AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ultima voluntad o Prisionero por propia dicha
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Ultima voluntad o Prisionero por propia dicha
- Siento lastima del alma en pena, que encerrada en la fría celda, no es sino testigo de ser solo vagabundo de sus desdichas Cartas fueron dadas y repartidas en elegancias en jugadas memorables como mejor la mano supo dar. Es la noche compañera, encapuchada la luna de nubes pasajeras, la que calla y observa el deambular tranquilo de quien solo espera, su puesta en escena a la libertad... de una u otra manera -
Medita y calla, levanta la vista solo cansada por un tiempo que no puede ser medido en la edad reflejada. Es más viejo que el contar de los días, que la sucesión de las noches que lo han llevado a caminar entre los hombres, divertido de beber de sus vidas, de contarlas y narrarlas, de reírse de ellas, sin preocuparse jamas por que la suya misma no fuera una broma del destino.
- Si - se concede a si mismo la divagación. El viaje no efímero, pero placentero de recordar los días pasados, donde el tiempo si bien fue mejor, paso en balde. Ni dicha ni desdicha, solo neutro sin que llegara a conseguir realmente, solo atisbo de felicidad.
Tocar el cielo, para caer del mismo envuelto en llamas.
- Prisionero del cielo, que viste un día la verdad reflejada en los ojos de los hombres. Cruel es el destino que atañe a los hombres, ni grandes ni pequeños escapan del sino que a todos ha de llegar, no la muerte... pues esta es fiel compañera, amante y amiga del alma tranquila que sabe que todo lo bueno ha de llegar, incluso el descanso eterno... - desvía la pluma al tintero, moja y seca el sobrante, para volver a retomar ese pulso vibrante que en esta noche serena le lleva a explorarse.
- No, la muerte no. El sueño, esa hucha de ideas que llenamos con nuestras mejores intenciones. Deseos y glorias que están por llegar... ¡y solo algunos llegan!, emociones contagiosas, risas y cuentos oídos de niños que deseamos por siempre alcanzar. ¡Ah, sueño, sueño... irrisorio eres del alma, explotas como pompa de jabón!Inalcanzable idea de felicidad! -
Llegado a ese punto, abandona la pluma e inspira un alito de aire que por costumbre esta tomada de una vida que no existe ya. Sebastián se alza, desplazando el peso de su cuerpo hacia atrás, alejándose de la mesa de trabajo que como una gracia menor, ha constituido un cambio en su vida de recluso.
Una reclusión por otro lado, consecuente y permitida.
Elegida por el mismo hasta la ultima consecuencia. La luz que cada mañana entra por la pequeña ventana que da al exterior es minúscula, llegando la cota mas alta a alcanzar solo una pequeños metros dentro de su basta celda. Suficiente si, para causarle el trasiego, el recordatorio de su mortalidad cuando el brillante soberano se alza para herirle con sus dardos si no anda con cuidado, lejos de la linea que ya ha delimitado de fuego.
- No creías que haría esto - habla a la nada aunque sabe que por la rendija de la puerta siempre presente cabe la posibilidad de ser escuchado. Pero consumido en parte por el hambre que no atenaza su cuerpo como había pensado, mas de lo que lo hace, con su mente, a veces es un alivio hablarle al aire y creerse oído. El cuerpo puede morir con mas sencillez, basta con entregarse al enemigo, basta con dejar de alimentarse, pero en los inmortales, esto lleva a un lento consumir que afecta con mayor rapidez en la selinitud.
Y pensar que el, solo tiene menos edad que su creador. - De esto jamas me hablaste, no pensé que seria tan duro - suspira hondo y regresa su mirada a las paginas, mas de un centenar escritas ya, pero no bastan. La reclusión le ha otorgado mayor claridad de mente de lo que ha obtenido en los años de libertad, para exponer su propia calma. Asesinar al libertino bufón y resucitar al filosofo, al poeta.
Lo necesitaba, a pesar del alto precio a pagar.
Un calabozo, que si bien no es la estancia mejor acomodada y decorada del mundo, no necesita mas que lo que tiene al alcance de las manos. Una mesa, una silla, papel, pluma, tintas y tiempo. El suelo para descansar, la noche para pensar y sangre cada semana transcurrida, debidamente entregada por un carcelero. Nunca de hombre, ya no mas, solo de bestia, cerdo o cabra los días santos, palomas los demás. La Inquisición tiene a bien tratarlo más como ser humano y menos como diablo, ambos saben, cazador y presa, que no es muy lejana la fecha en que todo acabara y dados los recursos que a bien, el vampiro a mostrado, son pocos y nada dificiles de obsequiar lo que fueron sus ultimas voluntades.
Sebastian ya no lo teme, en el tiempo de espera a la muerte solo tiene la calma certera de saber que puede poner en orden sus ultimas palabras, sus pensamientos a su modo, para constatar que fue hombre, y como todo hombre, merece morirse en paz. Ya otra cosa, ajustar cuentas con el diablo, por las almas trasegadas para constituir su inmortalidad.
Su mente vuelve al trabajo, su mano recoje la pluma y su vista revisa las ultimas lineas.
- Sueño... -
Medita y calla, levanta la vista solo cansada por un tiempo que no puede ser medido en la edad reflejada. Es más viejo que el contar de los días, que la sucesión de las noches que lo han llevado a caminar entre los hombres, divertido de beber de sus vidas, de contarlas y narrarlas, de reírse de ellas, sin preocuparse jamas por que la suya misma no fuera una broma del destino.
- Si - se concede a si mismo la divagación. El viaje no efímero, pero placentero de recordar los días pasados, donde el tiempo si bien fue mejor, paso en balde. Ni dicha ni desdicha, solo neutro sin que llegara a conseguir realmente, solo atisbo de felicidad.
Tocar el cielo, para caer del mismo envuelto en llamas.
- Prisionero del cielo, que viste un día la verdad reflejada en los ojos de los hombres. Cruel es el destino que atañe a los hombres, ni grandes ni pequeños escapan del sino que a todos ha de llegar, no la muerte... pues esta es fiel compañera, amante y amiga del alma tranquila que sabe que todo lo bueno ha de llegar, incluso el descanso eterno... - desvía la pluma al tintero, moja y seca el sobrante, para volver a retomar ese pulso vibrante que en esta noche serena le lleva a explorarse.
- No, la muerte no. El sueño, esa hucha de ideas que llenamos con nuestras mejores intenciones. Deseos y glorias que están por llegar... ¡y solo algunos llegan!, emociones contagiosas, risas y cuentos oídos de niños que deseamos por siempre alcanzar. ¡Ah, sueño, sueño... irrisorio eres del alma, explotas como pompa de jabón!Inalcanzable idea de felicidad! -
Llegado a ese punto, abandona la pluma e inspira un alito de aire que por costumbre esta tomada de una vida que no existe ya. Sebastián se alza, desplazando el peso de su cuerpo hacia atrás, alejándose de la mesa de trabajo que como una gracia menor, ha constituido un cambio en su vida de recluso.
Una reclusión por otro lado, consecuente y permitida.
Elegida por el mismo hasta la ultima consecuencia. La luz que cada mañana entra por la pequeña ventana que da al exterior es minúscula, llegando la cota mas alta a alcanzar solo una pequeños metros dentro de su basta celda. Suficiente si, para causarle el trasiego, el recordatorio de su mortalidad cuando el brillante soberano se alza para herirle con sus dardos si no anda con cuidado, lejos de la linea que ya ha delimitado de fuego.
- No creías que haría esto - habla a la nada aunque sabe que por la rendija de la puerta siempre presente cabe la posibilidad de ser escuchado. Pero consumido en parte por el hambre que no atenaza su cuerpo como había pensado, mas de lo que lo hace, con su mente, a veces es un alivio hablarle al aire y creerse oído. El cuerpo puede morir con mas sencillez, basta con entregarse al enemigo, basta con dejar de alimentarse, pero en los inmortales, esto lleva a un lento consumir que afecta con mayor rapidez en la selinitud.
Y pensar que el, solo tiene menos edad que su creador. - De esto jamas me hablaste, no pensé que seria tan duro - suspira hondo y regresa su mirada a las paginas, mas de un centenar escritas ya, pero no bastan. La reclusión le ha otorgado mayor claridad de mente de lo que ha obtenido en los años de libertad, para exponer su propia calma. Asesinar al libertino bufón y resucitar al filosofo, al poeta.
Lo necesitaba, a pesar del alto precio a pagar.
Un calabozo, que si bien no es la estancia mejor acomodada y decorada del mundo, no necesita mas que lo que tiene al alcance de las manos. Una mesa, una silla, papel, pluma, tintas y tiempo. El suelo para descansar, la noche para pensar y sangre cada semana transcurrida, debidamente entregada por un carcelero. Nunca de hombre, ya no mas, solo de bestia, cerdo o cabra los días santos, palomas los demás. La Inquisición tiene a bien tratarlo más como ser humano y menos como diablo, ambos saben, cazador y presa, que no es muy lejana la fecha en que todo acabara y dados los recursos que a bien, el vampiro a mostrado, son pocos y nada dificiles de obsequiar lo que fueron sus ultimas voluntades.
Sebastian ya no lo teme, en el tiempo de espera a la muerte solo tiene la calma certera de saber que puede poner en orden sus ultimas palabras, sus pensamientos a su modo, para constatar que fue hombre, y como todo hombre, merece morirse en paz. Ya otra cosa, ajustar cuentas con el diablo, por las almas trasegadas para constituir su inmortalidad.
Su mente vuelve al trabajo, su mano recoje la pluma y su vista revisa las ultimas lineas.
- Sueño... -
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/08/2011
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Re: Ultima voluntad o Prisionero por propia dicha
"Otro poeta loco, ¡Vive Dios que odio esta maldita ciudad!"El signo de la cruz sobre mi fente "in nomine", mi torso "Pater", mi hombro izquierdo "espiritu", mi hombro derecho "Santo" y mis labios "Amen".
La mierda y los residuos de estos despojos me dan ganas de vomitar "¡Padre líbranos de estos malditos".
La voz del finolis que retumba a través del aire "Eh tú, cállate" le grité mientras intentaba seguir con mis oraciones.
Estor perros burgueses se creen que pueden con todo. Me santifiqué y abandoné mi puesto para poner ir a hacer callar a ese idiota que interrumpía con irrisorios pensamientos la tranquilidad de mis oraciones.
Me apoyé en la pared de enfrente y observé como decía chorradas, bonitas, eso si, una tras otras como si estuviera sentado en un gran teatro "otro gilipollas" pensé mientras la comisura mis labios esbozaban una sonrisa maliciosa.
"Sueño, sueño es efímero, pero las pesadillas cargan de vida" Hable claro, como siempre "Una vida que.... por lo que veo.... Es corta" sonreí. "Un preso con beneficios es un preso rico condenado a muerte" Sonaba en mi mente, sin dejar de sonreir.
La mierda y los residuos de estos despojos me dan ganas de vomitar "¡Padre líbranos de estos malditos".
La voz del finolis que retumba a través del aire "Eh tú, cállate" le grité mientras intentaba seguir con mis oraciones.
"Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me."
Apreté bien la correa de mi muslo, dejando que la sangre brotara por mi pierna... Más fuerte... El dolor te hace sentir vivo, expurga tus pecados.... Apreté más y la cerré y continué.Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me."
"Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.
Amen."
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.
Amen."
Estor perros burgueses se creen que pueden con todo. Me santifiqué y abandoné mi puesto para poner ir a hacer callar a ese idiota que interrumpía con irrisorios pensamientos la tranquilidad de mis oraciones.
Me apoyé en la pared de enfrente y observé como decía chorradas, bonitas, eso si, una tras otras como si estuviera sentado en un gran teatro "otro gilipollas" pensé mientras la comisura mis labios esbozaban una sonrisa maliciosa.
"Sueño, sueño es efímero, pero las pesadillas cargan de vida" Hable claro, como siempre "Una vida que.... por lo que veo.... Es corta" sonreí. "Un preso con beneficios es un preso rico condenado a muerte" Sonaba en mi mente, sin dejar de sonreir.
Michel Skerzo- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Re: Ultima voluntad o Prisionero por propia dicha
Algún que otro preso ya le había pedido callar antes, no les dejaba dormir, no les dejaba descansar de la pesadilla vivida que era encontrarse allí, pero no, callarse no, como refrenar la lengua de poeta ahora que estaba tan dotada, ¡nunca!
Así ignoro a aquel otro, guardián de nuestras almas erase. Poderoso señor de nosotros los desdichados, para continuar con otra de sus obras.
"Lucero, se a mi pesar que no somos sino sombras, sombras de nuestro pasado, un pasado terrible y secreto. En donde niños corremos a refugiarnos bajo las sabanas aferrando fuertemente la vela contra nuestro pecho a la espera de que nuestros temores no tomen forma y no nos puedan alcanzar"
Si, la tinta corría rauda en los escritos, haciendo a Sebastián feliz, en su desdicha. Más los pasos se acercan, apremian los corazones que laten y los horrorizan en la memoria de las torturas que por sufrir están o han sufrido. Solo uno mismo es consciente de cuanto puede aguantar ante aquellos hombres, ¡ja!, dedicados a dios.
Mientras su carcelero daba por finalizada su aproximación. Apoyandose en la pared de enfrente, le observaba, para el solo decía chorradas. Veía a Sebastián sentado en un gran teatro, admirado por un publico de sombras que aplaudían fríamente sus "gilipolleces". El autor de tales pensamientos esbozaba por la comisura de sus labios una sonrisa maliciosa.
"Sueño, sueño es efímero, pero las pesadillas cargan de vida" Piensa claro, seguro de si mismo, su carcelero "Una vida que.... por lo que veo.... Es corta" sonríe y piensa que es mejor ese lado que este. Sebastian levanto su vista, para que sus rostros se encuentren. "Un preso con beneficios es un preso rico condenado a muerte" lee en la mente del infeliz.
Su mente piensa en la misma tonada, sin dejar de sonreír al vampiro y este a su igual, piensa en su carcelero. "¿Que es aquello que tanta gracia le hace? ¿Mi muerte, mi desdicha, quizás verme aquí atrapado sin saber que sera de mi?" No le achanta y comparte en parte su alegría, por la salvedad de las suertes de estar el uno al otro lado de aquellos mismos barrotes.
- Buena es la noche en que el sueño venza a la pesadilla y si bien es cierto que estas como las cicatrices se cargan por siempre, no es verdad el hecho de que los primeros los perseguimos y de los segundos huimos - respondió mostrándole en su sonrisa la calma del rostro, sin afilar su labio, por no descubrir aun los colmillos. - Existen pecados que perseguimos - continuo - Por encima de los sueños, o quizás la pesadilla torna en venganza y el sueño sea hacer que la venganza arda para mantener vivo un ideal - Sebastian se levanto, para acudir al encuentro de su carcelero, protegido tras el muro de madera y acero frío, que era la puerta de su prisión.
- ¿Que decís señor, acierto o erro? Perseguis la pesadilla para poder vengaros y es el sueño de lo que paso aquella noche, lo que no os deja dormir - hablo, al otro lado de la puerta.
Así ignoro a aquel otro, guardián de nuestras almas erase. Poderoso señor de nosotros los desdichados, para continuar con otra de sus obras.
"Lucero, se a mi pesar que no somos sino sombras, sombras de nuestro pasado, un pasado terrible y secreto. En donde niños corremos a refugiarnos bajo las sabanas aferrando fuertemente la vela contra nuestro pecho a la espera de que nuestros temores no tomen forma y no nos puedan alcanzar"
Si, la tinta corría rauda en los escritos, haciendo a Sebastián feliz, en su desdicha. Más los pasos se acercan, apremian los corazones que laten y los horrorizan en la memoria de las torturas que por sufrir están o han sufrido. Solo uno mismo es consciente de cuanto puede aguantar ante aquellos hombres, ¡ja!, dedicados a dios.
Mientras su carcelero daba por finalizada su aproximación. Apoyandose en la pared de enfrente, le observaba, para el solo decía chorradas. Veía a Sebastián sentado en un gran teatro, admirado por un publico de sombras que aplaudían fríamente sus "gilipolleces". El autor de tales pensamientos esbozaba por la comisura de sus labios una sonrisa maliciosa.
"Sueño, sueño es efímero, pero las pesadillas cargan de vida" Piensa claro, seguro de si mismo, su carcelero "Una vida que.... por lo que veo.... Es corta" sonríe y piensa que es mejor ese lado que este. Sebastian levanto su vista, para que sus rostros se encuentren. "Un preso con beneficios es un preso rico condenado a muerte" lee en la mente del infeliz.
Su mente piensa en la misma tonada, sin dejar de sonreír al vampiro y este a su igual, piensa en su carcelero. "¿Que es aquello que tanta gracia le hace? ¿Mi muerte, mi desdicha, quizás verme aquí atrapado sin saber que sera de mi?" No le achanta y comparte en parte su alegría, por la salvedad de las suertes de estar el uno al otro lado de aquellos mismos barrotes.
- Buena es la noche en que el sueño venza a la pesadilla y si bien es cierto que estas como las cicatrices se cargan por siempre, no es verdad el hecho de que los primeros los perseguimos y de los segundos huimos - respondió mostrándole en su sonrisa la calma del rostro, sin afilar su labio, por no descubrir aun los colmillos. - Existen pecados que perseguimos - continuo - Por encima de los sueños, o quizás la pesadilla torna en venganza y el sueño sea hacer que la venganza arda para mantener vivo un ideal - Sebastian se levanto, para acudir al encuentro de su carcelero, protegido tras el muro de madera y acero frío, que era la puerta de su prisión.
- ¿Que decís señor, acierto o erro? Perseguis la pesadilla para poder vengaros y es el sueño de lo que paso aquella noche, lo que no os deja dormir - hablo, al otro lado de la puerta.
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
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Re: Ultima voluntad o Prisionero por propia dicha
Abri los ojos con odio y apreté fuertemente mis músculos dejando que manara la sangre bajo la ropa, justo donde coloqué el silicio que ahora me recordaba mis pecados y me hacía sentir vivo. "In nomine pater" pensaba sin cerrar los ojos "pérdonale pues no sabe lo que dice" susurré a mi plegaria "Dáme fuerzas para continuar y no arrancarle ahora la cabeza a este pedazo escoria" imploré en mi pensamiento e insití "No sabe lo que dice" y me lo recordé a mi mismo un buen par de veces, mientras mi corazón latía con fuerza y odio tra oir las últimas palabras del reo.
No me acerqué a él... No merece la pena que pierda el tiempo con este burgués loco. Un escritor en decadencia que habrá sucumbido al delirio de grandeza de sus propias historias. Otro con el síndrome de Don Quijote... Borrachos de una noche y desubicados del camino del Señor...
Aléjate de la puerta, escoria. Sonreí sutilmente, me gusta que sientan el temor, el respeto de la mano de Dios impartiendo justicia, sí, no debo negar que me gusta ver como se achantan los que se creen ser como el Omnipotente. "no debo ser vanidoso" me recuerdo entre pensamientos "mea culpa est" pìenso mientras me paso mi mano por el muslo y aprieto para sentir el silicio por mi vanidad y aprieto los dientes esbozando la sonrisa casi maníaca.
"El mundo es una pesadilla y sus habitantes demonios corruptos por el Maligno" Le respodo seco e imperativo "¿Sino por que estás aquí entre esta gentuza?" rio al oirme decir eso y dejo que mi risa penetre en su piel... Sí me gusta que sientan el temor del Hacedor... Aprieto aún más el silicio para sentir mi pecado y mi expiración, aprieto fuerte.
Me acerco a él firme y con la voz de Dios en mis labios... "Yo también sé contar historias" me coloco a su faz, quiero que sienta que debe temerme, quiero que me tema, e inicio mi sentencia:
"Caed sobre nosotros y ocultadnos de la vista del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero. Porque ha llegado el Gran Día de su cólera y ¿quién podrá sostenerse?, Apocalipsis" Sonrío, "Debería leer las Sagradas Escrituras en lugar de perder el poco tiempo que le queda con esa estupidéz" me refiero a sus palabras, él lo sabe, quiero que se caye, otra frase más de las suyas y esta vez, no me contendré... Quiero que me tema, que me sienta cerca, que vea a la Ira de Dios y sienta su condena.
No me acerqué a él... No merece la pena que pierda el tiempo con este burgués loco. Un escritor en decadencia que habrá sucumbido al delirio de grandeza de sus propias historias. Otro con el síndrome de Don Quijote... Borrachos de una noche y desubicados del camino del Señor...
Aléjate de la puerta, escoria. Sonreí sutilmente, me gusta que sientan el temor, el respeto de la mano de Dios impartiendo justicia, sí, no debo negar que me gusta ver como se achantan los que se creen ser como el Omnipotente. "no debo ser vanidoso" me recuerdo entre pensamientos "mea culpa est" pìenso mientras me paso mi mano por el muslo y aprieto para sentir el silicio por mi vanidad y aprieto los dientes esbozando la sonrisa casi maníaca.
"El mundo es una pesadilla y sus habitantes demonios corruptos por el Maligno" Le respodo seco e imperativo "¿Sino por que estás aquí entre esta gentuza?" rio al oirme decir eso y dejo que mi risa penetre en su piel... Sí me gusta que sientan el temor del Hacedor... Aprieto aún más el silicio para sentir mi pecado y mi expiración, aprieto fuerte.
Me acerco a él firme y con la voz de Dios en mis labios... "Yo también sé contar historias" me coloco a su faz, quiero que sienta que debe temerme, quiero que me tema, e inicio mi sentencia:
"Caed sobre nosotros y ocultadnos de la vista del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero. Porque ha llegado el Gran Día de su cólera y ¿quién podrá sostenerse?, Apocalipsis" Sonrío, "Debería leer las Sagradas Escrituras en lugar de perder el poco tiempo que le queda con esa estupidéz" me refiero a sus palabras, él lo sabe, quiero que se caye, otra frase más de las suyas y esta vez, no me contendré... Quiero que me tema, que me sienta cerca, que vea a la Ira de Dios y sienta su condena.
Michel Skerzo- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Re: Ultima voluntad o Prisionero por propia dicha
No es necio aquel que habla por desconocimiento, sino aquel que no escucha cuando habla el sabio.
Esto pensó Sebastian, dejando hablar a su carcelero. Su mente luchaba por dos vertientes contra el, una marea nada casual para crearle pavor y por el otro, la suave y cálida sensación de estar haciendo lo correcto.
Nada mas lejos de la verdad, suspiro el vampiro despegándose de la puerta de su celda. Ni temor ni consciencia de ella, a palabras tan reales para el humano, pero vanas de autentica fuerza para el.
- Estoy aquí por gusto, pero gentuza o nobles me da igual. No busco sino la paz para mi, a recaudo entre muros y así a recaudo esta la gente de mi... - mas pensó y añadió despacio - ... sin embargo, cuando yo desaparezca, desaparecerá también tu oportunidad para vengarte de ese resquemor Skerzo, cazador de los impuros - ni se río, ni bajo su mirada ante el, introduciéndose en las sombras de su celda, soplando la vela para quedar al amparo de aquel mundo que mejor conocía. La oscuridad plena.
Ni desafiaba, ni quería plantárselo de enemigo. Tanto le daba igual su odio hacia su persona, pero a tampoco había perdido toda su humanidad, que tampoco podía pasar por alto aquellos pensamientos, aquellas imagenes de una familia perdida por causas de un lobizome.
- ¿Y si yo pudiera enseñarte aquello que te falta, para cazarlo? - hablo despacio y audible, entonando la voz al efecto de incitarlo a venir hacia el.
Una mera persuasión, expuesta bajo la fluidez de su poder vampirico.
Esto pensó Sebastian, dejando hablar a su carcelero. Su mente luchaba por dos vertientes contra el, una marea nada casual para crearle pavor y por el otro, la suave y cálida sensación de estar haciendo lo correcto.
Nada mas lejos de la verdad, suspiro el vampiro despegándose de la puerta de su celda. Ni temor ni consciencia de ella, a palabras tan reales para el humano, pero vanas de autentica fuerza para el.
- Estoy aquí por gusto, pero gentuza o nobles me da igual. No busco sino la paz para mi, a recaudo entre muros y así a recaudo esta la gente de mi... - mas pensó y añadió despacio - ... sin embargo, cuando yo desaparezca, desaparecerá también tu oportunidad para vengarte de ese resquemor Skerzo, cazador de los impuros - ni se río, ni bajo su mirada ante el, introduciéndose en las sombras de su celda, soplando la vela para quedar al amparo de aquel mundo que mejor conocía. La oscuridad plena.
Ni desafiaba, ni quería plantárselo de enemigo. Tanto le daba igual su odio hacia su persona, pero a tampoco había perdido toda su humanidad, que tampoco podía pasar por alto aquellos pensamientos, aquellas imagenes de una familia perdida por causas de un lobizome.
- ¿Y si yo pudiera enseñarte aquello que te falta, para cazarlo? - hablo despacio y audible, entonando la voz al efecto de incitarlo a venir hacia el.
Una mera persuasión, expuesta bajo la fluidez de su poder vampirico.
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
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