AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Elogia a la muerte {Bea Blanco}
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Elogia a la muerte {Bea Blanco}
Sintió que la ciudad se paralizo solo para él, mientras caminaba con esa tranquilidad letal en su rostro, fue como si todos le prestaran atención de un de repente, sintiendo los pasos de la gente, que avanzaba a grandes carreras por el lugar.
Esa mañana no tenía mucho que hacer, salvo unos mandados, como siempre el hechicero se la pasaba de un lado a otro ajetreado con las tareas de aquella mansión, así que prácticamente hoy era uno de esos días donde podría o reclutar información de los espías que tenía en cada esquina o inventar un nuevo veneno para probarlo ante su “amo”.
Estaba haciendo unas compras insignificantes, todas las mañanas apenas salía el sol debía cuidar de la mansión Dunkelheit, mientras el dueño y León “muertos” estaban, hasta que la noche llegara de nueva cuenta, era así como el “brujo” empezó a vivir solo, o casi del todo si no fuera por su “otro yo”.
Estuvo contemplando las rojas manzanas a su paso, mientras una joven un tanto torpe que también compraba, choco haciéndole mover de su posición aunque sea escasos centímetro. Vamos Isaak discúlpate –Insistió León –No soy yo quien ha tropezado así que no tengo que pedir perdón –Agrego de una manera fría y elocuente mientras seguía con las compras.
Cogió una manzana y fue lo único que compro, mientras se alejaba observo a la mujer de antes ¿Así que te ha interesado? – resalto aquella voz en su interior, como si fuera un holograma, reflejo el enojo de esas palabras en una mirada para su otro yo. Pero al instante que devolvió la mirada para enfrente algo le había golpeado por la espalda, lo que le hizo voltear con un aire desinteresado.
Era aquella joven de nueva cuenta, apenas la sostuvo para que no cayera la observo lentamente incorporándola de nuevo.
Invitado- Invitado
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
Bea había despertado esta mañana mucho más alegre que de costumbre: No!!, mucho más alegre que incluso cuando salía del brazo de su padre a dar su acostumbrado paseo por las avenidas de Barcelona: Llevaba poco tiempo en París y poco tiempo sola y aunque su rostro de nuevo sonreía en su corazón aún albergaba la tristeza por la perdida de su gran amigo, su Padre. Pero hoy su rostro se iluminaba incluso con una sonrisa desconocida para ella misma, con una sonrisa que probablemente ni su padre llego a mirar reflejada en el angelical rostro de Bea. Se paro frente al espejo pegando un salto retrocediendo unos pasos de este. Se asusto de su propia sonrisa…¿eso era posible?....increíblemente lo fue pero esto tenia solo una explicación y esa explicación tenia un nombre. Sonrió más ampliamente, si es que era posible y se acerco de nuevo al espejo para terminar de peinarse porque de pronto le había entrado una urgencia por salir corriendo al mercado y es que se la había metido en la cabeza preparar un postre para Týr y necesitaba comprar algunas manzanas y algunas otras cosas.
Raro pero esta mañana por las calles todo era un verdadero alboroto, al menos a ella así le pareció. Se encogió de hombros y continuo su camino prestando atención por ratitos a lo que hacía la gente. Así fue hasta que llego y se enfrento al gentío que esta mañana había decidido al igual que ella salir de compras tan temprano. Se estaba acostumbrando a estar sola o solo con la compañía de Týr que de pronto el ruido le empezó a aturdir, el bullicio de la gente extraño en ella le comenzaba a poner de mal humor. Corrió hasta el conocido local por las manzanas que necesitaba. Cogió unas cuantas sin molestarse en escoger demasiado, las pago y dio un apresurado giro para salir de ahí, tan mal calculado y poco controlado fue ese giro que torpemente golpeo de costado con el cuerpo de un hombre. Sonrojada bajo la mirada y ni siquiera se atrevió a pedir una disculpa, la mirada del hombre la había intimidado completamente. Con la mirada baja lo esquivo y salio huyendo.
“Bea eres……eres una torpe….una tonta…..no te fijas”….una vocesita en su interior la regañaba como si en verdad fuera una chica distraída y torpe…”no soy nada de eso”…lo dijo con convicción. Levanto la mirada y sin fijarse hacia donde había dirigido sus pasos el hombre se apresuro a hacer el resto de sus compras. Había cogido harina, azúcar, canela en polvo ya nada le hacía falta, saco la plata, pago y ahora si feliz regresaría a casa.
Comenzó a recorrer hacía la salida el largo pasillo. Se distrajo observando a una pequeña con su carita sucia al igual que su vestido pidiendo algo de comer o unas monedas. Tomo una de las manzanas y se la tendió en la mano, sin detenerse frente a la pequeña, la ponía mal mirar ese tipo de cosas. Siguió su camino sin dejar de mirar de reojo a la pequeña cuando un mal paso provoco que se le doblara el tobillo. Ella luchando por no caer al suelo se daba de bruces contra la espalda de alguien. Volvió la vista al frente y deseo que se la tragara la tierra cuando se dio cuenta que de nuevo chocaba contra el mismo caballero de hacia unos minutos. El cual caballerosamente la ayudo para que no cayera –Di….di…..disculpe monsieur – dijo Bea toda sonrojada y apenada – he pisado mal y….. – esperaba no recordará lo ocurrido anteriormente – de no haber sido por usted – levanto la mirada con temor – hubiera terminado en el suelo…gra….gracias por su ayuda – se le quedo observando sin saber que más hacer o decir, si por ella hubiera sido hubiera salido corriendo a toda prisa, la mirada de aquel hombre realmente la intimidaba.
Raro pero esta mañana por las calles todo era un verdadero alboroto, al menos a ella así le pareció. Se encogió de hombros y continuo su camino prestando atención por ratitos a lo que hacía la gente. Así fue hasta que llego y se enfrento al gentío que esta mañana había decidido al igual que ella salir de compras tan temprano. Se estaba acostumbrando a estar sola o solo con la compañía de Týr que de pronto el ruido le empezó a aturdir, el bullicio de la gente extraño en ella le comenzaba a poner de mal humor. Corrió hasta el conocido local por las manzanas que necesitaba. Cogió unas cuantas sin molestarse en escoger demasiado, las pago y dio un apresurado giro para salir de ahí, tan mal calculado y poco controlado fue ese giro que torpemente golpeo de costado con el cuerpo de un hombre. Sonrojada bajo la mirada y ni siquiera se atrevió a pedir una disculpa, la mirada del hombre la había intimidado completamente. Con la mirada baja lo esquivo y salio huyendo.
“Bea eres……eres una torpe….una tonta…..no te fijas”….una vocesita en su interior la regañaba como si en verdad fuera una chica distraída y torpe…”no soy nada de eso”…lo dijo con convicción. Levanto la mirada y sin fijarse hacia donde había dirigido sus pasos el hombre se apresuro a hacer el resto de sus compras. Había cogido harina, azúcar, canela en polvo ya nada le hacía falta, saco la plata, pago y ahora si feliz regresaría a casa.
Comenzó a recorrer hacía la salida el largo pasillo. Se distrajo observando a una pequeña con su carita sucia al igual que su vestido pidiendo algo de comer o unas monedas. Tomo una de las manzanas y se la tendió en la mano, sin detenerse frente a la pequeña, la ponía mal mirar ese tipo de cosas. Siguió su camino sin dejar de mirar de reojo a la pequeña cuando un mal paso provoco que se le doblara el tobillo. Ella luchando por no caer al suelo se daba de bruces contra la espalda de alguien. Volvió la vista al frente y deseo que se la tragara la tierra cuando se dio cuenta que de nuevo chocaba contra el mismo caballero de hacia unos minutos. El cual caballerosamente la ayudo para que no cayera –Di….di…..disculpe monsieur – dijo Bea toda sonrojada y apenada – he pisado mal y….. – esperaba no recordará lo ocurrido anteriormente – de no haber sido por usted – levanto la mirada con temor – hubiera terminado en el suelo…gra….gracias por su ayuda – se le quedo observando sin saber que más hacer o decir, si por ella hubiera sido hubiera salido corriendo a toda prisa, la mirada de aquel hombre realmente la intimidaba.
Bea Blanco- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/07/2011
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
El día estaba tomando un giro nada placentero para el mayordomo, lo que hace unos instantes había sido torpeza se había trasformado en casualidad, tras recorrer el lugar y terminar sus compras, hacía mucho tiempo que no dejaba que alguien se le acercara tanto se volvió la mirada a la joven parecía nerviosa al contacto con los orbes del “joven” le temblaba la voz y esta esa emoción profunda de rubor. Isaak no dejo de mirarla y tampoco dice nada, la soltó solamente, - Las manzanas han rodado – pronuncio cuando observo que la mujer aun le miraba embobada. "Ayúdale"ese molesto vampiro susurro a su interior, cogió una a una y cuando tuvo un monto en sus brazos los extendió para que ella las cogiera.
-¿Qué ocurre? – La forma en la que pregunto fue de la menos educada, Fernand no era así, frunció el ceño con un aire más espectral. En ese momento tan raro, vio como ella no hacía nada, ni una mísera manzana había sido capaz de coger, "Espera a que seas un caballero Fernand" se burló su interior maléficamente, volvió a dejar las manzanas en el cesto que ella llevaba, el tobillo de la joven estaba hinchando, esa era la causa de que estuviera inerte cuando varios muchachos pasaban casi atropellándola a su paso. No estaba seguro si era una herida o su presencia lo que la tenía así de callada.
Una mujer robusta empujo al delgado mayordomo, llevaba a cinco chiquillos en filita tras de ella y le echo una mirada “Quitaros idiotas, no estorbéis” exclamo la regordete mujer, suspiro bajito y le clavo una mirada con demasiado resentimiento miro a la joven de nuevo. -¿Puedes caminar o necesitas ayuda? – un pescadero se les quedaba mirando murmurando a su compañero de eso le alerto su instinto, pero los ignoro, ambos con los mandiles llenos de sangre, escamas y el olor peculiar a mariscos les miraban cada vez más.
-¿Qué ocurre? – La forma en la que pregunto fue de la menos educada, Fernand no era así, frunció el ceño con un aire más espectral. En ese momento tan raro, vio como ella no hacía nada, ni una mísera manzana había sido capaz de coger, "Espera a que seas un caballero Fernand" se burló su interior maléficamente, volvió a dejar las manzanas en el cesto que ella llevaba, el tobillo de la joven estaba hinchando, esa era la causa de que estuviera inerte cuando varios muchachos pasaban casi atropellándola a su paso. No estaba seguro si era una herida o su presencia lo que la tenía así de callada.
Una mujer robusta empujo al delgado mayordomo, llevaba a cinco chiquillos en filita tras de ella y le echo una mirada “Quitaros idiotas, no estorbéis” exclamo la regordete mujer, suspiro bajito y le clavo una mirada con demasiado resentimiento miro a la joven de nuevo. -¿Puedes caminar o necesitas ayuda? – un pescadero se les quedaba mirando murmurando a su compañero de eso le alerto su instinto, pero los ignoro, ambos con los mandiles llenos de sangre, escamas y el olor peculiar a mariscos les miraban cada vez más.
Invitado- Invitado
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
Bea permanecía inmóvil completamente inmóvil pues el punzante dolor en el tobillo parecía enviarle señales al cerebro. Le ordenaba que no se atreviera a dar un mísero paso por su propia cuenta o entonces si terminaría en el suelo. Se mantuvo callada ante el hombre de aspecto casi podría decir que fantasmal, apenas se aseguro de que no cayera él se aparto de ella más no dejo de mirarla de una manera un poco extraña y que decir de su voz, realmente había algo extraño en él que atemorizaba mucho más de lo normal a la muchacha.
Ella solo asintió cuando le comento que las manzanas habían rodado. Tenía intenciones de apresurarse a juntarlas pero sabía que no sería capaz de apoyar el pie al dar un paso. Tampoco se atrevía a pedirle le ayudara a levantarlas, no fue necesario él lo hizo por iniciativa propia. Le tendió las manzanas. Estaba a unos pasos de ella pero su temor de que su pie le jugara una mala pasada prácticamente le impidió moverse.
-Gracias- musito tímidamente cuando gentilmente se acerco y hecho las manzanas a la pequeña canasta –me duele mucho- comento con un tenue tono de voz y con la cabeza baja.
No se entero si el joven la había escuchado o no puesto que en ese momento una mujer casi con media docena de críos renegaba porque le obstruíamos el camino. Bea se sonrojo apenada de que el gentil joven tuviera que recibir insultos por su culpa –lamento lo insulten por mi culpa- dijo levantando la mirada aún sonrojada por la tremenda pena que en verdad le daba –me temo que no puedo dar ni un paso…si no es mucho pedir y abusar de usted…me ayudaría al menos a llegar a un sitio menos transitado…ya me las arreglaré yo para llegar a casa- el rostro del joven se mostraba tan indiferente a pesar de haberle ofrecido ayuda que Bea le había pedido de su ayuda con temor –espero no estarle robando mucho de su tiempo- en verdad que lo esperaba pues por su facha se podría decir que era alguien con muchas ocupaciones.
Ella solo asintió cuando le comento que las manzanas habían rodado. Tenía intenciones de apresurarse a juntarlas pero sabía que no sería capaz de apoyar el pie al dar un paso. Tampoco se atrevía a pedirle le ayudara a levantarlas, no fue necesario él lo hizo por iniciativa propia. Le tendió las manzanas. Estaba a unos pasos de ella pero su temor de que su pie le jugara una mala pasada prácticamente le impidió moverse.
-Gracias- musito tímidamente cuando gentilmente se acerco y hecho las manzanas a la pequeña canasta –me duele mucho- comento con un tenue tono de voz y con la cabeza baja.
No se entero si el joven la había escuchado o no puesto que en ese momento una mujer casi con media docena de críos renegaba porque le obstruíamos el camino. Bea se sonrojo apenada de que el gentil joven tuviera que recibir insultos por su culpa –lamento lo insulten por mi culpa- dijo levantando la mirada aún sonrojada por la tremenda pena que en verdad le daba –me temo que no puedo dar ni un paso…si no es mucho pedir y abusar de usted…me ayudaría al menos a llegar a un sitio menos transitado…ya me las arreglaré yo para llegar a casa- el rostro del joven se mostraba tan indiferente a pesar de haberle ofrecido ayuda que Bea le había pedido de su ayuda con temor –espero no estarle robando mucho de su tiempo- en verdad que lo esperaba pues por su facha se podría decir que era alguien con muchas ocupaciones.
Bea Blanco- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/07/2011
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
El brujo observo una vez más la herida de la muchacha, quizá si estaba demasiado grave, apenas noto la hinchazón y esos hombres le seguían mirando, había ofrecido su ayuda porque así era él sin darse cuenta sin querer siempre la ofrecía sus talentos para servir a otros quizá su destino más que brujo era el de ser mayordomo un sirviente, y eso León su alma ‘”gemela” lo sabía ante nada y no desaprovechaba cada instante para burlarse del flacucho ser.
Tomo a Bea por la cintura, haciendo que esta se recargara en él, pero le parecía totalmente inútil, entonces la cargo entre brazos apenas doblo las rodillas para alcanzar la cesta de frutos que yacía en el suelo, casi inerte empezó su caminata –Entrelaza muy bien tus manos a mi cuello, jovencita no soy muy fuerte, pero si salimos del barullo he de poder curar tu herida – musito suave, la voz de Isaak era de esa manera amable y siempre ‘confiable’ aunque oscura, León casi por dentro se cruzó de brazos dibujando una cara de burla y de victoria al ver al brujo actuar de esa manera y como no, si vaya recuerdos los que remontaban cuando el mismo Isaak cargaba de bebe a Dunkelheit, que viejos tiempos.
La mujer de grandes ojos le observaba como examinando su rostro -¿Sucede algo? – no podía evitar esa hipnotizaste mirada, sería ¿Qué el brujo emanaba un miedo?, como siempre ese apacible rostro asustaba a cualquier criatura. – Soy Isaak… Fernand, confía, no te llevaré lejos y te haré nada malo – dijo eso como se le vino a la mente, de pronto salieron de aquel espantoso lugar, si bien era débil y sus brazos flaqueaban un poco, deposito a la joven en una de las bancas del parque más cercano al que llegaron, mientras se acuclillaba para ver el tobillo, de sus mangas saco un par de agujas – No temas, solo dolerá por un momento, realmente no me quitas el tiempo la verdad es que mi trabajo empieza cuando la noche se acerca – su melena azabache cubría sus cabellos, clavo esas dos agujas en aquellos puntos sensibles y después las retiro dando golpecitos sobre donde había picado. –sentirás calor, luego frio y como si un cosquilleo eléctrico te recorriera – se levantó y se sentó a un lado de ella – deberías estar lista en un momento… es antigua medicina… china.
Tomo a Bea por la cintura, haciendo que esta se recargara en él, pero le parecía totalmente inútil, entonces la cargo entre brazos apenas doblo las rodillas para alcanzar la cesta de frutos que yacía en el suelo, casi inerte empezó su caminata –Entrelaza muy bien tus manos a mi cuello, jovencita no soy muy fuerte, pero si salimos del barullo he de poder curar tu herida – musito suave, la voz de Isaak era de esa manera amable y siempre ‘confiable’ aunque oscura, León casi por dentro se cruzó de brazos dibujando una cara de burla y de victoria al ver al brujo actuar de esa manera y como no, si vaya recuerdos los que remontaban cuando el mismo Isaak cargaba de bebe a Dunkelheit, que viejos tiempos.
La mujer de grandes ojos le observaba como examinando su rostro -¿Sucede algo? – no podía evitar esa hipnotizaste mirada, sería ¿Qué el brujo emanaba un miedo?, como siempre ese apacible rostro asustaba a cualquier criatura. – Soy Isaak… Fernand, confía, no te llevaré lejos y te haré nada malo – dijo eso como se le vino a la mente, de pronto salieron de aquel espantoso lugar, si bien era débil y sus brazos flaqueaban un poco, deposito a la joven en una de las bancas del parque más cercano al que llegaron, mientras se acuclillaba para ver el tobillo, de sus mangas saco un par de agujas – No temas, solo dolerá por un momento, realmente no me quitas el tiempo la verdad es que mi trabajo empieza cuando la noche se acerca – su melena azabache cubría sus cabellos, clavo esas dos agujas en aquellos puntos sensibles y después las retiro dando golpecitos sobre donde había picado. –sentirás calor, luego frio y como si un cosquilleo eléctrico te recorriera – se levantó y se sentó a un lado de ella – deberías estar lista en un momento… es antigua medicina… china.
- Spoiler:
- Hola Bea >u<’’ esto me da penita, verás mi sempai me dijo que te contestara pero le pedí ayuda es que aún no me acostumbro al foro no quería descuidarte pero me da miedito ¿me disculpas, SI? >u< además estaba un poco atorado con los estudios.
Invitado- Invitado
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
Bea fue tomada por sorpresa en sus brazos. Se sonrojo una vez más. Hubiera querido pedirle que la bajara, que solo le permitiera apoyarse en él, guardo silencio pues bien sabía que no podía dar un paso así que tuvo que morderse la lengua y aguantarse la pena y dejar que la sacaran de ese lugar en brazos. –Así lo haré- dijo y asentía con la cabeza mientras obedecía y sus pequeñas y delicadas manos se aferraban al cuello del joven.
Conforme avanzaba ella fijaba más la mirada en él cosa que él no paso desapercibida y pregunto –Nnnn…nooo…..no sucede nada- respondió Bea titubeante y ciertamente apenada –se lo aseguro, nada- reafirmo su respuesta la muchacha ya que ni ella comprendía porque le miraba de esa manera. Lo escucho y solo le resto confiar en el joven.
-Bea Blanco, joven Isaak...lamento las circunstancia en que nos conocemos pero aún así un placer conocerle- se presento cuando la colocaba sobre una banca apenas llegaron al parque cercano al mercado. Observo como levantaba un poco la falda de su vestido, solo lo necesario que le permitiera revisarla, y examinaba su tobillo. Bea lo miro más espantada que nada cuando le miro el par de agujas en su mano. El le cogió el pie con una mano y ella a pesar de eso tiro de el hacia atrás intentando zafarse –aahhhhhhhhhhhh- pego un fuerte grito de dolor provocado por su propia acción –¿Qué…que hará con eso?- pregunto asustada cuando el joven dese antes de su pregunta ya le explicaba.
Del miedo ni se entero que era lo que el joven había hecho. Cuando bajo la vista esperaba mirar esas agujas clavadas pero nada ya solo sentía ese calor y luego frio, ese cosquilleo y un dolor intenso que poco a poco todo eso comenzaba a desaparecer –me quita un peso de encina saber que no le quito el tiempo- comento cuando se sentaba a su lado –medicina china- repitió –funciona- dijo buscando su mirada –el dolor casi ha desaparecido!!- dijo realmente sorprendida -¿eres médico?- se apresuro a formular su ingenua pregunta.
Conforme avanzaba ella fijaba más la mirada en él cosa que él no paso desapercibida y pregunto –Nnnn…nooo…..no sucede nada- respondió Bea titubeante y ciertamente apenada –se lo aseguro, nada- reafirmo su respuesta la muchacha ya que ni ella comprendía porque le miraba de esa manera. Lo escucho y solo le resto confiar en el joven.
-Bea Blanco, joven Isaak...lamento las circunstancia en que nos conocemos pero aún así un placer conocerle- se presento cuando la colocaba sobre una banca apenas llegaron al parque cercano al mercado. Observo como levantaba un poco la falda de su vestido, solo lo necesario que le permitiera revisarla, y examinaba su tobillo. Bea lo miro más espantada que nada cuando le miro el par de agujas en su mano. El le cogió el pie con una mano y ella a pesar de eso tiro de el hacia atrás intentando zafarse –aahhhhhhhhhhhh- pego un fuerte grito de dolor provocado por su propia acción –¿Qué…que hará con eso?- pregunto asustada cuando el joven dese antes de su pregunta ya le explicaba.
Del miedo ni se entero que era lo que el joven había hecho. Cuando bajo la vista esperaba mirar esas agujas clavadas pero nada ya solo sentía ese calor y luego frio, ese cosquilleo y un dolor intenso que poco a poco todo eso comenzaba a desaparecer –me quita un peso de encina saber que no le quito el tiempo- comento cuando se sentaba a su lado –medicina china- repitió –funciona- dijo buscando su mirada –el dolor casi ha desaparecido!!- dijo realmente sorprendida -¿eres médico?- se apresuro a formular su ingenua pregunta.
- Spoiler:
- No te preocupes no tengo nada que disculpar entiendo si tienes cosas que hacer, no importa la tardanza y agradezco a pesar de ello no abandones el tema
Bea Blanco- Humano Clase Media
- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
Bea, Bea, ese nombre lo pronuncio bajito, recordó a una mujer rubia que le ayudaba cuando estuvieron en Italia, la misma que confeso su amor a Fernand cuando este partía a nuevas aventuras, pero esta señorita poseía algo su torpeza y la forma en la que articulaba palabras le llamaba la atención, el brujo se puso de humor cuando dejo el alboroto detrás – Bea tu nombre lo he escuchado en muchas partes de este mundo es bonito –sonrió acomodándose los cabellos ¿medico? Ojala lo fuera pero cuidar de tres vampiros y de dos especialmente durante estos años – No madame me temo que no lo soy pero me dedico a la brujería –muchos se hubieran espantado pero ella parecía tomárselo en calma lo que para Fernand, se levanto y cortésmente le estiro la mano – Lamento que me hayas tomado de mal humor, pero tengo una molestia en la cabeza – se refería a León pero no iba a divulgar que por “arte de magia” poseía dos almas.-Sera mejor que te levantes y hagas circular la sangre de lo contrario el efecto no será el esperado-cogió la canasta de ella y espero aun que se levantara- el tiempo solo es una excusa, ya te dije trabajo de noche la mayor parte del tiempo además eres la primera que conozco desde hace mas de dos años que vivimos aquí – le tomo de la mano y observo que ella examinaba el tobillo.
- Spoiler:
- gomene me quede sin materia gris
Invitado- Invitado
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
-¿De verdad lo has escuchado en muchas partes?- pregunto más que sorprendida, ella nunca había escuchado su nombre en alguien mas y bueno mucho menos en otras partes del mundo además de su natal Barcelona esta ciudad, París, era lo único que conocía y conocer solo era un decir tenía tan poco en la ciudad que prácticamente no conocía gran cosa y mucho menos mucha gente. –gracias- dijo con su dulce vocecita -¿sabes? a mi padre también le gustaba muchísimo él fue quien me puso el nombre- sonrío melancólica al recordar a su padre.
-A la brujería….ehhh- susurro apenas audible no porque le diera miedo o temor estar en compañía de un brujo sino para que nadie más que Isaak la escuchara. Sonrío al pensar que tal parecía que era parte de su destino en París, hacerse de amistades con conocimientos de brujería. –Vaya…- iba a decir que no era el primer brujo que conocía, se mordió la lengua conteniendo su comentario jamás revelaría el secreto de Týr y mucho menos con alguien que apenas conocía ni aunque fuera un brujo igual que él –entiendo- comento notando que ya su pie podía moverlo, aún le dolía pero ya tenía más movimiento sin tanto dolor.
No comprendió cuando le hablo de una molestia en la cabeza, no se notaba en su cara alguna mueca de dolor como para pensar que tenía dolor de cabeza. ¿Y si este joven si estaba en realidad loco? No como Týr que solían juzgarlo como tal cuando él de loco no tenía nada. Se encogió de hombros de ser un loco no parecía un loco peligroso, eso si parecía un fantasma, su apariencia daba miedo pero al irlo tratando eso era solo apariencia –no se preocupe suele pasarnos estar de mal humor en ocasiones- le miro a los ojos –me alegra ya se haya pasado- sonrío de nuevo.
Tomo la mano que le ofrecía ayudándose con ella a ponerse en pie. Dio unos pasos pequeños sin perder de vista el movimiento de su pie. Dudaba que su pie le fuera a jugar otra mala pasada, eso ya seria demasiada mala suerte pero aún así le permitió al joven le sostuviera la mano, por si acaso -¿entonces a que hora duermes?- pregunto repentinamente haciendo parecer que era una pregunta muy importante pero lo que más le importo fue el siguiente comentario del joven –tengo poco en París y apenas y conozco a unas cuantas personas, las cuento con los dedos de una mano y me sobran dedos al contar, si quieres podemos ser amigos, me encantaría que lo seamos- dijo emocionada y con toda sinceridad mientras avanzaban por las aceras del parque –tu medicina china, funciona, ya casi no hay dolor…es más hasta podría decir que ya puedo correr….¿quieres ver que puedo hacerlo?!!...
-A la brujería….ehhh- susurro apenas audible no porque le diera miedo o temor estar en compañía de un brujo sino para que nadie más que Isaak la escuchara. Sonrío al pensar que tal parecía que era parte de su destino en París, hacerse de amistades con conocimientos de brujería. –Vaya…- iba a decir que no era el primer brujo que conocía, se mordió la lengua conteniendo su comentario jamás revelaría el secreto de Týr y mucho menos con alguien que apenas conocía ni aunque fuera un brujo igual que él –entiendo- comento notando que ya su pie podía moverlo, aún le dolía pero ya tenía más movimiento sin tanto dolor.
No comprendió cuando le hablo de una molestia en la cabeza, no se notaba en su cara alguna mueca de dolor como para pensar que tenía dolor de cabeza. ¿Y si este joven si estaba en realidad loco? No como Týr que solían juzgarlo como tal cuando él de loco no tenía nada. Se encogió de hombros de ser un loco no parecía un loco peligroso, eso si parecía un fantasma, su apariencia daba miedo pero al irlo tratando eso era solo apariencia –no se preocupe suele pasarnos estar de mal humor en ocasiones- le miro a los ojos –me alegra ya se haya pasado- sonrío de nuevo.
Tomo la mano que le ofrecía ayudándose con ella a ponerse en pie. Dio unos pasos pequeños sin perder de vista el movimiento de su pie. Dudaba que su pie le fuera a jugar otra mala pasada, eso ya seria demasiada mala suerte pero aún así le permitió al joven le sostuviera la mano, por si acaso -¿entonces a que hora duermes?- pregunto repentinamente haciendo parecer que era una pregunta muy importante pero lo que más le importo fue el siguiente comentario del joven –tengo poco en París y apenas y conozco a unas cuantas personas, las cuento con los dedos de una mano y me sobran dedos al contar, si quieres podemos ser amigos, me encantaría que lo seamos- dijo emocionada y con toda sinceridad mientras avanzaban por las aceras del parque –tu medicina china, funciona, ya casi no hay dolor…es más hasta podría decir que ya puedo correr….¿quieres ver que puedo hacerlo?!!...
Bea Blanco- Humano Clase Media
- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
Por momentos se creyó un completo extraño, sentando frente a una joven que quizá no le comprendería, es decir, él llevaba milenios vivo y su medicina no era de la más buena, al contrario lo negro y lo maligno residían en Fernand, era la persona más soberbia y más desinteresada, con tal de lograr sus objetivos, dibujo una sonrisa oscura en sus comisuras, León, León… Pronuncio como llamando a su alma interna, invitándolo a mirar a tan dulce y poseedora alma blanca que Bea llevaba en su ser – Demasiado, digamos que he viajado por el mundo, y he conocido demasiadas damas y entre ellas tan místico nombre, su padre ha elegido bien – sonrío amablemente, dejando que sus cabellos le cubrieran parcialmente el cabello, había sido una griega cual piel de porcelana llevaba bello nombre, evoco los recuerdos, mientras descifraba las expresiones de la joven Bea.
Cuando ella dijo aquello, su sonrisa fue cálida, es más sus facciones se movieron naturalmente, hacía años que no reía de esa forma así que era un milagro, milagro que Bea realizo ante Fernand con sus encantos, llevo su dedo índice a los labios, como quien guarda un secreto, y con un destello divertido en las pupilas le siguió. Ser brujo en pleno 1800 escandalizaba a medio mundo, más antiguamente eran respetados dichas personas, ahora en parís hasta arrepentidos de lo que eran y poseen existían, simples alucinaciones de la iglesia, patrañas, y eso la sociedad lo comía en glotonería.
Camino despacito ante ella, cuando escucho lo del mar humor, por dios, si esa joven conociera a León sabría que no era un “Simple dolor de cabeza”, era más que eso un caso, uno muy perdido en la belleza femenina, por lo qué el brujo asintió – Claro, más si es una persona la causante de tu mal estar – se tintineo la cabeza con el dedo, como indicando algo, claro ella no lo entendería, “Loco, Loco, como un sombrerero, como la liebre de mayo” en los cuentos de Lewis Carroll, solo eso le faltaba. – Duermo un poco tarde, casi no me da sueño, más o menos cuando el sol comienza a mostrar el resplandor, a las cinco de la madrugada, pero al otro día debo ordenar finanzas y demás tareas en el hogar – Fernand, no era un simple mayordomo, era el encargado de llevar las riquezas junto al joven Dunkelheit, ambos se hacían cargo de negocios, demasiados y a veces Fernand se iba a hacer encargos en los bajos mundos parisinos por las tardes, cuando el maldito vampiro no podía salir, por temor a morir, pero esa era otra historia - ¿Correr?... Mejor demos un paseo, cuéntame más de ti y yo te contaré de mí, Bea – había aceptado la propuesta, ¿Ser amigo de una humana?, Claro no estaba del todo mal, después de todo, hacía años no entraba en contacto con la humanidad - ¿Tienes familia en parís? – sonrío cálidamente sosteniendo el tacto suave de la joven.
Cuando ella dijo aquello, su sonrisa fue cálida, es más sus facciones se movieron naturalmente, hacía años que no reía de esa forma así que era un milagro, milagro que Bea realizo ante Fernand con sus encantos, llevo su dedo índice a los labios, como quien guarda un secreto, y con un destello divertido en las pupilas le siguió. Ser brujo en pleno 1800 escandalizaba a medio mundo, más antiguamente eran respetados dichas personas, ahora en parís hasta arrepentidos de lo que eran y poseen existían, simples alucinaciones de la iglesia, patrañas, y eso la sociedad lo comía en glotonería.
Camino despacito ante ella, cuando escucho lo del mar humor, por dios, si esa joven conociera a León sabría que no era un “Simple dolor de cabeza”, era más que eso un caso, uno muy perdido en la belleza femenina, por lo qué el brujo asintió – Claro, más si es una persona la causante de tu mal estar – se tintineo la cabeza con el dedo, como indicando algo, claro ella no lo entendería, “Loco, Loco, como un sombrerero, como la liebre de mayo” en los cuentos de Lewis Carroll, solo eso le faltaba. – Duermo un poco tarde, casi no me da sueño, más o menos cuando el sol comienza a mostrar el resplandor, a las cinco de la madrugada, pero al otro día debo ordenar finanzas y demás tareas en el hogar – Fernand, no era un simple mayordomo, era el encargado de llevar las riquezas junto al joven Dunkelheit, ambos se hacían cargo de negocios, demasiados y a veces Fernand se iba a hacer encargos en los bajos mundos parisinos por las tardes, cuando el maldito vampiro no podía salir, por temor a morir, pero esa era otra historia - ¿Correr?... Mejor demos un paseo, cuéntame más de ti y yo te contaré de mí, Bea – había aceptado la propuesta, ¿Ser amigo de una humana?, Claro no estaba del todo mal, después de todo, hacía años no entraba en contacto con la humanidad - ¿Tienes familia en parís? – sonrío cálidamente sosteniendo el tacto suave de la joven.
- Spoiler:
- Me he tardado añales, espero mi respuesta lo valga aun no me adapto T-T Beita! me gusta tu borrego, me lo puedo robar?
Invitado- Invitado
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
-En….en muchas partes!!!!- exclamo Bea incrédula aunque tampoco tenía porque dudar de su palabra seguro él era un chico de familia adinerada por ende con posibilidades de viajar mucho –no se si eligió bien solo se que me gusta mi nombre- hablaba con la confianza que le toma un niño pequeño a un extraño sin preocuparse que tanto le conoce. Guardo silencio desviando un poco su mirada, perdida entre los recuerdos que su mente y corazón guardaban sobre su padre.
Miro de soslayo a su nuevo amigo notando como por primera vez desde que se lo topo en el mercado en su rostro había una expresión relajada tan relajada que al fin se permitía brindarle una sonrisa a Bea –Estas sonriendo- dijo Bea feliz con tono inocente –me gusta que la gente sonría y mucho más cuando se ve tan linda- le sonrió mientras comenzaba a tirar de su vestido por los costados, reacción del nerviosismo que le provoco su comentario, el haber sido tan atrevida y no haberse podido contener –espero no haberte incomodado por decírtelo- dijo realmente apenada más no arrepentida, no mentía el chico se miraba lindo sonriendo y ella no se lo iba a callar solo por un que dirá la gente. La chica no comprendió el motivo de su sonrisa, lo que hubiera sido le encanto su sonrisa y punto.
De pronto se freno -¿Cómo? ¿estas diciendo que hay alguien que vive dentro de tu cabeza y no eres tu mismo?...- si, eso era lo que le estaba diciendo -¿nadie te lo puede sacar?- pregunto preocupada imaginando lo molestoso que eso debía ser –¿ni tus…..poderes pueden ayudarte a deshacerte de eso molestoso que traes en tu cabeza? –pregunto muy bajito a su oído -¿y que hace ahí?- continuaba con preguntas y al formular su pregunta ella imito su gesto le tintineaba la cabeza con su índice como si esperara que su acción despertara lo que fuera que Isaak traía dentro. –eres extraño, yo no podría aguantar despierta hasta esa hora de la madrugada y mucho menos dormir poco- vaya la sinceridad y la inocencia de Bea pero muchas veces esto era lo que la hacia tan encantadora.
-Bueno como quieras, caminemos pues, pero de verdad ya puedo correr- insistió: Agradecía el interés del joven brujo por ser su amigo. Realmente necesitaba conocer gente mucho más después de la perdida de su padre aunque desde que conoció a Týr ya no se sentía sola y triste nunca estaba de más hacerse de más y buenas amistades y con él intuía que sería una buena y muy sincera amistad –ammm, no, familia no, no tengo familia en París ahora solo tengo un muy buen amigo- dijo refiriéndose a Tyr, su rostro de sonrojo al referirse a él casi siempre que lo recordaba o hablaba de él se ponía así, colorada como un tomate como le gustaba a él mirarla –tengo solo unos meses viviendo acá, vivía solo con mi padre pero enfermo gravemente y…falleció hace un par de meses ahora vivo sola- dijo melancólica –y mi madre, mi madre es un caso especial, no se nada de ella desde que yo llegue a París quiero pensar que sigue en Barcelona- dijo como si nada, como restándole importancia al tema de su madre. Lo tomo con suavidad y delicadeza del brazo mientras continuaban caminando –ya te iré contando los detalles de cómo fue que llegue a París- dijo de nuevo con total tranquilidad y sonriendo –tu turno- dijo repentinamente.
Miro de soslayo a su nuevo amigo notando como por primera vez desde que se lo topo en el mercado en su rostro había una expresión relajada tan relajada que al fin se permitía brindarle una sonrisa a Bea –Estas sonriendo- dijo Bea feliz con tono inocente –me gusta que la gente sonría y mucho más cuando se ve tan linda- le sonrió mientras comenzaba a tirar de su vestido por los costados, reacción del nerviosismo que le provoco su comentario, el haber sido tan atrevida y no haberse podido contener –espero no haberte incomodado por decírtelo- dijo realmente apenada más no arrepentida, no mentía el chico se miraba lindo sonriendo y ella no se lo iba a callar solo por un que dirá la gente. La chica no comprendió el motivo de su sonrisa, lo que hubiera sido le encanto su sonrisa y punto.
De pronto se freno -¿Cómo? ¿estas diciendo que hay alguien que vive dentro de tu cabeza y no eres tu mismo?...- si, eso era lo que le estaba diciendo -¿nadie te lo puede sacar?- pregunto preocupada imaginando lo molestoso que eso debía ser –¿ni tus…..poderes pueden ayudarte a deshacerte de eso molestoso que traes en tu cabeza? –pregunto muy bajito a su oído -¿y que hace ahí?- continuaba con preguntas y al formular su pregunta ella imito su gesto le tintineaba la cabeza con su índice como si esperara que su acción despertara lo que fuera que Isaak traía dentro. –eres extraño, yo no podría aguantar despierta hasta esa hora de la madrugada y mucho menos dormir poco- vaya la sinceridad y la inocencia de Bea pero muchas veces esto era lo que la hacia tan encantadora.
-Bueno como quieras, caminemos pues, pero de verdad ya puedo correr- insistió: Agradecía el interés del joven brujo por ser su amigo. Realmente necesitaba conocer gente mucho más después de la perdida de su padre aunque desde que conoció a Týr ya no se sentía sola y triste nunca estaba de más hacerse de más y buenas amistades y con él intuía que sería una buena y muy sincera amistad –ammm, no, familia no, no tengo familia en París ahora solo tengo un muy buen amigo- dijo refiriéndose a Tyr, su rostro de sonrojo al referirse a él casi siempre que lo recordaba o hablaba de él se ponía así, colorada como un tomate como le gustaba a él mirarla –tengo solo unos meses viviendo acá, vivía solo con mi padre pero enfermo gravemente y…falleció hace un par de meses ahora vivo sola- dijo melancólica –y mi madre, mi madre es un caso especial, no se nada de ella desde que yo llegue a París quiero pensar que sigue en Barcelona- dijo como si nada, como restándole importancia al tema de su madre. Lo tomo con suavidad y delicadeza del brazo mientras continuaban caminando –ya te iré contando los detalles de cómo fue que llegue a París- dijo de nuevo con total tranquilidad y sonriendo –tu turno- dijo repentinamente.
- Spoiler:
- No te preocupes que yo igual tardo en responder, como dicen, lento pero seguro.
Ammmm, mi borrego es lindo pero....pero robar NOOOOO.....mejor te lo presto ¿vale?
Bea Blanco- Humano Clase Media
- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Re: Elogia a la muerte {Bea Blanco}
¿Qué podía haber impulsado a Ville a revelar dicha condición?, algo, en esa mujer le había hecho salir de los cuentos con vampiros, por raro que pudiese parecer, Ville casi sentía calma y envidia al estar frente a esa dama, una cosa que jamás podría alcanzar por más que se esforzara, porque aquella parte residía dentro de sí con fuerza cada día. Y aun así el brujo silencio ante todo.
¿Había sonreído? (¡¡Había sonreído!!); increíble pero por primera vez no lo hacía cuando experimentaba con vampiros cuya calaña desconocía hasta llevarle a la excitación de matar, o saciar sus propias dudas, y ella se empeñaba a reconocerlo, pobre chica, tan dulce, no podría creer que personas tan desesperantes sean tan bellas criaturas paseándose en la ciudad donde los más crueles asesinos viven de sombras. Justo cuando creía en las sorpresas se despertó de tétrico sueño. La ambición borro sus facciones más bonitas. – No me agrada sonreír, de hecho me ha sorprendido hacerlo –su gesto felino se reflejo al llevarse las yemas a los dedos al mismo tiempo que escuchaba a lo lejos el canto de los pajarillos que estorbaban bajo las ramas de aquellas copas.
Justo como una espina molesta le parecían las preguntas a su persona, pero bien, él sin querer había revelado semejante condición, Ville le tomo del brazo deteniendo la marcha – Silencia lo que diré, linda humana, -coloco un dedo sobre esos labios –Nadie, ni nada, solo convertirme en un vampiro podrá dispar la molesta voz en mi interior – canto sobre el oído de aquella elegante mujer, su aliento rozaba aquellos cabellos. –La voz se llama León, un viejo vampiro al que le robe el alma cuando era humano… - ¿Eso era posible?, muchos se lo preguntaban pero el aquitano – Escucha con atención Bea, tienes la dicha y fortuna de conocerme frente a los rayos del sol, por ahora, en poco tiempo me uniré a las sombras, si has escuchado hablar de vampiros, me uniré a ellos, actualmente sirvo a uno, Dunkelheit Barón de Francia. Es así como podre salir de este dolor, de esta lamentable vida que llevo -¿Porque ville contaba esto a una simple humana?
Le tomo de amabas manos y le miro fijamente, ese tintineo le repetía más de una vez, que se volvía loco, que caería en locura, que estaría mal continuar como lo hacía. – Tú crees que alguien tan cruel como yo, pueda vivir bajo las cálidas olas del sol? Hace milenios que no hablo con una humana… Con alguien semejante a mi, y ahora me encuentro frente a ti. Una joven enamora e inocente –murmuro cuando escucho el resto de su historia, ah, ese brillo era el mismo que veía en su “hijo” aquel vampiro que se la pasaba con su pareja. Y sin embargo todavía el brujo no podría alcanzar aquello.
¿Su turno?, ¿Qué podría contarle, siendo que le había contado casi todo? – Bueno Bea, no tengo mucho, adoro Londres vivía ahí hace ya un año, pero por planes de mi “amo” tuvimos que refugiarnos en parís… -le tomo de la mano llevándole donde una plaza menos escandalosa, escuchando el sonido de los pasos de ella y sin quitarle la vista atenta a su interlocutora. – No recuerdo nada de mi familia, de quien soy realmente o de quien fui. – se acercó donde la sobra de un árbol dejando en la mano de alguien que se escondía detrás de esta unos francos quien a cambio le dio un papelillo, un intercambio que duro un parpadeo, volviendo a ella – Y tengo muchos espías por parís. Porque para quien trabajo esta envuelto en una guerra contra otra especie. Y bien eso es todo… -regreso al tono firme de su voz –No pretendo quitarte mucho tiempo, pero se hace tarde, quisieras comer algo, quizá un pastelillo, un poco de té? –miro las cafeterías y alternadamente a ella.
¿Había sonreído? (¡¡Había sonreído!!); increíble pero por primera vez no lo hacía cuando experimentaba con vampiros cuya calaña desconocía hasta llevarle a la excitación de matar, o saciar sus propias dudas, y ella se empeñaba a reconocerlo, pobre chica, tan dulce, no podría creer que personas tan desesperantes sean tan bellas criaturas paseándose en la ciudad donde los más crueles asesinos viven de sombras. Justo cuando creía en las sorpresas se despertó de tétrico sueño. La ambición borro sus facciones más bonitas. – No me agrada sonreír, de hecho me ha sorprendido hacerlo –su gesto felino se reflejo al llevarse las yemas a los dedos al mismo tiempo que escuchaba a lo lejos el canto de los pajarillos que estorbaban bajo las ramas de aquellas copas.
Justo como una espina molesta le parecían las preguntas a su persona, pero bien, él sin querer había revelado semejante condición, Ville le tomo del brazo deteniendo la marcha – Silencia lo que diré, linda humana, -coloco un dedo sobre esos labios –Nadie, ni nada, solo convertirme en un vampiro podrá dispar la molesta voz en mi interior – canto sobre el oído de aquella elegante mujer, su aliento rozaba aquellos cabellos. –La voz se llama León, un viejo vampiro al que le robe el alma cuando era humano… - ¿Eso era posible?, muchos se lo preguntaban pero el aquitano – Escucha con atención Bea, tienes la dicha y fortuna de conocerme frente a los rayos del sol, por ahora, en poco tiempo me uniré a las sombras, si has escuchado hablar de vampiros, me uniré a ellos, actualmente sirvo a uno, Dunkelheit Barón de Francia. Es así como podre salir de este dolor, de esta lamentable vida que llevo -¿Porque ville contaba esto a una simple humana?
Le tomo de amabas manos y le miro fijamente, ese tintineo le repetía más de una vez, que se volvía loco, que caería en locura, que estaría mal continuar como lo hacía. – Tú crees que alguien tan cruel como yo, pueda vivir bajo las cálidas olas del sol? Hace milenios que no hablo con una humana… Con alguien semejante a mi, y ahora me encuentro frente a ti. Una joven enamora e inocente –murmuro cuando escucho el resto de su historia, ah, ese brillo era el mismo que veía en su “hijo” aquel vampiro que se la pasaba con su pareja. Y sin embargo todavía el brujo no podría alcanzar aquello.
¿Su turno?, ¿Qué podría contarle, siendo que le había contado casi todo? – Bueno Bea, no tengo mucho, adoro Londres vivía ahí hace ya un año, pero por planes de mi “amo” tuvimos que refugiarnos en parís… -le tomo de la mano llevándole donde una plaza menos escandalosa, escuchando el sonido de los pasos de ella y sin quitarle la vista atenta a su interlocutora. – No recuerdo nada de mi familia, de quien soy realmente o de quien fui. – se acercó donde la sobra de un árbol dejando en la mano de alguien que se escondía detrás de esta unos francos quien a cambio le dio un papelillo, un intercambio que duro un parpadeo, volviendo a ella – Y tengo muchos espías por parís. Porque para quien trabajo esta envuelto en una guerra contra otra especie. Y bien eso es todo… -regreso al tono firme de su voz –No pretendo quitarte mucho tiempo, pero se hace tarde, quisieras comer algo, quizá un pastelillo, un poco de té? –miro las cafeterías y alternadamente a ella.
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