Nada es lo que parece (Alvaro)

Todo era la misma rutina de siempre, visitaba de cuando en cuando el teatro... últimamente las obras eran pésimas y se decía una y otra vez así mismo que él lo haría mejor que cualquiera de los actores , si se podía llamar actores. También, le cansaban las fiestas y las presentaciones en sociedad de algún nuevo rico, las más comunes eran la de las señoritas que ya alcanzaban la edad para ser desposadas... y él, como no... era invitado a todas y cada una de ellas, asistía... ¿quién iba a perdérselas? Siempre se salía con la suya y no dormía solo, su cometido siempre andaba siendo cumplido... pero hacía ya unos meses que nada le llamaba especialmente la atención, todo se volvía monótono y no quería aún dejar París, puesto que acababa de llegar.

Álvaro y sus orígenes, a pesar de ser lo que era, no los había perdido... recordaba cada momento vivido siendo humano y sí, su status había cambiado pero él se sentía el mismo, ahora la influencia sobre las otras personas había cambiado incluso a mejor y eso si podía ser posible.
Dispuesto a hacer algo diferente, aquellas noches en las que solo se perdía por aquellos kilométricos bosques hasta encontrar un claro con alguna que otra laguna era los que más anhelaba. La sensación de soledad, de intimidad... de que el agua fría recorriera tu piel en verano... y en invierno tenía sus propios lugares predilectos, donde incluso casi el agua hervía en determinados puntos de la zona.
¿Acaso en París habría algo así?

Tenía que haber, ya estudió los alrededores y algunos bosques rodeaban la ciudad, no se vistió de forma tan elegante como solía, una camisa blanca ancha y unos pantalones al igual, del mismo color... iba a ser cauteloso y tan tarde dudaba que alguien tuviese la misma idea, o sí pero ¿Y qué? Era su forma de ser e ir vestido con ropa tan clara era algo que adoraba.

Guiado por sus instintos y por algunos mapas que había ido a mirar para conocer bien la zona , se adentró en el bosque principal que se unía a la ciudad parisina. No supo cuanto tiempo estuvo andando pero por lo que pudo oír de lejos, no andaba mal desencaminado y podía oír cada gota y como el agua se movía lentamente con esa elegancia y frescura.
Una vez encontrado el claro se aseguró de que no había nadie, se deshizo de toda la ropa en menos de un segundo y se zambulló sin más dejando escapar una de aquellas risas divertidas que incluso se pudiesen antojar infantiles.

Un cuarto de hora o así, en remojo... cuando oyó un ruido inusual, como si alguien también hubiese tenido aquella idea de saborear aquella deliciosa agua, el claro contaba con una pequeña catarata, no era muy profunda pero lo suficiente como para enamorarte de aquel lugar... no estaba solo y fue a averiguar, con sigilo...se acercó muy despacio... hasta apartar alguna que otra madreselva, asomó la cabeza pudiendo observar de espaldas como una chica disfrutaba con naturalidad aquella delicia, la entendió a la perfección... no dudó en acercarse, más bien quedó a varios metros de ella mordiéndose de aquella forma tentadora el labio inferior, dando brazadas suaves al agua cristalina.

-Y pensaba que yo era el único loco de París... a todo esto, buenas noches, señorita... -se giró mirando a un punto del claro y que no empezase ya llamarle pervertido y esas cosas-Siento ser tan osado, estaba antes... no me importa que me veais desnudo...-rió divertido, aquel perfil del joven vampiro se dibujó con el claro de luna... había luz suficiente para ver todo lo que aquel hacía, una bonita noche de primavera sin duda, y el olor casi desaparecía con todo aquellos olores tan extravagantes.

Jamás se hubiese imaginado que aquella noche pudiese ser diferente a las otras, no estaba solo y él nunca negaba una compañía siempre que no atentara contra su no vida... de perfil, seguía observando el alrededor que a ambos arropaban en silencio, con los típicos ruidos de la noche... era relajante y más aquella sensación, el poder sentir el agua acariciar su piel aterciopelada, no le hacía falta mirarla tan fijamente el porqué era sencillo, no era nada más y nada menos que con solo una vez la había dibujado en su mente, al menos lo que le dejaba ver ¿se iba a quedar con la incertidumbre de como sería aquella joven rubia? A sus pensamientos, esbozó una ligerísima sonrisa y le terminó por dar la espalda pero lo único que quería era nadar hacia atrás, no habría problema ya que era más que evidente que no se acercaría si ella no quería, porque acechaba sí pero no era un pervertido hasta ese punto... no obligaba a nadie, ellas venían por sí solas.

Sus palabras le hicieron reír de lo más divertido, vaya... ya le había tachado de grosero, pero tan solo se habían encontrado en aquellas aguas, nada más... así que ¿qué problema había? se fue alejando lo suficiente como para estar a unos seis metros de ella, él no iba a abandonar su baño porque ella estuviese allí, uno de los motivos era porque había llegado antes y el otro era porque le divertía toda esta situación. Tampoco era para tanto, la oscuridad de la noche era como un manto, envolviendo en sus tonos oscuros cualquier parte del cuerpo que se quisiese tapar, ya que el agua era cristalina pero si no se veía bien ¿qué importaba? solo se daba un baño no había matado a nadie...eso sí que le hizo reír con suavidad, se echó hacia atrás un tanto para mojar la parte trasera de su cabello moreno ensortijado.

-Señorita juzgar a una persona en un estanque no es que sea muy acertado, no me conoceis...así que os agradecería que no me tacharais de algo que seguramente ni sea verdad, no voy a negar que lo de ser un poco osado y estar loco no sea del todo cierto pero...tengo más cualidades que restan esas... ¿Estais dispuesta a conocerlas o...me marcho por el lugar donde he venido?

No la miró directamente, tan solo... se quedó no muy lejos, disfrutando de nuevo de aquella sensación, el agua lo mecía con suavidad, era algo demasiado relajante como para exaltarse, no había ido ahí para eso...

-Pero si quereis, me puedo marchar por donde he venido en caso contrario me temo que tendreis que aguantarme un poco más, quién sabe a lo mejor no quereis que me separe de vuestro lado y sí, la arrogancia es uno de mis puntos clave, qué le vamos a hacer.

Su risa resonó en todo el lugar, era como una melodía al igual que su voz, pausada y varonil, siempre con tranquilidad...no tenía porqué enfadarse si no era necesario, aún...