AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Orgía de sangre [Yalinca]
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Orgía de sangre [Yalinca]
Estaba realmente excitado por aquella misión en la que por fin había logrado colarme como agente de la brigada especial de Criminalística. Mi primer turno se vio envuelto por un turbio asesinato en el que, según las declaraciones de los testigos, había sucedido en el burdel hacía exactamente una noche. En la habitación número 229 se habían encontrado con el cadáver mutilado y destripado de una prostituta sobre las sábanas del lecho, aunque no era el único cuerpo inerte en la sala. En el armario yacía colgado y también mutilado el cuerpo de otra cortesana. Y en la bañera, tras una espesa capa de jabón en burbujas, se escondía otro fiambre, también de una prostituta. Las tres trabajaban en aquél mismo burdel y sus edades comprendían de los 23 a los 25. Según el dueño del local, el hombre que había reservado aquella habitación no se le había visto salir de ella en ningún momento y encima, para mantener las identidades de los clientes a salvo, nunca les pedían nombre ni apellidos. Era como buscar a una sombra en medio de la oscuridad.
Pero eso era lo que realmente me gustaba, los retos, los casos imposibles de resolver más que por un olfato como el mío y mi conocimiento de razas diversas a nuestro alrededor. No tenía duda alguna de que el autor de aquellos brutales asesinatos se trataba de un vampiro desquiciado.
Aquella tarde decreciente, mi superior me mandó al burdel a inspeccionar la zona y volver a preguntar a los testigos, ahora que por fin habían localizado a la cortesana que se encontraba justo en la habitación contígua a la de la que se cometió crimen, pues quizás ella escuchó o vio algo. Su nombre era Yalinca. Llegué al lugar junto a dos de mis compañeros y mientras ellos hablaban con una mujer que parecía ser la supervisora del local, yo subí unas escaleras hacia la habitación 228, hallándome frente a una puerta de madera cerrada. Tragué saliva ruidosamente, algo nervioso pues nunca había estado en un lugar como aquél. ¿Qué clase de persona o sala me encontraría al abrir la puerta? Eso sólo lo sabría cuando lo hiciera. Pero antes, piqué con los nudillos de mi mano en aquella madera, a la espera de que ella no estuviera con un cliente y pudiera atenderme.
- ¿Señorita? Quisiera hacerle unas breves preguntas.- grité aún sin recibir respuesta más allá del muro.
Pero eso era lo que realmente me gustaba, los retos, los casos imposibles de resolver más que por un olfato como el mío y mi conocimiento de razas diversas a nuestro alrededor. No tenía duda alguna de que el autor de aquellos brutales asesinatos se trataba de un vampiro desquiciado.
Aquella tarde decreciente, mi superior me mandó al burdel a inspeccionar la zona y volver a preguntar a los testigos, ahora que por fin habían localizado a la cortesana que se encontraba justo en la habitación contígua a la de la que se cometió crimen, pues quizás ella escuchó o vio algo. Su nombre era Yalinca. Llegué al lugar junto a dos de mis compañeros y mientras ellos hablaban con una mujer que parecía ser la supervisora del local, yo subí unas escaleras hacia la habitación 228, hallándome frente a una puerta de madera cerrada. Tragué saliva ruidosamente, algo nervioso pues nunca había estado en un lugar como aquél. ¿Qué clase de persona o sala me encontraría al abrir la puerta? Eso sólo lo sabría cuando lo hiciera. Pero antes, piqué con los nudillos de mi mano en aquella madera, a la espera de que ella no estuviera con un cliente y pudiera atenderme.
- ¿Señorita? Quisiera hacerle unas breves preguntas.- grité aún sin recibir respuesta más allá del muro.
Eyra Erikdóttir- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Mi llegada a Paris fue maravillosa, en el puerto me esperaba el caballero que se había encargado de todos los tramites para que mi estancia en Paris fuera la mejor, también se encargo de que me aceptaran en el burdel con las condiciones que yo había pedido y la mas importante era que yo trabajaría en el burdel y lo que ellos se quedarían con una parte de ese dinero siempre y cuando yo pudiera vivir fuera del burdel. Para mi el burdel siempre ha sido mi hogar pero en Paris quería tener una vida diferente pero no mucho así que había tomado la decisión de vivir en una mansión mientras todas las noches trabaja en el burdel haciendo lo que mejor sabia hacer y lo que mas me gustaba hacer, vender mi cuerpo a ricos y apuestos caballero.
Los primero días en Paris iban bien, porque se había corrido el rumor de que yo estaba en Paris y unos cuantos conocidos solicitaban mi presencia, poco a poco fui satisfaciendo a cada uno de mis clientes mas especiales aunque también había hueco para nuevos clientes siempre era bueno saber que opinaban los otros hombres de mi, aunque estaba claro lo que dirían que soy maravillosa y que como yo no había otra igual. Después de pasar unas cuantas noches trabajando en el Burdel comenzaba a cansarme de mis vecinas de habitación era tres señoritas algo mas jóvenes que yo pero no mas guapas y siempre a la misma hora tenían la costumbre de hacer mucho ruido con un cliente en particular era uno que siempre iba a medianoche y pedía el servicio de las tres mujeres, la verdad a mi no me importaba y el hombre tampoco llamaba mi atención ya que era un caballero joven pero con un tono de piel muy blanca para mi gusto, su piel también parecía algo dura y sus ojos eran fríos, la verdad era que aquel hombre me daba miedo por eso intentaba estar en la parte de abajo siempre que se aproximaba la media noche, no me gustaba escuchar como las chicas gritaban estoy acostumbrada al sexo duro y salvaje pero aquello era aterrados, no había hablado con la dueña del burdel porque eso no era problema mío, si el hombre les hace mas daño del que ellas permiten siempre se pueden quejar y el hombre queda vetado en el burdel pero si lo dejaban seguir entrando y ellos lo aceptaban no era tan malo como yo pensaba.
Pasaron dos noches más y aquel hombre había vuelto pero esta vez no puede escapar de los gritos de la mujer ya que esa noche había venido un buen amigo mío a reclamar mis servicios, yo me encontraba disfrutando de mi trabajo cuando escuche a las jóvenes gritas, estos gritos eran mas fuertes que los de días atrás me asuste pero no hice nada hasta que escuche unos fuertes golpes, esto me alarmo así que me levante de la cama –Querido siento dejarte así, sabes que me gusta terminar lo que empiezo y satisfacerte pero tengo que ir abajo a arreglar un problema- dicho esto me pongo mi camisón rosa transparente y me dirigió a la recamara de la dueña que estaba a la entrada del burdel, toco la puerta fuertemente con mis nudillos de lo nerviosa que estaba, golpee tan fuerte que me hice sangre. La dueña salio asustada –Señorita Yalinca que son esas formas de llamar a mi puerta y a esta hora de la noche- -Lo siento Madame pero creo que mis compañeras tienen problemas con un cliente- la dueñas asustada llamo a todos los hombres de seguridad que no tardaron en ir a la habitación, abrieron la puerta a patadas ya que por mucho que llamaron nadie abrió, yo comenzaba a asustarme por lo que me quede en la puerta de mi recamara. Noto los pasos de alguien salir de aquella habitación y mi cara se convirtió en aquella que acababa de ver, el rostro de la Madame era de un blanco muy blanco y sus ojos eran redondos como platos pero sin expresión pero su rostro mostraba horror –Madame que ha pasado- pregunto en el momento en que ella pasa por mi lado pero la señora sigue caminado, uno de los guardias se acerca a mi –Yal es mejor que te vayas por hoy y vuelvas mañana- hice caso a aquellas palabras y entre de nuevo en mi recamara poniéndome algo de ropa para esperar a mi cochero en la entrada del burdel, cuando baje al vestíbulo vi que la dueña estaba hablando por teléfono con la policía los peores pensamientos surcaron mi cabeza cuando escuche la palabra policía, pero no quería importunar a la Madame por lo que salí de aquel lugar sin decir nada.
A la mañana siguiente, el burdel estaba lleno de hombres uniformados y seguro que no eran porque vinieran buscando nuestros servicios, seguro que era por lo de las tres chicas de la otra habitación. La dueña del burdel me contó lo ocurrido y no me lo podía creer, también me dijo que un agente hablaría conmigo muy pronto, asentí a sus palabras y subí a mi recamara, tenia que arreglarla un poco ya que la noche anterior había salido de ella y la había dejado hecha un caos. Amarre las cortinas blancas que tapaban la única pero grande ventana que tenia mi habitación, tendí la cama con suaves mantas de sed color rojo pasión, recogí la poca ropa que había en el suelo, encendí la lámpara que estaba en un lado de la cama, me senté en el borde esperando que aquel hombre viniera hablar conmigo, estaba recordando a aquel hombre pero ahora su rostro me resultaba muy borroso, pero sus ojos seguían grabados en mi memoria, aquellos ojos me miraban desde la oscura noche, me asuste cuando escuche que llamaban a la puerta y una voz hablaba detrás de ella - ¿Señorita? Quisiera hacerle unas breves preguntas.- me quede un momento en silesiano sin levantarme de la cama aquella voz me había asustado de verdad, cuando reaccione me levante de la cama y abrí la puerta –Claro caballero, puede hacer todas las preguntas que guste- me senté en la cama y le ofrecí asiento a mi lado- esperando que cerrara la puerta para tener mas intimidad a la hora de hablar.
Los primero días en Paris iban bien, porque se había corrido el rumor de que yo estaba en Paris y unos cuantos conocidos solicitaban mi presencia, poco a poco fui satisfaciendo a cada uno de mis clientes mas especiales aunque también había hueco para nuevos clientes siempre era bueno saber que opinaban los otros hombres de mi, aunque estaba claro lo que dirían que soy maravillosa y que como yo no había otra igual. Después de pasar unas cuantas noches trabajando en el Burdel comenzaba a cansarme de mis vecinas de habitación era tres señoritas algo mas jóvenes que yo pero no mas guapas y siempre a la misma hora tenían la costumbre de hacer mucho ruido con un cliente en particular era uno que siempre iba a medianoche y pedía el servicio de las tres mujeres, la verdad a mi no me importaba y el hombre tampoco llamaba mi atención ya que era un caballero joven pero con un tono de piel muy blanca para mi gusto, su piel también parecía algo dura y sus ojos eran fríos, la verdad era que aquel hombre me daba miedo por eso intentaba estar en la parte de abajo siempre que se aproximaba la media noche, no me gustaba escuchar como las chicas gritaban estoy acostumbrada al sexo duro y salvaje pero aquello era aterrados, no había hablado con la dueña del burdel porque eso no era problema mío, si el hombre les hace mas daño del que ellas permiten siempre se pueden quejar y el hombre queda vetado en el burdel pero si lo dejaban seguir entrando y ellos lo aceptaban no era tan malo como yo pensaba.
Pasaron dos noches más y aquel hombre había vuelto pero esta vez no puede escapar de los gritos de la mujer ya que esa noche había venido un buen amigo mío a reclamar mis servicios, yo me encontraba disfrutando de mi trabajo cuando escuche a las jóvenes gritas, estos gritos eran mas fuertes que los de días atrás me asuste pero no hice nada hasta que escuche unos fuertes golpes, esto me alarmo así que me levante de la cama –Querido siento dejarte así, sabes que me gusta terminar lo que empiezo y satisfacerte pero tengo que ir abajo a arreglar un problema- dicho esto me pongo mi camisón rosa transparente y me dirigió a la recamara de la dueña que estaba a la entrada del burdel, toco la puerta fuertemente con mis nudillos de lo nerviosa que estaba, golpee tan fuerte que me hice sangre. La dueña salio asustada –Señorita Yalinca que son esas formas de llamar a mi puerta y a esta hora de la noche- -Lo siento Madame pero creo que mis compañeras tienen problemas con un cliente- la dueñas asustada llamo a todos los hombres de seguridad que no tardaron en ir a la habitación, abrieron la puerta a patadas ya que por mucho que llamaron nadie abrió, yo comenzaba a asustarme por lo que me quede en la puerta de mi recamara. Noto los pasos de alguien salir de aquella habitación y mi cara se convirtió en aquella que acababa de ver, el rostro de la Madame era de un blanco muy blanco y sus ojos eran redondos como platos pero sin expresión pero su rostro mostraba horror –Madame que ha pasado- pregunto en el momento en que ella pasa por mi lado pero la señora sigue caminado, uno de los guardias se acerca a mi –Yal es mejor que te vayas por hoy y vuelvas mañana- hice caso a aquellas palabras y entre de nuevo en mi recamara poniéndome algo de ropa para esperar a mi cochero en la entrada del burdel, cuando baje al vestíbulo vi que la dueña estaba hablando por teléfono con la policía los peores pensamientos surcaron mi cabeza cuando escuche la palabra policía, pero no quería importunar a la Madame por lo que salí de aquel lugar sin decir nada.
A la mañana siguiente, el burdel estaba lleno de hombres uniformados y seguro que no eran porque vinieran buscando nuestros servicios, seguro que era por lo de las tres chicas de la otra habitación. La dueña del burdel me contó lo ocurrido y no me lo podía creer, también me dijo que un agente hablaría conmigo muy pronto, asentí a sus palabras y subí a mi recamara, tenia que arreglarla un poco ya que la noche anterior había salido de ella y la había dejado hecha un caos. Amarre las cortinas blancas que tapaban la única pero grande ventana que tenia mi habitación, tendí la cama con suaves mantas de sed color rojo pasión, recogí la poca ropa que había en el suelo, encendí la lámpara que estaba en un lado de la cama, me senté en el borde esperando que aquel hombre viniera hablar conmigo, estaba recordando a aquel hombre pero ahora su rostro me resultaba muy borroso, pero sus ojos seguían grabados en mi memoria, aquellos ojos me miraban desde la oscura noche, me asuste cuando escuche que llamaban a la puerta y una voz hablaba detrás de ella - ¿Señorita? Quisiera hacerle unas breves preguntas.- me quede un momento en silesiano sin levantarme de la cama aquella voz me había asustado de verdad, cuando reaccione me levante de la cama y abrí la puerta –Claro caballero, puede hacer todas las preguntas que guste- me senté en la cama y le ofrecí asiento a mi lado- esperando que cerrara la puerta para tener mas intimidad a la hora de hablar.
Yalinca- Prostituta Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Una espectacular mujer de tez pálida y cabellos dorados me abrió la puerta, invitándome a entrar. Tras reaccionar ante tan exquisita belleza y autoconvencerme de que estaba en horas de servicio, entré en la sala cerrando la puerta tras de mí, aunque no con pestillo pues no lo vi necesario. Antes de dar un paso más, inspeccioné el habitáculo. Se trataba de una gran sala con escasos muebles, un enorme lecho de sábanas rojas en la que permenecía aquella mujer sentada de forma sensual, casi provocativa para cualquier hombre con buen gusto. Seguí paseando mis ojos, escrutando los armarios, unas cortinas, el sillón , sus piernas... ¿sus piernas? ¿A dónde diablos miraba? Meneé la cabeza y alcé la vista hacia su rostro, esbozando una nerviosa sonrisa antes de sentarme en aquél sillón, dejando cierta distancia entre ambos para no dar pie a que aquella situación se me fuera de las manos. Aquél lugar era una tentación constante y mi reto era no sucumbir a ella.
- Bien, señorita, mi nombre es Loukas Giorkas y soy agente de policía.- me presenté antes de nada, tomando el dorso de su mano para besarla efímeramente, percatándome de la suavidad de su tacto.- Usted debe ser Yalinca, ¿me equivoco?- le pedí, volviendo mi espalda inclinada hacia el respaldo del sillón, sin poder quitar los ojos de sus voluptuosos pechos.
Al fin y al cabo, mi lado licántropo hacía que mis instintos humanos se mezclaran con los animales, así que a menudo me veía en situaciones como aquella, donde la tensión sexual era más que palpable.
- Bien, señorita, mi nombre es Loukas Giorkas y soy agente de policía.- me presenté antes de nada, tomando el dorso de su mano para besarla efímeramente, percatándome de la suavidad de su tacto.- Usted debe ser Yalinca, ¿me equivoco?- le pedí, volviendo mi espalda inclinada hacia el respaldo del sillón, sin poder quitar los ojos de sus voluptuosos pechos.
Al fin y al cabo, mi lado licántropo hacía que mis instintos humanos se mezclaran con los animales, así que a menudo me veía en situaciones como aquella, donde la tensión sexual era más que palpable.
Eyra Erikdóttir- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
La noche empezaba a caer sobre las semidesiertas calles de París. La gente comenzaba a retirarse a sus hogares, sabedores de que con la salida de la luna, la ciudad se llenaba de peligros, de bandidos y asaltantes que podían hacer la vida de los ciudadanos un infierno. Pocos humanos sabían que además, entre ellos vagaban criaturas peligrosas, sobrenaturales... criaturas que todavía vagaban en su delirante imaginación. La noche era hora de ese tipo de seres, y de prostitutas que buscaban un buen cliente al que satisfacer para hacer algún dinero y tener extras. El burdel fluía de actividad, y yo como vampira y cortesana... estaba refulgente de algo similar a la vida, a las ansias... a la lujuria. Con ojos avariciosos, caminé a través del salón en el que mis compañeras escogían clientes... o más bien ellos las seleccionaban a ellas. No vi nada de mi interés, y aunque hubo algún que otro interesado... aún tenía el derecho de negarme a atender a los viejos verdes o los jovencitos babeantes que acudían por primera vez al lugar.
A medida que pasaba el tiempo y yo no encontraba una emoción en condiciones, mi humor y mis ánimos se frustraban, y me hacían sumirme en un cinismo que no era agradable ni para mí ni para los demás. De repente, escuché algo que suscitó mi curiosidad, e hizo que me plantease de nuevo mi rutina nocturna. Había un policía en el local, investigando el crimen que se había acontecido unas noches antes. Yo lo había escuchado, pero no había metido demasiado las narices en el asunto por el simple hecho de que un vampiro, uno de los míos, estaba implicado. Aunque pensándolo bien... ¿qué mejor modo de saltarme todo tipo de guión o vaticinio, que metiéndome de lleno en la historia de otro vampiro? Ya estaba fastidiando a mi raza con el mero hecho de ser una cortesana adinerada... ¿Qué más daba lo demás?
Me dirigí a la habitación en la que, según había escuchado, estaba teniendo lugar el interrogatorio de una compañera mía... y me inventé de camino una buena excusa para irrumpir como si nada en la estancia. Bajé un poco el ajustado vestido de seda transparente para que dejase algo más expuesto mi escote, me retoqué el maquillaje y el peinado en uno de los espejos del pasillo... y abrí la puerta de forma quizás demasiado brusca.
-Siento interrumpir, pero hace unas horas que he estado aquí... y creo que me he dejado la ropa interior en algún sitio de la habitación-dije como quien no quiere la cosa, con una sonrisa de fingida inocencia.
A medida que pasaba el tiempo y yo no encontraba una emoción en condiciones, mi humor y mis ánimos se frustraban, y me hacían sumirme en un cinismo que no era agradable ni para mí ni para los demás. De repente, escuché algo que suscitó mi curiosidad, e hizo que me plantease de nuevo mi rutina nocturna. Había un policía en el local, investigando el crimen que se había acontecido unas noches antes. Yo lo había escuchado, pero no había metido demasiado las narices en el asunto por el simple hecho de que un vampiro, uno de los míos, estaba implicado. Aunque pensándolo bien... ¿qué mejor modo de saltarme todo tipo de guión o vaticinio, que metiéndome de lleno en la historia de otro vampiro? Ya estaba fastidiando a mi raza con el mero hecho de ser una cortesana adinerada... ¿Qué más daba lo demás?
Me dirigí a la habitación en la que, según había escuchado, estaba teniendo lugar el interrogatorio de una compañera mía... y me inventé de camino una buena excusa para irrumpir como si nada en la estancia. Bajé un poco el ajustado vestido de seda transparente para que dejase algo más expuesto mi escote, me retoqué el maquillaje y el peinado en uno de los espejos del pasillo... y abrí la puerta de forma quizás demasiado brusca.
-Siento interrumpir, pero hace unas horas que he estado aquí... y creo que me he dejado la ropa interior en algún sitio de la habitación-dije como quien no quiere la cosa, con una sonrisa de fingida inocencia.
Hestia Stathopoulos- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
En caballero había entrado y estaba tan nerviosa que ni siquiera había visto a quien había invitado a mi recamara, cuando por fin alce la vista vi a un apuesto caballero que se dirigía al sillón que se encontraba cerca de la cama. Coge mi mano y da un beso en ella –me gustaría decir que es un placer conocerlo y tenerlo aquí pero no creo que sea la ocasión- mientras hablo no puedo apartar los ojos de aquel cuerpo tan maravilloso que se encontraba en mi habitación, como me gustaría que las circunstancias fueran otras, pero quien dijo que no podían ser otras. Me cruzo de piernas hacinado que mi pequeño vestido se suba un poco y deje mi pierna descubierta casi por completo. La mirada del joven hacia que me sintiera alagada por mi belleza lo cual me incitaba a resaltar mis puntos fuertes en presencia de él, aunque fuera un policía, tenia que estar con el. Dejo de pensar tantas tonterías y me centro de nuevo en la conversación. –Si monsieur mi nombre es Yalinca y déjeme decirle que estoy dispuesta a hacer todo lo que me pida- esta ultima palabra la resalto con algo de picardía –ya he hablado con otros amigos compañeros suyos, no se que mas puedo contarles- cruzo mis manos sobre mis rodillas y mi cuerpo se hecha hacia delante dejando ver el camino de mis pechos.
Me disponía a acercarme un poco mas a él pero la puerta de mi recamara se abrió de golpe y Hestia una de las señoritas del Burdel entro sin pedir permiso. No tardo en levantarme y ponerme al lado de ella –Ya decía que esa ropa no era mía- le señalo el primer cajón de el tocador –ya hablaremos de porque estaba eso aquí, tu tienes tu cuarto- le hago un ademán con la mano de que siga el camino por el cual entro. –Ahora mismo estoy ocupada con el caballero, así que cuando me desocupe te buscare- vuelvo al lado de el policía esperando que la puerta se cierre para proseguir con el interrogatorio.
Me disponía a acercarme un poco mas a él pero la puerta de mi recamara se abrió de golpe y Hestia una de las señoritas del Burdel entro sin pedir permiso. No tardo en levantarme y ponerme al lado de ella –Ya decía que esa ropa no era mía- le señalo el primer cajón de el tocador –ya hablaremos de porque estaba eso aquí, tu tienes tu cuarto- le hago un ademán con la mano de que siga el camino por el cual entro. –Ahora mismo estoy ocupada con el caballero, así que cuando me desocupe te buscare- vuelvo al lado de el policía esperando que la puerta se cierre para proseguir con el interrogatorio.
Yalinca- Prostituta Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Parecía que de pronto, la cortesana se daba cuenta de lo que causaba en mí su sola presencia, puesto que sus gestos e insinuaciones empezaban a excitarme de veras, notando cierto bulto en mi apretado pantalón... sobretodo cuando ella se inclinó y mostró parte de sus pechos, con un escote que no tenía fin. Tragué saliva ruidosamente y bajé la mirada a mi bloc de botas que había sacado de un bolsillo interior de mi chaqueta policial, no sin antes desabrocharme levemente mi corbata, pues casi me estaba asfixiando por aquél insoportable calor. Aquél morboso calor.
Abrí la boca para realizar mi primera pregunta cuando de pronto, la puerta se abrió con brusquedad y apareció otra muchacha, vampira esta vez, más destapada y dejando menos a la imaginación que la primera. Mi boca se hizo casi literalmente agua y me relamí de forma insconsciente, sintiendo mis impulsos para atacarlas a ambas y adueñarme de sus cuerpo femeninos. Pero me contuve.
Era un policía honrado y estaba en horas de trabajo, no podía sucumbir a aquella tentación. No obstante el motivo que aquella segunda mujer había alegado me puso casi frenético, pues a través de su fina tela podía entrever que no se escondía nada más que su piel.
- No me importa, si tienen algún asunto puedo esperar fuera.- comenté con una sonrisa ladeada, poniéndome en pie cuando Yalinca se sentó de nuevo después de echar a la chica. Me dirigí a la puerta pero ella permanecía allí, cruzándose en mi paso. La miré con una ceja alzada, sin comprender muy bien aquella situación.- ¿Me... permite?- le pedí con cordialidad, alargando mi mano al pomo de la puerta.
Abrí la boca para realizar mi primera pregunta cuando de pronto, la puerta se abrió con brusquedad y apareció otra muchacha, vampira esta vez, más destapada y dejando menos a la imaginación que la primera. Mi boca se hizo casi literalmente agua y me relamí de forma insconsciente, sintiendo mis impulsos para atacarlas a ambas y adueñarme de sus cuerpo femeninos. Pero me contuve.
Era un policía honrado y estaba en horas de trabajo, no podía sucumbir a aquella tentación. No obstante el motivo que aquella segunda mujer había alegado me puso casi frenético, pues a través de su fina tela podía entrever que no se escondía nada más que su piel.
- No me importa, si tienen algún asunto puedo esperar fuera.- comenté con una sonrisa ladeada, poniéndome en pie cuando Yalinca se sentó de nuevo después de echar a la chica. Me dirigí a la puerta pero ella permanecía allí, cruzándose en mi paso. La miré con una ceja alzada, sin comprender muy bien aquella situación.- ¿Me... permite?- le pedí con cordialidad, alargando mi mano al pomo de la puerta.
Eyra Erikdóttir- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Nada más entrar, me quedé mirando al policía con los ojos entrecerrados, dudosa... quizás porque podía aspirar desde la misma puerta el aroma a licántropo que me llegaba desde su persona. Era un lobo... genial. Ya no sólo estaba metido en el asunto un vampiro, sino también uno de nuestros enemigos acérrimos. Tuve que echar mano de toda mi fuerza de voluntad para no esbozar una sonrisa divertida. Eso iba a ser más interesante de lo que pensaba en un principio. Tenía en mi mano la oportunidad de deslustrar una vez más a la raza vampírica con un as en la manga: un licántropo, que se encontraba sentado, ante mí... Era todo demasiado perfecto. Al menos hasta que Yalinca intentó echarme de malos modos. Intenté lanzarle una mirada de complicidad. Yo no iba a dejar escapar semejante oportunidad como si nada... lucharía por quedarme allí y hacer... de todo, con ese lobito.
De repente vi que el mismo policía se levantaba y se dirigía hacia mí, o más bien hacia la puerta en la que yo estaba situada. Me crucé de brazos, mirándole con el entrecejo fruncido y esta vez sí... una sonrisa pícara dibujada en el rostro.
-Creo que no debe irse caballero, y yo tampoco... ¿O acaso te incomodo, querida?-dijo esto último mirando a su rubia compañera, mientras le guiñaba un ojo. Si todo salía como pensaba... sería una noche estupenda. Tomó la ropa interior... y la miró divertida.
De repente vi que el mismo policía se levantaba y se dirigía hacia mí, o más bien hacia la puerta en la que yo estaba situada. Me crucé de brazos, mirándole con el entrecejo fruncido y esta vez sí... una sonrisa pícara dibujada en el rostro.
-Creo que no debe irse caballero, y yo tampoco... ¿O acaso te incomodo, querida?-dijo esto último mirando a su rubia compañera, mientras le guiñaba un ojo. Si todo salía como pensaba... sería una noche estupenda. Tomó la ropa interior... y la miró divertida.
Hestia Stathopoulos- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Miro desde la cama a Loukas y a Hestia, veo como me guiña el ojo tal vez ella podría ayudarme con el policía y si se unía a la fiesta por mi no había problemas ya que las pocas veces que había visto a Hestia me había llamando la atención. Me cruzo de brazos y llamo al policía –Monsieur Loukas tal vez pueda aportar algo a la investigación no le parece- le guiño el ojo a Hestia y le señalo un lugar en mi cama cerca de mi –puedes entrar, acabábamos de empezar el interrogatorio y no creo que al policía le importe interrogarnos a las dos al mismo tiempo, además a mi no me incomoda tu presencia, al contrario me siento mas tranquila- Mis ojos no pierden ni un segundo los movimientos de Loukas ya que deseaba que se quedara en mi cuarto, como veo que no reacciona me levanto de la cama y lo tomo de la mano mientras me posiciono detrás de él haciendo que mis pechos toquen su espalda suavemente deseando que note mi calor cerca de el.
Yalinca- Prostituta Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Aquello empezaba a ponerme realmente nervioso y sabía que lo ideal era dar media vuelta y regresar en otro momento, o quizás mandar al enclenque de Paul para que hiciese aquél trabajo. Aunque la idea de dejarle a él al mando de aquella investigación era realmente un suicidio.
Miré a las mujeres que parecían realmente divertidas y con un disimulado gesto de mi mano contra mi frente, limpié algunas gotas de sudor que empezaban a delatar mi nerviosismo. La primera muchacha habló, proponiendo que la segunda se quedara para relatar también su visión de lo ocurrido. Aquello me hizo vacilar... si ya era duro tener a una mujer semejante ante mí y en un cuadrilátero que incitaba hacer de todo menos preguntar... ¿qué ocurriría habiendo dos mujeres? Tragué saliva y carraspeé hasta que las manos de Yalinca me arrastraron al lecho, haciendo un movimiento con sus senos contra mi espalda que sin duda, revivió una parte de mí que había estado dormida mucho tiempo... quizás demasiado.
- Está bien, en tal caso necesitaré su nombre, señorita.- dije bajando la mirada a mi bloc de notas antes de alzar la vista hacia la segunda cortesana, intentando que mis dedos trémulos no arrugaran la página en blanco que sostenía.
Miré a las mujeres que parecían realmente divertidas y con un disimulado gesto de mi mano contra mi frente, limpié algunas gotas de sudor que empezaban a delatar mi nerviosismo. La primera muchacha habló, proponiendo que la segunda se quedara para relatar también su visión de lo ocurrido. Aquello me hizo vacilar... si ya era duro tener a una mujer semejante ante mí y en un cuadrilátero que incitaba hacer de todo menos preguntar... ¿qué ocurriría habiendo dos mujeres? Tragué saliva y carraspeé hasta que las manos de Yalinca me arrastraron al lecho, haciendo un movimiento con sus senos contra mi espalda que sin duda, revivió una parte de mí que había estado dormida mucho tiempo... quizás demasiado.
- Está bien, en tal caso necesitaré su nombre, señorita.- dije bajando la mirada a mi bloc de notas antes de alzar la vista hacia la segunda cortesana, intentando que mis dedos trémulos no arrugaran la página en blanco que sostenía.
Eyra Erikdóttir- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Tras unos minutos de terrible espera y calma, finalmente acabaron los tres en la misma habitación, a distancias prudentes... pero igualmente excitantes teniendo en cuenta el lugar en el que se encontraban y lo que su compañera y ella misma representaban. No le pasó desapercibido el nerviosismo del licántropo, aunque dudaba si era realmente por el atractivo y el magnetismo del que ambas hacían alarde, o simplemente por las diferencias y los enfrentamientos que sus respectivas razas siempre habían mantenido a pesar del inexorable paso del tiempo. Tomó su lugar, apartándose un rojizo y rebelde mechón de cabello del rostro, sin retirar la mirada de las dos personas con las cuales al parecer mantendría una suculenta y curiosa noche.
Atrevida, echándo toda la carne en el asador, cruzó sus piernas de forma provocativa, frotándo la cara interna de un muslo con la del otro, y produciendo con ello un suave sonido de fricción de la seda del vaporoso vestido contra su piel. La seda negra revelaba cada detalle de forma demasiado evidente, y estaba convencida... de que eso no les pasaría desapercibido ni a Yalinka ni al curioso detective. Con una media sonrisa traviesa dibujada en su rostro, escuchó las palabras del licántropo y suspiro, con voz dulce y aterciopelada, antes de responderle.
-Hestia, Hestia Stathopoulos si necesitas más información... Y, por experiencia, puedo deletrearle el apellido si así lo desea-se encogió de hombros, quitándole hierro al asunto mientras observaba alrededor de la sala, buscando algo de beber-. Yal... ¿tienes algo por aquí para servir unas cuantas copas? Si nos va a interrogar a ambas, la noche se nos hará larga, y no deseo que se le quede la boca... seca, a nuestro invitado de honor-dice con algo de retintín, que quizás a los demás les pasase desapercibido, pero que a ella le resultaba divertido.
Atrevida, echándo toda la carne en el asador, cruzó sus piernas de forma provocativa, frotándo la cara interna de un muslo con la del otro, y produciendo con ello un suave sonido de fricción de la seda del vaporoso vestido contra su piel. La seda negra revelaba cada detalle de forma demasiado evidente, y estaba convencida... de que eso no les pasaría desapercibido ni a Yalinka ni al curioso detective. Con una media sonrisa traviesa dibujada en su rostro, escuchó las palabras del licántropo y suspiro, con voz dulce y aterciopelada, antes de responderle.
-Hestia, Hestia Stathopoulos si necesitas más información... Y, por experiencia, puedo deletrearle el apellido si así lo desea-se encogió de hombros, quitándole hierro al asunto mientras observaba alrededor de la sala, buscando algo de beber-. Yal... ¿tienes algo por aquí para servir unas cuantas copas? Si nos va a interrogar a ambas, la noche se nos hará larga, y no deseo que se le quede la boca... seca, a nuestro invitado de honor-dice con algo de retintín, que quizás a los demás les pasase desapercibido, pero que a ella le resultaba divertido.
Hestia Stathopoulos- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Mis ojos se encontraban mirando a Loukas cuando Hestia capto mi atención –Algo de beber, *me quede pensativa un momento mientras recorría mi recamara con la mirada* creo que si- termine diciendo para luego levantarme de la cama y acercarme al armario en el cual había un pequeño cajo en el cual solía esconder unos vinos especiales, rebusque en ellos buscando el apropiado para la ocasión, al final termine cogiendo el mas cara y de sabor mas exquisito, antes de cerrar el cajón cogi tres copas de vino y volví con Loukas y Hestia extendiéndole una copa a cada uno y después llenándola de vino –Espero que os guste mi vino, no suelo sacarlo a menos que sea un momento especial e importante y yo creo que este momento lo necesita- guiño el ojo a Loukas, y me siento cerca de él –cuando quiera puede comenzar con las preguntas caballero- Aquel hombre tenia algo que llamaba mucho mi atención pero no sabría decir que cosa, casi siempre me sentía mas atraída por las mujeres y con los hombres mi relación era puro trabajo y negocios nunca placer, pero aquel hombre hacia que deseara tocar su cuerpo como nunca antes lo había hecho.
Serví algo de vino en mi copa y comencé a mojar mis labios poco a poco mientras pasaba la mirada a la señorita que nos acompañaba, era realmente hermosa hasta ahora me había dado cuenta de cuanta hermosura me rodeaba con aquellas dos personas, mi cuerpo comenzó a entrar en calor por lo cual tuve que bajar la mirada y respirar profundamente.
Serví algo de vino en mi copa y comencé a mojar mis labios poco a poco mientras pasaba la mirada a la señorita que nos acompañaba, era realmente hermosa hasta ahora me había dado cuenta de cuanta hermosura me rodeaba con aquellas dos personas, mi cuerpo comenzó a entrar en calor por lo cual tuve que bajar la mirada y respirar profundamente.
Yalinca- Prostituta Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Tomé una copa y me serví el vino intentando que aquél gesto tan casual sirviera para tranquilizarme, por muy difícil que aquello fuera. Tragué saliva y tomé un sobro de aquél líquido carmesí, serenándome.
- Oh, sí, disculpe.- murmuré cuando Yalinca me pidió que empezara mi interrogatorio.- Díganme, señoritas, dónde estaban y qué hacían anoche alrededor de la una de la madrugada?- les pedí, usando mi pluma para apuntar cualquier detalle que ambas cortesanas pudieran aportar a la investigación.
No las miraba. Tenía mis ojos clavados en mi bloc de notas, sabiendo que si alzaba la vista, ellas verían la fragilidad en mi persona, mis instintos animales reclamando el poseerlas, el arrancarles las ropas, el penetrarlas con dureza, el sentirlas bajo mi cuerpo, el adueñarme de sus besos sólo por una sola noche... Volví mi atención al vino, dando otro trago con la mano temblorosa. Cuando me dispuse a dejar la copa en la mesa de al lado, ésta cayó haciendo un pequeño estruendo y rompiéndose en mil pedazos. ¡Maldita fuera mi torpeza! Me alcé del asiento y me acuclillé en el suelo, empezando a recoger los pedazos con cuidado de no cortarme.
- Lo lamento mucho, señorita, prometo pagarle la copa.- susurré con ansiedad.
- Oh, sí, disculpe.- murmuré cuando Yalinca me pidió que empezara mi interrogatorio.- Díganme, señoritas, dónde estaban y qué hacían anoche alrededor de la una de la madrugada?- les pedí, usando mi pluma para apuntar cualquier detalle que ambas cortesanas pudieran aportar a la investigación.
No las miraba. Tenía mis ojos clavados en mi bloc de notas, sabiendo que si alzaba la vista, ellas verían la fragilidad en mi persona, mis instintos animales reclamando el poseerlas, el arrancarles las ropas, el penetrarlas con dureza, el sentirlas bajo mi cuerpo, el adueñarme de sus besos sólo por una sola noche... Volví mi atención al vino, dando otro trago con la mano temblorosa. Cuando me dispuse a dejar la copa en la mesa de al lado, ésta cayó haciendo un pequeño estruendo y rompiéndose en mil pedazos. ¡Maldita fuera mi torpeza! Me alcé del asiento y me acuclillé en el suelo, empezando a recoger los pedazos con cuidado de no cortarme.
- Lo lamento mucho, señorita, prometo pagarle la copa.- susurré con ansiedad.
Eyra Erikdóttir- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Sonreí al notar las atenciones excesivas que Yalinka prestaba a nuestro especial invitado, unas acciones que para otra persona habrían pasado desapercibidas, pero que para mí, su compañera, resultaban evidentes. Además, mi continua manía de observarlo todo al detalle, no me hacía fácil el evitar fijarme en ciertos gestos... entre ellos el de sacar un vino tan caro. La mayoría de las prostitutas escatimábamos en atenciones. Los hombres que acudían a visitarnos eran moles de carne y hueso, poseídas por la testosterona y el vicio, no necesitaban que les regalásemos una sonrisa o que pusiésemos pétalos de rosa en la cama. Cuando llegaban ante nuestra persona, eran como bestias en celo, capaz de lanzarse sobre esa gacela que se les resistía. Y estaba convencida... de que ese lobo que inundaba la habitación con un aroma no muy agradable para mí, no era distinto de los demás. Podía percibir su excitación y su nerviosismo... Mi "amiga" era mucho más exuberante que yo, mucho más bonita físicamente, y eso era algo que yo reconocía... pero yo no era humana, y el efecto que tenía sobre los hombres y algunas mujeres tampoco era natural. Incluso con los pechos pequeños y un rostro exótico poco habitual, era capaz de hacer que el sexo contrario comiese de mi mano.
Escuché como en una ensoñación cómo la copa caía contra el suelo, y se deshacía en mil pedacitos. Otra nueva muestra de lo mucho que el licántropo se estaba conteniendo, y lo que deseaba en realidad: que abriésemos las piernas y nos dejásemos poseer como hembras en celo. Antes de que Yalinka pudiese levantarse, yo misma me erguí, dejando mi propia copa a un lado y dando una vista perfecta de mis esbeltas piernas, y mi torneado trasero... mientras me agachaba de forma sensual para recoger los fragmentos de cristal del suelo, siempre con esa sonrisa de suficiencia que me caracterizaba en el rostro.
-Anoche a la una de la madrugada estaba atendiendo a uno de los clientes habituales-me encogí de hombros, y mientras hablaba seguía recogiendo los pedacitos de cristal, buscándolos además entre las fibras de la alfombra manchada-. Le hice un buen servicio: una felación, penetración por delante, penetración por detrás... lo típico de un completo-se ríe nuevamente... imaginándose los efectos que sus palabras y su detallada descripción tendrían en el macho-. Empezamos a las doce y media, y terminamos sobre las dos de la madrugada.
Escuché como en una ensoñación cómo la copa caía contra el suelo, y se deshacía en mil pedacitos. Otra nueva muestra de lo mucho que el licántropo se estaba conteniendo, y lo que deseaba en realidad: que abriésemos las piernas y nos dejásemos poseer como hembras en celo. Antes de que Yalinka pudiese levantarse, yo misma me erguí, dejando mi propia copa a un lado y dando una vista perfecta de mis esbeltas piernas, y mi torneado trasero... mientras me agachaba de forma sensual para recoger los fragmentos de cristal del suelo, siempre con esa sonrisa de suficiencia que me caracterizaba en el rostro.
-Anoche a la una de la madrugada estaba atendiendo a uno de los clientes habituales-me encogí de hombros, y mientras hablaba seguía recogiendo los pedacitos de cristal, buscándolos además entre las fibras de la alfombra manchada-. Le hice un buen servicio: una felación, penetración por delante, penetración por detrás... lo típico de un completo-se ríe nuevamente... imaginándose los efectos que sus palabras y su detallada descripción tendrían en el macho-. Empezamos a las doce y media, y terminamos sobre las dos de la madrugada.
Hestia Stathopoulos- Vampiro Clase Alta
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Re: Orgía de sangre [Yalinca]
Se notaba que Loukas estaba nervioso y prueba de ello era la copa yacía sobre mi alfombra color verde esmeralda –No se preocupe- dije sonriendo, la verdad no tenia problema el que la hubiera manchado ya que cada 5 días solía cambiar toda la decoración de mi habitación porque ver siempre lo mismo me aburría muchísimo, antes de que yo me levantara a recoger los trozos de cristal mi compañera Hestia se me adelanto y con movimientos muy sugerentes recogió cada uno de los cristales que se habían desperdigado por toda la alfombra y mientras recogía contó lo que ella había hecho la noche en que ocurrió la tragedia. Mientra hablaba no podía dejar de mirar la forma de su trasero y sus hermosas piernas, se que yo era una mujer pero eso no tenia importancia yo sabia disfrutar del sexo tanto con hombres como con mujeres y la verdad las mujeres solían ser mucho mejores que los hombres. Mientras mis ojos desnudaban a aquella mujer mis oídos estaban atentos a cualquier palabra que digiera el apuesto policía.
Yalinca- Prostituta Clase Alta
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