Hunger Games [Libre]

por **Benjamin E. Montesquieu** Sáb Nov 19, 2011 7:11 am

Era un día soleado, y bajo la custodia de aquella casa tan vacía tomó el camino que creía correcto. Bajo su silencio, una tez aniñada adornaba su rostro, su cabello castaño era simplemente hermoso.
Tan solo ataviado con unas tizas coloreadas en las manos Cèsare tomó un rápido camino hacia la plaza central de París. Hora tras hora yacía el niño bajo el foco del sol, más de 24 horas habían pasado y su obra de arte yacía en medio de la plaza tertre, un simple dibujo hecho con tizas de colores en el suelo de aquel mundano París, el niño, obsesionado con su pintura prosiguió y prosiguió hasta que al caer la noche, una lluvia incesante cayó, una tromba de agua que caía en aquella silenciosas calles entre la que los viandantes corrieron a resguardarse de la lluvia, mientras, el niño obseso seguía con aquel dibujo, frustrado por que el agua se lo llevaría todo.

por **Aurelia Sila** Lun Nov 21, 2011 12:08 am

Ella lo vio desde cierta distancia, casi indefenso, en medio de la plaza ya solitaria. Sintió su fresco aroma y se fue acercando lentamente, con el mismo sigilo de los gatos cuando están cazando. Ya se había alimentado, pero algo en aquel pequeño la atrajo al instante, aunque todavía no sabía si era en realidad hambre. No, ahora que lo pensaba, no era eso. Se detuvo, quiso hurgar en su mente, buscar alguna pista, después de todo, era sólo un niño pequeño... pero algo la detuvo, pudo sentir que debajo de esa imagen encantadora se ocultaba algo diferente. Ahora era la curiosidad lo que la impulsaba, aunque no dejó de moverse con cautela.
Al tenerlo casi a los pies, ella misma se agachó a su misma altura y, endulzando su voz le preguntó:
- ¿Estás perdido, cariño? ¿Puedo ayudarte a encontrar a tus padres?

por **Benjamin E. Montesquieu** Lun Nov 21, 2011 1:35 pm

El niño con el rostro sumido en un largo caer de agua de lluvia incesante volteó la mirada, y con sus labios siempre sellados obtuvo aquello que no quería que ocurriese entonces.

Sus pinturas no tenían sentido, pero difusas en el agua tomaban una mezcla de colores hermosos, casi horrendos por el significado que tenían pero todo aquello se volvió de un rojo escarlata alarmante, aunque solo se tratasen de mera pintura de tiza.
Cèsare volteó de nuevo la mirada hacia el suelo, aunque ésta vez tuviese que esperar a que amainase, sus dibujos siempre acababan. Jamás los dejaba a medias. Él simplemente era así.

La mujer parecía hermosa, aunque él reparase en ello, no se dejó embaucar como hacían los hombres mayores. Se levantó enfadado y lanzó aquel color hacia el suelo, haciéndole perderse entre la aminada lluvia. Los entumecidos labios del niño tomaron un color enfermo, morado. Llevaba más de 24 horas en aquel lugar y ni siquiera había reparado en la lluvia que le hacía titiritar de frío.
Se paró, de pié frente a la mujer. Esperando de alguna forma, poder expresarse con ella.

por **Aurelia Sila** Mar Nov 22, 2011 12:24 am

Toda la amabilidad del momento se sentía artificial y era lógico, debía haber dejado a aquel chiquillo ahí, en medio de la lluvia y marcharse como el resto de la gente, pero los remanentes de su humanidad eran lo que la impulsaba siempre a meterse en alguna situación extraña de la que no parecía tan fácil salir: no era como desangrarlo y ya, no.

Ahora sus preguntas parecían fuera de lugar, sentía en el niño una gran soledad, casi equiparable a la suya y eso la desconcertó aún más. Sacudió su cabeza como queriendo descartar esos pensamientos y como por accidente terminó fijando su vista en el manchón rojo que estaba en el piso frente a ellos. Casi sonrió por la casualidad, era como si el dibujo deshecho se hubiera transformado en una premonición, o en un reflejo de lo que había pensado hacía tan solo unos momentos: la sangre del pequeño mojando sus labios... pero debía borrar esa imagen de su mente o terminaría por ceder a su apetito.

Extendió la mano y le acarició la cabeza, sintiendo sus cabellos mojados, la piel fría y resbaladiza. Lo atrajo hacia sí. El niño estaba temblando de frío...

Ella, que en sus años de mortal nunca tuvo hijos, de repente se imaginó arropando al pequeño en una habitación cálida, cantándole mientras él iba quedándose dormido... pensó si pudo haber sido de ese modo... y luego una terrible visión de la muerte y el olvido la trajeron de nuevo al parque oscuro y lluvioso... - Después de la vida sólo queda eso- se dijo- Pero no tengo el derecho de desear un pequeño a estas alturas... y menos aún de esta forma. Se recompuso y por fin se levantó, intando al pequeño a hacer lo mismo.

- Vamos, si me acompañas a mi casa, te conseguiré ropa seca y te daré chocolate caliente, luego podemos llevarte a casa, pero ahora parece que necesitas algo de mimos.

Esperó por la respuesta...

por **Benjamin E. Montesquieu** Mar Nov 22, 2011 1:31 pm

El niño por el mero hecho de no serntirse cohibido y de una vez más solo decidió acompañar a la mujer que posaba sus heladas manos sobre las suyas. Le prometía calidez, ¿Quizás sería alguien que de tanto ofrecerla se hubiese quedado sin ella? Todo era un enmarañado que era dificil de entender para sí mismo. Se redimió, estuvo en silencio gran parte del camino, caminando hacia el elegante carruaje que la mujer usaba en sus viajes supuestamente. Quizás en su nueva vida fuera del orfanato pudiese hacer un mero mimetismo con las personas que se encontrase, ver sus modos de actuar así como aquello de lo que podía sobrevivir sin necesidad de estar junto a alguien que le protegiese de todo. El niño, manchó sus pantalones al limpiarse las manos de pintura en él, no le importaba pues nunca se ponía a pensar en aquellas pequeñeces de la vida.

Miró expectante a la mujer, esperando oir algún nombre por su parte. La señaló, intentando transmitirle aquella curiosidad que le llevaba incluso más lejos de lo que el creería nunca. Aunque el hecho de decir su propio nombre le causase fatiga o pereza ya que cada día, era un juego interminable pues no sabías con que persona distinta te encontrarías cada día.

Spoiler:

por **Aurelia Sila** Miér Nov 23, 2011 12:12 am

El pequeño aceptaba su oferta... ¡Vaya! La noche ya pintaba interesante, e inesperada, claro... un niño en su casa. Ni en mil años lo hubiera imaginado... bueno, no en los últimos mil por lo menos; era algo que había evitado sistemáticamente hasta el punto de que las ocasiones dejaron incluso de presentarse... sintió algo parecido al calor en su interior, pero en seguida volvió a ponerse en guardia (siempre de forma discreta, por supuesto, no había que alarmar al invitado)... todavía debía averiguar algo más sobre él, los de su especie no podían permitirse ser confiados nunca.

- Por cierto, soy Aurelia, Aurelia Sila.

La lluvia seguía cayendo sobre París, y apresuraron el paso hacia el vehículo que la esperaba cerca de ahí. Ella dio una indicación al cochero antes de subir y ayudó al niño, que le pareció de una ligereza increíble. Lo acomodó en el asiento frente a ella y se encaminaron a su morada. Hasta el momento, el niño había permanecido en silencio, cosa que no dejó de inquietarla... así supo que era hora de hacer lo que un rato antes había preferido obviar: ver sus recuerdos. Pero antes debía preguntarle.

- ¿Cúal es tu nombre, querido?

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