AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
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Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Si los rumores eran ciertos aquel hombre, o más bien aquel vampiro, se encontraba en París, lo cual era una excelente noticia. Pues le brindaría la perfecta distracción entre sus tantos asuntos pendientes y sus problemas. Y podría apremiar una venganza justa, que sin duda el se encargaría de gestionar. Cerré el sobre con un boleto y una breve nota.
Nada más era necesario poner en la nota, un boleto para el teatro, donde se señalaba el día y la hora de función, y por su puesto el nombre de la obra Ariodant estrenada hace poco, una obra maestra de Étienne Méhul y que anhelaba ver, pues estaba inspirada en Escocia, mi tierra natal y combinaba no solo el teatro sino música. Sonreí segura que el aceptaría mi invitación, y que comprendería sus intenciones con aquel encuentro.
Tras llamar a un mensajero y darle las indicaciones pertinentes, serví una copa de vino y dejé que mi mente volase a aquel tiempo en que conocí a aquel vampiro. Fue en uno de sus viajes por Europa, lo conocí, en una fiesta en el Sacro Imperio Romano. Atracción, instinto pasional, nada más que eso significo aquel primer encuentro, lujaría, si aquella palabra era la adecuada, pero sin duda de los mejores encuentros de ese tipo que pude haber tenido, de aquello tres años habían transcurrido y cada vez que nos encontrábamos era para pedirle algún favor, o tener algún encuentro casi animal.
Ciertamente esta vez no esperaba que las cosas fuesen distintas, a mi él solo le interesaba como un objeto, no tenía hacia él ningún tipo de sentimiento o afecto, ni siquiera amistad, así como tampoco él sentía nada por mí, nos utilizábamos mutuamente, lo que era un muy buen trato. Yo conseguí que el cobrase algunas venganzas por mí y el conseguí algo de diversión y sangre, la única condición era no dejar marcas. Una sonrisa burlesca afloro en mis labios, quería venganza y él la obtendría para mí. Fue el suave golpeteo en la puerta, el que regreso a la realidad, era el joven mensajero anunciando que el mensaje estaba entregado. - Perfecto- susurré mientras le entregaba un par de francos por el servicio.
Me di mi tiempo para terminar mi vino y buscar en el armario de mi despacho un vestido adecuado, siempre tenía allí vestidos especiales para eventos, además de los que mantenía en mi residencia. Ciertamente si no fuera porque no me gustaba alojar en la galería, me quedaría allí, pues tenía de todo inclusive un baño, donde me di un baño de jazmines, antes de enfundarme en el vestido electo. Se trataba de un diseño entallado en el busto que caía suelto, hecho de sedas y satín color gris claro, el cuello bote, dejaba mis hombro al descubierto y mi pálida piel de hombros y cuello a la vista de mi acompañante aquella noche. Busque unos aretes de diamantes y un collar a juego, sencillo, pero elegante. Puse sobre mis hombros una ligera capa algo más oscura que el vestido y tome un bolso de mano, para salir al encuentro de la carroza que me esperaba en la entrada de galería.
Puntual, como era mi costumbre, descendí del carruaje y entre hall del teatro donde evidentemente no encontré a mi acompañante, el cual supuse me esperaba en la barra del teatro. Caminé hasta allí, saludando a más de un conocido, hasta finalmente llegar hasta el vampiro que me esperaba - Bonne Nuit, Raphael - salude en latín, mientras tomaba asiento y pedía una copa de vino, reserva especial - Desde España que no nos encontramos, querido. Habrás notado que la obra no empieza hasta dentro de un rato, tenemos tiempo de beber algo - Sonreí, clavando su mirada en los gélidos ojos de él.
7.30, en el hall.
Sé puntual.
Éire Danaán
Sé puntual.
Éire Danaán
Nada más era necesario poner en la nota, un boleto para el teatro, donde se señalaba el día y la hora de función, y por su puesto el nombre de la obra Ariodant estrenada hace poco, una obra maestra de Étienne Méhul y que anhelaba ver, pues estaba inspirada en Escocia, mi tierra natal y combinaba no solo el teatro sino música. Sonreí segura que el aceptaría mi invitación, y que comprendería sus intenciones con aquel encuentro.
Tras llamar a un mensajero y darle las indicaciones pertinentes, serví una copa de vino y dejé que mi mente volase a aquel tiempo en que conocí a aquel vampiro. Fue en uno de sus viajes por Europa, lo conocí, en una fiesta en el Sacro Imperio Romano. Atracción, instinto pasional, nada más que eso significo aquel primer encuentro, lujaría, si aquella palabra era la adecuada, pero sin duda de los mejores encuentros de ese tipo que pude haber tenido, de aquello tres años habían transcurrido y cada vez que nos encontrábamos era para pedirle algún favor, o tener algún encuentro casi animal.
Ciertamente esta vez no esperaba que las cosas fuesen distintas, a mi él solo le interesaba como un objeto, no tenía hacia él ningún tipo de sentimiento o afecto, ni siquiera amistad, así como tampoco él sentía nada por mí, nos utilizábamos mutuamente, lo que era un muy buen trato. Yo conseguí que el cobrase algunas venganzas por mí y el conseguí algo de diversión y sangre, la única condición era no dejar marcas. Una sonrisa burlesca afloro en mis labios, quería venganza y él la obtendría para mí. Fue el suave golpeteo en la puerta, el que regreso a la realidad, era el joven mensajero anunciando que el mensaje estaba entregado. - Perfecto- susurré mientras le entregaba un par de francos por el servicio.
Me di mi tiempo para terminar mi vino y buscar en el armario de mi despacho un vestido adecuado, siempre tenía allí vestidos especiales para eventos, además de los que mantenía en mi residencia. Ciertamente si no fuera porque no me gustaba alojar en la galería, me quedaría allí, pues tenía de todo inclusive un baño, donde me di un baño de jazmines, antes de enfundarme en el vestido electo. Se trataba de un diseño entallado en el busto que caía suelto, hecho de sedas y satín color gris claro, el cuello bote, dejaba mis hombro al descubierto y mi pálida piel de hombros y cuello a la vista de mi acompañante aquella noche. Busque unos aretes de diamantes y un collar a juego, sencillo, pero elegante. Puse sobre mis hombros una ligera capa algo más oscura que el vestido y tome un bolso de mano, para salir al encuentro de la carroza que me esperaba en la entrada de galería.
Puntual, como era mi costumbre, descendí del carruaje y entre hall del teatro donde evidentemente no encontré a mi acompañante, el cual supuse me esperaba en la barra del teatro. Caminé hasta allí, saludando a más de un conocido, hasta finalmente llegar hasta el vampiro que me esperaba - Bonne Nuit, Raphael - salude en latín, mientras tomaba asiento y pedía una copa de vino, reserva especial - Desde España que no nos encontramos, querido. Habrás notado que la obra no empieza hasta dentro de un rato, tenemos tiempo de beber algo - Sonreí, clavando su mirada en los gélidos ojos de él.
Última edición por Éire Danaán el Dom Dic 18, 2011 7:07 am, editado 2 veces
Éire Danaán- Humano Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
No son los dos sexos superiores,
O inferiores el uno al otro, son,
Simplemente distintos.
Aquel vampiro se le había subido hasta las narices, Raphael se encontraba algo desventajado, no había bebido en dos noches, a pesar de ser un simple neofito debido a su estado le dio una digna pelea, lo había atacado sin razón, así que sus alas ya se habían extendido, desde lo más profundo del ser jugo su última carta, se acerco por la espalda tras un salto y tomo su cuello junto a sus extremidades superiores - En nombre de Dios, serás abrazado por las alas de su Arcángel - susurro y arranco ambas muñecas con junto de la cabeza del neofito, el encuentro había terminado y el Arcángel había triunfado, un preció alto, sus vestiduras se habían rasgado y su cuerpo inmortal se encontraba demacrado, necesitaba alimentarse, camino un largo trecho hasta llegar al medio de la ciudad y noto como un hombre se le acercaba, pensó en morderlo, pero no era de su predilección beber de hombres, pronto aquel le hablo - Señor Raphael, esto es para usted - este le entrego la carta y se marcho, para su sorpresa era de aquella mujer, aquella Querubina, esa persona que siempre deseaba sexo a cambio de entregar su sangre y a cambio de ciertos favores o trabajos, oportunidad perfecta para saciar sus necesidades pensó, continuo leyendo, quería ir al teatro, no era de su predilección ya que muchas veces no comprendía los sentimientos expresados allí, pero presumía que ver una obra, no sería el único interés de esa mujer, ¿qué pediría esta vez la mujer?, ¿sexo?, ¿acabar con la vida de alguien?, o ¿ambas?, daba igual, estaba en la facultad de cumplir ambas, aunque la segunda le generaba más placer, al menos, por el momento, del bolsillo retiro el reloj así observando que le quedaban tan solo 10 minutos para llegar y su estado no era el más elegante, camino hacia un callejón siguiendo a un hombre que parecía adinerado, se quito la camisa rasgada y empujo al hombre contra la pared, tomo su camisa y lo dejo caer al suelo inconsciente, se la coloco y le quedaba demasiado apretada, sus músculos se marcaban a la perfección, no podía perder más tiempo, salto sobre un tejado y se dirigió con saltos raudos y extensos hasta el teatro, sin más, llego al "Halla", lugar donde se le había citado, observo a la mujer, ese cuerpo siempre radiante e esbelto, le hablaba y el respondió algo desorientando, estaba necesitando alimentarse, lo más pronto posible - Querubina Éire, así es, desde aquella vez, es una sorpresa que este por aquí, así como que haya dando con mi paradero con tal facilidad -se acerco a ella y al notar su cuello no pudo evitar calmar la sed, estiro sus colmillos deseando morderle, peor no, aún no debía, antes de firmar el contrato, debía conocer las clausulas, se sentó fingiendo tranquilidad y le miro - Claro, hay que "beber" - hizo una pausa un poco larga y sirvió el líquido para ambos - ¿dime? ¿qué te ha traído aquí y por qué me has buscado?, ¿cuál es tu interés ahora?, ya sabes que puedo cumplir lo que desees, siempre y cuando no sea contra mi reina y Roma, pero ya sabes, qué me gusta cobrar por adelantado - nuevamente los colmillos no pudieron ser controlados y se mostraron a simple vista, estaba demasiado desesperado ya, no podía controlar más la sed, solo deseaba que la mujer expresara sus pedidos para así cobrar su parte del trato y calmar la sed que le estaba atormentando, aquella que si bien no le hacía perder el control aún, si se seguía alargando la jornada, probablemente lo haría, los minutos parecían horas, necesitaba ya su elixir de muerte, el líquido carmín que le volvía fuerte e implacable, dejo la copa de vino a medias sobre la mesa, no deseaba aquello, llevo la muñeca en la cuál tenía la cadena de plata y la mordió con ambos colmillos para calmar un poco, mientras los ojos fríos del Arcángel se posaban tan solo en el cuello de su acompañante y no en su rostro.
Raphael- Vampiro Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Tal como supuse mi amigo llegó corriendo, se notaba en su expresión y en la camisa, que evidentemente no le pertenecía. Moví la cabeza en señal de resignación definitivamente, el jamás cambiaría, pasaba demasiado tiempo entre callejones dando muerte a quien se cruzase en su camino, y poco tiempo preocupándose de su apariencia.
Lo sentí acercarse peligrosamente a mí cuello, su expresión era la de un vampiro que le urgía la sangre y que no esperaría al final de la función para tenerla, ciertamente no espera tan solo que él bebiese mi sangre, yo también quería diversión. El placer no era pecado, y ciertamente si lo era no me importaba. El sexo era un buen modo de liberar tensiones, y aquel vampiro era muy bueno en aquello. Era mejor que ir por un cortesano, con él no corría riesgo de embarazos ni de enfermedades, simplemente era entregarse al placer.
Sonreí con malicia al notar su ansiedad, ciertamente podría torturarlo un buen rato, pero aquello tendría sus consecuencias poco gratas, como un arranque de sed y que mordiese cualquier cuello que estuviese a su alcance. - Tranquilo querido, lo tendrás, pero todo a su tiempo - me moví de manera sugerente, resaltando la vena de mi cuello - No me perderé el palco reservado que tenemos para esta noche-bebí de mi copa, y sin decir más palabra saqué un sobre lacrado de mi bolso de mano, lo deslice sobre la barra para que él lo tomase.
- Allí encontraras todo lo que necesitas, inclusive el dinero que pudieses necesitar - no mencionaría el tema en un lugar público, se trataba de vengar la muerte de mis padres y eso implicaba un viaje a Escocia, pero mi nombre no debía ser mencionado. -Sabrina está al tanto, ella misma ofreció poner a alguien en el asunto, pero le pedí lo dejase en mis manos. Sabe que me pondría en contacto contigo, así que no atentas contra su voluntad y no, no comprometes al Imperio- respondí a sus dudas, acabando mi copa y viendo la hora, estábamos a quince minutos que empezase la obra - Supongo no quedan dudas - añadí pendiéndome de pie, al tiempo que él me seguía. Me tomé de su brazo y caminamos hasta el palco privado donde podríamos sellar el trato con tranquilidad.
El Palco se encontraba en el tercer nivel del teatro, era exclusivo para diplomáticos, y me había encargado que nadie más utilizase aquel lugar. Tal como esperaba, en el palco tenían el vino reserva especial que había solicitado. -Bien Monseniur Raphael, aquí estamos, usted decide por dónde empezar- sonreí mientras tomaba asiento y dejaba a un lado mi bolso y mi capa.
Lo sentí acercarse peligrosamente a mí cuello, su expresión era la de un vampiro que le urgía la sangre y que no esperaría al final de la función para tenerla, ciertamente no espera tan solo que él bebiese mi sangre, yo también quería diversión. El placer no era pecado, y ciertamente si lo era no me importaba. El sexo era un buen modo de liberar tensiones, y aquel vampiro era muy bueno en aquello. Era mejor que ir por un cortesano, con él no corría riesgo de embarazos ni de enfermedades, simplemente era entregarse al placer.
Sonreí con malicia al notar su ansiedad, ciertamente podría torturarlo un buen rato, pero aquello tendría sus consecuencias poco gratas, como un arranque de sed y que mordiese cualquier cuello que estuviese a su alcance. - Tranquilo querido, lo tendrás, pero todo a su tiempo - me moví de manera sugerente, resaltando la vena de mi cuello - No me perderé el palco reservado que tenemos para esta noche-bebí de mi copa, y sin decir más palabra saqué un sobre lacrado de mi bolso de mano, lo deslice sobre la barra para que él lo tomase.
- Allí encontraras todo lo que necesitas, inclusive el dinero que pudieses necesitar - no mencionaría el tema en un lugar público, se trataba de vengar la muerte de mis padres y eso implicaba un viaje a Escocia, pero mi nombre no debía ser mencionado. -Sabrina está al tanto, ella misma ofreció poner a alguien en el asunto, pero le pedí lo dejase en mis manos. Sabe que me pondría en contacto contigo, así que no atentas contra su voluntad y no, no comprometes al Imperio- respondí a sus dudas, acabando mi copa y viendo la hora, estábamos a quince minutos que empezase la obra - Supongo no quedan dudas - añadí pendiéndome de pie, al tiempo que él me seguía. Me tomé de su brazo y caminamos hasta el palco privado donde podríamos sellar el trato con tranquilidad.
El Palco se encontraba en el tercer nivel del teatro, era exclusivo para diplomáticos, y me había encargado que nadie más utilizase aquel lugar. Tal como esperaba, en el palco tenían el vino reserva especial que había solicitado. -Bien Monseniur Raphael, aquí estamos, usted decide por dónde empezar- sonreí mientras tomaba asiento y dejaba a un lado mi bolso y mi capa.
Última edición por Éire Danaán el Lun Nov 07, 2011 7:08 pm, editado 1 vez
Éire Danaán- Humano Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
¿Pero qué estaba pensando Éire esta vez?, quería llegar acabo allí el acto, ¿con la función por empezar?, más importante aún, ella sabia que el Arcángel estaba muerto por beber, literalmente, luego de aquello, observo la carta y pensó que si Sabrina lo había autorizado, no tendría problema alguno en cumplir a cabalidad aquel pedido, pero ahora no era momento para leer, menos para analizar, solo para beber, se acerco sobre la barra para luego girar a la mirarla - No juegues conmigo, sabes lo que deseo ahora y por donde empezare, primero sangre, o no podré cumplir con lo que sé que deseas - tras esas palabras se llevo las manos al rostro cubriéndolo, al quitar estas sus colmillos estaban completamente retraídos y listos para lo que se avecinaba, el Arcángel se acerco implacable a la mujer que en este momento serviría de alimento - Lo de siempre, sin rastros, ni mayor dolor, ya lo sé - se sentó a un costado de la mujer, la cubrió con las muñecas por la cintura, le dio una ultima mirada a los ojos, profundas y frías como siempre las daba, llevo los colmillos al cuello ajeno, con mucho deseo y necesidad perforo con ambos colmillos el cuello, en aquella vena que antes tanto se había resaltado, lento y seguro fue succionando y lamiendo la sangre que ostentosa se retiraba del cuerpo de la mujer, lo cual innegablemente le dejaría débil, así que debería descansar un poco antes de volver a hacer otro tipo de actividad, se separo lento, los colmillos se ocultaron y lamió los restos de sangre, se quedo observando su debilidad, siempre se ponía así, ya era común para ella sentir esa sensación, pero quizá esta ves bebió un poco más de lo acostumbrado, se levanto rápido y sirvió un poco de agua, regreso y vertió el líquido en las fauces de la mujer para que así recuperara un poco el aliento - Éire, ¿cuándo deseas que haga el viaje?, preguntaré otra cosa, ¿por qué el teatro?, sabes que no me gusta demasiado y no le presentaré atención a la obra, tampoco me gustan los lugares cerrados, parece que elegiste un lugar excelente para desesperarme o sera, ¿alguna estrategia tuya?, tendré que dejar correr un poco el tiempo para que así se disipen las dudas. - los minutos transcurrieron en algo de silencio y noto el movimiento de la mujer, parecía que por fin se había recuperado de lo anterior - entonces, ¿qué planeas o mejor dicho, ¿qué quieres ahora?, puedo pagar la sangre con el trabajo que haré, pero sé que eso no es suficiente - algo intranquilo se levanto de la silla para dirigirse al borde, observo el escenario al completo y se dio con el actor principal, quería jugar un poco, se introdujo dentro de la mente del telonero, se lograba divisar su rostro ya que aún no se escondía del todo, jugo con este a abrir y cerrar la escena mientras el resto de gente observaba bastante fastidiada por esto, lo retiraron del lugar y tan solo perdió el control sobre él, volteo a ver a Éire con una sonrisa de diversión en el rostro - estos humanos aveces son divertidos - nuevamente volvió hacia cada uno de los presentes en las primeras filas del lugar, ingreso en la mente de estos y genero arduo dolor en ellos alternadamente, toda la primera fila colapso en un desmayo, se aburrió pronto y tan solo volvió la vista a Éire - estoy muy aburrido, ya no me dan gracia, ¿qué haremos aquí? -
Raphael- Vampiro Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
El hombre estaba fastidiado de aquello no cabía duda, pero eso a mí no me importaba me lo debía luego del mal rato que pase por su causa en Irlanda, los rumores sobre mis andanzas con él fueron el desastre a mis planes y la razón porque ahora estuviese desterrada y buscando venganza. Fue mientras pensaba en aquello que él me tomo con brusquedad y se apodero de mi cuello, succionando la sangre con deseo y ansiedad, si debía admitir que era cierto masoquista al aceptar ser alimento de aquel ser, pero me excitaba la sensación de sentir los colmillos succionando mi sangre, un placer realmente culpable. Un placer que me debilitaba pero que quizás algún día, dejase de hacerlo y aceptase ser convertía en uno de ellos. Caí pseudo-inconsciente en la butaca, cuando él me dio algo de agua, lo que me refresco.
Lo sentí jugar con la mente de los presentes y sonreí para mis adentros, mientras buscaba una barra de chocolate amargo, que me reanimaría luego aquel acto animal. Escuche sus preguntas, sus cuestionamientos y su ansiedad, pero no estaba dispuesta a responderle aun. Solo cuando empezase la obra explicaría todo con calma, la calma suficiente de quien ha preparado una venganza digna de los vejámenes que debí enfrentar por causa de él, y de aquel maldito Escocés, Lord Velkan, una marioneta de los ingleses y que no le importaba vender su alma a cambio de poder, y los ingleses eso le ofrecían.
Finalmente se abrió el telón y las gaitas dieron el inicio a la función - Se que te aburres Raphael, pero hoy tenía intenciones de venir al teatro, y con las entradas en mi poder, creí oportuno mezclar negocios con placer - exprese con arrogancia, bebiendo algo de vino y comiendo otro bocado de chocolate. Tras una larga pausa en que me abstraje viendo la función en la Corte del Rey Edgar, una historia cargada de traiciones - Pero tambien se que has notado que no mencione tu visita hace un año a Escocia, donde nuevamente nos encontramos. Seré breve, en explicar lo que ocurrió luego de aquel encuentro el cual no menciono, pues lo he negado hasta el final. - bebí un sorbo de vino y lo miré fijamente a los ojos - El hombre a quien debes dar muerte, o más bien los hombres a quienes debes eliminar, es Escocés, como la ambientación de esta obra. Un hombre influyente, al cual chantajeaba por razones políticas. Pero el mando a espiarme y se entero de nuestro encuentro. Todos en el Gran Reino Unido, afirman que soy una vampireza- explique, mientras la mirada de él aprecía divertida por mi palabras.
Arquee una ceja con desdén antes de proseguir - Lord Velkan, es un cambiaformas, que mando a dar muerte a mis padres. Yo quiero la masacre de TODA su familia, su escolta y aliados - un brillo especial afloro en mis ojos ante la idea de venganza, bebí otro sorbo de vino - No quiero nada que asocie las muertes a mi persona, sino que se asocien al mismo Velkan, y que parezca que este último se suicido - Especifique con firmeza, ya el primer acto estaba por acabar y el color a mis mejillas había regresado - En sobre que te entregue va un informe completo de su familia, sus amantes, sus aliados y sus hijos. Su rutina, los lugares que frecuenta. Todo lo que puedas necesitar, incluido dinero para el viaje, y para que compres ropas nuevas, así nadie sospechara de ti. También hay una llave, es de una entrada secreta que hay en su residencia, conduce a una alcoba donde se reúne con sus amantes, -
Estaba segura que ningún detalle se había escapado y si fuese así, confiaba en él lo subsanaría. Lo vi asentir en silencio al tiempo que el teatro ovacionaba de pie, el fin del primer acto, le sonreí con malicia antes de acorrarlarlo y besar sus labios - Supongo que ahora no quedan udas de cual será tu labor y podremos proseguir -murmuré en sus labios con sabor a mi propia sangre - Luego podrás beber lo que gustes, pero ahora es tu turno de complacerme. Tu decides donde, podría ser aquí mismo en el teatro. Se que la sala escenografía a estas horas nadie la usa y que podremos estar tranquilos- propuse rodeando su cuello con mis brazos.
Lo sentí jugar con la mente de los presentes y sonreí para mis adentros, mientras buscaba una barra de chocolate amargo, que me reanimaría luego aquel acto animal. Escuche sus preguntas, sus cuestionamientos y su ansiedad, pero no estaba dispuesta a responderle aun. Solo cuando empezase la obra explicaría todo con calma, la calma suficiente de quien ha preparado una venganza digna de los vejámenes que debí enfrentar por causa de él, y de aquel maldito Escocés, Lord Velkan, una marioneta de los ingleses y que no le importaba vender su alma a cambio de poder, y los ingleses eso le ofrecían.
Finalmente se abrió el telón y las gaitas dieron el inicio a la función - Se que te aburres Raphael, pero hoy tenía intenciones de venir al teatro, y con las entradas en mi poder, creí oportuno mezclar negocios con placer - exprese con arrogancia, bebiendo algo de vino y comiendo otro bocado de chocolate. Tras una larga pausa en que me abstraje viendo la función en la Corte del Rey Edgar, una historia cargada de traiciones - Pero tambien se que has notado que no mencione tu visita hace un año a Escocia, donde nuevamente nos encontramos. Seré breve, en explicar lo que ocurrió luego de aquel encuentro el cual no menciono, pues lo he negado hasta el final. - bebí un sorbo de vino y lo miré fijamente a los ojos - El hombre a quien debes dar muerte, o más bien los hombres a quienes debes eliminar, es Escocés, como la ambientación de esta obra. Un hombre influyente, al cual chantajeaba por razones políticas. Pero el mando a espiarme y se entero de nuestro encuentro. Todos en el Gran Reino Unido, afirman que soy una vampireza- explique, mientras la mirada de él aprecía divertida por mi palabras.
Arquee una ceja con desdén antes de proseguir - Lord Velkan, es un cambiaformas, que mando a dar muerte a mis padres. Yo quiero la masacre de TODA su familia, su escolta y aliados - un brillo especial afloro en mis ojos ante la idea de venganza, bebí otro sorbo de vino - No quiero nada que asocie las muertes a mi persona, sino que se asocien al mismo Velkan, y que parezca que este último se suicido - Especifique con firmeza, ya el primer acto estaba por acabar y el color a mis mejillas había regresado - En sobre que te entregue va un informe completo de su familia, sus amantes, sus aliados y sus hijos. Su rutina, los lugares que frecuenta. Todo lo que puedas necesitar, incluido dinero para el viaje, y para que compres ropas nuevas, así nadie sospechara de ti. También hay una llave, es de una entrada secreta que hay en su residencia, conduce a una alcoba donde se reúne con sus amantes, -
Estaba segura que ningún detalle se había escapado y si fuese así, confiaba en él lo subsanaría. Lo vi asentir en silencio al tiempo que el teatro ovacionaba de pie, el fin del primer acto, le sonreí con malicia antes de acorrarlarlo y besar sus labios - Supongo que ahora no quedan udas de cual será tu labor y podremos proseguir -murmuré en sus labios con sabor a mi propia sangre - Luego podrás beber lo que gustes, pero ahora es tu turno de complacerme. Tu decides donde, podría ser aquí mismo en el teatro. Se que la sala escenografía a estas horas nadie la usa y que podremos estar tranquilos- propuse rodeando su cuello con mis brazos.
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Éire Danaán- Humano Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
"Lord Velkan, Lord Velkan, Lord Velkan, Lord Velkan", esto resonaba en su mente, su blanco, su misión era aniquilarlo, no solo a él, a sus herederos, sus seres queridos, cuanta sangre habría que derramar, aquella idea tan solo le excitaba, se lamió los labios mientras escuchaba cada detalle algo entretenido ya que Éire parecía culparlo por algo que ella misma había generado también, detalles, detalles y más detalles, que tan solo parecían música para sus oídos y un gusto a limón a su paladar - esta bien Éire, aquel transformista, consideralo un cadáver desde hoy, le daré el abrazo de mis alas, lo prometo, pero recuerda que la sangre debe ser mía, así como afirmas - la sangre escocesa resultaba entretenida además, habría que ver que tan divertida le resultaba la faena, pero pronto noto su insinuación, digno de Éire, no podría pasar un encuentro con el Arcángel sin desear aquello, no había remedio para aquella mujer, pues debía solo cumplir, no le desagradaba la idea, claro que no, pero no era lo que le llamara la atención, prefería matar y beber, esto le generaba más placer, fue acorralado por ella contra la pared y recibió el beso correspondiendo como ella deseaba, respondió al rodeo de los brazos de ella rodeando su cintura - como quieras, vamos allí, es una buena excusa para quitarme esto, me esta resultando fastidioso para los músculos la prenda tan pequeña - levanto a la mujer en brazos y tomo dirección al lugar, fue raudo y casi imperceptible, forzó la cerradura sin problema alguno, estaba lleno de restos de obras y demás, noto una mesa que parecía resistente y una silla a un costado, se aproximo a estas para así colocar el cuerpo de la mujer sentado sobre la mesa, cogió la silla y se sentó delante de ella, esta con las piernas abiertas delante de él - había pasado un tiempo sin pagar de esta forma - la mirada fría de siempre se clavaba en los ojos de su acompañante pero esta vez de forma más intensa, conocía sus deseos y como saciarlos, a la perfección se podría decir, llevo la mano derecha a los muslos de la mujer así frotando lentamente, el juego previo, ese que le excitaba a cualquier ser humano, los dedos hábiles aunque obligados recorrían por completo la pelvis, muy lento y suave, perceptible al tacto y gustoso para el cuerpo de ella, hizo a un lado la silla levantándose así, subió ambas manos a los senos de la humana dando suaves y repetidos apretones, sonrió observando su rostro y sus reacciones, acerco los labios y beso su cuello, dando un beso por lo menos gélido como todo el cuerpo de él, movió la mano derecha hacia atrás, inclino así con esta la espalda de la mujer y con la libre desato un cordón de su corsé, dejando sin ajuste así los senos de esta, nuevamente los besos helados como el tempano aparecieron en la escena, esa escena que ahora era el cuerpo de Éire, bajaron lentos los besos por el pecho, hasta el tope, en la parte libre de los senos, no se podía bajar más, la ropa lo impedía, por esto nuevamente desato esta vez al completo el corsé, retirando este y así la ropa que tenía encima, el pecho desnudo de la mujer ahora se mostraba, la pego completamente hacia el filo de la mesa evitando que caiga con la pelvis propia, las manos de Arcángel recorrieron el abdomen de la mujer, el frío recorrió a la mujer hasta llegar a los senos donde allí se posaron largo, apretando y sobando lentamente, los labios de Arcángel ahora con el camino libre llegaron a los pezones que se erectaban ya por el accionar de él, así comenzó a succionar primero el derecho y luego el izquierdo intercalando por momentos, esperaba cumplir bien pagando, ya que Éire era muy, pero muy quisquillosa para este tema.
Raphael- Vampiro Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Tal como esperaba el respondió a mi beso y a mi sugerencia, con una rapidez sobrehumana propia de su raza, me llevó al cuarto que sugerí. Bueno no era precisamente un cuarto, se trata de una sala que se utilizaba de bodega, pero no había mejor lugar en esos momentos. Ciertamente la idea de tener sexo en un lugar público, no me atraía del todo, pero admito que en aquel momento era capaz de todo para poner mi mente en blanco, incluso de dejar que Raphael bebiese de mi hasta dejarme inconsciente. Si, mis métodos eran masoquistas e incluso sádicos si consideramos que desde hace ya algún tiempo que tenía este trato con sicario de Sacro Imperio, y que solía ser yo quien ofrecía voluntariamente su sangre para ser bebida. Pero se había convertido en una especie de adicción y un gesto de rebeldía, una vía de escape del mundo de frivolidades en que me desenvolví desde niña.
En fin, lo que aquella noche necesitaba era caer en frenesís, que mi mente estuviese en blanco el tiempo suficiente, para recobrar las fuerzas y el interés en mis nuevos proyectos, o al menos eso esperaba lograr con aquel encuentro, eso y conseguir la venganza. Si, Raphael era un asesino, de eso no cabía duda y cumpliría con mi venganza tal como yo esperaba, y para lujo de mi sadismo, me brindaría aquella dosis de adrenalina necesaria para olvidar la realidad. Pueden tildarme de loca e irracional, pero ciertamente aquel encuentro lo había planeado, sabía que esperar.
Así, mientras me acomodaba en aquella mesa, y comenzaba con el ritual de gélidas caricias que buscaban el placer en mí, deje que mi mente se alejase de la realidad, o al menos lo intente. Lo deje hacer, mientras subía sus manos por mis piernas y con ellas también mi vestido, abriéndose el paso con caricias exigentes, aquellas que solían desencadenar el deseo en mí. Gemí ante aquel roce, entreabriendo los labios y ladeando mi cabeza, instándolo a besa mi cuello, a seguir provocando mi cuerpo - Tómame, sin reparos - siseé mientras desataba su camisa y liberaba los músculos que hace unos momentos se quejaba por llevar atrapados en aquella estrecha camisa. Recorrí su espalda, arañando y atrayéndolo hacia mí.
Sus manos subieron por mi abdomen hasta jugar con mis pechos, al tiempo que mis labios jugaban con el lóbulo de su oreja. Rodee su espalda con mis piernas, mientras mis manos bajaban hasta el borde de su pantalón. Ciertamente, mis actos eran tan autómatas como los de él, bien sabía que para el vampiro, el sexo no tenía el mismo placer que para los humanos, pero ahora mismo yo me sentía actuando por inercia que por el deseo desatado, el que se había esfumado tal como apareció. Sentí como liberaba mis pechos y se deshacía del corset, para dar espacio a las caricias de sus labios que bajaban a recorrer la nueva piel descubierta, caricias que esperaba finalmente despertasen el frenesí, el deseo y el descontrol que buscaba en aquel encuentro.
Gruñí al percatarme que no causa más efecto que lo anterior, solo movimientos autómatas y sin sentido, carentes de pasión - ¡Maldición! - exclamé, alejándome de él, molesta conmigo misma por no concentrarme, por no conseguir aquel instante de abstracción que mi mente necesitaba. Mi racionalidad se estaba llevando todo, inclusive los sentimientos de perdida que se supone debería sentir por la muerte de mis padres y por el destierro, y ahora que añoraba sentir desenfreno, ni siquiera eso era capaz de conseguir. Tomé el corset y lo amarré con destreza, para luego sentarme al borde de la mesa y encender un cigarrillo.
- ¡Mierda! Ni si quiera esto puedo hacer - me queje, dando una calada al cigarrillo, para luego voltear a verle - Puedes beber la sangre que quieras, ciertamente hoy no se me antoja nada más - indiqué, con notorio enfado en la voz.
En fin, lo que aquella noche necesitaba era caer en frenesís, que mi mente estuviese en blanco el tiempo suficiente, para recobrar las fuerzas y el interés en mis nuevos proyectos, o al menos eso esperaba lograr con aquel encuentro, eso y conseguir la venganza. Si, Raphael era un asesino, de eso no cabía duda y cumpliría con mi venganza tal como yo esperaba, y para lujo de mi sadismo, me brindaría aquella dosis de adrenalina necesaria para olvidar la realidad. Pueden tildarme de loca e irracional, pero ciertamente aquel encuentro lo había planeado, sabía que esperar.
Así, mientras me acomodaba en aquella mesa, y comenzaba con el ritual de gélidas caricias que buscaban el placer en mí, deje que mi mente se alejase de la realidad, o al menos lo intente. Lo deje hacer, mientras subía sus manos por mis piernas y con ellas también mi vestido, abriéndose el paso con caricias exigentes, aquellas que solían desencadenar el deseo en mí. Gemí ante aquel roce, entreabriendo los labios y ladeando mi cabeza, instándolo a besa mi cuello, a seguir provocando mi cuerpo - Tómame, sin reparos - siseé mientras desataba su camisa y liberaba los músculos que hace unos momentos se quejaba por llevar atrapados en aquella estrecha camisa. Recorrí su espalda, arañando y atrayéndolo hacia mí.
Sus manos subieron por mi abdomen hasta jugar con mis pechos, al tiempo que mis labios jugaban con el lóbulo de su oreja. Rodee su espalda con mis piernas, mientras mis manos bajaban hasta el borde de su pantalón. Ciertamente, mis actos eran tan autómatas como los de él, bien sabía que para el vampiro, el sexo no tenía el mismo placer que para los humanos, pero ahora mismo yo me sentía actuando por inercia que por el deseo desatado, el que se había esfumado tal como apareció. Sentí como liberaba mis pechos y se deshacía del corset, para dar espacio a las caricias de sus labios que bajaban a recorrer la nueva piel descubierta, caricias que esperaba finalmente despertasen el frenesí, el deseo y el descontrol que buscaba en aquel encuentro.
Gruñí al percatarme que no causa más efecto que lo anterior, solo movimientos autómatas y sin sentido, carentes de pasión - ¡Maldición! - exclamé, alejándome de él, molesta conmigo misma por no concentrarme, por no conseguir aquel instante de abstracción que mi mente necesitaba. Mi racionalidad se estaba llevando todo, inclusive los sentimientos de perdida que se supone debería sentir por la muerte de mis padres y por el destierro, y ahora que añoraba sentir desenfreno, ni siquiera eso era capaz de conseguir. Tomé el corset y lo amarré con destreza, para luego sentarme al borde de la mesa y encender un cigarrillo.
- ¡Mierda! Ni si quiera esto puedo hacer - me queje, dando una calada al cigarrillo, para luego voltear a verle - Puedes beber la sangre que quieras, ciertamente hoy no se me antoja nada más - indiqué, con notorio enfado en la voz.
Éire Danaán- Humano Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Las caricias, la lengua, los brazos, las manos, las uñas, todo entraba en conjunto para preparar el acto, todo iba como siempre, lo común, el trato se estaba desencadenando como antes, nada se había cambiado en la forma de actuar del Arcángel, de pronto el cambio tan brusco en la mujer, apartándose de él, justo cuando ya se estaba integrando mejor en la faena, la noche había cambiado su tonalidad, ladeo el rostro con cierto desdén y fastidio, parece que últimamente estaba muy indecisa esta mujer, o quizá se estaba volviendo loca, seguro ese pasado que le atormenta y desea olvidar, esa no era la forma, pero bueno, que podía opinar el Arcángel, él olvido todo mágicamente por así decirlo, no tenía idea el sentir desesperado del pasado, ya que para él todo ha sido su presente, su presente de muerte, tomo la camisa robada y con un pequeño movimiento de los brazos la desgarro en muchos pedazos - no me la pienso poner de nuevo, es incomodo, además ya no hay motivo por el cual vestir bien - él estaba seguro que no había hecho nada indebido así que la tranquilidad era primordial, se acerco y le quito el cigarro de los labios en un abrir y cerrar de ojos - esto daña la frágil salud humana, un buen dador de sangre debe estar siempre sano y poco contaminado, o su sangre tendrá mal sabor - tras decir esto aplasto el cigarro por la mitad, dejando caer las partes al suelo, camino hacia ella y le apretó la mandíbula para fijar ambas miradas de forma agresiva - Éire yo sé que para un humano no debe ser fácil soportar todo "eso", pero negarte a ti misma, tus propios placeres, no es la solución, la autoflagelación tampoco lo es, prometo cumplir a cabalidad la parte de mi trato, eso mejorara la situación para ti, yo lo sé, pero deja de ser tan tonta pequeña humana, como dicen por allí, echarse a llorar o frustarse no te dejara avanzar, por cierto, no te mordere más esta noche, no tengo sed - introdujo la mano en uno de sus bolsillos y le retiro el resto de cigarros que tenía guardados, tan solo para molestarle o quizá para que no ocurra lo que cito antes, se alejo de ella hasta llegar a una pequeña ventana del lugar - al menos, por el humor que traes, sé que ya no tendré que volver a observar ese aburrido espectáculo - se aburrió pronto de observar por la ventana, no había nada bueno, tomo la silla y coloco el respaldar delante de ella, se sentó pegando los pectorales contra el respaldar de esta - en fin, cual fuera tu decisión, te acompañare hasta el final de la velada, o hasta que te marches, pero ten en cuenta que tengo un limite para caminar por aquí a mis anchas, no creo que las cenizas te sirvan para cumplir tu venganza pequeña humana - solo una pequeña risa para luego clavar los ojos a los de la mujer, implacable y frío como siempre.
Raphael- Vampiro Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Y allí, el lo que se suponía sería mi vía de escape, encontré el abismo, sentada en el borde de aquella mesa atormentada por mi mente y mi remordimiento, vi el abismo de mi vida, sin fondo en el cual solo podía ver oscuridad. Un alma atormentada por la culpa, que parecía encerrada en su propia jaula de remordimiento, donde la llave estaba en mis manos, y no me sentía capaz de usarla; mis ´pensamientos, mis remordimientos, e incluso mis propios temores, se unían en para formar un muro infranqueable, que ni si quiera las caricias de un vampiro con fuera sobrehumana era capaz de derrumbar. Era aquel mismo ser carente de sentimientos y humanidad, quien solía utilizar a mi propio beneficio, quien ahora era testigo de mi lado más humano. Curiosamente de aquel ser de quien no esperaba ni siquiera una broma, y menos aun una palabra de aliento, me sorprendió con un gesto, tan sencillo y carente de significación, pero que me regreso a la realidad - Raphael - susurré e mi mente.
Aquel comentario sinsentido sobre la camisa que no usaría, y que destruyo ante mis ojos, mientras yo luchaba por encender un cigarrillo. Aquel ser no era un vampiro civilizado, de eso no cabía duda, pero ahora esa falta de incivilización esa libertad que presentaba ante las normas de etiqueta me hablaba, logre regresar los pies a la tierra- Tarde, pues el ya había arrebatado de mis manos el cigarrillo - Pero... - Intente alegar, pero no tenía sentido el infeliz ante mis ojos destruyo el cigarrillo convirtiéndolo en polvo. Gruñí con enfado, deseaba aquel cigarrillo y el acaba de dejarme sin él, tantee en busca de mas cigarros, una delicada cigarrera de plata que apenas puse en mis manos, el maldito, si el maldito, no hay otro modo de llamarlo, la arrebato y destruyo ante mis ojos.
Parpadee absorta, pero no por ello deje de reaccionar, tome una esgrima de utilería y se lance, mientras mi cigarrera se iba por la ventana al igual que utilería. Bufé enfadada, pero el no regreso a mirarme, se perdió por la ventana observando lo que sea que ocurriese en el exterior. - ¡Estúpida! - me recrimine para mis adentros , no había que hacer estaba molesta conmigo misma y con el resto del mundo, ansiaba venganza, ansiaba volver a la realidad a mi vida y a sus banalidades, como el sexo, acto que precisamente no era capaz de erotizarme ni de disfrutar. Mientras mi mente divaga, el se acomodo frente a mí observando mis reacciones, era extraño pero aquel ser carente de afectos de un modo silencioso me estaba ofreciendo su apoyo. En un gesto no planeado, involuntario, extendí mi mano hasta su rostro - Raphael, arcángel de la muerte - siseé clavando mis ojos en los de él - Raphael, mi fiel protector, mi fiel amante - mencione aquello que había sido para mí todos estos años. Tan opuestos como el día y la noche, de naturalezas diferentes, pero a su vez tan iguales. Imposible al tenerlo allí, no recordar aquel primer encuentro.
- Escocia, Gran Reino Unido
Cinco años atrás
Perfecta la luna llena brillaba en el cielo estrellado de las tierras pertenecientes a los hijos de Odín, una velada que invitaba a caminar en soledad, lejos de las mansiones y fiestas de corte. Seguí mis deseos y me adentre en los frondosos bosques escoceses, omitiendo las viejas leyendas sobre los hijos de Fenrir que las noches de luna llena salían a recorrer la tierra, para así llevar a más mortales a sus filas, pero desde niña esas leyendas me narraron y jamás vi a ninguno de ellos en mis paseos nocturnos. Pero aquella noche sería diferente, entre la penumbra de arboles caídos unos ojos brillantes vigilaban mis pasos, la mirada de aquella criatura de las leyendas que salto ante mí.
Solo un pensamiento surco mi mente en aquel momento, si las leyendas eran ciertas, mi daga de plata sería de utilidad, solo debía encontrar el momento preciso para dar la estocada, pero aquello implicaría un contacto directo, cuerpo a cuerpo y el riesgo de ser mordida y transformada. No, no era suficiente el riesgo era inminente pues el animal se abalanzo contra mí, con tal fiereza que apenas pude empuñar la daga y rogar a Odín que me protegiese. Di un paso hacia atrás, instinto de supervivencia que me falló, pues tratabille y quede acorralada contra un árbol - ¡maldita sea mi torpeza! - me recriminé para mis adentros, mientras el pestilente aliento de la fiera golpeaba mi rostro amenazante. El terror de apodero de mi, mientras mis plegarias Odín se intensificaban, pidiendo una salvación.
Como caído del cielo, literalmente, en respuesta a mis plegarias apareció mi salvador, quien se arrojo contra el licántropo e inicio una lucha cuerpo a cuerpo, que no estuvo exenta de derrame de sangre, tiñendo de carmín los pastizales. Nunca en mis años de vida, vi tal enfrentamiento como tal, con tal brutalidad ya su vez elegancia. Imposible catalogarlo de bueno o malo, úes ante mi tenía dos criaturas luchando como si se disputasen una presa, y si importar quien ganase, alguno de los dos me escogería como alimento aquella noche. - Estúpida arrogante, pasear sola en el bosque - me regañé. Si al parecer solía ser muy crítica conmigo misma y mis erradas decisiones.
Finalmente el licántropo, lanzo aullidos lastimeros que anunciaban su pronta muerte, al menos ya sabía a quién me debería enfrentar, o al menos eso esperaba, pero el vampiro estaba débil y mal herido, al parecer había perdido demasiada sangre en la batalla y seguramente su alimentación no había sido la adecuada. Era bien sabido por mí que aquellas criaturas, tenían un solo alimento, un solo elixir de la vida la sangre. De algún modo sentí debía agradecerle el salvarme la vida, vida por vida. Aquel fue el comienzo de aquella extraña dependencia y necesidad, quizás por gratitud hacia él o mi extraña necesidad de sentirme culpable o dependiente, desde aquella noche mi sangre estaba a su total disposición. Ofrecí mi sangre a él y creamos aquel tortuoso lazo de amistad y dependencia, ese placer culpable.
Cinco años atrás
Perfecta la luna llena brillaba en el cielo estrellado de las tierras pertenecientes a los hijos de Odín, una velada que invitaba a caminar en soledad, lejos de las mansiones y fiestas de corte. Seguí mis deseos y me adentre en los frondosos bosques escoceses, omitiendo las viejas leyendas sobre los hijos de Fenrir que las noches de luna llena salían a recorrer la tierra, para así llevar a más mortales a sus filas, pero desde niña esas leyendas me narraron y jamás vi a ninguno de ellos en mis paseos nocturnos. Pero aquella noche sería diferente, entre la penumbra de arboles caídos unos ojos brillantes vigilaban mis pasos, la mirada de aquella criatura de las leyendas que salto ante mí.
Solo un pensamiento surco mi mente en aquel momento, si las leyendas eran ciertas, mi daga de plata sería de utilidad, solo debía encontrar el momento preciso para dar la estocada, pero aquello implicaría un contacto directo, cuerpo a cuerpo y el riesgo de ser mordida y transformada. No, no era suficiente el riesgo era inminente pues el animal se abalanzo contra mí, con tal fiereza que apenas pude empuñar la daga y rogar a Odín que me protegiese. Di un paso hacia atrás, instinto de supervivencia que me falló, pues tratabille y quede acorralada contra un árbol - ¡maldita sea mi torpeza! - me recriminé para mis adentros, mientras el pestilente aliento de la fiera golpeaba mi rostro amenazante. El terror de apodero de mi, mientras mis plegarias Odín se intensificaban, pidiendo una salvación.
Como caído del cielo, literalmente, en respuesta a mis plegarias apareció mi salvador, quien se arrojo contra el licántropo e inicio una lucha cuerpo a cuerpo, que no estuvo exenta de derrame de sangre, tiñendo de carmín los pastizales. Nunca en mis años de vida, vi tal enfrentamiento como tal, con tal brutalidad ya su vez elegancia. Imposible catalogarlo de bueno o malo, úes ante mi tenía dos criaturas luchando como si se disputasen una presa, y si importar quien ganase, alguno de los dos me escogería como alimento aquella noche. - Estúpida arrogante, pasear sola en el bosque - me regañé. Si al parecer solía ser muy crítica conmigo misma y mis erradas decisiones.
Finalmente el licántropo, lanzo aullidos lastimeros que anunciaban su pronta muerte, al menos ya sabía a quién me debería enfrentar, o al menos eso esperaba, pero el vampiro estaba débil y mal herido, al parecer había perdido demasiada sangre en la batalla y seguramente su alimentación no había sido la adecuada. Era bien sabido por mí que aquellas criaturas, tenían un solo alimento, un solo elixir de la vida la sangre. De algún modo sentí debía agradecerle el salvarme la vida, vida por vida. Aquel fue el comienzo de aquella extraña dependencia y necesidad, quizás por gratitud hacia él o mi extraña necesidad de sentirme culpable o dependiente, desde aquella noche mi sangre estaba a su total disposición. Ofrecí mi sangre a él y creamos aquel tortuoso lazo de amistad y dependencia, ese placer culpable.
Aquel fue el comienzo de una tortuosa amistad, más cercana a una dependencia por mi parte antes que un apego hacia él. Siempre disponiendo de sus servicios, de la inexistencia de sus sentimientos humanos para mis chantajes, para mis placeres, incluso los más oscuros. No era amor, y con suerte bordeaba una amistad, pues o estaba segura si existía afecto entre ambos. El bebía de mi cuando necesitase o yo se lo ofreciese, y el cuidaba mis espaldas siempre que no atentase los intereses del Sacro Imperio - Raphael, has cuidado mis espaldas por cinco años. Has visto mis caídas muy de cerca y jamás has reprochado ninguno de mis errores, ni si quiera aquel paseo por los bosques de Escocia que nos unio hable finalmente, ignorando sus comentarios sobre el teatro, el que bien sabía no era de su agrado - Puedes quedarte toda la noche contemplando cómo me hundo en mis pensamientos o ayudarme a dar acción a esta noche en la que lo último que quiero es hundirme en el remordimiento- pedí a casi en una súplica, sin estar segura de que buscaba en aquel momento
Éire Danaán- Humano Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Fue extraño, como en ese instante tras estirar ella la mano se acercaron ambos y noto claramente como la vista de la mujer se perdía, como si recordara "algo", por un segundo la vista fría del vampiro cambió también por una perdida, en tantísimos años.
- Escocia, Gran Reino Unido
Cinco años atrás
Un viaje de negocios, "negocios", Sabrina le había encargado resolver cuentas con un gandul Escoses, el trabajo estaba completo sí, pero el costo había sido alto, había luchado con una guardia de treinta hombres para al final conseguir arrancar la cabeza del escurridizo y cobarde hombre. La vida de este se había terminado por fin, tras dos días sin beber sangre y constante esfuerzo físico en las noches Raphael había quedado muy débil, estaba intentando conseguir alimento, alguien, un ser humano, cualquiera, quien le librara de su debilidad, de pronto ante sus ojos observo claramente una mujer, debía ir tras ella, pero toda la esperanza de pronto se convirtió en hostilidad al ver como un Lycan, un sucio perro se le lanzaba sobre su única salvación, no había tiempo alguno que perder.
Sin más trepo al árbol y estiro ambos brazos hacia los costados antes de lanzarse contra la bestia que acorralaba a la mujer, le tomo por el hocico forcejeando, una mordida sería fatal para él, con ambos puños logró débilmente empujarlo, la verdad es que este Lycan era solo un neófito, fue muy irracional el reaccionar de Raphael al atacar directamente y solo a un Lycan, más en su estado, pero la suerte divina y la inexperiencia de este le salvaron las alas al Arcángel, pronto logro apretar su cuello y clavar ambos colmillos en el lomo del animal, lo cual lo dejo prácticamente muerto en sus manos, ese aullido declaro todo y con lo último de fuerza, logro arrancar la cabeza del bestial cuerpo, que volvió a la normalidad y desnudo tras esto. Inerte dejo el cadáver que yacía abatido en el suelo, se acerco a la mujer y simplemente allí se dio algo inesperado, dado que esta se ofreció para alimentar y recuperar en su totalidad al maltrecho vampiro.
Cinco años atrás
Un viaje de negocios, "negocios", Sabrina le había encargado resolver cuentas con un gandul Escoses, el trabajo estaba completo sí, pero el costo había sido alto, había luchado con una guardia de treinta hombres para al final conseguir arrancar la cabeza del escurridizo y cobarde hombre. La vida de este se había terminado por fin, tras dos días sin beber sangre y constante esfuerzo físico en las noches Raphael había quedado muy débil, estaba intentando conseguir alimento, alguien, un ser humano, cualquiera, quien le librara de su debilidad, de pronto ante sus ojos observo claramente una mujer, debía ir tras ella, pero toda la esperanza de pronto se convirtió en hostilidad al ver como un Lycan, un sucio perro se le lanzaba sobre su única salvación, no había tiempo alguno que perder.
Sin más trepo al árbol y estiro ambos brazos hacia los costados antes de lanzarse contra la bestia que acorralaba a la mujer, le tomo por el hocico forcejeando, una mordida sería fatal para él, con ambos puños logró débilmente empujarlo, la verdad es que este Lycan era solo un neófito, fue muy irracional el reaccionar de Raphael al atacar directamente y solo a un Lycan, más en su estado, pero la suerte divina y la inexperiencia de este le salvaron las alas al Arcángel, pronto logro apretar su cuello y clavar ambos colmillos en el lomo del animal, lo cual lo dejo prácticamente muerto en sus manos, ese aullido declaro todo y con lo último de fuerza, logro arrancar la cabeza del bestial cuerpo, que volvió a la normalidad y desnudo tras esto. Inerte dejo el cadáver que yacía abatido en el suelo, se acerco a la mujer y simplemente allí se dio algo inesperado, dado que esta se ofreció para alimentar y recuperar en su totalidad al maltrecho vampiro.
Fue con esa voz que se disipo todo lo antes pensando por el Arcángel, dudoso aún, por recordar ese tiempo, la debilidad le molestaba en extremo, frunció el ceño, pero no por ella, sino por eso mismo - así parece que fue, yo sé lo que necesitas, un despertar, un intenso despertar, lo que venias a buscar desde un principio y tu debilidad te impidió tomar, solo por una vez, te daré mi fuerza - así fue como una bofetada no suave, ni fuerte azoto el rostro de Éire, ambos colmillos se mostraron afilados entre los labios del vampiro, con suma fuerza tomo el corsé de la mujer y lo arranco escuchando claramente como cada cuerda apretada se soltaba y generaba un pequeño estruendo en el no tan reducido lugar, la jalo hacia abajo para que tocase el piso y quede parada, tras esto, beso su pecho desnudo, dejando transmitir el frío, le dio una vuelta colocandosé detrás de ella, juntando la pelvis contra el trasero de esta, bajo ambas manos hasta sus faldas las cuales desataron el resto de ropa que le quedaba y con un pequeño tirón del dedo gordo rasgo a la mitad la ropa interior de la mujer, instintivamente comenzó a frotar la pelvis contra ella, subió las manos nuevamente hasta llegar a su senos para manosearlos lentamente, la pequeña humana necesitaba un balde de agua, pero caliente y el Arcángel se lo daría de forma ruda, fiel a su estilo. Ya que por fin, había logrado entender, que la mujer si lo deseaba, pero no era tan valiente esta vez para tomarlo.
Raphael- Vampiro Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Ciertamente no era la misma mujer que hace años ataras ofreció su sangre a aquel vampiro y se entrego a aquella tortuosa dependencia, no, la mujer sentada allí, no era la mujer dominante e imbatible que solía demostrar ante el mundo, era una mujer deprimida, apesumbrada, pero por sobre todo herida. Suspiré con pesar, reconociendo aquellos signos de abatimiento en mi a la espera que él, mi adicción y más tortuosa relación hiciese algo. Y lo hizo, hiczo precisamente lo menos esperaba.
Sentí su gélida mano en mi rostro, una bofetada que no esperaba y por poco voltea mi rostro. Le miré con furia en los ojos y sostuve su muñeca unos segundos, mientras intercambiábamos miradas desafiantes. No me importaba fuese un vampiro, un asesino en serie, acaba te tener el atrevimiento de golpearme y aquello era algo que jamás perdonaría ningún hombre, sin importar sus intenciones. Mis ojos se posaron en los de él, solo un fracción de segundos, antes que el mes desnudase y dejase al descubierto mis pecho, los que se erizaron aun antes que el procediese a besarlos - Raphael - jadeé, cuando sus labios frío recorrieron mi piel.
- Maldito seas Raphael - pensé, al comprender sus intenciones, si podía carecer d sentimientos humanos, pero el parecía conocerme más de lo que yo misma esperaba. Me tomó por sorpresa, los dioses sabrán cuanto se lo agradecí, pues simplemente me deje llevar.
Un giro rápido, me dejo en evidente desventaja de responder aquella intempestiva manera de tomarme, gruñí, entre divertida y sorprendida. Mientras el navegaba entre mis faldas en busca de mi ropa interior. Benditas caricias las que aquel hombre proporcionaba a mi ser, explorando en busca de mi deseo más animal, oponer resistencia no me interesaba, ladee mi cuello instándolo a beber, como tantas veces lo había hecho.
- Aquello es trampa - gruñí entre jadeos de éxtasis, pues si, algo era cierto de toda esta historia, aquel hombre era una adicción ue podía llevar a perderme.
Con agilidad adquirida en tantos años entregándome a él y sus juegos, moví mis manos por mi espalda, hasta encontrar el borde del pantalón de él y con una de mis manos, acariciar su virilidad, excitándolo dentro de lo que su propia des humanidad le permitía. Mi otra mano se encargo de presionar uno de sus muslos y pegarlo a mí. Lo había conseguido, mi mente estaba precisamente lejos, bien lejos de mis problemas, concentrada en aquellas provocaciones tan bien propinadas y el casi desequilirado deseo que sentía en aquel momento.
Sus labios besando mi cuello y una de sus manos en mis pechos, mientras que la otra muy bien ubicada en mi ropa interior. Sonreí con malicia y me volteé para sentarme al borde de la mesa, desnuda, le mire a los ojos y solté sus pantalones mientras lo atraía a la mesa rodeándolo con mis piernas. Gruñí ansiosa, sin dejar de mirarle… Si la mesa era perfecta, y aunque lo fuese nuestros encuentros solían ser así, furtivos y clandestinos, así que él lugar solía no importar mucho.
Cuando lo tuve a la distancia deseada busque sus labios, para besarlos con insistencia… ¿Problemas? Al carajo, bien lejos de mi en ese momento, solo importaba que me quemaría en el infierno pasional que aquel vampiro me ofrecía.
Sentí su gélida mano en mi rostro, una bofetada que no esperaba y por poco voltea mi rostro. Le miré con furia en los ojos y sostuve su muñeca unos segundos, mientras intercambiábamos miradas desafiantes. No me importaba fuese un vampiro, un asesino en serie, acaba te tener el atrevimiento de golpearme y aquello era algo que jamás perdonaría ningún hombre, sin importar sus intenciones. Mis ojos se posaron en los de él, solo un fracción de segundos, antes que el mes desnudase y dejase al descubierto mis pecho, los que se erizaron aun antes que el procediese a besarlos - Raphael - jadeé, cuando sus labios frío recorrieron mi piel.
- Maldito seas Raphael - pensé, al comprender sus intenciones, si podía carecer d sentimientos humanos, pero el parecía conocerme más de lo que yo misma esperaba. Me tomó por sorpresa, los dioses sabrán cuanto se lo agradecí, pues simplemente me deje llevar.
Un giro rápido, me dejo en evidente desventaja de responder aquella intempestiva manera de tomarme, gruñí, entre divertida y sorprendida. Mientras el navegaba entre mis faldas en busca de mi ropa interior. Benditas caricias las que aquel hombre proporcionaba a mi ser, explorando en busca de mi deseo más animal, oponer resistencia no me interesaba, ladee mi cuello instándolo a beber, como tantas veces lo había hecho.
- Aquello es trampa - gruñí entre jadeos de éxtasis, pues si, algo era cierto de toda esta historia, aquel hombre era una adicción ue podía llevar a perderme.
Con agilidad adquirida en tantos años entregándome a él y sus juegos, moví mis manos por mi espalda, hasta encontrar el borde del pantalón de él y con una de mis manos, acariciar su virilidad, excitándolo dentro de lo que su propia des humanidad le permitía. Mi otra mano se encargo de presionar uno de sus muslos y pegarlo a mí. Lo había conseguido, mi mente estaba precisamente lejos, bien lejos de mis problemas, concentrada en aquellas provocaciones tan bien propinadas y el casi desequilirado deseo que sentía en aquel momento.
Sus labios besando mi cuello y una de sus manos en mis pechos, mientras que la otra muy bien ubicada en mi ropa interior. Sonreí con malicia y me volteé para sentarme al borde de la mesa, desnuda, le mire a los ojos y solté sus pantalones mientras lo atraía a la mesa rodeándolo con mis piernas. Gruñí ansiosa, sin dejar de mirarle… Si la mesa era perfecta, y aunque lo fuese nuestros encuentros solían ser así, furtivos y clandestinos, así que él lugar solía no importar mucho.
Cuando lo tuve a la distancia deseada busque sus labios, para besarlos con insistencia… ¿Problemas? Al carajo, bien lejos de mi en ese momento, solo importaba que me quemaría en el infierno pasional que aquel vampiro me ofrecía.
Éire Danaán- Humano Clase Alta
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Re: Ariodant ... Entre venganza y reencuentros +18
Una noche más, una vez el deseo carnal de la humana sería saciado por el Arcángel, cualquiera podría decir que esto resultaría aburrido para ambos, pero jamás lo sería, ,ambos disfrutaban de sus caprichos a fin de cuentas. Esperaba que esta noche no durara tanto, pero que tampoco fuera muy fugaz, cual fuera su trabajo lo quería bien hecho, no deseaba fallar, ni dejar posibilidad a que la humana se llene la boca mencionado algo sobre su desempeño, por eso mismo cada vez que se encontraba contra esta daba todo de sí, todo a la perfección, el que no fuera perfecto en algún momento terminaría siendo desdichado, no pretendía ser uno más de esos.
Podía verse el deseo de la humana a simple viste, con tan solo observar como sus piernas capturaban el cuerpo del vampiro, pero él fiel a su estilo ahora que la tenía la haría esperar....Pronto el miembro erecto del vampiro comenzó a visitar la entrada de la intimidad ajena, ilusionando en cada movimiento que estaría dentro de ella, pero no sería así aún, sus colmillos se mostraron desafiantes y estos mismos dieron a parar al cuello de la humana, tomando con las manos ambos glúteos para separarlos y aferrarlos mientras la lenta succión del cuerpo ajeno se generaba. La mano de derecha del vampiro subió hasta su seno del mismo orden apretándolo con fuerza mientras el gordo acariciaba el pezón completamente erecto de la humanaba.
El momento había llegado - Aquí tienes - introdujo por completo el miembro dentro de la intimidad humana en un abrir y cerrar de ojos con fuerza, la pelvis comenzó a mover por naturaleza, embistiendo así al cuerpo contrarió mientras seguía alimentándose de ella, el intercambió perfecto, el aprovecharse cada uno del otro, ocurría todo al mismo tiempo. Sus colmillos se alejaron no quería dejarla inútil para la faena que se llevaba a cabo, así no tendría gracia alguna para ambos, lamió la zona afectada con lentitud mientras por el contrario amplificaba los movimientos de la pelvis generando que las patas de la mesa en la que el cuerpo humano descansaba temblara y raspara el piso generando un pequeño chirrido. Éire la única mujer quizá que entregaba parte de su cuerpo literalmente para generar placer al mismo, ¿un fetiche extraño? ¿una adicción quizá? no importaba cual fuera, el vicioso por la sangre estaría dispuesto a cumplir siempre y cuando se le entregara lo que deseara.
Podía verse el deseo de la humana a simple viste, con tan solo observar como sus piernas capturaban el cuerpo del vampiro, pero él fiel a su estilo ahora que la tenía la haría esperar....Pronto el miembro erecto del vampiro comenzó a visitar la entrada de la intimidad ajena, ilusionando en cada movimiento que estaría dentro de ella, pero no sería así aún, sus colmillos se mostraron desafiantes y estos mismos dieron a parar al cuello de la humana, tomando con las manos ambos glúteos para separarlos y aferrarlos mientras la lenta succión del cuerpo ajeno se generaba. La mano de derecha del vampiro subió hasta su seno del mismo orden apretándolo con fuerza mientras el gordo acariciaba el pezón completamente erecto de la humanaba.
El momento había llegado - Aquí tienes - introdujo por completo el miembro dentro de la intimidad humana en un abrir y cerrar de ojos con fuerza, la pelvis comenzó a mover por naturaleza, embistiendo así al cuerpo contrarió mientras seguía alimentándose de ella, el intercambió perfecto, el aprovecharse cada uno del otro, ocurría todo al mismo tiempo. Sus colmillos se alejaron no quería dejarla inútil para la faena que se llevaba a cabo, así no tendría gracia alguna para ambos, lamió la zona afectada con lentitud mientras por el contrario amplificaba los movimientos de la pelvis generando que las patas de la mesa en la que el cuerpo humano descansaba temblara y raspara el piso generando un pequeño chirrido. Éire la única mujer quizá que entregaba parte de su cuerpo literalmente para generar placer al mismo, ¿un fetiche extraño? ¿una adicción quizá? no importaba cual fuera, el vicioso por la sangre estaría dispuesto a cumplir siempre y cuando se le entregara lo que deseara.
Raphael- Vampiro Clase Alta
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