AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La excusa perfecta [Doreen]
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La excusa perfecta [Doreen]
Y el día ya había avanzado el sol daba la sombra que normalmente decía que ya se había pasado el mediodía, Jack salía del trabajo una larga noche y mañana que le había traído solo problemas tras problema, su orgullo había sido pisoteado y su ego maltratado, no entendía como rechazaban nuevamente su petición a sargento del cuerpo policiaco, él, el que resolvió los casos más estrafalarios de las muertes más crudas jamás vistas, el policía que muchos conocían por sus métodos poco ortodoxos pero efectivos, él, el hombre feo , la cara que nadie quería con un cargo alto entre la sociedad. Salió abatido, desolado y sin ánimos ni siquiera de ir a la taberna para beber hasta el cansancio, simplemente ese día, no era el suyo.
Comenzó su camino, como un alma en pena camino por varias calles, siendo saludado por varios conocidos, molestado por otros más, varias de sus amigas cortesanas se habían acercado a él pero, no ese día la chispa de su energía había sido apagada, no entendía el por qué, pero esperaba que todo saliera bien. Sus pensamientos viajaban desde que era un inútil hasta que no servía para nada. Aquello le recordó lo que sus padres siempre le decían, que sería un don nadie y ahora parecía ser verdad. Su andar pausado su mirada cabizbaja, su energía colapsada, su humor borrado. ¿Dónde había quedado el alma feliz, quien siempre lograba animar hasta al más muerto del planeta? En realidad ni Jack ni nadie tendría una respuesta para lo que en realidad sucedía.
Siguió su camino sin rumbo aparente, no quería pensar en nada, no quería que lo vieran así, quería que fuese otro día, que no le hubieran rechazado otra vez. Trago saliva al pensar que ya no serbia, aquello no se le quitaba de la cabeza, era un flojo, que nadie quería, un mentirosos que sabía hacerlo, un estafador que había ganado y ahora parecía perder todo, un corrupto que quería corromper hasta el mismísimo diablo para que le dieran el puesto que el quería. Llevo la manos a sus cabezas intentando tranquilizarse. – Basta Jack – se dijo para sí mismo, apresuro el paso una era una locura pero necesitaba verla a ella, la luz de sus ojos, la mujer que lo tranquilizaba, la musa de sus pensamiento, la diosa de sus palabras, la dama que lo aceptaba aun cuando él era diferente a los que la rodeaban.
Su rostro no cambiaría, sentía el peso del mundo sobre su espalda, sentía que cuando tuviera que de nuevo ir al cuartel de la policía se reirían de él, pero se prepararía, no volvería a dejarse pisotear por aquellos que se creían mejor, el demostraría aun cuando tuviera que hacer un pacto con el mismísimo demonio, vendería su alma si fuese necesario para conseguir lo que venía siguiendo hace un par de años. Cruzo la calle intentando cambiar su rostro poniéndose una de las tantas mascaras para ocultar que en realidad se cenia mediocre, vio el cartel en la lejanía y su corazón se emocionó, Deux mondes" ella se encontraría ahí, lo presentía. Miro en todas direcciones mientras se acercaba ideo en su cabeza un par de excusas de su visita, invento un par de historias que contarle, se ingenió una persecución en la cual era el héroe, pensó miles de cosas. Decidido, entro al lugar pero tan solo basto que viera la silueta de ella para que todo se auto eliminara de su cabeza. Tosió de manera notoria para llamar la atención de aquella mujer, que desde que la había conocido hacia que su mundo se hiciera pedazos y quedara a la deriva sin poder decir algo coherente. –Doreen Caracciolo – pronuncio su nombre de manera infantil, mientras los nervios lo invadían.
Comenzó su camino, como un alma en pena camino por varias calles, siendo saludado por varios conocidos, molestado por otros más, varias de sus amigas cortesanas se habían acercado a él pero, no ese día la chispa de su energía había sido apagada, no entendía el por qué, pero esperaba que todo saliera bien. Sus pensamientos viajaban desde que era un inútil hasta que no servía para nada. Aquello le recordó lo que sus padres siempre le decían, que sería un don nadie y ahora parecía ser verdad. Su andar pausado su mirada cabizbaja, su energía colapsada, su humor borrado. ¿Dónde había quedado el alma feliz, quien siempre lograba animar hasta al más muerto del planeta? En realidad ni Jack ni nadie tendría una respuesta para lo que en realidad sucedía.
Siguió su camino sin rumbo aparente, no quería pensar en nada, no quería que lo vieran así, quería que fuese otro día, que no le hubieran rechazado otra vez. Trago saliva al pensar que ya no serbia, aquello no se le quitaba de la cabeza, era un flojo, que nadie quería, un mentirosos que sabía hacerlo, un estafador que había ganado y ahora parecía perder todo, un corrupto que quería corromper hasta el mismísimo diablo para que le dieran el puesto que el quería. Llevo la manos a sus cabezas intentando tranquilizarse. – Basta Jack – se dijo para sí mismo, apresuro el paso una era una locura pero necesitaba verla a ella, la luz de sus ojos, la mujer que lo tranquilizaba, la musa de sus pensamiento, la diosa de sus palabras, la dama que lo aceptaba aun cuando él era diferente a los que la rodeaban.
Su rostro no cambiaría, sentía el peso del mundo sobre su espalda, sentía que cuando tuviera que de nuevo ir al cuartel de la policía se reirían de él, pero se prepararía, no volvería a dejarse pisotear por aquellos que se creían mejor, el demostraría aun cuando tuviera que hacer un pacto con el mismísimo demonio, vendería su alma si fuese necesario para conseguir lo que venía siguiendo hace un par de años. Cruzo la calle intentando cambiar su rostro poniéndose una de las tantas mascaras para ocultar que en realidad se cenia mediocre, vio el cartel en la lejanía y su corazón se emocionó, Deux mondes" ella se encontraría ahí, lo presentía. Miro en todas direcciones mientras se acercaba ideo en su cabeza un par de excusas de su visita, invento un par de historias que contarle, se ingenió una persecución en la cual era el héroe, pensó miles de cosas. Decidido, entro al lugar pero tan solo basto que viera la silueta de ella para que todo se auto eliminara de su cabeza. Tosió de manera notoria para llamar la atención de aquella mujer, que desde que la había conocido hacia que su mundo se hiciera pedazos y quedara a la deriva sin poder decir algo coherente. –Doreen Caracciolo – pronuncio su nombre de manera infantil, mientras los nervios lo invadían.
Jack Bourque- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2011
Localización : Paris
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Re: La excusa perfecta [Doreen]
Mientras los días pasaban más era el vació que sentía al recordar que Darcy se encontraba en la Bastilla, me era completamente frustrante el que no se pudiera hacer nada al respecto pues todos debían de esperar una señal, esa que no llegaba aunque pasaran los días. ¿Cómo estaría? Sin duda esperaba a que estuviera bien pero conociendo a sus dos verdugos lo más probable sería que una tortura diaria estaría pasando. Mi pena era grande, y entre tantas personas que se encontraban dentro de la casa de la noche lo que menos podía era demostrar que me estaba derrumbando. Por eso, después de darles la cena limpie todo rápidamente, guarde las cosas, me disculpe por no pasar la ronda de juegos con ellos. Le dedique una mirada significativa a Milo y subí a directamente a mi habitación. No a la que llegaba a compartir en las noches con él. Esta vez recordé mi primer cuarto al llegar a su vida, ese cuarto de visitas que me habían preparado para que estuviera cerca de ellos dos. Hice una mueca al ver un vestido en medio de la cama pero inmediatamente al acercarme lo reconocí, me ruborice y lo guarde para recostarme en la cama.
No era muy noche en realidad, apenas se había ocultado el sol. Encendí una vela para iluminar la habitación podía escuchar las risas, palabras y bailes que en la planta de abajo. Abrí la puerta con cuidado. No, por ningún lado se encontraba Sybelle. Cerré la puerta con seguro. Abrí la ventana con cuidado de no hacer sonido alguno. Daba gracias que traía un vestido de entre casa, delgado, discreto, sin tanta cosa ostentosa encima. Atravesé la ventana con cuidado. A rastras, a penas podía quejarme de las cosas que se me clavaban en las manos. Pero al final de tanto problema pude bajar. Todos estaba entretenidos escuchando a Tyler contar alguna historia, incluso Milo se venia relajado lo cual me alegraba pero yo, necesitaba ese espacio para poder liberar aquellos sentimientos que tenía dentro.
Se me había olvidado jalar la capa que utilizaba para rondar por los bosques, tenía miedo incluso de ser descubierta por una criatura de la noche a esas horas pero ya estaba hasta ahí no podía echarme para atrás. Un largo camino fue el que hice hasta llegar a ese lugar, ese hermoso regalo que me habían dado esos dos caballeros que tanto quería. No había nadie cerca por lo que me adentre por la puerta principal y encendí unas velas, la verdad es que a esas horas ya ningún policía se acercaba al lugar por temor a lo que los comerciantes hicieran por lo que me sentí tranquila de ser arrastrada a la bastilla junto con Darcy acusada de traición a la corona.
Al entrar observé todo empolvado y me dispuse a limpiar todo el lugar. Odiaba la suciedad y a pesar de estar cansada no podía dejar mi escondite secreto en mal estado. Terminé de limpiar y me coloqué frente a un lienzo blanco, tome un pincel y empecé a dibujar un par de ojos. Aquellos que aparecían en mis pesadillas y truncaban mis sueños. Sentí un escalofrío inmenso al verlos frente a mi, hechos "realidad. Salté cuando escuche mi nombre y giré mi cuerpo con suavidad. Me relajé al verlo a él, parado frente a mi, con una sonrisa en los labios. Abrí los manos caminando a su encuentro. Lo abracé con fuerza, como necesitando que el me diera ese abrazo a mi - Jack, cuanto tiempo - Susurré sintiendo la protección en sus brazos. - ¿Cómo supiste que estaba aquí? - Hace ya un tiempo había deseado contarle mi situación a Jack, el porque eran periodos largos los que teníamos que pasar sin vernos, por que era raro encontrarme pero al saber que sería miembro de la policía me acobardaba por temor a ser encerrada por él. Y es que no se trataba de una simple persona, se trataba de alguien a quien quería, alguien especial. Sabía cuando amaba lo que hacía no deseaba ponerlo entre la espada y la pared.
No era muy noche en realidad, apenas se había ocultado el sol. Encendí una vela para iluminar la habitación podía escuchar las risas, palabras y bailes que en la planta de abajo. Abrí la puerta con cuidado. No, por ningún lado se encontraba Sybelle. Cerré la puerta con seguro. Abrí la ventana con cuidado de no hacer sonido alguno. Daba gracias que traía un vestido de entre casa, delgado, discreto, sin tanta cosa ostentosa encima. Atravesé la ventana con cuidado. A rastras, a penas podía quejarme de las cosas que se me clavaban en las manos. Pero al final de tanto problema pude bajar. Todos estaba entretenidos escuchando a Tyler contar alguna historia, incluso Milo se venia relajado lo cual me alegraba pero yo, necesitaba ese espacio para poder liberar aquellos sentimientos que tenía dentro.
Se me había olvidado jalar la capa que utilizaba para rondar por los bosques, tenía miedo incluso de ser descubierta por una criatura de la noche a esas horas pero ya estaba hasta ahí no podía echarme para atrás. Un largo camino fue el que hice hasta llegar a ese lugar, ese hermoso regalo que me habían dado esos dos caballeros que tanto quería. No había nadie cerca por lo que me adentre por la puerta principal y encendí unas velas, la verdad es que a esas horas ya ningún policía se acercaba al lugar por temor a lo que los comerciantes hicieran por lo que me sentí tranquila de ser arrastrada a la bastilla junto con Darcy acusada de traición a la corona.
Al entrar observé todo empolvado y me dispuse a limpiar todo el lugar. Odiaba la suciedad y a pesar de estar cansada no podía dejar mi escondite secreto en mal estado. Terminé de limpiar y me coloqué frente a un lienzo blanco, tome un pincel y empecé a dibujar un par de ojos. Aquellos que aparecían en mis pesadillas y truncaban mis sueños. Sentí un escalofrío inmenso al verlos frente a mi, hechos "realidad. Salté cuando escuche mi nombre y giré mi cuerpo con suavidad. Me relajé al verlo a él, parado frente a mi, con una sonrisa en los labios. Abrí los manos caminando a su encuentro. Lo abracé con fuerza, como necesitando que el me diera ese abrazo a mi - Jack, cuanto tiempo - Susurré sintiendo la protección en sus brazos. - ¿Cómo supiste que estaba aquí? - Hace ya un tiempo había deseado contarle mi situación a Jack, el porque eran periodos largos los que teníamos que pasar sin vernos, por que era raro encontrarme pero al saber que sería miembro de la policía me acobardaba por temor a ser encerrada por él. Y es que no se trataba de una simple persona, se trataba de alguien a quien quería, alguien especial. Sabía cuando amaba lo que hacía no deseaba ponerlo entre la espada y la pared.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/03/2011
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Re: La excusa perfecta [Doreen]
Jack, es ese tipo de personas que puede pasarse el día divagando en sus pensamientos, recorriendo las calles sin ser visto o por el contrario haciendo notar su presencia, es extraño que alguien no lo note, porque siempre cae en la exageración, pero cuando entro a ese lugar todo sus rasgos de persona alegre, simpática, su ex centrismo se vio apagada. Extraño pero Jack al ver la a ella, la musa de sus palabras y actos todo vuelve a cero, todo se le olvida, ella la princesa de sus sueños, la Diosa de su vida, es la que hace que él sea una persona totalmente diferente. El policía recibe el abrazo de manera afectuosa, apretando a Doreen, de una manera suave pero demostrándole al fin que la ha extrañado. – Princesita, no sabes el tiempo que he querido en venir a tu encuentro – dijo de manera divertida soltando el cuerpo de Doreen, el no quería incomodarla a ella, porque precisamente ella era el cristal más valioso de Paris.
Se llevó su mano a la cabeza y dándose un pequeño tirón en sus cabellos la quedo mirando de arriba hacia abajo – No puedo quedarme callado – sonrió levantando una ceja de manera divertida, entre ella y el existía esa confianza en la que él podía ser simplemente el famoso Jack – Pero cada día estas, más bella, más sexy… de seguro te han tratado muy bien – lleva sus manos a la espalda para ocultar el nerviosismo que poco a poco volvía aparecer en él. Trago saliva y cuando sus ojos se toparon con los de la bella mujer se atraganto y comenzó a toser de manera enérgica intentando volver en sí, respiro profundamente –Doreen tu siempre provocas cosas en mí, ya vez mi atoro – movió la cabeza en negativa, a él le gustaba verse siempre bien, y más ante la dama que tenía enfrente.
Camino por el lugar y llego frente al lienzo que ella había comenzado a pintar - Algún día deberías hacerme una pintura, me gustaría tener tu arte para poder apreciarlo día a día – sonrió de manera coqueta dirigiéndose a su bella amiga. Ella hacia olvidar todos sus malos ratos que había pasado por el trayecto hasta este lugar. Dio un vistazo por la galería que estaba un poco oscura a esas horas de la noche, el que amaba tanto la noche no podía sentirse más agusto con esa singular compañía - ¿sabes? Pase por aquí de casualidad y cuando te vi no dude en ingresar para ponernos al día – se acercó a ella hablando de manera tan natural escondiendo siempre su nerviosismo – lamento no haber podido venir antes, pero aunque no me creas he estado haciendo mi trabajo – se puso el parche antes de la herida, ella lo conocía muy bien por ende sabía que Jack detestaba trabajar o hacer trabajos que tuvieran mayor esfuerzo – Pero… nunca es tarde para conversar con alguien que revuelve todo en mi – pocas veces se sabía cuándo Jack decía la verdad o mentía… pero ella sí, tan solo ella era capaz de conocerlo tan bien para saber que ahora solo hablaba de corazón.
Se llevó su mano a la cabeza y dándose un pequeño tirón en sus cabellos la quedo mirando de arriba hacia abajo – No puedo quedarme callado – sonrió levantando una ceja de manera divertida, entre ella y el existía esa confianza en la que él podía ser simplemente el famoso Jack – Pero cada día estas, más bella, más sexy… de seguro te han tratado muy bien – lleva sus manos a la espalda para ocultar el nerviosismo que poco a poco volvía aparecer en él. Trago saliva y cuando sus ojos se toparon con los de la bella mujer se atraganto y comenzó a toser de manera enérgica intentando volver en sí, respiro profundamente –Doreen tu siempre provocas cosas en mí, ya vez mi atoro – movió la cabeza en negativa, a él le gustaba verse siempre bien, y más ante la dama que tenía enfrente.
Camino por el lugar y llego frente al lienzo que ella había comenzado a pintar - Algún día deberías hacerme una pintura, me gustaría tener tu arte para poder apreciarlo día a día – sonrió de manera coqueta dirigiéndose a su bella amiga. Ella hacia olvidar todos sus malos ratos que había pasado por el trayecto hasta este lugar. Dio un vistazo por la galería que estaba un poco oscura a esas horas de la noche, el que amaba tanto la noche no podía sentirse más agusto con esa singular compañía - ¿sabes? Pase por aquí de casualidad y cuando te vi no dude en ingresar para ponernos al día – se acercó a ella hablando de manera tan natural escondiendo siempre su nerviosismo – lamento no haber podido venir antes, pero aunque no me creas he estado haciendo mi trabajo – se puso el parche antes de la herida, ella lo conocía muy bien por ende sabía que Jack detestaba trabajar o hacer trabajos que tuvieran mayor esfuerzo – Pero… nunca es tarde para conversar con alguien que revuelve todo en mi – pocas veces se sabía cuándo Jack decía la verdad o mentía… pero ella sí, tan solo ella era capaz de conocerlo tan bien para saber que ahora solo hablaba de corazón.
Jack Bourque- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2011
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Re: La excusa perfecta [Doreen]
El abrazó había sido breve, algo bastante raro pues él y yo siempre durábamos horas entre los brazos del otro platicando. Era una sensación extraña pues Jack me daba una completa comodidad, una completa complicidad, era como cuando me iba a esconder al bosque frente al lago, cuando tomaba un pedazo de papel y podía plasmar lo que sentía dejando mi alma libre de todo dolor. Una amistad como la suya era demasiado difícil de encontrar de hecho no había nadie como él en este mundo y es que su manera tan singular y autentica, única de ser me daba boquiabierta, con excepciones claro cuando mentía, más cuando mentía frente a mi y con tal de que no quedará mal con los demás lo secundaba. Tome una gran bocana de aire relajando mi cuerpo, necesitaba estar tranquila para poder seguir ocultando eso de la revolución. Me costaba tanto trabajo porque necesitaba saber que me cuidaría a pesar de estar haciendo algo así. Escuché sus palabras, nunca podía estar tranquilo sin decirme ese tipo de palabras, solté una risita nerviosa y mi rostro se sonrojo por completo - Deja de decir eso Jack - Mi voz tembló de manera notoria, a pesar de todo no estaba aun acostumbrada a los halagos, mucho menos si eran tan sinceros como los de él. - A veces no sé como controlar con las cosas que me dice Jack - Intenté sonreír sin verme tan nerviosa.
Mordí mi labio inferior dando la vuelta con la punta de los pies. Comencé a avanzar entre los lienzos que estaban colocados sobre el carrete. Suspiré mirando cada uno de los rostros que estaban a mi paso. Milo, Sybelle, Darcy, Marko, Dominique, Tyler, Kyrian, Alvar, muchos de ellos no sabían que había retratado sus rostros, incluso el retrato de la princesa de Francia me traía recuerdos que en parte me ponían feliz pero por otro lado solo sacaban un dolor inmenso dentro de mi corazón - ¿Qué clase de cuadro quieres Jack? Solo debes pedirlo, haría lo que sea para ti - Y era verdad, lo que fuera por un amigo como él. Si me pidiera incluso trabajar de policía a su lado seguramente lo haría una vez para verlo sonreír para verlo feliz. Mucha gente se burlaba de él creyendo que no podría hacer muchas cosas sin embargo esas personas no conocían a mi Jack, no conocían su corazón, su sonrisa como yo lo hacía y por eso le quitaban tantos créditos pero él, era mucho mejor que 100,000 soldados de la corte real, era mejor que mil caballeros galantes, él era lo mejor dentro de su manera de ser, y así lo quería.
Di un vistazo a todos los cuadros con detenimiento, incluso los paisajes, las fiestas, los lugares favoritos de mi vida y me pude dar cuenta que ninguno de ellos tenía algo que tuviera relación con Jack lo cual me hizo sentir una cierta tristeza, si él no estaba en mi colección especial no valía la pena todo pues con él la galería estaría casi lista. Me acerqué a él de nuevo, estirando ambas manos, lo jalé por toda la galería llegando al final de esta con una sonrisa ciertamente coqueta, traviesa, como si una travesura estuviera realizando. - Anda sientate aquí - Lo acomodé en uno de los sillones que Darcy había puesto para cuando me realizaba visitas a la galería, cuando venía a tocar un poco del piano que teníamos en la oficina de fondo que ahora no solo era una oficina ahora también era una especie de cuarto donde en ocasiones me quedaba para poder escapar de la casa de la noche. Su rostro de confusión me hizo sonreír aun más - ¿Me dejarías… retratarte? - Mi voz salió a penas en un susurró temiendo a que me rechazara.
Lo mire a los ojos un poco sonrojada aun - ¿Gustas… comer algo antes? - Siempre tenía ese nerviosismo, esa inseguridad sin saber porque, sin saber que valía la pena, que era hermosa, lo sabía ¿O no? ¿Por qué si lo sabía entonces no lo creía?. Suspiré bastante triste, la verdad era que mi estado de animo no solo se basaba por la falta de una pintura de él, más bien era todo lo que me estaba pasando últimamente. Estaba tan hambrienta, tan cansada, tan débil, que esta vez si me sentí la chica frágil que se todos los demás veían. - Dime… ¿Qué deseas hacer? - Bajé la mirada, incluso cuando necesitaba a gritos que alguien estuviera a mi lado, que me dijera que me pasaba ponía mi interés más en los demás para hacerlos sentir feliz sin importar mis necesidades. Además no era la única que sufría y necesitaba ver el rostro de Jack feliz, sin importar lo que afuera hubiera, si lograba que él estuviera feliz entonces yo lo estaría y el mundo podría acabarse sin importar nada más.
Mordí mi labio inferior dando la vuelta con la punta de los pies. Comencé a avanzar entre los lienzos que estaban colocados sobre el carrete. Suspiré mirando cada uno de los rostros que estaban a mi paso. Milo, Sybelle, Darcy, Marko, Dominique, Tyler, Kyrian, Alvar, muchos de ellos no sabían que había retratado sus rostros, incluso el retrato de la princesa de Francia me traía recuerdos que en parte me ponían feliz pero por otro lado solo sacaban un dolor inmenso dentro de mi corazón - ¿Qué clase de cuadro quieres Jack? Solo debes pedirlo, haría lo que sea para ti - Y era verdad, lo que fuera por un amigo como él. Si me pidiera incluso trabajar de policía a su lado seguramente lo haría una vez para verlo sonreír para verlo feliz. Mucha gente se burlaba de él creyendo que no podría hacer muchas cosas sin embargo esas personas no conocían a mi Jack, no conocían su corazón, su sonrisa como yo lo hacía y por eso le quitaban tantos créditos pero él, era mucho mejor que 100,000 soldados de la corte real, era mejor que mil caballeros galantes, él era lo mejor dentro de su manera de ser, y así lo quería.
Di un vistazo a todos los cuadros con detenimiento, incluso los paisajes, las fiestas, los lugares favoritos de mi vida y me pude dar cuenta que ninguno de ellos tenía algo que tuviera relación con Jack lo cual me hizo sentir una cierta tristeza, si él no estaba en mi colección especial no valía la pena todo pues con él la galería estaría casi lista. Me acerqué a él de nuevo, estirando ambas manos, lo jalé por toda la galería llegando al final de esta con una sonrisa ciertamente coqueta, traviesa, como si una travesura estuviera realizando. - Anda sientate aquí - Lo acomodé en uno de los sillones que Darcy había puesto para cuando me realizaba visitas a la galería, cuando venía a tocar un poco del piano que teníamos en la oficina de fondo que ahora no solo era una oficina ahora también era una especie de cuarto donde en ocasiones me quedaba para poder escapar de la casa de la noche. Su rostro de confusión me hizo sonreír aun más - ¿Me dejarías… retratarte? - Mi voz salió a penas en un susurró temiendo a que me rechazara.
Lo mire a los ojos un poco sonrojada aun - ¿Gustas… comer algo antes? - Siempre tenía ese nerviosismo, esa inseguridad sin saber porque, sin saber que valía la pena, que era hermosa, lo sabía ¿O no? ¿Por qué si lo sabía entonces no lo creía?. Suspiré bastante triste, la verdad era que mi estado de animo no solo se basaba por la falta de una pintura de él, más bien era todo lo que me estaba pasando últimamente. Estaba tan hambrienta, tan cansada, tan débil, que esta vez si me sentí la chica frágil que se todos los demás veían. - Dime… ¿Qué deseas hacer? - Bajé la mirada, incluso cuando necesitaba a gritos que alguien estuviera a mi lado, que me dijera que me pasaba ponía mi interés más en los demás para hacerlos sentir feliz sin importar mis necesidades. Además no era la única que sufría y necesitaba ver el rostro de Jack feliz, sin importar lo que afuera hubiera, si lograba que él estuviera feliz entonces yo lo estaría y el mundo podría acabarse sin importar nada más.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: La excusa perfecta [Doreen]
Las cosas en la cabeza del policía eran bien simple con el pasar del tiempo se había dedicado en el estudio de las personas, cosa que nadie ni siquiera su Doreen sabia, él el hombre que nadie tomaba en serio tenia mas facetas guardadas que cualquier otro muchas veces dejaba que hablaran lo que desearan de él, pues sabía que nadie nunca lo conocería tanto como aquella dama que le ayudaba a ver el mundo con otro color, aquella pintora precisamente era la musa que inspiraba sus días tristes y aun mas los alegres, en tal caso ese día o noche ya no parecía ser tan amarga con el solo saludo había endulzado todo el cuerpo de Jack. Su amiga, su cómplice, la amante en secreto que nunca sabría lo que en realidad significaba para él, un Don nadie que necesitaba de ella en esos momentos y que su presencia en esa galería era el mejor mundo al cual había podido llegar. Sonrió amplio con las palabras nerviosas de Doreen, le gustaba hacerla sentir incomoda, según él se veía más radiante – Algún día te acostumbraras a mis palabras, a mis halagos y a mi todo – en pocas palabras era lo que el policía quería sentir. Ella era la luz de un camino oscuro, la pintora era la mujer y vaya que mujer.
Se dejo guiar por la galería como si de un muñeco de trapo se tratase, rio ampliamente observando los retratos, los paisajes y todas aquellas pinturas con que tenían ese toque tan fantástico que le gustaba - ¿Retratarme? Pero si soy tan feo – hizo una mueca divertida en su rostro terminando con sacar la lengua y enseñársela a ella. Paso la mano por su frente pensando en la propuesta de su arte – Mira… me encantaría tener un cuadro tuyo… un paisaje que en la lejanía nos encontremos tu yo – dijo como si en verdad supiera de lo que estaba hablando, pero no quería un retrato, no le gustaba su rostro y ella debía saber – Quiero algo bello, que cuando lo vea me lleve al cielo y me haga recordarte diariamente. Pero si quieres este feo rostro en tu galería no puedo negarme tu eres la artista yo simplemente soy un policía – termino por decir mientras miraba con más atención de la debida a su acompañanta muy dentro del sentía que algo no andaba del todo bien, pero no sabía cómo empezar.
La oferta de comida era muy buena, pero no quería hacerla trabajar de mas – Tengo hambre, pero prefiero una taza de café, creo que la noche será larga – añadió mirando el bello rostro de ella – no pretendo irme luego… hace mucho que no te veo y siento – puso su mano a la altura del corazón – que algo te aqueja, que algo anda mal – dijo casi entre dientes, no quería incomodarla por lo contrario quería hacer de aquella noche una velada amena, libre donde ambos pudieran abrir su corazón, o sus pensamientos, lo que les aquejaba… podían hablar horas y el no se aburriría jamás, siempre tenía algo que decir, algo que contar su vida no era aburrida y ella sabía que con él las penas siempre quedarían a segundo plano. ¿Pero porque no empezar por saber lo que a ella le apenaba? Se levanto de aquel sofá con cuidado y tomando la mano de ella la llevo hasta ese lugar y la sentó, acomodándose a su lado en silencio aprecio esa belleza sin igual que Doreen le proporcionaba. Con cariño le beso la frente y le dio un abrazo en silencio, no sabía porque pero tanto él como ella parecían necesitarse del otro.
Podría estar en silencio por horas, pero no sería un incomodo silencio seria más que eso. El abrazo duro tanto como se pudo y ya más relajado Jack comenzó hablar – Hoy ha sido un día extraño… me han pisoteado, llamado de mil formas… y aunque en primera instancia me sentí el peor hombre del mundo – trago saliva algo nervioso – Basta solo con verte a ti para que mis problemas queden atrás y olvide todo… - bajo la mirada algo sonrojado por aquella declaración – Y vine aquí buscando un momento de paz… y te aseguro que encuentro y siempre encuentro más de lo que necesito- palabras sinceras para un hombre que hacia algunas horas odiaba a todo el mundo pero no era egoísta y no se quejaría toda la noche, ya su pesar había pasado - ¿cuéntame que te pasa? – la conocía demasiado como para saber que detrás de aquel rostro, aquellas sonrisas no había nada, ella era un laberinto que pedía ser resuelto y si él podía darle un poco de luz, sería lo mejor para esa noche.
Se dejo guiar por la galería como si de un muñeco de trapo se tratase, rio ampliamente observando los retratos, los paisajes y todas aquellas pinturas con que tenían ese toque tan fantástico que le gustaba - ¿Retratarme? Pero si soy tan feo – hizo una mueca divertida en su rostro terminando con sacar la lengua y enseñársela a ella. Paso la mano por su frente pensando en la propuesta de su arte – Mira… me encantaría tener un cuadro tuyo… un paisaje que en la lejanía nos encontremos tu yo – dijo como si en verdad supiera de lo que estaba hablando, pero no quería un retrato, no le gustaba su rostro y ella debía saber – Quiero algo bello, que cuando lo vea me lleve al cielo y me haga recordarte diariamente. Pero si quieres este feo rostro en tu galería no puedo negarme tu eres la artista yo simplemente soy un policía – termino por decir mientras miraba con más atención de la debida a su acompañanta muy dentro del sentía que algo no andaba del todo bien, pero no sabía cómo empezar.
La oferta de comida era muy buena, pero no quería hacerla trabajar de mas – Tengo hambre, pero prefiero una taza de café, creo que la noche será larga – añadió mirando el bello rostro de ella – no pretendo irme luego… hace mucho que no te veo y siento – puso su mano a la altura del corazón – que algo te aqueja, que algo anda mal – dijo casi entre dientes, no quería incomodarla por lo contrario quería hacer de aquella noche una velada amena, libre donde ambos pudieran abrir su corazón, o sus pensamientos, lo que les aquejaba… podían hablar horas y el no se aburriría jamás, siempre tenía algo que decir, algo que contar su vida no era aburrida y ella sabía que con él las penas siempre quedarían a segundo plano. ¿Pero porque no empezar por saber lo que a ella le apenaba? Se levanto de aquel sofá con cuidado y tomando la mano de ella la llevo hasta ese lugar y la sentó, acomodándose a su lado en silencio aprecio esa belleza sin igual que Doreen le proporcionaba. Con cariño le beso la frente y le dio un abrazo en silencio, no sabía porque pero tanto él como ella parecían necesitarse del otro.
Podría estar en silencio por horas, pero no sería un incomodo silencio seria más que eso. El abrazo duro tanto como se pudo y ya más relajado Jack comenzó hablar – Hoy ha sido un día extraño… me han pisoteado, llamado de mil formas… y aunque en primera instancia me sentí el peor hombre del mundo – trago saliva algo nervioso – Basta solo con verte a ti para que mis problemas queden atrás y olvide todo… - bajo la mirada algo sonrojado por aquella declaración – Y vine aquí buscando un momento de paz… y te aseguro que encuentro y siempre encuentro más de lo que necesito- palabras sinceras para un hombre que hacia algunas horas odiaba a todo el mundo pero no era egoísta y no se quejaría toda la noche, ya su pesar había pasado - ¿cuéntame que te pasa? – la conocía demasiado como para saber que detrás de aquel rostro, aquellas sonrisas no había nada, ella era un laberinto que pedía ser resuelto y si él podía darle un poco de luz, sería lo mejor para esa noche.
Jack Bourque- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2011
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Re: La excusa perfecta [Doreen]
Siempre me he considerado una chica demasiado tímida, nunca encuentro las palabras correctas al acercarme con las personas, no soy aquella que con una simple mirada tiene la fuerza para poder encantar al príncipe azul, mucho menos tengo movimientos sensuales que son capaces de enamorar al hombre que quiero, sin embargo por alguna extraña razón tengo la suerte de que las personas se acercan a mi, quizás por lastima, por pena sin embargo al final del día suelen volverse personas importantes e incluso me han dado cierto cariño, me cuidan, me protegen e incluso algunos llegan a amarme. ¿Cómo es posible eso? Nunca lo lograré entender, por más que le de vueltas al asunto por más que intente descifrar porque mi timidez, mi inseguridad nunca llegaré a una conclusión porque simplemente soy así de torpe y siempre lo seré. ¿Cómo llegué a la vida de Jack? ¿O el llegó a la mía? ¿Cómo es posible que ni siquiera recuerde esas cosas pues el nerviosismo del momento me hace olvidarlas? Sin embargo aquí está a mi lado, abrazándome, dándome aliento a pesar que él también lo necesita.
Me quedé observando sus ojos un buen rato, ni siquiera me di cuenta cuando llegué a su lado en aquel sillón, estaba atrapada por ese brillo que tal vez estaba loca pero sabía solo conmigo lo podía reflejar. ¿Por qué me miraba de esa manera? Sabía que Jack me quería, que siempre me cuidaba y siempre intentaba hacerse el gracioso conmigo, siempre me pedía a gritos un abrazo, o hacerme sonreír sin importarle nada pero no entendía bien porque lo hacía quizás estaba demasiado ciega o tal vez lo sabía y no quería aceptarlo. Llevé una de mis manos a su mejilla detallando parte de su rostro con cuidado sonreí de la misma manera en la que él sonreía y entonces no me quedo más remedio que soltar una de las cosas que tenía encima - Milo- Susurré de manera bastante débil mostrando que decir su nombre me dolía más de lo que podía gustarme. Incluso aquel amor con que antes hablaba de él se había desvanecido. ¿A dónde se va el amor que dices verdadero? ¿Solo se marchita? ¿O nunca fue verdadero? - Romperé mi compromiso con él - Mi voz esta vez salió firme sin titubeos, sin remordimientos orgullosa de mi misma por ser lo suficientemente valiente de controlar mi vida, porque hasta la fecha otros la habían controlado por mi. - No vale la pena seguir esperanzada con alguien que no me quiere ni la mitad de lo que yo lo he amado - Sonreí con pesar, pero al menos cerraría un ciclo que me había estado carcomiendo unos meses.
Solté el rostro de Jack, me acomodé en el sillón de tal manera que pudiera llevar mi mirada al frente. - Debo empezar a poner los pies en la tierra y ver lo que es bueno para mi y lo que no es - Esta vez la sonrisa se amplió en mi rostro - Empezaré a pensar en el futuro, en mi futuro, en mi bienestar en lo que que de verdad deseo hacer y lo que quiero en mi vida, siempre he soñado con ese príncipe azul que tal vez no existe como todos lo pintan pero que sea el de mi cuentos de hada personal, siempre he deseado hijos, una bonita casa, y lo conseguiré - Yo era así una chica bastante conservadora, que le gustaba la aventura, poder ser libre de tomar mis decisiones no sabía como había llegado a frenar todos esos deseos. Volvería a ser yo, a soñar, a desear, a formar ilusiones absurdas que en mi mundo eran claras y me llenaban el corazón - Formaré mi cuento de hadas - Sonreí volteándolo a ver - Y tu siempre serás parte de él mi querido Jack - Le un pequeño golpecito en la punta de su nariz - ¿Quién se atreve a lastimarte? ¿Acaso no ven lo precioso que eres? - Hice una mueca y moví la cabeza en manera de negación - Aquellos que no valoran lo que tienen no tienen el derecho de tenernos en su vida - Busque su mano y entrelace nuestros dedos con suavidad, dejando en claro que nuestra unión nadie sería capaz de romperla.
Me quedé observando sus ojos un buen rato, ni siquiera me di cuenta cuando llegué a su lado en aquel sillón, estaba atrapada por ese brillo que tal vez estaba loca pero sabía solo conmigo lo podía reflejar. ¿Por qué me miraba de esa manera? Sabía que Jack me quería, que siempre me cuidaba y siempre intentaba hacerse el gracioso conmigo, siempre me pedía a gritos un abrazo, o hacerme sonreír sin importarle nada pero no entendía bien porque lo hacía quizás estaba demasiado ciega o tal vez lo sabía y no quería aceptarlo. Llevé una de mis manos a su mejilla detallando parte de su rostro con cuidado sonreí de la misma manera en la que él sonreía y entonces no me quedo más remedio que soltar una de las cosas que tenía encima - Milo- Susurré de manera bastante débil mostrando que decir su nombre me dolía más de lo que podía gustarme. Incluso aquel amor con que antes hablaba de él se había desvanecido. ¿A dónde se va el amor que dices verdadero? ¿Solo se marchita? ¿O nunca fue verdadero? - Romperé mi compromiso con él - Mi voz esta vez salió firme sin titubeos, sin remordimientos orgullosa de mi misma por ser lo suficientemente valiente de controlar mi vida, porque hasta la fecha otros la habían controlado por mi. - No vale la pena seguir esperanzada con alguien que no me quiere ni la mitad de lo que yo lo he amado - Sonreí con pesar, pero al menos cerraría un ciclo que me había estado carcomiendo unos meses.
Solté el rostro de Jack, me acomodé en el sillón de tal manera que pudiera llevar mi mirada al frente. - Debo empezar a poner los pies en la tierra y ver lo que es bueno para mi y lo que no es - Esta vez la sonrisa se amplió en mi rostro - Empezaré a pensar en el futuro, en mi futuro, en mi bienestar en lo que que de verdad deseo hacer y lo que quiero en mi vida, siempre he soñado con ese príncipe azul que tal vez no existe como todos lo pintan pero que sea el de mi cuentos de hada personal, siempre he deseado hijos, una bonita casa, y lo conseguiré - Yo era así una chica bastante conservadora, que le gustaba la aventura, poder ser libre de tomar mis decisiones no sabía como había llegado a frenar todos esos deseos. Volvería a ser yo, a soñar, a desear, a formar ilusiones absurdas que en mi mundo eran claras y me llenaban el corazón - Formaré mi cuento de hadas - Sonreí volteándolo a ver - Y tu siempre serás parte de él mi querido Jack - Le un pequeño golpecito en la punta de su nariz - ¿Quién se atreve a lastimarte? ¿Acaso no ven lo precioso que eres? - Hice una mueca y moví la cabeza en manera de negación - Aquellos que no valoran lo que tienen no tienen el derecho de tenernos en su vida - Busque su mano y entrelace nuestros dedos con suavidad, dejando en claro que nuestra unión nadie sería capaz de romperla.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/03/2011
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