Un paseo por distraccion (libre)

por **Diego Renard** Jue Oct 20, 2011 9:44 am

Me aburria en la mansion, era algo bastante normal, ese dia mi cabeza solo pensaba - "Ojala venga alguien de visita aunque sean esos pesado comerciante, este lugar tan grande y a la vez tan vacio me deprime"
Como lo tenia por costrumbre sali a pasear por los bosques de Paris, que a pesar de viejos tenian un aire a cogedor o al menos eso me parecia a mi.
Vestia unas ropas tipicas de un hombre de clase media ya que resultaban menos llamativas y eso siempre facilitaba el no encontrarte con una situacion no deseada, aunque la verdad no me preocupaba de esas cosa. Me sente entre las raices de un arbol viejo pero muy frondoso, sentia a un par de ruiseñores cantando en las ramas, un conejo que curioseaba el lugar con precaucion, un vientecito que se habia levantado rozandome la cara y ondeando mis ropas. Levante la vista y vi una rama perfecta a la que subirme, y sin darme cuenta llegue hasta ella. Me estire, respire profundo y comence a cantar una cancioncilla popular, que cantaba de pequeño, mientras admiraba el paisaje de ese, al menos para mi, hermoso lugar.

por **Rachel Charpentier** Vie Oct 21, 2011 5:42 pm

Los bosques de París... sin duda, tan misteriosos. La luz del imponente sol que en éstos días nos acompañaba, era neutralizada por los altos pinos que tomaban para sí los rayos emitidos por éste astro.
Me gusta caminar al lado de tan magistrales árboles cuando el recuerdo de mi hermano me invadía. Allí, justo al rededor de éstos árboles, me enseñó los principios de la brujería. Todo parecía tan lejano.. pues él volvía a estar lejos, sirviendo a la soberanía de Francia.

Me encontraba recostada en un árbol, cuando el canto de un hombre me sacó de mi fantasía. -Su voz es similar a la Jean... pero más dura- fue lo primero que pensé. Miré para los lados, tratando de localizar al autor de aquellas notas que ahora mantenían totalmente la atención de mis oídos, aún cuando no descifraba la melodía. Estaba cerca, lo sabía por lo nítido que se escuchaba. Ante la impotente alianza de mis ojos con mis oídos, decidí incluir un factor más: El habla. Realicé un llamado, esperando entusiasta que se revelara ante mí el autor de aquellas notas -¿Bonjour? ¿quién se encuentra por ésta zona?- pronuncié con la voz levantada y una sonrisa, como si de un juego se tratase, ignorando los posibles peligros que se rumoreaban se podían encontrar en los bosques.

por **Diego Renard** Sáb Oct 22, 2011 8:02 am

Estaba concentrado en mi cancioncilla infantil, la cual me traia gratos y felices recuerdos por lo que la cantaba alegremente. Me sentia como si las malditas noches que habia pasado nunca hubiesen ocerrido y eso me ponia mucho mas contento.
En ese momento escuche una voz que me saco de mis pensamientos. La dueña de esa voz, pues de una dama se trataba, parece ser que se habia guiado con mi canto y que me buscaba. Asi que decidi no dejar de cantar y cuando estuvo bastante cerca le hable asi:
- Bonjour Madame - le dije desde lo alto del arbol con una sonrisa - lo cierto es que no esperaba que hubiese nadie en este bosque por lo que me sorprende verla por aqui - le dije bajandome del arbol de un salto y me presente sonriente - mi nombre es Diego Renard y es un verdadero placer concerla, solo espero que no se haya asustado de la mala voz que tiene este hombre - dije bromeando, aunque no estaba yo seguro de cantar muy bien.

por **Rachel Charpentier** Sáb Oct 22, 2011 12:53 pm

Ante mí no se apareció ninguna silueta. Más, un saludo se dirigió en dirección precisa sobre donde me encontraba y fue probablemente ese enfoque lo que me dio claridad de ubicación. Alcé la mirada y, para mi sorpresa, aquel que recitaba esa canción se encontraba en la copa de un frondoso árbol. Con asombro admiré su cuerpo erguido, acaso despreocupado por el vértigo que causaría a alguien el encontrarse en aquella rama. Para aumentar mi curiosidad, en él sobresalía la naturalidad del lugar. Imaginé que acaso realizaba la azaña desde la infancia, y no era del todo improbable, aún cuando parecía ser de clase media.
Al precisar su cara, noté que ésta reflejaba nobleza, probablemente era por su cálida sonrisa.
Mientras me hablaba, saltó precipitadamente, mostrando gran equilibrio y vitalidad en su cuerpo, asombrándome ante tan inesperado acto. Más, ante sus palabras, no tuve más que reír suavemente. Poco me esforcé para mantener la firmeza con la que había hablado previamente, pero bajando el tono dada la distancia -Enchanté, Monsieur Renard. Mi nombre es Rachel Charvantier- lo dije sin poder sostener la mirada al momento de dar mi nombre -Y está equivocado, su voz es...- pronuncié suavemente, casi entredientes, aunque no me fue posible terminar la frase, no sabía si acaso me tomaba más de la confianza esperada, -¿qué dirían acaso mis padres?- ese pensamiento me generó rebeldía, por lo que levemente volví a abrir los labios -encantadora, el matiz de su voz, si bien grave, es armonioso y envolvente

por **Diego Renard** Dom Oct 23, 2011 12:18 pm

Me alegro oirla reir, pues no todos los dias un desconocido que canta solitario en el bosque salta frente a ti desde un arbol y se te presenta, por lo que no me hubiese extrañado que se hubiese asustado. Por lo que pude admitir que mi corazon respiro aliviado a la joven dama que posteriormente se me presento como Rachel Charpentier, apellido que habia escuchado antes entre algunos comerciantes de la zona.

Su comentario sobre mi voz fue inesperado, mas que por haberse atrevido a decirmelo por el hecho de que le parecia encantadora, lo que hizo que sonriera contento.

- Me alegra que le agrade mi voz - le dije - yo no la hubiese descrito tan bien y de forma que sonara tan hermosa - sonrei, pense en preguntarle sobre su familia pero preferi no hacerlo ya que no me parecia educado por mi parte - y que le trae por este bosque, si puede decirse claro - continue.

por **Rachel Charpentier** Lun Oct 24, 2011 12:19 am

Se esbozo una entrañable sonrisa sobre su refinado rostro. Me otorgó serenidad el notar que el efecto de mis palabras fue positivo.
Sus palabras lograban hacerme titubear, pero, para mi extrañeza, yo disfrutaba la travesía.

Los labios que previamente habían dibujado esa sonrisa repetían su escena. Acto seguido, acaso se volvían a dividir, pero ésta vez, para formular una pregunta. -Bien le podría parecer ridículo, pero, en éstos días de calma en la ciudad, los vientos traen consigo recuerdos y éstos me conducen sin piedad a añorar momentos vividos. En forma de consuelo, busco el poder revivirlos de manera vehemente en aquellos sitios que los generaron-. Fui honesta con él. Igual, mi corta vida todavía no me hacía partícipe de algún pecado que me obligara a callar, y guardar prudencia a la hora de compartir con palabras, o eso creía yo.

Di un sutil suspiro, liberando mi mente de aquellas palabras nostálgicas. El inhalo que continúo a ese breve hecho me llenó de aquella viveza, fantasía y prosperidad del bosque. -Monseiur, excuse mi osadía, pero, ¿cuáles eran las circunstancias que lo han traído ésta tarde a recitar tan dulce melodía?- dije mientras le observaba fijamente, sonriendo de forma discreta.

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