Del mismo modo en que se consumen el fuego y la polvora en un beso voraz.. ~RAPHAEL~

La noche, la noche tenía aire especial, tenía pensado escapar como siempre hacía las zonas alejadas de la ciudad, pero algo había captado su atención, fuera de lo común en esta ciudad nada común, varias presencias se reunían en un teatro algo alejado, no presencias humanas, sino, seres inmortales, pronto el Arcángel tan solo articulo un pensamiento, un punto de encuentro para los vampiros, ¿un teatro?, vaya que aburrido, detestaba todas las obras humanas, aunque quizá por tratarse de obras vampiricas, quizá el estilo de estas le llegaran a gustar, sin dudar más con el porte de siempre cambio el rumbo hacia aquel teatro, a lo largo del camino se iba notando como el ambiente se tornaba más hostil, habían muchas miradas al rededor de él, intenciones no amables, miradas "de odio", por así decirlo, gente que creía conocer el sufrimiento, ¿su sufrimiento?, era la pobreza y tener que robar a "los caminantes" para poder sobrevivir, pero este caminante no era un cualquiera, es más, si es que se lo podría considerar un caminante ya que sus alas le hacían volar, o al menos eso sentía al matar, de pronto los pequeñuelos de la zona se comenzaron a mover, llamaban a los grandes, oh los adultos, para el Arcángel eran simples niños, al propósito y como provocación apaciguo el paso, observando a todos los hombres que se iban acercando hacia afuera, notaron las ropas finas del Arcángel, a pesar de no tener mucho cuidado o interés por el vestir, los bordados romanos eran hermosos, Raphael tan solo levanto la cruz de su cadena y la beso, clavo la mirada a los hombres que ya le seguían los pasos, un hombre gigante prácticamente de casi tres metros se le puso delante - de aquí no pasaras - él muy divertido golpeo el estomago del hombre clavando la cruz con mucha fuerza, el tipo cayó al suelo sin más y el resto de hombres retraso su camino - oh los bichos - exclamo con desinterés para perecerse de la vista de los hombres, por fin se había topado con el lugar, cortesanas al rededor, deseosas de ingresar con algún vampiro, en la puerta se notaba como algunos hombres y mujeres eran rechazados, así que solo se aceptaban vampiros, en fin, el era un vampiro así que su ingreso estaba asegurado, algunas mujeres le rodearon pero las rechazo a todas, una vez en la puerta dos vampiros le recibieron, un par de neofitos, sin duda la guardia era muy eludible, los tipos le miraron con aires de grandeza - ¿de dónde eres, nunca te habíamos visto por aquí?, seguro eres un improvisado, lárgate - Raphael tan solo sonrió y lanzo la rosa de su bolsillo derecho hacia los aires, antes que esta cayera ambos vampiros yacían en el suelo - insolencia, esta noche abunda - susurro muy bajo para ingresar al teatro, atrás de él algunas personas lograron ingresar aprovechando esto, pero mientras Raphael se perdía entre la multitud los vampiros lograron tomar nuevamente control de la situación tras su imprevisto con el Arcángel, luego de unos minutos dentro llego a un palco, algo así como privado, no había nadie, había forzado la cerradura y la puerta simplemente quedo floja y fácil de abrir, la obra aún no comenzaba así que tan solo se sentó en una de las sillas acolchonadas del lugar, pasaron unos minutos y de pronto se escucho la puerta abrirse, una mujer había ingresado y no le había visto, sonrió divertido por la nueva presencia, quizá resulte entretenida para él. de pronto la mujer trastabillo contra las cortinas de lugar y fue evidente su miedo, Raphael le miro con las cejas levantadas por su pequeño espectáculo y tan solo con el movimiento de su dedo índice mano levantada le llamo hacia él, no sabía quien podría ser aquella muchacha, sus ropas y lo que llevaba le hacían dudar de su nivel social, igual las apariencias aveces engañaban, tan solo sabía un detalle, era humana y estaba rodeada de vampiros, así que ovarios si tenía y muy bien puestos, detalle que a Raphael le gustaba.

Esta mujer se notaba tan pero tan dudosa, algo escondía, ¿descubrir el qué?, no era exactamente necesario, o tal vez sí, de todas maneras, a lo largo de la noche se podría saber, el Arcángel es muy pero muy astuto, siempre sabrá como sacarte algo de los labios, quieras o no, quizá por su agudo y ácido sentido del reproche o del humor o por su insistencia - El arte...Enamorados...Realmente detesto el teatro, aunque este parece tener el toque sádico y lúgubre que ami me gusta - dejo escapar una buena sonrisa, ya era momento de comenzar el ataque mental - ¿Sabe donde se encuentra?, digo....Este lugar es de los muertos vivos, es muy valiente al caminar por aquí sola, una mujer joven es muy apetitosa y adecuada para calmar la sed, más si pareciera traer enigmas consigo, descifrables a fin de cuentas, pero siguen siéndolo - la obra sin lugar a dudas era interesante, sí, la observaba de re-ojo, pero nunca fue ni será de los que podían encontrarse sentados todo el tiempo o mucho tiempo, se levanto de pronto para inclinarse en la barandilla del pequeño palco privado - me gustaría saber, que siente al estar frente a mi - dijo lo último para luego mostrar los colmillos en su totalidad , parece que esta noche Raphael tenía ganas de divertirse y a lo grande, dichosa o tal vez, desgraciada la mujer que se encontraba delante de él, su sed era moderada, aunque sus instintos sexuales se encontraban dormidos, le era casi imposible resistirse a morder el cuello casi de una hermosa dama, cosa que no ocurría al tener en frente a un varón, el vampiro cruzo los brazos muy severo, clavando la mirada en el cuello de la mujer, un teatro, eso le recordaba la vez en que Éiree le pidió y pago favores, aunque esta vez la obra era muy, pero muy distinta y no le aburría tanto, rompió el silencio - dígame, usted vino aquí por ser una amante enamorada del teatro, porque si fuera así, podría haber entrado al teatro "común", quizá sus intenciones son buscar un tiempo de aventuradas más estimulantes y hostiles al encontrarse rodeada de seres sobre naturales - quizá esta mujer ni tenía entendido que era un vampiro y por eso su ingenuidad al pararse sobre estos lares, fuera así o no, hoy descubriría a un verdadero no vivo, que pesado para ella, que justamente fuera el Arcángel de la muerte él que le instruya en la mataría, sin lugar a dudas, un exigente tutor. Dio un último vistazo a los actores, en su mayoría jóvenes vampiros, casi tan torpes como los vigilantes de la puerta, se aproximo a la mujer colocando el dedo indice sobre su cuello, lo deslizo con delicadeza mientras una sonrisa cruel se mostraba en su rostro, tan gélida como siempre. Se aparto esta vez para la puerta del lugar, tomo un pequeño tablón y lo coloco delante de esta, esto fue un mero simbolismo, no necesitaba de tranca absoluta para mantener a la mujer cerca de él, en un parpadeo clavo la mirada a los ojos de la mujer y en su mente entro, era momento de jugar - Dime tu nombre completo, edad y tus deseos -

Interesante, tan joven, tan jugosa, tan apetecible, tan tonta, tan imprudente, tan ignorante, tan ilusa, tan fácil de tomar. Pero algo había que reconocer, ovarios tenía para meterse por aquí, tomó a la humana empotrandola contra la pared, levantó la frene ajena dejando libre el cuello, alejo sus cabellos y agachó el rostro para dar suaves lamidas a la zona que mas adelante mordería. Giro con ella como si bailarán hasta el tope - ¿Los ves? Ninguno de ellos es humano, son vampiros, seres inmortales, seres superiores a ti, seres a los cuales jamás lograrías alcázar en tu estado precario - dijo esto soltando el control mental, más no el fuerte agarre de sus caderas, retrocedió y le dio un gran empujón contra la silla que antes él ocupaba - Has venido a parar al peor sitio en que un saco de sangre como tú podría pisar - susurro en su oído cortandole salida de levante con los colmillos a la vista - No sé si estas acostumbrada a ser tratada como objeto, pero esta noche deberás alimentarme, si es que tienes algún conocimiento de cual es el elixir que a nosotros nos alimentaba, no grites, atraerás la atención del resto y créeme, no saldrás viva de aquí -

Pensar que un humano en tierra de vampiros es un regalo digno de ser compartido y descuartizado, pero Raphael no lo haría, a fin de cuentas el resto de vampiros no eran más que improvisados, asquerosos mundanos, percudidos por la humanidad, ¿para qué darles algo de premio? - Empezaré por tomar lo más valioso que posee un humano - en un parpadeo se poso a sus espaldas desencajando el respaldar del asiento con la muñeca - preparados - susurró para luego clavar ambos colmillos en el cuello de la joven, succionando intensamente la sangre de esta, ,apretando sus caderas con fuerza para que no tuviera chance de escapar de sus alas.

No solía matar humanos sin alguna buena razón o motivo, ya que los consideraba necesarios para sobrevivir lastimosamente, eso le dolía, depender de seres tan inferiores para mantener su majestuosa fuerza y existencia. Una vez consideró sería lo adecuado para que no se desmayará le soltó lamiendo los restos de sangre en sus labios - ¿qué tal ? - murmuró con su sonrisa retorcida de siempre, nuevamente se sentó a su lado cruzando las piernas y cerrando los puños entre sí - ¿No cree que esto es más interesante que una estúpida e irreal obra de teatro? Puede tener su propia odisea en vida, su peligrosa y maravillosa odisea - susurró nuevamente perforando el cartílago de su oreja.

Notó rápidamente las intenciones de esa humana, tal solo porque estudio la dirección en que se iba a clavar el trozo de madera dejo que este continuará, era interesante observar como estos seres se defendían y se revelaban contra un imposible y cruel final, retrocedió entre la oscuridad, se retiro la madera del cuerpo, en ese mismo instante su herida cerró, como siempre lascivo estuvo esperando hasta el último segundo para hacer su movimiento, chasqueo la lengua y en cuanto ya la humana se creía que la utopía de libertad podía ser posible el Arcángel apareció delante de ella - En el coliseo decían que el derramamiento de la sangre se pagaba con más sangre, adivine quién aún no hay derramado suficiente para pagar su pena - Debía ser cauteloso a partir de ahora, si alguien más veía a su juguete de turno las cosas se tendrían que complicar - Atacar a un inmortal consumado, a la estirpe verdadera de la maldad, y en donde se podría decir que son sus dominios, o si bien es una falta de respeto o de sentido común, humana -Tomó el cuello de la mujer y le elevó por los aires generando algo de presión, pego la espalda ajena y la nuca a si mismo a la pared e imponente mostró el madero ensangrentado que había rasgado las vestiduras del vampiro ya que aparentemente ese daño solamente había quedado, y fingió que lo clavaba en su estomago, justo en el último segundo se detuvo con su sonrisa en los labios - Bien, es tiempo de empezar los juegos - presiono el madero con mucha fuerza desquebrajandolo en pedacitos, tan solo quedo una fina espiga de madera larga, se la paseo entre los ojos unos segundos y finalmente la clavó en su pierna, cerca del nervio, lo suficiente para dejar esa pierna sin movilidad por un tiempo, mas no para siempre aunque si la madera hubiera sido más ancha su pudiera haber sido así - No se preocupe, el dolor es tan solo una muestra para la humanidad de que están vivos, ¿no? - Sonrió bastante sarcástico por su comentario para luego con brutalidad retirar la espiga que penetraba la carne humana.

Sin soltar su cuello le hizo frotarse contra la pared en un recorrido hasta el ventanal del pasillo en el que se encontraban, se podía escuchar como su cuerpo se rozaba contra la estructura y noto que sus ropas se rasgaron dejando ver partes de su cuerpo que antes no, soltó a la humana dejándola a caer de mala forma al piso, inclino su cuerpo hacia el lado y tras una patada rompió los vidrios pintados del pasillo, pudo notar que los otros seres que allí yacían se había percatado de esto, no tenía pensado compartir, tomo a la mujer por la caderas y con un ágil salto fue a parar sobre la copa de un árbol, sin ningún problema de equilibro o algo parecido, observo como aquel pasillo se llenaba de olor, pensando que algunos vampiros eran tan, pero tan inútiles - La noche hubiera sido más sencilla para usted si tan solo hubiera aceptado sumisa el papel de alimento que se le confiere, pero su ataque tan solo me dio motivos para hacer mi noche algo más interesante, y quizá no agradable para usted - Termino de arrancar el corsé de la mujer ya que estaba a punto de romperse de todas formas - No entiendo el motivo por el cual visten de esa forma, para sus débiles pulmones debe de ser un reto diario, esperemos que pueda superar este que se avecina - fue lo último que musitó el vampiro antes de perderse con la humana entre sus alas por el oscuro bosque.