Madrugada ¿a la deriva? {Priv-Luca}

por **Candy Al-Fahaeled** Miér Sep 21, 2011 4:10 pm

·2:30 de la madrugada, Otoño·

Se había despertado incluso antes de que el sol se ocultara por completo, por lo que pudo ver, desde un pequeño hueco entre las cortinas como la luz solar desaparecia en el horizonte dando paso, lentamente a la noche en donde ella vivia.Sonrio sinceramente como hacia años que no hacia y-con inusitado buen humor en ella-se dirigio a su armario para decidir que ponerse aquella noche en donde estaba segura, las estrellas brillarian mas que otras noches.
¿El por que de su buen humor?
No lo sabia, pero suponia que era por el hecho de haber podido ver, aunque fuera tan solo unos segundos, la luz del sol despues de tanto tiempo viviendo en la noche.
Segun ella, eso animama a cualquiera.

-Blanco-murmuro para si mientras sacaba un vestido, que, en contadas ocasiones habia usado-dos para ser exactos-y que ella siempre evitaba incluso tocar.
Pero aquella noche, su caracter parecia haberse vuelto el de la Candy dulce y alegre que era antes, cuando aun era mortal.Humana.
Sonrio ampliamente y se vistio.

Aquella noche no sabia que hacer.¿Cenar?¿Ir al burdel?¿Notre Dame?¿Al lago? Podia ir a miles de sitios, pero ninguno parecia llamarle lo suficiente la atención, por lo que opto de caminar hasta que su instinto le dijese que había llegado al lugar perfecto o-en su defecto-hasta que tuviese que volver a su hogar por que la mañana se acercaba.
Aquella vez, deseaba estar mas tiempo fuera de su hogar, disfrutar de la brisa nocturna, el cielo estrellado...las cosas que siempre hacia, pero que por razones diferentes nunca contemplaba. Aquella vez, si.

Caminado, paso tras paso, llego hasta la plaza, en donde se dejo caers sentada en uno de los muchos bancos que por alli habia, con los ojos puestos en el cielo sobre ella y que brillaba con intensidad.
Su cabello danzaba libre al viento, rizado, dandole un aspecto angelical a su rostro.Su traje largo, parecido a las de las cortesanas, blanco, resaltaba su palidez y el profundo azul de sus ojos.

Aquella noche, Candy deseaba brillar tanto como las estrellas del firmamento.

por Invitado Miér Sep 21, 2011 4:48 pm

Cuando la última luz del día se apagó, Luca abrió con fuerza las cortinas del gran salón. Observó como las luces de las casas empezaban a dar vida a la ciudad, lo que le provocó una tenue pero efímera sonrisa en sus labios.- Una nueva noche.-Dijo a la vez que se pasaba la mano por la barbilla acariciándosela pensativo. Cómo cualquier otra noche, no sabía que haría ni hacia donde iría, dejaría que sus pasos lo guiasen hacia su lugar de llegada.

Tomó del perchero su capa colocándosela sobre los hombros con elegancia, tras eso también tomó el sombrero haciendo lo mismo, ya estaba totalmente listo para un nuevo “día”. Abrió las puertas del lugar y salió totalmente a la calle, antes de iniciar su paseo se acomodó bien, Luca era el típico galán de ciudad, el cual encandelaba a una mujer con una sola mirada o sonrisa y para ello debía estar siempre perfectamente arreglado. Minutos después estaba caminando tranquilamente calle arriba, mantenía siempre un mismo paso, no muy rápido pero tampoco excesivamente lento.

Por el camino se cruzó alguna que otra mujer, lo que provocó que este girase levemente la cabeza para seguirlas con la mirada, y es que cualquier mujer lo hacía estremecer con aquel contoneo de caderas que tanto las caracterizaba, aún así aquello no lo hizo parar no acaparaban su total interés.

El camino hacia su destino se le hizo realmente corto pues algo llamó la atención de Luca, una silueta en la distancia hizo que él se parase y decidiese que aquel sería su destino final. El hombre caminó de forma lenta hacia el banco que estaba ocupado y se colocó detrás de la dama, manteniendo una notable distancia, tras eso la observó interesado pero no hizo ni dijo nada, volvió su mirada hacia el cielo y sonrió de medio lado.- Hoy las estrellas sienten envidia de ti.-Musitó con un tono sereno y suave, como si se tratase de un susurro al viento. Llevó su mano diestra hasta la parte alta del sombrero y se lo quitó con cuidado, inclinando levemente la cabeza para hacer aquella acción más fácil.

por **Candy Al-Fahaeled** Miér Sep 21, 2011 5:24 pm

Ensimismada como estaba durante su paseo, no habia notado el hecho de que mas gente de la pensada-mas de la que solia encontrarse a aquellas horas de lonoche-paseaban por las calles parisinas dandole vida a las horas nocturnas. No se habia dadon cuenta, pero en aquellos momentos que se sentaba en un solo lugar, con la mente en el cielo, si lo notaba. No por que la plaza estuviese llena de gente, sino que recordaba haber saludado a algun cliente de su restaurante durante su trayecto, aunque no era un recuerdo demasiado conciso.
Bueno... tampoco es algo que le importara demasiado. Si no lo recordaba con lujo de detalle era por que su mente no lo creia importante y en ese, caso no valia la pena molestarse en preocuparse por tonterias.

La noche carecia de luna-luna nueva y ni siquiera ella lo había notado- por lo que las estrellas eran, como cada noche una vez al mes, dueñas absolutas del cielo, brillando como diamantes desde lo alto.
Romantico.Magico.Unico.Una de las pocas cosas que lograba abrir el duro y frio corazón de piedra que era el de Candy.
Con una coraza que nadie podia derrumbar, y que se habia creado en el mismo instante en el que supo en lo que se habia convertido y tuvo que desaparecer de la vida de su abuela para siempre.Abandonar Venecia.Alejarse de su hogar.

Nego con la cabeza y suspiro, dejando vagar sus ojos azules por el lugar, cuando una voz detras de ella, hizo que girase su rostro con rapidez para saber quien era el que osaba interrumpirla.

Un caballero-por lo que parecia por su pose-que ella no conocia-y de eso estaba segura-y que era realmente atractivo, mas eso no le impresiono.Solo lo hizo su aroma, similar al suyo.Entonces cayo en lo que habia escuchado y una de sus perfectas cejas se arqueo, mientras que ella se quitaba un mechon de cabello castaño de su rostro, para poder ver al recien llegado.

-No se por que deberian tener envidia de mi las estrellas, sin duda, ellas son las diosas de la noche hoy-contesto con su voz fria de siempre.Que estuviese de buen humor no significaba que fuera a cambair su forma de ser para con los demas-Buenas noches, monsieur-comento, antes de girarse de nuevo y volver a clavar sus ojos en el cielo.

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