Noche y Estrellas (Marianne)

Caminaba tranquila, aunque también pensativa. Tenía demasiadas cosas en la mente como para mantenerse en el interior de la casa de su tutor. En cuanto estuvo segura de que se había ido a alimentarse, aprovechó para ponerse la capa sobre los hombros y caminar hacia donde sus pies le llevaran, siguiendo el camino y a veces, desviándose sin proponérselo, ya sea por ver algo interesante o que le llamara la atención o por simple monotonía. Los caminos siempre tienen un fin, un lugar al cual llegar. Un destino. Aunque realmente quien determina la meta de sus pasos, es uno mismo. Sin importar lo que los demás puedan platicar o instruir u ordenar, sólo uno decidía cuál era su fin, uno mismo lo forjaba y establecía las pautas.

Los únicos que no tenían un destino, eran los seres irracionales, puesto que sus pensamientos no son los que los gobiernan, si no sus instintos. Así pues, si se actúa por mero impulso todos los días, horas, minutos, segundos de tu vida, no tendrás una forma de revertirlo todo, de encontrar una salida a los problemas. Es por ello que Marianne caminaba, para encontrar las respuestas a sus preguntas y muchas cosas más. Donde la vida continuara, ella avanzaba. Los sueños estaban para cumplirse, aunque para ello, deberías saber dónde detenerte. Hasta qué punto caminar hasta llegar a tu destino y ahí, establecerte para disfrutar de los logros antes de ponerte nuevas metas y elevar el vuelo.

Aunque curiosamente, Marianne se detenía al lado de una persona cuyo cigarro creaba un humo que a ella se le antojaba caprichoso. Tapada bajo la capa que le llegaba a medio muslo, con una capucha echada, todo de color azul oscuro, bajo su vestido de color amarillo claro, observaba cada voluta, cada parte de ese humo que se elevaba al cielo, que parecía creado por un impulso irracional de anhelo. Había visto en algunos fumadores, crear círculos de humo o retenerlo tanto tiempo, hasta pensar que se ahogarían. Sin embargo, esta persona que fumaba, no era porque deseara hacer un arte con humo, si no más bien porque buscaba una válvula de escape. Como ella.

Hizo una inclinación de cabeza en forma de saludo y le sonrió.

- Fumar mata - susurró con una voz dulce, muy femenina y agradable al oído - aunque seguramente usted ya lo sabe. Lo que me hace preguntar de una forma atrevida e incluso, grosera quizá ¿Por qué lo hace? ¿Es cierto que relaja?

Aunque sinceramente, para ella, el fumar estaba vedado, simplemente no le gustaba el sabor del tabaco (sí, ya lo había probado alguna vez), por lo que se le antojaba aún más intrigante la persona que parecía pegada al cigarrillo. Por ahí decían que causaba adicción, pero si lo sabían ¿Por qué hacerlo?

- Prefiero, en lugar del cigarro, una buena taza de chocolate - sonrió débilmente. Sí, quizá estaba siendo impertinente, pero necesitaba que su cabeza se ocupara de otros aspectos que no fuera su ex-prometido, Sebastián y esa herencia que había llegado a su puerta como caída del cielo...

No pudo más que reír. Estaba aburiéndose esa noche -De acuerdo... Claro que eso aún esta por ser decidido- Estaba mirando a otro lado, ya no a ese rostro de expresión afable. Sus gestos eran graciosos, pero era justo como buscaría una víctima... entonces ¿por qué no tenía ganas siquiera de hacerle daño? a saber, tampoco importaba.

-Lo que tu consideres peligroso, puede que yo no - Le miré de reojo cn aquella sonrisa divertida y que insinuaba más de lo que en ese momento realmente quería -De acuerdo, dejaré que me dibujes, estoy a tu disposición a partir de este momento - Por ahora se había borrado todo interés. Le dejaría hacerlo, solo por la simple curiosidad de ver qué tan capaz era de plasmarme en un lienzo. Además, ya había hecho bastante alimentando mi ego con esa petición que había salido de la nada y en un extraño momento. ¿Qué más daba? solo sería una corta fracción de mi tiempo. Deje escapar una especie de suspiro y me acomodé el cabello con la mano derecha

-Tu dirás, frágil muchacha adónde has de llevarme para cumplir ese deseo tuyo de intentar dibujarme - Caminé con ligereza, no lo suficiente para dejar en claro mi naturaleza. No me importaba ocultarlo, pero por ciertos motivos que nada tenían que ver con amabilidad o un deseo que no asustarle, me hicieron mantener esa información a margen. ¿Creía en los seres sobrenaturales? ¿Era capaz de diferenciarnos al vernos? No necesitaba saber qué eramos... había otras formas. Sonreí -¿Por qué quieres dibujarme exactamente? ¿Qué hay en mi que te atraiga como para pedirle a un deconocido que te deje retratarlo?- Oh, lo sabía, no es que no pudiese esculcar su mente, pero no era lo mismo que escucharlo en palabras. Cualquiera podía notar la diferencia en eso.

un extraño en tierras europeas... un vampiro cuya existencia se había enredado en esta ciudad como envuelta en tela de arañas... Pero no estaba mal... tenía libertad a a pesar de haberla perdido... Podía hacer lo que quisiera y nunca había tenido ninguna clase de prejuicios.. pero tampoco escrúpulos que controlarán mi salvaje comportamiento. Hoy sin embargo todo era tranqulidad. Quería volver y encontrarme conlo único a lo que le profesaba algo real y no solo una farsa. Pero aún no era momento... No, aún no... podía darme el lujo y el tiempo de otorgarle a ella esos momentos.

Le escuché sin inmutarme, hablaba demasiado, eso fue lo que pensé. No me molestaba, solo que su explicación me había parecido muy detallada. A pesar de ello la escuché, no como solía ignorar a muchos cuando me hablaban. Su explicación tenía sentido, claro estaba, pero me preguntaba qué tan viable era decirme todo eso, mientras no me aburriese antes de empezar no había problema.

Oh, pero lo último si que fue la mar de interesante -Oh, vaya- En mi rostro se dibujó una media sonrisa. ¿Qué era lo que dibujaría entonces? Si nada tenía que ver mi aspecto físico, del cual a veces me enorgullecía, si ella realmente podía darle un vistazo a lo que era, qué sería lo que su obra plasmaría? me quedé quieto clavando la mirada en aquel rostro. No importaba lo que dibujara, quería a verlo cuando finalizara.

Quien me conociera sabía que mi moral era algo casi inexistente, en un impulso podía hacer algo que se considerara una aberración. Sobre lo que decía, comprendía algo de eso, porque incluso alguien como yo, conocía lo que eran los sentimientos. Ya no los sentía de igual manera que cuando era un humano y busqué la muerte. Cuando huí de mi creador sintiendo el pánico de verme convertido en algo diferente. Y eso que no llevaba tanto tiempo siendo un transeúnte de la eterna noche, solo lo suficiente. No tenía escrúpulos, pero tampoco prejuicios en ningún sentido.

Solo me importaba aquella visión propia de lo que sucedía a mi alrededor, pero eso no me diferenciaba en nada de muchos de aquellos seres que aún poseían vida en su cuerpo, tal como esa chica frente a mí, sin embargo ella parecía ser una de esas creaturas que llaman a los de mi especie, que por su carácter y por sus ideas probablemente se vería como un aperitivo más que tentador para cualquiera. Pero, yo había perdido el interés casi inmediatamente, de no ser así, habría intentado tenerla.

Mi carácter cambiante era algo que molestaba a la mayoría, mi actitud altanera me había ganado el odio de muchos, mi única obsesión y la locura que se desataba en mi era probablemente aquel vampiro por el que había llegado ahí, a quien no le había perdido el interés sin importar el tiempo sin verle y al que había sido capaz de perseguir, cuando un esfuerzo así era algo según yo innecesario.

Esos ojos claros, como puertas hacia su alma, que verían en los míos? en la oscuridad que representaban, en lo que ocultaban y a la vez demostraban al mundo, que yo no era uno de ellos pero que podía pasar desapercibido y sobrevivir por la existencia de seres como ella -Lo que dices es bastante interesante... ansío ver el resultado de lo que tus manos plasmen- Lo dije en voz alta solo para asegurarlo -Muero por ver lo que tu mirada captará de mi

El movimiento de sus manos sobre la blancura del papel, podía intentar imaginar lo que se estaba formando sobre él, pero prefería esperar a ver el resultado una vez terminado. Permanecí en silencio, eso hacían los modelo ¿no es cierto? Pero no pude borrar esa sonrisa de mi rostro. ella al final haría interesante la noche, antes de que volviese a lado de mi amante y olvidara por completo lo demás.

Esperé a que terminara para echar un vistazo, pero me ganó la curiosidad, levantándome y viendo directamente la hoja -Creo que le falta algo - Ella lo hacía bien, yo de arte no sabía mucho, sin embargo, sabía distinguir siertas cosas.

Le hablaba con suavidad, cosa rara en mí. Me enderecé y sonreí con un djo de malicia -Yo de esto no sé mucho... pero creo que están claras un par de cosas - Señaló con el dedo índice la máscaras, el hilo de sangre -Lo sabes?- No podía ser inconsciente, lo sabía -Pero creo que no has podido ver a través de mí, pero debe ser difícil con alguien de mi especie- Me acerqué en un movimiento rápido a su cuello rozándole con los colmillos.

Si, se me antojaba probar su sangre, pero me separé de ella casi del mismo modo como me había aproximado -La tentación es demasiada y por una vez creo que voy a contenerme -Sonreí de forma maliciosa. No era exactamente eso, si bebía de ella, mi amante seguramente se daría cuenta y a veces era tan irracional que prefería ahorrarme aquello.

-Espero que eso fuese lo que esperabas - dije con referencia al dibujo. Ella había pedido aquello, esperaba que hubiese obtenido lo que quería -Ha sido una excelente compañía - Si, de verdad no creía poder estar cerca sin querer hacerle algo. Mejor largarme de una buena vez y buscara Kazu para desquitar esa necesidad.

Tomé su mano y dejé un beso en el dorso de esta. No solía hacer ese tipo de cosas tan civilizadas, no iban conmigo, pero que una persona se llevara un gesto como eso no iba a causarme nada -Señorita por su bien, he de retirarme... y deberías hacer lo mismo, porque no sabes qué tipos de seres puedes encontrarte, tus guardaespaldas podrían no ser lo suficientemente eficientes- Otro poco y eso hubiese sonado a burla. Pero estaba seguro de que podría ser así.