Nada es lo que parece [Viola]

por **Tarik Pattakie** Vie Jun 25, 2010 9:15 pm

Cuando había dejado en claro que intentaría socializar más, jamás había pensado en meterme de lleno en un lugar donde abundaban las damas y caballeros de la alta sociedad. ¿Qué me había creído, al dejarme convencer por mi subconsciente a entrar al Teatro? Ni siquiera sabía qué obra se representaba. Solo escucharía las vocecillas agudas de las mujeres aclamando por el desarrollo de la obra, algunas de aburrimiento u otras de fastidio por no ser lo que se esperaba. Como sea, ya estaba sentado, simplemente pensando… Pensar se me daba muy bien desde que tenía uso de razón y lograr salir de mi ensimismamiento era imposible en algunas ocasiones. Había llegado muy temprano y tenía lugar en uno de los palcos para apreciar desde primera fila las escenas con que se deleitaría mi vista. Claro que eso sería más interesante, si supiera ¡que obra representarían! Solo existía un lugar vacío a mi lado. Esperaba que no me tocara una humana porque no había podido alimentarme desde que había arribado en las calles parisinas en mi carruaje. Solo pensar en el delicioso manjar que compartiría conmigo las próximas horas, lograba que mi garganta… Bueno, si existía un Infierno, seguramente se sentiría como el ardor dentro de mí que proclamaba sangre humana. Saqué un puro de mi chaqueta para matar tiempo. ¡Matar tiempo! ¿Cuántas veces me había dicho eso? Matar tiempo. Matar tiempo. Ya no había formas de hacer que el tiempo pasara rápido. No cuando eras inmortal y tu único letal enemigo se trataba de los rayos solares.

Encendí el puro, saboreando con una devoción íntima, la sensación que me recorría. La vida de un actor parecía ser mi nuevo objetivo, darle vida a otro personaje, mi nuevo método de entretención. Quizás, después de todo, estar en el “Teatro Humano”, cómo me gustaba referirme a él, dado que nosotros teníamos uno dónde sólo asistíamos vampiros y algún otro humano perdido; no había sido una tonta u absurda idea para variar y salir de la monotonía. La iluminación era tenue y las cortinas rojas aún estaban cerradas, quitándome así, la única oportunidad de darle un pequeño atisbo a la escenografía e imaginar cuál de todas las obras que había leído se llevaría a cabo. Los humanos comenzaban a llenar el lugar y cada vez que una dama de la alta sociedad, con sus vestidos y sonrisas más elegantes pasaba por el pequeño espacio donde una silla vacía y yo, nos encontrábamos, me dejaba jadeante y expectante por conocer a la mujer que esperaba llenara mis oídos con sus inteligentes palabras, mi vista con su rebosante atractivo y mi garganta con su suculento líquido carmesí. El puro pronto desapareció para dejar mis manos sin un fin común. Cuando creí que la función empezaría y dicha compañía nunca llegaría, el sigiloso ruido del caminar de la mujer en cuestión, me alertó de su presencia. “Interesante… Deliciosamente interesante.”

por **Viola de Lesseps** Vie Jun 25, 2010 10:08 pm

August había llegado a la mansión con las esencias que le había pedido – Mi Lady aquí esta lo que encargo – me dijo con su tono habitual, cortes y delicado casi con el mismo trato que mi padre tenía conmigo – Gracias August – dije ladeando mi cabeza mientras el dejaba las escencias sobre una pequeña mesa y yo tomaba aquella hoja que me pasaba la miré curiosa, mi cara se ilumino al ver de que se trataba, la programación de las funciones del teatro, le dedique una sonrisa a él – Creo que iré al teatro – le dije suavemente mientras subía por las escaleras para cambiarme de atuendo, seguida de Darla mi Nodriza. Elegí un vestido azul, con detalles en celeste, Darla me ayudo con todo fui al tocador y quede mirando los perfumes dispuestos en orden, tome el ultimo que me había regalado mi padre “in love” rocié un poco sobre mi cuello aquella fragancia dulce que dejaba una estela que según mi padre enamoraba; baje las escaleras y August me sonrió – Madame – dijo haciendo una reverencia y nos dirigimos al carruaje, me ayudo a subir como todo buen chofer y me acomode, mientras Darla de la puerta nos despedía.

Llegamos a las afueras del teatro y al abrir la puerta extendí mi mano la cual estaba cubierta por un guante del mismo tono del vestido, August me escolto hasta la entrada – que disfrute la obra – me dijo con una sonrisa amplia le correspondí con una leve reverencia y entre al teatro que estaba parcialmente lleno, camine con paso firme buscando alguna butaca desocupada, mientras caminaba iba observando a las personas la mayoría de la clase alta todos con atuendo elegante como si se tratara de un baile – parece un gran acontecimiento la función de hoy – pensé. No quería estar tan alejada del escenario así que busque meticulosamente el lugar adecuado, mientras avanzaba visualice un lugar desocupado, a un lado de un joven que parecía estar solo, seguí mi camino hasta llegar a su lado, me incline un poco hacia el – Monsieur, me daría permiso – dije con un tono suave, tan solo para que el escuchara aunque los murmullos crecían, y eso solo quería decir una cosa, el teatro poco a poco estaría lleno de gente.

por **Tarik Pattakie** Vie Jun 25, 2010 11:08 pm

Su perfume impregnó mis fosas nasales con una fuerza impactante. Le había sentido desde antes que se me acercara. Sobresalía entre los perfumes comunes de las damas de la clase alta. Una sonrisa discreta curvó mis labios, aunque la poca iluminación jugaba a mi favor en este espacio tan concurrido. Incluso con ese embriagante aroma, el olor de su sangre lograba su cometido. Tantos años como inmortal, me había preparado para situaciones como éstas. Disfrutaría de su compañía y cuando las luces se apagaran finalmente, le atraería hacia mí para marcar ese fino y delicado cuello con mis caninos. Mi pecho rugía exigiendo que no le hiciera esperar más por tan apetecible presa. Los cotilleos aumentaron a nuestro alrededor. En la entrada del Teatro una pareja reclamaba por sus lugares en primera fila. A mi lado izquierdo, dos damas jadeaban al ver a un Conde del brazo de una cortesana. Más atrás, los caballeros impacientes por ver la obra comenzada y terminada. Esto era lo que me encantaba de apreciar la vida “normal” que me había tocado presenciar con cada estación del año. Mantenía la mirada perdida en ella, recorriendo cada facción, el matiz de su piel sonrosada (característica de las personas que mantenían un corazón con vida a diferencia de los nuestros). Me levanté de mi asiento para permitirle el paso a lo que sería una divina condena. – Un honor, mi Lady. Una sonrisa traviesa pareció ser la respuesta certera para dar comienzo a esta velada. Mi cuerpo reaccionaba instintivamente. Cuando su apreciable vestido rozó suavemente mi traje, un delicioso escalofrío me recorrió en anticipación.

“Si tan solo la convences de salir un minuto contigo, no tendrás que soportar estar con ella sin desear su sangre.” Era muy fácil hacerlo, pero me encantaba someter a mi cuerpo a este tipo de situaciones; en momentos como éste me demostraba cuán fuerte podía ser el poder de la mente. Algunas veces era difícil llevarlo y no verse persuadido por un buen escote o una mirada tan exquisita como la de la mujer que ahora se sentaba elegantemente a mi lado. Otras, la recompensa era tan grata que dejaba a un lado cualquier tortura provista los últimos minutos. Aspiré sobre su cuello muy discretamente. En efecto, donde esa vena palpitaba y me hipnotizaba, se acentuaba su dulce perfume. “Control, Lucern.” ¿Esa mujer no sabía cuán peligroso era resaltar su cuello de ese modo? Los vampiros abundaban en las calles parisinas y si no era yo, pronto sería otro. Además, le había hecho mi presa incluso antes de que entrara en el Teatro. La dama que se sentara a mi lado, no solo vería conmigo la función de primera mano, ella y yo… bien, jugaríamos a protagonizar papeles. – Una dama tan atractiva no debería asistir a eventos como éstos, sin compañía, mi Lady. Tomé su mano entre la mía, para depositar un suave beso en el dorso de su mano. – Un placer conocerle, Conde Ralph a sus órdenes. Esperé impaciente, conocer el nombre de la mujer que entraría completamente en mi juego.

por **Viola de Lesseps** Sáb Jun 26, 2010 2:17 pm

Un honor, mi lady, fue la respuesta de aquel hombre que caballerosamente me dejaba pasar para tomar asiento a su lado, me senté cuidadosamente acomodando mi vestido para que no quedara repartido entre él y yo. Los murmullos ascendían ya que aun el telón rojo estaba abajo; pase mi vista hacia el que parecía tan elegante y con clase como todos en el teatro, las damas la mayoría venían acompañada y para que decir los caballeros que si no venían con sus mujeres se hacían de la buena compañía de alguna cortesana, que con aquellos vestidos algo mas escotados escandalizaban y se llevaban la mayoría de las miradas de aquel lugar. Eran la envidia de las Damas casadas y de los varones que asistían con sus esposas. Siempre se decía que la clase alta tenía todo, pero muchas veces no era así – pensé mientras mi cabeza se ladeaba topándose con aquel caballero que estaba a mi lado, le dedique una sonrisa y escuche lo que decía.

El estaba sin compañía al igual que yo, me pareció extraño aquella afirmación sin compañía, siempre había sido así aunque me rodeaba de amigas no me era muy grata su compañía, sus formas de ser, creyéndose mejor o más que todos no era mi estilo, a pesar de esta en la misma condición o clase. Siempre queriendo aparentar más, y yo no era así, eso gracias a la crianza de mi padre Antoine, de mi chofer que era el mejor amigo de mi padre August y de Darla mi nodriza y fiel amiga.

Acomode uno de mis risos ya que caía en mi cara, llevándolo detrás de mi oído, con un movimiento lento – La compañía es lo de menos Monsieur, se puede disfrutar de igual manera cualquier función, con o sin compañía ¿Que cree usted?– añadí mientras él con total delicadeza tomaba mi mano y le daba un beso presentándose, hacia mucho que alguien no se presentaba de aquella forma ante mí, sentí levemente como me sonrojaba y para disimular le dedique una sonrisa amplia – El placer es mío Conde – dije ladeando mi cabeza hacia él en señal de saludo – Viola de Lesseps – dije acercándome a él, ya que los murmullos crecían y crecían dejando en claro que el Teatro está a su nivel máximo de espectadores, esperando aquellas obras.

por **Tarik Pattakie** Dom Jun 27, 2010 11:38 pm

Cada movimiento suyo era seguido inconscientemente por mis ojos. El lento retumbar de su corazón, un arrullo que en definitiva no necesitaba para verme atraído hacia ella. Tampoco me pasó desapercibida la forma en que se acomodaba sobre su asiento, con una gracia suprema y con una precisión que me hizo sonreír lentamente. Una sonrisa que desde luego, se vio abruptamente desechada cuando los latidos de su corazón se hicieron aún más fuertes. La vena en su cuello hizo que centrara mi atención en la cortina roja que aún estaba cerrada. Hasta que la función no diera rienda suelta y las luces se vieran aún más atenuadas, yo no podría alimentarme de ella. Podía sentir su exquisita, dulce e impactante sangre deslizándose lentamente por mi garganta; haciéndome jadear por el momento de placer que se vería reflejado en sus ojos cuando mis manos le acariciaran. Cerré los ojos por un segundo. Todo se desarrollaba muy rápido. Las imágenes donde me alimentaba no estaban ayudando en absoluto. Mis caninos se habían desplazado fuera y de no ser porque en ese momento, ella me dirigió la palabra de nuevo; estaba maldita y jodidamente seguro que habría profanado su cuello sin importarme las implicaciones en las que me vería seriamente inmerso. Cuando abrí los ojos estaba seguro que se leía el deseo que crecía con cada minuto en su presencia. Deseo por tomar su sangre, pero al final de cuentas, era un deseo. Encima, la mujer acomodaba los rizos rebeldes que caían sobre su rostro tras su oreja.

Gruñí suavemente. Tan suave que solo un vampiro hubiese sido consciente de aquél sonido. - Creo que usted y yo estamos en desventaja, mi Lady. Masajeé suavemente mi entrecejo. Un dolor punzante que no sentía ahí, pero sí en mi garganta. – La mayoría de los presentes vienen con sus acompañantes. No estoy muy seguro de desear presenciar tal función... Una que no tenía ni idea de qué iba… sumergido en mi soledad. - Dicen que los detalles de la vida son más apreciados con una buena compañía. Me temo que… ya que usted. Me acerqué para susurrar sobre su lóbulo… y yo no traemos una en absoluto. ¿Le gustaría ser mi acompañante, mi Lady? Me recliné de nuevo en mi asiento. Ese acercamiento solo había enardecido mi apetito. ¿Más? ¿Podía ser eso posible? No sabía cómo, pero Lady Viola no se iría a su mansión sin antes llevarse un recuerdo mío… en este caso…un mordisco. Deslicé mi lengua por las puntas filosas de mis colmillos, hasta que una gota de sangre emanó de la misma. “Pronto… pronto sería la sangre de mi <<acompañante>> la que degustaría con extrema dulzura.”

por **Viola de Lesseps** Lun Jun 28, 2010 12:41 pm

Fije mi vista en frente, dejándome llevar por el rojo del telón que parecía majestuoso, definitivamente los teatros y sus obras siempre me habían llamado la atención, los actores personificando a personas que aparecían en la vida real, o simplemente mofándose de la clase alta, pero hoy las funciones tenían un toque de pasión, amor y algo de locura, definitivamente un drama, -como si no hubiera tanto drama en esta vida- pensé mientras daba un suspiro algo ahogado. Aun rondaba en mi pensamiento las palabras del Conde, sobre la compañía, en realidad a veces si era necesaria, fue cuando me di cuenta de lo que está pensando ¿desde cuándo me preocupa la compañía? ¿Hace cuanto que estoy sola? Siempre he estado sola.

Recordé cuando mi padre me dijo unas sabias palabras “La vida es como un cuento relatado por un idiota; un cuento lleno de palabrería y frenesí, que no tiene ningún sentido” hija, que nunca te importe lo que digan, siempre se tu misma y con eso encantaras y maravillaras a quien tú quieras… fue en ese momento cuando sus palabras me hicieron volver al teatro.

- ¿En desventaja? Creo que tenemos más ventaja de todo los que nos rodean, prácticamente podemos hacer lo que deseemos – dije suave mientras, su mirada me hipnotizaba y su voz hacia que lo siguiera atenta a cada acto que él hacía, cada palabra la decía con tan delicadeza que parecía estar soñando en ese mismo momento – concuerdo con usted en eso que “los detalles de la vida son más apreciados con una buena compañía” – añadí citándolo y al tiempo quede sorprendida con la invitación o con esa proposición que me estaba haciendo. – seria un placer hacerle compañía esta noche, para así disfrutar de él pronto espectáculo- añadí con una sonrisa y sintiendo como mis mejillas se coloreaban intente apartar mi vista de él pero no pude, algo me atraía de aquel Hombre que me acababa de hacer una simple propuesta, acompañarlo para disfrutar.

Aunque siempre disfrutaba las obras sin compañía esta vez sería diferente, un acompañante con clase y que parecía que disfrutaba tanto como yo del teatro, no pude resistirme a darle un no como respuesta, a final de cuentas estaba sentada a su lado, y a mi otro lado había una pareja, que parecía no importarle nada más que ellos.

por **Tarik Pattakie** Mar Jun 29, 2010 9:41 pm

La actitud de Lady Viola para conmigo era un deleite para mis sentidos desarrollados. La ingenuidad que encubrían a sus palabras me tenía entusiasmado, por no obviar sus pensamientos que no iban impuestos por algún peligro intuido por su subconsciente. ¿Era posible que nada le alertara del peligro inminente en el que se encontraba? Estaba enjaulada. No existían salidas. Ella iba sola, yo iba solo. ¡Incluso había aceptado ser partícipe de esta obra como mi compañera! Era fácil y grato tratar con ella. El olor de su perfume ya parecía estar impregnado en mi piel y todo era su culpa. ¿Su sangre exquisita no era suficiente? Al parecer no. Jamás me compenetraba de este modo con mis presas. Siempre me había dicho que lo más sensato era no alargar el momento y aquí estaba. Con una humana que nublaba mi olfato y mi vista con sus facciones que denotaban su pertenencia a una de las familias más adineradas en esta Ciudad que encubría a muchos de nosotros. Esta vez, cuando sus pensamientos llegaron a mí, solo lo hicieron para confirmar que era la clase de mujer con la que me gustaba conversar en mi vida pasada, cuando apenas era un humano tratando de conocer todo acerca del mundo y la época en que había nacido, no muy diferente a ésta, a excepción de las nuevas comodidades que se veían añadidas con el paso de los años. Incluso me permití compararla con Astrid. La primera vez que había hablado como mi prometida, el prejuicio que sentía hacia las damas que lo tenían todo, una buena mansión, buen título, los mejores vestidos… había sido el detonante para darle la espalda incluso antes de conocerle. Lady Viola era como ella en esa forma. Lo tenía todo y aún así, mantenía ese porte gentil hacia los demás. “Es una lástima que tenga que servirme” Parecía contradictorio, pero probarle y saborearle era como una marea, no podía ir en contra de ella.

- El placer es mío, mi Lady. Solo mío. ¡Por supuesto que lo era! Una excelente compañía que incluso compartiría conmigo una parte esencial de ella. ¿Eso me volvía un egoísta? Claro que no. Necesitaba de ese elixir para sobrevivir y de uno u otro modo tendría que conseguirlo. Ese la razón principal por la que había acudido a un lugar rebosante de humanos. Lady Viola era la elegida, no había duda y yo… la trataría cortésmente incluso cuando me tocara despedirme de ella, con un beso furtivo. Por que sus labios… esos labios… eran dignos de ser profanados. Acudí a sus primeras palabras que me habían interesado desde que le había escuchado. – Ha mencionado que podemos hacer lo que deseamos. ¿Qué es lo que usted desea hacer fervientemente, mi Lady? Incluso si va en contra de las normas sociales. Rara vez tengo la oportunidad de cruzarme con personas como usted y… estoy interesado por conocer la respuesta que se esconde tras esa simple cuestión. Sonreí sin saber porqué, sintiéndome en equilibrio conmigo mismo. Algo en ella me cautivaba… y lo descubriría en lo que trascurría la obra de teatro.

por **Viola de Lesseps** Jue Jul 01, 2010 3:02 pm

Uno de mis risos seguía con la rebeldía de entrometerse a mi rostro, volví suavemente a colocarlo detrás de mi oreja con un movimiento suave, que hizo que pudiera disfrutar de mi perfume, mi dulce fragancia. El telón se movió dejando al descubierto aquel escenario que estaba decorado de forma majestuosa, digno para un público tan acomodado como el que ahora estaba expectante de lo que pronto sucedería, los murmullos poco a poco fueron desapareciendo hasta quedar en completo silencio, se escucharon unos pasos y un personaje de la obra salió hablando, fuerte y claro, presentando aquella trágica obra, Romeo y Julieta, de un conocido William Shakespeare. El presentador cito una parte de un soneto del Maestro Shakespeare...

Para ganarme pronto al infierno, mi mal femenino
Se llevó al mejor ángel de mi lado,
Y corrompería a mi santo para ser un demonio,
Arruinando su pureza con su fétido orgullo (…)

Nosotras las mujeres nombradas como un mal que podía llevar al borde de la locura, pero éramos un mal necesario pensé vagamente, mientras escuchaba las palabras que mencionaba el Conde Ralph, ¿Qué es lo que usted desea hacer fervientemente, mi Lady? Qué clase de pregunta era esa, definitivamente El conde me sorprendía a medida que nos estábamos conociendo, primero todo un caballero y con muy buen gusto pensé, pero aun por mi mente rondaba aquella pregunta. Ladeé mi cabeza mientras posaba mis ojos sobre él, sobre su perfecta cara, su perfecto… todo.

- Desearía poner universo entero a mis pies – dije en broma, con una sonrisa tonta, mientras pensaba en lo que realmente deseaba hacer o quería hacer, al final de cuentas era libre, pero en que constaba esa libertad si no hacia lo que definitivamente quería… - deseo... ser feliz – dije con un tono un poco apagado… eso era lo que deseaba pero no lograba obtenerlo aun cuando tenía todo, pero a la vez nada, di un suspiro suave mientras en el escenario los actores comenzaban con sus diálogos, y una poesía sonaba de voz de un actor… - deseo fervientemente sacarme este vestido y andar libre por el mundo – termine diciendo eso era una parte de libertad… que rara libertad.

Me quede pensando, en las palabras que anteriormente había dicho, quizás me consideraría una loca por lo que había dicho, que tonta mi respuesta pensaba mientras bajaba mi vista… con una leve sensación amarga en mi boca, un ruido proveniente del escenario me asusto haciéndome saltar de mi puesto pose mi mirada nuevamente en el conde… Algo tenía, que llamaba mi atención ¿Qué era?

por **Tarik Pattakie** Jue Jul 01, 2010 7:03 pm

Sus risos rojizos eran tan rebeldes que más de una vez los había imaginado recorriendo mi piel, enviando espasmos de placer. Tan suculenta como la sangre que recorría sus venas. No había forma de estar equivocado. Mi olfato jamás se equivocaba. El lunar en su mejilla le hacía aún más atractiva y por tercera vez, me pregunté en qué lugar de su frágil cuerpo se encontraban escondidos algunos. Pensamiento que aparté en cuanto las cortinas rojas cedieron, dejando el escenario y sobre todo, el nombre de la obra al descubierto. Romeo y Julieta. Nada más… ¿oportuno? Una pareja de enamorados que luchaban por su “amor” hasta el punto de casarse de forma clandestina. Bien. Drama. Lady Viola no estaba equivocada, pero por supuesto, ella había sabido desde el instante en que acudió al Teatro, qué se representaría. La incomodidad hizo meollo en mí. “Las mujeres son nombradas como un mal que lleva a la locura, pero el misterio está en descubrir si esa locura necesariamente es un mal”, pensé ante las palabras que acudían a la mente de mi acompañante. Era interesante apreciar cómo trabajaban sus pensamientos. En efecto, las mujeres eran la mejor creación fuese quien fuese el autor, pero, lo deseáramos o no, la verdad séase dicha, muchos caíamos en las trampas que las mismas ponían. Me catalogaba como uno que no podía estar con, pero tampoco sin ellas. – El Universo… Sonreí, perdido más en ella que en las actuaciones estelares y las voces resonantes en tan “espléndido” lugar. ¿Divertida también? ¿Qué mas secretos escondía esta mujer? – Cuando sonríe de esa forma, resplandece mi Lady. Julieta había salido en la puesta, hablando con el aire distinguido que representaba a su personaje, pero yo me había quedado aturdido por la respuesta que prosiguió a la pregunta que, conforme los minutos transcurrían, creí que jamás llegaría.

Ser feliz. Chasqueé la lengua contra mis colmillos ante la sorpresa que me causó su “sencilla respuesta”. Hacía tanto que no deseaba tal cosa porque había llegado al punto culminante, de no creer en lo que no tenía, y ella… ella aún mantenía ese tono genuino que deseara o no, era el distintivo de los humanos. El mismo que dejaba entrever su deseo por creer en lo que yo daba por inexistente e inútil. Tomé su rostro en mi mano, alzándolo levemente para apreciar de cerca sus ojos verde grisáceos. ¿Cuántos estarían tras ella? Era hermosa, inteligente, llena de vida, conocedora… existían tantas palabras para describirla, que creer que no existía ya alguien loco por estar junto a ella no se presentara aún. – Libertad. Mis labios estaban demasiado cerca de los suyos. Tanto que cada palabra que mis labios profanaban, eran acariciados por su aliento. – No se sienta culpable. Usted dice lo que piensa, puedo leerlo en su rostro. O en sus pensamientos. El contexto no importaba. - Nada es más placentero que tener una acompañante que no actúe solo porque así lo dictan las normas de la sociedad. Y… todos deseamos ser felices en algún momento crucial. ¿Cuál es la pieza faltante para que sea feliz, mi Lady? Aún no podía comprender esa parte, parecía tenerlo todo, pero incluso yo sabía que nunca era suficiente… nada era suficiente… siempre faltaba algo en nuestras vidas.

por **Viola de Lesseps** Jue Jul 01, 2010 9:29 pm

La obra ya estaba en curso con sus narraciones extraordinarias Romeo hablaba en ese momento diciendo "No sé si mi mano podrá expresar lo que mi corazón siente"- sonreí ante la sola idea de imaginar que una historia como esa se hubiera sido escrita por un solo hombre que imaginación, Shakespeare… ¿que habría estado pensando cuando escribió tal obra? Pensé mientras el conde Ralph hablaba con total delicadeza, sus halagos hacia mi persona hacían que me sonrojara, aunque ya no me sentía nerviosa ante su presencia, el silencio del teatro y sus actores dando un espectáculo habían logrado que me soltara un poco más.

Mi respuesta era simple pero era lo que sentía, no acostumbraba a guardar mis sentimientos, como, cuando conjugaba las mesclas siempre ponía todos mis sentimientos y emociones por delante, haciendo que eso creara fragancias de fantasía, como todo artista dando todo por su trabajo, mientras mi mirada seguía en el suelo, sentí como su fría mano tomaba mi cara haciendo levantar mi rostro dejándolo muy cerca de él, podía sentir su aliento junto al mío con cada palabra que salían de sus labios, los nervios me invadieron, y su mirada se unió con la mía.

No podía describir lo que me sucedía en ese momento, no acostumbraba a tener hombres tan cerca mío y el conde estaba demasiado cerca, más de lo que cualquier otro hubiera estado antes, me aleje un poco de el, siendo lo más sutil que podía ser en ese momento, sus palabras podían llegar a ser intimidantes pero ya le había dejado hacer ese tipo de preguntas; solo me restaba seguir. El telón bajo dando señal que los actores tomarían un leve descanso mientras cambiaban la escenografía. Puse toda mi atención en el, definitivamente estando junto al Conde hacia parecer que solo estábamos nosotros dos en aquel teatro, que en realidad estaba rodeado de personas que aplaudían en ese momento por lo acontecido de la obra.

-A muchas personas les molesta que uno diga lo que piensa – añadí mientras mi vista seguía fija en su perfecta cara, con esa voz, tan agradable, tan seguro de todo lo que decía, de seguro mas de alguna dama presente suspiraba por él, ¿quizás yo no era la mejor compañía?... qué cosas que pienso, di una leve sonrisa dedicada hacia él, solo para él. Su última pregunta me dejo pensando en todo lo que tenia… ¿que me hacía falta para completar el cuadro perfecto? – Creo que parecerá loco – dije dando una pausa – pero lo que me hace falta es amor – dije mientras el silencio volvía al teatro ya que la obra volvía a tomar su curso.

Mientras pasaba mi vista del escenario hasta sus ojos me atreví a preguntar – y a usted Conde, ¿Qué es lo que usted desea hacer fervientemente? – dije esperando expectante por las palabras que pronto saldrían de su boca, sentía que cada vez que me miraba descubría algo nuevo aunque me gustaría saber que era me limite a esperar…

por **Tarik Pattakie** Mar Jul 06, 2010 9:48 pm

La obra no me interesaba en absoluto. No era nada que no hubiese leído o visto antes. Sabía cómo terminaría tal acto inverosímil entre Romeo y Julieta. Una trágica muerte ante un amor fallido. ¿Qué era el amor a ciencia cierta? Retrocedí en el tiempo… Centurias atrás… Aquél tiempo donde no era más que un joven cortejando a la mujer que deseaba hacer mi esposa. Quería hijos. Una familia. Los años me habían demostrado que la culpa no era del vampiro que me había transformado, la culpa había sido solo mía, ¡mía! No pretendería instigar en una situación, cuando una y mil veces había recreado tal acto repudiable, llevado a cabo por mis manos. Gritos que jamás se difuminarían y que había aprendido a ignorar, aunque… como la abeja zumbando alrededor del humano, llegaba al punto del fastidio. Las pesadillas no se presentaban en mí en sueños, era más bien una realidad subalterna donde me sumía a diario. ¿Culpa? ¿Desgano? ¿Soledad? Conocía cada significado sin variar, las únicas heridas que jamás se curarían eran las que estaban marcadas como el fuego más fiero en mi alma… si es que aún hacía amago de alguna… un hecho contrito, dado que no estaba seguro de eso último. Retomé mi antigua posición para alejarme de su embriagante e insinuante olor. Lady Viola ya estaba impregnada en mi cuerpo. Cada palabra emitida de sus dulces labios atraía su aliento cálido que hacía un determinante y maravilloso contraste con lo gélido en el mío. Mi mirada estaba expuesta en ella, si me percaté del cierre del telón fue por el inconfundible sonido de las cortinas al caer, no porque mi mirada estuviese atenta a los movimientos en el escenario. ¿Cómo hacerlo cuando tenía un interés mejor?

- A muchas personas les molesta no tener la fortaleza para decir lo que piensan por temor a romper las normas sociales o… Me encogí de hombros ligeramente, tan ligero, que parecía un movimiento no realizado para el ojo humano… por miedo a molestar al oyente. Ni lo uno ni lo otro pasará en mi compañía, mi Lady. Solo quiero que usted se sienta cómoda en mi presencia. ¿Cómoda? Esa no era la palabra que describía exactamente lo que esperaba en ella. Cerré mi mano en un fuerte puño ante las ansias que de mis dedos por enrollarse y desenrollarse en sus rebeldes rizos. No. Eso sería mucha libertad y… no sería bien visto para ella. Una sonrisa tan natural y dañina, que desplazaba el dolor revivido hacía solo unos segundos, apreció en mis labios tras su pensamiento. Lady Viola estaba equivocada. Maldita y definitivamente, el único que no era buen acompañante era un vampiro sediento, dispuesto a utilizar la coacción para hacerle actuar en contra de sus buenos deseos. - ¿Intenta tomarme de sorpresa, mi Lady? Tengo que advertirle que ya lo ha hecho desde que aceptó ser mi acompañante ante tal obra maestra. Moderé mi risa para no molestar a quiénes estaban atentos a cada palabra o movimiento de los personajes en escena. ¿En qué momento habían empezado a actuar de nuevo? Enarqué una ceja y con total naturalidad, las palabras cedieron. – Deseo salir de este concurrido lugar y disfrutar de su amena conversación en un lugar privado. Bien. Era lo más cercano a decir la verdad. “Deseo fervientemente tomar su sangre”. Sí, seguro que la asustaba. Amor… Un sentimiento del que había carecido y había olvidado por completo su significado. Mejor no adentrarme en lo desconocido….

OFF: Disculpa la tardanza

por **Viola de Lesseps** Miér Jul 07, 2010 9:51 pm

El amor, ¿Que es el amor? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo descubres cuando estas enamorada? definitivamente el amor era demasiado complicado y aun desconocido para mí. El conde se llevaba toda mi atención, definitivamente era más interesante verlo y hablar con el que mirar las actuaciones sobre el escenario. De un momento a otro algo me asusto un grito proveniente del escenario " SOY UN JUGUETE DEL DESTINO" gritaba romeo, ¿y quién no?... su destino estaba escrito y todo el mundo lo conocía, por el contrario el nuestro, solo nosotros lo escribíamos. Nada está escrito solo lo que los libros dicen, reí ante mí pensar.

Hacía mucho que no visitaba el teatro y menos que disfrutara tanto de una excelente compañía, la compañía lo era todo para disfrutar, tal cual como él lo había dicho casi al comienzo de nuestra conversación, cada persona tiene un aroma natural y el del conde me embriagaba y me hipnotizaba poco a poco, el tenia algo que me atraía, algo que me dejaba ahí y seguir con su conversación, porque si hubiera sido otro quizás simplemente lo hubiera parado de una vez y le diría suavemente "Monsieur quiero disfrutar la obra" pero por el contrario ahí me encontraba hablando con él. Conociéndolo un poco mas, quizás...

En realidad era una loca yo me consideraba una, ¿pero quién no lo era? escuche lo que decía y sonreí ampliamente - Siempre acostumbro a decir lo que pienso, eso me lo enseñaron desde muy chica, aunque a veces moleste a mas de una persona; pero no me importa el que dirán... - dije con tono firme muy cerca de el ya que no quería, molestar a los espectadores de la obra, mis rizos esta noche estaban mas rebeldes que nunca, y ya me tenían aburrida arreglarlos, suavemente lo coloque detrás de mi oreja con una sonrisa en mi rostro, para no parecer harta de hacer repetidas veces lo mismo - Así que le he sorprendido ¿que aceptara estar a su lado? o que ¿aceptara hablar con usted obviando la obra que se está llevando a cabo?- pregunte algo conforme con lo que decía, en realidad venia con la intención de ver tal obra pero como el destino no está escrito todo podía pasar... Cuando dijo lo que deseaba hacer.... verdaderamente no me lo esperaba, hacía tiempo que no me sentía nerviosa de la forma que me estaba sintiendo en este momento, sonreí intentando relajarme y sentí como mi corazón latía con mas fuerzas incluso podría decir que él lo sentía, bombear mi sangre por todas las venas de mi cuerpo, el nerviosismo... - ¿usted cree que mi compañía es grata?- pregunte curiosa aunque ya me lo había dejado claro con su anterior respuesta - ¿Así que le gustaría estar en un lugar más privado conmigo?- dije ladeando mi cabeza y mirándolo directo a esos ojos encantadores. ¿Él deseaba mi compañía?

Off: no os preocupeis!mas vale tarde que nunca Very Happy

por **Tarik Pattakie** Jue Jul 08, 2010 7:32 pm

El pasado… Una parte de mí que jamás podría borrar y/o reemplazar… Decisiones tomadas que me habían llevado a ser lo que ahora era. Acciones que llevaba tatuadas en la piel y que no desaparecerían hoy, tampoco mañana… Lady Viola lograba hacerme pensar en el Conde Ralph de hace más de 600 años, una edad que no aparentaba físicamente, pero que me había dotado de experiencias únicas e irrepetibles tras cada estación del año. Era lo peor que podía pasarme. No estaba sentado para rememorar una vida que deseaba desapareciera como el viento, barriendo con hechos que no pensaba más que en la comodidad de mi mansión, donde una buena copa con vino era el acompañante ideal para ver transcurrir los segundos frente a un paisaje que lo significaba todo. El amanecer… Uno que jamás vería sin verme perjudicado por sus rayos de oro. Hacía mucho que lo había aceptado, pero no por ello resultaba ser fácil o absurdo. Las verdades que se escondían en las frases de Shakespeare, eran dignas de interpretar infinidad de veces. ¿Juguetes del destino? Eso éramos todos, ¿cierto? Alguien tiraba de nuestros hilos. ¿Dónde se había perdido el mío? ¿En Londres? ¿En la propiedad de mi padre? ¿El día que atacó la epidemia? Mis preguntas sin respuestas cesaron cuando los pensamientos de Lady Viola nuevamente se presentaron. Era cierto. Estaba siendo demasiado atrevido para una persona que recién conocía, pero su compañía, la fluidez con que hablaba y la inteligencia que era clara y precisa en sus palabras, me tenía cautivado, pendiente de cualquier sonido que emitiera, previniendo de qué forma terminaría sorprendiéndome en esta grata velada.

– Suele sorprender a todos sus acompañantes de éste modo, mi Lady. ¿O soy uno de los pocos afortunados? Mis dedos atraparon uno de sus rizos por puro reflejo. Esta noche estaba sonriendo más del que acostumbrada. En realidad, raras veces lo hacía. De esto se trataba… de la persona con quién me encontraba. Una mujer hermosa, con un status social que no le importaba en absoluto, hablando como si fuéramos solo dos conocidos que se encuentran “inesperadamente” en un lugar concurrido, entablando una conversación “casual” que, no tenía nada de casual para mí; las mujeres con las que acostumbraba a pasar una noche, decían lo que mis oídos definitivamente querían escuchar, pero claro, con dinero de por medio, no existía algo que se rehusaran a llevar a cabo… Lady Viola, en cambio, decía lo que pensaba y aunque podía preverlo en sus pensamientos, siempre terminaba asombrado por su ingenio. – Honestamente… Mis labios amenazaron con curvarse divertidamente… - Ambos motivos, mi Lady. Especialmente que, no me haya hecho callar por estar haciéndole perderse tan… ¿majestuosa? representación de una obra sin igual. La sonrisa finalmente se quedó permanentemente en mis labios. Mi garganta escocía al ritmo en que los latidos de su corazón aumentaban. La vena en su garganta palpitaba como un tambor. La mejor de las melodías provenía de la sangre que era bombeada con rapidez. Mi lengua se deslizaba por las puntas de mis caninos, saboreando… No podía esperar más. Necesitaba probarle, aunque era consciente de que saldría tal cuál olía… El perfume la hacía más apetecible… irresistible. – Desde luego, mi Lady. Nada deseo más en estos instantes que salir con usted a un lugar más privado. Su compañía es lo único que ha logrado prolongar mi permanencia en este Teatro. Aclaré la garganta que ya se regodeaba. ¿Aceptaría salir conmigo? ¿Finalmente había llegado el momento de dejar a la bestia apoderarse de mi cuerpo? Eso lo sabría en los próximos segundos...

por **Viola de Lesseps** Sáb Jul 10, 2010 2:51 pm

Por mis pocos años que llevaba sola, sin la compañía de mi padre, conocí a varios hombres pero todos buscaban una cosa, mi fortuna, Hombres pensé con una mueca... pero el, era el primero que no me preguntaba a que me dedicaba, y me pareció fantástico que no lo hiciera, de seguro mi respuesta lo sorprendería y se interesaría por la tienda, por los aromas, por los perfumes nuevos. Pero al conde le gustaba mi compañía, sin nada más solo yo. Mis pensamientos poco a poco se apoderaban de mi... una parte me decía " ¿Viola que esperas?, anda invítalo, cualquier lugar es mejor que el teatro en estos momentos" y mi otra parte me decía "recién lo conoces, pensara que eres una... una cualquiera..." pero ¿que era lo que yo quería después de sus palabras?, definitivamente lo mismo que el.

Sonreí cuando acomodo mi rizo rebelde - Hoy están mas rebeldes que nunca - dije a media sonrisa en mis labios, quizás yo también era como ellos.... quizás esta noche podía ser diferente... ¿Diferente? No, solo podía ser yo Viola de Lesseps - Aunque no lo creo no acostumbro a sorprender mucho, así que digamos que usted es el afortunado - suspire, era cierto, todo siempre era lo mismo, presentarse, preguntar que hacían, añadir que era difícil encontrar a una dama que se dedicara a eso... pero hoy desde un comienzo fue distinto, el llegar al teatro, pedir permiso para sentarme a su lado, habiendo otros asientos, elegí ese lugar, el accedió y todo a fluido correctamente.- Aunque ya he visto la obra, quería pasar una tarde diferente y es mas diferente con su compañía - que digo, me estaba enredando con mis pensamientos... y volvía a escuchar... “¡decídete! ¡Invítalo!", desvié mi vista hasta el escenario pero realmente no estaba poniendo atención en lo que ahí ocurría - tengo que confesar algo - dije mojando suavemente mis labios y dando un suspiro amplio - deseo lo mismo que usted, Salir del teatro y disfrutar de su compañía en algún otro lugar - sentí un alivio cuando dije esas palabras y mis pensamientos se aclaraban mas, ya no había esa lucha interna, me había decidido, porque eso era lo que quería...

Su compañía era lo mejor que me había pasado en… años… si en años… podía sentir que en mi rostro estaba una sonrisa marcada, pero no podía dejar de sonreír no junto a él que también sonreía, una sonrisa perfecta, que irradiaba… ¿alegría? ¿Felicidad?... algo que no encontraba las palabras para describirlo en ese momento.

Algo había aprendido una cosa lleva a otra, así es la ley, el curso de la vida…

por **Tarik Pattakie** Vie Jul 16, 2010 10:05 pm

¿Rebeldes? Un maravilloso concepto que se veía a menudo adjudicado a mi persona, siendo ahora robado por esos rizos que enmarcaban su inmaculado y hermoso rostro, tan suaves que mis dedos deseaban enmarañarse entre ellos conforme mis caninos jugueteaban antes de darle el primer mordisco a esa piel tan briosa que, más de una vez, había pensado cubriéndome como las sábanas de seda que aguardaban tan vacías y solitarias en mi mansión. ¡Demonios! No estaba muy seguro sobre el clímax en que nos envolveríamos terminando la obra, aunque, honestamente, esperaba no tener que verme entre todos esos humanos por más tiempo. Era suficiente tortura para una noche sedienta. Solo una cosa mantenía mi mente funcionando claramente, y ese era salir de ahí del brazo de mi acompañante para que aliviase el escozor en mi garganta con su suculento, embriagante y enloquecedor elixir que atrapaba a mis fosas nasales. Lady Viola no podía ser egoísta como para negarse a cumplir con ese capricho que no era más que un grillete sin llave e imposible de romper, de combatir al que me encontraba atado… No es que le fuese a pedir permiso, pero al menos, el placer que sentiría emanar de mis endorfinas daría rienda suelta a un final más dramático que el que se llevaría a cabo entre Romeo y Julieta. ¿Beber o morir? No existía tal elección, mi vida podría ser aburrida, pero era todo cuanto tenía y dejarlo ir, no era una opción. Ladeé mi cabeza un poco hacia ella, escuchando los latidos de su corazón, exactamente igual a un colibrí enjaulado, aleteando fervorosamente en busca de una salida. El mejor de los sonidos para los vampiros... Un ligero gruñido escapó de mi pecho al verle mojar sus labios. ¡Maldita sea! ¿Por qué hacía eso? Ya era apetecible, no necesitaba de esos gestos para venderse con el demonio que le utilizaría para alimentarse, y aún así, mi paladar se saboreaba por reemplazar la suya y besar sus labios hasta dejarlos rojos e hinchados por la batalla que se desataría entre mis caninos y lengua.

Por unos segundos, mientras se debatía y leía la indecisión en su rostro en esas pequeñas líneas que se asomaban en su frente, ante la entera concentración en que se sumergía, pasando de largo por las normas sociales que nos regían, había creído en que se negaría. Pero claro, su destino ya estaba predicho desde que nos había tocado compartir juntos la obra de teatro. Sonreí abiertamente, acercándome hasta su lóbulo, dejando escapar un suspiro al degustar su atractivo perfume. – Acompáñeme, mi Lady. Seamos solo dos seres disfrutando de la noche lejos de tantas miradas, solo usted y yo. Me levante sin hacer algún ruido, tendiéndole mi mano para después guiarle hasta mi antebrazo. Esa sonrisa provocaba unos hoyuelos que no deseaba dejar de ver en el tiempo que compartiría a su lado. Nos abrimos paso, escuchando aún la musical voz de los personajes tras nosotros, las respiraciones contenidas de las damas mientras esperaban absurdamente las próximas palabras de los protagonistas y antagonistas. Sí. Nada me hacía más feliz que dejar el lugar atestado de humanos del brazo de la mujer que no me había temido, diciendo lo que pensara sin preocuparse en impresionar, aunque… desde luego… lo había logrado. Tras cruzar las puertas, mis hombros se relajaron, alcé la mirada para observar la Luna Llena en lo alto, las constelaciones se apreciaban con facilidad en esta noche fría. - ¿A dónde desea ir, mi Lady? Rápidamente desvié el rostro para perderme en su mirar. – De no haberme conocido, habría disfrutado con la obra, así que… me conformo con que sea un lugar privado, quizás simplemente… ¿caminar? ¿Caminar? ¡Qué diablos estaba haciendo! Ya no podía alargarlo más...

por **Viola de Lesseps** Mar Jul 20, 2010 12:03 pm

Tan pronto escucho mis palabras pareció que todo en el cambio, de manera que lo hacía ver aun mas radiante y atractivo de lo que ya era, aunque el teatro prácticamente estaba a oscuras, las luces del escenario bastaban para distinguir sus perfectas facciones y su sonrisa de satisfacción ante mis palabras. – Fuimos diferentes de un principio – añadí tomando su mano, pude distinguir el frio de esta pero que importaba, en estos momentos nada, acomode mi majestuoso vestido y me apronte a caminar junto a él, voces del escenario decían lo que pronto sucedería, dos muertes por una simple equivocación, Romeo había elegido su destino morir a un lado de la persona que amaba y Julieta, fingir esa muerte a la espera de su amado, que iría a su encuentro… que drama. Mientras nos aprontábamos a salir por las puertas note las miradas curiosas de más de una dama y de los caballeros. Si era de mala educación dejar el teatro antes de que la obra terminara, pero ¿Qué le importaba a ellos? Cada uno había venido por alguna razón diferente, quizás por obligación, o porque si los veían ahí los harían mas culto… pero todos a final de cuentas teníamos algo en mente cuando cruzamos esas puertas.

¿Qué tenía en mente yo? Difícil respuesta, pero a quién le importaba la respuesta a estas alturas, a nadie, su caminar era firme y seguro como era de esperarse. Mi corazón parecía estallar y no lo podía controlar, pocas veces había sentido esto, pero aun así a la alerta de mi corazón agitado me sentía tranquila con su compañía. Cruzamos la puerta y el frio me envolvió, la noche estaba iluminada por la majestuosa luna que brillaba en lo alto del oscuro cielo. Vi a mi chofer conversar con sus pares, lo mire y él me hizo una pequeña reverencia, me conocía y a menos que no lo llamara no acudiría a mi encuentro.

¿Qué esperaba de estar junto al conde? En realidad no acostumbraba a esperar nada de las personas así la desilusión siempre sería más fácil de sobrellevar ¿pero qué piensas Viola? Escuche su pregunta y en realidad, no tenia respuesta con su presencia solo me bastaba para estar a gusto su mirada penetro en mi interior, podía sentir que con su mirada descubría y descifraba hasta mi secreto mas oculto, en realidad esos ojos me habían intimidado, por primera vez en toda la noche, no era vergüenza lo que sentía era, como si me desnudara el alma en ese momento – de no haberlo conocido, lo más probable que me hubiera aburrido viendo la obra – dije con una sonrisa amplia, sí, eso era su compañía hizo que aquel drama que en el interior del teatro desapareciera, - ¿Caminar? No estaría mal, aunque la noche está muy fría, pero si así puedo disfrutar de su compañía, todo puede suceder – al terminar de decir aquellas palabras, no te que no debí decir eso si no que debió quedarse en mi pensar, di un suspiro amplio dejando entrar a mis pulmones aquel aire frio que nos envolvía paulatinamente, sentí como mis labios se secaron al acto reflejo de un suspiro y volví a mojarlos suavemente para que nos dispusiéramos en aquel paseo nocturno.

por **Tarik Pattakie** Jue Jul 22, 2010 4:30 pm

Diferentes…. Lady Viola estaba cerca de descubrir cuán diferentes éramos. Un vampiro con una hermosa dama del brazo, en una noche fría y solitaria, esperando el momento adecuado para dar el primer mordisco que nos llevaría a la salvación o condena. Mi risa se hizo escuchar ante la estupidez que englobaba ese pensamiento. Estuve condenado desde que había violado y asesinado a mi prometida sin piedad, incluso mientras era consciente del amor que sentía o de las súplicas mezquinas que ella hacía resonar ahora en mis pesadillas. No podía simplemente desaparecer y dejarle a mitad de la noche. Quería su sangre corriendo por mi boca y mi cuerpo, enardeciendo al hombre primitivo que solo pensaba en saciar y encontrar el confort en un beso, en un simple contacto como el que su piel provocaba con ese roce de su mano. No la olvidaría después de esta noche. Viola de Lesseps era la primera humana que había logrado que me contuviese de atacar ante la conversación interesante en la que me había envuelto. Cada segundo solo había hecho que la bestia le deseara con más anhelo… con más fervor. El viento jugaba con sus rizos, mismos que ella había intentado aplacar desde que le había visto por primera vez, ahora jugando libres a adornar su inmaculado y perfecto rostro como debía ser. El borde de su vestido se agitaba, bailando al son de las caricias de las brisas, como su corazón… uno que no dejaría de latir esta noche… pero que seguiría tocando para mí hasta que pensase que era suficiente. Lo cuál estaba lejos de ser ¿posible? Mi mirada se afiló en cuanto vi a su chofer hacerle una reverencia, pero un segundo después se suavizó ante el sonido de su respiración, su pecho subía y bajaba rítmicamente, preguntándome cómo sería tenerle tendida y desnuda… ¡Demonios! Una mujer como ella era letal para un vampiro como yo. Adicto a mujeres, al sexo… a… ellas. Suspiré, evidenciando la frustración que me recorría. Llevarle a mi mansión significaría… No teníamos que terminar desnudos, pero… ¿llevarle a la boca del león? ¿Con qué fin? ¿Una cena? ¿La carne para ella y su sangre para mí? Sonaba tan maravilloso… ¿aceptaría? ¿Querría estar conmigo?

- Me halagan sus comentarios, mi Lady. Aunque creo que es la primera mujer que se divierte conmigo de esta forma. Quienes compartían mi cama y ahora una tumba en el Cementerio, habían sufrido entre mis brazos después de utilizarles para calmar mi apetito. Alguien tenía que encontrar un método de diversión y el de Lucern Ralph era exactamente ese. ¡Las mujeres! Lady Viola… ¿por qué no me hacía las cosas sencillas para su bienestar? Aparté su mano con delicadeza para quitarme el abrigo. No sentía frío, a diferencia de la mujer que se encontraba a mi lado. Ese olor… ahora estaba impreso en mí. Sabroso… Suculento… Atractivo… Me emborrachaba con tan solo percibirlo como el mejor de los vinos. – Permítame abrigarle. Un juego de palabras con doble sentido. Le insté a detenerse conforme me posicionaba tras de ella para ayudarle a ponerse mi abrigo. Mi mano ayudó a mover su cabello a un lado para que no quedase amontonado bajo la prenda, sus rizos tan suaves acariciaron mi palma, y antes de que lograse detenerme, mis labios sustituyeron a mi mano para dejar un pequeño beso sobre su nuca. – Su perfume me enloquece y embriaga, mi Lady. “Devorarle sería tan supremo”. Un pensamiento sumamente realista. Tomé su mano de nuevo, hasta que sus últimas palabras me sorprendieron. Lady Viola era una mujer impredecible y eso era lo que en una mujer siempre resultaba atractivo. Mi carruaje se encontraba unas calles más adelante, mi mente era una maraña de pensamientos conforme pensaba cómo resultaría éste encuentro. – Disfrutaremos el uno del otro, mi Lady. Ese fue mi pensamiento desde que le descubrí. Claro que el único beneficiado de todo, resultaría ser yo. El gesto que hacía con sus labios era un arma letal. ¡Demonios! Pronto serían mis labios los que estarían mojándole de ese modo. – Estaremos realmente cómodos. Si Lady Viola tenía sentido de supervivencia sabría qué sería lo mejor. No es que fuese a abusar de mi hospitalidad, pero quería beber de ella… Esa era la realidad.

por **Viola de Lesseps** Mar Jul 27, 2010 1:07 pm

August siempre estaba alerta de lo que pasaba a mi alrededor, pero al verme con el conde accedió, ya estaba grande y aunque siempre era bueno un poco de cuidado, el estar junto al conde me traía una seguridad. ¿Seguridad? no era eso algo me atraía a él era como un imán a mis sentidos, me embriagaba y me hipnotizaba con cada acto que hacia él. El frio hizo que recorriera por mi cuerpo un leve escalofríos que hizo que mi piel se erizara y mi corazón diera un golpe algo fuerte en mi pecho, ¿Quizás era un alerta? no en realidad no quería pensar en nada, hoy después de mucho tiempo alguien estaba interesado en mi... ¿compañía?... - Usted no es una persona aburrida, quizás solo no han sabido como llevar una buena conversación con usted my lord - musite suavemente.

Cuando se puso detrás de mí para posar su abrigo sobre mí, me sentí nerviosa y aun mas sorprendida con lo que había hecho, el contacto frio de su abrigo con mis hombros me llevaron a otro mundo, su aroma estaba impregnado en aquel abrigo podía sentir su aroma, exclusivo y único... un aroma a Lucern Ralph... mi cabeza proceso todo lo que sentía, el perfume quedándose grabado en mi mente... quizás podría recrearlo y conjugar algunas escancias para conseguir aquel aroma que nunca antes había sentido... su beso en mi nuca formulo una sonrisa perfecta en mi rostro - Esa es la idea de ese perfume Conde... enloquecer y embriagar, ¿que mejor combinación? - dije satisfecha con sus palabras y mas porque ese perfume era un tesoro para mí. - Disfrutar, si de hecho desde que me senté a su lado solo he disfrutado - musite con cierta seguridad de lo que decía, en realidad eso era, estaba disfrutando de algo que no acostumbraba hacer. Avanzamos con un paso lento mientras mis rizos se movían conforme al viento dejando escapar aquella fragancia, dejando una estela, le tome del brazo y lo quede mirando con algo más que una simple mirada - y a donde nos dirigimos Conde - en realidad era lo de menos su compañía era única y sabia que donde fuéramos estaríamos bien - lo digo para que estemos cómodos - la noche era hermosa y perfecta parecía un sueño lo que estaba pasando pero no lo era, esto era la realidad, una hermosa realidad...

Mi corazón no dejaba de latir aun más fuerte, cada palabra que salía de mi boca hacia que deseara mas la compañía de aquel joven que estaba a mi lado, desde un principio me sentí cómoda con él, y si seguiría sintiéndome así podría pasar cualquier cosa esta noche, y estaba dispuesta a lo que podría pasar, ¿Qué piensas Viola? ¿Qué puede pasar?... quizás un beso, quizás su abrigo o quizás… Sentía un deseo extraño… deseaba poder tocar su piel, deseaba tenerlo y hacer que la comodidad fuera más que solo eso… comodidad… una caricia un beso… siempre podía haber más, aunque fuera precipitado, algo tenía claro, con el todo era diferente.

Off: disculpa la tardanza que el trabajo me consume dia a dia

por **Tarik Pattakie** Dom Ago 01, 2010 4:19 pm

Gruñí fascinado por las remolinantes sensaciones que se reunían en mi pecho. Un gutural sonido muy parecido al de un felino. Los humanos no eran conscientes de cuánta verdad se escondía en esa comparación. O sí. Lady Viola me iba a hacer disfrutar… Le daríamos un nuevo significado a la diversión… Era la primera humana con la que había cruzado más que un par de líneas, la mayoría hablaba después de que mis colmillos centelleasen bajo la luz de la Luna y no precisamente para sumergirse en una conversación. Ella era diferente. Esa fluidez al expresar sus pensamientos sin importarle nada más que la opinión que tenía para sí misma, era un soplo, una ventisca de aire fresco. La gracilidad en sus pasos y, mejor aún, la permanencia y la confianza que leía en su rostro mientras me tomaba del brazo, hacía que mi cuerpo se pusiera rígido, especialmente la parte que quería estar dentro de ella. Podía sentir como una ola de excitación perforaba mi ingle. Le deseaba… No podía negarlo. Quería saborearle… Intoxicarme de su sangre… De su piel… Dejarme arrullar por los latidos de su corazón bajo mi cuerpo… El ritmo que tomaría cuando se estremeciera entre mis brazos… Sus ronroneos cuando nos viésemos saciados sobre mi pecho. Una mujer humana que no temía estar conmigo tal cual era… Su pregunta me sacó del ensimismamiento que me había envuelto. – Me gustaría decirle que es una sorpresa. Frente a nosotros, se encontraba la estatua de una mujer semidesnuda, sobre su cabeza había una jarra desde donde descendía el agua que se tornaba plateado por las estrellas. – Pero me temo que no deseo forzarle sin su consentimiento. Me adelanté a ella y tras detener sus pasos, su rostro y el mío quedaron tan cerca que su cálido aliento golpeaba en mi boca. Sus carnosos y sonrosados labios eran una sublime tentación… Una en la que caería de seguir en esta posición...

- Mi carruaje se encuentra unas calles adelante. Otra vez, su lengua hacía ese atenuante movimiento, mojando su labio inferior. Mis manos apretaron sus antebrazos con fuerza. El deseo de sangre… El latir de su corazón… Esa mirada penetrante que me hacía un perdedor… Perdedor del tiempo… - Acompáñeme a mi mansión, Lady Viola. Mis labios descendieron hasta hacer ese desquiciante contacto con el suyo. Un beso suave que era acompañado por un corazón que latía desbocadamente… mientras uno se encontraba inerte y vacío… Mi boca exploraba la suya con paciencia y cuando ella no se apartó, mi lengua fue al encuentro de la suya, acariciándole, conteniendo esa innegable sensación de invadir a la fuerza. Cuando lo imposible se hizo presente en cada poro que constituía mi cuerpo, me alejé bruscamente de ella. ¿Por qué contenerme? ¿Por qué no simplemente tomar lo que había ido a buscar en el Teatro? Era tan sencillo… Solo tenía que… En una fracción de segundo, mi boca se encontró en el arco de su cuello, mi nariz acariciando esa vena que me seducía por completo, provocando a que mis caninos se aferraran a ella… Iba a enloquecer. Si ese era el objetivo que se escondía bajo la esencia, estaba cruzando los límites…

por **Viola de Lesseps** Lun Ago 02, 2010 10:25 pm

El conde Lucern Ralph, era más que solo un joven del cual uno podía disfrutar de su agradable compañía, el habia dicho que era practicamente un aburrido, en realidad de aburrido no tenia nada, me había mantenido entretenida y atenta a cada delicada palabra que salía de sus labios, si sus labios un lugar donde podría perderme por largo tiempo… Viola… tu no has besado nunca… dijo una pequeña vocesita en mi cabeza, y eso a quién le importaba, mordi mi labio suavemente mientras despejaba toda idea pagana de mi cabeza. Disfrutar, esta noche se había hecho para disfrutar. Nuestros pasos se tornaban como una marcha, como un baile por aquellas calles que iluminadas por la hermosa luna que se hacia espectador de ese juego de palabras que llebabamos nos insitaba a seguir. ¿Pero hasta donde seguir o decir alto?... no, hoy no; Disfrutar y acceder a la compañía era mucho mejor, ya estabamos lejos del teatro de ese mundo ficticio donde las obras, mostraban lo que en realidad las personas no querian ver. Ante su respuesta abri los ojos, en realidad las sorpresas me encantaban. Llegamos hasta una fuente donde el agua se veía brillante y única, la estatua mostrando la delicadez con que fue construida… - Sorpesa, y como me gustan – musite saboreandome los labios que aun estaban pintados de un color rosa que hacia resaltarlos, escuche atenta lo que decia, ¿Obligarme? Ya habia logrado sacarme con mi consentimiento del teatro, él no me obligaría a nada…

En una fracción de segundo, no logre ver el movimiento que hacia más si escuchar sus palabras, su carruaje cerca, acompañarlo a su mansión, su cara muy cerca de la mía. Y un beso que callo todo intento de palabra que hubiera podido pronunciar. No pude resistirme a ese beso, en realidad lo esperaba, o quizás lo deseaba, mi corazón se acelero sintiendo como chocaba contra mi pecho y hasta podría decir que lograba escuchar el latir del mismo. Sus labios dulces, parecian saborear los mios con el mismo enfasis del que yo lo hacia para con él, nuestras lenguas jugaban un juego intercambiando sencaciones, un beso, un nuevo placer, desbocado… El sentir de su respiracion sobre mi cuello, su frio contacto con mi piel, hacia que por cada parte de mi cuerpo corriera un escalofrio unico, que me envolvía de querer mas que un simple beso. Casi en un suspiro logre formular la respuesta – Accedo acompañarle a su mansión Conde – musité sientiendo como un extraño calor recorria mis mejillas, Sí, me había sonrojado, menos mal era de noche, así no notaría el enrojecer de estas. Suspire aunque hubiera accedido de igual forma sin ese beso, ya pensaba en otro, de igual magnitud…

Era el primer hombre que había profanado mis labios, muchos antes lo intentaron pero no pudieron, en realidad; no me había interesado en ningún hombre hasta hace algunas horas. Si el Conde era el primero que lograba llebarse toda mi atención, y claro estaba más que solo mi atención, hacia que de una extraña forma le deseara, aun sin saber que era eso… el deseo.

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Nada es lo que parece [Viola]

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