AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
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Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
"Take me, take me to the riot
and let me stay".
-Stars, "Take me to the riot"
and let me stay".
-Stars, "Take me to the riot"
La tome de la muñeca sin pedirle permiso para avanzar, antes la ayudé a bajar del carruaje, no estaba seguro si se había se había subido a uno antes y no quería que se cayera, mi cochero me soltó una mirada reprobatoria, ya me imaginaba la carta de mi madre en cuanto se enterara, pero también ya me imaginaba lo que yo le diría, que Atenea era la primera verdadera amiga que tenía desde que estaba en esta ciudad cumpliendo sus órdenes.
-Ven –la apresuré mientras la jalaba del brazo, no quería lastimarla pero estaba muy ansioso porque conociera a Tân, y el jardín y todo.
La escuché decir que ella también tenía magia, aunque diferente a la mía, ya había escuchado eso de que los gitanos también poseen poderes, aunque distintos a los que mi familia y otros brujos poseían, debía ser genial poder ver la energía de otros, así podías adivinar sus intenciones o su estado de ánimo… supongo, también debía ser mejor y más práctico predecir el futuro con el tarot y runas que en medio de sueños como yo podía hacerlo, eso no era cómodo ni bonito. Aún me pregunto por qué no pude prevenir la muerte de mi padre; supongo que ya no importa.
-Por aquí –señalé el camino que cruzaba el jardín que rodeaba la casa, en cuanto nos acercamos a la puerta pude escuchar a Tân rascando la madera, pues seguro había escuchado los cascos de los caballos y sabía que yo había llegado. Con una sonrisa abrí entonces y como lo predije, mi perro se abalanzó contra mí, con tanto entusiasmo que casi caigo para atrás, y casi me llevo a Atenea conmigo pues aún la sostenía con fuerza.
La solté para controlar a mi mascota con las dos manos mientras me reía porque todo me causaba mucha gracia..
-Él es Tân –me dirigí a Atenea cuando el perro se calmó, aún estaba yo agachado tratando de controlarlo así que la miré hacia arriba-, no te asustes, es grande pero muy noble –sabía que la apariencia de mi fiel compañero atemorizaba, era un perro enorme, pero no había animal más leal que éste, lo puedo asegurar-. Sé que se van a llevar bien –no hay nada mejor para alguien que dos amigos se lleven bien entre sí también, y Tân lo era, mi amigo, Atenea también, estaba de más decirlo.
-Ven, vamos adentro –crucé finalmente el umbral de la puerta y llegamos a aquella vieja casa que mi madre acondicionó para mi llegada, una casa que había estado en la familia por generaciones, era por eso que aquellas rosas que ahora iba a cuidar Atenea llevaban ahí sembradas incluso antes de que yo naciera.
-Ven –la apresuré mientras la jalaba del brazo, no quería lastimarla pero estaba muy ansioso porque conociera a Tân, y el jardín y todo.
La escuché decir que ella también tenía magia, aunque diferente a la mía, ya había escuchado eso de que los gitanos también poseen poderes, aunque distintos a los que mi familia y otros brujos poseían, debía ser genial poder ver la energía de otros, así podías adivinar sus intenciones o su estado de ánimo… supongo, también debía ser mejor y más práctico predecir el futuro con el tarot y runas que en medio de sueños como yo podía hacerlo, eso no era cómodo ni bonito. Aún me pregunto por qué no pude prevenir la muerte de mi padre; supongo que ya no importa.
-Por aquí –señalé el camino que cruzaba el jardín que rodeaba la casa, en cuanto nos acercamos a la puerta pude escuchar a Tân rascando la madera, pues seguro había escuchado los cascos de los caballos y sabía que yo había llegado. Con una sonrisa abrí entonces y como lo predije, mi perro se abalanzó contra mí, con tanto entusiasmo que casi caigo para atrás, y casi me llevo a Atenea conmigo pues aún la sostenía con fuerza.
La solté para controlar a mi mascota con las dos manos mientras me reía porque todo me causaba mucha gracia..
-Él es Tân –me dirigí a Atenea cuando el perro se calmó, aún estaba yo agachado tratando de controlarlo así que la miré hacia arriba-, no te asustes, es grande pero muy noble –sabía que la apariencia de mi fiel compañero atemorizaba, era un perro enorme, pero no había animal más leal que éste, lo puedo asegurar-. Sé que se van a llevar bien –no hay nada mejor para alguien que dos amigos se lleven bien entre sí también, y Tân lo era, mi amigo, Atenea también, estaba de más decirlo.
-Ven, vamos adentro –crucé finalmente el umbral de la puerta y llegamos a aquella vieja casa que mi madre acondicionó para mi llegada, una casa que había estado en la familia por generaciones, era por eso que aquellas rosas que ahora iba a cuidar Atenea llevaban ahí sembradas incluso antes de que yo naciera.
Invitado- Invitado
Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo,
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo.
A pesar del mejor compañero perdido,
de mi más tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende.
que de improviso surgen de las rotas neblinas
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo,
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo.
A pesar del mejor compañero perdido,
de mi más tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende.
Y ahí estábamos dos locos que habían creado una amistad en circunstancias un poco dudosas, pero esa era la manera más espontanea de conocer a las personas cuando nadie las veía era cuando demostraban ser quienes eran en realidad, pero precisamente Týr era igual con todos su aura me lo decía así. Quizás por ese motivo él me había agradado más que cualquier otra persona, me atrevía a decir que seriamos amigos hasta que la muerte nos separe, una idealización ilógica para un razonamiento preciso. Mi cabeza ya ponía palabras que ni siquiera lograba entender por completo, pero algo abría de razón tras todo aquello.
Sentí como me tomaba del brazo y me ayudaba para salir de aquel carruaje, sonreí ampliamente mientras comenzaba a llenarme de esa emoción, como si el me estuviera preparada una sorpresa, y claro que había una sorpresa Tân. Camine guiada por Týr y al ver el jardín me emocione mucho una sola de mis miradas bastaba para saber lo que le hacía falta al lugar aun cuando la estación no era precisamente de flores tenia los conocimientos para hacer de este lugar un verdadero jardín colorido. – Te sigo – mi voz salió casi embobada por el gran espacio que tenía ese jardín nada que envidiar a los que había arreglado en los palacios reales.
Y lo que tanto había esperado se apoderaba de mis ojos, el perro tan pelucón, tan grande, tan abrazarle reí animadamente mientras los veía ese lazo que había entre los dos era irrompible lo podía ver, sus auras eran similares alegres, con tonalidades que jamás creí ver realmente un espectáculo digno de admirar. No pude controlarme y me puse en cuclillas para lentamente acariciar al leal amigo de Týr, era tan suavecito que ya quería abrazarlo por completo, sin previo aviso le hable –¡ Tân… eres bellísimo! – exclame de manera emocionada mientras volvía en mi para levantarme y seguir al interior de la casa a mi amigo, mi mejor amigo.
La casa era bastante grande y me sorprendía que al parecer tuviera tantos sirvientes a su disposición era una cosa de ricos que definitivamente nunca lograría creer. – Vaya… que necesitaras trabajo para el jardín – fue lo que atine a decir mientras mis manos intentaban alcanzar el pelaje de Tân, ya hasta se me había olvidado a lo que veníamos a este lugar, ¿Era por Tân o por otra cosa? Avance por el lugar y me di media vuelta, estaba como una niña embobada que no sabía qué hacer.
Sentí como me tomaba del brazo y me ayudaba para salir de aquel carruaje, sonreí ampliamente mientras comenzaba a llenarme de esa emoción, como si el me estuviera preparada una sorpresa, y claro que había una sorpresa Tân. Camine guiada por Týr y al ver el jardín me emocione mucho una sola de mis miradas bastaba para saber lo que le hacía falta al lugar aun cuando la estación no era precisamente de flores tenia los conocimientos para hacer de este lugar un verdadero jardín colorido. – Te sigo – mi voz salió casi embobada por el gran espacio que tenía ese jardín nada que envidiar a los que había arreglado en los palacios reales.
Y lo que tanto había esperado se apoderaba de mis ojos, el perro tan pelucón, tan grande, tan abrazarle reí animadamente mientras los veía ese lazo que había entre los dos era irrompible lo podía ver, sus auras eran similares alegres, con tonalidades que jamás creí ver realmente un espectáculo digno de admirar. No pude controlarme y me puse en cuclillas para lentamente acariciar al leal amigo de Týr, era tan suavecito que ya quería abrazarlo por completo, sin previo aviso le hable –¡ Tân… eres bellísimo! – exclame de manera emocionada mientras volvía en mi para levantarme y seguir al interior de la casa a mi amigo, mi mejor amigo.
La casa era bastante grande y me sorprendía que al parecer tuviera tantos sirvientes a su disposición era una cosa de ricos que definitivamente nunca lograría creer. – Vaya… que necesitaras trabajo para el jardín – fue lo que atine a decir mientras mis manos intentaban alcanzar el pelaje de Tân, ya hasta se me había olvidado a lo que veníamos a este lugar, ¿Era por Tân o por otra cosa? Avance por el lugar y me di media vuelta, estaba como una niña embobada que no sabía qué hacer.
Of... No sabes lo que se te extraña... user lloriquea...
Atenea Tsartsarnioli- Gitano
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Fecha de inscripción : 12/05/2011
Localización : Donde la naturaleza esta...
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Ese era un momento crucial, el de ella y mi perro encontrándose por primera vez. Tân parecía saber mejor que yo que era bueno para mí, y al ver cómo recibía a Atenea supe que no había errado, que ella era lo que necesitaba, y no me refiero en el sentido romántico, sino una verdadera compañera de travesuras. Una vez escuché decir a alguien que las parejas van y vienen, pero que los amigos son para siempre. También es un dicho popular que los amigos son la familia que se elige; y yo había elegido a Atenea como parte de esa familia.
Reí al observarlos y seguí mi camino por los pasillos de la casa hasta llegar a la estancia, el enorme mastín tibetano nos seguía los pasos, es más creo que la seguía más de cerca a ella, como si con sólo olerla supiera que la tendríamos aquí muy seguido. Me giré, la habitación era amplia y luminosa, con enormes ventanas que dejaban entrar el sol y que nos permitían ver el jardín que rodeaba la casa. El jardín, el que sería ahora territorio de la gitana.
Aquella mañana que se me ocurrió, como suelen llegar las ideas a mí (sin previo aviso y de la nada), nadar en la laguna, jamás me imaginé que iba a ser un momento decisivo para mí en esta vida que comienzo estando en una ciudad que apenas conozco. Le sonreí con los brazos extendidos.
-¿Qué te parece? –pregunté con tono de travesura y luego solté una breve risa asintiendo –lo sé, es un jardín enorme y la verdad yo no sé nada de cómo cuidar plantas y flores, tu ayuda será de mucho valor –empecé a hablar como era mi costumbre, demasiado rápido y demasiadas cosas a la vez –aunque disfruto mucho de la naturaleza, cuando estoy encerrado mucho tiempo siento que me sofoco –y por lo que habíamos hablado sabía que a ella le ocurría algo parecido. Ambos disfrutábamos del aire libre y los grandes espacios abiertos, quizá fue por eso que logramos tener una conexión como la teníamos-. ¡Pero ven, aún faltan cosas que quiero enseñarte! –le dije dando un leve saltito y comencé a caminar a la puerta trasera que daba a la parte más amplia del jardín.
Mi perro nos siguió todo ese tiempo, fui muy cuidadoso de cerrar la puerta una vez que estuvimos fuera y me detuve, le hice la seña de guardar silencio, esa de poner el dedo índice sobre la boca y la miré como si tramara una trastada. Algo tan común en mí.
-Este es mi gran secreto –le dije mientras avancé hasta una pared de piedra llena de maleza, de enredaderas que la hacían lucir como el muro de un castillo medieval. Me paré frente a esa pared aparentemente sin chiste y coloqué la palma extendida a unos centímetros de las hojas que la envolvían, dije un par de palabras en gaélico y la pared se abrió como la cueva de Ali Babá ante un “ábrete sésamo”.
Dentro se extendía una porción más de jardín, sólo que toda estaba delineada por altos arbustos, era un laberinto y sonreí. Como había dicho, ese era mi gran secreto pero algo me había hecho confesárselo a ella de aquel modo tan natural. De todos modos se haría cargo del jardín y ese sitio era parte de éste.
-Lo tengo en secreto porque es mi refugio para pensar –le dije adentrándome –no te preocupes, no nos perderemos, lo conozco de memoria –seguí caminando con cautela, con Tân a un lado nuestro. Era curioso que lo definiera como “mi refugio para pensar”, quien me conociera pensaría que no tengo demasiado en lo cual pensar, pero eso demostraría que no me conocen lo suficiente.
Pienso mucho y muy a menudo, sólo que todo el tiempo brinco y hago escándalo, para una labor como adentrarme en mi mente, necesito un sitio tranquilo. Diseñé esta parte del jardín yo mismo, como una alegoría a mis propios pensamientos. El viejo, es decir, mi padre, solía a decir a menudo que mi mente era eso, un laberinto.
Reí al observarlos y seguí mi camino por los pasillos de la casa hasta llegar a la estancia, el enorme mastín tibetano nos seguía los pasos, es más creo que la seguía más de cerca a ella, como si con sólo olerla supiera que la tendríamos aquí muy seguido. Me giré, la habitación era amplia y luminosa, con enormes ventanas que dejaban entrar el sol y que nos permitían ver el jardín que rodeaba la casa. El jardín, el que sería ahora territorio de la gitana.
Aquella mañana que se me ocurrió, como suelen llegar las ideas a mí (sin previo aviso y de la nada), nadar en la laguna, jamás me imaginé que iba a ser un momento decisivo para mí en esta vida que comienzo estando en una ciudad que apenas conozco. Le sonreí con los brazos extendidos.
-¿Qué te parece? –pregunté con tono de travesura y luego solté una breve risa asintiendo –lo sé, es un jardín enorme y la verdad yo no sé nada de cómo cuidar plantas y flores, tu ayuda será de mucho valor –empecé a hablar como era mi costumbre, demasiado rápido y demasiadas cosas a la vez –aunque disfruto mucho de la naturaleza, cuando estoy encerrado mucho tiempo siento que me sofoco –y por lo que habíamos hablado sabía que a ella le ocurría algo parecido. Ambos disfrutábamos del aire libre y los grandes espacios abiertos, quizá fue por eso que logramos tener una conexión como la teníamos-. ¡Pero ven, aún faltan cosas que quiero enseñarte! –le dije dando un leve saltito y comencé a caminar a la puerta trasera que daba a la parte más amplia del jardín.
Mi perro nos siguió todo ese tiempo, fui muy cuidadoso de cerrar la puerta una vez que estuvimos fuera y me detuve, le hice la seña de guardar silencio, esa de poner el dedo índice sobre la boca y la miré como si tramara una trastada. Algo tan común en mí.
-Este es mi gran secreto –le dije mientras avancé hasta una pared de piedra llena de maleza, de enredaderas que la hacían lucir como el muro de un castillo medieval. Me paré frente a esa pared aparentemente sin chiste y coloqué la palma extendida a unos centímetros de las hojas que la envolvían, dije un par de palabras en gaélico y la pared se abrió como la cueva de Ali Babá ante un “ábrete sésamo”.
Dentro se extendía una porción más de jardín, sólo que toda estaba delineada por altos arbustos, era un laberinto y sonreí. Como había dicho, ese era mi gran secreto pero algo me había hecho confesárselo a ella de aquel modo tan natural. De todos modos se haría cargo del jardín y ese sitio era parte de éste.
-Lo tengo en secreto porque es mi refugio para pensar –le dije adentrándome –no te preocupes, no nos perderemos, lo conozco de memoria –seguí caminando con cautela, con Tân a un lado nuestro. Era curioso que lo definiera como “mi refugio para pensar”, quien me conociera pensaría que no tengo demasiado en lo cual pensar, pero eso demostraría que no me conocen lo suficiente.
Pienso mucho y muy a menudo, sólo que todo el tiempo brinco y hago escándalo, para una labor como adentrarme en mi mente, necesito un sitio tranquilo. Diseñé esta parte del jardín yo mismo, como una alegoría a mis propios pensamientos. El viejo, es decir, mi padre, solía a decir a menudo que mi mente era eso, un laberinto.
Invitado- Invitado
Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
La vida es un complicado laberinto
Cada cual escoge su camino distinto
si deseas en tu rumbo el de no fracasar
procura abrir el corazón y dejarte amar
La vida matutina da muchas vueltas
no todas las calles continúan rectas
hay algunas que tienen sus recovecos
y hay otras lisas sin tener huecos
Yo aprendí y se cuál es el secreto
escucha, shhh y mantén el oído quieto
no hay nada que pueda tener más valor
que lo que te ganes con tu propio sudor
Lo que vale es lo que llevas dentro de ti
eso fue algo que con el tiempo aprendí
no hay quien pueda mandar en mi corazón
doy mi mejor, a veces sin tener razón.
Cada cual escoge su camino distinto
si deseas en tu rumbo el de no fracasar
procura abrir el corazón y dejarte amar
La vida matutina da muchas vueltas
no todas las calles continúan rectas
hay algunas que tienen sus recovecos
y hay otras lisas sin tener huecos
Yo aprendí y se cuál es el secreto
escucha, shhh y mantén el oído quieto
no hay nada que pueda tener más valor
que lo que te ganes con tu propio sudor
Lo que vale es lo que llevas dentro de ti
eso fue algo que con el tiempo aprendí
no hay quien pueda mandar en mi corazón
doy mi mejor, a veces sin tener razón.
Él y yo compartíamos más que un secreto, ambos sabíamos que la vida no era lo que cualquier simple humano creía, Týr y yo teníamos un don, el don de la magia, de lo sobrenatural, podíamos envolvernos en el manto de la naturaleza ocultarnos tras sus hojas pero siempre encontraríamos la salida de aquel lugar. Yo confiaba en lo que mis ojos me mostraban, sabia y reconocía de lejos el bien y el mal, más cuando vi por primera vez a Týr, un arcoíris de múltiples colores había apreciado, con tonos que no creí existentes… me abrió las puertas a su mundo y yo hacía exactamente lo mismo para con él. No podría negar que me sentía completamente feliz, pocas veces había gente que me aceptaba y que me tratara como un igual, y Týr me había hecho sentir como si estuviera con otro gitano. Le seguí de cerca sin dejar de tocar el pelaje de aquel perro, su color se asemejaba a mis cabellos, podíamos fusionarnos, ser un amigo más. Siempre había querido tener un perro, y Tân aunque no fuera mío me había recibido como su fuera su dueña, extraño y gracioso, los perros y el color de sus auras eran lo más fantástico sobre la tierra, todos los animales poseían un color característico pero este perro, se parecía a su amo. Reí para mi cuando Týr hablaba, no le había tomado mucha atención pero lo que había escuchado me serbia para comprender a lo que quería llegar. – Un poco de mi mano en la tierra y te aseguro que tendrás un jardín que será envidiable – tenían el espacio para tener unos de los llamados jardines flotantes, tenía el espacio y la tierra fértil para que variados tipos de flore crecieran, así que estaba segura que al final de mi trabajo los resultados serían buenos.
Le seguí caminando pausadamente, mis ojos no dejaban de observar mí alrededor, todo estaba tan iluminado y en contacto con la naturaleza que podría decir que Týr tenía su propio pedazo de bosque en aquella residencia. Afortunado, era lo única palabra que se me posaba en la cabeza. – ¡Y Yo quiero seguir conociendo! – dije con cierta emoción, mis pies parecían saber dónde iban más mi corazón seguía a la espera de la sorpresa, ¿sorpresa? ¡Claro! Con aquel joven brujo todo ocurría cuando menos lo esperabas y aquello era lo que me gustaba de él, su forma de ser y de ver las cosas.
Aguarde silencio haciendo el mismo gesto que el hacía, mis ojos abiertos de par en par observaron cómo se movía aquel joven, que con su perro se conjugaban muy bien, una pared cubierta de flores trepadoras nos habría paso a un mundo diferente, mi corazón se emocionó y mientras nos adentrábamos dije muy bajito – Ya no es un secreto – reí en complicidad mientras el perro me miraba invitándome a seguir, invitándome a ese laberinto que cubierto de arbustos parecía un lugar encantado, donde te podías perder o solo dejarte llevar por las hojas que parecían todas hablar una lengua que se mezclaba con la brisa que a esa hora se hacía presente. – Esto es maravilloso – sonreí, mi mano acariciaron las hojas, confiada en los que decía y hacia el joven brujo asentí con la cabeza – Cualquiera en este lugar podría pensar en claridad, tiene una energía diferente – dije como si se tratara de una sustancia volátil que llegaba a mi cuerpo y me hacía sentir más liviana, más completa. – ¿Quién lo ha creado? – me atreví a preguntas mientras doblábamos por ciertos lugares y avanzábamos en dirección para mi desconocida.
Le seguí caminando pausadamente, mis ojos no dejaban de observar mí alrededor, todo estaba tan iluminado y en contacto con la naturaleza que podría decir que Týr tenía su propio pedazo de bosque en aquella residencia. Afortunado, era lo única palabra que se me posaba en la cabeza. – ¡Y Yo quiero seguir conociendo! – dije con cierta emoción, mis pies parecían saber dónde iban más mi corazón seguía a la espera de la sorpresa, ¿sorpresa? ¡Claro! Con aquel joven brujo todo ocurría cuando menos lo esperabas y aquello era lo que me gustaba de él, su forma de ser y de ver las cosas.
Aguarde silencio haciendo el mismo gesto que el hacía, mis ojos abiertos de par en par observaron cómo se movía aquel joven, que con su perro se conjugaban muy bien, una pared cubierta de flores trepadoras nos habría paso a un mundo diferente, mi corazón se emocionó y mientras nos adentrábamos dije muy bajito – Ya no es un secreto – reí en complicidad mientras el perro me miraba invitándome a seguir, invitándome a ese laberinto que cubierto de arbustos parecía un lugar encantado, donde te podías perder o solo dejarte llevar por las hojas que parecían todas hablar una lengua que se mezclaba con la brisa que a esa hora se hacía presente. – Esto es maravilloso – sonreí, mi mano acariciaron las hojas, confiada en los que decía y hacia el joven brujo asentí con la cabeza – Cualquiera en este lugar podría pensar en claridad, tiene una energía diferente – dije como si se tratara de una sustancia volátil que llegaba a mi cuerpo y me hacía sentir más liviana, más completa. – ¿Quién lo ha creado? – me atreví a preguntas mientras doblábamos por ciertos lugares y avanzábamos en dirección para mi desconocida.
Atenea Tsartsarnioli- Gitano
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Comencé a caminar con paso resuelto, en cuanto los tres estuvimos del otro lado la pared que servía de puerta de entrada se cerró del mismo modo en el que se había abierto; era un conjuro muy sencillo que sólo requería algunas frases en gaélico para funcionar, nada que no hubiera aprendido desde muy pequeño, porque desde que era niño encantaba cosas así, cubos de metal huecos, en apariencia sin ninguna abertura, eran los cofres de mis secretos infantiles, se habrían cuando yo quería que lo hicieran.
Mi mano acariciaba una de las paredes del laberinto por donde empezábamos a avanzar. El diseño, la idea misma, todo había surgido de esta cabeza mía, lo dicho, era un mero reflejo de mis extraños procesos mentales, muchos los tachaban de intrincados, yo no sé, a mi me parecen naturales, pero creo que al resto de la gente no les parece coherente que un hombre de mi edad se comporte como lo hago yo. Qué más da.
Me giré para verla cuando me habló de nuevo y asentí sin dejar de sonreír, me gustaba que ella fuese mi amiga, porque ahora lo era, pero también que pudiera entender mucho de mi mundo, que desde ya pudiera percibir la energía que me había encargado de darle al lugar, todo gracias claro a una planeación, no voy a mentir, ¿planear?, ¿yo?, qué buen chiste, recibí ayuda de algunos de mis tíos y de mi propio padre, aunque nunca les dije dónde finalmente construiría este lugar, era mi secreto, uno que compartía sólo con Tân, y ahora con Atenea. Por eso en parte decidí obedecer a mi madre y venir a París, porque aquí estaba este sitio, uno que si se miraba desde el aire formaba un viejo símbolo celta y que de vez en cuando, cada determinado número de adoquines llevaba grabado una runa; era por eso que poseía esta fuerza tan especial, estaba confeccionado para ello.
-Yo, yo lo he creado –me detuve y me giré hacia ella-, recibí ayuda, no voy a mentir, pero fue mi idea, no sólo es un sitio, es un sitio cargado de magia, me atreví a traerte porque sabía que lo sabrías apreciar –sonreí de lado y luego giré al otro lado del pasillo por el que andábamos –si seguimos este camino llegaremos al centro, ahí coloqué una fuente, ¿vamos? –invité y la tomé de la mano para emprender la carrera, siempre, siempre seguidos de Tân.
El tramo que nos faltaba para llegar a ese lugar prometido era corto, así que pronto estuvimos ahí, como se lo había descrito antes, estaba una fuente ahí, de mármol blanco traído de Italia, nada fuera de lo común, era sólo una fuente, me detuve y la solté.
-Esta cosa no funciona con magia –le dije y me acerqué a la construcción, a un lado estaba la llave, la giré con cierta dificultad, pues sólo había sido usada cuando el lugar estuvo terminado, pero al final pude y el agua comenzó a correr, regresé a donde estaba ella y le sonreí encogiéndome de hombros, esperando su aprobación, sin embargo, antes de que ésta llegara emprendí una corta carrera hasta el agua y me metí sin pensarlo dos veces, Tân me imitó y pronto ambos estuvimos empapados.
-Parece que el agua es la constante de nuestra relación –le dije desde mi sitio, me había metido con zapatos y todo-, según lo que me enseñaron, el agua en estado pacífico significa felicidad –dije convencido de mis palabras, esperando que entendiera lo que trataba de decir.
Mi mano acariciaba una de las paredes del laberinto por donde empezábamos a avanzar. El diseño, la idea misma, todo había surgido de esta cabeza mía, lo dicho, era un mero reflejo de mis extraños procesos mentales, muchos los tachaban de intrincados, yo no sé, a mi me parecen naturales, pero creo que al resto de la gente no les parece coherente que un hombre de mi edad se comporte como lo hago yo. Qué más da.
Me giré para verla cuando me habló de nuevo y asentí sin dejar de sonreír, me gustaba que ella fuese mi amiga, porque ahora lo era, pero también que pudiera entender mucho de mi mundo, que desde ya pudiera percibir la energía que me había encargado de darle al lugar, todo gracias claro a una planeación, no voy a mentir, ¿planear?, ¿yo?, qué buen chiste, recibí ayuda de algunos de mis tíos y de mi propio padre, aunque nunca les dije dónde finalmente construiría este lugar, era mi secreto, uno que compartía sólo con Tân, y ahora con Atenea. Por eso en parte decidí obedecer a mi madre y venir a París, porque aquí estaba este sitio, uno que si se miraba desde el aire formaba un viejo símbolo celta y que de vez en cuando, cada determinado número de adoquines llevaba grabado una runa; era por eso que poseía esta fuerza tan especial, estaba confeccionado para ello.
-Yo, yo lo he creado –me detuve y me giré hacia ella-, recibí ayuda, no voy a mentir, pero fue mi idea, no sólo es un sitio, es un sitio cargado de magia, me atreví a traerte porque sabía que lo sabrías apreciar –sonreí de lado y luego giré al otro lado del pasillo por el que andábamos –si seguimos este camino llegaremos al centro, ahí coloqué una fuente, ¿vamos? –invité y la tomé de la mano para emprender la carrera, siempre, siempre seguidos de Tân.
El tramo que nos faltaba para llegar a ese lugar prometido era corto, así que pronto estuvimos ahí, como se lo había descrito antes, estaba una fuente ahí, de mármol blanco traído de Italia, nada fuera de lo común, era sólo una fuente, me detuve y la solté.
-Esta cosa no funciona con magia –le dije y me acerqué a la construcción, a un lado estaba la llave, la giré con cierta dificultad, pues sólo había sido usada cuando el lugar estuvo terminado, pero al final pude y el agua comenzó a correr, regresé a donde estaba ella y le sonreí encogiéndome de hombros, esperando su aprobación, sin embargo, antes de que ésta llegara emprendí una corta carrera hasta el agua y me metí sin pensarlo dos veces, Tân me imitó y pronto ambos estuvimos empapados.
-Parece que el agua es la constante de nuestra relación –le dije desde mi sitio, me había metido con zapatos y todo-, según lo que me enseñaron, el agua en estado pacífico significa felicidad –dije convencido de mis palabras, esperando que entendiera lo que trataba de decir.
Invitado- Invitado
Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
¡Tranquilidad perseverante en la vida!
Aunque venga la caída.
lo grave sería que muera la esperanza,
de ser lo que deseas, o tener lo que puedas.
La felicidad posea tu alma,
aunque rotas se vuelvan algunas cosas,
rota no se vuelva la sonrisa,
ni tampoco los sueños de victoria.
Muchas veces me había pasado que entraba a jardines, bellísimos pero no tenían esa magia que todo lugar con flores tenia, recordé en ese momento cuando entre al jardín de los De La Rosa, en Madrid, un jardín bellísimo, la envidia de toda la ciudad… pero no tenía magia, las flores estaban dispuestas de manera espectacular pero estaban tristes, solo el jardinero las visitaba, lo cuidaba pero no lo quería y por más bello que era ese lugar no tenía la vida… Lo contrario me pasaba en este lugar, el laberinto de Týr tenía todo lo que cualquiera pudiera querer, vida, magia, la combinación perfecta entre la naturaleza. Sonreí ampliamente y como una niña pequeña seguí los pasos del brujo de muy cerca, pasando mis manos por las paredes de aquel laberinto, sintiendo como vibraba, sintiendo como era feliz de tenernos ahí en ese momento. Suspire cuando vi la pileta de agua. Apreté mis labios y mis ojos celestes quedaron anonadados cuando el agua comenzó a brotar. Aunque venga la caída.
lo grave sería que muera la esperanza,
de ser lo que deseas, o tener lo que puedas.
La felicidad posea tu alma,
aunque rotas se vuelvan algunas cosas,
rota no se vuelva la sonrisa,
ni tampoco los sueños de victoria.
Podría decir muchas palabras pero no sabía por dónde comenzar – Týr esto es… de verdad que es maravilloso… en mis sueños siempre he querido tener un espacio para mi… poder hacer algo similar… un laberinto… sin salida… un laberinto lleno de flores… - mi pecho se inflaba de la pura emoción, alcance a tocar el pelaje de Tân – apreciar… esto es digno de hacerle un monumento al que lo haya hecho – miro al brujo en forma simpática y luego se largó a reír. – Hay cosas que unen las amistades, nuestra fuente de energía y vitalidad – hice una larga pausa acercándome a la fuente y mojando solo mis manos – es el agua… y siempre que la veas… te acordaras de mi…
Me eche hacia atrás sonriendo y haciendo un gran gesto con mi cara, corrí hacia la fuente y dando un salto salpique agua por todos lados - Siempre tendremos una fuente de agua para divertirnos – lance agua hacia el perro y hacia el brujo, como si estuviéramos en una piscina, en la playa, o en la laguna. Me senté en el borde de aquella pieza de mármol blanco y moviendo mis pies mire lo que me rodeaba –Gracias Týr… - mi voz salió muy suave quizás con un tono diferente, quizás poniéndome seria… pero en realidad no era eso, sino más bien estaba agradecida de que el me mostrara una parte tan íntima un lugar privado que seguramente en tiempo nadie sabría que existiría. – Me gustaría… hacer algo y decir… todo fue idea mía – levante los hombros y moví mis piernas con fuerzas salpicándoles aguas al perro y a su dueño.
"La vida, serena y tormentosa
a veces cruel, otras hermosa"*
Valiente respira profundo,
disfruta ¡Aunque sea la derrota!
Muchas veces no hay logros,
si derrotas no vienen.
El cambio es necesario.
Cosas acontecen.
a veces cruel, otras hermosa"*
Valiente respira profundo,
disfruta ¡Aunque sea la derrota!
Muchas veces no hay logros,
si derrotas no vienen.
El cambio es necesario.
Cosas acontecen.
Atenea Tsartsarnioli- Gitano
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Por eso era tan importante este sitio para mí, porque aquí había construido una especie de universo en miniatura, que incluso es estructura se parecía a ese que estaba allá fuera, y en este microcosmos sólo dejaba entrar a muy pocos, a decir verdad, sólo podía recordar que Tân pisara este sitio junto conmigo, y ahora Atenea, porque ella lo merecía, me lo había demostrado desde la mañana en la que nos habíamos topado en la laguna. Sabía que este día debía salir de mi encierro y perderme un rato, sabía que algo bueno me iba a pasar.
Sólo sonreí ante sus palabras sin saber qué más podía decirle, me sentía como un chiquillo que ha hecho bien algo y ahora sólo recibe felicitaciones. De todas las personas que he conocido en París, sin duda ella es la única con la capacidad sincera de apreciar algo tan sencillo como un jardín; por más grande o pequeño que éste sea.
Luego de un rato de chapotear con Tân me calmé y me planté frente a ella, que había tomado asiento al borde de la pileta, mi perro se sacudió y salpicó con su largo y espeso pelaje empapado. Lo miré un momento y luego a ella sin borrar esa sonrisa que parecía ser incapaz de abandonarme aunque se lo rogara. No es como si planeara hacerlo, esta expresión de locura es parte de un sello personal que sólo con los años se puede refinar.
-¿Pero qué dices? –dije con cierta agitación en mi voz-, todo lo que haces lleva tu marca personal, todo lo que dices o haces se te ha ocurrido sólo a ti, es algo que hacemos todos los días –me erguí y miré por encima de los muros de maleza del laberinto, al cielo y las nubes que se movían con cierta velocidad-. Aunque claro –me encogí de hombros y volví a observarla –cuando quieras y si es que necesitas ayuda, yo me ofrezco para ese fin… cualquiera que sea tu gran idea de hacer algo… que se te haya ocurrido sólo a ti –sonreí de lado y suspiré para sentarme a su lado. Después de un rato Tân salió de la fuente, se volvió a sacudir y se fue a inspeccionar por ahí sin alejarse demasiado. Ese perro depende tanto de mí, como yo de él.
-Entonces –empecé a hablar con tono despreocupado, con Atenea podía ser yo mismo, y quizá mi familia no viera con buenos ojos mi amistad con una gitana, pero ¿cuándo veían con buenos ojos lo que yo hacía?, aunque debo ser sincero, jamás me dieron la espalda, jamás me desconocieron por estar algo… loco, esa es la palabra que todo mundo usa, a la que me he acostumbrado, y que de hecho me gusta ya-, ¿te gustaría cuidar mi jardín?, para entrar a esta parte, al laberinto, te daría la clave para hacerlo, el sencillo conjuro que se tiene que pronunciar para entrar –me giré hacía ella y le sonreí.
Tenía tan sólo un par de horas de conocerla, pero por alguna razón confiaba en ella como para eso, y como para poner mi vida misma en sus manos.
Sólo sonreí ante sus palabras sin saber qué más podía decirle, me sentía como un chiquillo que ha hecho bien algo y ahora sólo recibe felicitaciones. De todas las personas que he conocido en París, sin duda ella es la única con la capacidad sincera de apreciar algo tan sencillo como un jardín; por más grande o pequeño que éste sea.
Luego de un rato de chapotear con Tân me calmé y me planté frente a ella, que había tomado asiento al borde de la pileta, mi perro se sacudió y salpicó con su largo y espeso pelaje empapado. Lo miré un momento y luego a ella sin borrar esa sonrisa que parecía ser incapaz de abandonarme aunque se lo rogara. No es como si planeara hacerlo, esta expresión de locura es parte de un sello personal que sólo con los años se puede refinar.
-¿Pero qué dices? –dije con cierta agitación en mi voz-, todo lo que haces lleva tu marca personal, todo lo que dices o haces se te ha ocurrido sólo a ti, es algo que hacemos todos los días –me erguí y miré por encima de los muros de maleza del laberinto, al cielo y las nubes que se movían con cierta velocidad-. Aunque claro –me encogí de hombros y volví a observarla –cuando quieras y si es que necesitas ayuda, yo me ofrezco para ese fin… cualquiera que sea tu gran idea de hacer algo… que se te haya ocurrido sólo a ti –sonreí de lado y suspiré para sentarme a su lado. Después de un rato Tân salió de la fuente, se volvió a sacudir y se fue a inspeccionar por ahí sin alejarse demasiado. Ese perro depende tanto de mí, como yo de él.
-Entonces –empecé a hablar con tono despreocupado, con Atenea podía ser yo mismo, y quizá mi familia no viera con buenos ojos mi amistad con una gitana, pero ¿cuándo veían con buenos ojos lo que yo hacía?, aunque debo ser sincero, jamás me dieron la espalda, jamás me desconocieron por estar algo… loco, esa es la palabra que todo mundo usa, a la que me he acostumbrado, y que de hecho me gusta ya-, ¿te gustaría cuidar mi jardín?, para entrar a esta parte, al laberinto, te daría la clave para hacerlo, el sencillo conjuro que se tiene que pronunciar para entrar –me giré hacía ella y le sonreí.
Tenía tan sólo un par de horas de conocerla, pero por alguna razón confiaba en ella como para eso, y como para poner mi vida misma en sus manos.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Mi mundo mi fantasía,
Si te molesta no es culpa mía.
¿Por qué no me dejan vivir en armonía?
Yo escojo mi camino, pues es mi vida.
Si quiero ver la libertad,
Si quiero pensar que todo es un sueño,
Si quiero llenar mi vida de magia,
Déjenme, que yo no estorbo en nada.
Si te molesta no es culpa mía.
¿Por qué no me dejan vivir en armonía?
Yo escojo mi camino, pues es mi vida.
Si quiero ver la libertad,
Si quiero pensar que todo es un sueño,
Si quiero llenar mi vida de magia,
Déjenme, que yo no estorbo en nada.
¿Cómo explicas que una amistada nace de la nada y se transforma en todo? Sinceramente no tenia una respuesta para eso ya que el sentido de la pregunta era otro, había un amanecer encontrado a un valioso amigo que me había sorprendido todas las horas que habíamos tenido para disfrutar de las cosas fantásticas que nos proporcionaba la naturaleza. Ahora… ahora me encontraba en su mundo, en el espacio que él había construido para el, para desahogarse de verdad era un valioso tesoro un valioso secreto que tenia que quedar así, ya que si las personas lo vieran crecería la envidia por este lugar y no me gustaría que fuera así era un espacio demasiado único, que me llenaba de pies a cabeza, y podría decir que a Týr y a Tân le pasaba lo mismo.
Continúe con mi mano en el agua moviéndola mientras a su alrededor se hacían ondas que se agrandaban a medida que pasaban los segundos. Reí animada cuando el perro se sacudió me causo mucha gracia y reí con animo, cubriéndome el rostro para que las gotas no llegaran ahí. Luego cuando termino lo seguí con la mirada y me quede mirando al brujo. Asentí con lo que decía, tenia mucha razón pero aun me faltaba algo que fuera solo mio y de nadie mas. Suspire mirando el agua sin perderme ni un solo momento las palabras que el pronunciaba llenaba de gozo mi corazón y me hacia sentir muy bien - ¿Cuidar tu jardín? – abrí mis ojos lo mas grande que pude y respire profundamente – Seria un verdadero honor – exclame con gran ímpetu en mis palabras – aunque no necesita de grandes cuidados, podarlo en el tiempo que sea necesario darle harta agua y cariño… - levante los hombros ingenuamente – cosas simples – termine con una sonrisa mirando el lugar de la misma forma que lo mire cuando lo vi por primera vez.
No se cuantos segundos me quede en silencio o cuantos se quedo el solo sé que cuando la brisa entro aquel laberinto y alboroto mis cabellos rojizos las ideas comenzaron a surgir en mi cabeza y dando un brinco del lugar donde me encontraba salte y me puse enfrente de Týr emocionada moviendo mis brazos en todas direcciones intentando hablar y no diciendo nada – Yo!! – No sabia que estaba diciendo – Se… - continúe saltando como si fuera un conejo por el lugar s y volví hacia Týr – ¡Ya se lo que quiero hacer! – En mi tono de voz se podía notar toda la vitalidad y energía que aun había en mi interior – ¡¡Quiero tener mi propio circo… pero uno diferente… único… algo nunca antes visto!! – era algo demasiado ambicioso pero aquello era lo que siempre había querido….
¿Qué pasará con mi vida?
Pues eso ya es cosa mía.
Soy feliz escribiendo y leyendo,
Siento que por fin estoy viviendo.
Ustedes creen que está mal,
Y ¿quienes son para opinar?
Si no hacen más que quejarse,
¿Cómo se atreven a reprocharme?
Estoy conforme con lo que soy,
Y lo estoy mas aun con lo que seré.
Mientras yo sea feliz,
La vida me sonreirá
.Pues eso ya es cosa mía.
Soy feliz escribiendo y leyendo,
Siento que por fin estoy viviendo.
Ustedes creen que está mal,
Y ¿quienes son para opinar?
Si no hacen más que quejarse,
¿Cómo se atreven a reprocharme?
Estoy conforme con lo que soy,
Y lo estoy mas aun con lo que seré.
Mientras yo sea feliz,
La vida me sonreirá
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Era perfecto, el lugar y la compañía, por primera vez desde que había llegado a París me sentía cómodo, este era mi sitio, sólo mío, y sólo mis invitados eran bienvenidos, y Atenea era mi amiga, podía verlo como quien ve un objeto tangible. Todo aquel rato, mientras estaba en compañía de la gitana, una sonrisa, distinta a mi sonrisa acostumbrada, se mantenía en mi rostro pertinaz. Incluso cuando ese gesto maniático en mi venía como era su costumbre, detrás conservaba aquella sonrisa de lado y discreta.
La idea que le había plantead iba en serio, la observé, observé con detenimiento su reacción y me gustó que aceptara, no esperaba que dijera que no, aunque cabía la posibilidad, asentí cuando ella comenzó a hablar.
-He visto a mi madre cuidar sus rosas en Gales, y les habla y las cuida como si pudieran corresponder ese cariño, en apariencia es sencillo pero creo… -aguardé y me encogí de hombros –creo que en realidad la jardinería es una labor más complicada que sólo regar flores y podar césped, y la verdad no creo tener habilidad para eso –yo era consciente que la gente nacía con ciertas habilidades, y que no todos podíamos hacer todas las labores, en mi caso, había nacido con el don de la magia y por fortuna para mis progenitores, era bueno en los negocios también, pero a pesar de saber tanto sobre arte, nunca había sido bueno dibujando si quiera. Jamás he sido engreído, sé qué puedo hacer y qué no.
Luego la observé con sorpresa cuando se puso de pie, no había visto tanto desorden al hablar desde que había puesto atención a lo que yo decía, sonreí inevitablemente y cuando finalmente pudo concretar su idea, también me puse de pie.
-¡Suena genial! –al parame un par de gotitas salpicaron por el movimiento, la tomé de ambas manos y moví mis brazos frenéticamente, provocando que ella hiciera lo mismo-, yo podría ayudarte, ¿qué se te ocurre?, podría usar mi magia y… -la solté, le di la espalda y dibujé en forma de ilusión una carpa multicolor en el aire, con gente a escala entrando y saliendo-, ¿qué dices? –mi mano, antes extendida para hacer aquella sencilla ilusión, se cerró en un puño, desapareciendo así la imagen, me giré para observarla y sonreírle.
La idea que le había plantead iba en serio, la observé, observé con detenimiento su reacción y me gustó que aceptara, no esperaba que dijera que no, aunque cabía la posibilidad, asentí cuando ella comenzó a hablar.
-He visto a mi madre cuidar sus rosas en Gales, y les habla y las cuida como si pudieran corresponder ese cariño, en apariencia es sencillo pero creo… -aguardé y me encogí de hombros –creo que en realidad la jardinería es una labor más complicada que sólo regar flores y podar césped, y la verdad no creo tener habilidad para eso –yo era consciente que la gente nacía con ciertas habilidades, y que no todos podíamos hacer todas las labores, en mi caso, había nacido con el don de la magia y por fortuna para mis progenitores, era bueno en los negocios también, pero a pesar de saber tanto sobre arte, nunca había sido bueno dibujando si quiera. Jamás he sido engreído, sé qué puedo hacer y qué no.
Luego la observé con sorpresa cuando se puso de pie, no había visto tanto desorden al hablar desde que había puesto atención a lo que yo decía, sonreí inevitablemente y cuando finalmente pudo concretar su idea, también me puse de pie.
-¡Suena genial! –al parame un par de gotitas salpicaron por el movimiento, la tomé de ambas manos y moví mis brazos frenéticamente, provocando que ella hiciera lo mismo-, yo podría ayudarte, ¿qué se te ocurre?, podría usar mi magia y… -la solté, le di la espalda y dibujé en forma de ilusión una carpa multicolor en el aire, con gente a escala entrando y saliendo-, ¿qué dices? –mi mano, antes extendida para hacer aquella sencilla ilusión, se cerró en un puño, desapareciendo así la imagen, me giré para observarla y sonreírle.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Alegría, llega el circo,
trae payasos y elefantes,
malabaristas, leones,
caballitos elegantes,
trapecistas, saltimbanquis,
tigres y otros animales.
Venid niños, disfrutad
con las bromas y los saltos,
la magia os asombrará,
haran reír los payasos,
los trapecistas asombran
por los aires revolando.
Hay dulces y cacahuates,
globos y flores de plástico,
sombreros de fantasía
caretas pá disfrazaros.
Sed felices un momento
del circo saldréis soñando.
trae payasos y elefantes,
malabaristas, leones,
caballitos elegantes,
trapecistas, saltimbanquis,
tigres y otros animales.
Venid niños, disfrutad
con las bromas y los saltos,
la magia os asombrará,
haran reír los payasos,
los trapecistas asombran
por los aires revolando.
Hay dulces y cacahuates,
globos y flores de plástico,
sombreros de fantasía
caretas pá disfrazaros.
Sed felices un momento
del circo saldréis soñando.
Mientras seguía con la emoción de mi gran idea poco a poco me ponía a pensar en como hacer esto, en como hacer aquello… pensaba en el jardín, y en como yo había aprendido de aquello, en un segundo había arreglado mi mundo entero pero ¿Era posible aquello? Mire a Tân con algo de gracia, el parecía ser el más cuerdo entre yo y Týr y de alguna forma me causaba gracia que aquel brujo me ayudara y me mostrara aquello que parecía tan intimo para él. ¿quizás sería buena idea mostrarle algo de mí? Pero… pero yo no tenía nada que mostrar era solo una gitana que amaba ser lo que era con todo y sus imperfecciones. Lentamente me quede quieta y le mire – Yo me hare cargo de tu jardín… ya verás que será la envidia de Paris – dice dando un salto emocionada acercándome al perro para acariciarle el pelaje que tenia, me hinque y le di un abrazo bien amoroso.
Luego de darle el abrazo quede atónita con lo que había hecho Týr, jamás había visto algo tan maravilloso como eso y dejando caer mis brazos di un salto de emoción y avance unos pasos para darle un gran abrazo de euforia al brujo – Eres ¡FANTASTICO! – No pude evitar gritar, mi mente comenzó a correr de un lado a otro podía sentir como mi corazón se quería escapar de donde estaba apresado, lo solté y dando un salto hacia atrás luego de varias piruetas caí en el suelo como una gran pluma – TU… - dije apuntándole de manera divertida y volví a correr hasta él para darle otro abrazo – ¡Serias una verdadera atracción! – bromee – ¿me ayudarías? - mordí mis labios y abrí mis ojos a más no poder y parándome a su lado estire mi brazo – Tu y Yo… los reyes del Circo, Yo y Tu… los creadores de un mundo fantástico donde la magia y la pasión llenan las calles da parís – dije e imaginando todo aquello, yo siendo una bailarina principal jugando en la cuerda floja o mejor aun en el trapecio.
Me quede un segundo pensando y di otro salto de emoción saltando sobre la pileta para mojar mis vestido de nuevo – Podríamos hacer un verdadero espectáculo – suspire saliendo de la pileta y lanzándole agua al perro que parecía confuso por mi forma de actuar- ¿Pero? – hice una mueca y volví hasta mi amigo - ¿Crees que tu madre te dejaría hacer eso conmigo? – ladee mi cabeza y le quede mirando como una niña buena e inocente.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
La miré con atención, he viajado mucho y a muchos lugares, me gusta aprender otras culturas y costumbres, pero a lo largo de mi travesía, pocas personas habían captado realmente mi interés como Atenea, algo había inherente a ella que me parecía fascinante sobre todas las cosas. Sí, su energía era similar a la mía y su vivacidad era algo rara de verse, su buen corazón brillaba con luz propia, ella misma destellaba en inocencia y fulgor de alma. Tân lo sabía, ese perro tenía algo, una habilidad más allá del entendimiento humano y sabía qué era lo mejor para mi. Por eso mi sonrisa se acentuó cuando ella decidió abrazar a nuestro cánido compañero.
Reí cuando ella mostró entusiasmo ante mis propias ideas sobre el circo y fui a levantarla cuando cayó al suelo, pero antes de darme cuenta, ya estaba de pie y me volvía a abrazar. Cuando la escuché hablar de cómo seria, me imaginé una caravana entre las calles parisinas, una caravana con animales del África, payasos, música, magos y un presentador con una bocina para llamar la atención.
Luego me encogí de hombros, no importaba lo que dijera mi madre.
-Ya estoy bastante grandecito –le dije -mi madre no ve precisamente con buenos ojos todo lo que hago, pero me apoya, tampoco me cree un tonto –continué con tono despreocupado, era la verdad; aunque la mayoría del tiempo tenía ideas disparatadas, algunas (la mayoría) que no iban con el estatus social que supuestamente poseía, mis padres aprendieron a aceptarme. Supongo que no debió haber sido fácil.
-¿Tienes hambre? –dije de la nada y la tomé de la muñeca-, ven, comamos algo y podemos seguir tramando planes –salí de la fuente –además necesitamos secarnos estas ropas sino podríamos enfermarnos –y enfermarme, tener que estar en cama, era una de las cosas que más odiaba, no me gustaba quedarme ahí sin hacer nada, sin poder salir a perderme, sin poder correr con Tân y no sólo eso, sino sentirse mal, con la nariz constipada y los ojos llorosos.
Caminé de regreso por el pasillo que nos había conducido ahí; era un laberinto (como mi mente, decía mi padre), pero yo lo conocía de memoria.
Reí cuando ella mostró entusiasmo ante mis propias ideas sobre el circo y fui a levantarla cuando cayó al suelo, pero antes de darme cuenta, ya estaba de pie y me volvía a abrazar. Cuando la escuché hablar de cómo seria, me imaginé una caravana entre las calles parisinas, una caravana con animales del África, payasos, música, magos y un presentador con una bocina para llamar la atención.
Luego me encogí de hombros, no importaba lo que dijera mi madre.
-Ya estoy bastante grandecito –le dije -mi madre no ve precisamente con buenos ojos todo lo que hago, pero me apoya, tampoco me cree un tonto –continué con tono despreocupado, era la verdad; aunque la mayoría del tiempo tenía ideas disparatadas, algunas (la mayoría) que no iban con el estatus social que supuestamente poseía, mis padres aprendieron a aceptarme. Supongo que no debió haber sido fácil.
-¿Tienes hambre? –dije de la nada y la tomé de la muñeca-, ven, comamos algo y podemos seguir tramando planes –salí de la fuente –además necesitamos secarnos estas ropas sino podríamos enfermarnos –y enfermarme, tener que estar en cama, era una de las cosas que más odiaba, no me gustaba quedarme ahí sin hacer nada, sin poder salir a perderme, sin poder correr con Tân y no sólo eso, sino sentirse mal, con la nariz constipada y los ojos llorosos.
Caminé de regreso por el pasillo que nos había conducido ahí; era un laberinto (como mi mente, decía mi padre), pero yo lo conocía de memoria.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
La vida es un complicado laberinto
cada cual escoge su camino distinto
si deseas en tu rumbo el de no fracasar
procura abrir el corazón y dejarte amar
La vida matutina da muchas vueltas
no todas las calles continúan rectas
hay algunas que tienen sus recovecos
y hay otras lisas sin tener huecos.
cada cual escoge su camino distinto
si deseas en tu rumbo el de no fracasar
procura abrir el corazón y dejarte amar
La vida matutina da muchas vueltas
no todas las calles continúan rectas
hay algunas que tienen sus recovecos
y hay otras lisas sin tener huecos.
¿Qué sería de mi si no fuera gitana? Nunca había pensado eso o al menos eso creía abrí mis ojos al escuchar lo que decía Týr parecía ser tan real, ya me imaginaba todos los colores, por las calles de Paris, el nuevo circo de… nosotros… Gitana… si de la gitana y su amigo el brujo una combinación que nadie podría imaginar pero… si en ese laberinto en ese lugar tan intimo para el existía esa magia que hacia vibrar mi vida y la de él. Lo veía podía saber que la emoción no solo era mía sino que hasta el can y fiel compañero de mi amigo también quería ser partícipe de eso.
Tomada de la mano de él me deje guiar como si estuviéramos corriendo por el laberinto que parecía ser un lugar alejado de toda la realidad - ¿Te imaginas a Tân? Con un sombrero de colores y siendo la atracción del circo – reí con tan solo imaginarlo, mire al perro y le guiñe el ojo, nunca había tenido una mascota y tan ya lo quería como si hubiera estado toda mi vida a mi lado, ¿extraño? No, no lo era yo era así, Týr también era uno de los pocos hombres que me caía en gracia tan rápidamente.
¿Qué comeremos? – pase mis manos por las paredes verdes de aquel laberinto hasta llegar por fin afuera de ese lugar – Si alguna vez… en trance yo sola… me perdería – hice una mueca con la cara mirando como Týr hacia lo suyo para cerrar ese lugar donde la magia reinaba por sobre todo… - Enfermarnos… - dije bajito – No me gusta enfermarme… por quelas flores, se enferman conmigo – levante los hombros y los deje caer, fue en ese instante que recordé mi maleta - ¿ Y mi maleta? – estaba segura que yo andaba con una maleta ¿O no? , lleve mis manos a la cabeza tocándomela, hacía tiempo no se me olvidaban tantas cosas, o mejor dicho hacia ya mucho que no enredaba tanto… ¿o seria el hambre que me tenia así? Iba a decir una palabra pero no sabía que era, al final me puse a reír de la nada… - Crees que podamos llevar a cabo ese sueño mío… el circo – dije volviendo a llevar a mi mente a ese estado de inconsciencia donde me era a veces salir… mi propio laberinto…
Yo aprendí y se cual es el secreto
escucha, shhh y mantén el oído quieto
no hay nada que pueda tener más valor
que lo que te ganes con tu propio sudor
Lo que vale es lo que llevas dentro de ti
eso fue algo que con el tiempo aprendí
no hay quien pueda mandar en mi corazón
doy mi mejor, a veces sin tener razón
escucha, shhh y mantén el oído quieto
no hay nada que pueda tener más valor
que lo que te ganes con tu propio sudor
Lo que vale es lo que llevas dentro de ti
eso fue algo que con el tiempo aprendí
no hay quien pueda mandar en mi corazón
doy mi mejor, a veces sin tener razón
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Mientras caminábamos y ella mencionaba a Tân siendo atracción del circo reí y miré a mi amigo peludo y del color del ladrillo, me lo imaginé de hecho con sombrero de colores y una pajarita a juego, tal vez sólo como acompañante mío, que de pronto me visualicé como maestro de ceremonias, chaqueta roja y solapa negra incluida. Reí, nuestra imaginación sí que estaba volando, pero pocas personas logran seguirme el paso en mi locuras de ese modo, y no sólo eso, Atenea había sido la de la idea, y quien nos mirara y escuchara diría que no éramos más que un par de mozalbetes descabellados, lo que no sabían era que estas ideas, las espontáneas y que sonaban a locura, siempre, siempre eran las mejores.
Finalmente estuvimos fuera y me encargué de volver a sellar la entrada, pues era mi sitio, y nadie más, tan sólo mis invitados, tenían el privilegio de entrar. No era como si se tratara de un sitio espectacular, pero era mío, mío como ninguna otra cosa.
Me giré para verla, decirle que comeríamos lo que quisiera, pero luego apuntó aquello y sólo le sonreí de lado negando con la cabeza.
-No te preocupes, si un día te pierdes yo te encontraría fácilmente -¿cómo? Ni yo mismo sabía, sólo estuve seguro que sería capaz-, eso sí, el laberinto es mucho más grande de lo que viste, llegamos sólo al centro, pero se extiende hacia todas direcciones, a todos los puntos cardinales –básico para un brujo conocer las propiedades de cada uno –incluso hay zonas que he olvidado –acepté riendo, iba a seguir hablando pero entonces ella hablaba de su maleta y la miré sin entender hasta que recordé que sí, que llevaba una esa mañana que nos habíamos conocido, parpadeé un par de veces, no podíamos hacer mucho ya a estas alturas, pero entonces ella sola le restó importancia y volvía enfocarse a lo importante: el circo.
-Claro que podremos –dije con entusiasmo y comencé a avanzar rumbo a la casa-, necesitamos planeación y yo no soy bueno para eso –si no se trataba de arte, era bastante malo para casi todo lo que se tratara de organizar. Puse gesto pensativo –ya veremos –abrí la puerta trasera de la casa –comamos algo, mis sirvientes pueden preparar algo, o nosotros podemos hacerlo –le guiñé un ojo, si nos atrevíamos a cocinar, sería una aventura más entre ambos en aquel alocado día.
Finalmente estuvimos fuera y me encargué de volver a sellar la entrada, pues era mi sitio, y nadie más, tan sólo mis invitados, tenían el privilegio de entrar. No era como si se tratara de un sitio espectacular, pero era mío, mío como ninguna otra cosa.
Me giré para verla, decirle que comeríamos lo que quisiera, pero luego apuntó aquello y sólo le sonreí de lado negando con la cabeza.
-No te preocupes, si un día te pierdes yo te encontraría fácilmente -¿cómo? Ni yo mismo sabía, sólo estuve seguro que sería capaz-, eso sí, el laberinto es mucho más grande de lo que viste, llegamos sólo al centro, pero se extiende hacia todas direcciones, a todos los puntos cardinales –básico para un brujo conocer las propiedades de cada uno –incluso hay zonas que he olvidado –acepté riendo, iba a seguir hablando pero entonces ella hablaba de su maleta y la miré sin entender hasta que recordé que sí, que llevaba una esa mañana que nos habíamos conocido, parpadeé un par de veces, no podíamos hacer mucho ya a estas alturas, pero entonces ella sola le restó importancia y volvía enfocarse a lo importante: el circo.
-Claro que podremos –dije con entusiasmo y comencé a avanzar rumbo a la casa-, necesitamos planeación y yo no soy bueno para eso –si no se trataba de arte, era bastante malo para casi todo lo que se tratara de organizar. Puse gesto pensativo –ya veremos –abrí la puerta trasera de la casa –comamos algo, mis sirvientes pueden preparar algo, o nosotros podemos hacerlo –le guiñé un ojo, si nos atrevíamos a cocinar, sería una aventura más entre ambos en aquel alocado día.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Alegría, llega el circo,
trae payasos y elefantes,
malabaristas, leones,
caballitos elegantes,
trapecistas, saltimbanquis,
tigres y otros animales.
Venid niños, disfrutad
con las bromas y los saltos,
la magia os asombrará,
harán reír los payasos,
los trapecistas asombran
por los aires revolando.
Hay dulces y cacahuates,
globos y flores de plástico,
sombreros de fantasía
caretas pá disfrazaros.
Sed felices un momento
del circo saldréis soñando.
trae payasos y elefantes,
malabaristas, leones,
caballitos elegantes,
trapecistas, saltimbanquis,
tigres y otros animales.
Venid niños, disfrutad
con las bromas y los saltos,
la magia os asombrará,
harán reír los payasos,
los trapecistas asombran
por los aires revolando.
Hay dulces y cacahuates,
globos y flores de plástico,
sombreros de fantasía
caretas pá disfrazaros.
Sed felices un momento
del circo saldréis soñando.
¿Cómo habíamos llegado a todo eso del circo? En realidad no sabía, era una mezcla de pasadizos como el laberinto y risas ocultas entre el agua, conocer a Týr definitivamente era lo mejor que me había pasado hasta ahora, el parecía entenderme con facilidad y me seguía de cerca con los juegos que se me ocurrían, además tenía ¡¡un perro!! Conocía muy pocos hombres que tuvieran uno. Y Tân parecía amarme desde el momento que me vio, y no exagero por que así me lo demostraba aquel peludo animal. No podía dejar de pensar en el circo, mientras avanzábamos venia la parte difícil de todo esto “planificar” ¿Qué se suponía que era eso? Yo recordaba muy bien que en los circos que había estado eran dirigidos por una persona quien, ponía orden y ayudaba siempre era el que cobraba o tenía un pequeño show bajo la carpa. Y yo no quería ser eso, quería tener un lugar especial, poder mostrar todas mis habilidades, porque de que tenia, tenía muchas quizás algunas que ni siquiera mi amigo podría imaginar.
Trague saliva mientras avanzábamos, yo daba pequeños saltitos, era la emoción de la propuesta, la emoción de que todo aquel sueño podía ser real, pensar que no era imposible me llenaba de cierto gozo que esperaba disfrutar… cuando estuviera de manera física. – Podemos pedir ayuda ¿o no? Porque yo tampoco se de esas cosas, tal vez puedo guiar un poco mas no se – levante los hombros al tiempo que di un salto un poco más alto al escuchar la palabra “comida” con todo el asunto del circo hasta se me había olvidado que tenía hambre.
Nosotros que no veníamos a comer – me largo a reír, porque era evidente que ambos teníamos la cabeza en cualquier lugar menos donde debería estar - ¿Sabes cocinar? Yo sé hacer una carne asada con queso – dije abriendo los ojos muy grandes – que queda para chuparse los dedos – dije haciendo énfasis que era deliciosa, me gustaba más la idea de cocinar nosotros algo, a final de cuentas siempre era yo la que cocinaba para alimentarme, no me acostumbraría nunca a que me sirvieran, eso era para los acomodados. –¡¡ Cocinemos y así creamos un festín!! – alce los brazos hacia el cielo sonriendo ampliamente. – Tu puedes hacer el postre – rodee mis ojos, tenía claro que haríamos un banquete.
Atenea Tsartsarnioli- Gitano
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
La escuchaba mientras avanzábamos, Tân a nuestro lado como si estuviera involucrado en la conversación, como si fuese a lanzar su opinión en cualquier momento, con esos ojos grandes y negros como canicas que me miraban y miraban a Atenea con una perspicacia casi humana, algo tenía ese perro, los monjes que me lo dieron dijeron que estaba escrito que lo conociera, a veces creo que se trata de un guía espiritual, de uno de esos monjes tibetanos encerrado en el cuerpo de cánido, atento a mis pasos, cuidando mis caminos que vaya que sí eran sinuosos e inciertos, no sonaba tan descabellado, era el perro quien me recordaba a dónde debía dirigirme y a pesar de estar pensando en toda esa sarta de tonterías, no dejé de prestarle atención a mi acompañante ni un solo momento, por mi mente también pasaron esos pensamientos, la pregunta de quién podría ayudarnos, quién tendría capacidad de organización, cosa de la que evidentemente nosotros carecíamos.
Ya nos las arreglaríamos, ahora mismo, ante la mención de comida, mi estómago recordó que sí, necesitaba algo de alimento, negué con la cabeza y me sentí repentinamente apenado por no saber cocinar, pero más que eso, mi vergüenza radicaba en el hecho de que no sabía hacerlo porque estaba acostumbrado a que mis sirvientes hicieran todo por mí, así me crie, así me educaron, pronto la gitana salió al rescate y dijo ella tener una receta, me sonó sencilla y deliciosa, justo como a mi me gustaban las cosas, además contábamos con todo en la amplia cocina de la casa.
Recorrí lo largo de la habitación hasta llegar a un estante el cual abrí y de ahí extraje un trozo de fino queso oriundo.
-Me encanta como suena –dije y luego el aprieto fue otro, ¿el postre yo? Pero aceptaba gustoso el reto, miré a mi alrededor mientras disponía el queso en la mesa central de la cocina, una mesa maciza y vieja de burda madera, gruesos tablones que podían provenir de cualquier época, desgastada por ser usada como tabla para cortar vegetales pero aún resistente. Allá en un frutero había melocotones y fresas y eso me serviría.
-Manos a la obra –me remangué las mangas de la camisa y tomé las frutas para colocarlas en una tina enorme con agua y lavarlas –ahí guardamos la carne, no sé qué corte necesites –señalé un sitio en donde mis sirvientes colgaban los trozos de carne para mantenerla fresca. Me moví luego, de donde saqué el queso, extraje un recipiente de aluminio, era crema fresca que esa misma mañana habían comprado y luego coloqué leños en la estufa para encender el fuego y que la carne pudiera ser cocinada. Hacía muchas cosas a la vez, nunca había cocinado pero era emocionante. No cabía duda que Atenea representaba no sólo una persona capaz de seguirme el juego y el ritmo de mis locuras, sino alguien que me ponía desafíos y eso me gustaba aun más.
Tân nos miraba echado junto a la puerta que da al jardín, sus ojos bien abiertos y su cara boba descansando sobre sus patas, su pesado cuerpo sobre una alfombra color beige. Miré a mi compañera de travesuras y sonreí mientras sacaba las frutas del agua y las secaba con un trapo otrora prístino, que día tan maravilloso me estaba regalando.
Ya nos las arreglaríamos, ahora mismo, ante la mención de comida, mi estómago recordó que sí, necesitaba algo de alimento, negué con la cabeza y me sentí repentinamente apenado por no saber cocinar, pero más que eso, mi vergüenza radicaba en el hecho de que no sabía hacerlo porque estaba acostumbrado a que mis sirvientes hicieran todo por mí, así me crie, así me educaron, pronto la gitana salió al rescate y dijo ella tener una receta, me sonó sencilla y deliciosa, justo como a mi me gustaban las cosas, además contábamos con todo en la amplia cocina de la casa.
Recorrí lo largo de la habitación hasta llegar a un estante el cual abrí y de ahí extraje un trozo de fino queso oriundo.
-Me encanta como suena –dije y luego el aprieto fue otro, ¿el postre yo? Pero aceptaba gustoso el reto, miré a mi alrededor mientras disponía el queso en la mesa central de la cocina, una mesa maciza y vieja de burda madera, gruesos tablones que podían provenir de cualquier época, desgastada por ser usada como tabla para cortar vegetales pero aún resistente. Allá en un frutero había melocotones y fresas y eso me serviría.
-Manos a la obra –me remangué las mangas de la camisa y tomé las frutas para colocarlas en una tina enorme con agua y lavarlas –ahí guardamos la carne, no sé qué corte necesites –señalé un sitio en donde mis sirvientes colgaban los trozos de carne para mantenerla fresca. Me moví luego, de donde saqué el queso, extraje un recipiente de aluminio, era crema fresca que esa misma mañana habían comprado y luego coloqué leños en la estufa para encender el fuego y que la carne pudiera ser cocinada. Hacía muchas cosas a la vez, nunca había cocinado pero era emocionante. No cabía duda que Atenea representaba no sólo una persona capaz de seguirme el juego y el ritmo de mis locuras, sino alguien que me ponía desafíos y eso me gustaba aun más.
Tân nos miraba echado junto a la puerta que da al jardín, sus ojos bien abiertos y su cara boba descansando sobre sus patas, su pesado cuerpo sobre una alfombra color beige. Miré a mi compañera de travesuras y sonreí mientras sacaba las frutas del agua y las secaba con un trapo otrora prístino, que día tan maravilloso me estaba regalando.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Tiene historia de mil guerras y de corte militar
Tu cabeza es coronada con la toca que es sagrada
Te da rango en la brigada y así mandas la parada
Fuego dicen las partidas en las líneas de cocina
Todo el mundo se prepara y el servicio se avecina
La gloria nos espera ya tenemos comensales
La alegría que sentimos cuando prueban los manjares
Muy sabroso todo estaba felicítenos al Chef
Es el anhelado premio y nos llena de placer
Que fatiga que te causan las jornadas y los días
Que te olvidas de la vida y de tu buena familia
No conozco un cocinero que sea estable en el amor
No hay mujer que lo resista con su genio y con su hedor
Dios te guarde noble hombre que das vida al paladar
Solo espero con gran ansia esa obra hecha manjar.
Tu cabeza es coronada con la toca que es sagrada
Te da rango en la brigada y así mandas la parada
Fuego dicen las partidas en las líneas de cocina
Todo el mundo se prepara y el servicio se avecina
La gloria nos espera ya tenemos comensales
La alegría que sentimos cuando prueban los manjares
Muy sabroso todo estaba felicítenos al Chef
Es el anhelado premio y nos llena de placer
Que fatiga que te causan las jornadas y los días
Que te olvidas de la vida y de tu buena familia
No conozco un cocinero que sea estable en el amor
No hay mujer que lo resista con su genio y con su hedor
Dios te guarde noble hombre que das vida al paladar
Solo espero con gran ansia esa obra hecha manjar.
Me adentre a la cocina que era bastante lujosa a mi parecer en realidad no me importaba a la hora de cocinar solo se necesitaban los materiales una pizca de ingenio y mucho cariño o amor, fui hasta donde estaba la carne y vi varios trozos colgados ahí bien ordenados me quede pensativa unos momentos, no sabía nada de cortes solo sabía que era carne y punto, busque uno que no tuviera hueso y al cabo de unos segundos la tenía en mis manos mire a Týr divertido ahí con las frutas – Sorpréndeme que yo lo mismo hare – puse la carne bajo el agua para lavarla y luego con un cuchillo rebane en trozos grandes cinco partes. Luego me detuve buscando algo de verduras las cuales encontré en una canastillas de mercado saque unas papas y con bastante agilidad las pele y puse en la olla y al fuego luego con un poco de agua vertí la carne mientras buscaba algo así como cilantro o pimienta para darle un sabor diferente al cabo de unos segundos la olla estaba tapada y Expedia un aroma bastante delicioso, encontré unas hojas de laurel y también las metí para realzar el sabor.
Me acerque a Tân con un pequeño trozo de carne y se lo di en la boca – Buen Chico – le dije acariciando la cabeza y volví al lavadero para remojar mis manos, mientras observaba con cuidado a mi amigo – ¿Seguro podrá con el postre? Si necesitas ayuda me avisas – dije mirándolo de reojo pero de manera amigable y con una enorme sonrisa en mi rostro. Tome una cuchara de palo y revolví lo que a fuego se cocinaba al destapar la olla el aroma me envolvió – Esto está quedando muuuy rico – con la misma cuchara saque un poco del jugo que había en el interior y probé – Falta un poco de sal – busque y le puse lo necesario volví a revolver - Falta que las papas se cocinen y estará listo para agregar el queso – dije emocionada, en realidad me encantaba aquel plato por los sabores variados que tenia.
Me acerque al perro y lo quede mirando – Creo que a Tân también le daré un poco de mi carne con queso, tiene cara de no haber comido nada – reí por mis palabras en realidad dudaba que no hubiera comido se veía bien gordito. Me acerque de nuevo a la olla y pinchando una papa me di cuenta que estaba liso, agregue el queso y lo saque del fuego para que se derritiera por completo. – ¡listo! – di un pequeño salto de emoción a la espera de lo que dijera mi compañero y amigo.
Atenea Tsartsarnioli- Gitano
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Antes de continuar con mi labor, miré atento a Atenea, se desenvolvía por la cocina con más seguridad que yo, ¡y eso que era mi cocina! Supuse que tenía que entrar un poco más seguido y pedir unas lecciones a mis chefs para que la próxima vez que nos viéramos, yo preparara algo delicioso para ella, pero por ahora tendría que conformarme con hacerme cargo del postre, que ya era un reto bastante grande para alguien como yo que de preparar platillos no sabe nada. Conforme los ingredientes se iban uniendo a la cacerola el olor se hizo más delicioso, noté como mi perro también lo había notado y sonreí.
-¡No, no, no! Yo puedo solo –dije cuando me ofreció su ayuda y miré las frutas en la mesa como si me estuvieran retando, tomé un cuchillo con una mano y un melocotón con la otra e hice el primer corte, a la mitad hasta donde la semilla me lo permitía, separé ambas partes y me deshice del corazón, luego hice rodajas y repetí el procedimiento con todos, llené un tazón con la fruta, siguieron las fresas que fueron mucho más fáciles de partir, las uní al resto, coloqué azúcar y crema mientras el aroma del guiso de mi amiga se apoderaba de todo el lugar. Revolví la mezcla, la crema tomó un tono naranja muy suave, alcé la mirada cuando anunció que estaba listo, tomé el recipiente donde estaba mi sencillo postre y asentí.
-Perfecto –lo puse al centro de la mesa y luego corrí (tal vez esto era peligroso porque en la cocina siempre hay lumbre y cuchillos) hasta un estante, extraje dos platos grandes y dos más pequeños, cubiertos y vasos de cristal, no podía llevarme todo de una vez, así que hice tres viajes y coloqué todo para que ambos comiéramos en la mesa de la cocina, me parecía mejor que hacerlo en el lujoso comedor que no venía al caso considerando el contexto del día, prefería la sencillez de la cocina. Coroné todo con un par de servilletas de tela.
-Muero de hambre –me acerqué a ella con los dos platos grandes, uno que cada mano para que fuese ella quien sirviera las porciones-, y no puedo pensar en una mejor comida que esta, huele delicioso y la compañía… eso es lo que más me gusta –le guiñé un ojo y regresé a la mesa una vez que hubo servido, coloqué los platos y fui a la barra donde una jarra de agua de frutas estaba servida, la uní a la mesa y tomé asiento –pero acompáñame por favor –señalé la silla frente a mí. Miré mi plato, tomé cuchillo y tenedor y los clavé en el grueso corte de carne, partí un trozo y me lo llevé a la boca, disfruté cada momento y cada sabor, cerré los ojos incluso al poco rato los abrí para mirarla, alcé los cubiertos al aire –¡mis felicitaciones al chef! –Bromee, aunque era verdad, Atenea había hecho un platillo exquisito y casi a base de improvisación, lo cual era aun mejor.
-¡No, no, no! Yo puedo solo –dije cuando me ofreció su ayuda y miré las frutas en la mesa como si me estuvieran retando, tomé un cuchillo con una mano y un melocotón con la otra e hice el primer corte, a la mitad hasta donde la semilla me lo permitía, separé ambas partes y me deshice del corazón, luego hice rodajas y repetí el procedimiento con todos, llené un tazón con la fruta, siguieron las fresas que fueron mucho más fáciles de partir, las uní al resto, coloqué azúcar y crema mientras el aroma del guiso de mi amiga se apoderaba de todo el lugar. Revolví la mezcla, la crema tomó un tono naranja muy suave, alcé la mirada cuando anunció que estaba listo, tomé el recipiente donde estaba mi sencillo postre y asentí.
-Perfecto –lo puse al centro de la mesa y luego corrí (tal vez esto era peligroso porque en la cocina siempre hay lumbre y cuchillos) hasta un estante, extraje dos platos grandes y dos más pequeños, cubiertos y vasos de cristal, no podía llevarme todo de una vez, así que hice tres viajes y coloqué todo para que ambos comiéramos en la mesa de la cocina, me parecía mejor que hacerlo en el lujoso comedor que no venía al caso considerando el contexto del día, prefería la sencillez de la cocina. Coroné todo con un par de servilletas de tela.
-Muero de hambre –me acerqué a ella con los dos platos grandes, uno que cada mano para que fuese ella quien sirviera las porciones-, y no puedo pensar en una mejor comida que esta, huele delicioso y la compañía… eso es lo que más me gusta –le guiñé un ojo y regresé a la mesa una vez que hubo servido, coloqué los platos y fui a la barra donde una jarra de agua de frutas estaba servida, la uní a la mesa y tomé asiento –pero acompáñame por favor –señalé la silla frente a mí. Miré mi plato, tomé cuchillo y tenedor y los clavé en el grueso corte de carne, partí un trozo y me lo llevé a la boca, disfruté cada momento y cada sabor, cerré los ojos incluso al poco rato los abrí para mirarla, alcé los cubiertos al aire –¡mis felicitaciones al chef! –Bromee, aunque era verdad, Atenea había hecho un platillo exquisito y casi a base de improvisación, lo cual era aun mejor.
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Re: Take Me to the Riot [Atenea Tsartsarnioli]
Tener hambre es como tenazas,
es como muerden los cangrejos,
quema, quema y no tiene fuego:
el hambre es un incendio frío.
Sentémonos pronto a comer
con todos los que no han comido,
pongamos los largos máneles,
la sal en los lagos del mundo,
panaderías planetarias,
mesas con fresas en la nieve,
y un plato como la luna
en donde todos almorcemos.
Por ahora no pido más
que la justicia del almuerzo.
es como muerden los cangrejos,
quema, quema y no tiene fuego:
el hambre es un incendio frío.
Sentémonos pronto a comer
con todos los que no han comido,
pongamos los largos máneles,
la sal en los lagos del mundo,
panaderías planetarias,
mesas con fresas en la nieve,
y un plato como la luna
en donde todos almorcemos.
Por ahora no pido más
que la justicia del almuerzo.
¿Cómo defines un día perfecto? No podría tener palabras para ese día ya que aquel era hoy mismo, todo había pasado muy rápido y eso era lo grandioso de este perfecto día, Týr se había encargado de regalarme el mejor y en mi recuerdo habitaría por muchos y largos años, mi sonrisa no se iba de mi rostro, mi corazón latía emocionado, el aroma de la comida estaba impregnado en la cocina, el perro nos observaba casi absorto por la magia que había en ese momento. Todo listo para comer… - Todo listo para nuestro banquete personal – dije como cual niña chica me sentía con la compañía de mi amigo el brujo. Con cuidado serví los dos platos, dos trozos grandes de carne que chorreaba bastante queso, el aroma de las especies hacia que todo fuera aun mas mágico.
Hoy es mi día perfecto – Tome asiento donde me había señalado Týr y me quede a la espera de que el probara, una extraña costumbre necesitaba su aprobación para poder comer yo, lo estudie los escasos segundos que el disfruto del primer trozo de carne y quede agradecida ante sus palabras, le imite y cortando un trozo de carne me lo lleve a la boca, estaba blandita, fácil de masticar de tragar, el sabor quedaba impregnado en la boca aquello hacia que mi saliva segregara aun mas – Esta para chuparse los dedos – Esta bien sabia comer con los cubiertos pero no lo cambiaba a comer con la mano, cosa que no iba hacer en ese momento no quería ensuciarme de mas.
Me levante sin previo aviso y busque el plato de Tân, le serví un poco de carne y volví a mi lugar – Se me había olvidado que le prometí darle de comer – serví un poco de agua de frutas en dos vasos y levante el mío – Por un día perfecto – sonreí mostrando los dientes y me empine el liquido tomándomelo de un sorbo, tenia sed no mentiría, a continuación continué comiendo - ¿Crees que nos vaya bien como circenses? – pregunte mientras limpiaba mi labio que parecía estar pegoteado por el queso derretido que tenia la carne. Comí con tantas ganas que al cabo de terminar mi carne mire mi plato con unas ganas de pasarle el dedo, me contuve pero luego mire a Týr – Hare algo – era mi forma de pedir permiso y mi dedo paso por la porcelana sacando el queso que aun quedaba luego me lo lleve a la boca como cual malcriada niña que era - ¡ahora viene lo mejor, el postre! – siempre era lo más esperado para todos, y más para los gitanos que éramos unos amantes de las frutas. – ¿Sirves? – levante mis cejas de una manera casi desafiante pero era solo pura farsa para ver que me decía.
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