El carmesí te asienta bien…[Ejnar Bohr]

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Oct 22, 2011 11:07 am

La oscuridad la cubría por completo, sus pasos eran inciertos y por primera vez estaba temiendo por su vida, su madre, la luna la había abandonado en aquel lugar ¿acaso era prohibido?, se pregunto con su delgado cuerpo juvenil temblando por el frio de aquella madrugada, sus dientes se golpeaban entre si involuntariamente, aquel frio la ponían irritada, pues aunque tuviera su capucha negra y se sentía abrigada cada parte se su cuerpo, el frio estaba en sus huesos y la calidez de la tela no llegaba a ella.

Lo perciba, algo la estaba asechando en aquel lugar, clavo sus uñas en sus hombros como para que no la dejaran sola, trataba de controlarse, pues su cuerpo no la obedecía, una ola te temor recorrió su cuerpo estremeciéndola completamente. La temperatura estaba muy baja, podía ver como su respiración se condensaba, como la temperatura de su cuerpo bajaba, podría morir de hipotermia. Algo se movió alrededor de ella, haciéndola girar bruscamente hacia donde el ruido había salido, su rostro estaba contrariado, trataba que sus ojos rasgaran la oscuridad para poder saber quien andaba por ahí. ¿Era bueno o malo?, se preguntaba sin que la preocupación la invadiera.

Sintió otro movimiento detrás de su espalda, tal vez estaba alucinando pero su cuerpo se movía bruscamente en búsqueda de alguna señal de vida o de luz, en un instante un paso en falso la había arrojado fuera del sendero, cayendo entre el fango del pantano, dejo salir un grito ahogado, sintiendo como la asquerosa y fría agua del lugar la mojaba completamente, con sus manos comenzó a arrastrarse hacia la orilla saliendo de aquella fuente de agua, sus cabellos estaban mojados y su cuerpo temblaba aun mas.

-¡Maldita sea!- Gruño con desesperación mientras torpemente se levantaba dejando ser que su hermoso vestido dorado estaba desecho y su capucha empapada y embarrialada –!!Si deseas matarme estoy aquí, indefensa…!!- rio entre dientes mientras se dejaba caer en el suelo sin importarle nada, o eso parecía, si iba a morir, al menos deseaba herir mortalmente a su atacante.

por Invitado Miér Nov 09, 2011 5:48 pm

Aquella noche en la que el cielo se teñía por completo de luto, el silencio fue su alimento y la nada se convirtió en su lecho. Navegando por un mar de piedra grisácea que bajo sus pies cobraba la forma de una gran serpiente escamosa que lo conducía a lugares insospechados que no había visto jamás, terminó saliendo de la ciudad arropado por el misterio, impulsado por sólo Dios supo qué. Quizá se acercaba la luna llena y necesitaba tranquilizarse, o tal vez su parte animal le pedía a gritos un poco de protagonismo y de libertad anhelando respirar aire fresco y puro.

Terminó adentrándose en un área llena de algo insólito, repelente, pero al mismo tiempo, atrayente. Había algo en ese lugar tenebroso que amigablemente le tendía una mano para acompañarlo en su recorrido hacia sus entrañas. Porque eso fue lo que ocurrió: que se perdió pero apenas se dio cuenta. De hecho, no se dio cuenta en todo el camino hasta que, por gracias del destino, escuchó un sonido frío pero penetrante llegar hasta sus oídos: había pisado una placa de fino hielo. Entonces apartó el pie y arrugó la frente. Silencio, oscuridad, intemperie, desprotegido. Sí… ingredientes perfectos para, como mínimo, levantar sospechas sobre algo inusual o enigmáticamente peligroso. Pero a pesar de todo él andaba seguro. Era un lobo, ¿qué podía sucederle sin que al menos pudiera devolver uno de los ataques recibidos? Abrió los ojos, agudizó el oído y se desvió del camino para ocultarse tras los árboles y matorrales que bordeaban el desdibujado sendero.

Tras unos minutos oculto, y viendo que no sucedía nada que pudiera llamar su atención de forma preocupante, decidió salir de su repentino refugio, prosiguiendo con su marcha, aunque ahora más alerta. Y de pronto, entre susurros de la naturaleza, se escuchó un grito que le heló el corazón por unos segundos. Rápidamente echó a correr hacia el lugar pero se detuvo al escuchar una risa que deformó su preocupación volviéndola desconfianza. ¿Reír tras gritar de espanto? ¿Quién en su sano juicio olvidaría tan pronto algo tan grande? Pero… ¿Y si era alguien en peligro? Retomó su carrera y a medida que avanzaba el olor a putrefacción en el ambiente se intensificaba, molestándole en su fina nariz.

Finalmente, llegó a lo que parecía el lugar raíz de los gritos y lo primero que hizo fue toparse con la imagen de un cuerpo en el suelo, aparentemente inerte. De nuevo el corazón le dejó de latir. ¿Qué había pasado, o qué podía pasar? No supo qué podía suceder, pero sin mediar palabra alguna se abalanzó a toda prisa hacia aquel cuerpo esperando no haber llegado demasiado tarde.

OFF: Lamrnto el retraso u_uU...

por **Aitziber D’ Lemoine** Lun Nov 14, 2011 5:09 pm

Su cuerpo temblaba presa del frio, hacia lo posible para que volviera el calor ¡no se quería rendir! Pero Aitziber estaba en un momento en que sus fuerzas se iban desvaneciendo, sentía como sus parpado bajaban pesadamente, reposando en sus ojos como si nada le preocupaba, pero su cuerpo comenzaba a entrar en shock algo peligroso para su vida.

Aunque se encontraba débil sus sentidos andaban alerta a cualquier movimiento cerca de ella, sintió como algo se movía hacia ella ¿era bueno o malo? Estaba muy débil para moverse, simplemente se quedo inmóvil, hasta sentir como aquel ser estaba cerca de su cuerpo. Sus ojos se abrieron de par en par, viendo en la oscuridad un hombre con un largo cabello negro. Se levanto sobándose la cabeza, su vestido, su rostro todo ella estaba sucia y llena de barro, mojada y pegajosa, sintió que sollozaba al sentirse tan fea y nada limpia.

-Ahg…- gimió de frio mientras deseaba alejarse del hombre, pero sus piernas no le reaccionaban, solo quedaba arrastrarse pero sus brazos caían, se sentían como plomo.- Déjeme en paz- pudo murmurar mientras fijaba su mirada al suelo.

Sentía que muy pronto se desmayaría ¿Qué pasaría? No podía evitar sentirse con temor, era una situación en donde su vida estaba en peligro. Su cuerpo comenzó a temblar fuertemente, sus dientes chaqueaban entre si hasta el punto de dolerle la mandíbula, solo deseaba salir de ahí, buscar fuego, sentirse cálida y protegida algo que en este momento no sentía para nada.

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