Recommencer à naître... [Djibril Jawara]

por **Noëlle D'Aurevilly** Sáb Oct 01, 2011 1:39 pm

"Jamás había sentido aquello, jamás había podido creer que de verdad mi desesperación se apaciguase al ver morir a mis padres."

Aquella voz en mi cabeza se alimentaba de la sola desesperación por salir de aquel lugar, aquel mundo que era el mar y volver a tierra firme, descansar y tomar aunque fuese mi ultimo bocado antes de ir a la cama.. No, no podía ser, eso se había acabado para mí, mis padres ya no estaban en éste mundo tan mundano dejándome a expensas de un marido al cual siquiera conocía.

"Tenía miedo, mucho miedo y por ello quería morir."

Había permanecido enganchada a una tabla, que poco a poco sucumbía al peso del agua arrastrándome a las profundidades marinas. Aquello, un paraje horrorífico, nadé desesperadamente aguantando la respiración bajo el agua, entre cadáveres que me miraban con sus ojos abiertos a la muerte, cómo pidiendo un auxilio que ya no podía darles. Lo primero que pensé antes de abrir mis labios para soltar todo el aire de mis reserva en mis pulmones fué "Mamá por favor, ayúdame." Pero era una idiota, una simple niña que no podía hacer nada en su vida tan solo lo que regían sus padres aquello que conllevó a que me vendiesen como ganado a un hombre para servirle, amarle y respetarle por los restos de mis días.
Mi cuerpo, cansado, vagó por la superficie marina, con aquella piel blanquecina siendo arropada por el manto de la luna, mientras sentía frío, cada vez mas frío, hasta que mis ojos por fín se cerraron buscando el silencio que llevaba tiempo intentando encontrar.

Mi cuerpo, junto con decenas más que no consiguieron hundirse, pero que aun siendo cadáveres, llegaron a la orilla en aquel lugar desérico que daba de lleno hacia un bosque, sin nadie que pudiese verme, sin nadie a quien pudiese pedirle auxilio.. De todos modos, mi cuerpo yacía inerte sobre las rocas, rodeado del resto de cadáveres.

por **Jason Schwaitzen** Dom Oct 23, 2011 12:21 pm

“Nada es para siempre, todo cambiará tarde o temprano”

Esa era una de las muchísimas enseñanzas que permanecían más que nunca en la cabeza del enorme animal de pelaje negro que descansaba cobijado tras unos arbustos de aquel inmenso mundo similar (mas no idéntico) a la jungla en la que había crecido. Las cosas habían cambiado demasiado en muy poco tiempo, y sus sentimientos también lo habían hecho; aunque no así sus convicciones.

Su vista amarilla seguía con atención a los mosquitos que revoloteaban gustosos alrededor de los restos de la gacela que había caído bajo sus garras hace algo más de una hora; su maravilloso sentido del oído atendía todas y cada una de las cosas a su alrededor, incluido el sonido del mar que le acompañaba y que le recordaba en parte a su tierra natal; y qué decir de su olfato, que registraba cada uno de los olores que existían en aquella zona.

Sí, lo tenía absolutamente todo controlado para asegurar su supervivencia, a excepción de esa avalancha de olores extraños de repentinamente se hicieron presentes muy cerca de donde se encontraba, olores que parecía ya conocer antes: olor a cadáver. Y era muy fuerte.

Con toda su velocidad y agilidad terminó llegando tras unos minutos al final del bosque, el cual limitaba con mar abierto; pero eso era un simple detalle comparado con lo que realmente le importaba a la pantera, que se acercó rápidamente al origen de aquellos olores, gruñendo al descubrirlo. Los revisó todos, incluso cargándolos con su dentadura para dejarlos sobre el pasto, notando que todos ya no tenían latidos en su corazón. Gruñió apenado por la situación que le tocaba enfrentar y se acercó al último cuerpo que quedaba. Su nariz olfateó el húmedo cabello, y su cola se alzó al notar que seguía con vida; apenas, pero con vida. Se acomodó entre las rocas y deslizó su cabeza por el cuerpo ajeno para terminar cargándolo con su lomo, llevándola con cuidado a una zona libre de peligros, y tras depositarla con toda la suavidad que su forma animal le permitía, la movió un poco con una de sus patas, tratando de verificar si su corazonada habia sido acertada. Luego le lamió el rostro, y simplemente esperó.

por **Noëlle D'Aurevilly** Sáb Nov 05, 2011 8:16 am

Spoiler:

- Noëlle… querida, despierta es hora de desayunar…
Aquella voz fragante sonaba por doquier, ella, tan solo veía oscuridad con sus parpados caidos, en cuanto los intentó abrir seguía viendo aquella oscuridad por todos lados, su nana, la mujer de aquella voz tan solo era el reflejo de un delirio. Pero era en aquel delirio donde se suponía que la bella Alicia seguía al conejo blanco y es por ello que se aventuró a caminar en aquella oscuridad.
Prosiguió, paso a paso, siguiendo el origen de aquella hermosa voz que la llevaba a un origen donde debería de haber estado siempre, en casa, con sus padres antes de que ocurriese todo lo de la boda y por consiguiente el accidente de barco. Noëlle, imitando a aquella tan real muchacha la cual era Alicia, abrió una puerta y entonces se encontró de nuevo con otra oscuridad, pero ésta vez estaba despierta.
Tan solo veía todo negro, con el sonido del mar de fondo y un par de… es.. no!! Eran un par de ojos hermosos del color de la miel, pero…

Noëlle tras erguirse, se le vinieron las ganas de gritar pero en lugar de ello escupió agua marina que albergaban sus pulmones. Tras ello, intentó gritar mientras reculaba en sus propios pasos llegando a topar con su espalda en un árbol cercano, pero no podía. Su garganta se veía resentida por el frio y la sal del mar, cuya carraspera era incipiente. Podía hablar, pero no podía gritar, pero en serio que tenía mucho miedo porque aquel pequeño conejo blanco, en realidad se había convertido en una gran pantera negra, polos opuestos de la misma naturaleza, por lo que la muchacha nada mas pudo taparse el rostro con ambas manos, esperando despertar de aquella pesadilla.

- No… me hagas daño… Por favor..! – Dijo con aquella leve voz carrasposa.

Spoiler:

por **Jason Schwaitzen** Sáb Nov 12, 2011 8:29 pm

Los minutos seguían pasando, y Djibril creía que aquella corazonada en que veía a la joven con vida simplemente se quedaba en eso, en una corazonada que no se reflejaría en la realidad. Sin embargo sus ojos notaron sus movimientos: tanto los más ínfimos como los evidentes y detrás de ese pelaje negro se formó una extraña mezcla de sentimientos: de felicidad por confirmarla con vida; de tristeza por verla alejarse (ya que para él no era tan obvio ni normal que la gente retrocediera al ver una pantera al despertar) y de incertidumbre por el no saber qué pasaría. Se relamió una de sus poderosas patas y luego hizo lo mismo en la zona de su pecho de forma despreocupada, contrastando enormemente con lo que haría un animal normal. Le miró de reojo mientras realizaba tales acciones y todavía estaba cubierta. ¿Por qué lo hacía? ¿Le tenía miedo? Ladeó la cabeza y su africana cabeza reflexionó, concluyendo tras unos segundos que iba a averiguarlo directamente de ella aunque hablase para variar en un idioma que él no conocía. Se le fue acercando lentamente, acechándola y vigilándola de manera natural como si en efecto fuera una presa, aunque esa no fuera su caracterización actual. Se quedó a un metro de su rostro y se sentó sobre sus cuartos traseros en ese lugar, observándola inmóvil como una de esas estatuas que había alcanzado a ver en ese mundo extraño repleto de cosas cuadradas y altas y con casi nada de árboles. No le gustaba estar ahí, prefería mil veces el bosque…pero prefería infinitas veces su tierra natal, esa tierra que ahora parecía imposible de alcanzar por el momento.

Spoiler:

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