Reencuentro (PRIVADO)

La hora que había esperado todo ese día por fin había llegado, no era que me encontrara emocionado, tal vez solo un poco ansioso por verle de nuevo después de tanto tiempo sin hacerlo. Prácticamente, nos habíamos conocido al poco tiempo que yo me convirtiera en vampiro y aprendiera a controlarme al estar con los humanos, después de que hubiera partido de Londres y me refugiara en otro lugar. Su familia, era de uno de los mejores linajes de brujos que existía en el Reino Unido y a los que la mayoría de vampiros respetaba.

Prestar los servicios por una módica cantidad le servía a ambos clanes, y el mantener negocios con la familia Hale me había traído grandes beneficios, vamos, era un vampiro que en su anterior vida humana había sido un cazador y que sabía perfectamente cómo se movía ese singular grupo que la mayoría de ellos quería acabar, pero eran contados los que sabían lo que antes había sido, uno de esos, era Charles Hale.

Llevaba una capa oscura, lo suficientemente gruesa como para cubrirme del frío que no llegaba a sentir, pero que me permitía continuar con la máscara entre la mayoría de los humanos que se encontraba a esas horas la noche por la calle. No era demasiado tarde, apenas, en cuanto el sol se había escondido, yo había salido de donde habitaba y me había dirigido hacia donde la carta que había recibido de ella me indicaba donde estaba hospedada.

Como era de suponer a su posición, me dirigí hacia una de las calles con más renombre en París y donde se hospedaban la gente de clase alta en aquel país, las luces de la ciudad proyectaban sombras entre el bullicio que todavía se alcanzaba a escuchar, donde carruajes esperaban a más de uno para llevarlos a disfrutar una placentera noche en el teatro o simplemente para recorrer en ellos los jardines o sitios importantes de la ciudad. Ni en mi vida humana me había gustado todas esas normas de etiqueta que la sociedad ponía, el estar con ese tipo de gente siempre me causaba alguna que otra molestia pero tal y como me habían enseñado, tenía que aparentar, que patético seguía siendo que en mi vida ya no humana lo tenía que seguir haciendo.

-Tengo una cita con la señorita Hale- anuncie al hombre de cabello cano que me había observado inmediatamente después de que llegara a su hotel y me dirigiera al Restaurante que este tenía. Sin necesidad de sonreír, de que dijera otra cosa más o que le agradeciera por conducirme entre esas mesas repletas de humanos que hablaban y reían, me encontré con ella, con Luce. Su cabello como yo bien lo recordaba, caìa de una forma ondulada por sus costados y esa piel tan blanca como la nieve reflejaba ligeramente las luces de los candelabros que colgaban en el techo.

-Es un placer volverla a ver señorita Hale- le dije bajando un poco mi cabeza cuando ella noto que había llegado, con un gesto de mi mano le pedí al caballero que me había conducido hasta ahí que se retirara a la vez que mi nueva acompañante se ponía de pie para saludar. Eran contadas las ocasiones en que yo me mostraba afectuoso con alguien que no fuera mi familia o amigos cercanos, pero el sentir sus brazos rodearme me hicieron sonreírle y proceder a hacer lo mismo. Educadamente me separe de ella y le tendí el asiento hacia atrás para que se volviera a sentar mientras me disponía a hacer lo mismo enfrente de ella –Me sorprendió tu carta- dije sin más atrayendo su mirada- me refiero, no imagine que tu padre te dejara venir a Paris sola, aunque en esta tampoco mencionaste el porqué estas aquí, cosa que sinceramente llamo mi atención- sonreí demostrando mi curiosidad.

Siempre Luce era tan afectuosa mientras que yo no podía evitar el comportarme un tanto hosco, no era porque aquella joven de sonrisa angelical me cayera mal, no, al contrario, en Luce sabia perfectamente que se podría confiar y a pesar de que yo era un vampiro y ella una bruja, había cierta amistad entre ambos que me hacia sonreír como en esa ocasión. Sin embargo, yo no era de las personas que mostraran su afecto de buenas a primeras, eran contadas las personas con las que lo hacía pero sin duda la heredera de los Hale era una de ellas.

Nos sentamos enfrente del otro mientras me dedique a escucharla a la vez que nos entregaban las cartas y yo comenzaba a leer la carta de vinos que había sobre esta. –Ya sabes, hay cierto problema de que el sol no decida meterse temprano y tarde unos cuantos minutos mas- bromee sin reír, solo dejando que mi sonrisa saliera mientras la seguía escuchando y negando conforme ella hablaba- Si, sumamente divertido que una chica este sola en Paris con tanto loco suelto, pero si deseas compañía, ya sabes que estaré dispuesto a hacértela- continúe yo alzando levemente mi mirada de la carta cuando termino por mencionar lo último.

Mi ceja se alzo y mi cabeza termino por ladearse un poco al no entender del todo, no era que me pareciera raro que ella fuera ahí por trabajo, bien sabia que Luce a pesar de que no lo demostraba tenía mucha habilidad en la magia y muchas veces me había tocado presenciar como ayudaba a sus padres con algún ritual o algo similar -¿Trabajo?- pregunte para de inmediato volver a hablar- ¿En parís, tú, aquí sola?- ella asintió aunque cuando su carta fue bajada pude ver en su rostro algo de duda ante lo que me contaba- Es extraño, que tuvieras que venir hasta aca, pensaba que normalmente se podían encargar de todo desde Escocia- comente subiendo mis hombros sin saber si Luce me tendría la confianza para decirme de que era ese trabajo que al parecer le inquietaba.

Así que bajando la carta y depositándola a un costado de donde los cubiertos de plata yacían estire mi mano para tomar la suya que ahora se encontraba sobre la mesa. Fue reconfortante el sentir la calidez de su mano contra la frialdad de la mía y sonriendo me atreví a decirle – Sea lo que sea, sabes que puedes contar conmigo Luce, siempre estaré dispuesto ayudarte con lo que sea.

No podía dejar de sonreír ante las palabras de la bella joven que tenía enfrente mío, siempre había sido cómodo el conversar con ella y no podía negarme que Luce era bastante linda y conforme el tiempo iba pasando, esa belleza sobresalía más. Esa mirada traviesa y esa sonrisa que atravesaba su rostro me hicieron reír ante las palabras de ella que fueron acompañadas por un guiño de su parte – Créeme, se que puedes defenderte bien- comente soltando su mano y dejándola a un costado de donde los cubiertos en fila estaban puestos- eres una Hale después de todo – dije bajando mi vista y evitando que la risa que se empezaba a formar no saliera de mis labios- Pero no te voy a negar que me encantaría hacerte compañía, gracias por evitarme el poner excusas para ello- volví a alzar mi mirada sosteniendo la de ella que notaba volvía a sonreírme de esa manera coqueta que tenía.

No era extraño el que los dos estuviéramos así, coqueteándonos el uno al otro y lanzando alguna que otra indirecta. Era habitual en nosotros el estar con esos comentarios que solían divertirnos y a pesar de que tenía en claro que aquello solo era por la amistad que teníamos, no dejaba de pensar en esa sonrisa que me dedicaba o el preocuparme por ella al notar como su mirada se apagaba.

-Tus historias – susurre notando cierto nerviosismo por parte de ella y como con un gesto del que estaba seguro no era consciente se mordía su labio esquivando por un breve momento mi mirada – siempre dices que son largas y nunca terminan siéndolo Luce, pero sabes que soy alguien paciente y esperare porque me la cuentes- termine por decirle para levantar de nuevo la carta que había dejado enfrente mío y perder simplemente mi mirada sin prestar atención a las palabras escritas hasta que nuevamente en voz baja pero perfectamente audible para mí la escuche decir.

Nuevamente había dejado la carta a un lado de los platos, mi vista estaba puesta en esos ojos que eran como el cielo de la mañana y que yo bien recordaba en mi cabeza. Su rostro de a poco fue demostrando la seriedad que acompañaban sus palabras, poco había sabido de la muerte de su abuelo, ella había sido la que me había confesado a los asesinos de este pero conforme la fue escuchando fui entendiendo el porqué estaba en esa ciudad, sin embargo, varias preguntas comenzaron a formularse en mi cabeza –Demasiada venganza en el mundo de los cazadores- susurre sin evitar recordar lo que había pasado con mi familia para regresar mi vista de nuevo a la de ella después de haberla alejado- Pero no entiendo, ¿ por qué tu?, normalmente tu familia contrata a alguien o se encarga tu padre en asuntos de ese tipo- comencé a decirle para callar cuando escuche ese nombre- … Luca Lauridsen- susurre mas para mí que para ella para dejar llevar a mi mente la imagen de ese cazador que había seguido e investigado durante esos días, pero, ¿realmente era él?... sabía que era barón procedente de Escocia y…

-Derek.. esta todo bien?- pregunto ella inclinándose un poco hacia la mesa atrayendo mi atención y esperando por alguna respuesta de mi parte mientras trataba de comprender el porqué de mi reacción- Lo siento- susurre desviando mi vista hacia el camarero que se estaba aproximando hacia nosotros en busca de nuestra orden- Solo vino- le dije al humano aun sumido en mis propios pensamientos y atando alguno que otro cabo que aun quedaba suelto en mi cabeza sin prestar demasiada atención a mi acompañante, fue nuevamente hasta que el mesero se fue que mis ojos volvieron a fijarse en ella- ¿Y si lo encontraras?, si lo tuvieras enfrente tuyo…¿qué harías?, ¿lo matarías realmente?...-termine por preguntarle para que la imagen de mi hermana también apareciera en mi cabeza.