Cronicas de la Torre:La Dama del Agua

Capitulo 1:Encuentro

Hacia demasiado tiempo que habia dejado de correr, tal y como me encontraba en aquellos momentos, esa actividad era la ultima que me veia capaz de hacer pues mis fuerzas- las cuales se me habian agotado hacia ya muchisimo tiempo- solo me bastaban para poder mover con pesadez mis pies, y avanzar hacia el interior del bosque.Nunca habia entrado dentro de aquella gran extension de tierra rodeada de arboles y cuyo color predominante era el verde, pero el tener que salir huyendo tan abruptamente de mi casa solo me habia dejado aquel camino como via de escape.
Era la unica manera de poder alejarme de mi aldea sin llamar la atencion, o sin que mis padres intentaran detenerme.

No sabia cuanto tiempo llevaba deambulando entre los arboles, tampoco sabia si ya habia caido la noche o si mis padres se habian dado cuenta del camino que seguia para salir de las cercanias, y para mi pesar no poseia de ningun medio para saber todo eso.Por lo que solo me quedaba seguir adelante y rezar para que mis padres no pensaran en adentrarse al bosque, aunque lo dudaba.

Todos en la aldea tenian la firme creencia de que en el bosque habitaban todo tipo de fieras salvajes y peligrosas, como los lobos que en las noches de luna llena solian aullar a la luna, y que desde mi ventana, yo solia escuchar como maravillada por su canto.Yo no creia que esos seres fueran malvados, solo cazaban para sobrevivir y ademas, tenian un aura de misterio que, con cada nueva historia o leyenda que escuchaba sobre ellos solo se hacia aun mas grande, mas atrayente.
Pero lo mas seguro es que solamente a mi, me resultasen fascinantes los lobos.
-Debo seguir-me dije en un murmullo, con la intención de darme ánimos para poder continuar mi lenta marcha atravez de los arboles-No puedo quedarme.Debo seguir.
Mantenía aun fresca en mi memoria la conversación entre mis padres, aquella que claramente no debería haber escuchado pero que tenia todo que ver conmigo...y con mi futuro.
Un futuro que- según habia escuchado de labios de mi padre- podía darles una buena situación económica, todo si aceptaban el hecho de que el hijo del alcalde del pueblo se casara con su única hija. Yo.
Y yo no pensaba aceptar ninguna propuesta de matrimonio, mucho menos si venia de alguien tan presuntuoso e idiota como era el hijo del alcalde.

Un suspiro salio de mis labios y me recargue contra el primer albor que encontré, dejando que todo mi peso recayese en el mientras yo intentaba recuperar el aliento y las fuerzas.Ya no podía seguir caminando, no sin antes tomar aunque fuese, un pequeño momento de descanso, por lo que me deje caer en el duro y frió suelo y cerré los ojos mientras inspiraba el dulce aire puro que había allí.
El canto de los pájaros lograba relajarme, hacer que me olvidase durante una fracción de segundo del por que estaba en aquel lugar-algo que no debía olvidar tan fácilmente-y que, poco a poco, el sueño se fuese acercando a mi, manteniendo me durante un corto lapsus de tiempo en el lugar donde el sueño y la vigila se unían, ese sitio en donde se podía recordar con claridad los sueños que, durante toda mi vida, había tenido.
Pero cuando por fin el sueño parecía vencer, un aullido logro romper con el momento de paz y tranquilidad que estaba experimentando en aquel lugar.Un aullido que sin duda había sonado cerca de donde me encontraba yo.
Demasiado cerca.

-Maldición-murmure por lo bajo mientras intentaba ponerme en pie para salir corriendo en la dirección contraria de la que provenían los aullidos, pero cuando intente avanzar un solo paso, mis piernas cedieron y acaba de nuevo sentada en el suelo.
Tal parecía que el cansancio aun hacia mella en mi y me imposibilitaba el poder caminar, aunque fuese tan solo unos pocos pasos.

Los aullidos se dejaron escuchar de nuevo, y esta vez estaba segura, de que no provenían de un solo lugar, sino de muchos y todos estaban a mi alrededor.
¡Estaba rodeada!

De repente, de entre los arbustos, aparecieron. Cinco enormes lobos que me miraban con sus ojos negros fijamente, como si estuviesen decidiendo que hacer conmigo, aunque yo ya sabia cual era el destino que me esperaba al ver los afilados y feroces dientes de los lobos.
En aquellos momentos, me parecía ironico el hecho de que mi vida fuese acabar a manos de los animales que yo siempre había encontrado fascinantes.Supongo que, en cierto modo, era como un castigo por el hecho de haberme escapado de casa en vez de resignarme y aceptar el futuro que mis padres habrían decidido para mi.

Sentía el miedo penetrar en mis huesos, paralizar mis músculos y enmudecer mi garganta, por lo cual, cuando los lobos avanzaron para por fin, acabar con mi vida, solo pude cerrar los ojos con fuerzas y juntar las manos, rezando para que el momento fuera momentáneo e indoloro, aunque lo dudaba completamente.

Esperaba a que los lobos se lanzaran sobre a mi a atacarme, pero al notar como los minutos pasaban y ellos aun no acababan con mi vida me aventure-guiada mas por mi curiosidad que por mi cabeza- a abrir uno de mis ojos y saber que era lo que pasaba.
Lo que no me esperaba, fue lo que vi a continuación.

Los lobos se habían ido, pero aun así, no estaba sola.
De rasgos delicados, ojos grandes y de un extraño color ámbar brillante, orejas puntiagudas que sobresalían de entre los mechones cobrizos de sus cabellos, se encontraba ante mi el ser mas hermoso que había podido ver.
Y ni siquiera en mis sueños, había logrado soñar a alguien como quien tenia delante.

-¿Te encuentras bien?-la pregunta, susurrada por esa voz agradable y melodiosa logro sacarme de mis pensamientos y que asintiese con la cabeza.-Me alegro.
Trague, intentando eliminar el nudo que se había formado en mi garganta, y lo mire a los ojos, sonrojandome al notar como no apartaba la mirada de mi.
-Gra...gracias-logre articular en voz baja, desviando mi mirada del hermoso rostro que tenia delante al suelo cubierto de hojas en el cual aun seguía sentada.
-Me llamo Fenris-se presento, quitándose para mi asombro, la larga túnica roja y posandola sobre mis hombros.Fue entonces que me di cuenta de que en verdad estaba temblando, aunque no sabia si era por el frió o por el miedo que aun corría por mis venas al haber creído que iba a morir hacia tan solo unos instantes.
-Key-pude decir, antes de sentir como todo empezaba a dar vueltas a mi alrededor, como si estuviese yo girando a una gran velocidad, para poco después,tanto el bosque como el rostro de Fenris,se sumiesen en la oscuridad.