas la puerta con la mano en el pomo, queria irme en parte pero otra parte me llamaba a estar ahi junto a ella y contarle todo lo que habia pasado pero habia partes que estaban demasiado borrosas para aclararlas y poderle serle sincero del todo. Tarde o temprano pasaria aunque me habia hecho a la idea de que nunca iba a verla ahora querria respuestas a tantas preguntas que tenia y una era que habia pasado y porque la habia dejado tirado... como podia pensar que habia huido o me preguntaba si era eso lo que pensaba de mi, la seguia amando o eso pensaba ahora mismo no estaba claras mis emociones para poder darme cuenta con exactitud con lo cual tendria que irme calmando poco a poco para poder razonar.

Al final acabe soltando el pomo y dandome la vuelta como si me rindiera, ya no podia seguir evitando lo que tenia que pasar. La observe como se retiraba a un lado para dejarme un hueco, el cual tome poco despues y me quede mirandola.- No hay mucho que contar, pero supongo que tanto tu como yo hariamos lo mismo, dado lo que somos eligimos no acercanos a quienes amamos y mas siendo monstruos.- me quede mirandola seriamente a los ojos esperando una respuesta de la cual creia que sabia la respuesta.- Quisiera contestarte con sinceridad pero no se mucho de lo que paso solo que una noche me fui y nunca mas volvi a ver a los que ame, que desde hace unos años tengo algo que amo con locura y estoy dispuesto a proteger contra todo lo que venga.- dije seriamente tornandose mi rostro como tal respuesta.

Ella aun no sabia nada de mi hija pero tarde o temprano saldria el tema asi que preferi comentarlo desde un principio para que no pensara disparates de sirvientas de sangre.- Quien lleno el vacio fue mi hija y solo ha sido ella lo que recuerdo, no puedes pedirme mas de lo que te estoy dando porque seria imposible.- dije con sinceridad. No sabia mucho que contarle y pesar de la cercania hacia demasido contra mi propio cuerpo que le llamaba el tenerla tan cerca y poder oler su aroma aunque el de lobo se hiciera patente en ella. Suspire profundamente al notar como estaba tan cerca que casi podia rozar su piel. Tenia que pensar en frio que ya no teniamos nada y cada uno tenia ahora su camino aunque el suyo fuera con el chucho. No podia quejarme de nada sino aceptarlo y seguir mi camino como habia elegido hace tiempo como si nada hubiera pasado, me deje caer en la cama hacia atras apoyandome en el mismo cabecero de la cama.

Él cedió, pero sus palabras a penas aliviaron aquella sensación de angustia. Y quizás fue el modo en que hablaba, tan indiferente y casual, lo que me llevó a explotar. Balthazar no tení ni idea del daño que me había ocasionado, ni siquiera entendía lo que yo sentía por él en nuestro pasado humano ni aquella tarde junto a él, en su cama. No lo comprendía y quería demostrárselo pese a no dejar entrever mis emociones nunca. Ser vampiresa me había endurecido el carácter, me había hecho fuerte. Pero Balthazar no era sólo parte de mi pasado, sino una parte importante de mi vida y de mí misma, era él.

Suspiré profundamente, con millones de preguntas sin respuestas revoloteando por mi mente nublada, confundida y atormentada. Pero decidí alejar aquellas dudas sólo por un momento. Ahora era mi turno explicarle cómo me sentí entonces y me sentía ahora. Volteé mi rostro hacia él y empecé a hablar de un modo único antes para mí. Aquellas palabras describían todo lo que era. Yo con mis temores, mis debilidades, mi fragilidad. Aquellas palabras eran el reflejo de la Eyra humana que todavía permanecía en mi interior.

- Dejé en libertad a la tristeza de recordarte que prisionera estaba en mi mirada. Dejé que las frases mudas por fin hablaran y le dí permiso al recuerdo para olvidarte. Dejé a la soledad y me busqué compañía, dejé a las noches amargas y sus despedidas, aquellas mañanas ingénuas en las que creí que volvías. Dejé de llorar lo que lloraba aquellos días. Dejé de repetir tu nombre incansable, dejé de rechazar a tu ausencia indeseable, dejé de preguntar lo que ya no tiene respuesta, dejé de querer estar en donde ya no interesa. Dejé de preocuparme si el tiempo transcurre, que los minutos corran si así lo quieren, que me alcance el pasado si es que puede y que en su cárcel de nuevo me encierre. Dejé de verte en mis sueños, dejaste de palpitar aquí adentro, dejé de pensarte a cada momento y entendí que en el amor no existen dueños. Pero dejé de llorar cuando entendí que nada cambiaba con una lágrima más que mis ojos lloraran y dejé de llorar porque el dolor seguía ileso haciendo ver como el más débil al mejor de mis esfuerzos. Dejé de llorar guardando en secreto que aun te amo y finjo que olvido, aún dueles en este corazón herido que varias veces ha sido indiscreto. Dejé de llorar y eso que ahora ves en mis ojos te puedo asegurar que no son lágrimas, son solo la vana costumbre de estar llorosos después de tantas noches que traté de olvidarte.

Mi voz había ido perdiendo fuerza y ahora simplemente se había ahogado en un mar de lágrimas que ni intenté silenciar, sabiendo que había permanecido allí, al acecho, esperando aquella ocasión para desahogarse plenamente. Aquellas lágrimas eran las que debí haber derramado tras su ausencia y que sin embargo, tragué por orgullo. Había bajado mi mirado hasta posarla sobre mis manos temblorosas, unas manos vacías y tiritantes que reclamaban la calidez de una persona. Una persona que había muerto hacía siglos. Con un silencioso adiós.

Nunca me habia esperado reencontrarme con mi pasado y mas con ella. Sobretodo verle esa mirada hacia mi que tanto daño hacia menos mal que ahora era inmortal de alguna forma sino sabia que me habria matado con solo mirarme asi. Pero ya no solo era esa mirada sino el sentimiento que sabia que desprendia hacia mi era tan duro y fuerte que no sabia hasta que punto podia llegar. Un fenomeno natural podria hacer menos daño de lo que ahora mismo podia llegar a hacer ella en mi. No solamente sus gestos o su desprecio hacia mi sino tambien sus palabras que eran como afiladas cuchillas que rajaban mi piel lentamente. La cuestion era que sabia que tenia mucho que sacar contra mi dentro de ella con lo cual la deje hablar diciendome cada una de las palabras que seguramente habia guardado tantos años.

Todas las palabras me estaban sajando dentro de mi pero preferi mantenerme serio y callado durante todo momento. El desahogo era una de las unicas formas de que se sintiera mejor pero no me esperaba que despues de tanto tiempo guardara tanto que pesara tanto y solo pasaba por mi mente su imagen sufriendo por mi culpa. Era normal que se fuera con otro despues de mi partida. Cada vez me sentia peor sobretodo por el daño causado no queria ni imaginarme con exactitud como lo sufrio ella. Aunque yo por mi parte tambien sufri dejando todo atras no sabe ella de que forma. Cuando llego un rayo de esperanza habia comenzado a vivir de nuevo pero en pocas palabras me estaban quitando las ganas de luchar.

Levante la mirada fija en sus ojos humedos y en sus sinceras palabras que salian como estacas hacia mi. El hecho era que posiblemente ya no habria nada que hacer para poder hacer que me perdone. En ese momento no sabia si seria un bueno para ello pero espere a que terminara de hablar para poder responderle.- Lo siento, se que no son mucha mis palabras sobretodo desde que te hice tanto daño pero no podia volver.- Tome aire profundamente aunque ni le hicieran falta a mis pulmones.- No puedo quedarme tranquilo sabiendo que guardas todo eso ahi dentro y mas por mi culpa seguiras sufriendo, no puedo decirte quedate porque seria hacerte sufrir ya tu estas haciendo una nueva vida.- le dije con sinceridad al notar como en mi mente todo parecia un lio que me costaba hasta poder expresarme.- Yo tambien sufri el no tenerte a mi lado y dejar todo atras, el no volver a ver tu mirada y sentir tu piel contra la mia pero ahora solo soy un cuerpo muerto y gelido.- frunci los labios tomando a penas posicion hacia atras cerrando los ojos aguantando las ganas de que me ardieran entero. Tambien sentia rabia por como habia pasado el tiempo y habia sido muy egoista en todo los sentidos. Las horas pasaban en cuanto nuestra conversacion seguia avanzando y por mi mente y mis ojos que parecian ser la pantalla podia ver las imagenes del pasado.

Moví una de mis manos hacia su mejilla, ladeando su rostro para que me mirara a los ojos, para que viera la sinceridad escrita en ellos.

- Ahora somos iguales, Balthazar.- le aseguré, aludiendo a sus últimas palabras con una voz tiritante, llena de sentimiento.- Ambos somos gélidos e inmortales.

Pero algo que él había dicho antes cobró un nuevo significado.

"No puedo decirte quedate porque seria hacerte sufrir ya tu estas haciendo una nueva vida."

¿Qué significaba realmente aquello? ¿A caso aún sentía algo por mí? No, no podía ser posible. Dejé que el propio peso de mi mano cediera y se posó sobre su pectoral, sintiendo sus lentos latidos bajo el dorso de mi piel. Mordí mi labio inferior y sin apartar la vista de sus ojos, le hice la pregunta más dificil que jamás pronuncié.

- ¿Porqué no me buscaste?- le recriminé con temerosidad, no sabiendo si realmente deseaba conocer su respuesta. Quizás es que nunca había estado enamorado de mí. Quizás es que nunca le importé realmente. Quizás sólo formaba parte de su pasado. Quizás él mismo había rehecho su vida, pues tal y cómo el propio vampiro había comentado, tenía una hija. ¿Una hija? ¿Con quien? ¿Una humana? Aquél pensamiento me asqueó. ¿Cómo podía recriminarme que estuviera con un lobo si él mismo compartía su vida con otra persona? Aparté la mano de su cuerpo y desvié mirada de sus ojos, sintiendo cómo la celosía y la envidia, con un deje de rencor, volvían a dominarme en silencio.

Sin embargo...

"No puedo decirte quedate porque seria hacerte sufrir ya tu estas haciendo una nueva vida."

... sus palabras seguían martilleándoma la cabeza, sin comprender el verdadero significado de ellas. ¿Qué quería de mí?

No sabia bien si lo estaba entendiendo del todo. Que solo me habia ido por el bien de ambos al menos para no herirla a ella, sabia que se las arreglaria ademas no la habia dejado desamparada despues de todo tenia a todos a su alrededor, quien se habia ido sin nada era yo que vivi la vida como pude despues de todo no podia darme a conocer con mi titulo por si alguien se enteraba y llegaba a oidos de ella en lo poco que llevaba como vampiro. Tantas veces que queria correr el riesgo de ir y acercarme a ella para poder verla mas que sea mientras dormia pero no era posible. Tenia que aceptar que ya no tenia nada de lo que antes era una vida de humano.

-Crees que me ha sido facil el no poderme acercar e irme como si nada, tambien sufri por mi parte pero tenia que aceptar que tal y lo que era no podia estar a tu lado. Me costo bastante recomponerme.- le hable con sinceridad sin saber si me comprenderia o no. Eran pocas las respuestas pero no podia dar mas porque a veces hasta yo mismo me reprimia por ello, no llegar a saber mas de que paso y aunque fuera idiota por mi parte o inutil tenia que hacer algo como fuera por ello permanecia en aquella posicion a su lado y resistiendo el volver a besarla como haca mucho tiempo hacia. La suavidad de sus labios al igual que su forma de besarme que hacia temblar mi tierra y alla donde pisaba. Me podia llevar a mil lugares en un segundo.

Temia arriesgarme pero quien no se arriesga nada gana y por la rabia que tuviera po estar con un lobo no podia hacer mucho. Me incline hacia ella lentamente en menos que me quise dar cuenta tenia mis labios unido a los suyos sin sentir frio sino calidez, algo extraño entre vampiros pero seria el momento en que pasaban las imagenes de los momentos junto a ella en el pasado, vida humana. Incluso lleguemos hasta hablar de tener hijos pero ya ahora todo estaba echado, no queria que ese momento acabar sino siguiera el beso mucho mas alla. Algo prendia de nuevo en mi cuerpo a pesar de tener un corazon muerto parecia que volvia a latir como lo habia hecho antes. Ahora mismo queria ser Cronos dueño del tiempo congelarlo por un letargo y no volver a avanzar o incluso hasta retroceder a donde todo habia empezado.

Entre abrí mis labios para responder a sus palabras, pero algo detuvo mi intención. Sus ojos centelleaban de un modo que me hizo estemecer, no de temor, sino de melancolía, pues aquél destello de sus ojos lo recordaba nítidamente... así solía mirarme antes de... besarme.

Balthazar recortó distancias entre ambos rostros y yo ni siquiera intenté escapar de él. Sus párpados cedieron y sus labios buscaron los míos para fundirse de nuevo, continuando un beso que había quedado suspenso en el aire hacía más de setecientos cincuenta y cinco años. No obstante, el cosquilleo estomacal y la piel ardiendo en deseo, seguían ahí como el primer día, como nuestro primer beso.

Mi lengua surcó su boca, examinando la zona como si fuese nueva o inexplorada, algo totalmente falso. En seguida se encontró como si hubiese regresado a su casa, como si fuese la hija pródiga de la boca de Balthazar. Y probablemente, aquél pensamiento tenía su razón.

Notaba mi cuerpo acomodarse al suyo, moviéndonos levemente con cada beso y mínima caricia que nos profesábamos, como si aquél reencuentro fuera el último, como si no hubiera mañana... pero lo había. Quizás por eso me separé levemente de él, sólo para recomponerme.

- Después de tantos siglos... no puedes aparecer de nuevo en mi vida y esperar que me lance a tus brazos, Bal.- susurré entrecortadamente, todavía con la adrenalina a flor de piel.

Probablmente habló la parte más racional de mi ser. La parte vampírica de Eyra. Aquella cuyos sentimientos no le importaban lo más mínimo. Aquella que valoraba más el rencor y la ira que aquellos besos sinceros y nostálgicos. Ante cualquier disputa entre mi yo vampírico y mi yo humano, siempre vencía el primero. Sin embargo, aquella vez fue distinta. Cambió cuando, sin esperar respuesta alguna, volví a besarle pero de forma más intensa, tomando su rostro entre mis manos y moviendo mi cuerpo hasta reposarlo sobre el del vampiro, acurrucándome entre sus brazos.

... Como si no hubiera mañana.

Como me atraian sus besos no sabia hasta que punto podia llegar el hacerme desaparecer el mundo con solo el hecho de rozarlos. Estaba deseandolo desde que descubri de quien se trataba. Aunque no le diera sentido el hecho de encontrarnos el momento que estaba sintiendo no tenia palabras, menos aun podia explicarse solo se sentia y no queria parar. Podia incluso decir que era como el primer beso que nos habiamos dado aunque no fuera cierto pero despues de tanto tiempo me sentia como un novato, como la primera vez que me acerque a ella y habiamos estado de algo mas que amigos. La verdad tenia que admitir que me habia arriesgado demasiado al lanzarme asi sobre ella pero llevaba demasiado tiempo sin sentirla y ahora que la tenia cerca no podia desaprovechar el momento.

Siempre se podia ir con el No por delante pero en este momento no era algo que tuviera en mente, si me rechazaba mala suerte para mi pero por otro lado tambien estaba la parte en que si me respondiera y volviera a sentir sus dulces labios sobre los mios respondiendome al beso. Y asi fue como comenzo el beso del que no queria tuviera final. Era tan intenso sin darnos cuenta, una de mis manos subio hasta su gelida mejilla mientras la otra se posaba sobre su cintura notando la textura de la camisa sobre su cuerpo, la misma arruga de la camisa ante el acecamiendo no sabia si le estaba resultando incomoda pero me costaba demasiado parar el beso. Mis labios se amoldaban a los suyos deslizandose con lentitud, mi mano sobre su cintura arrastrando la camisa con ella al tenerla tan pegada la mano contra su cuerpo.

Cuando me separo me quede mirando algo extrañado, de porque despues de responderme al beso y todo me separaba. Hasta que llegue a entenderlo por sus palabras y en parte era muy cierto pero ahora mismo no podia controlarme como para pensar y menos despues de que mi mente no estaba centrada en ello.-Tampoco puedo negar que no pueda contenerme y me lanzara.- la mire con sinceridad en los ojos mientras bajaba la mirada a sus labios al ver como hablaba entrecortadamente. Pense que no volveria a besarme en ese momento sino me apartaria a un lado, pero me equivocaba y no era nada de lo que pensaba.

En un abrir y cerrar de ojos me encontraba con ella media recostada sobre mi con un largo beso intenso el cual no me negue a responder. Mis manos se posaron en su espalda notando que la camisa se habia rodado y dejado su trasero al desnudo solo cubierto con su ropa interior. Subi un poco mas mis manos por su espalda con lentas caricias bajandolas hasta su cadera para recorrer cada centimetro de su piel en el cual queria perderme como en sus labios. Hacia demasiado tiempo que ansiaba esta sensacion y ahora que la tenia no queria cambiarlo. El momento en el que estabamos asi me hacia recordar a cuando la habia hecho mia aquella noche el primer hombre que se habia entregado. Pero en ese momento se me habia hasta olvidado de que ella estaba con un chucho sarnoso y que tenia una nueva vida.

Mis pensamientos y mis sentidos se nublaron casi por completo. En mi pecho, la sonrisa de Wolfgang o los ojos de Jerarld se desvanecían casi por completo, inundando sus huecos con los besos y las caricias de Balthazar.

- Llegas tarde.- musité en su boca, demasiado entregada como para alejarme de él.

Aquellas palabras me las decía a mí misma, mínimamente consciente de que aquello estaba mal, que no podía ser tan frágil cuando se tratara de Bal. Él no merecía encontrarme y serle tan fácil el tenerme. La Eyra vampírica no lo hubiese permitido. Sin emgargo... aquél pulso también lo ganó mi humanidad. La humanidad que sólo conlleva errores y más errores. No obstante... aquella sensación me hizo retornar a mi pasado, a mi vida mortal y aquello me gustaba, me llenaba por completo.

Ahora, perdida en los brazos de mi todavía marido, no deseaba volver a la realidad. Una realidad que me oprimí, llena de convencionalismos y normas que ni tan siquiera mi interesaban. Con un licántropo esperándome impaciente en casa y un vampiro deseando la oscuridad sólo para dar rienda suela a nuestras pasiones. Pero ahora... ahora le tenía a él de nuevo y me besaba con la misma pasión de hacía siglos, como si el tiempo jamás hubiera pasado por nosotros ni nuestros sentimientos hubieran cambiado con cada tic-tac. ¿Era aquello posible?

Sin a penas darme cuenta, mi camisa se arremolinaba en mi espalda superior dadas a las caricias de Balthazar. Me estremecí ligeramente, no de dolor físico, pero si de cierto malestar. En aquella espalda aún ardían los latigazos que había recibido a penas unas semanas antes en mi viaje a Noruega y aquello simbolizaba mucha más que aquél profundo dolor que sentí en aquellas mazmorras. Me recordaba que el hombre que estuvo a mi lado, el que me rescató y al que me entregué aquella misma noche, no se hallaba allí. Jerarld. Aunque por supuesto lo nuesto era algo imposible, ahora a penas podía planteármelo. Tenía a Balthazar... de nuevo a mi lado.

Mis manos se posaron sobre su pecho y buscar el contacto con su piel, desabrochando los botones de su camisa con cuidado y lentitud, casi provocándole de aquella forma. No dudaba, no vacilaba, no titubeaba. Pese a todo lo que me rodeaba... no podía controlar lo que sentía por él. Él era mi todo, formaba parte de mi. Y no podía negar su existencia ni la verdad que descubría con cada uno de sus besos y suspiros...



...seguía enamorada de él.

En el momento que la tenia asi olvidaba que era vampiro y cualquier cosa que habia pasado en mi vida solo podia centrarme en ella y en que era mi mujer, la acompañante de mi vida a la cual habia herido pero aun sintiendome mal por ese motivo no podia dejar de sentirla cerca de mi y preocuparme porque pasara despues de que terminen los besos o llegue la noche. Me preocupaba el hecho de que se fuera segun llegada la noche he hiciera como si nada de esto hubiera pasado y no llegara a su vida como si el destino nos hubiera hecho una jugarreta que ahora mismo estaba por agradecerle el haberme encontrado con ella aunque en un principio fueran tan malos momentos y ahora era lo mas maravilloso que me habia pasado en mucho tiempo. Una ligera sonrisa se dibujo en mis labios al oir sus palabras.- Mas vale tarde que nunca.- susurre...

Volvi a tomar sus labios con mas intensidad que antes, deseoso y pasional, cuanta pasion habia tenido acumulada y con nadie habia tenido el momento de soltarlo. Solo ella despertaba esa sensacion en mi y se lo levaba todo con ella. A pesar de ello y de nuestros seguro duro camino hasta donde habiamos llegado ambos recorrimos un largo viaje del que seguro teniamos muchas historias para llegar a un fin comun en el que reposabamos en mi cama, abrazandonos, besandonos, acariciandonos... tantas cosas que parecia que no tendria un final aunque lo mas posible que asi fuera.

Algo me extraño cuando note su expresion al pasar mis manos por su espalda, no era completamente suave y lisa como recordaba. Me llamo bastante la atencion no podia negarlo y queria curiosear de que se trataba, porque ella era muy cuidadosa con su piel en todo momento como para tener alguna marca por ahi detras. Gire rapidamente dejandola bajo de mi, la tome para que se diera la vuelta y la detuve contra la cama viendo el horror de su espalda toda marcada por golpes que seguramente habria pasado anteriormente. Pase lentamente la yema de mis dedos sobre las marcas con lentitud. Algo dentro de mi se volvio a prender y con mas rabia aun aprete con fuerza los dientes y enfurecido con la colera ardiente en la mirada que con el hecho de solo rozarlo estaba que quemaba lo que fuera. La volvi a hacer girar apoyando mis manos a ambos lados de su cuerpo para mirarla cara a cara.

No sabia si terminaria respondiendome pero queria saber que habia pasado y donde estaban los propietarios de esa masacre para devolverles algo de su medicina y hacer que pagaran por el hecho causado con su propia vida pero no sin antes recibir una buena tortura de la cual seguro seria su propia tumba la que acabarian cabando ellos mismos. Con el hecho de haberla rozado ya la habian cabado y sentenciados de por vida.- Quien te ha hecho eso Eyra.- gruñi en vez dwe hablarle de buena forma pero ahora mismo no era logico solo estaba pensando con el hecho de que le habian causado mucho daño.- Dimelo y donde se encuentran.- con la misma seriedad y firmeza que solia tener ahora se me hacia algo mas claro. Esperaba que me lo dijera.

Balthazar se percató de que algo no iba bien, supongo que cuando rozó sus dedos con mi espalda. El hecho es que me giró en la cama y en silencio notaba cómo sus ojos escrutaban mi torso desnudo, siguiendo con la yema de sus dedos aquellas marcas casi impercibibles al ojo humano. Pero ninguno de los dos éramos humanos que aquellas señales aún permanecían en mi piel, pese a calcular que en un par o tres de días más, la regeneración de mi piel se hubiese encargado de borrar por completo.

Alcé mi mano hacia su rostro enfurecido, acariciando su mejilla, sus mandíbulas, su mentón... transmitiéndole aquella paz que yo sentía ahora, diciéndole con cada roce de mi piel que todo estaba bien, que ya había pasado. Sin embargo, él quería respuestas.

- Unos ladrones.- dije con un leve encogimiento de hombros.- No te preocupes, mi vida, los que me hicieron daño ya están muertos.

Me incliné hacia él aprovechando aquella postura de ambos y besé de nuevo sus labios, anredando mis manos en su nuca y cerrando los ojos para que aquella lujuria envolviera mi cuerpo como hacía tanto tiempo que no hacía. Con la espalda apoyada en aquellas sábanas, enrrosqué mis piernas alrededor de su cadera, pareciéndome a un koala y siendo Balthazar el tronco que me sostenía. Era algo paradógica aquella situación, pero no dejaba de parecerme divertida.

No quería pensar en nada, deseaba entregarme en cuerpo y alma a mi esposo... y mi pasado o mi presente se habían quedado en la puerta de aquél habitáculo, esperando mi salida. Pero si nunca salía de allí... nada me obligaría a retomar una vida que realmente, no quería.

Con sutileza me deshice de su camisa y la lancé a varios metros de la cama en la que estábamos recostados, dejando que mis dedos perfilaran cada músculo de su cuerpo, recorriendo cada poro de su piel, besando su cuello, sus mandíbulas, el lóbulo de su oreja, su mejilla y muriendo en su boca, sintiendo la esencia embriagadora del hombre que me envolvía dulcemente entre sus brazos.

Si aquello era un sueño, no deseaba despertar.

No me cabia en la cabeza como la gente podia ser tan crueles sobretodo atacando a una mujer indfensa. Tales marcas estaban bien grabadas en su piel que mi mano detallaba todo lentamente por su recorrido. No podia evitar que la misma sangre que corrian por mis venas muertas ardiera de la rabia que sentia en cada momento que lo veia, tenia que destripar a alguien, era increible como se podia cambiar de un estado de completa calma a todo lo opuesto y la energia acumulada en los musculos asi como la adrenalina que fluia a los tejidos dandoles aun mas fuerza de la que tenian. No sabia si podria controlarla para no llegar a hacerle daño a ella.

La ternura de su mano asi como su suavidad estaba bastante clara cuando conseguia calmarme como nadie habia conseguido en mucho tiempo. Siempre me habia llevado por el hecho de lo que tenia ganas de matar y conseguia evadirme asi como fuera pero siempre enfrentando a los que tenia que hacer. Segun su respuesta no sabia que habia pasado con exactitud pero si ellos habian desaparecido sobre la fas de la tierra no tenia nada que hacer sino al menos continuar adelante a pesar de haber querido cobrarme algunas cuentas descargandome parte de la ira retenida dentro de mi. Era demasiado costoso concentrarme en otras cosas pero aun asi tendria que hacerlo como fuera.

-Entonces ya no me preocupare por ello.-... sino ahora mismo por quien tenia entre mis brazos, hermosa mirada que tenia observandome atentamente a lo que estabamos sintiendo despues de tanto tiempo, removiendo tanto tiempo que hasta podia sentir un corazon latir de nuevo. Nuevas sensaciones y las que estaba explorandose al unisono. Me habia quitado la camisa y ahora era ella dueña de mi cuerpo como habia sido tanto tiempo atras. Disfrute de cada centimetro donde besaba, me precipite a tomar sus labios mientras mis manos se deshacian de toda prenda en su cuerpo quedando nada mas que su fina tela interior donde bajo de ella ocultaba parte de su hermoso cuerpo que queria volver a conquistar una vez mas despues de haber sido yo el primero en escribir en su cuerpo. Lentamente baje mis besos por su cuello hasta acabar en su mismo escote.