AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Heterosexual
Rumanía- Los Cárpatos Facción 2: BIBLIOTECARIOS
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- FICHA DE RAVEN DROOKS :
De oscuros cabellos como la oscuridad de la noche, de bellos ojos azules como un diamante. Su piel es pálida y posee unos labios dignos de ser besados. Solamente el afortunado se llevara el premio gordo. Mide 1'69 junto con una figura de escándalo que podría llegar a ser el de una diosa de la belleza, aunque ella prefiere ir por otro lado. Suele ir siempre a la última moda, viste elegante y con estilo propio, pero prefiere los colores oscuros, entre ellos el rojo y el negro, colores de la Orden Escarlata. El dorado lo soporta, pero prefiere vestir las joyas de plata que su familia diseñan y venden por todo el mundo. Aunque ahora se están dando a conocer. No suele ir con aspecto cargado, dos o tres adornos le son suficientes. Tiene una bella sonrisa, la cual siempre le ayuda para cualquier aprieto. De mirada penetrante, cejas y rostro pulcro y fuera de imperfecciones. Le gusta llevar vestidos ajustados y pantalones cómodos con los que poder montar a caballo horas y horas y no despegarse de la silla de montura. En realidad, le gustan los marrones, pero no puede llevar nada que lleve morado. No le gusta.
Con sentido del humor, se ríe, se emociona con facilidad, puede enfadarse mucho o depende de la gravedad del problema. Es una joven madura y sabe lo que hay en la vida, aunque a veces se comporte como una cría pequeña cuando se trata de querer algo que le gusta mucho. A veces caprichosa, sí, pero siempre dentro de unos límites. Cuando algo le disgusta solo se cierra en ella y su rostro alegre se cambia por uno frío y severo. Directa en cuanto debe y otras veces procura decir las cosas lo mejor que puede para que no sienta mal a cierta persona. Cuidadosa en su lenguaje y bastante simétrica en las cosas, al igual de que todo tiene que estar perfecto. A tenido malas relaciones por su forma tan libre de ser, aunque con el tiempo ha ido acostumbrándose a ello y ya le da lo mismo lo que opinen de ella. Le gusta matar....a seres feos y malos que hayan por el mundo, protectora de los animales y no le gusta entrometerse donde no le llaman, pero no puede resistirlo y en cuanto puede, echa una mano a quien necesite de ella. No puede evitar sentir una cierta debilidad por los niños e ir a cada orfanato de cada país por el que pasa a regalarles una sonrisa cuando puede y si su fortuna se lo permite, una gran tarta de chocolate es bien recibida. Golosa a mas no poder, pero dado al ejercicio que hace todos los días no gana ni un solo gramo. Es inteligente y bastante curiosa cuando escucha algo que capta su atención. ¿Oyeron eso de que la curiosidad mato al gato? Pues ella es el gato...y por aquello, la curiosidad, le ganó.
Nací el 31 de octubre de 1777 en los Cárpatos, Rumanía. Nací bajo el seno de una familia adinerada junto con la bendición de Ceres y una buena maña para los negocios en la preciosa capital de Rumanía. Mis padres manejaban con fluidez los trámites en el banco de la capital, yo mientras tanto estaba en mi cuna, con varias niñeras cuidándome de vez en cuando. Cuando crecí, fui a la escuela, fui adquiriendo clase, compostura. Me enseñaban como moverme con gracia en los movimientos de danza clásica y por supuesto, mi belleza no pasaba desapercibida. Los profesores, el profesorado me consideraba una estudiante modelo a seguir y en cuanto me di cuenta, siendo inteligente y audaz, conseguí enterarme de algo que posiblemente fuese una amenaza para mi familia. Para entonces ya tendría diez años. Creí que todo era más que imaginaciones mías, pero una chica de último curso hablaba mucho de una Orden Escarlata. Odiaba sentir curiosidad dentro de mí, pero no podía aguantar más y me dispuse a preguntarle a que se refería con aquello. Simplemente, como respuesta recibí una mirada seria y fría de aquella chica, para después tirarme al barro del patio de la escuela, manchando mi uniforme plateado y reírse para colmo de mí delante de todos los presentes de la escuela. Varios profesores vinieron en mi ayuda, llamaron a mis padres y estos, con un rostro preocupado en su rostro, se presentaron enseguida en la puerta del despacho del director. El director les conto que una alumna con bastante mal genio, me había tirado al barro y por supuesto mis padres no se iban a quedar de brazos cruzados. Era cierto que nuestro apellido no parecía ser muy llamativo, pero teníamos una reputación bastante alta y la verdad no hacíamos nunca ningún mal a nadie. La verdad que a los tres días, esa chica estaba mudándose con su familia a otro país. Si, si. Todo eso está muy bien en defensa del menor, pero ¿Qué hay sobre lo que escuche de “La Orden Escarlata”?
Cuando se lo pregunte a mi padre, me miro con una sonrisa y me enseño un álbum de fotografías, en el cual había fotos de graduación de aquella Orden. El álbum en si era de aquella Orden, de rojo sangre, igual que las escamas de un Dragón al puro fuego hirviente, con ribetes dorados y plateados haciendo espirales y en el centro de la tapa frontal, unas letras “EO”, juntas y grabadas en una preciosa caligrafía. Me fue mostrando las fotos de cuando él estaba en aquella orden, cuando disfrutaba el manejo de las armas, de los conocimientos que adquiría en cada lección aprendida dentro de ese lugar. Le escuchaba atentamente como si me estuviera poniendo en la cara una piruleta delante de mí y no le quitara ojo de encima. Asentía y preguntaba, me sorprendía en cada relato que algo dentro de mí me decía que me metiera dentro de aquella Orden. Pero tendría que esperar seis años más para meterme dentro de aquella Orden. Una cosa que no entendía, era que si al ser un cazador lo eras para toda tu vida, ¿Por qué mi padre era Banquero?
-Padre...-Dije dulcemente-¿Por qué eres banquero...y no cazador?-Tenía que saberlo aunque la razón y la respuesta de aquella pregunta fuera la persona que me había dado a luz. Mi padre sonrió ante la pregunta, me acaricio el pelo y me miro a los ojos.
-Hubo alguien mucho más ágil en atrapar mi corazón, Raven.-Dijo con timidez y no dijo nada mas mientras cerraba el álbum de fotografías. Sonreí....levemente. Era cierto que mi padre había seguido los instintos del corazón, habría dejado la Orden por mi madre, pero nada habría de malo en seguir lo que te gustaba hacer. En eso mi padre me había decepcionado ya a mi corta edad. Me levante de la silla en la que me acomodaba para estar al lado de mi padre y me dirigí hacia la puerta, me giré e hice una reverencia.
-Buenas noches padre-Dije mientras me alejaba de aquella sala de estudio.
Todas las noches, en los cumpleaños que faltaban por cesar, pedía que llegara el día de cuando me pudiera meter en aquella Orden la cual mi padre y mi madre, no estaban de acuerdo con que desperdiciara mi vida en algo como ser cazadora, que aprovechara lo que tenia para seguir estudiando o que buscara algún marido que me quisiera, pero a mí no me iba eso de desperdiciar mi vida por tonterías de amor que luego siempre acaban mal. Sí, me metía en la Orden, podría tener un trabajo y al menos vivir de algo. Mis padres, para mi sorpresa me llevaron a visitar dicho edificio que se encontraba en París. ¡DIOS MIO! En cuanto lo vi, ¡¡se me cayeron los ojos al suelo!! Ese sitio era enorme, lo tenía súper decidido, quería entrar ahí. Y en efecto, después de estar hablándolo con mis padres junto con un director, cardenales y unas monjas, que por cierto eran muy simpáticas, rellenamos unos formularios, los tres...pero algo no me encajaba. De nuevo la curiosidad invadía mi cuerpo, pero esta vez, decidí callarme y con rostro preocupado mire a mis padres, ellos...bueno, mi madre tenía el rostro oculto entre sus manos, jugaba con el cierre de sus pendientes, en cambio mi padre miraba con cierto aire melancólico a los alrededores, tocando la madera de las sillas como si fuera la última vez que viera ese sitio. Disimuladamente miré al profesorado y en cuanto vi a un señor vestido de rojo, con una cruz dorada en su cuello, enseguida supe que no me iba a llevar nada bien con ese hombre.
Después de dos semanas, una de ida y otra de vuelta con toda mi ropa empaquetada, volvía a la Orden Escarlata para comenzar lo que quería ser. Antes de que me fuera a las habitaciones del sector femenino, mi padre se puso delante de mí y me susurro que fuese fuerte mientras permanecía en la orden. A mí me era indiferente, eso ya lo sabía. Desde entonces mi padre no había vuelto a ser el mismo de siempre y mi madre había dejado el negocio cerrado “por vacaciones” No era normal en mi el aguantarme la curiosidad, la curiosidad me golpeaba el pecho cada vez que quería salir a flote, pero me aguantaba por no ser una bocazas. La joyería Drooks, cerraba temporalmente, pero ¿Hasta cuándo? Mis padres me dejaron sola con una maleta a cada lado y mi mano se despedía de ellos lentamente en el aire con una sonrisa en mi rostro. El hombre rojo, me cogió del hombro y con una sonrisa me llevo hasta la madre superiora que esperaba en el Hall principal con una cara agradable. Genial, ya empezaba todo, pero ¿Por qué un vacio seguía creciendo en mi interior? No le hice caso hasta entonces. Conocí a gente, a chicos y a chicas, una en especial se llamaba Valerie y al parecer nos hicimos amigas, pero claro no todo era de rosas. Teníamos nuestros pros y nuestros contras, pero siempre conseguíamos llevarnos bien.
Llega fin de año y el momento de la graduación de primer año, pero en realidad, eso parecía un show de burdel que una ceremonia recta y formal. Cuando llegué junto con Valerie a las mesas donde nos habían asignado, me senté lentamente en la silla y de nuevo aquel vacio en mi pecho. Vestidas de rojo y negro encaje, la sala se regocijaba con la llegada de los que iban subiendo al estrado para poder recoger su medalla de primer año, que ganas tenía de tener una. Llamaron a Valerie y ella se levanto con su gracia y finura que a ella le caracterizaba, llego, le pusieron una medalla y aplaudía por ella. Mi mirada se dio cuenta de que en las mesas había padres con sus hijos e hijas. No pasaba nada, a lo mejor no pudieron venir por falta de tiempo y bueno, sabia del pasado de Valerie, pero al parecer su anciano tío estaba cerca de nosotras. Me levante en cuanto me nombraron e hice el mismo paseo que el resto. Yo ya era una cazadora de primer año, para pasar al siguiente ¡YUHUU! Pero...como no. Siempre debe de haber algo que se salga de lo normal en todos lados. Y una de ellas, fue la llegada de los de último curso. Para mi asombro, cuando estaba hablando tranquilamente con Valerie, ya cambiadas y demás, un grupito de último curso se nos acercaba lentamente. Para mi sorpresa, era una chica, la misma chica que me encontré de pequeña y me tiro al barro, seguida rodeada por el hombro de dos chicos bastantes galantes. Todos ellos estaban ebrios, menos uno de ellos que mi intuición me decía que “actuaba” su alteración ebria. ¿Qué paso? Que nos metieron, nos metimos los cinco en un lio muy gordo. A Valerie, por culpa de aquel joven de ojos azules la expulsaron y bueno, yo gracias a que tenía un seguro, no me paso nada, pero en cuanto supe de que el chico y la chica fueron recluidos en Transilvania, entonces aquel seguro, se hizo realidad.
Se fuerte Raven.........Se fuerte.
Sabías palabras para un pasado que prefiero no contar y que queda encerrado en mi memoria.
Ahora, he abierto la tienda de mi madre en París y mantengo a mi tía en la otra tienda en Rumanía. Mi tío está en proceso con los trámites de traslado para montar otra tienda de la cadena en España. Yo ahora vivo en París. Bang![/center]
Le gusta comer dulce
Le encanta la papilla de frutas *>.<*
Diseña joyas...Si, joyas pero Joyas muy...."especificas" rellenas con regalos para los anti-naturales. Hay ofertas muy buenas en su tienda para cuando se tratan de seres tan especiales.
Tiene un altar siguiendo el patrón oriental, en una de sus habitaciones de su pequeña casa en París. El altar es en honor a sus padres.
-Descripción Física:
De oscuros cabellos como la oscuridad de la noche, de bellos ojos azules como un diamante. Su piel es pálida y posee unos labios dignos de ser besados. Solamente el afortunado se llevara el premio gordo. Mide 1'69 junto con una figura de escándalo que podría llegar a ser el de una diosa de la belleza, aunque ella prefiere ir por otro lado. Suele ir siempre a la última moda, viste elegante y con estilo propio, pero prefiere los colores oscuros, entre ellos el rojo y el negro, colores de la Orden Escarlata. El dorado lo soporta, pero prefiere vestir las joyas de plata que su familia diseñan y venden por todo el mundo. Aunque ahora se están dando a conocer. No suele ir con aspecto cargado, dos o tres adornos le son suficientes. Tiene una bella sonrisa, la cual siempre le ayuda para cualquier aprieto. De mirada penetrante, cejas y rostro pulcro y fuera de imperfecciones. Le gusta llevar vestidos ajustados y pantalones cómodos con los que poder montar a caballo horas y horas y no despegarse de la silla de montura. En realidad, le gustan los marrones, pero no puede llevar nada que lleve morado. No le gusta.
- Spoiler:
-Descripción Psicológica:
Con sentido del humor, se ríe, se emociona con facilidad, puede enfadarse mucho o depende de la gravedad del problema. Es una joven madura y sabe lo que hay en la vida, aunque a veces se comporte como una cría pequeña cuando se trata de querer algo que le gusta mucho. A veces caprichosa, sí, pero siempre dentro de unos límites. Cuando algo le disgusta solo se cierra en ella y su rostro alegre se cambia por uno frío y severo. Directa en cuanto debe y otras veces procura decir las cosas lo mejor que puede para que no sienta mal a cierta persona. Cuidadosa en su lenguaje y bastante simétrica en las cosas, al igual de que todo tiene que estar perfecto. A tenido malas relaciones por su forma tan libre de ser, aunque con el tiempo ha ido acostumbrándose a ello y ya le da lo mismo lo que opinen de ella. Le gusta matar....a seres feos y malos que hayan por el mundo, protectora de los animales y no le gusta entrometerse donde no le llaman, pero no puede resistirlo y en cuanto puede, echa una mano a quien necesite de ella. No puede evitar sentir una cierta debilidad por los niños e ir a cada orfanato de cada país por el que pasa a regalarles una sonrisa cuando puede y si su fortuna se lo permite, una gran tarta de chocolate es bien recibida. Golosa a mas no poder, pero dado al ejercicio que hace todos los días no gana ni un solo gramo. Es inteligente y bastante curiosa cuando escucha algo que capta su atención. ¿Oyeron eso de que la curiosidad mato al gato? Pues ella es el gato...y por aquello, la curiosidad, le ganó.
-Historia:
Nací el 31 de octubre de 1777 en los Cárpatos, Rumanía. Nací bajo el seno de una familia adinerada junto con la bendición de Ceres y una buena maña para los negocios en la preciosa capital de Rumanía. Mis padres manejaban con fluidez los trámites en el banco de la capital, yo mientras tanto estaba en mi cuna, con varias niñeras cuidándome de vez en cuando. Cuando crecí, fui a la escuela, fui adquiriendo clase, compostura. Me enseñaban como moverme con gracia en los movimientos de danza clásica y por supuesto, mi belleza no pasaba desapercibida. Los profesores, el profesorado me consideraba una estudiante modelo a seguir y en cuanto me di cuenta, siendo inteligente y audaz, conseguí enterarme de algo que posiblemente fuese una amenaza para mi familia. Para entonces ya tendría diez años. Creí que todo era más que imaginaciones mías, pero una chica de último curso hablaba mucho de una Orden Escarlata. Odiaba sentir curiosidad dentro de mí, pero no podía aguantar más y me dispuse a preguntarle a que se refería con aquello. Simplemente, como respuesta recibí una mirada seria y fría de aquella chica, para después tirarme al barro del patio de la escuela, manchando mi uniforme plateado y reírse para colmo de mí delante de todos los presentes de la escuela. Varios profesores vinieron en mi ayuda, llamaron a mis padres y estos, con un rostro preocupado en su rostro, se presentaron enseguida en la puerta del despacho del director. El director les conto que una alumna con bastante mal genio, me había tirado al barro y por supuesto mis padres no se iban a quedar de brazos cruzados. Era cierto que nuestro apellido no parecía ser muy llamativo, pero teníamos una reputación bastante alta y la verdad no hacíamos nunca ningún mal a nadie. La verdad que a los tres días, esa chica estaba mudándose con su familia a otro país. Si, si. Todo eso está muy bien en defensa del menor, pero ¿Qué hay sobre lo que escuche de “La Orden Escarlata”?
Cuando se lo pregunte a mi padre, me miro con una sonrisa y me enseño un álbum de fotografías, en el cual había fotos de graduación de aquella Orden. El álbum en si era de aquella Orden, de rojo sangre, igual que las escamas de un Dragón al puro fuego hirviente, con ribetes dorados y plateados haciendo espirales y en el centro de la tapa frontal, unas letras “EO”, juntas y grabadas en una preciosa caligrafía. Me fue mostrando las fotos de cuando él estaba en aquella orden, cuando disfrutaba el manejo de las armas, de los conocimientos que adquiría en cada lección aprendida dentro de ese lugar. Le escuchaba atentamente como si me estuviera poniendo en la cara una piruleta delante de mí y no le quitara ojo de encima. Asentía y preguntaba, me sorprendía en cada relato que algo dentro de mí me decía que me metiera dentro de aquella Orden. Pero tendría que esperar seis años más para meterme dentro de aquella Orden. Una cosa que no entendía, era que si al ser un cazador lo eras para toda tu vida, ¿Por qué mi padre era Banquero?
-Padre...-Dije dulcemente-¿Por qué eres banquero...y no cazador?-Tenía que saberlo aunque la razón y la respuesta de aquella pregunta fuera la persona que me había dado a luz. Mi padre sonrió ante la pregunta, me acaricio el pelo y me miro a los ojos.
-Hubo alguien mucho más ágil en atrapar mi corazón, Raven.-Dijo con timidez y no dijo nada mas mientras cerraba el álbum de fotografías. Sonreí....levemente. Era cierto que mi padre había seguido los instintos del corazón, habría dejado la Orden por mi madre, pero nada habría de malo en seguir lo que te gustaba hacer. En eso mi padre me había decepcionado ya a mi corta edad. Me levante de la silla en la que me acomodaba para estar al lado de mi padre y me dirigí hacia la puerta, me giré e hice una reverencia.
-Buenas noches padre-Dije mientras me alejaba de aquella sala de estudio.
Todas las noches, en los cumpleaños que faltaban por cesar, pedía que llegara el día de cuando me pudiera meter en aquella Orden la cual mi padre y mi madre, no estaban de acuerdo con que desperdiciara mi vida en algo como ser cazadora, que aprovechara lo que tenia para seguir estudiando o que buscara algún marido que me quisiera, pero a mí no me iba eso de desperdiciar mi vida por tonterías de amor que luego siempre acaban mal. Sí, me metía en la Orden, podría tener un trabajo y al menos vivir de algo. Mis padres, para mi sorpresa me llevaron a visitar dicho edificio que se encontraba en París. ¡DIOS MIO! En cuanto lo vi, ¡¡se me cayeron los ojos al suelo!! Ese sitio era enorme, lo tenía súper decidido, quería entrar ahí. Y en efecto, después de estar hablándolo con mis padres junto con un director, cardenales y unas monjas, que por cierto eran muy simpáticas, rellenamos unos formularios, los tres...pero algo no me encajaba. De nuevo la curiosidad invadía mi cuerpo, pero esta vez, decidí callarme y con rostro preocupado mire a mis padres, ellos...bueno, mi madre tenía el rostro oculto entre sus manos, jugaba con el cierre de sus pendientes, en cambio mi padre miraba con cierto aire melancólico a los alrededores, tocando la madera de las sillas como si fuera la última vez que viera ese sitio. Disimuladamente miré al profesorado y en cuanto vi a un señor vestido de rojo, con una cruz dorada en su cuello, enseguida supe que no me iba a llevar nada bien con ese hombre.
Después de dos semanas, una de ida y otra de vuelta con toda mi ropa empaquetada, volvía a la Orden Escarlata para comenzar lo que quería ser. Antes de que me fuera a las habitaciones del sector femenino, mi padre se puso delante de mí y me susurro que fuese fuerte mientras permanecía en la orden. A mí me era indiferente, eso ya lo sabía. Desde entonces mi padre no había vuelto a ser el mismo de siempre y mi madre había dejado el negocio cerrado “por vacaciones” No era normal en mi el aguantarme la curiosidad, la curiosidad me golpeaba el pecho cada vez que quería salir a flote, pero me aguantaba por no ser una bocazas. La joyería Drooks, cerraba temporalmente, pero ¿Hasta cuándo? Mis padres me dejaron sola con una maleta a cada lado y mi mano se despedía de ellos lentamente en el aire con una sonrisa en mi rostro. El hombre rojo, me cogió del hombro y con una sonrisa me llevo hasta la madre superiora que esperaba en el Hall principal con una cara agradable. Genial, ya empezaba todo, pero ¿Por qué un vacio seguía creciendo en mi interior? No le hice caso hasta entonces. Conocí a gente, a chicos y a chicas, una en especial se llamaba Valerie y al parecer nos hicimos amigas, pero claro no todo era de rosas. Teníamos nuestros pros y nuestros contras, pero siempre conseguíamos llevarnos bien.
Llega fin de año y el momento de la graduación de primer año, pero en realidad, eso parecía un show de burdel que una ceremonia recta y formal. Cuando llegué junto con Valerie a las mesas donde nos habían asignado, me senté lentamente en la silla y de nuevo aquel vacio en mi pecho. Vestidas de rojo y negro encaje, la sala se regocijaba con la llegada de los que iban subiendo al estrado para poder recoger su medalla de primer año, que ganas tenía de tener una. Llamaron a Valerie y ella se levanto con su gracia y finura que a ella le caracterizaba, llego, le pusieron una medalla y aplaudía por ella. Mi mirada se dio cuenta de que en las mesas había padres con sus hijos e hijas. No pasaba nada, a lo mejor no pudieron venir por falta de tiempo y bueno, sabia del pasado de Valerie, pero al parecer su anciano tío estaba cerca de nosotras. Me levante en cuanto me nombraron e hice el mismo paseo que el resto. Yo ya era una cazadora de primer año, para pasar al siguiente ¡YUHUU! Pero...como no. Siempre debe de haber algo que se salga de lo normal en todos lados. Y una de ellas, fue la llegada de los de último curso. Para mi asombro, cuando estaba hablando tranquilamente con Valerie, ya cambiadas y demás, un grupito de último curso se nos acercaba lentamente. Para mi sorpresa, era una chica, la misma chica que me encontré de pequeña y me tiro al barro, seguida rodeada por el hombro de dos chicos bastantes galantes. Todos ellos estaban ebrios, menos uno de ellos que mi intuición me decía que “actuaba” su alteración ebria. ¿Qué paso? Que nos metieron, nos metimos los cinco en un lio muy gordo. A Valerie, por culpa de aquel joven de ojos azules la expulsaron y bueno, yo gracias a que tenía un seguro, no me paso nada, pero en cuanto supe de que el chico y la chica fueron recluidos en Transilvania, entonces aquel seguro, se hizo realidad.
Se fuerte Raven.........Se fuerte.
Sabías palabras para un pasado que prefiero no contar y que queda encerrado en mi memoria.
Ahora, he abierto la tienda de mi madre en París y mantengo a mi tía en la otra tienda en Rumanía. Mi tío está en proceso con los trámites de traslado para montar otra tienda de la cadena en España. Yo ahora vivo en París. Bang![/center]
-Datos Extras:
Le gusta comer dulce
Le encanta la papilla de frutas *>.<*
Diseña joyas...Si, joyas pero Joyas muy...."especificas" rellenas con regalos para los anti-naturales. Hay ofertas muy buenas en su tienda para cuando se tratan de seres tan especiales.
Tiene un altar siguiendo el patrón oriental, en una de sus habitaciones de su pequeña casa en París. El altar es en honor a sus padres.
Última edición por Raven Drooks el Sáb Nov 19, 2011 11:32 am, editado 1 vez
Pallas- Gitano
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Re: Raven Drooks
FICHA ACEPTADA
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Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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