Entre Pasteles y Risas[Finalizado]

por **Aitziber D’ Lemoine** Dom Oct 02, 2011 3:31 pm

Había salido temprano de su mansión, algunas hijas de los amigos de sus padres se estaban reuniendo en el café en el centro de parís, había decidido ir un rato hasta ese lugar; era mucho mejor que estar oyendo a sus hermanas y padres la pregunta de su vida “¿Cuándo conseguiría un esposo?”.

Suspiro largamente mientras entraba al café-que Idiotas…- murmuraba fastidiada-No se hasta cuando escapare-…

Encontró a uno de sus conocidos, se sentó en la mesa donde la esperaba una joven de cabellos negros y largo vestido rosado…

“dios… ¿como puedo soportar esto?” se preguntaba sonriendo falsamente.

Había ordenado un café dulce mientras la conversación de alargaba con temas normales y triviales, como el alto costo de todo y de las telas más finas y los próximos eventos. Una dulce sonrisa apareció en sus labios; se sintió falsa, eso no era para ella aunque era su mundo y como tal debía aceptarla.

por **Louis J. Bouquet** Jue Oct 06, 2011 6:09 pm

Tres días llevaba que no regresaba a casa. Estaba preocupado, si, pero sabia que él joven de cabellos plata, podría cuidarse solo. Le suponía un esfuerzo tremendo desplazarse desde el teatro cada noche después de las funciones, hasta ese punto donde estaba su hogar. Aun si lo hacia en su forma gatuna. Por ello, había vuelto a rentar el cuarto de hotel, donde su corazón comenzó a resquebrajarse por primera vez. El frescor de la mañana, entraba por la ventana que dejo abierta toda la noche. Le parecía que aún podía escuchar el sonido de aquella melodía que no volvería a tocar en su vida, y, que, si, de manera masoquista, su mente tenia el absoluto descaro, de recordárselo.

Suspiro, tomando su largo saco en azul marino con detalles en plata y dorado, y salio. Era una mañana algo fresca, pero así estaba bien. El era de las personas que prefieren los paisajes blancos del invierno, a la bochornosa primavera. Por las calles, aún se veían vestigios de las noches llenas de pecado y corrupción. Tertulias que coloreaban las edificaciones grises de ese Paris donde el pobre cae cada día mas en la miseria, mientras la nobleza, hace fiestas financiadas con la sangre y sudor de los de “abajo”. Detrás de aquellos callejones, la otra noche, había visto una pelea de borrachos, que apenas y atinaban, lejos de golpearse, a mantenerse en pie.

Con las manos metidas dentro del saco, avanzaba por las calles que se iban levantando y poniendo activas. Su estomago, le pedía a gritos algo. La noche anterior, no había comido nada, simplemente, por que había llegado cansado. Siguió mirando. No le apetecía ir a un restaurante, apenas era el desayuno…

Un café estaría bien. Así que durante algunos diez minutos, se dedico a buscar un lugar acogedor. Encontró uno por las calles más céntricas, negocios tan maravillosos, que parecían nunca cerrar. Se acomodo en una mesa, y luego de que vinieran a pedirle la orden, se dedico a inspeccionar el lugar con sus curiosas pupilas avellana.

Aspiro aquel aroma, en verdad, ese olor lo volvía loco. No sabia precisar con detalle todas las cosas que aquel producto con antiguas raíces africanas, como el hombre mismo, le traían tanto a la mente, como al corazón. Cruzo una pierna sobre otra, apoyando su espalda sobre aquella silla de acolchado respaldo. Con los brazos sobre el pecho, aguardo. Sus ojos se toparon en la delicada figura de una chica. Había algo curioso con ella. Pero, lo que sin duda, le removió algo en su interior, fue su sonrisa. Louis, tenía manía por ellas. Eran de lo que más le gustaba de las personas. Y por eso, no había podido, evitar verla. Por que, el brillo de su mirada, no era correspondiente. Dicho de otro modo, no parecía del todo cómoda. ¿El lugar? ¿Una mala mañana? ¿O la platica con su acompañante?

Sin darse cuenta, se le quedo mirando fijamente, sin parpadear.

por **Aitziber D’ Lemoine** Dom Oct 09, 2011 10:48 am

Había oído el sonido de la puerta abriéndose en el café, otro cliente mas, pensé mientras acomodaba su cabello y sonreía ante lo que su amiga decía, era tan fácil moverse en aquel lugar, simplemente tenias que asentir, sonreír decir algunas palabras triviales y terminarías con este día, debajo de la mesa se encontraba su bolso con algunos libros de magia y una capucha negra para aquellas noches de gran frio.

Inclino su cuerpo hacia el de su compañera, quien la invitaba a acercarse para contar un secreto que debía llevarse hasta la muerte. Dejo salir una risita junto con su amiga mientras tumbaba su cuerpo en la silla, suspiro largamente con sus ojos entrecerrados mientras sonreía tiernamente.

Un momento… quedo paralizada tratando de que su amiga no lo notara, había algo raro ¿Qué había cambiado? ¿de dónde provenía aquella energía? Abrió sus ojos en par en par, bajo la mirada mientras que la joven seguía hablando. El camarero había traído un pastel de fresa sacándola de sus pensamientos, le agradeció gentilmente mientras echaba un reojo al lugar, para ver que había cambiado.

-¿…?- su mirada se quedo fija a un joven quien también miraba hacia ese lugar sin parpadear, se notaba muy bien que no era humano, ¿pero como podía mostrarse así tan fácilmente?. Aquel descubrimiento le fascino.

En sus labios nació una sonrisa, de verdad que era apenas una niña, aquella sensación era cuando a un infante le regalan un exótico juguete, no sabe cómo jugar con el pero simplemente sabiendo que es diferente de lo que ha visto se enamora de él, giro a ver a su amiga aun sonriendo con cierta picardía

-Ya te puedes ir… encontré algo mejor…- susurro sonriendo –levántate y vete- la acompañante se levanto, parecía normal como si algo se le hubiera presentado, ella también se levanto despidiéndose con gentileza. La acompañante salió con sus ojos nada de brillo.

Dejo de mover sus “hilos” cuando ya estaba a cuatro cuadras de aquel lugar, lo único que recordaría seria que había estado con Aitziber pero que de pronto una extraña depresión la invadió y tuvo que retirarse.

Sujeto el tenedor, quito un poco de merengada a la torta con este mismo, saboreando el dulce néctar que aquella espuma blanca, miro al joven de aquella suave mirada. Se levanto repentinamente dirigiéndose a su mesa, tenía en sus manos su pastel y en otra tenía su bolso de cuero donde, dejo caer el bolso escondiéndolo debajo de la mesa con un pequeño empujón de su pie, dejo caer su cuerpo en la silla mientras mantenía su pastel en mano y en la otra el tenedor.

-¿vas a querer algo mas o solo te conformaras con el café?- pregunto comiendo tranquilamente su pastel.

por **Louis J. Bouquet** Lun Oct 10, 2011 7:36 pm

En el momento en que las orbes oscuras de la chica, se cruzaron con la suya, en un proceso que se le antojaba comparativo con los dientes de las ruedas que dan cuerda, movimiento a un reloj. Haciendo “clic, clic”. Hasta producir un instante, que no tiene antecedente… y futuro? Eso no lo sabia. Pero, al joven cambiaformas, asi le pareció. Siempre en una nube con nombre. Se sintió pillado e incluso apenado. No era tan propio de él, pero supuso, que ciertas manías se te pegan si convives mucho tiempo con alguien. La bonita desconocida, le regaló una sonrisa. Y esta le gustó mucho más que la primera que le vio esbozar. En primer lugar, por que era… como dulce. Y la segunda, se la estaba dando a él. Un mudo intercambio de miradas, cual niños en un parque. Ella rompió el contacto visual y Louis mantuvo la sonrisa, bajando la mirada a su regazo, jugando de manera casi nerviosa con sus manos, aguardando por su café.

La joven camarera que le tomo la orden, volvió con la humeante taza, y le pregunto que si deseaba algo más. Louis, un gato travieso, no podía evitar sonreír con toque coqueto en la mirada. Asintió, ladeando un poco el rostro. - Uh… un trozo de tarta… si, eso… pero no ahora. Yo le diré… eh… eh… si. - Acomodó el cabello detrás de una de sus orejas, caso fallido, el rebelde y largo flequillo, volvió a caer sobre su rostro. La chica asintió -Claro, en diez minutos, le parece perfecto? Esta por salir una… - Louis asintió con energía, apoyando las manos cruzadas sobre la mesa, y ella dio media vuelta, alejándose.

Volvió a fijar la mirada en un punto bajo, esta vez, sobre la espuma que se formaba en forma de remolinos sobre el café. Ese aroma le gustaba muchísimo, le daban ganas de tantas cosas, y a la vez, de solo tumbarse sobre el suelo de madera de su casa, con la cabeza sobre las piernas de Imre, relatándole cualquier cuento. Era poco más que un niño, de mente, de cuerpo, eterno adolescente, después de todo. Le gustaba que jugaran con su cabello, el gato dentro de él, supuso. Manías, como aquella de rascarle detrás de la cabeza y arrancarle ronroneos.

Estaba perdido en el humeante café, hasta que escuchó y sintió que alguien se sentaba con él. El aroma de la joven le llego, al mismo tiempo que su voz. Una pequeña muñequita que destacaba del resto con esos rasgos suaves. Cálidos. Curioso le resulto el hecho de que fuera a su lado asi, tan directa. Tan coqueta…
El ladeo su cabeza una vez más, volviendo a apoyar la espalda sobre el respaldo.
-Lo cierto es, que ya he pedido algo más, pero no por el momento. El hambre, llega como… No es algo brutal como un golpe, más bien, es como la salida del sol todas las mañanas, tras las montañas… no cree?- Bajo la mesa, su pierna se movía al ritmo de una melodía que solo estaba presente en su memoria. Olía a la mujer. Dama de buena cuna, sin duda. Intento hacer memoria, quizás fuera posible que la hubiese visto en el teatro… Pero no, sabia que no era así. Mujeres como aquella, destacan como un lucero en medio del cielo sobre un oscuro mar. -Aún asi, solo un café, tampoco es tan malo. Y siempre puedo… actuar como el pillo del cuento…-Se inclinó sobre la mesa bajando la voz, hasta casi hacerla un susurro-- y quitarte a ti, pequeña, tu pastel. -Le dijo, en tono de broma. La imagen mental de un lobo que resulta gato, y una caperucita, que no es tan indefensa. Lo sabe.

por **Aitziber D’ Lemoine** Mar Oct 11, 2011 12:10 pm

cerro sus ojos saboreando el dulce de su pastel, los matices de los sabores que en el estaban, le encantaba lo dulce pero no exageraba, para ella lo mas delicioso era lo inesperado, miro al joven quien en sus hermosos ojos reflejaban un lado juguetón casi como el de un felino. !oh! Felinos lo que a Aitziber adoraba, eran los únicos animales en la tierra -o los que ella conocía que podían dejarla enamorada con solo una mirada-.

-Depende del estado que estés...- respondió entre un susurro mientras mordía su tenedor dejándolo sin rastros de alguna crema o fresa. volvió a sacar un pequeño pedazo donde contenía pequeños trozos de fresas.

algo en su estomago comenzó a moverse con una extraña energía, tenia el tenedor en su boca mostrando cierta coquetería, pues el arte del coqueteo es hermoso, limpio y certero, no se hace para buscar llevar a alguien en a la cama como muchos pensaban; no. Era para poder conocer gente nueva, gente que hiciera volar el pensamiento y los sentimientos por un instante.

aquella sensación comenzó a subir hasta llegar a su garganta, no pudo evitar dejarla salir, Era risa. Rió suavemente ocultando un pequeño sonrojo mientras bajaba la cabeza riendo suavemente y discreta con su mano en la boca, volvió a verlo con una dulce sonrisa en sus labios y un brillo encantador en sus ojos.

-No creo que seas capaz de eso- murmuro aun con su mano en su boca. vaya si que la estaba divirtiendo, dejo caer su cuerpo hacia el sillón mientras se disponía a seguir con su pastel que ya estaba casi terminado-Vaya... - suspiro detallando el pastel. parecía una pequeña niña divirtiéndose con un juguete nuevo.

¿niña? ella no era eso. había dejado de hacerlo hace mucho tiempo, aunque no parecía ella nunca podía ser la protagonista de algún cuento para niños, tal vez la mala era el mejor papel. su inocencia era poca y astucia mucha. era un depredador disfrazado de presa. miro por el rabillo del ojo a los otros que estaban en el café. por primera vez de dio cuenta que no era la única con ese disfraz, habían muchos quienes ocultaban su verdadero ser

por **Louis J. Bouquet** Vie Oct 14, 2011 11:11 am

Louis era un sujeto bastante… Dios, a veces ese lado creía que era culpa de vivir con un ser poco más que un niño. El siempre habia sido ¿dulce? Pero cuando dulce con inocente, se juntan, solo podría salir más miel. Y si, dejarlo más vulnerable a todo tipo de cosas. Siempre es asi. Un corazón expuesto por un alma transparente, siempre es herido. Golpeado. Como fuera, le gustaba sentir como aquella chica lo miraba. Y que habia dicho algo bastante cierto. Pero, como también estaba pensando con anterioridad, quizás, el no podría ver lo que otras personas veían. Por que el vivia en su propio mundo rosa más allá del arcoiris.

Y mientras ella, sacaba otro trozo, sonrió de medio lado. - Aún asi, es mejor ver el mundo de manera positiva, y poner una sonrisa en tus labios, sin importar que estés deshecho por dentro. No lo veo como un gesto hipócrita, si es lo que me dirías, no sé. Tal vez, solo paso demasiado tiempo soñando- -El joven cambiante, acomodo uno de los mechones de su cabello, sonriendo. Verla comer de aquella manera, terminaba por despertar el apetito en él.

¿Cuál sería el misterio detrás de aquella simpática desconocida?

La miro con sorpresa, ¡se estaba riendo! Y que manera más adorable de hacerlo… Suspiro. Amaba ver a las personas sonrojadas. Era una visión, por más ínfimo que el color rosáceo fuese, maravillosa. Daba un toque de candidez y jovialidad, que ningún pintor podría plasmar en sus cuadros. Era algo, que no podía captarse y reproducirse. Todos eran diferentes. Por pena, amor, timidez--- todo. Incluso, por cosas simples como un clima calido.

Arqueó su ceja, y se puso medianamente serio. - ¿No? ¿En verdad crees que no me atrevería? - Bajo el tono de su voz, hasta hacerlo un poco más grave y seductor de lo normal. Simple juego. El tenía pareja y de momento, no planeaba engañarlo. -Puedo se muy malo. - Se acerco, otro poco, por encima de la mesa, fijando sus pupilas en las ajenas, con una sutil sonrisa- Y la pequeña, tiene algún nombre, o deberé inventarlo, como si nombrara una estrella?

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Oct 15, 2011 1:17 pm

Simplemente era divertido, inclino su cabeza mirando fijamente los avellanos ojos del contrario, sonrió de manera maliciosa pero con una dulce y especial elegancia, dejo su plato en la mesa, ya estaba prácticamente terminado, había dejado a un lado espuma batida que le ponen a las fresas, mientras dejaba salir un leve suspiro concentrándose en la voz del nuevo acompañante y en la pregunta que le hacía, la frase “pequeña” hizo que lo odiara por unos segundos, simplemente aquello podía hacerla explotar de ira, estaba a un paso de descargar las frustraciones con aquel pobre muchacho, pero como su rabia llegaba, se iba.

-¡Oh! ¿Cómo podría compararme con una estrella?- su dulce voz parecía haber sido empalagada por el pastel, parecía tan sutil, como el de una persona mimada hasta dañarla por completo-Las estrellas deben sentirse ofendidas, por haberlas comparado con una persona como yo; que tiene que mirar hacia arriba para apreciarlas a ellas y a los astros-

Tumbo su cuerpo en su silla, entrecerrando sus ojos con cierto fastidio, aun no podía sacarse la molestia de que aun la viera como una niña consentida, pero admitía que ella también se comportaba así, ¡pero no! No lo era. –Soy Aitziber D` Lemoine- dejo que su mirada volviera a encontrarse con el de aquel sutil y juguetón joven; de verdad parecía un travieso Gato jugando con un hilo rojo de lana. No sabía porque aquella imagen se le había cruzado por la mente, eso hizo que sus ánimos volvieran.

-Y usted… ¿me podría deleitar con su nombre?- volviendo al juego, sonrió con simpatía –¿Le parezco una pequeña e inocente niña?- pregunto algo decepcionada, -pensé que usted tendría mejores habilidades- le reto con sus negros ojos apuntando como dagas a los suyos…

Todo su fino rostro se contrajo con delicadeza y astucia, sabia como moverse, actuar, demostrar debilidad donde no la había, mostrar la parte que ella quería mostrar sin arriesgarse. Eso era lo que le gustaba de los felinos su elegancia, su forma tan sigilosa de hacer las cosas, en el mundo animal había muchos animales de los que el ser humano podía aprender, recordó como en China y en otros países asiáticos habían artes marciales nacidas gracias a la observación del comportamiento animal, ellos eran unos grandes maestros y nosotros simplemente debíamos ser sus aprendices y captar los hermosos movimientos de estos en su entorno y adaptarlos al de los humanos.

por **Louis J. Bouquet** Vie Oct 21, 2011 10:05 pm

El joven gato sonrio de manera taimada. Si, era una persona que no solia arrepentirse de las cosas que decia, al menos, como esa. Magnolia le habia dicho que tenia parte de poeta, sin duda. Ah, carajo, como les gustaba decirle ese tipo de cosas, cuando el solo se creia uno mas entre el resto. ¿modestia o simple precaución?

Se enderezo sobre la silla, bajando sus manos sin notarlo, cruzadas, sobre sus piernas. Su rostro cambio de tono durante un momento. El tono prefecto de la sorpresa. No se habia esperado que la chica le dijera aquello. En verdad que lo habia tomado por completo desprevenido. El, que siempre era tan coqueto. Tan… tan… Y ella decia aquello, y si analizaba con una lupa de buen calibre, dejando fuera sus propios deseos personales, podia ver que la jovencita delante de el, estaba diciendo cosas con tinte de verdad.

Ah! Pero solo era un simple comentario. Un… halago? .El joven cambiante, sonrio, aun con los vestigios de la sorpresa anterior, cerro sus ojos y siguió riendo, tapando un poco sus labios con una de sus manos, no de manera femenina. -Ah, querida, nada de ofendidas! Puede que esten arriba. Si, pero, estan tan lejos las una de las otras, que en realidad, solo tienen su propio brillo. Deben ser ellas quien se encelen, de ti, pequeña, que puedes pasearte entre nosotros los mortales, cegándonos con lo bonito de tu brillo. Podemos tocarte, estas mas cerca que las estrellas, si, pero a la vez, querida, estas mucho mas lejos de cualquier posibilidad. -Le dijo, con una sonrisa pequeña. Le gustaba hacerlo, esa niña lo tenia comodo. No importaba que acaba de decirle. Si sonaba a declaracion de algun tipo, lo sentia mucho. No salia con esa intencion, solo… nacia de el.

La manera en que lo miraba, lo hacia pensar por momentos, que habia dicho algo mal. Y el lo unico que podia hacer, era seguir sonriendole de manera encantadora. ¿Por qué? Louis es de la clase de personas que no estan del todo acostumbradas a ser tratadas de mala manera. No soporta el hecho de creer que alguien pudiese odiarlo. Algo tan negativo… no le gusta. Por eso siempre sonrie. Es del tipo de persona, que le pegas, y te pone la otra mejilla, como dirian las señoras que asistian todos los dias a misa en la catedral.

Al escuchar su nombre, pudo suspirar tranquilo. Eso era un buen paso. Era bonito su nombre. Le gustaba el sonido. Después, la pregunta de regreso, de rigor. Ladeo su cabeza, acomodándose otro poco. -Louis Bouquet. Solo deja en Louis, ni se te ocurra comenzar a tratarme de Monsieur Bouquet, me hace sentir… raro. Casi como si no fuera humano…- Le dijo, de nuevo, con un tono suave y tranquilo, como si estuviera a punto de reir, sus ojos, si que lo hacian. Y asintio, con seguridad- -Claro. Te mentiria si dijera que no me pareces una muñequita. Tan pequeña y frágil cual copo de nieve. -

Pero a ella, eso no le parecia… no era la reaccion que esperaba. Quizas estaba acostumbrado a tratar con mujeres que eran mucho mas sumisas. No con una joven, que parecia ser una princesita, si, pero con todo un arsenal de sorpresas detrás. Parpadeo de nuevo, y entrecerro sus ojos al sentir el peso de esas pupilas oscuras. Se inclino de nuevo sobre la mesa, la sonrisa volvio a tornarse picara. ¿Lo estaba retando?

Llevo uno de sus dedos al betùn que ella habia descartado. Y lo llevo con la velocidad que un gato suelta un zarpazo jugueton a un lazo, a la punta de la nariz de aquella chica. -habilidades como esa, Aitziber?

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Oct 22, 2011 10:10 am

Saboreo el nombre del joven mientras este seguía hablando, esbozo una medio sonrisa, coqueta y sincera, sus cabellos, quienes llegaban al hombro fueron retirados con su suave mano mientas oía atentamente a las palabras de aquel extraño pero interesante acompañante. Fragil, pensó con sus ojos cerrados, con su rostro inexpresivo y sereno Muñeca… retumbo en su mente como dos trompetas… alzo su mirada para esbozarle una de sus más sinceras sonrisas.

-¡Ah! mi querido Louis… Que sincero eres, eso me gusta mucho, pues, siempre soy muy sincera- rio algo divertida.

Cerró los ojos por menos de medio segundo y allí estaba aquella mermelada blanca en su nariz, ahogo una exclamación de excitación mientras lo miraba a los ojos con sus pupilas grandes y brillosas, asintió como cuando una niña le dice un secreto que nunca podrá revelar, ladeo su cabeza hacia un lado, notando que la camarera le traía un pastel para el joven acompañante, ella sonrió tiernamente mientras con su dedo índice se limpiaba el resto de betún que había en su nariz para luego llevárselo a su boca y saborearlo con detenimiento.

-Por favor un Café turco- pido la joven a la camarera antes de que se fuera. ¿Y ahora que? Se preguntaba mirando a su acompañante-por favor, le suplico con toda las fuerzas que tengo que siga siendo diferente al resto de Basura que hay en este lugar- bajo la voz y su mirada también, la clavo en la mesa, parecía que hablaba con ella-Soy sincera, pero tengo la habilidad de mentir con la verdad…- se quedo unos momento en silencio mordiendo levemente su labio inferior-Muchas gracias por los halagos, me acaba de decir que estoy haciendo un excelente trabajo, ocultando mi verdadero yo- le miro con sus ojos aun grandes llenos de excitación y emoción, tal vez por encontrar a alguien quien era lo suficientemente bueno para divertirla un rato.

-Espero que pueda mostrarle ese “yo” de quien hablo, y que también quede fascinado con esa pequeña pero oscura parte de mí- un aire de misterio la había envuelto, aquellas palabras eran audaces, escogidas como un poeta escoge las suyas para enamorar a una damisela

por **Louis J. Bouquet** Dom Oct 30, 2011 10:40 pm

Claro que Louis era sincero. Se esmeraba por serlo. Aunque siendo tan transparente, no creía que eso le resultara algo en lo que siempre estar pensando, Sali asi, solito. Quizás la única persona que le hubiera dicho en toda su vida que era un maldito hipócrita, era Arianne. Pero a ella se lo perdonaría siempre todo. Quería volver a verla, pero sabia, mientras contemplaba los rizos del cabello ajeno, que no podía hacerlo. Que sería la cosa mas egoísta. No quería lastimarla más. Por que, la verdad, aunque por las noches durmiera con aquel pequeño hombre… Aún la amaba. Y si a Aitziber, le gustaba eso de él, lo ponía realmente contento. Por que… eso significaba, que aquella jovencita… que le agradaba a ella.

Esperaba que eso durara, luego de aquella pequeña travesura. Su pastel arribo, y el se perdió un momento en aquellas pestañas de ensueño. Dado que se comía el betún, no parecia molesta. Eso era bueno. No le hubiera gustado recibir una señora bofetada en la mejilla. Esas cosas duelen y dejan marca. Y a el no le gusta tener marcas visibles. Es vanidoso, si, pero no siempre. Es de sus pocos pecados culpables. Y entonces, ella le dijo aquello, Louis bajo su mirada, con una sonrisa. Discreto. Serio, sin dejar de ser atento y amigable.
¿Mentir con la verdad? Eso sonaba curioso. Sin duda, si, detrás de esa faz angelical, habia mas cosas de un color no tan claro. Algo, como las nubes de una tarde que augura una noche con lluvia. ¿ocultar su verdadero ser? La chica tenia una imagen sobre ella misma, que Louis no podía ver. Comprender. No, en el fondo, las dos cosas se mezclaban. Estaba seguro de ello.
La manera en que lo miraba, lo hacia quedarse quieto, aguardando. Si la miraba muy fijamente… temía terminar viéndola como una mujer….Y no sabia si eso le gustaba. Por que no estaba listo. Por que de verla de otra manera, a como la veía… era confuso, quizás…
Pero dejar que sus pensamientos se fueran mas allá, sería traicionar de alguna forma, la afirmación que habia dado sobre él. Espero, hasta que ella terminara de hablar. Estaba seguro, que Aitiziber no haria eso con cualquiera. Louis siempre ha sido del tipo de sujeto, que es ideal para mejor amigo de una chica. Curioso…

- No te preocupes. Siempre verás en mi, alguien que no parece humano. Un muchacho tan transparente como las copas donde se sirve el vino de la cena. Seré bueno contigo, Aitziber. - Pronuncio, con voz suave, tranquila, sin apartar su mirada de la suya, mas que un momento, para contemplar su propio postre. Le metió el pequeño tenedor. Blando Como la piel de su vientre… Cerro los ojos un momento, antes de cortar ese trozo. -Todos tenemos una parte de color opaco. Somos un remolino de colores, Aitziber. Si todo fuera enteramente bueno, el mundo no seria tan divertido. -Le dijo sonriendo de manera traviesa, y de nuevo, esa mirada que quiere ver mas alla. Fija. Llevo el trozo dentro de su boca.

Dulce.

por **Aitziber D’ Lemoine** Lun Oct 31, 2011 7:20 pm

Había también llegado su cafe, dejo que un silencio invadiera aquel momento, su acompañante disfrutaba su pastel recién traído y ella estaba dispuesta a disfrutar aquel café; que si no estuviera acostumbrada a tomar duraría por lo menos cinco días sin sueño. Tomo un sorbo dejando que su garganta se sintiera calida por aquel sabor amargo del tinte, dejo salir un leve suspiro de placer ante aquello tan delicioso y exótico que estaba aún en su paladar.

-Es cierto- aclaro su garganta para dejar una expresión seria en su rostro-¿acaso sería interesante un día perfecto?- tomo otro sorbo, dejo unos segundos que su silencio se prolongara para luego añadir: -¡Mi dios! No… claro que no, cuando estamos deseosos de lluvia y nos llega, deseamos sol, cuando este nos llega, estamos llorando por un día fresco, cuando este nos llega…- dejo salir una pequeña risa, era tan aguda que parecía ser el de una niña de 12 años-Me imagino a los hombres, rogando por un rayo de la calidez del sol-

Tomo otro sorbo de su café, siempre le había gustado terminar sus comidas rápido, para ella simplemente era algo que tomar o comer, no le busca aquel placer que los culinarios decían tener, miro fijamente a su compañero y comenzó a preguntarse qué era lo que en su mente pasaba cuando la veía, ¿Por qué se mostraba tan interesado con ella?, aunque debía admitir que después de eso lo iba a acosar, pues su compañía era lo más delicioso que había hecho en toda la semana.

-No nos quedemos cortos querido Louis- dijo de forma tierna-Cuénteme una cosa sobre usted… ¿Qué le gusta? ¿Es alérgico a algo?...- medito un poco, posando uno de sus dedos juguetonamente en su sien-Que opina de los Felinos, yo los adoro, son mi mas secreta pasión- se acerco a la mesa, bajando la voz hasta volverla un murmullo-No se lo diga a nadie- dejo salir una risilla mientras se reincorporaba dejando caer su cuerpo en la silla.

por **Louis J. Bouquet** Mar Nov 01, 2011 11:30 am

Al primer trozo, vino un segundo. Era como jovencito que llega a casa donde su madre lo espera con una pequeña tarta, después de un día de estar junto al río, jugando a ser un marino, o un pirata. Estaba emocionado, el dulce entrando a su cuerpo, el azúcar a punto de mezclarse con él. ¿Eso lo pondría hiperactivo? Corrían esos rumores entre la ciencia, que el azúcar en exceso, provocaba ese estado e excitación, de alteración. Y Louis no quería ser un minino travieso…

La observo por el rabillo de ojo, aparentemente concentrado en comer. Pero el aroma de aquel café, le llegaba, y le gustaba. Ese tipo de aromas, lo tranquilizaban, le provocaban un algo que no sabia definir con precisión, pero si sabia que prefería el aroma de un café, al una iglesia, por ejemplo. El olor a incienso lo hacia toser y lo mareaba. Dejo el tenedor, cuando ella pronuncio palabra, dándole la razón sobre aquella ultima cosa que dijera. Después de todo, no se había equivocado, si que era una jovencita con el corazón de una niña traviesa. Eso estaba bien. Era mejor tener esa inocente malicia, a ser un ser estirado, puritano y, lo peor del caso, ir de amargado por la vida. Y entonces, le deleitó con el sonido agudo de una risa. ¿era sincera? No lo sabia, pero, así como lo decía la joven, el desearía que lo fuera. Quería que ese fuera el rayo de sol que le hacia falta. Vivía de noche, y ya estaba olvidando como hacerlo de día. Era humano, por dios, tenía que hacer algo para no dejar su vida irse como un parpadeo. Por mucho que eso significara, una cosa que no se atrevía a pensar, por temor a que fuera escuchado, más allá de las paredes de ese café.

-¿Alérgico? No que tenga noción… Aunque no tolero mucho el alcohol. El picante… prefiero las cosas dulces… Pero, supongo que por alli debe haber algo que espera por causarme alergia, no lo sé.- le respondió, mirando un momento a otro punto, pensativo. La verdad que no se habi detenido nunca a pensar en ello. Quizás por que como cambia formas, no podia enfermar. Es significaba, algo muy bueno, en especial cuando eres un niño que ha perdido a sus padres, y te ves solo y sin una sola moneda en el bolsillo. No pudo evitarlo, esa mirada y lo que dijo de los felinos, lo hicieron soltar una carcajada. Esa mujer se lo estaba poniendo difícil. El no tenia la culpa de ser como era. Ni de tener esa imaginación que tiende a soñar en los momentos menos esperados. Ella se acerco, y el esbozó una sonrisa felina. Si, si, como la de un gato, le era fácil, de eso no habia dudas. -Descuida, corazón, tu secreto me lo llevare a la tumba--Le dijo, con un tono tenue, sin quitar esa sonrisa, mientras ella se sentaba nuevamente, le tocaba a él acercarse., y asi lo hizo. Le gustaban esas mesitas. Eran pequeñas, y monas, como si estuvieran hechas de jengibre, pero a la vez, firmes, soportarian su peso- no es que el pesara siquiera los sesenta kilos- -¿Qué opino de los felinos? Que somos muy hermosos…-El joven volvió a reir, antes de continuar. - ¿Por qué le gustan? ¿tuvo alguno de mascota? ¿Le gusta la manera en que se mueven, su mirada, tan misteriosa como una estrella que cae? Que te gusta de ellos, Aitziber? ¿Te gustaria tener uno?- Pregunto, aún por sobre la mesa, tan cerca, que aquella acción podria verse por los demás comensales, como la de un novio impetuoso, que no se resiste a tentarse, con aquella joven.

Spoiler:

por **Aitziber D’ Lemoine** Miér Nov 02, 2011 4:55 pm

Tomo otro sorbo de su café respirando profundamente, sonreía ante todo lo que decía el joven, ella tampoco era alérgica a nada, solo pregunto por qué fue lo primero que se le paso por la mente, se quedo mirando atentamente a todos los gestos que hacia el joven, rio a sus adentros, era de alguna forma tan gatuno que le hacía erizar sus pelos del cuello. Cuando se acerco a ella, retuvo por un momento el aire, analizaba su pregunta detenidamente, hasta que rio suavemente.

-Solo tuve un Gato blanco cuando era niña, mi madre era alérgica y no podía ni verlo- rio un poco con cierto aire travieso.-¿Qué me gusta?- murmuro saboreando la pregunta, entrecerró sus ojos imaginando un gato en su mente-Sus ojos, Sus bigotes, su pelaje todo esponjoso wuaaa… dan ganas de tenerlo como almohada- abrió sus ojos un poco sonrojada, sonreía tan alegre, simplemente el pensamiento la hacía sentirse feliz.

Aunque nunca puedo había podido tener un gato para ella siempre adoraba los callejeros, en algunas ocasiones algunos callejeros llegaban a su casa apenas sentía la presencia de la chica llegar y cuando salía cuando la luna estaba en lo más alto siempre la esperaban hasta que esta llegaba al amanecer, aunque no eran de ella, siempre sentía que la cuidaban de alguna forma, le brindaban una compañía que para ella era muy gratificante.

-Claro, aunque para mí los gatos tienen una personalidad muy reservada, no creo en que uno de ellos debe pertenecer a una casa en especifica, por mi está bien si uno de ellos se encariña conmigo y me viene a visitar de vez en cuando- dijo tomando su taza y arregostándose ante él con sus ojos cerrados mientras sus fosas nasales eran invadidas por el olor del café y su garganta humedecida por aquella dulce pero a su vez fuerte.

A ella no le gustaban mucho aquellos sabores fuertes, apenas soportaba el dulce en exceso, lo único que se podría decir que adoraba hasta volverse adicta era lo agrio, jugo de limón o algo parecido, lo cítrico era lo que ella más le gustaba. Jugos cítricos súper concentrados, que ni el más fuerte de los humano podría tomar al ser tan concentrado, algunos de sus parientes se le había torcido su boca al probar uno de sus jugos; siempre eran fuertes, poco agua y mucha pulpa, además de una dos o tres cucharadas de azúcar, para que no se le fuera lo agrio.

Eso era lo que a ella, le gustaba, por unos segundos deseo tener uno de esos jugos deliciosos de naranja en vez de un café, pero decidió que esperaría un poco más para pedirlo o simplemente iría a su casa y después de un largo día se tomaría un delicioso vaso de jugo de naranja.

Pero… ¿ahora qué haría? Miro detallando al joven, lamiendo sus labios para no dejar ni un rastro de la oscura bebida.

Spoiler:

por **Louis J. Bouquet** Miér Nov 02, 2011 9:01 pm

¿Era su dia de suerte, o a ella, esa cercanìa no le molestaba? La que fuera de las dos, le eran favorables. Muy en el fondo, le gustaba ser amado. En verdad que si. Sin importar la manera. Es por eso que era asi, coqueto, impulsivo. En alguna ocasión un vampiro dijo que Louis era alguien muy inocente, como un niño. Si, pero atrapado en el cuerpo de un sensual hombre –si, eso habia dicho, textualmente. Miraba atento a la joven, a cualquier cambio en su rostro. Las líneas de sus ojos, sus mejillas, la comisura de sus labios.
La manera en que sonrie, el mismo color de su sonrisa. Se le figura que es de color naranja brillante. Si… como el brillo de esa chispa en su mirada, cuando ha dicho que le gusta el pelaje acolchado de los mininos.

Tanto, que lo contagia, y el mismo, se deleita con una imagen mental, donde esa almohada es el mismo. ¿Le gustaran los gatos pequeños, los grandes? El puede ser un tigre con corazon y docilidad de gatito casero. Volvio a sentarse, tomando su taza y dando un sorbito rapido. Era mucho mas dulce, la voz de la joven. Permanecio silencioso, hasta que ella lo miro de nuevo.
-Me sorprende ese pensamiento suyo. Verdad que si. No es comun que las personas dejen ir asi, a una cosa, que creen suya. Pocos, comprenden, como usted, que los felinos son seres asi… Màs cuando son tan… diferentes. Su sentido de fidelidad, alli esta. Yo lo se, y pueden tener cariño por mas de una casa… Es cruel atarlos… - Le dijo, mirando a otro punto. Temia que algo se dejara ir en su mirada. Suspiro, acomodandose el cabello un poco. Antes de levantarse, y situarse justo detràs de ella. Con las manos apoyadas sobre el respaldo, se inclino, y con un de sus indices, aparto un mechon del cabello de la chica, cercano a su oido.

Habia cometido pequeños… Dios, que neko en verdad querìa quedarse mas rato con ella. Quizàs, no alli. Con tono tenue, le susurro al oido- -Quieres perderte por las calles un ratito, conmigo? Al final, podria regalarte algo…

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por **Aitziber D’ Lemoine** Jue Nov 03, 2011 4:10 pm

Aun mantenía sus ojos cerrados, esperando una respuesta, sonrió al oírla, era cierto, las personas solamente pensaba amarrar a cualquier cosa, a ella le parecía algo triste que las personas utilizaran ese método para retener un poco de cariño, suspiro largamente, notando que se había tomado todo la taza de café. Ella si que devoraba todo en pocos segundos, sus padres siempre la regañaban por eso, pues nunca disfrutaba nada, todo lo hacía era de esa forma.

Miro aquel movimiento del joven, sonrió de medio lado dejando su tasa en la mesa, se acerco, como si la voz del joven la llamara, invitándola a acercarse, se inclino, dejando reposar sus manos en el regazo de su vestido, dejo salir una mirada traviesa al mismo tiempo que asentía levemente.

-¿A dónde me llevaras?- pregunto susurrando de manera coqueta. No puedo evitar sostener aquel juego por mucho tiempo y echo a reír tirando su cuerpo hacia atrás.

¡Qué insolencia! Debían estar pensando las personas, aquellos jóvenes sin prejuicio, soltando palabras al aire sin decencia, Aitziber dejo que su mirada divagara por unos momento por su alrededor, detallando cada cosa del lugar, las personas sentadas cerca de ellos y en la barra de madera, hasta volver a centrarlo en el joven acompañante.

-si pregunto cuál es el regalo, no me lo dirás ¿verdad?- una pequeña chispa se prendió en sus ojos, aquello era su debilidad, era peor que un gato curioso, siempre andaba por ahí buscando cosas que llamaran su atención, donde algo inusual la sedujera para atraerla y definitivamente aquel joven, era lo más inusual que había encontrado.

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por **Louis J. Bouquet** Jue Nov 10, 2011 9:59 am

Dios, dios!!! en verdad que esa mujer le agradaba, como hacia mucho que no. No era para malinterpretarse, había conocido muchas chicas en Paris, cada una con su encanto, pero Aitiziber, tenia esa chispa que le gustaba. Una mezcla perfecta, entre la feminidad más tierna e inocente, a la picardía y sensualidad, que no se aprenden. Ya se traen consigo.

Le gustaba que acompañara, que siguiera aquel juego peligroso. Jugar con fuego, hasta quemarse, si, eso sonaba bien. Ya lo había dicho, ¿Qué es de la vida sin correr riesgos? ¿Y desde cuando, Louis era un sujeto ciego, que hace todo con el corazón, asi, tal y como lo siente? –Ah, no desesperes, ya lo veras, querida – sonrisa de medio lado, seguro de si mismo. En verdad que ella lo hacía ser otro. Le agradaba. De seguir asi… ¿podía convertirse en una obsesión? Si era así… ¡Pues que hermosa era!

Dejo que mirara a su alrededor. ¿le divertia a ella aquella situación? ¿no creía que era un descarado? Tomo su café, sintiendo esecalor bajarle por la garganta. El pastel en algún momento, ya había desaparecido. ¿en que momento lo termino? Hermosas lagunas mentales. A veces no sabes cómo es que llegas a ciertas situaciones, momentos, o acciones. Solo ocurren, y no te sientes desesperado, solo te sientes… tranquilo.–oh! claro, por supuesto que no te lo diré. Si te lo dijera, no tendría gracia. Anda, no seas curiosa, querida –Extendió su mano. Ella ya había terminado, jamás había visto a una chica comer a tal velocidad. Siempre tardaban sus largas horas. Y ella, con elegancia, ya había dado cuenta de aquella comida. –Ven, dejame perderte, pequeña. – .

Spoiler:

por **Aitziber D’ Lemoine** Lun Nov 14, 2011 5:05 pm

¿Qué podía decir? Era una chica extraña y de alguna forma única, ella había sido creada con un molde único y exótico, eso lo mostraba en cada gesto, cada manía y movimiento que poseía, la forma de pensar era muy radical para esos tiempos ¿Quién estaba dispuesto a dar libertad? Los humanos les encantaban ser posesivos, tratar a las personas como cosas materiales; como fichas que pueden mover a su antojo. pero ella no era así, mejor dicho, era todo lo opuesto, tal vez por eso Louis era atraído por su campo, aquella joven era diferente, tanto que podría ser hasta incomprendida por sus mas cercanos; por eso su corazón rebozaba de alegría al ver que alguien se sentí atraído por su ser sin tener que esconder parte de él, claro, no era hipócrita, a todas las personas se mostraba como era pero muchos le rechazaban, así que se contenía, no mostraba toda su personalidad, solamente, una pequeña parte, aquella parte que había sido moldeada por sus padres.

Etiquetas, modales, moda, elegancia… no le molestaba nada de eso, es más le agradecía a sus padres haberla presionado para que aprendiera todo eso, no se imaginaba sin aquellos modales, su personalidad extraña parecía más encantadora y atrayente con aquellos gestos delicados y perfectos que solamente una dama sabia hacer con exactitud.

Se levanto haciendo una reverencia ante el joven, llamo a la camarera pidiendo que todo se lo sumara a su cuenta, mientras gentil y elegantemente unía su brazo con el del joven, como si fueran amigos desde mucho tiempo, salieron de aquel lugar, un suave viento jugó con su vestido y cabello, haciendo que saliera de ella un suspiro.

-Así que… ¿adónde me llevara?- pregunto con una sonrisa y su alma llena de curiosidad, sentía que si no sabía muy pronto lo que el joven Louis guardaba para ella haría un berrinche como una pequeña niña consentida.

por **Louis J. Bouquet** Lun Nov 21, 2011 1:38 pm

Lo cierto es que Louis tenia dias con una sensación extraña por el pecho. Como si algo no estuviera del todo bien. Esa urgente necesidad de sentir algo. Lo que fuera. Estaba cayendo en un algo que no le gustaba, pero que al mismo tiempo no sabia decir que era. ¿Culpa de su pareja? Ese niño era un encanto de persona, pero jamas se enteraba de nada. Lo amaba si, pero el neko necesitaba algo mas. Emociones fuertes? Si, sentir la adrenalina correr en sus venas. Peligro. Diversión. Consecuencias que ignoraría después. Su memoria no era mala. Pero era un buen actor. Sabia mentir, ¿no es verdad?

Invitado por el viento de otoño llegué a un café por la mañana,
me fui a perder en este café de Paris.

Una alfombra de hojas secas que se dirigió a una persona,
una avenida bordeada de álamos, los restos del día.

¿Eres tu mi sendero?...

Saliendo acompañados por la campanilla de aquel lugar donde en la mas curiosa casualidad, da pie a encuentros como aquellos, donde las sonrisas esconden mas de lo que dicen. El perfecto disfraz de oveja, para los verdaderos motivos que se niegan siquiera a asomarse del todo en las redes del pensamiento de los involucrados. Vamos, después de todo, nadie baja la guardia nunca ante alguien que recién conoce. Por mucho que esta sea una persona realmente hermosa y su aroma te guste. No sabes que tan frágiles sean las paredes del pensamiento

Le sonrió de galante manera. -Ah, pequeña y querida Aitziber, no tengas prisa, solo sigue mis pasos. ¿Acaso eres de las personitas que todo quieren tener controlado? ¿Dónde queda ese espíritu aventurero corazón? -- lo cierto es que, en verdad, esperaba no haberse equivocado con ella. Nada, estaba seguro que no. Era intuición gatuna.

El joven cambiante le guio, mientras avanzan un par de calles. El camino seria largo, si, pero pronto llegarian. Aquel lugar le gustaba. Si, en especial de noche, pero no importaba.

El circo gitano era su destino

por **Aitziber D’ Lemoine** Miér Nov 23, 2011 11:30 am

No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies.

Nunca habia estado en un circo gitano por varias razones, no les interesaba, le parecian extraños, peligrosos y (cuestiones de ella) aburridos, según ella idiotizaban a las personas con aptos que ella aun no compradian, pero deseaba estar con su amigo de travesuras asi que se callaria y veria lo que el tenia preparado para ella.

-Te advierto, si no me gusta el regalo deberas pagarme con francos- bromeo guiñandole el ojo mientras daba pequeños pasitos guiandose por los elegantes pasos del joven. Rio levemente ¿tener controlado todo? Mmm… tal vez, pero es que no tenia la culpa, su vida siempre habia sido controlada, asi que aprendio a liberarse para ser solamente ella y nadie mas la que pudiera controlar-Es inebitable,querido Louis- dijo como respuesta-pero dejare que me guies, sere como el agua que fluye, se mi sendero louis- rio levemente-por favor-

Su vestido se movia al son del viento, parecia que este se habia enamorado de el, pues no le dejaba tranquilo, pero eso le hacia ver de una forma mas tierna y traviesa ¿acaso todo su ser era travieso? Mmm… tal vez… eso debia descubirlo primero.

Hechizada por los Colores

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