Princesitas. [Privado]

por **Doreen Jussieu** Mar Oct 18, 2011 5:48 am

El otoño había llegado sin pedir permiso. Podía ver a través de la ventana de mi cuarto en la casa de la noche como las hojas caían de los arboles sin pedir permiso alguno al caer al suelo. El viento soplaba de manera singular aquella tarde, era una brisa suave sin embargo bastante fría. Lo bueno de los vestidos que me había comprado Darcy antes de su encierro es que proporcionaban cierto calor. Me levanté de mi asiento buscando un chal para poder cubrirme los hombros. Aquella tarde ninguna de las cortesanas se había reportado trayendo alimento nuevo a la casa. Había hablado un gran rato con Milo, trataba de convencerlo de poder salir a comprar las cosas yo acompañada de dos custodios, después de mucho rogarle al final accedió. Era bastante protector a decir verdad, pero debía ya acostumbrarme aunque mis planes estuvieran cambiando debía ser condescendiente con él. Mis cabellos estaban sueltos pues estos también cubrían en cierta parte del frío, el sol se encontraba bastante oculto, muchas nubes grises eran las que nos rodeaban por lo que era más fácil pasar desapercibida aquel día que otros en lo que ya había salido.

Me adentré al carruaje observando la casa de la noche por la ventanilla de este, quizás sería la ultima vez que volviera a ver ese lugar, tal vez no pero por si las moscas era mejor guardar aquel lugar en mi memoria. Encontrarme con la zona comercial no me llevo mucho tiempo, de hecho estaba demasiado cerca él lugar. Me bajé del carruaje con la ayuda de uno de los custodios que me había dado Milo, enredé mi brazo en el suyo y comenzamos a caminar como si no estuvieras corriendo peligro alguno. Algunas personas nos volteaban a ver pero pronto apartaban su vista para alivio de los dos. Lo solté empezando a comprar las cosas necesarias, colocándolas en la canasta que tenía en manos, evitando que yo cargará más de la cuenta. Le sonreía agradecida, tomando carnes, verduras, frutas, leche, quesos, agua un sin fin de cosas que necesitábamos, incluso especias, yerbas que seguramente serían de utilidad para los brujos que protegían la casa de la noche de los intrusos.

No me di cuenta cuanto había sido lo que me había separado de mi acompañante cuando empecé a buscarlo con la mirada. Hice una mueca bastante notoría y me adentré entre la gente para empezar con mi búsqueda de esta persona. Mi sorpresa fue grande cuando observe a una niña refugiada en uno de los escaroles que había en una pared. Me la quede mirando por un largo rato, encantada por su hermosa carita, sus cabellos castaños, su blanca piel, sus labios rosas y bien formados, toda ella era una pequeña y hermosa señorita que me tenía completamente encantada. Siempre había deseado tener hijos, esa era mi mayor ilusión y verla de aquella manera tan inofensiva, con su rostro asustado hizo que automáticamente mi cuerpo se empezará a mover hasta ella. Me agache hasta poder quedar a su altura - ¿Qué hace tan sola hermosa señorita? - Le sonreí de manera dulce intentando no invadir su espacio, intentando que no se espantara.

por **Triana** Vie Oct 21, 2011 1:09 pm

Los ojos de la pequeña Katrina parecían más plateados que nunca, por ello de que la llamaran Silver con aquel cariño que tan solo un par de personas le profirieron algún día. Ella, llevaba días extrañamente asustada, su cuerpo apenas podía deshacer el cansancio de dos días completos sin dormir, era aún una pequeña infante y extrañamente algo rondaba su pequeña mente que a pesar de tan temprana edad tenía real e importante información que podrían ayudar a más de una persona. Pero claro estaba que ella misma no sabía que pasaba ni porqué sabía cosas que aún no habían sucedido, tan solo necesitaba un canal, una especie de convergencia con alguien para mostrar lo que veía aun sin quererlo.
Abrió sus enormes ojos grisáceos y se quedó parada observando a la mujer como si la conociese de antes, ahorrando aquella fase del típico “hola y adiós”.

- Doreen.. – Musitó, observando la reacción de la mujer, por algún motivo ella sabía su nombre y pese a no entender el por qué prosiguió con aquella mueca de miedo en su rostro infantil.

La niña observó el suelo, el cual evidentemente había indicios de un dibujo hecho con los propios dedos en la arena, algo así como un dibujo premonitorio, el cual los mercaderes y las personas que pasaban por allí habían borrado con sus pisadas. Las uñas de la niña permanecían llenas de arena, sosteniendo un huevo entre sus manos, pero no esperaba otra cosa sino la compresión por parte de aquella mujer, que sabía que debía conocer aquel día, con el nombre de Doreen Caracciolo.

por **Doreen Jussieu** Jue Nov 03, 2011 2:02 am

Había dejado una clara distancia entre ambas, lo suficiente para poder contemplar su cuerpecito a la perfección. Se veía un poquito sucia, tal vez había estado jugando con la tierra, tal vez se había caído no lo sabían en realidad. Sus ojos asustados me recordaron a los míos cuando recién había salido de casa, cuando ese lobo me había atacado, cuando llegué y conocí a Milo, cuando supe lo de la revolución, toda mi vida me la había pasado controlando miedos que no sabía porque los soportaba pero que había aprendido a mediar. Mis ojos se saltaron de manera sorpresiva cuando la pequeña dijo mi nombre. Suspiré temblando, quizás había leído carteles donde se buscaba una recompensa por aquellos que estaban en contra del gobierno del rey, a favor de la revolución aunque no sé sabía sin embargo sentí una gran necesidad de atraparla en mis brazos, acurrucarla contra mi pecho y llenarla de protección. No duré más de unos segundos en pensarlo cuando mis brazos sostuvieron su pequeña cintura y la llevaron a mi regazo - ¿Cómo sabes mi nombre pequeña? - Pregunté con un tono de voz bastante suave y lleno de ternura. Varias personas voltearon a vernos sin embargo seguí con una postura despreocupada para no llamar mucho la atención a fin de cuentas yo tenía que tener mucho cuidado.

Caminé un poco con uno de los guardianes siguiendo mi paso lentamente. Su miedo incluso llego a recorrer parte de mi cuerpo haciendo que en diferentes ocasiones temblara. - ¿Que haces aquí sola pequeña? ¿Tu madre no te ha dicho que estar sola es peligroso? Debes tener cuidado- Llevé una de mis manos hasta su mejilla para limpiar un poco de tierra que tenía en esta, un mechón travieso de su cabello se coló a causa de una pequeña ventisca, se lo acomodé con cuidado. Pude sentir su piel fría por lo que tome el chal que tenía alrededor del cuerpo para cubrir el suyo y evitar que se llegará a enfermar - ¿Cómo te llamas? - Le sonreí mientras avanzaba con ella en brazos de entre la gente. Observe al custodio con cara de consternación ambos nos quedamos sin poder entender a ciencia cierta que pasaba con la niña.

por Contenido patrocinado

Princesitas. [Privado]

Princesitas. [Privado]

Re: Princesitas. [Privado]

Re: Princesitas. [Privado]

Re: Princesitas. [Privado]