AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Sin fin de la muerte
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Sin fin de la muerte
Que sepa sólo hay un encanto fecundo que sea capaz de devolverte de la muerte. (* Por el rigor del vaso que aclara, el agua toma forma) Estamos equivocados, como errada esta la flecha que disparó el destino. Seguimos siendo muertos andando hacia la muerte y sin embargo todos llegaremos a la edad de abrazar el aire y llorar un instante, solos. Es inevitable.
(* Agua que es inteligencia, inteligencia que es sólo vida y en sonoras estrellas precipita su desbandada pólvora de plumas)
La muerte ¿Que sabemos nosotros de la muerte? Has vuelto de ella, circundado de violas y de lluvias, y has enconrado a mujeres con las piernas abiertas, mas sanas - tras meses de ascéticos ayunos - y te has casado, nomás porque sí, con la que juzgaste más fuerte.
(* La muerte no se entiende en la vida se entiende en la muerte que:
trae una sed de siglos en los belfos )
Y sin embargo todos, dioses o demonios, céfiros o diablos, llegaremos ala edad de deshacer un hilillo de humo con los dedos. Eterna soledad en llamas, cielo, infierno, abismo, sol, ángel de peso delicado, tu que eres cadáver, explícame, habla, grita...
Escucho.
(* Agua que es inteligencia, inteligencia que es sólo vida y en sonoras estrellas precipita su desbandada pólvora de plumas)
La muerte ¿Que sabemos nosotros de la muerte? Has vuelto de ella, circundado de violas y de lluvias, y has enconrado a mujeres con las piernas abiertas, mas sanas - tras meses de ascéticos ayunos - y te has casado, nomás porque sí, con la que juzgaste más fuerte.
(* La muerte no se entiende en la vida se entiende en la muerte que:
trae una sed de siglos en los belfos )
Y sin embargo todos, dioses o demonios, céfiros o diablos, llegaremos ala edad de deshacer un hilillo de humo con los dedos. Eterna soledad en llamas, cielo, infierno, abismo, sol, ángel de peso delicado, tu que eres cadáver, explícame, habla, grita...
Escucho.
Última edición por Rahman Al'Ramiz el Lun Oct 20, 2014 4:34 am, editado 2 veces
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: Sin fin de la muerte
La tierra cae rítmicamente sobre la superficie balnquizca y hueca de los huesillos que se amontonan a los pies de la lápida. ¡Tres cráneos, veinte costillas, cincuenta fémurs izquierdos, tres hígados de cerdo, ocho ojos verdes y diez mechones de cabellos de mil colores! ¿Cuántos Frankensteins pueden crearse con eso? ¿Una hydra y dos gigantes tal vez?
La silueta que sostiene la pala y hecha la tierra en el agujero no lo sabe con certeza, pero tampoco le importa. Esta sembrando huesos para cosechar alguna extraña quimera o algún fruto prhoibido del mundo de los muertos.
Hay una queja en el aire que perturba el trabajo del misterioso enterrador. Se detiene, se seca un sudor inexistene con la manga de la chaqueta tan desgastada que bien podría ser de un vagabundo cualquiera y hechándose la pala sobre el hombro, abandona su trabajo para dirijir sus pasos hasta aquél ruidillo insistente.
-La muerte llorando a la muerte, ¿hay algo más irónico?- pregunto una voz en la obscuridad. Con unos pasos más se rebela esta silueta fantasmal, este disfraz de enterrador oculto a medias bajo una boina más vieja y descuidada, si se puede, que el resto de su atuendo. Las botas las tiene enfangadas por completo y lo poco que e ve de su piel, sus manos y su rostro, esta manchado de polvo y tierra.
La silueta que sostiene la pala y hecha la tierra en el agujero no lo sabe con certeza, pero tampoco le importa. Esta sembrando huesos para cosechar alguna extraña quimera o algún fruto prhoibido del mundo de los muertos.
Hay una queja en el aire que perturba el trabajo del misterioso enterrador. Se detiene, se seca un sudor inexistene con la manga de la chaqueta tan desgastada que bien podría ser de un vagabundo cualquiera y hechándose la pala sobre el hombro, abandona su trabajo para dirijir sus pasos hasta aquél ruidillo insistente.
-La muerte llorando a la muerte, ¿hay algo más irónico?- pregunto una voz en la obscuridad. Con unos pasos más se rebela esta silueta fantasmal, este disfraz de enterrador oculto a medias bajo una boina más vieja y descuidada, si se puede, que el resto de su atuendo. Las botas las tiene enfangadas por completo y lo poco que e ve de su piel, sus manos y su rostro, esta manchado de polvo y tierra.
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Sin fin de la muerte
Llorar? Yo no he escuchado ningún llanto.
(* Aunque sobresaltado por la interrupción no prevista de otro vampiro en sus pensamientos, Kayyam mantiene la postura relajada e incluso esboza una sonrisa. ¿Quién se atreve a sondear en su mente sin antes presentarse debidamente?)
Si los habitantes del inframundo pueden andar por debajo de la tierra ensanchando las galerías de los gusanos y la fisuras por las que se insinúan las raíces, no lo sabemos: la humedad demuele los cuerpos y les deja pocas fuerzas; les conviene quedarse quietos y tendidos, de todos modos esta tan oscuro...
Yo vine aquí para escuchar a los Eggun y sin embargo es un vampiro antiguo quién alza su voz. Arrastra fangosos andrajos y una pala. - Un saqueador de tumbas, susurran acusadores los muertos, quizás lo fue en algún tiempo - hijo de Kain como yo y sin embargo no me es posible identificar de primera instancia la esencia de su sangre, ¿a que clan pertenecerá? Intento entrar en su mente para averiguar su nombre pero sólo percibo palabras sin sentido ¿Vrolok? ¿Thrain? Seguramente utiliza algun tipo de bloqueo mental.
(* Kayyam se agacha ligeramente sin dejar de ver prudentemente a su interlocutor, haciendo el gesto de escuchar, con la mano colocada en el oído)
De noche apoyando la oreja en el suelo, se oye a veces golpear una puerta...
(* Aunque sobresaltado por la interrupción no prevista de otro vampiro en sus pensamientos, Kayyam mantiene la postura relajada e incluso esboza una sonrisa. ¿Quién se atreve a sondear en su mente sin antes presentarse debidamente?)
Si los habitantes del inframundo pueden andar por debajo de la tierra ensanchando las galerías de los gusanos y la fisuras por las que se insinúan las raíces, no lo sabemos: la humedad demuele los cuerpos y les deja pocas fuerzas; les conviene quedarse quietos y tendidos, de todos modos esta tan oscuro...
Yo vine aquí para escuchar a los Eggun y sin embargo es un vampiro antiguo quién alza su voz. Arrastra fangosos andrajos y una pala. - Un saqueador de tumbas, susurran acusadores los muertos, quizás lo fue en algún tiempo - hijo de Kain como yo y sin embargo no me es posible identificar de primera instancia la esencia de su sangre, ¿a que clan pertenecerá? Intento entrar en su mente para averiguar su nombre pero sólo percibo palabras sin sentido ¿Vrolok? ¿Thrain? Seguramente utiliza algun tipo de bloqueo mental.
(* Kayyam se agacha ligeramente sin dejar de ver prudentemente a su interlocutor, haciendo el gesto de escuchar, con la mano colocada en el oído)
De noche apoyando la oreja en el suelo, se oye a veces golpear una puerta...
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: Sin fin de la muerte
-Los muertos no suelen buscar la compañía de los muertos, sino de los vivosss… los hace sentir… más jóvenes.- El enterrador clava la pala en el suelo y descansa ambas manos en el mango de la misma. –Vienes a sembrar lágrimas o huesos.- los ojos obscuros bajo la boina contemplan al otro inmortal de abajo hacia arriba. –jeje Por tu apariencia diría que lo primero-
Ambas siluetas pálidas pueden bien pasar por apariciones o espectros a los ojos de cualquier incauto que se atreva a cortejar a la muerte a horas pasadas de la media. De pie allí, entre las tumbas, uno frente al otro. El vrolok sonríe a su congénere tal vez como un reflejo de la sonrisa contraria, tal vez divertido con la escena. El otro habla de los muertos que se arrastran bajo la tierra, como ratones buscando el calor que se escapó de sus cuerpos mucho tiempo atrás.
El enterrador le mira con fijeza. -¿Has venido a asegurarte de que el cuerpo de tu amado mortal sigue en su lugar? Te diré que el mejor modo de estar totalmente seguro es caavandoo. Quién sabe, ya podría estar acurrucado con otros en una fosa común.- apoya su mentón sobre sus manos. La noche se tiñe de un silencio sobre natural, un silencio que pertenece a las horas de las brujas y los encantamientos. El nosferatu ladea ligeramente la cabeza percibiendo un cosquilleo en su mente, es muy sutil, igual que el vuelo de un mosquito. Amplia la sonrisa.
-Llaman a la puerta porque es de mala educación entrar sin pedirrr permiso.- Comenta con doble intención. El vampiro se endereza con lentitud. –Pero veo que tu curiosidad por conocer lo que esconden los muertos es muucha.- se hecho la pala sobre el hombro una vez más. -¡Sacrilegio, sacrilegio! Ajjaja Aaay escándalo mortal para problemas mortales. Déjame ayudarte con tu pequeño problema filosófico.- El íncubo se movió con la rapidez propia de la especie y situándose sobre la tumba que visitaba el otro empezó a cavar velozmente, hasta que el metal choco con los huesos y despojos del infeliz mortal. El vampir se agacho para tomar el cráneo, siempre atento a los movimientos del otro.
No muchos saben tomar a bien la profanación de criptas. Sacrilegio, dulce sacrilegio…
Ambas siluetas pálidas pueden bien pasar por apariciones o espectros a los ojos de cualquier incauto que se atreva a cortejar a la muerte a horas pasadas de la media. De pie allí, entre las tumbas, uno frente al otro. El vrolok sonríe a su congénere tal vez como un reflejo de la sonrisa contraria, tal vez divertido con la escena. El otro habla de los muertos que se arrastran bajo la tierra, como ratones buscando el calor que se escapó de sus cuerpos mucho tiempo atrás.
El enterrador le mira con fijeza. -¿Has venido a asegurarte de que el cuerpo de tu amado mortal sigue en su lugar? Te diré que el mejor modo de estar totalmente seguro es caavandoo. Quién sabe, ya podría estar acurrucado con otros en una fosa común.- apoya su mentón sobre sus manos. La noche se tiñe de un silencio sobre natural, un silencio que pertenece a las horas de las brujas y los encantamientos. El nosferatu ladea ligeramente la cabeza percibiendo un cosquilleo en su mente, es muy sutil, igual que el vuelo de un mosquito. Amplia la sonrisa.
-Llaman a la puerta porque es de mala educación entrar sin pedirrr permiso.- Comenta con doble intención. El vampiro se endereza con lentitud. –Pero veo que tu curiosidad por conocer lo que esconden los muertos es muucha.- se hecho la pala sobre el hombro una vez más. -¡Sacrilegio, sacrilegio! Ajjaja Aaay escándalo mortal para problemas mortales. Déjame ayudarte con tu pequeño problema filosófico.- El íncubo se movió con la rapidez propia de la especie y situándose sobre la tumba que visitaba el otro empezó a cavar velozmente, hasta que el metal choco con los huesos y despojos del infeliz mortal. El vampir se agacho para tomar el cráneo, siempre atento a los movimientos del otro.
No muchos saben tomar a bien la profanación de criptas. Sacrilegio, dulce sacrilegio…
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Sin fin de la muerte
- No... no tears, please.
A pesar de sus muchos años, el vástago no parece percatarse que esta frente a uno de sus mayores; sucede confrecuencia que pasado cierto umbral de tiempo, enfrentadas a la eternidad, las almas de los inmortales se enferman de locura y padecen episodios de eufória. Quizás es lo que pasa con este milenario, que emocionado palea la tierra, como queriendo encontrar algun tesoro. - ¿Que otra cosa puede motivarlo a actuar asi, mas que la mas profunda demencia? - piensa el viejo Kayyam.
O quizás es sólo un fanfarrón buscando pelea.
- ¡Profanador! ¡Pero mira! que tu parentela se te ha adelantado... ¡El gusano que roe ya estaba alimentandose de ese cráneo antes que tú! Eres desconsiderado al perturbar su cena.
Mi escencia es muy antigua, tanto que yo mismo a veces olvido su origen... no sería de extrañarse que este Milenario no pudiese precisar mi verdadera edad y se creyese uno igual que yo. ¿Se tata esto de una pelea por el territorio? ¿A ese bestial nivel se ha reducido el intelecto de este hermano de sangre tras el peso de los siglos?
- Vine aqui a hablar con los muertos, por que generalmente es un sitio tranquilo. Tal vez lo vuelva a ser si te dejo sembrado a ti, en esa tumba que acabas de abrir. En compañia de los tuyos, al fín en paz.
El rostro de Kayyam se torna frío, glacial. Su inexpresiva mueca brilla bajo la luna como un espejo, pues el resto de su ropaje es negro.
Hasta los vampiros mas jóvenes conocen las formas antiguas y muestran un poco de respeto por la tradición. Pero parece que este esperpento ha pasado demasiado tiempo entre las sombras como para darse por enterado. Expando mi aura asfixiando la suya para que no le quede duda alguna de ante quien se encuentra, para que no haya algun mal entendido entre los señores que han abrazado a este vástago eloquecido. Lo que menos necesito es otra guerra entre clanes, pero ante una oportunidad como esta de recordarle a todos los hijos de Kain por que me apodan "El Destructor", dificilmente puedo resistirme.
A pesar de sus muchos años, el vástago no parece percatarse que esta frente a uno de sus mayores; sucede confrecuencia que pasado cierto umbral de tiempo, enfrentadas a la eternidad, las almas de los inmortales se enferman de locura y padecen episodios de eufória. Quizás es lo que pasa con este milenario, que emocionado palea la tierra, como queriendo encontrar algun tesoro. - ¿Que otra cosa puede motivarlo a actuar asi, mas que la mas profunda demencia? - piensa el viejo Kayyam.
O quizás es sólo un fanfarrón buscando pelea.
- ¡Profanador! ¡Pero mira! que tu parentela se te ha adelantado... ¡El gusano que roe ya estaba alimentandose de ese cráneo antes que tú! Eres desconsiderado al perturbar su cena.
Mi escencia es muy antigua, tanto que yo mismo a veces olvido su origen... no sería de extrañarse que este Milenario no pudiese precisar mi verdadera edad y se creyese uno igual que yo. ¿Se tata esto de una pelea por el territorio? ¿A ese bestial nivel se ha reducido el intelecto de este hermano de sangre tras el peso de los siglos?
- Vine aqui a hablar con los muertos, por que generalmente es un sitio tranquilo. Tal vez lo vuelva a ser si te dejo sembrado a ti, en esa tumba que acabas de abrir. En compañia de los tuyos, al fín en paz.
El rostro de Kayyam se torna frío, glacial. Su inexpresiva mueca brilla bajo la luna como un espejo, pues el resto de su ropaje es negro.
Hasta los vampiros mas jóvenes conocen las formas antiguas y muestran un poco de respeto por la tradición. Pero parece que este esperpento ha pasado demasiado tiempo entre las sombras como para darse por enterado. Expando mi aura asfixiando la suya para que no le quede duda alguna de ante quien se encuentra, para que no haya algun mal entendido entre los señores que han abrazado a este vástago eloquecido. Lo que menos necesito es otra guerra entre clanes, pero ante una oportunidad como esta de recordarle a todos los hijos de Kain por que me apodan "El Destructor", dificilmente puedo resistirme.
Última edición por Rahman Al'Ramiz el Vie Nov 07, 2014 6:47 am, editado 2 veces
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: Sin fin de la muerte
En efecto aquellas alimañas que devoran la carne ya pueblan el hueso amarillado, carcomido por el olvido de sus nietos, bisnietos o quienes fueran hayan sido sus más cercanos allegados.
El vampiro clava la pala en el suelo y recarga su antebrazo en el mango, en actitud de descanso. Introduce los dedos en la calavera sosteniéndola a la altura de sus ojos.
-Ser o no ser la cena, he allí la alegre cuestión… Seguro que el señor Gusano sabrá ser compartido y prescindir de un bocado o dos, y si no lo es ummm, también pueden invertirse los papeles. Jeje es bueno que espectador y actor cambien lugares de cuando en cuando ¿no crees?- El no-muerto retira uno de los bichos que caminan entre los restos y se lo llevo a la boca. Se lo come de un solo bocado. -Ahora su cena es mi cena- se relame sin dar muestra alguna de repulsión. La presencia del otro, que lleva ropas de guerrero, se vuelve a cada instante un poco más obscura, no una sombra como la de las cosas que se alargan conforme se arrastra el sol por los cielos durante el día, sino la sombra mortecina, sutil y con olor a viejo de las velas de una iglesia. Una mirada de extrañeza es la que recorre al enterrador y luego palabras de advertencia. La vela finalmente se apaga y la sombra se extiende por completo, obscureciendo la noche y el rostro del cadáver pálido vestido de guerrero. Es un segundo en el que la mirada de ambos inmortales choca en la obscuridad, el enterrador lo mira con fijeza, e imita a la perfección cada gesto en la otra cara hasta volverse parte de esa fría y escurridiza sombra nocturna. Sin embargo en sus ojos se refleja algo más que no logra tomar forma ni nombre.
El segundo pasa y cuando llega el otro segundo la frialdad se vuelve tangible, casi insoportable aún para un wampir. El enterrador cae al piso, temblando, aunque sus dedos huesudos no liberan a la calavera de su agarre, su otra mano se aferra al suelo con las uñas… de pronto se siente muy débil, como si no hubiera bebido en meses o tal vez más, años, y estuviese ahora en el borde. La noche quiere devorar su pequeña, pequeñísima, pequeñisísima flamita. Hace una mueca, levantando los labios mostrando los colmillos por instinto ante la amenaza “invisible”. Sus ojos se vuelven totalmente negros, como si de algún diablo se tratara, las venas bajo su piel blanca se marcan amoratadas. Su vista se levanta lentamente del suelo, y a pesar de que el dolor que le acomete es claramente visible, no emite ninguna queja, esboza una sonrisa torcida, rota por el dolor. Se esfuerza en hablar.
-…¿q-quien eres-t-tu…. para juzgarrr… q-que cara eligghen…los muert-tos… parrra habl-blarrr?- deja escapar un sonido silbante, una risa tal vez o una protesta. Quizá ambas. –La rei-reina egipcia…deb-be...estarrrendo-se…en... su… tu-tumba jjaghgjahgj… -
El vampiro clava la pala en el suelo y recarga su antebrazo en el mango, en actitud de descanso. Introduce los dedos en la calavera sosteniéndola a la altura de sus ojos.
-Ser o no ser la cena, he allí la alegre cuestión… Seguro que el señor Gusano sabrá ser compartido y prescindir de un bocado o dos, y si no lo es ummm, también pueden invertirse los papeles. Jeje es bueno que espectador y actor cambien lugares de cuando en cuando ¿no crees?- El no-muerto retira uno de los bichos que caminan entre los restos y se lo llevo a la boca. Se lo come de un solo bocado. -Ahora su cena es mi cena- se relame sin dar muestra alguna de repulsión. La presencia del otro, que lleva ropas de guerrero, se vuelve a cada instante un poco más obscura, no una sombra como la de las cosas que se alargan conforme se arrastra el sol por los cielos durante el día, sino la sombra mortecina, sutil y con olor a viejo de las velas de una iglesia. Una mirada de extrañeza es la que recorre al enterrador y luego palabras de advertencia. La vela finalmente se apaga y la sombra se extiende por completo, obscureciendo la noche y el rostro del cadáver pálido vestido de guerrero. Es un segundo en el que la mirada de ambos inmortales choca en la obscuridad, el enterrador lo mira con fijeza, e imita a la perfección cada gesto en la otra cara hasta volverse parte de esa fría y escurridiza sombra nocturna. Sin embargo en sus ojos se refleja algo más que no logra tomar forma ni nombre.
El segundo pasa y cuando llega el otro segundo la frialdad se vuelve tangible, casi insoportable aún para un wampir. El enterrador cae al piso, temblando, aunque sus dedos huesudos no liberan a la calavera de su agarre, su otra mano se aferra al suelo con las uñas… de pronto se siente muy débil, como si no hubiera bebido en meses o tal vez más, años, y estuviese ahora en el borde. La noche quiere devorar su pequeña, pequeñísima, pequeñisísima flamita. Hace una mueca, levantando los labios mostrando los colmillos por instinto ante la amenaza “invisible”. Sus ojos se vuelven totalmente negros, como si de algún diablo se tratara, las venas bajo su piel blanca se marcan amoratadas. Su vista se levanta lentamente del suelo, y a pesar de que el dolor que le acomete es claramente visible, no emite ninguna queja, esboza una sonrisa torcida, rota por el dolor. Se esfuerza en hablar.
-…¿q-quien eres-t-tu…. para juzgarrr… q-que cara eligghen…los muert-tos… parrra habl-blarrr?- deja escapar un sonido silbante, una risa tal vez o una protesta. Quizá ambas. –La rei-reina egipcia…deb-be...estarrrendo-se…en... su… tu-tumba jjaghgjahgj… -
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Sin fin de la muerte
¿La reina? ¡Nadie sabe cuanto sabe! Este vampiro al menos no es un ignorante, sin embargo no comprendo sino como una falta de aseo esta inerte permanencia en la que yace su energía, adherida a esta vida identica e igual a si misma, residual y pegoteada de polvo o porquería en la superfície de lo siempre inmóvil.
Así como nos lavamos el cuerpo, deberíamos lavarnos el destino, cambiar de vida como cambiamos de ropa. No para preservar la vida, sino por ese respeto ajeno hacia nosotros mismos al que con toda propiedad, llamamos aseo.
(* Le dice el viejo Kayyam ignorando las groseras preguntas del enterrador. Después de todo hay muchos en quienes la falta de aseo no es una disposición voluntaria, sino una resignación de la inteligencia y hay muchos vampiros en quienes lo opaco y uniforme de sus eternas vidas no son de la forma en que se lo propusieron, sino una resignada adecuación al hecho de no haberla querido como es).
Una ironía automática del conocimiento. Este vástago sabe ya quien soy, ya puede sentirlo; pero se queda paralizado en virtud de ese mismo hechizo del sentimiento que hace que el aterrorizado no se aleje del peligro.
Desde aqui puedo verte mejor: eres como una mosca que revolotea sobre los troncos sin ver nada, hasta que te pones al alcance viscoso de la lengua del camaleón. Así paseas tu inconsciencia conciente por el tronco de árbol de lo habitual. Es tu destino el que marcha, pues tu no marchas.... tu tiempo viene, caminando de espaldas, a tu encuentro.
¿Muerte? No, ni siquiera la muerte - dice con su pensamiento el vampiro - quien vive como tu no muere, se acaba, se marchita, se desvegeta. El lugar donde estuvo se queda allí sin él. Eso es todo y a ese todo lo llamamos nada.
Pero ni siquiera puedo coronar con aplausos esta tragedia de la negación, pues aún no tengo la seguridad de que sea, al menos nada, moho, al menos, de la verdad de la vida. Polvo del Destino de los hijos bastardos de Dios que se hicieron uno con la Noche Eterna cuando ella enviudó del Kaos que nos procreó....
Ave que revoloteas, fascinada por la ausencia de serpientes, no salgas a buscarlas: No sea que las encuentres. No quieras mirar al sol de frente, por que te cegará.
¿Acaso te habia visto por aquí antes? - pregunta sin pronunciar palabra -
Así como nos lavamos el cuerpo, deberíamos lavarnos el destino, cambiar de vida como cambiamos de ropa. No para preservar la vida, sino por ese respeto ajeno hacia nosotros mismos al que con toda propiedad, llamamos aseo.
(* Le dice el viejo Kayyam ignorando las groseras preguntas del enterrador. Después de todo hay muchos en quienes la falta de aseo no es una disposición voluntaria, sino una resignación de la inteligencia y hay muchos vampiros en quienes lo opaco y uniforme de sus eternas vidas no son de la forma en que se lo propusieron, sino una resignada adecuación al hecho de no haberla querido como es).
Una ironía automática del conocimiento. Este vástago sabe ya quien soy, ya puede sentirlo; pero se queda paralizado en virtud de ese mismo hechizo del sentimiento que hace que el aterrorizado no se aleje del peligro.
Desde aqui puedo verte mejor: eres como una mosca que revolotea sobre los troncos sin ver nada, hasta que te pones al alcance viscoso de la lengua del camaleón. Así paseas tu inconsciencia conciente por el tronco de árbol de lo habitual. Es tu destino el que marcha, pues tu no marchas.... tu tiempo viene, caminando de espaldas, a tu encuentro.
¿Muerte? No, ni siquiera la muerte - dice con su pensamiento el vampiro - quien vive como tu no muere, se acaba, se marchita, se desvegeta. El lugar donde estuvo se queda allí sin él. Eso es todo y a ese todo lo llamamos nada.
Pero ni siquiera puedo coronar con aplausos esta tragedia de la negación, pues aún no tengo la seguridad de que sea, al menos nada, moho, al menos, de la verdad de la vida. Polvo del Destino de los hijos bastardos de Dios que se hicieron uno con la Noche Eterna cuando ella enviudó del Kaos que nos procreó....
Ave que revoloteas, fascinada por la ausencia de serpientes, no salgas a buscarlas: No sea que las encuentres. No quieras mirar al sol de frente, por que te cegará.
¿Acaso te habia visto por aquí antes? - pregunta sin pronunciar palabra -
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: Sin fin de la muerte
El guerrero muerto habla sobre el aseo. La ironía se encuentra en el escenario dónde se declaman dichas afirmaciones sobre el respeto y el baño. En el cementerio, más que en ningún otro lugar, se pasea la araña del brazo de la rata y el gusano, que haciendo complot con la lluvia, la tierra y los cuervos, profanan las tumbas en cuanto tienen oportunidad. Arribistas todos ellos, despreocupados del mundo y su moral. Un hombre no está más cerca de ser un salvaje que cuando descansa en una caja tres metros bajo tierra.
El enterrador se limita a mantener una media sonrisa y una mirada entretenida, no rechaza ni se muestra de acuerdo con las palabras del otro. Su cuerpo aún sometido a la voluntad del guerrero se encuentra inmóvil en su sitio, o casi, los temblores le dominan, los músculos protestan y la garganta demanda sangre. El wampir se relame los labios, intentando traer algo de humedad a su boca que siente repentinamente reseca… aunque por su puesto se trata de una ilusión. Lo que está siendo torturado no es su cuerpo.
-T-todos somosssmoscass… revolot-tamos i-imaginando q-q vamos a algúnsitio… tropessamos entr-re nosotros….el camaleón-leóon ess el tiempo-po y ha de comernos t-tarde o t-temp-prano… - rió de modo sofocado. –La ú-única diferencia en-t-tre tu y yooo esssq estas t-tu allíyyo …aquí jeghjehg- entorna la mirada estudiando las vestimentas del otro. -¿T-t has visto en un esp-pejo? El t-tiempo ssse olvido de tu cuer-rp-po hace muuuuucho.- el vampiro se esfuerza en incorporarse a medias, quedando sentado en el suelo. Con lentitud se aferra a la roca, a la lápida, y ayudándose de esta se pone de pie. No ha soltado el cráneo y a pesar de que logra mantenerse en pie sin ningún soporte, su espalda luce encorvada a causa de los poderes del otro. Nuevamente el nosferatu percibe aquél sutil roce en su cabeza, pero esta vez toma forma en palabras que resuenan dentro de su mente. Ladea la cabeza y suelta un siseo bajo, escucha la voz del guerrero muerto y una vez más se mantiene al margen de sus palabras. El extraño brillo en los ojos del vampir aparece nuevamente. Una luz obscura.
El otro le llama ave. –Uun a-ve cualq-quiera no... un Ssserpentario… un canariono… unruiseñorno.. no pingüinos ni ganzsosnipatosss. Encontrar sserp-pientes y-y ve-r de cara al sol… ¿hay.. algo mejo-r? Av-ves hay pocasss… pero t-todos son s-serpient-tes… unas muer-rden, otrasson dessdentadas, unas hay dóciles y otras como tú… pero aún la más dócil sser-rpiente p-puede mord-der. Inclussso las de nomb-bress hermossosss, como Kala Nahid- concluyó con suavidad, como acariciando las últimas palabras con la lengua.
El otro cadáver-pálido vestido de guerrero se introduce en la mente del contrario una vez más. “¿Acaso te había visto por aquí antes?” pregunta. El Draugr haciendo uso de su voluntad, cierra su mente totalmente al invasor. Los trucos mentales no funcionan en él y no pueden meterse en su cabeza si él no lo permite... Desde que recuerda a tenido ese don. -Yo t-te he visto... antes y desp-pues....jagjajg he... he t-tenido muchas vidas... tal vez en alg-guna me vist-t-e, tal vez solo jhjuego contigo jehgjgh o ¡quiz-zas ya no lo r-recuerdo!- se esfuerza el íncubo en hacer una reverencia al otro. -Nunca lo sabremos. Bon apetite- el vampiro gira sobre sus talones y hace ademan de irse, encogido y sosteniendo el craneo en una mano, y arrastrando la pala sobre el suelo con la otra. Empieza a alejarse, como un maltrecho vagabundo quqe vuelve a las sombras de donde salió....
El enterrador se limita a mantener una media sonrisa y una mirada entretenida, no rechaza ni se muestra de acuerdo con las palabras del otro. Su cuerpo aún sometido a la voluntad del guerrero se encuentra inmóvil en su sitio, o casi, los temblores le dominan, los músculos protestan y la garganta demanda sangre. El wampir se relame los labios, intentando traer algo de humedad a su boca que siente repentinamente reseca… aunque por su puesto se trata de una ilusión. Lo que está siendo torturado no es su cuerpo.
-T-todos somosssmoscass… revolot-tamos i-imaginando q-q vamos a algúnsitio… tropessamos entr-re nosotros….el camaleón-leóon ess el tiempo-po y ha de comernos t-tarde o t-temp-prano… - rió de modo sofocado. –La ú-única diferencia en-t-tre tu y yooo esssq estas t-tu allíyyo …aquí jeghjehg- entorna la mirada estudiando las vestimentas del otro. -¿T-t has visto en un esp-pejo? El t-tiempo ssse olvido de tu cuer-rp-po hace muuuuucho.- el vampiro se esfuerza en incorporarse a medias, quedando sentado en el suelo. Con lentitud se aferra a la roca, a la lápida, y ayudándose de esta se pone de pie. No ha soltado el cráneo y a pesar de que logra mantenerse en pie sin ningún soporte, su espalda luce encorvada a causa de los poderes del otro. Nuevamente el nosferatu percibe aquél sutil roce en su cabeza, pero esta vez toma forma en palabras que resuenan dentro de su mente. Ladea la cabeza y suelta un siseo bajo, escucha la voz del guerrero muerto y una vez más se mantiene al margen de sus palabras. El extraño brillo en los ojos del vampir aparece nuevamente. Una luz obscura.
El otro le llama ave. –Uun a-ve cualq-quiera no... un Ssserpentario… un canariono… unruiseñorno.. no pingüinos ni ganzsosnipatosss. Encontrar sserp-pientes y-y ve-r de cara al sol… ¿hay.. algo mejo-r? Av-ves hay pocasss… pero t-todos son s-serpient-tes… unas muer-rden, otrasson dessdentadas, unas hay dóciles y otras como tú… pero aún la más dócil sser-rpiente p-puede mord-der. Inclussso las de nomb-bress hermossosss, como Kala Nahid- concluyó con suavidad, como acariciando las últimas palabras con la lengua.
El otro cadáver-pálido vestido de guerrero se introduce en la mente del contrario una vez más. “¿Acaso te había visto por aquí antes?” pregunta. El Draugr haciendo uso de su voluntad, cierra su mente totalmente al invasor. Los trucos mentales no funcionan en él y no pueden meterse en su cabeza si él no lo permite... Desde que recuerda a tenido ese don. -Yo t-te he visto... antes y desp-pues....jagjajg he... he t-tenido muchas vidas... tal vez en alg-guna me vist-t-e, tal vez solo jhjuego contigo jehgjgh o ¡quiz-zas ya no lo r-recuerdo!- se esfuerza el íncubo en hacer una reverencia al otro. -Nunca lo sabremos. Bon apetite- el vampiro gira sobre sus talones y hace ademan de irse, encogido y sosteniendo el craneo en una mano, y arrastrando la pala sobre el suelo con la otra. Empieza a alejarse, como un maltrecho vagabundo quqe vuelve a las sombras de donde salió....
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Re: Sin fin de la muerte
Una mención de un nombre lanza avalanchas de recuerdos. Kala y el oasis, en medio del desierto, Kala y la sed y el hambre. Unos ojos hermosos, otras vidas. Si! Muchas vidas atrás. El calor de su cuerpo. Tanta vida que le parece en verdad ser aquel que en otros lechos mas felices fue. Entonces, cuando anhelaba ser esto en que ahora se ha convertido. El viejo vampiro, de pronto aparece con un rostro pristino, casi como el de un niño. ¡Tan lejos le han llevado sus recuerdos! Mas no se deja envolver del todo. Pues este vampiro no huele a ella. No puede ser uno de entre su descendencia... ¡Un Vástago de la casa Al'Ramiz!. Imposible... pero entonces de ¿dónde conocía a Nahid?
- Ya no quedan aves por aquí.
Bloquea con fervor su mente, sin embargo a pesar de nuestros poderosos dones, seguimos atados a esta forma humana, a esta maquina perfecta que ajusta sus ojos acorde a sus emociones. Algo en su interior se entusiasmó, pude verle los ojos de ave encenderse. La mirada llena de plumas echa a volar.
Apenas sintió mas ligero el peso de su perplejidad, se ha puesto de pie, y ha salido de la tumba queriendo escapar. Algo aferra en su mano, que le dificulta el movimiento. Lleva en su mano, el cráneo que ha extraído de la olvidada tumba.
- ¿Te irás tan pronto? La fiesta apenas va a comenzar.
Por medio de la comunión con los muertos, el viejo vampiro llama a un espíritu errante darle una sorpresa al Vrolok. ¡Una jugarreta!
El cráneo comienza a sacudirse violentamente, cobrando vida en la palma del Draugr hasta zafarse; momento en que poseído por el espíritu errante se lanza castañeando los mohosos dientes hasta prenderse de la oreja con fuerza. Encajando los dientes en la piel del enemigo.
- Ya no quedan aves por aquí.
Bloquea con fervor su mente, sin embargo a pesar de nuestros poderosos dones, seguimos atados a esta forma humana, a esta maquina perfecta que ajusta sus ojos acorde a sus emociones. Algo en su interior se entusiasmó, pude verle los ojos de ave encenderse. La mirada llena de plumas echa a volar.
Apenas sintió mas ligero el peso de su perplejidad, se ha puesto de pie, y ha salido de la tumba queriendo escapar. Algo aferra en su mano, que le dificulta el movimiento. Lleva en su mano, el cráneo que ha extraído de la olvidada tumba.
- ¿Te irás tan pronto? La fiesta apenas va a comenzar.
Por medio de la comunión con los muertos, el viejo vampiro llama a un espíritu errante darle una sorpresa al Vrolok. ¡Una jugarreta!
- Surgite Mortuii:
[01:04:37] Rahman Al'Ramiz : surgite mortui
[01:12:51] * Rahman Al'Ramiz concentra su energía en hacer surgir otra sombra
[01:13:00] Antigua se ha unido al Chat el Lun 17 Nov - 1:13
[01:13:17] Antigua : señor, si señor!
[01:13:31] Rahman Al'Ramiz : Entra en esos restos
[01:13:53] Rahman Al'Ramiz : haz que ese cráneo que sostiene el vampiro cobre vida
[01:14:15] Antigua : señor, a la orden señor!
El cráneo comienza a sacudirse violentamente, cobrando vida en la palma del Draugr hasta zafarse; momento en que poseído por el espíritu errante se lanza castañeando los mohosos dientes hasta prenderse de la oreja con fuerza. Encajando los dientes en la piel del enemigo.
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: Sin fin de la muerte
-Ningunaveningunaingenuaave… - balbucea el vampyre mientras camina, sin andar a prisa, pero tampoco da señales de querer detenerse. El otro le invita a quedarse a una fiesta, no una fiesta como acostumbran los mortales, sino de aquellas que son tan comunes en el mundo del gato y el ratón. El draugr lo sabe, puede paladear en el aire la ligera tensión, la expectativa, y además aprecia la fría curiosidad, cortante como hoja afilada, en aquellas palabras que le dirige el otro.
El enterrador lo mira sobre su hombro. –Las fiest-tas de los muertos suelen ser m-muysilenciosasss- replica sintiendo como repentinamente el dolor que pesaba sobre su cuerpo va reducido su intensidad considerablemente… no, aquella fuerza avasalladora sigue zumbando en el aire pero es como si el vampiro hubiera decidido concentrar su energía en otra cosa… El enterrador detiene su marcha, se gira a medias y entierra la pala en el suelo, a la espera. La temperatura parece descender un grado, tal vez menos y casi en el mismo instante el wampir siente removerse el cráneo entre sus dedos, como si hubiera cobrado vida propia e intentase escapar a su agarre de acero. Hubiera sido imposible para la cosa deshacerse del agarre del nosferatu, de no ser porque lo ha tomado por sorpresa. Es una cosa extraña y horrenda para los ojos mortales ver agitarse aquellos huesecillos marfileños castañeteando los dientes, intentando morder algo en una sonrisa descarnada y chimuela, retorcida. Pasa la media noche y la muerte misma ha decidido venir a reclamar su cena. Todo ocurre muy rápido: el inmortal suelta la calavera al instante que la siente despertar, pero antes de que logre librarse de ella, los dientes astillados y medio podridos logran aferrarse a su oído izquierdo con fuerza suficiente para arrancarlo de un tajo… al menos eso harían si se tratara tan solo de piel mortal lo que ha escogido para merendar la Señora de los Huesos. Pero esta carne desafía a las leyes que marcan solemnemente las manecillas del reloj con cada “tac, tic, tic, tac”.
-AaAgGGhaHAjahajahaja- una risotada que suena entre aullido y carcajada hueca, emerge de la garganta del draugr. Su mano derecha sujeta con fuerza el rostro de la flaca y lo pulveriza entre sus dedos, deshaciéndose en un movimiento del macabro espejo. Un espejo que comparten todos los diablos nocturnos. -jhajhaj aaah sabes hacer hablar a los muertos!- exclama el enterrador llevándose la manga de su desgastado abrigo al oído para limpiarse la sangre que mana de su oreja medio masticada. Señala entonces al guerrero no-muerto con su dedo índice medio manchado de sangre. -¡Pero es menos cierto que sepas escucharlos! Jeje hablas con otros muertos, sí, sí de muchos lugares… - los ojos casi total y repentinamente obscuros del vampiro brillan, entorno a sus párpados resaltan una vez más las venillas de un color azul grisáceo, sus colmillos asoman a medias en su sonrisa torcida. –Y huyes de los tuyos, de la reinA, la hermAna y del espíritu santo que no eres tu sino tu otro tu pasado que te mira desde la tumba que debiste reclamar hace muuuucho ¿o no? Jjeje- ladeo la cabeza –Los muertos me han dicho esto, ajam, me han susurrado los secretos que tienes enterrados. Aun así, aun así no necesitas que te repita lo que ya sabes de sobra… lo que el medico recomienda es silencio absolutoooo. Puedo coser tus labios si la tentación de hablar es simplemente demasiado para ti ¿quieres?-
El enterrador lo mira sobre su hombro. –Las fiest-tas de los muertos suelen ser m-muysilenciosasss- replica sintiendo como repentinamente el dolor que pesaba sobre su cuerpo va reducido su intensidad considerablemente… no, aquella fuerza avasalladora sigue zumbando en el aire pero es como si el vampiro hubiera decidido concentrar su energía en otra cosa… El enterrador detiene su marcha, se gira a medias y entierra la pala en el suelo, a la espera. La temperatura parece descender un grado, tal vez menos y casi en el mismo instante el wampir siente removerse el cráneo entre sus dedos, como si hubiera cobrado vida propia e intentase escapar a su agarre de acero. Hubiera sido imposible para la cosa deshacerse del agarre del nosferatu, de no ser porque lo ha tomado por sorpresa. Es una cosa extraña y horrenda para los ojos mortales ver agitarse aquellos huesecillos marfileños castañeteando los dientes, intentando morder algo en una sonrisa descarnada y chimuela, retorcida. Pasa la media noche y la muerte misma ha decidido venir a reclamar su cena. Todo ocurre muy rápido: el inmortal suelta la calavera al instante que la siente despertar, pero antes de que logre librarse de ella, los dientes astillados y medio podridos logran aferrarse a su oído izquierdo con fuerza suficiente para arrancarlo de un tajo… al menos eso harían si se tratara tan solo de piel mortal lo que ha escogido para merendar la Señora de los Huesos. Pero esta carne desafía a las leyes que marcan solemnemente las manecillas del reloj con cada “tac, tic, tic, tac”.
-AaAgGGhaHAjahajahaja- una risotada que suena entre aullido y carcajada hueca, emerge de la garganta del draugr. Su mano derecha sujeta con fuerza el rostro de la flaca y lo pulveriza entre sus dedos, deshaciéndose en un movimiento del macabro espejo. Un espejo que comparten todos los diablos nocturnos. -jhajhaj aaah sabes hacer hablar a los muertos!- exclama el enterrador llevándose la manga de su desgastado abrigo al oído para limpiarse la sangre que mana de su oreja medio masticada. Señala entonces al guerrero no-muerto con su dedo índice medio manchado de sangre. -¡Pero es menos cierto que sepas escucharlos! Jeje hablas con otros muertos, sí, sí de muchos lugares… - los ojos casi total y repentinamente obscuros del vampiro brillan, entorno a sus párpados resaltan una vez más las venillas de un color azul grisáceo, sus colmillos asoman a medias en su sonrisa torcida. –Y huyes de los tuyos, de la reinA, la hermAna y del espíritu santo que no eres tu sino tu otro tu pasado que te mira desde la tumba que debiste reclamar hace muuuucho ¿o no? Jjeje- ladeo la cabeza –Los muertos me han dicho esto, ajam, me han susurrado los secretos que tienes enterrados. Aun así, aun así no necesitas que te repita lo que ya sabes de sobra… lo que el medico recomienda es silencio absolutoooo. Puedo coser tus labios si la tentación de hablar es simplemente demasiado para ti ¿quieres?-
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Re: Sin fin de la muerte
(* de nuevo ante la mención de aquel espíritu que le acechará por siempre desde el castillo de la memoria, su fisonomía parece perder todos los años que cargaba, su rostro pareciera tornarse el de otra persona, alguien que vivió hace miles años, que fue joven y tuvo una vida feliz, muy lejos con la que no queda ya ninguna relación, ningun vestigio... sólo la memoria, necia; persistente. ¡Y tan sólo eso basta para trastocarle el alma!)
¿Acaso ella me ha enviado un mensajero? Es por eso que no se escuchar a otro muerto, como yo, levantado de la tumba. Por que me niego a escuchar. Pero, si algo he aprendido tras tantos siglos de eterno caminar es que no se puede escapar de uno mismo. Debo forzarme a escuchar inclusive aquello que no quiero oír.
- No, hijo de Kain. ¡Esconderme jamás!
Tantos años de vivir en comunión con el mundo mas allá de este mundo me ha otorgado la fuerza para hacer algo más que hablar con los muertos. Dejo que el poder fluya desde el fondo de mi sangre maldita hacia el universo. ¿Será que el vampiro finalmente se decidirá a pelear? No podía evitar la sonrisa que me asaltaba el rostro al recordar la expresión que tenía en enterrador en el rostro cuando el cráneo que sostenía le devolvía la copa mordiéndole. ¡Fue sublime! y aunqué logré molestarle un poco. El milenario no respondió a la agresión mas que con indignadas palabras.
- Tienes razón, enterrador. Sólo el silencio es sabio.
Me toma solo un movimiento de mi voluntad colocarme de nuevo cerca del vampiro, a una distancia razonable como para reaccionar en caso de un contra-ataque. Como no percibí hostilidades de esa naturaleza no levanté algún tipo de escudo, aún sonreía divertido ante las reacciones de su interlocutor. Cada vez con mayor curiosidad por lo que sea que tuviera que decirle.
¿Acaso ella me ha enviado un mensajero? Es por eso que no se escuchar a otro muerto, como yo, levantado de la tumba. Por que me niego a escuchar. Pero, si algo he aprendido tras tantos siglos de eterno caminar es que no se puede escapar de uno mismo. Debo forzarme a escuchar inclusive aquello que no quiero oír.
- No, hijo de Kain. ¡Esconderme jamás!
Tantos años de vivir en comunión con el mundo mas allá de este mundo me ha otorgado la fuerza para hacer algo más que hablar con los muertos. Dejo que el poder fluya desde el fondo de mi sangre maldita hacia el universo. ¿Será que el vampiro finalmente se decidirá a pelear? No podía evitar la sonrisa que me asaltaba el rostro al recordar la expresión que tenía en enterrador en el rostro cuando el cráneo que sostenía le devolvía la copa mordiéndole. ¡Fue sublime! y aunqué logré molestarle un poco. El milenario no respondió a la agresión mas que con indignadas palabras.
- Tienes razón, enterrador. Sólo el silencio es sabio.
Me toma solo un movimiento de mi voluntad colocarme de nuevo cerca del vampiro, a una distancia razonable como para reaccionar en caso de un contra-ataque. Como no percibí hostilidades de esa naturaleza no levanté algún tipo de escudo, aún sonreía divertido ante las reacciones de su interlocutor. Cada vez con mayor curiosidad por lo que sea que tuviera que decirle.
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: Sin fin de la muerte
Una sonrisa de autosuficiencia se dibuja en el rostro del guerrero. Es clara la intención de éste de hacer pagar al vagabundo por la osadía de meterse en asuntos que no le conciernen. El aura del no-muerto crece, se condensa, toma la forma de la niebla fantasma conforme se acerca al enterrador. Paso a paso remarca la fuerza que le ha otorgado la inmortalidad y los milenios.
Por otro lado, además del dolor punzante en las heridas de su oído medio masticado, el wampir ha dejado de sentir aquella agonía carnal que le hacía estremecer hasta los huesos. Y aunque parece más tranquilo sus ojos permanecen del color del carbón mientras sostienen la mirada del otro. El silencio es lo único que separa a ambos nosferatus ahora y, parece ya sentenciado aquél que se arriesgue a quebrarlo… El draugr ladea la cabeza ante la expresión entre tenida del guerrero. Imita su sonrisa y metiéndose las manos en los bolsillos comienza a andar en círculos enrededor de aquella fuerza antigua, una fuerza antigua cuya curiosidad ha logrado despertar en sí misma más que sueños, deseos y quimeras de seres que habitaron muchos inviertos atrás.
-Debes disculparme ¡dejé mi equipo de sellador de labios en mis otros pantalones!- exclama en tono compungido. –Pero no te aflijas encantador de sserpientes- dice deteniéndose a su altura mientras saca un frasquito de cristal con una cruz pintada de color bronce en la superficie. –Aquí tego un poquito de agua bendita… - el ángel negro destapa el frasco y arroja su contenido a velocidad inhumana sobre el rostro del guerrero -¡…como premio de consolacion! - El agua que logra alcanzar la piel del otro, hace que la carne empiece inmediatamente a humear. El olor a quemado se esparce rápidamente; aquella substancia no es otra cosa que ácido, que derrite la carne, mastica y desgarra el músculo, y carcome y corrompe el hueso mismo con asombrosa rapidez. Casi al mismo tiempo el vampyre pulveriza el frasquito entre sus dedos y lanza las al guerrero las esquirlas cristalinas que buscan incrustarse en la piel como pequeños dientes fríos. Es un segundo la ventaja que espera obtener de esta maniobra, tal vez medio segundo… tiempo más que de sobra para que el vampir acorte la distancia entre ambos y le aceste un golpe en la quijada al otro. Lo golpea con la fuerza suficiente como para dejar en el suelo a un humano… y no volverse a levantar. Un inmortal sólo saldría despedido algunos metros hacia atrás. -¡Ella te manda esto! Jajjajja- Se burla. –A pesar de tu fortaleza, fuiste su amante más débil. Sí, sí, es lo que dice la niña reina-
Por otro lado, además del dolor punzante en las heridas de su oído medio masticado, el wampir ha dejado de sentir aquella agonía carnal que le hacía estremecer hasta los huesos. Y aunque parece más tranquilo sus ojos permanecen del color del carbón mientras sostienen la mirada del otro. El silencio es lo único que separa a ambos nosferatus ahora y, parece ya sentenciado aquél que se arriesgue a quebrarlo… El draugr ladea la cabeza ante la expresión entre tenida del guerrero. Imita su sonrisa y metiéndose las manos en los bolsillos comienza a andar en círculos enrededor de aquella fuerza antigua, una fuerza antigua cuya curiosidad ha logrado despertar en sí misma más que sueños, deseos y quimeras de seres que habitaron muchos inviertos atrás.
-Debes disculparme ¡dejé mi equipo de sellador de labios en mis otros pantalones!- exclama en tono compungido. –Pero no te aflijas encantador de sserpientes- dice deteniéndose a su altura mientras saca un frasquito de cristal con una cruz pintada de color bronce en la superficie. –Aquí tego un poquito de agua bendita… - el ángel negro destapa el frasco y arroja su contenido a velocidad inhumana sobre el rostro del guerrero -¡…como premio de consolacion! - El agua que logra alcanzar la piel del otro, hace que la carne empiece inmediatamente a humear. El olor a quemado se esparce rápidamente; aquella substancia no es otra cosa que ácido, que derrite la carne, mastica y desgarra el músculo, y carcome y corrompe el hueso mismo con asombrosa rapidez. Casi al mismo tiempo el vampyre pulveriza el frasquito entre sus dedos y lanza las al guerrero las esquirlas cristalinas que buscan incrustarse en la piel como pequeños dientes fríos. Es un segundo la ventaja que espera obtener de esta maniobra, tal vez medio segundo… tiempo más que de sobra para que el vampir acorte la distancia entre ambos y le aceste un golpe en la quijada al otro. Lo golpea con la fuerza suficiente como para dejar en el suelo a un humano… y no volverse a levantar. Un inmortal sólo saldría despedido algunos metros hacia atrás. -¡Ella te manda esto! Jajjajja- Se burla. –A pesar de tu fortaleza, fuiste su amante más débil. Sí, sí, es lo que dice la niña reina-
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Re: Sin fin de la muerte
Mi enemigo me toma distraído, severamente distraído, una falta que no me perdonará.
Y es que ya no soy aquel Rahman que fue celebre en Tebas (Ciudad donde nadie se sorprende demasiado!) El que vagó por sus jardines y moradas espléndidos, con sus caballos y carros, usando sedas y joyas. ¡Vanidades todo eso!
(* El agua que cae en el rostro hace arder la piel, atravezando los tejidos hasta el hueso. Un insulto directo a su milenaria paciencia el que le ataque con semejantes símbolos precisamente un vampiro. ¿Acaso no tienen sus propias diciplinas para medir la fuerza entre ellos? El dolor carnal es suprimido rápidamente pero no lo suficiente como para evitar recibir de lleno un golpe de rabia, directo al rostro. Kayyam utiliza la habilidad innata de los hijos de Kain para levitar y aminora impacto del golpe y le permite hundir los pies en el suelo para mantener la estabilidad; su mente no esta ahí en ese combate, su mente viaja en un recuerdo)
De todas formas eso no podía durar. Toda mi experiencia me lo enseña. pero la suerte hizo que todo terminara un poco demasiado rápido. ¡Los bellos momentos fueron breves! ¡Pero que intensos los perfumes, cuan deliciosos los lechos sobre los cuales nos hemos acostado! ¡Y cuantas alegrías conocieron nuestros cuerpos!
- Mejor hubiera hecho ella en venir en persona! antes que enviar a tan pusilánime mensajero...
Un eco de los antiguos días de placer ha llegado hasta mí, algo de la juventud de ambos. Se incendia y se revuelve.
- ¡Su puño era más fuerte que el tuyo!
¡Que el recuerdo se borre por si mismo! ¡Aquí no soy ese Rahaman! Soy Kayyam, el destructor. ¡Que en ocaso de su vida está a la vuelta de todas las cosas!
(* El vampiro entonces usa esa emoción, ese fuego que ahora siente y que arde con más intensidad que el agua maldita en el rostro, para empujar una grán cantidad de su antiguo poder en un golpe que sin llegar a tocar realmente el cuerpo del enterrador es capaz de lanzarlo por los aires hasta estrellarse en un mausoleo convirtiendolo en nada más que añicos; el viejo vampiro entonces utiliza su poder para elevarse sobre los escombros )
Sobre los trozos de piedra antigua leo con difucultad... "Señor Jesucristro..." distingo la palabra "Alma" .... "Durante el mes de Atir, Lucio se ha dormido"... sobre la edad apenas se distingue la palabra "vivio" y un numero veintisiete que permite adivinar que se durmió joven. Entre las palabras que alcanzo a captar de un vistazo se lee "era de Alejandría" Despues tres líneas quebradas donde se reconoce sin embargo algunas palabras como "Nuestra lagrimas... dolor..." después de nuevo Lágrimas y dolor y "duelo de sus amigos"
- Este Lucio, me parece ¡ha sido muy amado!
...sin embargo, durante el mes de Atir, Lucio se ha dormido. Duerme tu también, enterrador
Y es que ya no soy aquel Rahman que fue celebre en Tebas (Ciudad donde nadie se sorprende demasiado!) El que vagó por sus jardines y moradas espléndidos, con sus caballos y carros, usando sedas y joyas. ¡Vanidades todo eso!
(* El agua que cae en el rostro hace arder la piel, atravezando los tejidos hasta el hueso. Un insulto directo a su milenaria paciencia el que le ataque con semejantes símbolos precisamente un vampiro. ¿Acaso no tienen sus propias diciplinas para medir la fuerza entre ellos? El dolor carnal es suprimido rápidamente pero no lo suficiente como para evitar recibir de lleno un golpe de rabia, directo al rostro. Kayyam utiliza la habilidad innata de los hijos de Kain para levitar y aminora impacto del golpe y le permite hundir los pies en el suelo para mantener la estabilidad; su mente no esta ahí en ese combate, su mente viaja en un recuerdo)
De todas formas eso no podía durar. Toda mi experiencia me lo enseña. pero la suerte hizo que todo terminara un poco demasiado rápido. ¡Los bellos momentos fueron breves! ¡Pero que intensos los perfumes, cuan deliciosos los lechos sobre los cuales nos hemos acostado! ¡Y cuantas alegrías conocieron nuestros cuerpos!
- Mejor hubiera hecho ella en venir en persona! antes que enviar a tan pusilánime mensajero...
Un eco de los antiguos días de placer ha llegado hasta mí, algo de la juventud de ambos. Se incendia y se revuelve.
- ¡Su puño era más fuerte que el tuyo!
¡Que el recuerdo se borre por si mismo! ¡Aquí no soy ese Rahaman! Soy Kayyam, el destructor. ¡Que en ocaso de su vida está a la vuelta de todas las cosas!
(* El vampiro entonces usa esa emoción, ese fuego que ahora siente y que arde con más intensidad que el agua maldita en el rostro, para empujar una grán cantidad de su antiguo poder en un golpe que sin llegar a tocar realmente el cuerpo del enterrador es capaz de lanzarlo por los aires hasta estrellarse en un mausoleo convirtiendolo en nada más que añicos; el viejo vampiro entonces utiliza su poder para elevarse sobre los escombros )
Sobre los trozos de piedra antigua leo con difucultad... "Señor Jesucristro..." distingo la palabra "Alma" .... "Durante el mes de Atir, Lucio se ha dormido"... sobre la edad apenas se distingue la palabra "vivio" y un numero veintisiete que permite adivinar que se durmió joven. Entre las palabras que alcanzo a captar de un vistazo se lee "era de Alejandría" Despues tres líneas quebradas donde se reconoce sin embargo algunas palabras como "Nuestra lagrimas... dolor..." después de nuevo Lágrimas y dolor y "duelo de sus amigos"
- Este Lucio, me parece ¡ha sido muy amado!
...sin embargo, durante el mes de Atir, Lucio se ha dormido. Duerme tu también, enterrador
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: Sin fin de la muerte
El guerrero nada contento con la “bendición” dada por el draugr le ha lanzado despedido con usando algún poder inmaterial. Rayos de luz blanca pasan rápidamente ante los ojos del íncubo, y en un segundo todas las estrellas del firmamento se han vuelto líneas fugaces… luego todo se detiene para el inmortal en el momento en que impacta con rudeza contra el esqueleto de mármol de un mausoleo. CRATKATUM se escucha el impacto como si chocara piedra contra piedra, frialdad con frialdad. El crujir del mármol bajo su cuerpo es un estruendo grosero en aquél lugar dónde sólo se permiten los susurros y los lamentos, los suspiros, los fuegos fatuos. El polvo se levanta entre los escombros como sombra blanquecina, gimiente, que anuncia el despertar de aquellos cuyo sueño han osado perturbar; se enrosca en espirales ascendentes, se desliza con la lentitud propia del letargo dejando huellas vaporosas allí donde pasa.
El cementerio vuelve a su calma habitual por un momento, hasta que el Encantador de Serpientes invoca, pronunciado su nombre en voz alta, al fantasma que habitaba aquella casa pétrea ahora destruida… Y el fantasma le escucha, aunque no el tal “Lucio”… En la obscuridad bajo los escombros, los oídos del no-muerto zumban, algo viscoso escurre de sus oídos humedeciendo su piel. El cuello le punza como si las vértebras se hubiesen vuelto de cristal y, quebrándose, lastimaran ahora su carne por dentro, encajándose, desgarrando deseosos de asomarse al mundo de los vivos. Gruñe. No, él no es tan fuerte como el otro aun así, para su cuerpo más duro que el mármol esto es sólo un rasguño.
El vampiro entre abre los ojos y tomando su cabeza entre ambas manos, se acomoda el cuello de un tirón. Hace una mueca en la obscuridad, mejor, se siente mejor. Sus ojos recorren aquella improvisada tumba con rapidez y a sus agudos sentidos les toma una fracción de segundo apenas para ubicar dónde es arriba y cuál es abajo. Entonces con las uñas en garras se abre paso hacia afuera, apartando las rocas, reptando como una alimaña hasta que dos manos blanquizcas emergen de entre la polvareda asiéndose a las rocas derrumbadas, empujando a su amo fuera de las tinieblas de la violada tumba. Tras ellas emerge la silueta del enterrador más sucio y desarreglado, si se puede, que unos momentos antes.
-…Lucio… no se encuentra en casa por el momento… ¿quiere el señor… dejar algún recado?- pregunta con voz ronca el diablo “resucitado”. Se incorporó con lentitud, sacudiendo su cabeza y ropas con las manos en un vano intento de deshacerse del polvo. Sus ojos buscaron los otros. El gurrero muerto se elevaba sobre los demás muertos como algún dios pagano: hinchado de orgullo. De no ser porque los huesos de su rostro aún se entreveían en la carne carcomida por el ácido, seguramente se hubiera parecido más a uno de aquellos. –Tonto encantador de ssserpientes, ¿si ella hubiera mandado a uno igual a ti, lo habrías escuchado?– pregunta en tono de burla –¡Apenas lo vieras venir te encargarías de aplastarlo y engullirlo como todas las Ssserpientes hambrientas hacen!- extiende los brazos a los lados dejando que el otro lo aprecie por completo. -¡Heme aquí! No me consideras una amenzanonoamenaza. Así entonces… te has detenido a escuchar. Un poco al menos jeje.- ladeó la cabeza –Mi paciencia no es infiniiita serpiente de serpientes, puedes dar vida a mí no-vida para que el tiempo se descongele y llegue por fin la huesuda a reclamar este robado cuerpo que mi endiablado espíritu habita, o… puedes hacer tress preguntas a ella y yo buscaré entre los secretos que la Reina confesó para compartir contigo las respuestas… si es que hacess las preguntas correctas. Ni dos, ni cuatro, ni una, sólo tres… luego me marcharé y tu podrás seguir con lo que sea que estabas no haciendo.- hizo una pausa mirándole significativo. –Luego una noche inesperada volveré y te narraré lo que me ha contado ella en sueños brujos, te diré todos sus secretos, aun los que guarda más allá de la tumba.- El vampir se abrió la chaqueta remendada dejando al descubierto su pecho. –Atraviesa mi pecho de una buena vez con una estaca afilada o has tu primera pregunta… Sea como sea que decidas, me da igual mientras decidas pronto. Pierdes preciosso tieeempo jugando con la comida.-
El cementerio vuelve a su calma habitual por un momento, hasta que el Encantador de Serpientes invoca, pronunciado su nombre en voz alta, al fantasma que habitaba aquella casa pétrea ahora destruida… Y el fantasma le escucha, aunque no el tal “Lucio”… En la obscuridad bajo los escombros, los oídos del no-muerto zumban, algo viscoso escurre de sus oídos humedeciendo su piel. El cuello le punza como si las vértebras se hubiesen vuelto de cristal y, quebrándose, lastimaran ahora su carne por dentro, encajándose, desgarrando deseosos de asomarse al mundo de los vivos. Gruñe. No, él no es tan fuerte como el otro aun así, para su cuerpo más duro que el mármol esto es sólo un rasguño.
El vampiro entre abre los ojos y tomando su cabeza entre ambas manos, se acomoda el cuello de un tirón. Hace una mueca en la obscuridad, mejor, se siente mejor. Sus ojos recorren aquella improvisada tumba con rapidez y a sus agudos sentidos les toma una fracción de segundo apenas para ubicar dónde es arriba y cuál es abajo. Entonces con las uñas en garras se abre paso hacia afuera, apartando las rocas, reptando como una alimaña hasta que dos manos blanquizcas emergen de entre la polvareda asiéndose a las rocas derrumbadas, empujando a su amo fuera de las tinieblas de la violada tumba. Tras ellas emerge la silueta del enterrador más sucio y desarreglado, si se puede, que unos momentos antes.
-…Lucio… no se encuentra en casa por el momento… ¿quiere el señor… dejar algún recado?- pregunta con voz ronca el diablo “resucitado”. Se incorporó con lentitud, sacudiendo su cabeza y ropas con las manos en un vano intento de deshacerse del polvo. Sus ojos buscaron los otros. El gurrero muerto se elevaba sobre los demás muertos como algún dios pagano: hinchado de orgullo. De no ser porque los huesos de su rostro aún se entreveían en la carne carcomida por el ácido, seguramente se hubiera parecido más a uno de aquellos. –Tonto encantador de ssserpientes, ¿si ella hubiera mandado a uno igual a ti, lo habrías escuchado?– pregunta en tono de burla –¡Apenas lo vieras venir te encargarías de aplastarlo y engullirlo como todas las Ssserpientes hambrientas hacen!- extiende los brazos a los lados dejando que el otro lo aprecie por completo. -¡Heme aquí! No me consideras una amenzanonoamenaza. Así entonces… te has detenido a escuchar. Un poco al menos jeje.- ladeó la cabeza –Mi paciencia no es infiniiita serpiente de serpientes, puedes dar vida a mí no-vida para que el tiempo se descongele y llegue por fin la huesuda a reclamar este robado cuerpo que mi endiablado espíritu habita, o… puedes hacer tress preguntas a ella y yo buscaré entre los secretos que la Reina confesó para compartir contigo las respuestas… si es que hacess las preguntas correctas. Ni dos, ni cuatro, ni una, sólo tres… luego me marcharé y tu podrás seguir con lo que sea que estabas no haciendo.- hizo una pausa mirándole significativo. –Luego una noche inesperada volveré y te narraré lo que me ha contado ella en sueños brujos, te diré todos sus secretos, aun los que guarda más allá de la tumba.- El vampir se abrió la chaqueta remendada dejando al descubierto su pecho. –Atraviesa mi pecho de una buena vez con una estaca afilada o has tu primera pregunta… Sea como sea que decidas, me da igual mientras decidas pronto. Pierdes preciosso tieeempo jugando con la comida.-
Draegan- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Sin fin de la muerte
La evocación no respeta los sepulcros, desoye la liturgia de lo efímero. El vampiro-ave; violador de tumbas, le revela la verdad como un juego de palabras que halla a flor de beso antiquísimas bocas, clava con alfileres el chirrido de las palabras huidizas, da con el descubrimiento de una caricia enterrada bajo las arenas de la memoria. Polvorienta de tiempo, hunde su interrogación en una de las capas mas profundas de la psique.
(* El vampiro contiene la ira que ya le poseía, y embalsamando suspiros recuerda)
La mente se desanda, camina a contrapelo el gerundio que reconstruye la carne desde el molde de las huellas, le busca el olor a la vida en la carroña de la remembranza. Este Kainita cree que se puede torcer la mano a Cronos para tender la mano a los cadáveres del recuerdo. ¡Exhumador!
- ¡Limpia los ventanales de tu nuca y carga tu fardo con los jirones de lo Ido! ¡Ahora quieres jugar! - dice haciendo muecas de alegría y asombro. Como si encontrase un juguete asombroso, terrible y delicado.
Desentume viviencias, riega partes verdes de lo perdido. ¡Recuerda! recorre para atrás la biografía, sus episodios, aquellas noches, desde la atalaya para atisbar la muerte, la eterna obcecación del aquí, tatuado con ahoras. Un aullido como una herida en el espacio se mueve con alas desbocadas por el aire de la noche donde dos cadáveres errantes se lanzan al porvenir a toda máquina. Un pecho se ofrece a una garra que ansiosa espera hundirse. Pero falta la pregunta.
-- Tres preguntas, ¿huh? veamos...
Recuerda mi mente, y al momento, volviéndose fe de erratas del destino rememora un firmamento de pájaros inmóviles, con alas mentirosas; un tiempo con futuros arrumbados en los sótanos del presente. Rememora en los ojos del Vrolok que son mi espejo, espía de azogue. Recupera, con dificultad, las imágenes que le fueron escamoteadas por la amnesia; pasa la lista a un tropel de rostros, adioses fracasados, gritos, promesas que no dieron con el modo, el instante... el vientre para venir al mundo.
(* El anciano vampiro, atraviesa la noche como un relámpago, entierra el puño en el pecho del Ladrón de Huesos, valiéndose de filosas zarpas, atraviesa el tejido hasta palpar un corazón frío como una piedra inmóvil, lo palpa un instante)
Mas ahora, al correr de los días cuando he dilapidado casi todo mi patrimonio sensorial, cuando derramo llanto con todo y pupilas, y está a punto de caérseme el mundo que sostengo entre las manos temblorosas, ahora cuando doy en mesarme mechones y mechones de tiempo y me siento invadido por este emisario y las avanzadas de su ejército de incertidumbres - las hoquedades de la memoria - dudo ya hasta del nombre de aquella hembra que me dejó debajo de la almohada sus senos, sus caderas y la carne amasada en lo sublime de sus muslos. Oh! masacre de sílabas, peste que busca su lugar en mis palabras para diezmar sus letras, mis olvidos, mi almanaque de ruinas...
- ...responde, si aún puedes hablar: ¿En el despeñadero de cual de mis latidos voy a perderlo todo? ¿Cuándo vendrá la nada con sus manos amantísimas a cerrarme los ojos?
(* La mano del viejo vampiro presiona la fría gema en el pecho del Enterrador, tornándole en esquirlas sangrientas.)
(* El vampiro contiene la ira que ya le poseía, y embalsamando suspiros recuerda)
La mente se desanda, camina a contrapelo el gerundio que reconstruye la carne desde el molde de las huellas, le busca el olor a la vida en la carroña de la remembranza. Este Kainita cree que se puede torcer la mano a Cronos para tender la mano a los cadáveres del recuerdo. ¡Exhumador!
- ¡Limpia los ventanales de tu nuca y carga tu fardo con los jirones de lo Ido! ¡Ahora quieres jugar! - dice haciendo muecas de alegría y asombro. Como si encontrase un juguete asombroso, terrible y delicado.
Desentume viviencias, riega partes verdes de lo perdido. ¡Recuerda! recorre para atrás la biografía, sus episodios, aquellas noches, desde la atalaya para atisbar la muerte, la eterna obcecación del aquí, tatuado con ahoras. Un aullido como una herida en el espacio se mueve con alas desbocadas por el aire de la noche donde dos cadáveres errantes se lanzan al porvenir a toda máquina. Un pecho se ofrece a una garra que ansiosa espera hundirse. Pero falta la pregunta.
-- Tres preguntas, ¿huh? veamos...
Recuerda mi mente, y al momento, volviéndose fe de erratas del destino rememora un firmamento de pájaros inmóviles, con alas mentirosas; un tiempo con futuros arrumbados en los sótanos del presente. Rememora en los ojos del Vrolok que son mi espejo, espía de azogue. Recupera, con dificultad, las imágenes que le fueron escamoteadas por la amnesia; pasa la lista a un tropel de rostros, adioses fracasados, gritos, promesas que no dieron con el modo, el instante... el vientre para venir al mundo.
(* El anciano vampiro, atraviesa la noche como un relámpago, entierra el puño en el pecho del Ladrón de Huesos, valiéndose de filosas zarpas, atraviesa el tejido hasta palpar un corazón frío como una piedra inmóvil, lo palpa un instante)
Mas ahora, al correr de los días cuando he dilapidado casi todo mi patrimonio sensorial, cuando derramo llanto con todo y pupilas, y está a punto de caérseme el mundo que sostengo entre las manos temblorosas, ahora cuando doy en mesarme mechones y mechones de tiempo y me siento invadido por este emisario y las avanzadas de su ejército de incertidumbres - las hoquedades de la memoria - dudo ya hasta del nombre de aquella hembra que me dejó debajo de la almohada sus senos, sus caderas y la carne amasada en lo sublime de sus muslos. Oh! masacre de sílabas, peste que busca su lugar en mis palabras para diezmar sus letras, mis olvidos, mi almanaque de ruinas...
- ...responde, si aún puedes hablar: ¿En el despeñadero de cual de mis latidos voy a perderlo todo? ¿Cuándo vendrá la nada con sus manos amantísimas a cerrarme los ojos?
(* La mano del viejo vampiro presiona la fría gema en el pecho del Enterrador, tornándole en esquirlas sangrientas.)
Última edición por Rahman Al'Ramiz el Jue Abr 02, 2015 4:45 pm, editado 8 veces (Razón : retoque final)
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: Sin fin de la muerte
Y resulta que un día se te acabó el tiempo, cuando quieres tomar el pulso compruebas que la nada carece de latidos. Haces una larga caminata a través de tus párpados cerrados hasta dar con los Hades. Llegar a los Campos Eliseos buscando alguna Euridice por los cuatro puntos cardinales de la eternidad.
¿Hay un lugar en este espacio donde la soledad no ejerza su monarquía? Estaba seguro que había dos personas aquí, pero al llegar solo encuentro una y lo que parecieran ser cenizas arrastradas por el viento. Su sabor se impregna de forma inverosímil en mi paladar mientras salvo la distancia que me separa de la figura que aún permanece de pie, rígida entre la tierra removida y las ruinas del cementerio profanado.
[11:15:11] Rahman Al'Ramiz : Agua profunda ya, sola y dormita, en un estanque de silencio muda.
[11:15:37] Rahman Al'Ramiz : Más allá de tu sueño, la memora en una tersa aparicón de lago
[11:15:52] Rahman Al'Ramiz : en una clara desnudez de cielo
[11:16:10] Rahman Al'Ramiz : en reposo y sin mácula de nube
[11:16:51] Rahman Al'Ramiz : Sobre tu lecho, diálogo de frondas con sílabas maduras en la tarde
[11:17:26] Rahman Al'Ramiz : A la frase del viento que moja y roza con sus alas este olvido
[11:17:32] Rahman Al'Ramiz : el sueño, el despertar...
[11:18:07] Rahman Al'Ramiz : el sueño solo, y su imagen que se resbala por esta impoluta claridad de espejo
[11:18:46] Rahman Al'Ramiz : Nace un tiempo sin alas, encadenado a la falaz orilla
[11:19:11] Max Stirner : maestro!
[11:19:59] * Rahman Al'Ramiz la presencia de los ojos hunde como cristales la saeta que hiere irreflexiva quien la manda
[11:20:22] Max Stirner : ¿que ha sido todo aquello? le pregunté señalando las tumbas abiertas y rotas
[11:21:13] Max Stirner : su energía me despertó, me trajo hasta aquí...
[11:21:25] Max Stirner : había alguien más con usted.
[11:21:45] * Max Stirner puede sentir que hubo una pelea, pero no dice nada...
[11:22:46] Rahman Al'Ramiz : Un warlock.
[11:23:13] Rahman Al'Ramiz : uno muy viejo...
[11:24:38] Max Stirner : un... asesino
[11:24:40] Max Stirner : ?
[11:24:46] Max Stirner : ¿es eso?
[11:25:19] Rahman Al'Ramiz : traición.
[11:25:21] Rahman Al'Ramiz : Eso es.
[11:26:21] Rahman Al'Ramiz : nuestra Kin, revelándose.
[11:28:36] Max Stirner : ¿que piensa hacer?
[11:29:19] Rahman Al'Ramiz : eso no es asunto tuyo
[11:30:00] Rahman Al'Ramiz : El shifter era asunto tuyo.
[11:30:13] Max Stirner : Tengo el libro de Hagen!
[11:30:50] Rahman Al'Ramiz : no tienes nada!
[11:31:11] Rahman Al'Ramiz : pero no podemos seguir hablando aquí...
[11:31:27] Rahman Al'Ramiz : Ya te explicaré; debemos ocultarnos.
[11:32:04] Rahman Al'Ramiz : Encontrar un lugar donde podamos sentarnos a hablar con los muertos en santa paz
La mayor parte del tiempo no sé de lo que esta hablando ¿Como salvar el grosor de lo imposible? Le sigo hasta hallar refugio en una estructura levantada al rededor de una tumba que nos brindara sombra y cobijo.
¿Hay un lugar en este espacio donde la soledad no ejerza su monarquía? Estaba seguro que había dos personas aquí, pero al llegar solo encuentro una y lo que parecieran ser cenizas arrastradas por el viento. Su sabor se impregna de forma inverosímil en mi paladar mientras salvo la distancia que me separa de la figura que aún permanece de pie, rígida entre la tierra removida y las ruinas del cementerio profanado.
[11:15:11] Rahman Al'Ramiz : Agua profunda ya, sola y dormita, en un estanque de silencio muda.
[11:15:37] Rahman Al'Ramiz : Más allá de tu sueño, la memora en una tersa aparicón de lago
[11:15:52] Rahman Al'Ramiz : en una clara desnudez de cielo
[11:16:10] Rahman Al'Ramiz : en reposo y sin mácula de nube
[11:16:51] Rahman Al'Ramiz : Sobre tu lecho, diálogo de frondas con sílabas maduras en la tarde
[11:17:26] Rahman Al'Ramiz : A la frase del viento que moja y roza con sus alas este olvido
[11:17:32] Rahman Al'Ramiz : el sueño, el despertar...
[11:18:07] Rahman Al'Ramiz : el sueño solo, y su imagen que se resbala por esta impoluta claridad de espejo
[11:18:46] Rahman Al'Ramiz : Nace un tiempo sin alas, encadenado a la falaz orilla
[11:19:11] Max Stirner : maestro!
[11:19:59] * Rahman Al'Ramiz la presencia de los ojos hunde como cristales la saeta que hiere irreflexiva quien la manda
[11:20:22] Max Stirner : ¿que ha sido todo aquello? le pregunté señalando las tumbas abiertas y rotas
[11:21:13] Max Stirner : su energía me despertó, me trajo hasta aquí...
[11:21:25] Max Stirner : había alguien más con usted.
[11:21:45] * Max Stirner puede sentir que hubo una pelea, pero no dice nada...
[11:22:46] Rahman Al'Ramiz : Un warlock.
[11:23:13] Rahman Al'Ramiz : uno muy viejo...
[11:24:38] Max Stirner : un... asesino
[11:24:40] Max Stirner : ?
[11:24:46] Max Stirner : ¿es eso?
[11:25:19] Rahman Al'Ramiz : traición.
[11:25:21] Rahman Al'Ramiz : Eso es.
[11:26:21] Rahman Al'Ramiz : nuestra Kin, revelándose.
[11:28:36] Max Stirner : ¿que piensa hacer?
[11:29:19] Rahman Al'Ramiz : eso no es asunto tuyo
[11:30:00] Rahman Al'Ramiz : El shifter era asunto tuyo.
[11:30:13] Max Stirner : Tengo el libro de Hagen!
[11:30:50] Rahman Al'Ramiz : no tienes nada!
[11:31:11] Rahman Al'Ramiz : pero no podemos seguir hablando aquí...
[11:31:27] Rahman Al'Ramiz : Ya te explicaré; debemos ocultarnos.
[11:32:04] Rahman Al'Ramiz : Encontrar un lugar donde podamos sentarnos a hablar con los muertos en santa paz
La mayor parte del tiempo no sé de lo que esta hablando ¿Como salvar el grosor de lo imposible? Le sigo hasta hallar refugio en una estructura levantada al rededor de una tumba que nos brindara sombra y cobijo.
Max Stirner- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 15/05/2014
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