AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
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A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Muchas vidas e historias comienzan con apenas unas cuantas palabras, algunas son más profundas y cargadas de significado, pero esta vez todo este lío comenzó con un “está bien” que salió de mis labios con algo de ingenuidad. Por eso ahora estaba en mi habitación alistándome para una de esas ridículas recepciones que tanto le gustan a mi madre, aunque supongo que darle en el gusto de vez en cuando no estaba tan mal, a pesar de que detrás hubiese un objetivo mucho menos loable, y que técnicamente no me involucraba a mí como protagonista, pero no pude negarme a ayudar a uno de mis más leales colaboradores de cacería.
Entrometerme en líos de faldas ajenos no me resultaba atrayente, o al menos así fue hasta que vi a quien debía darle una pequeña lección. El sujeto se veía bastante bien, casi podía entender porque la esposa de mi compañero se había involucrado con él, digo casi porque no comprendía el hecho de que aun continuara casada si prefería andar por ahí revolcándose con casanovas. Era eso lo que reafirmaba mi creencia que era mejor andar por ahí disfrutando sin compromisos, seguramente de la misma forma que iba haciéndolo el joven que causó esta pequeña discordia.
Y ahora que iba ataviada con un pomposo vestido de los que últimamente no tenía oportunidad de usar debido al poco tiempo que me dejaba mi trabajo. Así que por el momento solo era cosa de esperar que la invitación que le fue expedida a su residencia con la excusa de una simpática recepción con temática de mascarada, a nombre de la señora Isabella Tebelyn. Eso porque mi madre tenía contactos en esferas más normales de la sociedad, y por tanto habría más probabilidades que los rufianes con los que yo solía tratar no se aparecieran por nuestra residencia.
No me gustaban mucho este tipo de fiestas, o al menos no como empezaban, ya que nunca se sabía cómo podían terminar las cosas. Así que hasta que no tuviese la certeza de que él había llegado, ni siquiera me molestaría en mostrar mi rostro en el salón, prefería quedarme leyendo en mi habitación. Había avanzado un buen trecho del libro cuando el mayordomo de la casa irrumpió para avisarme que Monsieur Van Abel ya había llegado al salón. Era extraño, hace tiempo no sentía ese tipo de entusiasmo, muy similar al que era producto de las noches de rastreo y cacería. Tuve que hacer un gran esfuerza para que mi rostro no dejara entrever una sonrisa poco común en mí.
Me ubiqué con propiedad en lo alto de la escalera, buscando entre los comensales del salón al joven de la discordia, y cuando conseguí verlo bajé las escaleras corriendo, para así poder acaparar su atención antes de que alguien se me adelantara. Aun no es que me importe tanto, solo que… tenía que cumplir con lo que prometí y darle un buen escarmiento.
- Buenas noches, Monsieur Van Abel – dije con una sonrisa que de a poco se fue haciendo más ladina durante una leve reverencia – Me alegro de que haya decidido asistir – comenté mientras volvía a ponerme la máscara dorada para darle algo más de teatralidad a mi siguiente pregunta - ¿Sabe quién soy? – Ladeé un poco la cabeza y volví a sonreír, esta vez sin darme cuenta. Tal vez no sería tan aburrido después de todo, y aunque no me gustase mezclar el trabajo con lo personal, esta vez podría hacer una excepción.
Entrometerme en líos de faldas ajenos no me resultaba atrayente, o al menos así fue hasta que vi a quien debía darle una pequeña lección. El sujeto se veía bastante bien, casi podía entender porque la esposa de mi compañero se había involucrado con él, digo casi porque no comprendía el hecho de que aun continuara casada si prefería andar por ahí revolcándose con casanovas. Era eso lo que reafirmaba mi creencia que era mejor andar por ahí disfrutando sin compromisos, seguramente de la misma forma que iba haciéndolo el joven que causó esta pequeña discordia.
Y ahora que iba ataviada con un pomposo vestido de los que últimamente no tenía oportunidad de usar debido al poco tiempo que me dejaba mi trabajo. Así que por el momento solo era cosa de esperar que la invitación que le fue expedida a su residencia con la excusa de una simpática recepción con temática de mascarada, a nombre de la señora Isabella Tebelyn. Eso porque mi madre tenía contactos en esferas más normales de la sociedad, y por tanto habría más probabilidades que los rufianes con los que yo solía tratar no se aparecieran por nuestra residencia.
No me gustaban mucho este tipo de fiestas, o al menos no como empezaban, ya que nunca se sabía cómo podían terminar las cosas. Así que hasta que no tuviese la certeza de que él había llegado, ni siquiera me molestaría en mostrar mi rostro en el salón, prefería quedarme leyendo en mi habitación. Había avanzado un buen trecho del libro cuando el mayordomo de la casa irrumpió para avisarme que Monsieur Van Abel ya había llegado al salón. Era extraño, hace tiempo no sentía ese tipo de entusiasmo, muy similar al que era producto de las noches de rastreo y cacería. Tuve que hacer un gran esfuerza para que mi rostro no dejara entrever una sonrisa poco común en mí.
Me ubiqué con propiedad en lo alto de la escalera, buscando entre los comensales del salón al joven de la discordia, y cuando conseguí verlo bajé las escaleras corriendo, para así poder acaparar su atención antes de que alguien se me adelantara. Aun no es que me importe tanto, solo que… tenía que cumplir con lo que prometí y darle un buen escarmiento.
- Buenas noches, Monsieur Van Abel – dije con una sonrisa que de a poco se fue haciendo más ladina durante una leve reverencia – Me alegro de que haya decidido asistir – comenté mientras volvía a ponerme la máscara dorada para darle algo más de teatralidad a mi siguiente pregunta - ¿Sabe quién soy? – Ladeé un poco la cabeza y volví a sonreír, esta vez sin darme cuenta. Tal vez no sería tan aburrido después de todo, y aunque no me gustase mezclar el trabajo con lo personal, esta vez podría hacer una excepción.
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/07/2011
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Entro a la fiesta uso toda su maldita experiencia para evitar las multitudes y los centros de peligro, el que sus hermanos fueran como eran podía ser bastante problemático para el. Sobre todo cuando ambos se rehusaban a asistir a aquellas fiestas así fuesen sus días de humanos, preferían quedarse como perros en casa que tener que lidiar con los líos que ellos mismos ovacionaban, aunque algo era cierto, prefería mil veces hacerlo el que permitir que sus hermanos se viesen envueltos en algún escándalo que no pudiesen controlar. Estaba comenzando a relajarse con una copa en sus manos cuando una preciosa joven se acerco graciosa hasta el, le hablo con bastante familiaridad y su sonrisa parecía confiada, entonces pregunto si sabia quien era... aquello era peligroso no la conocía de nada. Su mente rápidamente busco a sus hermanos, intentando encontrar respuestas.
"alguno de ustedes la conoce?"
interrogo y necesitaba una respuesta rápida.
"lo siento yo no la conozco" y aquella pudo identificar era una respuesta de abel.
"mmm yo no la conozco pero dame unos minutos con ella y podemos llegar a conocernos realmente bien"
Aquel sin duda debía ser petry no había de otra... bien parecía que no la conocía, o sus hermanos no la recordaban, lo cual no le dejaba mas que hacerse el inocente.
- Lo lamento señorita- hablo con caballerosidad y condescendencia- debo ser un caballero terrible pues no la recuerdo a pesar de que soy honrado con mi nombre en sus labios... le ruego me disculpe- hablo extendiendo su mano su mano y tomando la ajena entre sus dedos dejando un beso en el guante.
Soltó la delicada mano con suavidad y se enderezo dejando una respetuosa distancia entre ellos pero sin alejarse demasiado, dejando una cómoda distancia para una conversación- podría decirme su nombre?- hablaba sin mantener la mascara contra su rostro, nunca había tenido especial afición por hacerlo, suficiente era el tener que ocultarte tras los rostros de sus hermanos.
"alguno de ustedes la conoce?"
interrogo y necesitaba una respuesta rápida.
"lo siento yo no la conozco" y aquella pudo identificar era una respuesta de abel.
"mmm yo no la conozco pero dame unos minutos con ella y podemos llegar a conocernos realmente bien"
Aquel sin duda debía ser petry no había de otra... bien parecía que no la conocía, o sus hermanos no la recordaban, lo cual no le dejaba mas que hacerse el inocente.
- Lo lamento señorita- hablo con caballerosidad y condescendencia- debo ser un caballero terrible pues no la recuerdo a pesar de que soy honrado con mi nombre en sus labios... le ruego me disculpe- hablo extendiendo su mano su mano y tomando la ajena entre sus dedos dejando un beso en el guante.
Soltó la delicada mano con suavidad y se enderezo dejando una respetuosa distancia entre ellos pero sin alejarse demasiado, dejando una cómoda distancia para una conversación- podría decirme su nombre?- hablaba sin mantener la mascara contra su rostro, nunca había tenido especial afición por hacerlo, suficiente era el tener que ocultarte tras los rostros de sus hermanos.
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/04/2011
Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Un alivio interno me invadió en el momento en que dijo que no me conocía, aquello me daba cierta ventaja, porque no sabría entonces que podía ser una persona muy peligrosa en ciertas ocasiones, aunque no lo sé, creo que ese alivio venía por algo más ¿Desde cuándo me importaba que mis presas me conocieran? Porque en teoría eso buscaba ¿No? Darle una lección y tal vez divertirme un rato, pero por algún extraño motivo que estoy tratando de entender, venía a mí una de esas corazonadas a las que generalmente trato de evitar para poder enfocarme en los hechos, y eran esos mismos hechos, la forma casi solemne con la que me hablaba y la distancia más que prudente que ponía entre ambos lo que me hizo dudar por unos instantes de que él fuera el casanova que mi compañero había investigado.
- Podría… - dije algo perpleja ante aquel tacto, aunque indirecto, entre mi mano, la suya y posteriormente sus labios. Fue algo fugaz, tal vez por eso me desconcertó, pero no debía olvidar la clase de persona que supuestamente era – Pero… - susurré aun sin quitarme la máscara del rostro.
Comenzaba a tener serias dudas respecto a que fuera la persona correcta, porque había conocido a muchas personas que podrían ser calificadas como conquistadores o mujeriegos, y la verdad el joven que estaba parado frente a mi distaba bastante de aquello. Aunque claro, siempre cabía la posibilidad de que fuese solo una faceta previa, demasiado respeto que luego rozaría la indiferencia para conseguir así aún más interés ¿Era lo que llamaban… inalcanzable?
Retrocedí un paso más, agregando unos cuantos centímetros a la distancia que él ya había puesto entre nosotros y comencé a dar lentamente una vuelta a su alrededor, demostrando cierta curiosidad que más que eso encubría mi búsqueda de algún peligro en él. Porque ya sabía que no debía subestimar a nadie, y aunque fuera un asunto bastante alejado del rigor de las armas y la sangre, la seducción y la conquista eran igual o más peligrosas.
- Antes debe responder correctamente a la siguiente pregunta – dije bajando por fin la máscara de mi rostro, tal vez con una mirada desafiante en los ojos, porque lo que estaba a punto de hacer sin duda no sería muy bien visto por el resto - ¿Bailaría conmigo? – dije extendiéndole mi mano con cierta prestancia, muy similar a la que él mismo había usado antes conmigo.
Tal vez fui un poco osada pero necesitaba, y quería, captar su atención de forma de que la misma impresión le hiciese bajar un poco la guardia, hasta que pudiese llevarlo a un lugar apartado del salón principal. Aunque por otro lado… me sabía un poco mal, ya que pese a todo lo que me habían comentado de él, sabía que yo misma había hecho mil cosas peores y no había recibido un castigo como el que yo iba darle ahora. Creo que no saco provecho de estar pensando esto ahora, pero no podía evitar verlo de cierto modo… inocente.
- Podría… - dije algo perpleja ante aquel tacto, aunque indirecto, entre mi mano, la suya y posteriormente sus labios. Fue algo fugaz, tal vez por eso me desconcertó, pero no debía olvidar la clase de persona que supuestamente era – Pero… - susurré aun sin quitarme la máscara del rostro.
Comenzaba a tener serias dudas respecto a que fuera la persona correcta, porque había conocido a muchas personas que podrían ser calificadas como conquistadores o mujeriegos, y la verdad el joven que estaba parado frente a mi distaba bastante de aquello. Aunque claro, siempre cabía la posibilidad de que fuese solo una faceta previa, demasiado respeto que luego rozaría la indiferencia para conseguir así aún más interés ¿Era lo que llamaban… inalcanzable?
Retrocedí un paso más, agregando unos cuantos centímetros a la distancia que él ya había puesto entre nosotros y comencé a dar lentamente una vuelta a su alrededor, demostrando cierta curiosidad que más que eso encubría mi búsqueda de algún peligro en él. Porque ya sabía que no debía subestimar a nadie, y aunque fuera un asunto bastante alejado del rigor de las armas y la sangre, la seducción y la conquista eran igual o más peligrosas.
- Antes debe responder correctamente a la siguiente pregunta – dije bajando por fin la máscara de mi rostro, tal vez con una mirada desafiante en los ojos, porque lo que estaba a punto de hacer sin duda no sería muy bien visto por el resto - ¿Bailaría conmigo? – dije extendiéndole mi mano con cierta prestancia, muy similar a la que él mismo había usado antes conmigo.
Tal vez fui un poco osada pero necesitaba, y quería, captar su atención de forma de que la misma impresión le hiciese bajar un poco la guardia, hasta que pudiese llevarlo a un lugar apartado del salón principal. Aunque por otro lado… me sabía un poco mal, ya que pese a todo lo que me habían comentado de él, sabía que yo misma había hecho mil cosas peores y no había recibido un castigo como el que yo iba darle ahora. Creo que no saco provecho de estar pensando esto ahora, pero no podía evitar verlo de cierto modo… inocente.
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/07/2011
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
El movimiento de la chica lo desconcertó y apenas logro atinas a dibujar una mueca condescendiente en sus labios antes de que la sorpresa cruzara por su rostro, tomo la mano de la muchacha y la giro para dejarla dentro de la suya.
-parece que quiere usted ruborizarme madame, hacer una petición como esa al tiempo que muestra ojos tan bellos no es algo justo- hablo bajando un poco la cabeza, en una señal de respeto ligeramente exagerado.
"deja de jugar, por que no haces caso a la chica? mira que es de las pocas que se acercan por ti y no por mi encanto sin limites"
Aquella voz era la de petry y debía decir que no es que estuviese muy equivocado, eran pocas las mujeres que daban signos de interés en el a diferencia de las tantas que llegaban confundiendolo con sus hermanos.
"eso es por que las alejas a todas con tus miradas Van, las chicas con encantadoras no deberías ser tan frio"
Y eh ahí la inocente opinion del ingenuo hermano menor, era tan cariñoso y amable con las mujeres que estas tendían a confundir sus intenciones.
"si tanto interés tienen en que atienda a la dama como se debe, sera mejor que salgan de mi cabeza enseguida"
Recrimino expulsándolos de su mente, cortando la comunicación, cierto era que la mujer frente a el era de una belleza singular, le parecía sensual y encantadora, pero demasiado peligrosa, había un brillo especial en sus ojos que le decía que debía tener cuidado con la chica, su lobo interior arañaba por salir y no sabia si era por que la chica lo atraía o por que la viese como una amenaza, su lobo normalmente no reaccionaba a elementos externos.
-sera un placer bailar con usted señorita- asintió ofreciéndole su brazo y dirigiéndose a la pista de baile, esperando que los rumores no se esparcieran como pólvora por el baile que compartirían, odiaba lo que un simple roce podía hacer con la reputación de una chica de buen corazón... Cierto era que los encuentros de petry eran siempre secretos y abel solo hacia acercamientos amistosos, dios sabe que solo la dignidad de las damas habia evitado que fuese tachado de patán y mujeriego sin causa, al menos públicamente, pues la imagen ya mas de una dama victima de sus hermanos la tenia
-parece que quiere usted ruborizarme madame, hacer una petición como esa al tiempo que muestra ojos tan bellos no es algo justo- hablo bajando un poco la cabeza, en una señal de respeto ligeramente exagerado.
"deja de jugar, por que no haces caso a la chica? mira que es de las pocas que se acercan por ti y no por mi encanto sin limites"
Aquella voz era la de petry y debía decir que no es que estuviese muy equivocado, eran pocas las mujeres que daban signos de interés en el a diferencia de las tantas que llegaban confundiendolo con sus hermanos.
"eso es por que las alejas a todas con tus miradas Van, las chicas con encantadoras no deberías ser tan frio"
Y eh ahí la inocente opinion del ingenuo hermano menor, era tan cariñoso y amable con las mujeres que estas tendían a confundir sus intenciones.
"si tanto interés tienen en que atienda a la dama como se debe, sera mejor que salgan de mi cabeza enseguida"
Recrimino expulsándolos de su mente, cortando la comunicación, cierto era que la mujer frente a el era de una belleza singular, le parecía sensual y encantadora, pero demasiado peligrosa, había un brillo especial en sus ojos que le decía que debía tener cuidado con la chica, su lobo interior arañaba por salir y no sabia si era por que la chica lo atraía o por que la viese como una amenaza, su lobo normalmente no reaccionaba a elementos externos.
-sera un placer bailar con usted señorita- asintió ofreciéndole su brazo y dirigiéndose a la pista de baile, esperando que los rumores no se esparcieran como pólvora por el baile que compartirían, odiaba lo que un simple roce podía hacer con la reputación de una chica de buen corazón... Cierto era que los encuentros de petry eran siempre secretos y abel solo hacia acercamientos amistosos, dios sabe que solo la dignidad de las damas habia evitado que fuese tachado de patán y mujeriego sin causa, al menos públicamente, pues la imagen ya mas de una dama victima de sus hermanos la tenia
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/04/2011
Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Él fue rápido en volver a tomar el control de la situación, con ese pequeño gesto de girar mi mano para caer en el protocolo del baile en el cual era siempre el hombre quien guiaba los pasos. Lo más seguro es que de no ser porque tenía cierto interés en que continuase siendo dócil conmigo, le habría torcido el brazo llevándolo a su espalda, porque no estaba en absoluto acostumbrada a tener a nadie como una especie de superior, o alguien que se tomara la atribución de dirigirme, siendo el último mi padre hace varios años, al que por cierto no le fue nada bien con aquello.
Soporté la mueca de molestia y ladee el rostro mientras me mordía la lengua para no contestarle aquel halago con palabras sarcásticas y venenosas. O esa era la idea, antes de ver que bajaba la cabeza y se quedaba en silencio unos instantes. Debo admitir que me paralicé también, porque si bien había salido con bastantes personas y había catalogado a muchos, creo que jamás había encontrado con alguien que remotamente me pareciera dulce, o tal vez sí pero no me di cuenta.
Esto último me hacía volver a cuestionarme que fuera él quien actuó como un donjuán ante la esposa de mi compañero de cacería, porque ciertamente eso que por el momento llamaré ternura, distaba bastante de la coquetería que se esperaría. ¿Era eso o yo estaba buscando cosas donde no las había? Esperaba que no fuese lo segundo, porque de ser así, presagiaba que iba a caer al igual que la otra mujer.
- Es usted muy valiente al aceptar una invitación como esta – le concedí mientras me tomaba de su brazo para ser conducida al suntuoso salón de baile – Y supongo que está de más decir que ha respondido correctamente a mi pregunta – comenté mientras sonreía sin darme cuenta.
Estaba comenzando a disfrutar un juego normal, cosa digna de mencionarse, porque últimamente solo podía encontrar emoción fuera, cazando, era como esa sensación de quien ha comido demasiado de un delicioso pastel y que al volver a probarlo acaba por producirle hastío, por eso este pequeño juego se me antojaba como una brisa diferente y refrescante.
Suspiré disimuladamente cuando llegamos finalmente a la pista destinada para el baile, y me puse frente a él, dando luego varios pasos hacia atrás, dejando más de lo que era considerado una distancia prudente porque quería ver la reacción de sus facciones y de cada movimiento suyo al acercarse, ello con la excusa de analizar si había algo extraño en sus movimientos, así como desmedida destreza o agilidad, para saber si era en parte peligroso para mí, ya que sabía que en una ciudad como esta habían muchas cosas que distaban de ser normales, partiendo por mí.
Aquellas razones técnicas por las que abogaba, no obstaban que no fuese disfrutar verlo caminar hacia mí, aunque fueran solo un par de pasos. Habían muchas cosas que se podían aprender de las personas con tan solo observarlas desenvolverse físicamente en actos tan básicos como caminar, porque en el a veces tan falso e hipócrita mundo en que estamos ahora, el cuerpo era lo más honesto que nos iba quedando.
Soporté la mueca de molestia y ladee el rostro mientras me mordía la lengua para no contestarle aquel halago con palabras sarcásticas y venenosas. O esa era la idea, antes de ver que bajaba la cabeza y se quedaba en silencio unos instantes. Debo admitir que me paralicé también, porque si bien había salido con bastantes personas y había catalogado a muchos, creo que jamás había encontrado con alguien que remotamente me pareciera dulce, o tal vez sí pero no me di cuenta.
Esto último me hacía volver a cuestionarme que fuera él quien actuó como un donjuán ante la esposa de mi compañero de cacería, porque ciertamente eso que por el momento llamaré ternura, distaba bastante de la coquetería que se esperaría. ¿Era eso o yo estaba buscando cosas donde no las había? Esperaba que no fuese lo segundo, porque de ser así, presagiaba que iba a caer al igual que la otra mujer.
- Es usted muy valiente al aceptar una invitación como esta – le concedí mientras me tomaba de su brazo para ser conducida al suntuoso salón de baile – Y supongo que está de más decir que ha respondido correctamente a mi pregunta – comenté mientras sonreía sin darme cuenta.
Estaba comenzando a disfrutar un juego normal, cosa digna de mencionarse, porque últimamente solo podía encontrar emoción fuera, cazando, era como esa sensación de quien ha comido demasiado de un delicioso pastel y que al volver a probarlo acaba por producirle hastío, por eso este pequeño juego se me antojaba como una brisa diferente y refrescante.
Suspiré disimuladamente cuando llegamos finalmente a la pista destinada para el baile, y me puse frente a él, dando luego varios pasos hacia atrás, dejando más de lo que era considerado una distancia prudente porque quería ver la reacción de sus facciones y de cada movimiento suyo al acercarse, ello con la excusa de analizar si había algo extraño en sus movimientos, así como desmedida destreza o agilidad, para saber si era en parte peligroso para mí, ya que sabía que en una ciudad como esta habían muchas cosas que distaban de ser normales, partiendo por mí.
Aquellas razones técnicas por las que abogaba, no obstaban que no fuese disfrutar verlo caminar hacia mí, aunque fueran solo un par de pasos. Habían muchas cosas que se podían aprender de las personas con tan solo observarlas desenvolverse físicamente en actos tan básicos como caminar, porque en el a veces tan falso e hipócrita mundo en que estamos ahora, el cuerpo era lo más honesto que nos iba quedando.
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
-Valiente?- pregunto con un interés apenas marcado, por que debería de ser valiente por aceptar una invitación a bailar? Aunque su mente racional le daba una variante de respuestas considerables a la misma pregunta, fue su instinto el que prevaleció en su cabeza, no lograba ubicar bien el sentido de todo aquello, que la bella mujer mostrara un interés particular en el que era apenas un desconocido le extrañaba, cierto era que no había ocultado su rostro, pero aunque se reconocía a si mismo como un ser de apariencia atractiva no justificaba a su parecer la actitud de la chica. No era de conquistas pero estar conectado con sus hermanos llevaba cierto tipo de memorias no deseadas a su mente. No culpaba a ninguna de las chicas que habían mal interpretado sus intenciones o sido engañadas pues su conclusión había sido completamente justificada, Abel era demasiado cariñoso y atento, soltaba las cosas con una facilidad que abrumaba y pocas veces se expresaba mas de los demás, diferente pero igual de efectivo era petry, el hombre simplemente no conocía limites, seducía por igual siempre y cuan do fuese una mujer que le pareciere agradable a la vista, a veces le asustaba que un dia los metiese en realidad en serios problemas. El por el contrario procuraba siempre mantener una prudente y respetuosa distancia, intentaba no ser grosero y soltar alguno que otro merecido cumplido cuando la situación lo acreditaba. No había llegado hasta ahora una mujer que hubiese caído rendida a sus pies y era porque no era su intención. Sabía perfectamente lo extraño de su situación y las dificultades de un compromiso. El no era hombre que buscase aventuras para una noche, le gustaba el compromiso la fidelidad, las situaciones a largo plazo- no sabia que hubiese una pregunta correcta o incorrecta a su pregunta señorita, supongo que si es asi, eh corrido con suerte, soy un caballero afortunado.
La vio avanzar y alejarse sutilmente, estaban ya en la pista de baile y sus pasos le guiaron hasta ella. El y sus hermanos habían sido siempre un trio de chicos de carácter bastante fuerte a pesar de sus variantes o de que Abel pareciere tan suave, habían crecido en condiciones no muy agradables y tanto su caminar como su mirada habían sido siempre muy determinados, poseídos de una especie de aire ligeramente salvaje que a pesar de lo que eran, era mas notoria antes. Desde que se habían transformado las cosas habían cambiado un poco, cierto era que su andar era aun ciertamente atrayente pero con un bonus de elegancia, cual cazador se acerca a su presa, con la seguridad y dominación que venían a la naturaleza de su lobo interior.
Puso una mano en la cintura de la chica y la acerco suavemente, solo lo suficiente como para poder bailar cómodamente y comenzando la danza sus movimientos se acoplaron rápidamente a los que marcaba la música, se había quedado callado y es que nada más tocar a la muchacha un gruñido había venido del interior de su mente, su lobo reclamaba algo y aunque era extraño, no lograba descifrar cual era la reacción de este a la chica, aversión o atracción aun no lo sabía.
La vio avanzar y alejarse sutilmente, estaban ya en la pista de baile y sus pasos le guiaron hasta ella. El y sus hermanos habían sido siempre un trio de chicos de carácter bastante fuerte a pesar de sus variantes o de que Abel pareciere tan suave, habían crecido en condiciones no muy agradables y tanto su caminar como su mirada habían sido siempre muy determinados, poseídos de una especie de aire ligeramente salvaje que a pesar de lo que eran, era mas notoria antes. Desde que se habían transformado las cosas habían cambiado un poco, cierto era que su andar era aun ciertamente atrayente pero con un bonus de elegancia, cual cazador se acerca a su presa, con la seguridad y dominación que venían a la naturaleza de su lobo interior.
Puso una mano en la cintura de la chica y la acerco suavemente, solo lo suficiente como para poder bailar cómodamente y comenzando la danza sus movimientos se acoplaron rápidamente a los que marcaba la música, se había quedado callado y es que nada más tocar a la muchacha un gruñido había venido del interior de su mente, su lobo reclamaba algo y aunque era extraño, no lograba descifrar cual era la reacción de este a la chica, aversión o atracción aun no lo sabía.
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/04/2011
Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
De nuevo esa misma sensación. La ingenuidad de las palabras del joven me hacía pensar una y otra vez que yo estaba cometiendo un error, que no era la persona de la cual me habían hablado todos los rumores, ¡Pero debía de dejar de pensar en ello! Lo mío eran información y datos perfectamente verificados, así que no podía estarle haciendo caso a tontas corazonadas que entraban más por el pecho que por la cabeza. Debía concentrarme, pero debido a toda esta pugna interna, me perdí el primer paso que dio hacía mí, haciendo que me sobresaltara al ver la forma en que lo hacía.
Era como la aleación perfecta, por un lado ese inherente carácter animal que algunos hombres… aun conservaban, aunque una pequeña alarma se disparó por unos segundos en mi cabeza se apagó al caer en el otro aspecto, que fue lo que me tranquilizó. Era también un caminar elegante y solemne, simplemente eso, era el caminar de un hombre como cualquier otro de los que vivían en París. O eso tenía que decirme constantemente, porque si no acabaría con la paranoia a flor de piel, y lo que debía hacer ahora era solo atraerlo lo suficiente como para llevarlo a un lugar más apartado de la mansión.
Sin querer cerré los ojos cuando puso la mano en mi cintura, fue un pequeño estremecimiento que tomó la forma de una corriente, tuve que hacer acopio de toda la fuerza que tenía para que aquello no se demostrara de forma externa ¿Qué demonios estaba pasando conmigo? Era un trabajo, y debía tomarlo como tal, pero apenas y podía controlar mis pensamientos que daban una y mil vueltas sobre el mismo hecho. No me importaba en absoluto no ser honesta conmigo misma, pero él no podía llegarme a gustar ni siquiera un poco, y no dejaría que eso pasara.
- Ya verá usted que hubiese sido malo que respondiera de forma incorrecta – dije tal vez encubriendo una pequeñísima amenaza – No me gusta que me nieguen nada, Monsieur Van Abel – volví a decir casi en un susurro mientras por primera vez en mucho tiempo dejaba que alguien más guiara mis movimientos.
Tal vez hablé demasiado, pero por un momento imaginé que nos conocíamos en otra instancia, y claramente con intenciones diferentes a las que tenía esta vez, podríamos habernos divertido más, pero lamentablemente hay muchas cosas que el caprichoso destino impone solo por el gusto de reírse en nuestras caras. Se sentía extraño, como si supiera que algo estaba mal, y que lo estaba pasando por alto, pero al menos hasta que la canción no se apagara en el ocaso de sus últimas notas iba a ignorarlo para disfrutar aunque fuera unos instantes de la indefensión que me producían los brazos de él.
En contra de toda regla o protocolo me acerqué lo suficiente como para alcanzar su cuello, incluso llegué a entreabrir los labios unos segundos para volver a susurrarle algo, pero no salió más que una queda respiración. La persona que me había encomendado el “trabajo” me estaba observando fijamente con una cara de extrañeza que desde que lo conocía no había visto jamás. Aquello casi me hizo sobresaltar y perder el ritmo de los pasos del baile, pero acabé cerrando los ojos con fuerza para luego apoyar la mejilla en su hombro.
¿Tan extraño sería verme así? Disfrutando de los placeres de una vida normal, de un baile y una… buena compañía. Probablemente no me merezca nada de esto, o esa fue la conclusión a la que llegué, que sirvió también de impulso para que me decidiera por el paso a seguir.
- ¿Podría hablar con usted en privado? – musité con un tono algo acongojado en la voz, un tono que jamás usaba, pero que al menos esta vez era honesto, porque me sabía bastante mal lo que estaba a punto de hacerle.
Era como la aleación perfecta, por un lado ese inherente carácter animal que algunos hombres… aun conservaban, aunque una pequeña alarma se disparó por unos segundos en mi cabeza se apagó al caer en el otro aspecto, que fue lo que me tranquilizó. Era también un caminar elegante y solemne, simplemente eso, era el caminar de un hombre como cualquier otro de los que vivían en París. O eso tenía que decirme constantemente, porque si no acabaría con la paranoia a flor de piel, y lo que debía hacer ahora era solo atraerlo lo suficiente como para llevarlo a un lugar más apartado de la mansión.
Sin querer cerré los ojos cuando puso la mano en mi cintura, fue un pequeño estremecimiento que tomó la forma de una corriente, tuve que hacer acopio de toda la fuerza que tenía para que aquello no se demostrara de forma externa ¿Qué demonios estaba pasando conmigo? Era un trabajo, y debía tomarlo como tal, pero apenas y podía controlar mis pensamientos que daban una y mil vueltas sobre el mismo hecho. No me importaba en absoluto no ser honesta conmigo misma, pero él no podía llegarme a gustar ni siquiera un poco, y no dejaría que eso pasara.
- Ya verá usted que hubiese sido malo que respondiera de forma incorrecta – dije tal vez encubriendo una pequeñísima amenaza – No me gusta que me nieguen nada, Monsieur Van Abel – volví a decir casi en un susurro mientras por primera vez en mucho tiempo dejaba que alguien más guiara mis movimientos.
Tal vez hablé demasiado, pero por un momento imaginé que nos conocíamos en otra instancia, y claramente con intenciones diferentes a las que tenía esta vez, podríamos habernos divertido más, pero lamentablemente hay muchas cosas que el caprichoso destino impone solo por el gusto de reírse en nuestras caras. Se sentía extraño, como si supiera que algo estaba mal, y que lo estaba pasando por alto, pero al menos hasta que la canción no se apagara en el ocaso de sus últimas notas iba a ignorarlo para disfrutar aunque fuera unos instantes de la indefensión que me producían los brazos de él.
En contra de toda regla o protocolo me acerqué lo suficiente como para alcanzar su cuello, incluso llegué a entreabrir los labios unos segundos para volver a susurrarle algo, pero no salió más que una queda respiración. La persona que me había encomendado el “trabajo” me estaba observando fijamente con una cara de extrañeza que desde que lo conocía no había visto jamás. Aquello casi me hizo sobresaltar y perder el ritmo de los pasos del baile, pero acabé cerrando los ojos con fuerza para luego apoyar la mejilla en su hombro.
¿Tan extraño sería verme así? Disfrutando de los placeres de una vida normal, de un baile y una… buena compañía. Probablemente no me merezca nada de esto, o esa fue la conclusión a la que llegué, que sirvió también de impulso para que me decidiera por el paso a seguir.
- ¿Podría hablar con usted en privado? – musité con un tono algo acongojado en la voz, un tono que jamás usaba, pero que al menos esta vez era honesto, porque me sabía bastante mal lo que estaba a punto de hacerle.
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
-No siempre es bueno aferrarse a vanos caprichos- comento mientras disponían a bailar- a veces puede nublar nuestros ojos de las cosas que son importante- no supo si ella lo escucho o no, de repente la sintió extraña, sorprendida levemente, tal vez algo sobresaltada y su mirada busco la razón, había un hombre viéndola fijamente…un acosador tal vez? Instintivamente su lobo gruño en su interior y el giro alejando su vista de el sujeto.
Ella sugirió hablar en algún lugar mas privado, tendría algo que ver con el sujeto que la observaba? Tal vez algo que le preocupaba? Le extraño aunque sabia que la gente tendía a confiar en el no lo hacían a los pocos minutos de conocerse…el proceso de confianza normalmente tomaba un poco mas de tiempo, aunque había descubierto que la gente naturalmente le obedecía casi inmediatamente después de conocerlo. Sabia que aunque sus hermanos causaban un efecto parecido no era igual, el suyo parecía ser algo mas profundo. Pese a esto sus hermanos le habían sugerido que lo dejase pasar quien sabe tal vez tuviese algo que ver con ser el mayor… aunque esa era otra verdad a media, todo el mundo siempre había asumido de niños que el era el mayor, aunque solo era un reflejo de su actitud algo mas madura y tranquila.
-acompáñeme- le hablo tomando su mano y sacándola de la pista de baile… pensó en llevarla a los jardines pero era un lugar demasiado abierto, no tenia idea de que era lo que le sucedía a la chica así que no quería arriesgarse a estar en un lugar completamente descubierto…un balcón parecía una mejor opción- venga- le hablo con voz tranquila y serena llevándola lentamente hasta el balcón quedando cubiertos por la luz tenue de una luna sin amenazas y apenas alcanzados por la interna de los candelabros- creo que aquí tenemos suficiente privacidad- hablo soltando su brazo despacio y recargando uno de sus costados en la baranda, ligeramente observándola- hay algo que le preocupe?- pregunto frunciendo ligeramente el ceño, con cierta… preocupación.
Ella sugirió hablar en algún lugar mas privado, tendría algo que ver con el sujeto que la observaba? Tal vez algo que le preocupaba? Le extraño aunque sabia que la gente tendía a confiar en el no lo hacían a los pocos minutos de conocerse…el proceso de confianza normalmente tomaba un poco mas de tiempo, aunque había descubierto que la gente naturalmente le obedecía casi inmediatamente después de conocerlo. Sabia que aunque sus hermanos causaban un efecto parecido no era igual, el suyo parecía ser algo mas profundo. Pese a esto sus hermanos le habían sugerido que lo dejase pasar quien sabe tal vez tuviese algo que ver con ser el mayor… aunque esa era otra verdad a media, todo el mundo siempre había asumido de niños que el era el mayor, aunque solo era un reflejo de su actitud algo mas madura y tranquila.
-acompáñeme- le hablo tomando su mano y sacándola de la pista de baile… pensó en llevarla a los jardines pero era un lugar demasiado abierto, no tenia idea de que era lo que le sucedía a la chica así que no quería arriesgarse a estar en un lugar completamente descubierto…un balcón parecía una mejor opción- venga- le hablo con voz tranquila y serena llevándola lentamente hasta el balcón quedando cubiertos por la luz tenue de una luna sin amenazas y apenas alcanzados por la interna de los candelabros- creo que aquí tenemos suficiente privacidad- hablo soltando su brazo despacio y recargando uno de sus costados en la baranda, ligeramente observándola- hay algo que le preocupe?- pregunto frunciendo ligeramente el ceño, con cierta… preocupación.
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
No me di cuenta cuando el chico de ojos azules comenzaba a sacarme del salón principal, como si esos minutos se hubieran perdido de mi memoria, cosa que me alejaba aun más del típico rigor de siempre. No podía concentrarme, y no quería admitir el motivo de ello. Solo bastaba decir que no era la molesta mirada de mi compañero de cacería… sino la de otra persona.
¿Cómo podía comportarse así conmigo? ¿Cómo podía ser tan cortés con una persona que estaba a punto de herirlo en venganza ajena? ¡Ya basta! Debía dejar de cuestionarme las órdenes y la información que me habían dado, porque estaban completamente verificadas. Él era el comerciante salido de la nada, el que se había acostado con esa mujerzuela casada. Si se mostraba así tan serio y amable conmigo era porque no me conocía, simplemente por eso. Yo era incapaz de empatizar realmente con una persona, todo era un teatro, pero esta vez… no podía.
- Lamento todo esto – me disculpé con la cabeza baja mientras cerraba la puerta del balcón, de modo que nadie en el interior pudiese vernos – Ni siquiera me conoce aun y ya estoy causándole problemas –
Me volteé para mirarlo y tratar de retomar mi papel, pero solo pude maldecir a la luna y al cielo despejado que iluminaban el rostro de quien sería mi presa del día, porque hubiese deseado algo de más de oscuridad para no poder verlo a los ojos directamente, para no tener que confundirme y armar enredaderas en mi mente. ¡Todo era su culpa! ¡Él y su apariencia seria y… distante!
- Casi hubiese deseado… - dije acercándome a él lo suficiente para apoyar una mano en su pecho – Que no se hubiese acostado con esa mujer… - dije bajando de nuevo la mirada mientras ocultaba mi rostro en su pecho.
Estaba siendo estúpidamente honesta, si hubiese sido en otras condiciones probablemente las cosas serían diferentes y ahora no estaría deslizando una pequeña daga de la mano que aun tenía libre, amarrada a mi muñeca con una firme correa de cuero, hasta tenerla completamente libre. No debía mostrar debilidad alguna, lo sabía.
- Ni que me hubiesen encargado darle una lección por ello – dije ya con firmeza al tiempo que presionaba la punta de la daga en su mejilla tal vez dañándole un poco – De hecho me cuesta creer que alguien como usted lo haya hecho… - confesé mientras deslizaba la daga por la línea de su cuello para acabar posándola en la vena que llevaba aquel importante caudal, pero sin dañar, solo amenazándolo.
¿Cómo podía comportarse así conmigo? ¿Cómo podía ser tan cortés con una persona que estaba a punto de herirlo en venganza ajena? ¡Ya basta! Debía dejar de cuestionarme las órdenes y la información que me habían dado, porque estaban completamente verificadas. Él era el comerciante salido de la nada, el que se había acostado con esa mujerzuela casada. Si se mostraba así tan serio y amable conmigo era porque no me conocía, simplemente por eso. Yo era incapaz de empatizar realmente con una persona, todo era un teatro, pero esta vez… no podía.
- Lamento todo esto – me disculpé con la cabeza baja mientras cerraba la puerta del balcón, de modo que nadie en el interior pudiese vernos – Ni siquiera me conoce aun y ya estoy causándole problemas –
Me volteé para mirarlo y tratar de retomar mi papel, pero solo pude maldecir a la luna y al cielo despejado que iluminaban el rostro de quien sería mi presa del día, porque hubiese deseado algo de más de oscuridad para no poder verlo a los ojos directamente, para no tener que confundirme y armar enredaderas en mi mente. ¡Todo era su culpa! ¡Él y su apariencia seria y… distante!
- Casi hubiese deseado… - dije acercándome a él lo suficiente para apoyar una mano en su pecho – Que no se hubiese acostado con esa mujer… - dije bajando de nuevo la mirada mientras ocultaba mi rostro en su pecho.
Estaba siendo estúpidamente honesta, si hubiese sido en otras condiciones probablemente las cosas serían diferentes y ahora no estaría deslizando una pequeña daga de la mano que aun tenía libre, amarrada a mi muñeca con una firme correa de cuero, hasta tenerla completamente libre. No debía mostrar debilidad alguna, lo sabía.
- Ni que me hubiesen encargado darle una lección por ello – dije ya con firmeza al tiempo que presionaba la punta de la daga en su mejilla tal vez dañándole un poco – De hecho me cuesta creer que alguien como usted lo haya hecho… - confesé mientras deslizaba la daga por la línea de su cuello para acabar posándola en la vena que llevaba aquel importante caudal, pero sin dañar, solo amenazándolo.
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
En el balcón las cosas comenzaron a ponerse extrañas, no estaba acostumbrado a que una mujer se acercase a el, posiblemente por que los lugares en lo que hacia aparición no propiciaban aquello. Dado el marcado interés de la chica habría supuesto inmediatamente que lo habia confundido con alguno de sus hermanos, pero ellos habían mencionado que ninguno la conocía…Abel nunca olvidaba a sus conocidos y de haber conocido a petry estaba seguro que no serian precisamente un encuentro agradable, nunca lo era, normalmente venían acompañados de reclamos y llanto, a veces deseaba ponerle un alto a todo aquello pero era poco sabia que no tenia derecho, sus hermanos vivian vidas a medias y merecían lo que pudiesen conseguir.
Vio a la chica cerrar el balcón y se extraño, que era lo que sucedía, las palabras que le dedico fueron sembrando una duda aun mayor, con quien diablos lo estaba confundiendo? Abel? No podía ser…solo hicieron falta un par de palabras mas antes de que notara lo que estaba sucediendo, debía haber sido petry… lo estaba confundiendo con el… oh por dios como no lo había visto? Esa mujer no tenia el mas mínimo interés en el, estaba buscando darle una lección.
- Asi que una lección eh?- hablo con un tono repentinamente frio y distante- supongo que es difícil creer que alguien como yo pueda hacer que incluso quieran dañarme cierto?- el sabia que era lo que había hecho su hermano, o al menos lo sospechaba, se habia metido con alguna mujer y al parecer esta habia sido mas equivocada aun que las anteriores. Si salía de esto le iba a dar una buena paliza. Dio un paso al frente y sintió la daga perforar su piel, una calidez agradable rodeo el punto, era la sangre…su sangre, hace cuanto que no sangraba?- ahora dígame señorita, que lección me dará?-un paso lejos de la baranda, eso le daba espacio suficiente como para moverse y escapar de aquella maldita loca situación, torpe la hora en que había escuchado los consejos de sus hermanos.
Estaba por actuar cuando dos sombras saltaron desde atrás y empujaron ala chica lejos de el, la sorpresa lo dejo inmóvil y lo único que pudo ver fue a la muchacha lejos de el y a el par de lobos dorados frente a el, gruñendo amenazantemente, mostrando sus culmillos a la mujer que habia atacado a su hermano.
“lo siento Van en verdad lo siento no pensé que esto sucedería”
Esa era la voz de petry en su cabeza, se escuchaba verdaderamente acongojado y Van supo que no haría nada en contra suya, simplemente envió un “descuida” a la cabeza del lobo, amaba a sus hermanos, nunca podía molestarse demasiado tiempo con ellos.
-tranquilos chicos, la dama y yo solo estábamos conversando- la herida en su cuello había sanado ya pero en esos momentos no se percato del hecho- vamos muchachos, hay que marcharse de aquí.
“pero van….”
Van escucho la voz apenada de su hermano menor en su mente y no supo que decirle, el sabia perfectamente lo que sus hermanos pensaban, que estaba demasiado solo, que debería buscar por lo menos un poco de carnal diversión pero el sinceramente, ahora se sentía con menos ganas que nunca, sabia que la aflicción de su hermano venia de ese conocimiento, pero era mejor dejarlo pasar.
Vio a la chica cerrar el balcón y se extraño, que era lo que sucedía, las palabras que le dedico fueron sembrando una duda aun mayor, con quien diablos lo estaba confundiendo? Abel? No podía ser…solo hicieron falta un par de palabras mas antes de que notara lo que estaba sucediendo, debía haber sido petry… lo estaba confundiendo con el… oh por dios como no lo había visto? Esa mujer no tenia el mas mínimo interés en el, estaba buscando darle una lección.
- Asi que una lección eh?- hablo con un tono repentinamente frio y distante- supongo que es difícil creer que alguien como yo pueda hacer que incluso quieran dañarme cierto?- el sabia que era lo que había hecho su hermano, o al menos lo sospechaba, se habia metido con alguna mujer y al parecer esta habia sido mas equivocada aun que las anteriores. Si salía de esto le iba a dar una buena paliza. Dio un paso al frente y sintió la daga perforar su piel, una calidez agradable rodeo el punto, era la sangre…su sangre, hace cuanto que no sangraba?- ahora dígame señorita, que lección me dará?-un paso lejos de la baranda, eso le daba espacio suficiente como para moverse y escapar de aquella maldita loca situación, torpe la hora en que había escuchado los consejos de sus hermanos.
Estaba por actuar cuando dos sombras saltaron desde atrás y empujaron ala chica lejos de el, la sorpresa lo dejo inmóvil y lo único que pudo ver fue a la muchacha lejos de el y a el par de lobos dorados frente a el, gruñendo amenazantemente, mostrando sus culmillos a la mujer que habia atacado a su hermano.
“lo siento Van en verdad lo siento no pensé que esto sucedería”
Esa era la voz de petry en su cabeza, se escuchaba verdaderamente acongojado y Van supo que no haría nada en contra suya, simplemente envió un “descuida” a la cabeza del lobo, amaba a sus hermanos, nunca podía molestarse demasiado tiempo con ellos.
-tranquilos chicos, la dama y yo solo estábamos conversando- la herida en su cuello había sanado ya pero en esos momentos no se percato del hecho- vamos muchachos, hay que marcharse de aquí.
“pero van….”
Van escucho la voz apenada de su hermano menor en su mente y no supo que decirle, el sabia perfectamente lo que sus hermanos pensaban, que estaba demasiado solo, que debería buscar por lo menos un poco de carnal diversión pero el sinceramente, ahora se sentía con menos ganas que nunca, sabia que la aflicción de su hermano venia de ese conocimiento, pero era mejor dejarlo pasar.
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Estaba frustrada. Porque jamás pensé que el tono de voz con que comenzaba a hablarme me descolocaría de tal forma, sonaba casi como algo antinatural, tanto que apenas pude reparar en sus palabras, salvo cuando me preguntó cuál sería la lección. Pero ya era demasiado tarde siquiera responder porque el joven se había apartado lo suficiente, en parte haciéndome enfadar, sobre todo conmigo misma por haber dejado que aquello sucediera.
Mi cuerpo quería arremeter de nuevo contra él, quizás porque quería calmar la ira, pero mi cabeza fue lo que no me permitió acercarme de nuevo, haciéndome incluso dar un paso atrás. Fueron instantes que se me hicieron eternos ¿Podía resignarme a incumplir un trabajo? No sé si fue para mi suerte o qué, pero agradezco no haber tenido que decidir en ese momento, gracias a ese empujón que me hizo caer sentada sobre las frías baldosas del balcón.
La imagen era impresionante. Hace un buen tiempo que no sentía aquel éxtasis recorrer mis venas de aquella manera, con mi cerebro funcionando a mil por hora para desenredar cada hilo para poder entenderlo todo. Esos colmillos me hicieron fruncir el ceño ligeramente, porque no era necesario razonar para saber que clase de seres… eran… ¿¡Acaso él también!?
Los miré alternadamente mientras parecían comunicarse con la mirada, era sin duda algo impresionante, pero lo único que atiné a hacer fue a reírme inclinando un poco más la espalda hacia atrás cuando todos los cabos se ataron en mi cabeza. Me costó un poco recuperar la compostura, pero solo me reacomodé en el mismo suelo mirándolos divertida.
- No puedo trabajar así – dije suspirando y lanzando la daga que cayó girando a los pies del que conservaba su forma humana – Si no puedo diferenciarlos sería injusto si me equivoco – comenté mientras tomaba el aire suficiente para explicarles mi lógica, que es lo menos que podía hacer después de toda esa graciosa confusión – Verán, una herida no sana tan rápido a menos que seas una criatura ¿No? Y de las clases, noté un cuerpo… cálido, así que eso reduce las posibilidades a ciertas alimañas que rara vez suelen ir en grupos de esta manera a menos que hayan lazos más fisiológicos. ¿Y el color? Sí es un gran detalle, aunque supongo que ya deben saber que su color de ojos es bastante extraño, y yo no creo en las coincidencias –
Acabado el molesto monologo les hice un ademán para que se largaran, porque no tenía intención alguna de tratar con seres como ellos. Los únicos que instintivamente me repelían, tal vez por traumas, tal vez por culpa de mi padre ¿Quién sabe? El caso es que no me agradan, y entre antes se fueran, antes podría ir a mi habitación a descansar en lo que quedaba de la noche. A pesar de que debía dar ciertas explicaciones a cierta persona.
- En fin – dije para llamar su atención nuevamente – Si van a marcharse, les recomiendo no usar la puerta principal, porque no aseguro que salgan íntegramente – comenté fingiendo una sonrisa – Así que si van por donde está el nogal se les hará más fácil porque esta menos vigilado, y por favor, traten de no destrozar mi jardín – acabé por decir, señalándoles el enorme árbol cercano a los muros de ladrillos.
¿Por qué estaba ayudándoles? La verdad es que de un tiempo a esta parte me estaba olvidando de quien era, y actos como este me lo recordarían por un buen tiempo, así que lo mejor sería atribuirle todo a un error en el trabajo, que en parte era cierto, porque si bien me habían pedido castigar a uno de ellos, me había equivocado de objetivo, así que lo menos que podía hacer era indicarles como salir sin ser heridos.
Mi cuerpo quería arremeter de nuevo contra él, quizás porque quería calmar la ira, pero mi cabeza fue lo que no me permitió acercarme de nuevo, haciéndome incluso dar un paso atrás. Fueron instantes que se me hicieron eternos ¿Podía resignarme a incumplir un trabajo? No sé si fue para mi suerte o qué, pero agradezco no haber tenido que decidir en ese momento, gracias a ese empujón que me hizo caer sentada sobre las frías baldosas del balcón.
La imagen era impresionante. Hace un buen tiempo que no sentía aquel éxtasis recorrer mis venas de aquella manera, con mi cerebro funcionando a mil por hora para desenredar cada hilo para poder entenderlo todo. Esos colmillos me hicieron fruncir el ceño ligeramente, porque no era necesario razonar para saber que clase de seres… eran… ¿¡Acaso él también!?
Los miré alternadamente mientras parecían comunicarse con la mirada, era sin duda algo impresionante, pero lo único que atiné a hacer fue a reírme inclinando un poco más la espalda hacia atrás cuando todos los cabos se ataron en mi cabeza. Me costó un poco recuperar la compostura, pero solo me reacomodé en el mismo suelo mirándolos divertida.
- No puedo trabajar así – dije suspirando y lanzando la daga que cayó girando a los pies del que conservaba su forma humana – Si no puedo diferenciarlos sería injusto si me equivoco – comenté mientras tomaba el aire suficiente para explicarles mi lógica, que es lo menos que podía hacer después de toda esa graciosa confusión – Verán, una herida no sana tan rápido a menos que seas una criatura ¿No? Y de las clases, noté un cuerpo… cálido, así que eso reduce las posibilidades a ciertas alimañas que rara vez suelen ir en grupos de esta manera a menos que hayan lazos más fisiológicos. ¿Y el color? Sí es un gran detalle, aunque supongo que ya deben saber que su color de ojos es bastante extraño, y yo no creo en las coincidencias –
Acabado el molesto monologo les hice un ademán para que se largaran, porque no tenía intención alguna de tratar con seres como ellos. Los únicos que instintivamente me repelían, tal vez por traumas, tal vez por culpa de mi padre ¿Quién sabe? El caso es que no me agradan, y entre antes se fueran, antes podría ir a mi habitación a descansar en lo que quedaba de la noche. A pesar de que debía dar ciertas explicaciones a cierta persona.
- En fin – dije para llamar su atención nuevamente – Si van a marcharse, les recomiendo no usar la puerta principal, porque no aseguro que salgan íntegramente – comenté fingiendo una sonrisa – Así que si van por donde está el nogal se les hará más fácil porque esta menos vigilado, y por favor, traten de no destrozar mi jardín – acabé por decir, señalándoles el enorme árbol cercano a los muros de ladrillos.
¿Por qué estaba ayudándoles? La verdad es que de un tiempo a esta parte me estaba olvidando de quien era, y actos como este me lo recordarían por un buen tiempo, así que lo mejor sería atribuirle todo a un error en el trabajo, que en parte era cierto, porque si bien me habían pedido castigar a uno de ellos, me había equivocado de objetivo, así que lo menos que podía hacer era indicarles como salir sin ser heridos.
- Spoiler:
- No estaba muy segura de cómo responder, pero si el hecho de que haya razonado así para descubrir su secreto les molesta, no tengo problema en editar el post, así que no teman decírmelo
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Van levanto una ceja y el van normal desapareció, en su lugar quedo la fachada que usaba siempre, el van que hacia que las amantes de sus hermanos quisieran partirle la cara. Una sonrisa divertida y sínica se formo en sus labios.
-creo señorita, que ah usted leído demasiadas novelas fantasiosas- llevo un dedo a su herida y la palpo- se refiere a esta herida?-puso su mano sobre la piel y ocultando el pulgar se aseguro de reabrir la herida con una garra, era un secreto incluso para sus hermanos que el podía hacer pequeños cambios parciales- la dejare pasar por que no es a golpes que me gusta atacar a una mujer- hablo encogiéndose de hombros y concentrándose en que su cuerpo no sanara inmediatamente- sinceramente las prefiero en la cama – mejor que pensara que era un sínico, mejor que decidiera que era el hombre que habia estado buscando – por supuesto los compromisos no son lo mio y no recuerdo haberle prometido ninguno a nadie, asi que si es la dama en cuestión quien le ah enviado por favor dele mis disculpas si me malinterpreto, claro- su sonrisa se ensancho un poco mas- si fue su marido- sus ojos se entrecerraron en una sonrisa sínica- dígale que puedo darle un par de consejos para que su adorada mujer, no necesite buscar placer en otra cama.
Se agacho tomando el cuchillo de el suelo, mientras el par de animales a su lado habia agachado las orejas, el sabia que a sus hermanos no les gustaba verlo tener que actuar de aquella manera, pero parecía que ahora les pesaba mas de lo normal.
-pensé que usted y yo podríamos pasar una agradable velada, pero parece que no ah sido posible- camino hasta la chica y sonriendo un segundo al siguiente la habia empujado contra la baranda, dejándola entre la construcción y su cuerpo, colocando la daga contra el estomago de la chica entregándoselo- parece que conoce perfectamente su belleza señorita, pero no vuelvas a intentar algo en mi contra o sus bonitos ojos no van a impedir que la saque de mi camino- siseo lentamente antes de recobrar la compostura y alejarse – y desde luego usare la puerta principal, no soy de los que salen por la puerta trasera, chicos, márchense- ordeno usando su tono de alfa y sus hermanos no tuvieron mas que obedecer, puede que Van no fuera consiente de su condición de alfa pero vaya que si la utilizaba- ahora, con su permiso, me retiro- y haciendo una “educada” reverencia se despidió abriendo las puertas del balcón y regresando a la fiesta, sabia que atraía las miradas con la sangre en el cuello de su ropa, pero simplemente lo ignoro todo caminando a la salida del salón, listo para marcharse y regresar a la tranquilidad de su casa.
-creo señorita, que ah usted leído demasiadas novelas fantasiosas- llevo un dedo a su herida y la palpo- se refiere a esta herida?-puso su mano sobre la piel y ocultando el pulgar se aseguro de reabrir la herida con una garra, era un secreto incluso para sus hermanos que el podía hacer pequeños cambios parciales- la dejare pasar por que no es a golpes que me gusta atacar a una mujer- hablo encogiéndose de hombros y concentrándose en que su cuerpo no sanara inmediatamente- sinceramente las prefiero en la cama – mejor que pensara que era un sínico, mejor que decidiera que era el hombre que habia estado buscando – por supuesto los compromisos no son lo mio y no recuerdo haberle prometido ninguno a nadie, asi que si es la dama en cuestión quien le ah enviado por favor dele mis disculpas si me malinterpreto, claro- su sonrisa se ensancho un poco mas- si fue su marido- sus ojos se entrecerraron en una sonrisa sínica- dígale que puedo darle un par de consejos para que su adorada mujer, no necesite buscar placer en otra cama.
Se agacho tomando el cuchillo de el suelo, mientras el par de animales a su lado habia agachado las orejas, el sabia que a sus hermanos no les gustaba verlo tener que actuar de aquella manera, pero parecía que ahora les pesaba mas de lo normal.
-pensé que usted y yo podríamos pasar una agradable velada, pero parece que no ah sido posible- camino hasta la chica y sonriendo un segundo al siguiente la habia empujado contra la baranda, dejándola entre la construcción y su cuerpo, colocando la daga contra el estomago de la chica entregándoselo- parece que conoce perfectamente su belleza señorita, pero no vuelvas a intentar algo en mi contra o sus bonitos ojos no van a impedir que la saque de mi camino- siseo lentamente antes de recobrar la compostura y alejarse – y desde luego usare la puerta principal, no soy de los que salen por la puerta trasera, chicos, márchense- ordeno usando su tono de alfa y sus hermanos no tuvieron mas que obedecer, puede que Van no fuera consiente de su condición de alfa pero vaya que si la utilizaba- ahora, con su permiso, me retiro- y haciendo una “educada” reverencia se despidió abriendo las puertas del balcón y regresando a la fiesta, sabia que atraía las miradas con la sangre en el cuello de su ropa, pero simplemente lo ignoro todo caminando a la salida del salón, listo para marcharse y regresar a la tranquilidad de su casa.
- Spoiler:
- no te preocupes ^^ tu puedes hacer lo que quieras y yo veré como me las arreglo XD
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
¿Acaso podía estar tan equivocada? Aunque esa sonrisa me parecía completamente impropia no era quien para decir que fuese falsa. Repasé varias veces mi razonamiento, enfadada por aquel dejó de humillación con el que comenzó a tratarme, incluso aquel detalle de la sangre me molestaba, ¿De verdad me creía tan idiota como para confundir la sangre tibia y la sangre ya coagulada? Cabía la posibilidad de que me estuviese metiendo en asuntos que no eran de mi competencia, ¡Claro que no lo eran! Y no entendía porque seguía insistiendo.
Ya no me entendía a mi misma… Y eso me frustraba aun más. Porque la forma en que se comenzaba a comportar era con quienes más solía congeniar, pero que ahora me resultaba molesta e incomoda. ¿¡Qué demonios me estaba pasando!? Solo porque lo prefería como era antes…
Sacudí la cabeza para despertarme de todo aquello, y me encontré con que seguía tontamente tirada en el suelo, así que me levanté y alisé el vestido para de paso limpiarlo, mientras seguía escuchando aquel ridículo monologo. ¡Dios! Podía contestarle tantas cosas de vuelta, pero me armé de toda la fuerza de voluntad que quedaba para contenerme ¿Hace cuanto que alguien no conseguía sacarme de mis casillas de este modo?
- Puede decírselo usted mismo, pero le aseguro que será mucho menos condescendiente que yo – dije refiriéndome a aquel consejo que le estaba ofreciendo a mi compañero de cacería, aunque seguro sería muy diferente al que yo ya le había dado.
Estaba tan ofuscada que apenas y me di cuenta de que se me había acercado, cuando sentí que me empotraba contra el barandal del balcón, incluso ahora que lo pienso, si solo hubiese usado más fuerza y me hubiese tirado al primer piso, nos ahorraría a ambos todas las estupideces que estaba haciendo, pero aun más importante, me hubiese ahorrado el hecho de escucharle decir lo de la agradable velada, que me dolió aun más que sus directas amenazas.
Yo jamás tenía que insistirle a ningún hombre, jamás iba a rebajarme con nadie, mucho menos con alguien como él. Así que solo apreté con fuerza el mango de mi daga y lo observé mientras se alejaba, dejándome con la palabra en la boca. El principal problema era que hoy era el día de las estupideces, y yo aun tenía que cometer la peor de todas, todo por mi tonto ego y la manía de tener siempre la última palabra.
Corrí para perseguirlo antes de que alcanzara a salir por la puerta principal, porque no le iba a dar el gusto de dejarle irse así como así, no ahora. De paso por la travesía por el salón, el taconeo de mis zapatos solo se detuvo un par de segundos para tomar una copa de vino de una de las bandejas de los mayordomos que atendían a los invitados. Entonces retomé mi carrera hasta tocarle un par de veces la espalda para que volteara. Solo le sonreí y el resto fue obvio.
- No podía dejar que se fuera sin acabar su copa – dije mientras sostenía aquella sonrisa ladina por un segundo más, y observaba su rostro empapado en Merlot - ¿Qué clase de anfitriona sería? –
La respuesta: Era la peor de todas. Así que solo me di la vuelta tratando de buscar la bandeja con licor más cercana, porque después de todo esto si que iba a necesitar olvidar del peor modo de todos.
Ya no me entendía a mi misma… Y eso me frustraba aun más. Porque la forma en que se comenzaba a comportar era con quienes más solía congeniar, pero que ahora me resultaba molesta e incomoda. ¿¡Qué demonios me estaba pasando!? Solo porque lo prefería como era antes…
Sacudí la cabeza para despertarme de todo aquello, y me encontré con que seguía tontamente tirada en el suelo, así que me levanté y alisé el vestido para de paso limpiarlo, mientras seguía escuchando aquel ridículo monologo. ¡Dios! Podía contestarle tantas cosas de vuelta, pero me armé de toda la fuerza de voluntad que quedaba para contenerme ¿Hace cuanto que alguien no conseguía sacarme de mis casillas de este modo?
- Puede decírselo usted mismo, pero le aseguro que será mucho menos condescendiente que yo – dije refiriéndome a aquel consejo que le estaba ofreciendo a mi compañero de cacería, aunque seguro sería muy diferente al que yo ya le había dado.
Estaba tan ofuscada que apenas y me di cuenta de que se me había acercado, cuando sentí que me empotraba contra el barandal del balcón, incluso ahora que lo pienso, si solo hubiese usado más fuerza y me hubiese tirado al primer piso, nos ahorraría a ambos todas las estupideces que estaba haciendo, pero aun más importante, me hubiese ahorrado el hecho de escucharle decir lo de la agradable velada, que me dolió aun más que sus directas amenazas.
Yo jamás tenía que insistirle a ningún hombre, jamás iba a rebajarme con nadie, mucho menos con alguien como él. Así que solo apreté con fuerza el mango de mi daga y lo observé mientras se alejaba, dejándome con la palabra en la boca. El principal problema era que hoy era el día de las estupideces, y yo aun tenía que cometer la peor de todas, todo por mi tonto ego y la manía de tener siempre la última palabra.
Corrí para perseguirlo antes de que alcanzara a salir por la puerta principal, porque no le iba a dar el gusto de dejarle irse así como así, no ahora. De paso por la travesía por el salón, el taconeo de mis zapatos solo se detuvo un par de segundos para tomar una copa de vino de una de las bandejas de los mayordomos que atendían a los invitados. Entonces retomé mi carrera hasta tocarle un par de veces la espalda para que volteara. Solo le sonreí y el resto fue obvio.
- No podía dejar que se fuera sin acabar su copa – dije mientras sostenía aquella sonrisa ladina por un segundo más, y observaba su rostro empapado en Merlot - ¿Qué clase de anfitriona sería? –
La respuesta: Era la peor de todas. Así que solo me di la vuelta tratando de buscar la bandeja con licor más cercana, porque después de todo esto si que iba a necesitar olvidar del peor modo de todos.
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/07/2011
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Re: A Thorn Without a Rose [Petry Van Abel]
Escucho el taconeo apresurado tras el y cerro los ojos sintiendo que se acercaba mas y mas “no lo hagas” pensó para sus adentros, la sintió detenerse y el continuo su camino a paso normal, deseando que ella hubiese detenido aquella estúpida venganza, ya se las vería con petry cuando lo viera, aquello no le gustaba nada….absolutamente nada maldita sea. Nuevamente los pasos, el sonido inigualable del andar ajeno…como no lo había notado antes? Tenia la firmeza y la seguridad de un cazador, cuan estúpido había sido? Que tanto habia bajado la guardia aquella noche?
Escucho la melodiosa voz a sus espaldas y se pregunto que diablos haría esta vez, se giro para encararla y lo único que sintió fue el frio del vino en su rostro, el liquido recorrió rápidamente su rostro hasta mojar por completo su ropa…ropa que seria inservible después de aquella noche. abrió los ojos y la vio darle la espalda, su lobo gruño interiormente y se lanzo contra la chica buscando lanzarla al suelo y demostrarle quien mandaba en aquella situación, por suerte la parte humana dominaba en aquello momentos, tirar a la chica al suelo no seria para nada bien visto. Aunque algo le decía que lo que hizo no había mejorado las cosas.
Tan pronto el vino se había estampado contra su rostro la música había cesado y el lugar se había quedado en silencio, la rabia bullo por su cuerpo y sintió el sabor de la bilis en su boca, sin pensarlo si quiera y conteniendo a su lobo interno inconscientemente solo verla darle la espalda se adelanto un paso hacia ella, con la decisión marcada en sus facciones y la tomo por el brazo girándola bruscamente. Sin perder tiempo la jalo a sus brazos y la aprisiono con toda la fuerza que tenia, sin pensar en si sus dedos podrían quedar marcados en la fina y exquisita piel bajo ellos.
-le advertí que se mantuviese fuera de mi camino señorita- siseo por lo bajo, entre dientes y con su rostro a escasos centímetros de suyo, apenas había terminando de decir las palabras cuando fueron sus labios los quien se apoderaron de los ajenos, de forma busca y demandante, mordiendo y entrando, probando el interior antes de empujarla separándose bruscamente- descuide señorita, creo que ah sido una estupenda anfitriona- hablo en voz baja y sus ojos se clavaron en la chica “nos volveremos a ver” juraron al aire antes de darse media vuelta y salir de ahí lo mas rápido que pudo, necesitaba salir, necesitaba calmarse. Ni siquiera había pensado en lo que hacia y habia cometido el error de besarla, por que carajo la había besado? Y enfrente de tanta gente? Solo esperaba que aquello no repercutiera en su negocio…. A quien engañaba? Solo esperaba no volver a caer en la tentación, no la habia empujado por venganza o por que le pareciere repugnante…la había empujado por que lo adictivo de su boca le mareo al punto de asustarlo.
Escucho la melodiosa voz a sus espaldas y se pregunto que diablos haría esta vez, se giro para encararla y lo único que sintió fue el frio del vino en su rostro, el liquido recorrió rápidamente su rostro hasta mojar por completo su ropa…ropa que seria inservible después de aquella noche. abrió los ojos y la vio darle la espalda, su lobo gruño interiormente y se lanzo contra la chica buscando lanzarla al suelo y demostrarle quien mandaba en aquella situación, por suerte la parte humana dominaba en aquello momentos, tirar a la chica al suelo no seria para nada bien visto. Aunque algo le decía que lo que hizo no había mejorado las cosas.
Tan pronto el vino se había estampado contra su rostro la música había cesado y el lugar se había quedado en silencio, la rabia bullo por su cuerpo y sintió el sabor de la bilis en su boca, sin pensarlo si quiera y conteniendo a su lobo interno inconscientemente solo verla darle la espalda se adelanto un paso hacia ella, con la decisión marcada en sus facciones y la tomo por el brazo girándola bruscamente. Sin perder tiempo la jalo a sus brazos y la aprisiono con toda la fuerza que tenia, sin pensar en si sus dedos podrían quedar marcados en la fina y exquisita piel bajo ellos.
-le advertí que se mantuviese fuera de mi camino señorita- siseo por lo bajo, entre dientes y con su rostro a escasos centímetros de suyo, apenas había terminando de decir las palabras cuando fueron sus labios los quien se apoderaron de los ajenos, de forma busca y demandante, mordiendo y entrando, probando el interior antes de empujarla separándose bruscamente- descuide señorita, creo que ah sido una estupenda anfitriona- hablo en voz baja y sus ojos se clavaron en la chica “nos volveremos a ver” juraron al aire antes de darse media vuelta y salir de ahí lo mas rápido que pudo, necesitaba salir, necesitaba calmarse. Ni siquiera había pensado en lo que hacia y habia cometido el error de besarla, por que carajo la había besado? Y enfrente de tanta gente? Solo esperaba que aquello no repercutiera en su negocio…. A quien engañaba? Solo esperaba no volver a caer en la tentación, no la habia empujado por venganza o por que le pareciere repugnante…la había empujado por que lo adictivo de su boca le mareo al punto de asustarlo.
- Spoiler:
- quieres que cerremos este y abramos otro en el bosque o algo asi? esa misma noche o dias despues o algo *o*. Los hermanitos no estaran felices contigo XD
Petry Van Abel- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 182
Fecha de inscripción : 26/04/2011
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