Noche en el teatro[Enmeline]

por **Neysa Igneel** Sáb Sep 03, 2011 10:04 pm

Un bufido de exasperación salio de mis labios mientras fijaba mi mirada en las calles parisinas que pasaban delante de mi,relativamente rápido.El ver como el carruaje pasaba entre la gente lograba que mi mente se olvidara de las personas que se encontraban en aquel momento dentro del pequeño y estrecho cubículo.
Mi abuela, una noble con su hijo-un patán bueno para nada, según mi parecer-y yo.

Aun no sabia el por que de que tuviese que compartir vehículo con aquellas personas desconocidas-y mentirosas, pues aunque sus rostros decían que estaban felices, en realidad solo deseaban salir del carruaje,algo que yo dejaría que hiciese encantada-y que lo único que querían-o al menos la madre-era que yo me interesara minimamente en el joven que se sentaba a mi lado para cazar mi dinero.
Sin lugar a dudas, aquella señora no se daba por enterada de que yo-para mi suerte o desgracia-ya estaba comprometida con alguien que no conocía.
Y que estaba segura,era mejor que aquel patán que intentaba poner una mano en mi rodilla.

-Estoy prometida-murmure en voz lo suficientemente baja como para que solo el me escuchara y sonreí al ver como apartaba su mano de mi enseguida.-Y mi futuro marido se pondrá como fiera si se entera de lo que estuvo a punto de hacerme,señor-mentí descaradamente mientras una fría y falsa sonrisa surcaba mis labios.Quizás después acabaría ganándome una regañina por parte de mi abuela, pero según yo, había merecido la pena con tan solo ver su cara.

Cuando por fin pude bajar del carruaje, solo pude hacer una pequeña reverencia y entrar precipitadamente dentro del teatro, perdiéndome entre la gente que se amontonaba por entrar y ver la obra.
Romeo & Julieta.
Sin duda, si mi abuela había decidido salir al teatro, era por que yo había estado suplicando desde-hacia ya mas de tres días-con que me llevara a ver la obra de Shakesphere, y aunque bien podría haber venido yo sola, me era demasiado aburrido sentarme a esperar en el carruaje en silencio.

Subí hasta uno de los palcos, aquel que mi abuela siempre reservaba para cada vez que iba al teatro-aunque esto no fuera muy seguido-y me senté en una de las aterciopeladas sillas, en espera de que empezara la función.
No solo eso era mi motivo para estar allí aquella noche, sino el reencontrarme con una vieja conocida de la familia que me había escrito para hacerme saber que se encontraba en la ciudad.

Mire a mi alrededor y sonreí.Esperaba que no tuviese ningún contratiempo para llegar.

por **Emméline Hawkwood** Dom Sep 04, 2011 6:58 am

¡Hacía años que no iba al teatro en París! Las luces, los vestidos, los cotilleos...Esa noche todo le parecía prácticamente perfecto. Su madre solía adorar aquel entetenimiento y ella, no podía menos que compartir su afición por esas noches glamurosas.

Además, tenía ganas de ver a l señorita Igneel, hacía años que no sabía de ella y aunque no era lo que se dice amigas, en este momento le venía bien una compañía para disfrutar de los placeres de la noche parisina.

Descendió del carruaje junto a la muñeca insoportable de su madrastra. No podía negarse que era bellísima, pero a la par de parlanchina y entrometida. No había cosa que odiara más que las palabras superflúas dichas sin sentido y sin acierto. Y su madrastra las utilizaba cada dos segundos de reloj.

Subió la escalinata hacia el palco de los Igneel, con una sonrisa ladeada, incapaz de determinar si estaba alegre, emocionada o indiferente. No tardo mucho en llegar y tras segundos de saludos de cortesía, tomó asiento junto a la señorita Neysa.

- Un placer verla tras tantos años. No puedo más que suponer que tendrá mil cosas que contar.

por **Neysa Igneel** Dom Sep 04, 2011 2:41 pm

-Neysa,querida, voy a ir a saludar a Monsier LefrouÇ, y quizás vea la obra con el y su esposa.¿Te molesta quedarte aquí sola?
Negué a la pregunta de mi abuela y le sonreí, incitándola con un empujoncito en la espalda a que se fuera tranquila a donde estaban los señores LefrouÇ.No me molestaba-y ella debía saberlo mejor que nadie-el hecho de ver la obra sola en el palco, pues aquella noche no es exactamente que fuera a estar por completo sola en aquel lugar tan apartado del resto de la gente.

Mis ojos vagaron por todo el teatro, sorprendiéndome al ver a la gran multitud que se reunía para poder disfrutar de la obra y de como los palcos continuos al que ocupaba yo-y que según decia mi abuela, muy pocas veces había visto ocupados por completo-estaban ocupados sin dejar siquiera una sola butaca libre.

Sin duda,Romeo & Julieta debía ser una obra excepcional si conseguía llenar el teatro de una manera tan alarmante.Algo único que yo nunca había visto-y puedo asegurar que quedan muy pocas cosas que no ahiga visto yo en mi vida-era el ver como la gente intentaba encontrar un lugar incluso en aquellos donde mas de tres personas estaban.
Gracioso si se veía desde fuera el termino adecuado.

Un ruido a mi lado me advirtió de que alguien se sentaba en la silla justo al lado de la mía, rogando yo al cielo-aunque empezaba a dudar de que Dios me tuviese en gracia-de que no fuera el patán que durante todo el camino había intentado llamar mi atención.Por que si era el...¡el teatro iba a ser quemado!
Por suerte, el escuchar una voz femenina que yo conocía bastante bien hizo que una sonrisa se formara en mis labios me girase a ver a la recién llegada.

-El placer es mutuo-respondí, con una de mis cálidas sonrisas en el rostro-Sin duda tengo miles de cosas que contar,como el hecho de que aun no conozco a mi prometido.-suspire-Pero estoy segura de que vos también tenéis cosas que contarme.¿Como os encontráis,en primer lugar?

por **Emméline Hawkwood** Dom Sep 04, 2011 3:15 pm

Había crecido muchísimo. Casi no la reconocía. Aunque había que decirlo todo, estaba preciosa. Sonreí y me senté a su lado. Una pena que no me hubiese dado tiempo a saludar a su abuela.

El prometido de Neysa siempre había sido una incógnita, aunque me sorprendió que aún ahora no supiese nada de él.

- ¿Aún no lo conoce? Realmente es extraño vuestro compromiso. Resta decir que el noviazgo llega con gran retraso. ¿A qué esperan para presentaros? - No entendía realmente como Neysa podía aceptar tal relación inexistente. No era ella quién para juzgar sus motivos, pero le resultaba extremadamente incoherente tal compromiso. - Realmente, no entiendo como puede usted aceptar tal cosa.

- Todo transcurre como siempre, gracias por preguntar. Supongo que habrá oído del nuevo matrimonio del Duque. - Solía llamar a su padre así, pues "papá" era un término que sobraba en conversaciones públicas.

por **Neysa Igneel** Dom Sep 04, 2011 4:43 pm

Mis ojos vagaron por el rostro angelical de mi acompañante y sonreí.Sin duda, los años sin verla la habían convertido en una joven de belleza notoria y,seguramente, también el una dama asediada por los hombres para ganarse su amor.
Estaba casi segura de que debía ser así.

Mi gesto se torció un poco al pensar en el enigma que era mi prometido.¿Acaso era tan feo como para temer conocerme?¿Era un viejo sinvergüenza que no sabia como explicarme el por que de que me pidiera en matrimonio?¿O acaso también se oponía a la boda y por ello no quería conocerme?
Fuese cual fuese su escusa para, aun después de tanto tiempo,seguir en la sombra del anonimato, eso no influía en el hecho de que ya lo odiaba por haberme arrebatado la libertad de estar con quien yo quisiera al prometerme con el.
Y me iba a asegurar de que pagase por ello.

-No se a que esperen, tampoco es como si el noviazgo me importara demasiado.-aunque era claro que no me debía importar si al final de todo, con o sin noviazgo de por medio, acabaría casada con aquel señor- Después de todo, el noviazgo es solo un formalismo para que la boda no se vea demasiado repentina.Ya sabes por las habladurías.-comente haciendo un movimiento con mi mano para que supiera que aquello poco me importaba.Nunca había prestado atención a mi madre cuando me hablaba de algo relacionado al matrimonio, por lo que no sabia demasiado sobre el tema,solo lo que cualquier mujer con dos dedos de frente sabe por inercia.Que era un asco.-Y no la acepto,pero es la condición de mis padres para poder vivir yo aquí en París.-aclare encogiéndome de hombros y colocándome en mi muñeca derecha, el pequeño talismán en forma de pulsera que le había comprado a una gitana el día anterior.

Asentí con la cabeza ante su comentario sobre el nuevo matrimonio del Duque,su padre.Siendo sincera conmigo misma, jamas la había escuchado llamarlo de otra manera que no fuera "Duque" algo extraño-incluso aun mas que el hecho de ser la oveja descarriada y negra de la familia-que hacia que me preguntase el por que de tanto formalismo entre padre e hija.

-Personalmente no se si darle la enhorabuena o el pésame.Según me ha dicho mi abuela, esa mujer que se caso con el Duque nunca le ha caído en gracia.-dije, citando las mismas palabras que mi abuela me había dicho el día que me entere de la buena nueva.
Y si mi abuela decia eso de alguien en particular, no solía equivocarse.

por **Emméline Hawkwood** Dom Sep 04, 2011 9:18 pm

Bufó, exasperada. Respetaba a Neysa, y sus decisiones, pero le era del todo imposible compartirlas. ¿Cómo aceptar, bajo ninguna circunstancia, un matrimonio de conveniencia? Y si esa ya era cuestión de armas tomar, qué más loca y descabellada idea si se le añadía el total desconocimiento del futuro marido.

Cierto era, que ella pretendía casarse por amor, y sólo, si era necesario. No tanto por la libertad, sino por la independencia que otorgaba ser dueña de su propia vida, cosa que nunca había tenido y que apostaba su fortuna (si algún día la heredaba) tendría aunque tuviese que pasar por encima de la mismísima Reina de Inglaterra.

- ¿Cómo no va a importarle? ¿Simple formalismo? Por el amor de Dios, Srta. Igneel, se trata de su futuro, no puede, y perdone la vulgaridad, yacer en la cama así, sin más, con un desconocido la noche de bodas. - Bajó el tono de la conversación, pues sería un escándalo si se la oyera hablar de eso tan abiertamente.

"Eso" era lo comúnmente llamado "sexo", y era el tabú más delicado de la alta sociedad. Todos lo sabían, nadie hablaba de ello. En presencia de mujeres, claro está, pues los hombres reían a costa de sus experiencias en el tema.

-El pésame, sin duda. Es una mujer muy bella, pero es un pajarito parlanchín, tan delicado y hablador que enamoró al Duque, y provocó en mí, todas las ganas posibles de encerrarla en una jaula. - Rió, aunque cuidando el volumen, no es que su madrastra no estuviese al tanto de su antipatía, aunque se empeñara en fingir lo contrario. Pero tampoco podía airearlo en público. - Créame que es insoportable, sino, mira cómo ha ordenado que dejen mi pelo. - Señaló con un gesto sus salvajes rizos, ahora prensados y apretados en un moño para nada favorecedor.

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