AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El otoño y su fiesta nos espera...
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El otoño y su fiesta nos espera...
Estación de la bruma y la dulce abundancia,
gran amiga del sol que todo lo madura,
tú que con él planeas cómo dar carga y gozo
de frutos a la vid, bajo el pajizo alero;
cómo doblar los árboles musgosos de las chozas,
con peso de manzanas, y sazonar los frutos.
y henchir la calabaza y rellenar de un dulce
grano las avellanas: cómo abrir más y más
flores tardías para las abejas, y en tanto
crean ya que los cálidos días no acaban nunca,
pues les colmó el estío sus pegajosas celdas.
gran amiga del sol que todo lo madura,
tú que con él planeas cómo dar carga y gozo
de frutos a la vid, bajo el pajizo alero;
cómo doblar los árboles musgosos de las chozas,
con peso de manzanas, y sazonar los frutos.
y henchir la calabaza y rellenar de un dulce
grano las avellanas: cómo abrir más y más
flores tardías para las abejas, y en tanto
crean ya que los cálidos días no acaban nunca,
pues les colmó el estío sus pegajosas celdas.
Y el día había llegado, la tan esperada fiesta de otoño, donde proclamamos por la fertilidad de la tierra que honrados hemos de esperar ¿Quiénes somos? Era la gran pregunta para un mundo donde tan solo nos tachaban de herejes, de mal nacidos que vivíamos bajo la brujería y los hechizos y ahí estaba mi pueblo, el pueblo que con sus colores y su pasión destacaba en los días y donde las noches más acogedoras las vivías alrededor de una fogata, donde el anaranjado fuego ilumina nuestras almas y el viento danza entre nosotros ¿Quiénes somos? Somos un pueblo unido por la etnia un linaje que nace en los bosques y que vive para el bosque… El día tan esperado era ese día, donde el otoño teñía todo de un color anaranjado, los árboles que tristes se mostraban despojados de su corazón y su alma aclaman esta fiesta en honor a las ninfas que sutiles danzan con el fuego en llamaradas…
Y mi corazón latía con fuerzas desde el lago venia caminando, venía con las tinajas llenas de la pura agua mi ofrenda al dios del otoño, mi ofrenda para esta noche, donde las sonrisas de los pequeños colmaban de alegría nuestro alrededor, muchos pequeños danzaban y corrían a mi lado felices porque el día ¡ha llegado! – venid niños que el otoño nos espera – un grito salió de mis labios y mezclándose con el viento siguieron bailando, mis amigos y compañeros todos reunidos estábamos cada uno con una ofrenda en mano. Pocos éramos los elegidos mas muchos los espectadores, gitanos y gitanas con sus vestidos coloridos comenzaron a tocar sus panderos, sus tambores, sus cascabeles y cantando en una lengua extinta aplaudían a nuestra entrada. ¿Quiénes somos? Somos los elegido, mi corazón latía con fuerza la emoción me condenaba tan pura y siniestra podría ser mi mirada, entre sorpresas y aromas camine con la tinaja seguida por mis amigos quienes cantaban y bailaban.
El atardecer era perfecto las nubes en tonos cobrizos hacían perfecta esa futura velada, las llamas de a fogata hipnotizaban mis pasos y danzando me seguí acercando, cuando el sol mostro su ultimo rayo ya era la hora esperada, los panderos cesaron y las miradas nos guiaron, un latido fuerte azoto mi corazón tenía que dar inicio a tan esperada ocasión – Y el fuego que ilumina mi corazón, se hace presente en esta ocasión – dije entonando una melodía que bailaba con el viento y que se mezclaba en mi corazón – Atenea te ha traído esta ofrenda mi Dios de la tierra – eleve la tinaja al cielo y los panderos comenzaron nuevamente a sonar, un sinfín de melodías aclamando a nuestra madre la tierra, vertí el agua a la tierra que seca a húmeda pasaba a estar, arrodillándome pose mi frente a la tierra – Gracias madre tierra – me levante y haciendo sonar mi cascabel espere a mi sucesor…
Mi vestido color rojo centellas destilaba la pasión por la naturaleza con flores amarillentas hacían gala a la belleza, mis movimientos fueron suaves y envolviendo las llamaradas a esperar al hombre que entregaría su ofrenda, las sonrisas eran inciertas pero mostraban su alegría por que la noche recién comienza con la alegría a cuestas.
A tener en cuenta:
*La idea es que todos intentemos de interactuar a final de cuentas pertenecemos a la misma etnia.
*¡Es una fiesta! y como tal todo puede ocurrir, los ebrios, las risas, los agua fiestas, las bailarinas, las bromas... etc...
* Luego de que todos hayamos posteado por primera vez... seguiremos el mismo orden ^^ Intenten no dejar pasar tanto tiempo para la respuesta para hacerlo mas dinámico, en caso que no pueda responder avisar para que se continué...
* Todos son grandes escritores así que ocupen su ¡imaginación!
* ¡¡A DIVERTIRSE QUE ES UNA FIESTA!!
Última edición por Atenea Tsartsarnioli el Lun Dic 05, 2011 8:58 am, editado 1 vez
Atenea Tsartsarnioli- Gitano
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Localización : Donde la naturaleza esta...
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Re: El otoño y su fiesta nos espera...
-Lionel y su hermano habian sido invitados a una fiesta, la fiesta del otoño que siempre unia a los gitanos...es decir, los gitanos sin duda eran una hermosa union pero como toda nacion tenian sus diferencias, muchos podian ser egoistas otros abiertos, eran como un pueblo donde cada quien tenia sus cosas...eso no le molestaba en absoluto ya que él siempre vivia alejado de los demás pero siempre dispuesto a ayudarles cuando llegaba la hora era por eso que sonreia feliz, nunca le habian gustado las fiestas pero Atenea le habia pedido personalmente que fuese, la queria como una hermana asi que ¿porque no ir? solo porque ella se lo habia pedido iria pero tambien le habia gustado que alguien le dijera que su presencia sin duda era importante ya que no muchos decian eso... Lionel no se consideraba demasiado importante porque casinunca asistia a las fiestas, habia tenido demasiado malos encuentros como para informarse mejor de las mismas.
Suspiró con una sonrisa, los niños venian a su carpa para decirle que tipo de ofrenta iba a llevar a la madre tierra, porque ellos no tenian nada, Lionel les guiñó un ojo u dijo que era mejor los sentimientos, mirar al fuego y decirle a la madre tierra que gracias por todo lo que hacia que estaban muy abradecidos por todo ya que Lionel lo que entregaria seria una figurita que habia hecho de madera, una figura de una mujer, que segun habia visto en unos libros podria ser la madre tierra, suspiró con una sonrisa y miró al frente para perderse en el cielo, llevaba envueltos unos trozos de carne e hierbas que habia hecho el mismo, para que todos disfrutasen, su hermano seguramente no lo reconocería pero habia ayudado bastante cazando las piezas y dejando que Lionel las cocinase porque podria haberse negado a hacerlo.
Apartó un mechon de su cabello y despues sonrió tomando la carne consigo, iba vestido con una camisa abierta que mostraba el comienzo de su pecho, sus hombros estaban algo expuestos pero no demasiado, sus cabellos recogidos como era propio de los gitanos masculinos que tenian el cabello largo y para rematar unos pantalones comodos para caminar, su vestimenta habia mejorado mucho desde que vivia con Xavier pues siempre que le veia con algo e ropa vieja o desilachada la llevaban para que la arreglasen, asi le era dificil ir como iba antes con todo roto. Se sonrio, una mujer le tomo la carne y probo un poco, le dió el visto bueno con una sonrisa llevandola hacia una mesa de madera improvisada-
Cuan hermosa sois, mademoiselle, debo de haberme perdido en un sueño pues a veces creo que su belleza está fuera de lo real
-Le sonrió saludando a Atenea cuando habia finalizado su ofrenta, las estrellas parecian sacudirse unas a otras, dejando que el polvo de esa noche fuera mágico, no habia dolores ni demonios, habia frio pero todos excepto Lionel y algunos mas estaban ataviados con frazadas de piel que escondian completamente su rostro y sus hombros...era gracioso verlos. Excusó a su hermano le habia dejado dormir más rato, despues de todo él siempre estaba por las noches haciendo de las suyas y siempre que podia le dejaba el turno para que pudiera estar más comodo. Sonrió suavemente cuando miró al fuego situandose cerca de él, sin miedo, dejo que esa oleada de calor vaciase su silencio, crepitando mientras su pecho subia y bajaba por la respiracion sonriendo suavemente, dandole las gracias, acariciando la figura de madera que habia hecho arrojándola al fuego inclinandose con respeto, para darle las gracias-
Suspiró con una sonrisa, los niños venian a su carpa para decirle que tipo de ofrenta iba a llevar a la madre tierra, porque ellos no tenian nada, Lionel les guiñó un ojo u dijo que era mejor los sentimientos, mirar al fuego y decirle a la madre tierra que gracias por todo lo que hacia que estaban muy abradecidos por todo ya que Lionel lo que entregaria seria una figurita que habia hecho de madera, una figura de una mujer, que segun habia visto en unos libros podria ser la madre tierra, suspiró con una sonrisa y miró al frente para perderse en el cielo, llevaba envueltos unos trozos de carne e hierbas que habia hecho el mismo, para que todos disfrutasen, su hermano seguramente no lo reconocería pero habia ayudado bastante cazando las piezas y dejando que Lionel las cocinase porque podria haberse negado a hacerlo.
Apartó un mechon de su cabello y despues sonrió tomando la carne consigo, iba vestido con una camisa abierta que mostraba el comienzo de su pecho, sus hombros estaban algo expuestos pero no demasiado, sus cabellos recogidos como era propio de los gitanos masculinos que tenian el cabello largo y para rematar unos pantalones comodos para caminar, su vestimenta habia mejorado mucho desde que vivia con Xavier pues siempre que le veia con algo e ropa vieja o desilachada la llevaban para que la arreglasen, asi le era dificil ir como iba antes con todo roto. Se sonrio, una mujer le tomo la carne y probo un poco, le dió el visto bueno con una sonrisa llevandola hacia una mesa de madera improvisada-
Cuan hermosa sois, mademoiselle, debo de haberme perdido en un sueño pues a veces creo que su belleza está fuera de lo real
-Le sonrió saludando a Atenea cuando habia finalizado su ofrenta, las estrellas parecian sacudirse unas a otras, dejando que el polvo de esa noche fuera mágico, no habia dolores ni demonios, habia frio pero todos excepto Lionel y algunos mas estaban ataviados con frazadas de piel que escondian completamente su rostro y sus hombros...era gracioso verlos. Excusó a su hermano le habia dejado dormir más rato, despues de todo él siempre estaba por las noches haciendo de las suyas y siempre que podia le dejaba el turno para que pudiera estar más comodo. Sonrió suavemente cuando miró al fuego situandose cerca de él, sin miedo, dejo que esa oleada de calor vaciase su silencio, crepitando mientras su pecho subia y bajaba por la respiracion sonriendo suavemente, dandole las gracias, acariciando la figura de madera que habia hecho arrojándola al fuego inclinandose con respeto, para darle las gracias-
Lionel D'Maine- Gitano
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Fecha de inscripción : 14/09/2010
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Re: El otoño y su fiesta nos espera...
Pocos habían sido los meses desde que había llegado a ese lugar. El tiempo me había apremiado permitiendo que conociera muchas personas entre ellas Atenea, una delicada joven que había llegado a mi vida gracias a la tienda de telas que había obtenido arribando a Paris. Con ella había aprendido que no estábamos solos, que muchos eran los que tenían raíces gitanas. Me había estado familiarizando mucho con estás tierras, era demasiado extraño permanecer solo en un lugar, no salir de comunidad en comunidad para seguir conociendo personas y distintas costumbres que tenía cada uno porque si, aunque el pueblo gitano viviera casi de la misma manera en muchos de ellos tienen pequeñas cositas diferentes que ofrecer de conocimiento.
Una celebración grande se llevaría a cabo ese día, había estado cociendo unos pendientes que colgarían de las caderas de mi falda. Mi vestuario serían tonos verdes, desde el mar vivo hasta el más muerto, con un velo verde transparente que cubriría la parte de arriba de mi cuerpo. Nunca me empeñaba demasiado en mi vestimenta pero aquello sería una gran celebración, una esperada, donde muchos de nosotros estarían reunidos en aquel lugar celebrando la tierra que nos permitía sobrevivir cada día pero sobre todo celebrando la vida y llenando esta de alegrías.
La tienda de telas y bordados había cerrado temprano, aquellas mujeres de alta sociedad que habían pedido enseñara el arde del bordado no vendrían hoy pues les había dejado tarea en casa. ¿Por qué no les enseñaban esas cosas dentro de sus grandes mansiones? A veces no entendía como existían hombres y mujeres que malgastaban el dinero viendo frente a ellos decenas de niños y ancianos muriendo de hambre por las calles. Si el reina de Francia no le importaba supongo que a la mayor parte del pueblo tampoco. Daba igual. Ya estaba lista. El seguro de la muerta de la tienda estaba puesto.
Deje una moneda en la mano del vigilante y con la ropa ya encima de mi cuerpo, sin importar las miradas de repulsión de algunas personas, sin importar los cuchicheos yo me sentía hermosa, única y orgullosa de mis raíces. ¿Falta de cultura? Pero aquellos que no se permitían conocer un poco de este mundo eran los que tenían falta de cultura, aquellos que solo se dejaban llevar por las palabras y las etiquetas de otras personas no solo hacía nosotros, también hacía las demás culturas. El racismo era evidente en las calles, incluso en los hogares el hombre era el digno la mujer solo si el lo deja en claro. Aquí no, aquí los hombres se sentía afortunados de ver los bailes de las mujeres, de comer de sus alimentos y de poder tocar aquellos cuerpos.
Y por fin, en medio de aquel bosque se podían observar aquellas hermosas carpas, grandes, coloridas, llenas de vida. El fuego avivaba el lugar y resaltaba algunos detalles que a simple vista no podían ser claros. Carcajadas y música era la señal para saber que estabas en el lugar indicado. Los tambores retumbaban dejando una melodía que no muchos apreciaban. Me quede parada en medio de aquella plaza, buscando con la mirada a Ateana, un poco cansada por el día pero bastante dispuesta a pasar una excelente noche. Hasta el fondo estaba ella, con un hombre que en ocasiones anteriores había visto a lo lejos.
Antes de poder caminar hasta ellos una cantidad considerable de mujeres comenzaron a bailar a mi alrededor haciendo que siguiera el ritmo de cada una de ellas. Sonreí como hace mucho no lo hacía, disfrutaba de aquella sensación y sentía la música parte de mi cuerpo. Varios fueron los minutos que pasaran hasta que pude zafar mi cuerpo de aquel baile y llega a aquellos dos que gustosamente estaban reunidos - Todos aquellos esperan a que estemos allá, los bailes han comenzado, no deberíamos perdernos ni un momento - Sonreí ampliamente mirándolos a ambos. - Milenka es mi nombre - Indique a aquel caballero que aun no conocía mucho. No era muy buena con eso de las presentaciones, ese tipo de etiquetas aquí no funcionaban.
Una celebración grande se llevaría a cabo ese día, había estado cociendo unos pendientes que colgarían de las caderas de mi falda. Mi vestuario serían tonos verdes, desde el mar vivo hasta el más muerto, con un velo verde transparente que cubriría la parte de arriba de mi cuerpo. Nunca me empeñaba demasiado en mi vestimenta pero aquello sería una gran celebración, una esperada, donde muchos de nosotros estarían reunidos en aquel lugar celebrando la tierra que nos permitía sobrevivir cada día pero sobre todo celebrando la vida y llenando esta de alegrías.
La tienda de telas y bordados había cerrado temprano, aquellas mujeres de alta sociedad que habían pedido enseñara el arde del bordado no vendrían hoy pues les había dejado tarea en casa. ¿Por qué no les enseñaban esas cosas dentro de sus grandes mansiones? A veces no entendía como existían hombres y mujeres que malgastaban el dinero viendo frente a ellos decenas de niños y ancianos muriendo de hambre por las calles. Si el reina de Francia no le importaba supongo que a la mayor parte del pueblo tampoco. Daba igual. Ya estaba lista. El seguro de la muerta de la tienda estaba puesto.
Deje una moneda en la mano del vigilante y con la ropa ya encima de mi cuerpo, sin importar las miradas de repulsión de algunas personas, sin importar los cuchicheos yo me sentía hermosa, única y orgullosa de mis raíces. ¿Falta de cultura? Pero aquellos que no se permitían conocer un poco de este mundo eran los que tenían falta de cultura, aquellos que solo se dejaban llevar por las palabras y las etiquetas de otras personas no solo hacía nosotros, también hacía las demás culturas. El racismo era evidente en las calles, incluso en los hogares el hombre era el digno la mujer solo si el lo deja en claro. Aquí no, aquí los hombres se sentía afortunados de ver los bailes de las mujeres, de comer de sus alimentos y de poder tocar aquellos cuerpos.
Y por fin, en medio de aquel bosque se podían observar aquellas hermosas carpas, grandes, coloridas, llenas de vida. El fuego avivaba el lugar y resaltaba algunos detalles que a simple vista no podían ser claros. Carcajadas y música era la señal para saber que estabas en el lugar indicado. Los tambores retumbaban dejando una melodía que no muchos apreciaban. Me quede parada en medio de aquella plaza, buscando con la mirada a Ateana, un poco cansada por el día pero bastante dispuesta a pasar una excelente noche. Hasta el fondo estaba ella, con un hombre que en ocasiones anteriores había visto a lo lejos.
Antes de poder caminar hasta ellos una cantidad considerable de mujeres comenzaron a bailar a mi alrededor haciendo que siguiera el ritmo de cada una de ellas. Sonreí como hace mucho no lo hacía, disfrutaba de aquella sensación y sentía la música parte de mi cuerpo. Varios fueron los minutos que pasaran hasta que pude zafar mi cuerpo de aquel baile y llega a aquellos dos que gustosamente estaban reunidos - Todos aquellos esperan a que estemos allá, los bailes han comenzado, no deberíamos perdernos ni un momento - Sonreí ampliamente mirándolos a ambos. - Milenka es mi nombre - Indique a aquel caballero que aun no conocía mucho. No era muy buena con eso de las presentaciones, ese tipo de etiquetas aquí no funcionaban.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: El otoño y su fiesta nos espera...
Con una mano en la espalda y otra en el vientre, demasiado crecido y pesado, la gitana caminaba devuelta a su campamento. Cada dos minutos en su rostro se dibujaba una sonrisa de cansancio y dolores infernales . Se paró en seco, temerosa de que la hora había llegado . En cualquier momento el pequeño estaba preparado y eso asustaba a la gitana. Por necesidad , Lyuba se apoyó de un árbol mientras cerraba los ojos por el dolor y apretaba su mandíbula con fuerza para prohibir que sus gritos de dolor marcasen la atención del campamento – No compliques mas las cosas a tu mami.. - murmuraba un poco mas calmada que antes. Cuando las dificultades desaparecieron , la gitana emprendió de nuevo la marcha a su carreta. Ya le faltaba menos para perderse en sus múltiples cojines y descansar como era debido. Desde la aparición del sol en la madrugada , afirmando una mañana ajetreada, Lyuba había despertado para ir a trabajar. En aquellas condiciones no era favorable hacer mucho esfuerzo. ¿Acaso estamos olvidando que es Lyuba?. Igual de cabezota que una adolescente, igual de rebelde que un chico pero tan fuerte como una autentica guerrera. No tuvo que buscar muy lejos un trabajo. En ese estado y con aquella expresión dulce, la gitana fue acogida en uno de las mercados de un extranjero. Provenía de Rusia , no entendía francés y Lyuba no tenía otro remedio que hablar por señas entre el escándalo que la gente hacía . Era encargada en limpiar las armas, porque era un negocio de armaduras y otras cosas similares. También vendía piezas de colecciones o artefactos antiguos. Pagaba considerable, le servía para comprar lo necesario en dos días.
Se arregló la capa una vez que el viento la había despeinado . Hacía frío y el otoño lo había acogido en sus brazos permitiendo así la caída de aquellas hojas coloridas y magnificas. Llegada al campamento , notó tensión y preocupación. Los gitanos iban de un lado a otro ,organizando todo a su paso. Arrugó levemente sus cejas observando a cada uno de ellos . El poder del aura estaba mucho mas acentuado que antes, tal vez por el pequeño o tal vez porque prestaba mas atención a su poder. Lyuba paró a una jovencita que corría desesperadamente - ¿Que esta ocurriendo? - con una mano en la puerta de su carreta y con la otra en su vientre esperó la respuesta de la joven - ¿No lo sabes?. Es otoño y sus fiestas,debemos honrar a la Madre Tierra !- exclamó con una sonrisa sincera y tierna en sus labios. Por unos momentos, la morena se quedó reflexionando . Fue la voz de la joven la que devolvió a Lyuba de nuevo, sobre la tierra – Además..Lyuba, eres la elegida este año. No debes faltar – ante las palabras Lyuba comenzó a tartamudear – L-l-l..a elegi..da? - preguntó sin poder creer aquello.
Ser la elegida de la Madre era una verdadera sorpresa. Debía sentirse orgulloso aquella persona. Por ese motivo ,nuestra gitana no podía creer lo que había escuchado. Aun parada y sin hacer ningún movimiento , miraba a la joven con sorpresa – Entonces estaré allí de inmediato – fueron las únicas palabras que brotaron de sus labios. Como cada año , una ofrenda era el agradecimiento ante todo lo que la madre les producía,desde las flores coloridas hasta las aguas mas tibias . Aun reflexionando sobre la ofrenda, Lyuba creyó conveniente otorgar unas cuantas frutas. Era lo mínimo que podía traer, además ella había comprado unas frutas en el mercado y entregarlas como ofrenda tenían un significado especial. Entró en la carreta para prepararse ante aquella celebración.
Con pasos lentos y con una cesta llena de manzanas y naranjas, la gitana intentaba llegar a su destino. Todos estaban allí, niños, ancianos , gente de edad media, absolutamente todos. Cada paso que ella daba se cansaba, su cuerpo parecía desplomarse en cualquier momento al causa del peso. En su mente solo había una sola pregunta “ ¿Acaso en su vientre había solo un corazón o dos?” . Solo por imaginárselo, sus ojos azules brillaron ante aquella imagen conmovedora. Al llegar junto a las demás ofrendas, ella con una leve inclinación dejó la cesta y buscó con la vista a Atenea. La gitana estaba acompañada por otras dos personas , Lionel y posiblemente una chica bastante conocida para Lyuba, al menos ese era su parecer. Entrecerró los ojos al incorporarse tras aquella inclinación de respeto y agradecimiento . Lyuba estaba vestida con un vestido hasta los pies, de color marrón claro con unos cuantos diseños amarillos y anaranjados en la parte del escote, sobre los hombros una capa prohibía a los demás valorar aquel vestido simple y aquel diseño único – Buenas noches .. - se escuchó detrás de Lionel, saludando a cada uno de los presentes – Parece que el invierno se apresura- fueron unas palabras suaves que fueron la iniciativa de un tema para hablar entre los dos. Unas cuantas ráfagas de viento fueron testigos de las palabras de la morena y ella, dibujando una sonrisa tierna, se arregló la capa.
Se arregló la capa una vez que el viento la había despeinado . Hacía frío y el otoño lo había acogido en sus brazos permitiendo así la caída de aquellas hojas coloridas y magnificas. Llegada al campamento , notó tensión y preocupación. Los gitanos iban de un lado a otro ,organizando todo a su paso. Arrugó levemente sus cejas observando a cada uno de ellos . El poder del aura estaba mucho mas acentuado que antes, tal vez por el pequeño o tal vez porque prestaba mas atención a su poder. Lyuba paró a una jovencita que corría desesperadamente - ¿Que esta ocurriendo? - con una mano en la puerta de su carreta y con la otra en su vientre esperó la respuesta de la joven - ¿No lo sabes?. Es otoño y sus fiestas,debemos honrar a la Madre Tierra !- exclamó con una sonrisa sincera y tierna en sus labios. Por unos momentos, la morena se quedó reflexionando . Fue la voz de la joven la que devolvió a Lyuba de nuevo, sobre la tierra – Además..Lyuba, eres la elegida este año. No debes faltar – ante las palabras Lyuba comenzó a tartamudear – L-l-l..a elegi..da? - preguntó sin poder creer aquello.
Ser la elegida de la Madre era una verdadera sorpresa. Debía sentirse orgulloso aquella persona. Por ese motivo ,nuestra gitana no podía creer lo que había escuchado. Aun parada y sin hacer ningún movimiento , miraba a la joven con sorpresa – Entonces estaré allí de inmediato – fueron las únicas palabras que brotaron de sus labios. Como cada año , una ofrenda era el agradecimiento ante todo lo que la madre les producía,desde las flores coloridas hasta las aguas mas tibias . Aun reflexionando sobre la ofrenda, Lyuba creyó conveniente otorgar unas cuantas frutas. Era lo mínimo que podía traer, además ella había comprado unas frutas en el mercado y entregarlas como ofrenda tenían un significado especial. Entró en la carreta para prepararse ante aquella celebración.
Con pasos lentos y con una cesta llena de manzanas y naranjas, la gitana intentaba llegar a su destino. Todos estaban allí, niños, ancianos , gente de edad media, absolutamente todos. Cada paso que ella daba se cansaba, su cuerpo parecía desplomarse en cualquier momento al causa del peso. En su mente solo había una sola pregunta “ ¿Acaso en su vientre había solo un corazón o dos?” . Solo por imaginárselo, sus ojos azules brillaron ante aquella imagen conmovedora. Al llegar junto a las demás ofrendas, ella con una leve inclinación dejó la cesta y buscó con la vista a Atenea. La gitana estaba acompañada por otras dos personas , Lionel y posiblemente una chica bastante conocida para Lyuba, al menos ese era su parecer. Entrecerró los ojos al incorporarse tras aquella inclinación de respeto y agradecimiento . Lyuba estaba vestida con un vestido hasta los pies, de color marrón claro con unos cuantos diseños amarillos y anaranjados en la parte del escote, sobre los hombros una capa prohibía a los demás valorar aquel vestido simple y aquel diseño único – Buenas noches .. - se escuchó detrás de Lionel, saludando a cada uno de los presentes – Parece que el invierno se apresura- fueron unas palabras suaves que fueron la iniciativa de un tema para hablar entre los dos. Unas cuantas ráfagas de viento fueron testigos de las palabras de la morena y ella, dibujando una sonrisa tierna, se arregló la capa.
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 780
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Localización : Inside your heart.I'm certain that this will be the end of your life
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