AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Ocurrió en un Café
2 participantes
Página 1 de 1.
Ocurrió en un Café
Cuando salí a mi paseo diario por las calles de París, el sol estaba a pleno y las nubes no se veían por ningún lugar del límpido cielo.
Hoy la gente estaba vivaz y contenta – claro, pensé – la primavera despierta muchas emociones y entre ellas la dicha de haber pasado este duro y cruento invierno. Mi llegada a Paris había sido en los primeros días de marzo, así que la diferencia con mi lugar de origen me tenía algo melancólica. Aquí los arboles están renaciendo, y en casa estarán pintados de dorados, rojos y naranjas y las primeras ráfagas de viento frio estarán colándose por las rejas abiertas de las habitaciones de mi hogar.
Miré nuevamente el cielo y pude observar como surgieron nubes que comenzaron a cubrir de gris el cielo_ Está oscureciéndose y no faltara poco para que caigan las primeras gotas –escuché decir a un hombre que apresuraba el paso mientras caminaba al lado de un amigo. Rápidamente calculé que si no tomaba una decisión pronto quedaría empapada, con el vestido manchado y los paquetes de mi compra arruinados.
Mire a mi alrededor y comprobé que había un pequeño café, decidí entrar apremiada por las gotas que caían sobre mi pequeña sombrilla de encaje, que poco y nada me cubrirían de éste inesperado aguacero. En el interior del local, el cual olía a tabaco, café, esencias de varios tipos de perfumes y una que no podía distinguir del todo, pero que me atraía de forma involuntaria. Se podían ver muy pocos parroquianos, dos mesas estaban ocupadas por tres hombres que charlaban alegremente y que en el momento en que puse el pie en el café me miraron y se dirigieron sonrisas de picardía. Supongo que no será común en esta ciudad que una señorita sola, entre a un café y sin alguien que la esté esperando.
Mi rostro comenzaba a dar signos de turbación y estaba a punto de dar la vuelta y enfrentar al aguacero cuando de una mesa, donde se hallaba leyendo un hombre, éste levanto la vista y sin conocerme me miro a los ojos y me dijo _Ven aquí, te estaba esperando – su voz era fuerte e imperativa y provocó que los hombres que me miraban, como lobos hambrientos, bajaran las cabezas y se metieran en lo que estaban haciendo antes de mi llegada.
Me acerqué de forma segura para no dar ningún indicio, a los patanes, de que el hombre en realidad no era mi acompañante. Ubicada ya al lado de mi salvador?, lo mire a los ojos.
_ Gracias por haberme ayudado. Pero no se moleste puedo tomar asiento en otra mesa. El caballero me sonrió y me dijo _ En verdad te estaba esperando. Quede asombrada esperando a que me explicara cómo podía ser eso verdad.
Hoy la gente estaba vivaz y contenta – claro, pensé – la primavera despierta muchas emociones y entre ellas la dicha de haber pasado este duro y cruento invierno. Mi llegada a Paris había sido en los primeros días de marzo, así que la diferencia con mi lugar de origen me tenía algo melancólica. Aquí los arboles están renaciendo, y en casa estarán pintados de dorados, rojos y naranjas y las primeras ráfagas de viento frio estarán colándose por las rejas abiertas de las habitaciones de mi hogar.
Miré nuevamente el cielo y pude observar como surgieron nubes que comenzaron a cubrir de gris el cielo_ Está oscureciéndose y no faltara poco para que caigan las primeras gotas –escuché decir a un hombre que apresuraba el paso mientras caminaba al lado de un amigo. Rápidamente calculé que si no tomaba una decisión pronto quedaría empapada, con el vestido manchado y los paquetes de mi compra arruinados.
Mire a mi alrededor y comprobé que había un pequeño café, decidí entrar apremiada por las gotas que caían sobre mi pequeña sombrilla de encaje, que poco y nada me cubrirían de éste inesperado aguacero. En el interior del local, el cual olía a tabaco, café, esencias de varios tipos de perfumes y una que no podía distinguir del todo, pero que me atraía de forma involuntaria. Se podían ver muy pocos parroquianos, dos mesas estaban ocupadas por tres hombres que charlaban alegremente y que en el momento en que puse el pie en el café me miraron y se dirigieron sonrisas de picardía. Supongo que no será común en esta ciudad que una señorita sola, entre a un café y sin alguien que la esté esperando.
Mi rostro comenzaba a dar signos de turbación y estaba a punto de dar la vuelta y enfrentar al aguacero cuando de una mesa, donde se hallaba leyendo un hombre, éste levanto la vista y sin conocerme me miro a los ojos y me dijo _Ven aquí, te estaba esperando – su voz era fuerte e imperativa y provocó que los hombres que me miraban, como lobos hambrientos, bajaran las cabezas y se metieran en lo que estaban haciendo antes de mi llegada.
Me acerqué de forma segura para no dar ningún indicio, a los patanes, de que el hombre en realidad no era mi acompañante. Ubicada ya al lado de mi salvador?, lo mire a los ojos.
_ Gracias por haberme ayudado. Pero no se moleste puedo tomar asiento en otra mesa. El caballero me sonrió y me dijo _ En verdad te estaba esperando. Quede asombrada esperando a que me explicara cómo podía ser eso verdad.
Eva- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 332
Fecha de inscripción : 16/10/2011
Localización : Paris - Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Ocurrió en un Café
Habia decidido salir de paseo y despejarme pues llevaba un dia bastante accidentado. Por lo que caminando por las calles parisinas comence a sentir como unas gotas de agua caian sobre mi.
- "Lo que me faltaba, vaya dia" - pense mientras me colocaba la capa sobre la cabeza.
Sali corriendo y decidi refugiar me en un cafe que, si no recordaba mal, se encontraba cerca. Al poco de mi carrera encontre el lugar y mientras entraba pense para mi - "Señor deberas espero que me muestres algo bueno hoy aparte un cafe caliente en un dia lluvioso"
Me sente en una mesa, el olor a cafe recien hecho inindaba mi olfato, el que hacian en este lugar era uno de los mejores para mi gusto por lo que enseguida pedi uno. deje la capa mojada a un lado y del bolsillo interior de mi chaquetilla saque un libro que comence a leer. No llevaba mucho con mi lectura cuando la puerta del local se abrio nuevamente y por ella entro una joven señorita a la cual unos señores miraban de forma indebida. Vi como la joven iba a marcharse por ese hecho asi que la llame.
- Ven aqui, te estaba esperando - dije de forma que los tipos se pensaran que la joven no estaba sola. La joven me siguio el juego por lo que se sento a mi lado y me agradecio el gesto pero me dijo que ella podria sentarse en otro lugar supongo que con la intencion de no molestarme, ante esto le sonrei y le dije - en verdad te estaba esperando - la chica quedo asombrada por lo que le explique - lo cierto es que llevaba un dia bastante malo, hasta el punto de preguntale al de hay arriba si lo unico bueno que iba a pasar hoy era este delicioso cafe recien hecho y entonces aparecio usted - le dije sonriendo - asi que supongo que despues de todo lo malo me recompensado con una buena compañia para tomar un buen cafe.
- "Lo que me faltaba, vaya dia" - pense mientras me colocaba la capa sobre la cabeza.
Sali corriendo y decidi refugiar me en un cafe que, si no recordaba mal, se encontraba cerca. Al poco de mi carrera encontre el lugar y mientras entraba pense para mi - "Señor deberas espero que me muestres algo bueno hoy aparte un cafe caliente en un dia lluvioso"
Me sente en una mesa, el olor a cafe recien hecho inindaba mi olfato, el que hacian en este lugar era uno de los mejores para mi gusto por lo que enseguida pedi uno. deje la capa mojada a un lado y del bolsillo interior de mi chaquetilla saque un libro que comence a leer. No llevaba mucho con mi lectura cuando la puerta del local se abrio nuevamente y por ella entro una joven señorita a la cual unos señores miraban de forma indebida. Vi como la joven iba a marcharse por ese hecho asi que la llame.
- Ven aqui, te estaba esperando - dije de forma que los tipos se pensaran que la joven no estaba sola. La joven me siguio el juego por lo que se sento a mi lado y me agradecio el gesto pero me dijo que ella podria sentarse en otro lugar supongo que con la intencion de no molestarme, ante esto le sonrei y le dije - en verdad te estaba esperando - la chica quedo asombrada por lo que le explique - lo cierto es que llevaba un dia bastante malo, hasta el punto de preguntale al de hay arriba si lo unico bueno que iba a pasar hoy era este delicioso cafe recien hecho y entonces aparecio usted - le dije sonriendo - asi que supongo que despues de todo lo malo me recompensado con una buena compañia para tomar un buen cafe.
Diego Renard- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/10/2011
Re: Ocurrió en un Café
Sonreí, distendida, mientras lo miraba. Qué curioso – pensé – yo también esperaba que este día no fuera común.
El garzón se acercó servicial a preguntarme que me iba a servir, pensé un momento, tras lo cual respondí _Lo mismo que el señor, por favor. Cuando el empleado se estaba yendo volví a poner mi atención en la persona que tenía enfrente. Sus cabellos estaban mojados lo que me decía que seguramente la lluvia lo habría alcanzado, sus pestañas largas, espesas y renegridas le daban a sus ojos – de un color que no llegaba a clasificar – un aire romántico y sensual. Su camisa estaba en parte mojada, porque sus cabellos escurrían agua, bajo la cual se podía adivinar un cuerpo bien torneado y ejercitado. Me llamó la atención una pequeña cicatriz a la altura de la base del cuello, como la de un arañazo. Él me estaba mirando y sonreía dulcemente – siempre mis cavilaciones me ponen en aprieto, pensé.
_Ante todo quisiera… si le parece… presentarnos, Monsieur, mi nombre es Aude Maryeva y el suyo? El joven respondió y se quedó mirándome. Su observación era abierta, casi de forma descarada pero no a ese punto, más bien, me estaba examinando como un científico estudia a un animal que ha capturado; o como un lobo cuando ha encontrado la presa que desea comer ese día. Los colores asaltaron mis mejillas, sentía como si su mirada comenzara a quemar mi piel. Mire sus manos, largas y fuertes apretando ese pequeño librito, de tapas color arena y letras en dorado.
_Puedo preguntarle que está leyendo?, una de mis pasiones es la lectura –acoté, mientras intentaba leer el título del libro. _ Li… can… - sus dedos ocultaban el resto de la tapa -. En ese momento el garzón, puso sobre la mesa una delicada taza y sirvió el café, dejó al lado un platito con masas finas y dijo que era una tención de la casa. Cuando se retiró. Vi que Diego – ese era su nombre – había guardado su libro y mi curiosidad típica de mi carácter y mis misterios, se quedó con la intriga de sobre qué tema estaba leyendo.
Lo vi tomar su café en silencio, y mirar de reojo el platito con masas, _Desea servirse, yo en verdad solo tomaré algo caliente, es que comencé a sentir frio – dije mientras me acariciaba instintivamente los brazos. Pero era algo más, como cuando uno está cerca de un peligro inminente y el cuerpo avisa. El sonrió y comenzó a dar cuenta de las delicias servidas, hasta que como un niño se lamió la punta de los dedos. Me dio risa, mas por el hecho de que yo hacía lo mismo cuando un alimento me encantaba y lo estaba comiendo con los dedos, pero pensé, ese es mi lado salvaje, el felino debajo de este atuendo.
Mis labios se posaron en el filo de la taza y el olor fuerte y dulzón del café me produjo una grata sensación de placer, sin querer ronronee, como cuando, convertida en dulce gatito, me pasaba las tardes husmeando en la casa de algún vecino. Con el recuerdo fresco y los ojos entornados sonreí complacida. El señor Renard, profirió una carcajada corta y alegre pero que solo nosotros escuchamos.
El garzón se acercó servicial a preguntarme que me iba a servir, pensé un momento, tras lo cual respondí _Lo mismo que el señor, por favor. Cuando el empleado se estaba yendo volví a poner mi atención en la persona que tenía enfrente. Sus cabellos estaban mojados lo que me decía que seguramente la lluvia lo habría alcanzado, sus pestañas largas, espesas y renegridas le daban a sus ojos – de un color que no llegaba a clasificar – un aire romántico y sensual. Su camisa estaba en parte mojada, porque sus cabellos escurrían agua, bajo la cual se podía adivinar un cuerpo bien torneado y ejercitado. Me llamó la atención una pequeña cicatriz a la altura de la base del cuello, como la de un arañazo. Él me estaba mirando y sonreía dulcemente – siempre mis cavilaciones me ponen en aprieto, pensé.
_Ante todo quisiera… si le parece… presentarnos, Monsieur, mi nombre es Aude Maryeva y el suyo? El joven respondió y se quedó mirándome. Su observación era abierta, casi de forma descarada pero no a ese punto, más bien, me estaba examinando como un científico estudia a un animal que ha capturado; o como un lobo cuando ha encontrado la presa que desea comer ese día. Los colores asaltaron mis mejillas, sentía como si su mirada comenzara a quemar mi piel. Mire sus manos, largas y fuertes apretando ese pequeño librito, de tapas color arena y letras en dorado.
_Puedo preguntarle que está leyendo?, una de mis pasiones es la lectura –acoté, mientras intentaba leer el título del libro. _ Li… can… - sus dedos ocultaban el resto de la tapa -. En ese momento el garzón, puso sobre la mesa una delicada taza y sirvió el café, dejó al lado un platito con masas finas y dijo que era una tención de la casa. Cuando se retiró. Vi que Diego – ese era su nombre – había guardado su libro y mi curiosidad típica de mi carácter y mis misterios, se quedó con la intriga de sobre qué tema estaba leyendo.
Lo vi tomar su café en silencio, y mirar de reojo el platito con masas, _Desea servirse, yo en verdad solo tomaré algo caliente, es que comencé a sentir frio – dije mientras me acariciaba instintivamente los brazos. Pero era algo más, como cuando uno está cerca de un peligro inminente y el cuerpo avisa. El sonrió y comenzó a dar cuenta de las delicias servidas, hasta que como un niño se lamió la punta de los dedos. Me dio risa, mas por el hecho de que yo hacía lo mismo cuando un alimento me encantaba y lo estaba comiendo con los dedos, pero pensé, ese es mi lado salvaje, el felino debajo de este atuendo.
Mis labios se posaron en el filo de la taza y el olor fuerte y dulzón del café me produjo una grata sensación de placer, sin querer ronronee, como cuando, convertida en dulce gatito, me pasaba las tardes husmeando en la casa de algún vecino. Con el recuerdo fresco y los ojos entornados sonreí complacida. El señor Renard, profirió una carcajada corta y alegre pero que solo nosotros escuchamos.
Eva- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 332
Fecha de inscripción : 16/10/2011
Localización : Paris - Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Ocurrió en un Café
Tras mi respuesta la joven señorita sonrio, lo cual me alegro pues tal vez otra dama me hubiese tomado por descarado que no era en absoluto mi intencion.
El mismo joven que me habia atendido a mi hace un momento se acerco a la dama para tomarle nota y esta le encargo lo mismo que yo tomaba. Cuando este se marcho vi como la señorita me observaba detalladamente, parecia estar examinandome, hecho que me hizo gracia por lo cual una sonrisa aparecio en mi cara, ella se dio cuenta y salio de sus pensamientos. La joven dama se presento, Maryeva Aude, su apellido me sonaba y me parecio haber tratado con alguien apellidado de la misma forma.
- Ecantado de conocerla Aude - dije sonriendo - mi nombre es Diego Renard para servirla - me presente.
La duda seguia en mi mente a quien conocia, a quien me recordaba esa chica y su apellido. Me percate que la chica se habia sonrojado y lo cierto es que estaba siendo demasiado descarado.
Me pregunto entonces sobre el libro que sostenia entre mis manos, por suerte mientras ella intentaba leer el titulo el joven de antes regreso con el cafe y una masas, esto me dio tiempo para guardar el libro. No era muy comun ver a alguien leyendo un libro sobre licantropos al fin y al cabo, y no me apetecia sobresaltar a la joven dama.
Entonces mientras daba un sorbo al cafe mi fije en las masas que le habian servido, tenian un aspecto delicioso pero no podia coger por educadion a Maryeva, por lo que me resisti hasta que ella amablemente me ofrecio y yo, sonriente y agradecido comence a comer. Esas masas estaban tan buenas que instintivamente me lami los dedos. De repente escuche un ronroneo por parte de Maryeva y no pude evitar reir discretamente.
- Vaya, veo que no soy el unico que piensa que este cafe es delicioso - le dije sonriendo.
En ese momento recorde a hombre con el que yo negociaba de vez en cuando que poseia su mismo apellido y me decidi a preguntarle:
- Pedone mi atrevimiento señora perono sera usted por casualidad pariente de Armand Aude - le dije curioso.
El mismo joven que me habia atendido a mi hace un momento se acerco a la dama para tomarle nota y esta le encargo lo mismo que yo tomaba. Cuando este se marcho vi como la señorita me observaba detalladamente, parecia estar examinandome, hecho que me hizo gracia por lo cual una sonrisa aparecio en mi cara, ella se dio cuenta y salio de sus pensamientos. La joven dama se presento, Maryeva Aude, su apellido me sonaba y me parecio haber tratado con alguien apellidado de la misma forma.
- Ecantado de conocerla Aude - dije sonriendo - mi nombre es Diego Renard para servirla - me presente.
La duda seguia en mi mente a quien conocia, a quien me recordaba esa chica y su apellido. Me percate que la chica se habia sonrojado y lo cierto es que estaba siendo demasiado descarado.
Me pregunto entonces sobre el libro que sostenia entre mis manos, por suerte mientras ella intentaba leer el titulo el joven de antes regreso con el cafe y una masas, esto me dio tiempo para guardar el libro. No era muy comun ver a alguien leyendo un libro sobre licantropos al fin y al cabo, y no me apetecia sobresaltar a la joven dama.
Entonces mientras daba un sorbo al cafe mi fije en las masas que le habian servido, tenian un aspecto delicioso pero no podia coger por educadion a Maryeva, por lo que me resisti hasta que ella amablemente me ofrecio y yo, sonriente y agradecido comence a comer. Esas masas estaban tan buenas que instintivamente me lami los dedos. De repente escuche un ronroneo por parte de Maryeva y no pude evitar reir discretamente.
- Vaya, veo que no soy el unico que piensa que este cafe es delicioso - le dije sonriendo.
En ese momento recorde a hombre con el que yo negociaba de vez en cuando que poseia su mismo apellido y me decidi a preguntarle:
- Pedone mi atrevimiento señora perono sera usted por casualidad pariente de Armand Aude - le dije curioso.
Diego Renard- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/10/2011
Re: Ocurrió en un Café
Degustaba en silencio, el café cuando, el señor Renard me preguntó que parentesco me unía a Arman Aude; mi sentidos se pusieron alertas. Podría acaso ser este hombre uno de los que coaccionaron para que mis padres dejaran Francia? Con sumo cuidado y elegancia baje la tasa y tras limpiarme coquetamente la comisura de los labios, le contesté.
_ Creo que puede ser un pariente lejano, - traté de percibir en sus movimientos algún indicio de cuál era su interés en Armand- pero creo que ya no está en Francia, si es la persona que tengo en mente. – lo miré directamente a los ojos, sentí que los míos destellaban del brillo verde amarillento como cuando me envolvía la ira. Tuve que contener mis emociones y encerrar el animal en el claustro de mi mente para que no saliera la fiera que pugnaba por atacar. _ usted, tiene algo que ver con él?, le ha dejado algo impago, que mi familia deba saldar?, porque si es así mañana mismo mandaré a los abogados de mi tío para que el apellido Aude no ande de boca en boca. - No logre corregir a tiempo la mueca de fastidio que me provocó pensar en mi venganza, otra vez estaba aguándome el día.
Al repasar en lo que había pensado mentalmente no pude dejar de sonreír, aguar un día lluvioso? Claro, que gracioso me pareció mi divagar.
Me percaté de que me observaba en silencio. Tal vez había sido mal educada y cortante con mi contestación y solo era un viejo amigo de mi padre. Bajé la cabeza y en vos baja le pedí disculpas.
_Perdón, soy una impertinente, es que me he educado en medio de la libertad y digo lo primero que llega a mi mente. – levanté la vista y nuevamente pensé, que color son sus ojos? , me estaba mirando de una forma bastante impropia o diría libre y no me molestaba.- Es mi padre, digo, el señor Aude, es mi padre. Somos perdonas más bien cautelosas y poco dadas a dar detalles de nuestra familia, nuevamente disculpe.
Él negó con la cabeza, acotando de que tal vez fuera su culpa por no expresar primero como lo había conocido. Aclaró que su relación con mi padre era comercial, que había tenido algunos negocios, en varios puntos de Europa y en especial aquí en Paris.
Recordé entonces uno de los tantos viajes de mi padre al continente, en los que había comprado una reata de caballos purasangre y varios sementales árabes, además de algunos negocios de exportación de vacunos en pie, destinados al ejército francés, claro todo esto a escondidas de las autoridades españolas del virreinato.
_ Entonces fue a usted que mi padre le compró los sementales árabes? - sonreí al ver la expresión de su rostro al escuchar de boca de una dama la palabra semental, quise escandalizarlo más, por diversión y continúe – apenas llegaron a la estancia empezaron a servir a todas las yeguas y dieron muchos potrillos. Yo me quede con uno se llamaba “Jeque” – sonreí pero al instante una sombra de tristeza inundó mis ojos , al recordar como lo había perdido – era hermoso, hasta que en una lucha lo mataron junto con su jinete.- no podia explicarle a un extraño que aquel hombre habia sido mi prometido, mi amigo... mi amante.
Mis ojos se aguaron y mis pestañas se arquearon por el peso de las lágrimas. Entonces, él me paso gentilmente su pañuelo. Lo acepte, mientras lo volvía a doblar con sumo cuidado, pude observar las iniciales estampadas en un vértice del mismo y oler el perfume que me llenó de recuerdos, estaba segura que era Vetiver, una de las fragancias más sofisticadas y glamorosas del momento. Se lo quise devolver pero insistió en que me lo quedara, supongo que pensó que si volvía a llorar tendría que sacar nuevamente su pañuelo. Luego continuó contando como había conocido a mi padre y que negocios le estaba llevando en el momento, ya que le comenté que desde ahora era yo quien me encargaría de los asuntos comerciales en Europa y no mi padre que ya deseaba descansar.
_ Creo que puede ser un pariente lejano, - traté de percibir en sus movimientos algún indicio de cuál era su interés en Armand- pero creo que ya no está en Francia, si es la persona que tengo en mente. – lo miré directamente a los ojos, sentí que los míos destellaban del brillo verde amarillento como cuando me envolvía la ira. Tuve que contener mis emociones y encerrar el animal en el claustro de mi mente para que no saliera la fiera que pugnaba por atacar. _ usted, tiene algo que ver con él?, le ha dejado algo impago, que mi familia deba saldar?, porque si es así mañana mismo mandaré a los abogados de mi tío para que el apellido Aude no ande de boca en boca. - No logre corregir a tiempo la mueca de fastidio que me provocó pensar en mi venganza, otra vez estaba aguándome el día.
Al repasar en lo que había pensado mentalmente no pude dejar de sonreír, aguar un día lluvioso? Claro, que gracioso me pareció mi divagar.
Me percaté de que me observaba en silencio. Tal vez había sido mal educada y cortante con mi contestación y solo era un viejo amigo de mi padre. Bajé la cabeza y en vos baja le pedí disculpas.
_Perdón, soy una impertinente, es que me he educado en medio de la libertad y digo lo primero que llega a mi mente. – levanté la vista y nuevamente pensé, que color son sus ojos? , me estaba mirando de una forma bastante impropia o diría libre y no me molestaba.- Es mi padre, digo, el señor Aude, es mi padre. Somos perdonas más bien cautelosas y poco dadas a dar detalles de nuestra familia, nuevamente disculpe.
Él negó con la cabeza, acotando de que tal vez fuera su culpa por no expresar primero como lo había conocido. Aclaró que su relación con mi padre era comercial, que había tenido algunos negocios, en varios puntos de Europa y en especial aquí en Paris.
Recordé entonces uno de los tantos viajes de mi padre al continente, en los que había comprado una reata de caballos purasangre y varios sementales árabes, además de algunos negocios de exportación de vacunos en pie, destinados al ejército francés, claro todo esto a escondidas de las autoridades españolas del virreinato.
_ Entonces fue a usted que mi padre le compró los sementales árabes? - sonreí al ver la expresión de su rostro al escuchar de boca de una dama la palabra semental, quise escandalizarlo más, por diversión y continúe – apenas llegaron a la estancia empezaron a servir a todas las yeguas y dieron muchos potrillos. Yo me quede con uno se llamaba “Jeque” – sonreí pero al instante una sombra de tristeza inundó mis ojos , al recordar como lo había perdido – era hermoso, hasta que en una lucha lo mataron junto con su jinete.- no podia explicarle a un extraño que aquel hombre habia sido mi prometido, mi amigo... mi amante.
Mis ojos se aguaron y mis pestañas se arquearon por el peso de las lágrimas. Entonces, él me paso gentilmente su pañuelo. Lo acepte, mientras lo volvía a doblar con sumo cuidado, pude observar las iniciales estampadas en un vértice del mismo y oler el perfume que me llenó de recuerdos, estaba segura que era Vetiver, una de las fragancias más sofisticadas y glamorosas del momento. Se lo quise devolver pero insistió en que me lo quedara, supongo que pensó que si volvía a llorar tendría que sacar nuevamente su pañuelo. Luego continuó contando como había conocido a mi padre y que negocios le estaba llevando en el momento, ya que le comenté que desde ahora era yo quien me encargaría de los asuntos comerciales en Europa y no mi padre que ya deseaba descansar.
Eva- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 332
Fecha de inscripción : 16/10/2011
Localización : Paris - Francia
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Maldita sea la hora en la que se me ocurrió (Libre)
» Cafe a medio dia
» ¿Un café? [Pierrot]
» Un buen café [Libre]
» ¿ cafe? (Libre)
» Cafe a medio dia
» ¿Un café? [Pierrot]
» Un buen café [Libre]
» ¿ cafe? (Libre)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour