no soy una doncella en apuros ¿o si? (privado)

No era un cazador, un simple inquisidor que servía a Dios matando inmortales que se atrevían a bajar por el mundo, el mismo había tenido la desgracia de toparse con varios, desde su maldito nacimiento y cuando su madre y padre fueron asesinados dejándolo huérfano y que decir del medio hermano que tanto le instruyo por el buen camino, eso era patético, esos seres debían morir y ser exterminados, su facción solo le daba un trabajo, ser espía, habían congregaciones y muchos albortos en los bajos mundos, en la profundidad de la oscuridad y lo mejor era estudiar al enemigo, haciendo uso de la ballesta, salió por las calles parisinas, a esas horas de la noche habían muchos seres indeseables detrás de bocados.

Los lugares más concurrentes para estos eran donde la gente no paseaba, los callejones, calabozos, bosques, de todo, mujeres y hombres, preparo su armamento y se dirigió a las calles con esa gabardina que guardaba sus armas, ¡Maldita sea!, encontró a más de un cadáver destajado por ahí, si, sin dudas, cuando se detuvo a examinar a más de uno encontró, el olor a muerte.

Ese tétrico olor que hacía que su dosis de adrenalina subiera gradualmente. Esos malditos noctámbulos eran tas descuidados, siguió el rastro de sangre y de cadáveres a su paso, Isaí no era tonto sabía bien como esperar al enemigo, quizá si estaba en desventaja por ser un simple humano pero nada más, contra alguien que se movía casi dirigiendo en viento a su antojo.

Entro por los callejones eligiendo uno más tétrico, pero solo se encontró con algo sin salida, o eso parecía, el olor a muerte estaba en el aire y en la noche, eso sin dudas, su compañero Zac Belial, lo estaba acompañándole en ese momento, ese brujo condenado era de utilidad de vez en cuando así que esta noche matar a uno de esos chupasangre era un reto, uno que él sin dudas podría cumplir.
Pero no, ahí estaba esa criatura y su nauseabundo olor, sin embargo al sacar la ballesta y querer apuntarle algo choco contra su torso, no, no era algo era una mujer, una hermosa mujer, que tenía un aspecto demasiado atrevido, era como si se hubiese disfrazado de bocado, enseñando tanta piel como no atraería a esos malditos, bueno la carnada ya estaba, esa mujer le empezó a hablar y el arqueo una ceja. – Calla- dijo mirando a la oscuridad, la tomo por la cintura y echo unos pasos hacia tras mientras que con la otra mano sujetaba la ballesta lista para atrapar a uno de esos imbéciles seres.

Y en ese momento el maldito trepo por el techo que conformaba el callejón, a lo que Isaí tuvo que echarse al suelo con todo y dama protegiéndola, mientras él le disparaba, con una precisión al pecho, ¡Zas!, directo al corazón y él se convirtió en sangre y deshechos, casi regándose en mil pedazos, se puso encima de la mujer a espaldas, para que toda la sangre cayera sobre su gabardina. Miro a la mujer con la poca luz, estaban tan cerca el uno del otro, y se levantó rápido ofreciéndole la mano – Lo siento, he tenido que hacerlo, espero que no importe que tu ropa haya quedado sucia – pero si ya estaba rota, tan ajustado y provocador vestido – Salgamos de aquí-, dijo, llevándola lejos de los callejones – no deberías estar por estos lugares… ¿Madame? – no sabía su nombre, pero estaba dispuesta a acompañarle hasta un lugar donde fuera más cómodo, se quitó la gabardina arrojándola a un basurero por ahí.

Pero el silencio era abrumador - ¿Te encuentras bien? – se detuvo en seco, ya en la luz contemplo el hermoso rostro que ella tenía – Ya, ha pasado, no hay nada que temer, - le dijo sonríelo como pocas veces.

¿Que? *La indignación se podia oler en el tono de su voz, ¿como que se callase? ella le estaba avisando para que salvara su vida y él actuaba de ese modo, pero antes de que pudiera siquiera pensar en golpearle tomo su cintura acercándole contra su cuerpo, obedeció silenciosamente cuando miró hacia atrás como si ya intuyera quien diablos estaba por ahí, un vampiro, eso era lo que estaba rondando por esos callejones oscuros aunque no dudaba que hubiera mas de uno, se debian de esconder por el día en algunas de las casas abandonadas que habían repartidas por todos los callejones.

Cerro corriendo los ojos cuando se tiró aquel hombre al suelo, obviamente para disparar en todo el pecho a aquel vampiro, apreto inconscientemente la espalda ajena, sintiendo una especie de protección que no habia sentido antes...se mordio los labios en una mueca de asco cuando los restos de aquel vampiro se escucharon demasiado cerca de su oído. No podia creer como cambiaban las razas pero en el fondo lo sabia, ella trabajaba para un vampiro que respetaba porque era un autentico caballero por eso se sorprendia cuando habia vampiros que mataban por puro placer o que se divertian a menudo comprobando cuando podia vivir un humano sin mucha sangre en su interior. Suspiro suavement cuando paso, elevando el rostro, se perdio por un momento en los ojos de aquel hombre abriendo los labios sin saber que decir, pero él se alejó de todos modos ayudandole a ponerse en pie.

Se avergonzó por unos momentos por haber parecido tan débil que habia sido incluso extraño, nunca le habia gustado aferrarse asi a nadie, solo algunos instantes cuando tenia miedo o no estaba segura de lo que hacer se aferraba a lo primero que tenia en frente, le habia molestado despues de todo era su caracter, el caracter de no depender de nadie porque a fin de cuentas todos tenian un papel o todos traicionaban a alguien* No, de todos modos acabaria asi * su voz sono algo ronca, no por preocupación sino por pensar en lo que estaba haciendo, intento que los pliegues del vestido escondieran un poco mas aunque solo consiguio que su silueta fuera más definible especialmente por la zona de la cadera o de los senos.

Siguieron andando, aunque se nego a decir que él debia de conocer muy bien a lo que se dedicaba mar y que no era bastante sorprendente el hecho de uque estuviera allí a esas horas poco decentes para una mujer* ¿Yo? *se señalo, de nuevo habia metido la pata pues él la trataba como si fuera una damisela en apuros ¿Debia decirle que arañaba más de lo que su apariencia indicaba?* Estoy bien gracias por haberme salvado antes *beso su mejilla como lo habria hecho una mujer normal aunque esperaba que no se hubiera visto demasiado femenino, alzó el rostro hacia el mientras le sonreia suavemente, era mejor eso a buscar pelea por cosas absurdas* Mar Santini ¿y tu eres? *coloco las manos detras de la espalda, caminaba lentamente con los hombros tensos mientras esperaba que no saliera ningún vampiro mas.

Seguia cerca de aquel hombre, llevaba su navaja pero se habia olvidado de alguna estaca o de algun arma contra los vampiros, elevo el rostro sin poder ver las estrellas, decian que se debia de ir a un sitio oscuro para poder divisarlas pero alli solo veia atisbos de claridad debido a la lunaque estaba acariciando el cielo con su elegancia, la luna siempre la imagina imaginado como una ola llena de espuma que viajaba por el inmenso océano del cielo para deleitar a todos con su movimiento o su figura, dejo de pensar de ese modo observando de reojo el arma que tenia aquel hombre, era eficaz ¿donde encontraria una de esas?*

Dejarla en un lugar mejor, eso era lo que buscaba Isaí, claro no algo donde hubiese tanta gente pero al menos si donde estuviera segura, esas mujeres, ¿Qué se creían?, si le preguntaban él era machista en todo caso, consideraba débil el sexo opuesto pero por una poderosa razón, quería o al menos deseaba proteger a los indefensos como cuando lo hicieron con él Belial estaba fuera así que le tocaba las guardias de esos lugares, suspiro y aspiro el aire el ambiente y después la escucho a ella, era un tanto imprudente y él un hombre de pocas palabras – Isaí Hedener – musito con voz firme y poderosa para los sentidos, - Es un placer Mar, hermoso nombre para… - callo, silencio, porque su lado idiota estaba apunto de relucir y salir a flote, mejor se limito y al sentir el beso, no pudo más que agradecerle con un tierno abrazo, olía bien aunque estaba hecha un desastre en ese instante, hermosa pero peligrosa, así la definía él.

Iba a decir más cosas, retarla o algo por el estilo, pero había comprendido, estaba un poco exhausto, pues la noche anterior no habían comido y durante el día había dormido, aun así estando con los nuevos inquisidores era pesado, conoció a Zac después, un joven brujo arrepentido de lo que era para después enamorarse de un chiquillo cuyo dolor de cabeza parecía la medicina para Belial, todos estaban acompañados, menos Isaí, él más bien, estaba dispuesto a pasar su vida solo, y esta mujer cuyas facciones hermosas admiraba parecía estar incluso más perdida. – Deberías limitarte a seguir con tus guardias nocturnas – saco un cigarrillo y lo puso sobre sus labios, buscando el mechero, hasta que lo hallo y le dio una fuerte calada.

Dejo que el humo disipara en lo alto - ¿Dónde quieres que te lleve?, no pensaras que solo te dejaré aquí, varada en la nada, podemos dejarte en el burdel con la Madame o Monsieur que resguarda el lugar o tus compañeras, - le observo de reojo, parecía que algo no le parecía, pero la personalidad arisca de Isaí era de esa forma, se preocupaba, sí, pero tampoco le gustaba estar envuelto en muchos problemas. – o podría dejarte en tu casa, tu decide – se planto frente a ella, impidiéndole el paso, con cigarrillo en labios. La miro con ese aire gatuno que solo él se cargaba y espero por la respuesta, quizá se había molestado porque él arrojaba las cosas tal cual eran – Vamos mujer, responde – murmuro, aunque la luz del farol iluminaba poco a él le gustaba la hermosa vista que tenia, unos buenos senos y algo de acción al matar cuyo chupasangre.

Lo haría más rapido si te quitases del jodido camino *"Oh vamos Mar has lidiado con tipos peores ¿porque este te hierve los nervios?" era sencillo el solo ver su pomposo aire de superioridad ya hacia que mar sintiese los deseos renovados de golpearle la mejilla lo cual seria sin duda placentero, su mano chocando contra esa piel era lo unico que necesitaba para sentir que esa noche habia cumplido con todas las mujeres que habia en el mundo* A mi casa, yo no soy una vulgar puta como tu te crees

*Muchas la consideraban una cortesana de lujo pues tenia dinero y podia permitirse atender a sus clientes en su propia casa, lo unico malo era qu ealgunas veces iba por el burdel como habia pactado con la madame por si acaso algun cliente o algunos clientes le fallaban y debia de costearse algún capricho, le miró fijamente a los ojos descubriendo { no muy sorprendida a la vista estaba } que aquel hombre le estaba mirando más a los senos que a los ojos, hombres, eran todos iguales se pintaran como se pintaran no podias confiar en ninguno de ellos. Ese le habia salvado la vida pero ahora se morderia la lengua antes de decir algo mas. Le empujó bruscamente contra la pared y empezó a caminar moviendo sus caderas con la misma sensualidad que la pelirroja siempre derrochaba, no se digno a mirar hacia atrás mientras caminaba* Es por aqui aunque puedo ir yo sola

*Su voz estaba llena de orgullo pero su mente se dividia en " si te quedas sola vendrá algun vampiro y te tomará, es mejor aguantarlo durante unas horas y despues alejarte de el para no volverle a ver " en cambio otra voz se sumaba a ella " quien le necesita, si te salva la vida te pedira que te arrodilles y le lamas ese trasero de mono por muy atractivo que sea " ese atractivo se colo en su mente, pero de reojo cuando le veia no podia sino sentirse atraida por aquel hombre ¿que mujer no ama a los guerreros? alguna que no tenia fantasias eso seguro pero ella era de las que por las noches fantaseaba con que un guerrero la tomase en medio de la calle, en el bosque, en el campo en definitiva que lo hicieran como animales salvajemente muy romantico ¿no?* No esta muy lejos

*La voz esa mas suave, ni habia mirado atrás, si no estaba hablaria sola durante todo el camino para que o la tomasen por loca o creyesen que habia alguien aun cuando no era del todo importante como para creer que seria atacada durante dos veces seguidas, ella, la que habia sobrevivido a Barcelona con sus hombres de manos traviesas y conceptos machistas de la mujer, allá en su pais natal la mujer perdia en todos los casos llegó a encontrarse a una mujer que tras haber sido encontrada con su amante recibió una muerte lenta y dolorosa pero en vez de que llorasen su muerte lloraban la pena de la vergüenza del marido*

Que mujercita eh, Isaí, vaya si que parecía estar cabreada por las palabras del inquisidor pero no era para menos, lo que el deseaba era protegerla, no negando que era atractiva la condenada con ese coraje subía el libido de él, más allá de eso, deseaba desnudarla y bañarla con la sangre del vampiro, sin embargo estaba concentrado en otra cosa, debía pagarle y él no cargaba con tantos francos, si la violaba, no podría con el cargo de conciencia y tampoco si de un momento a otro la forcejeaba o convencía, además que hoy le tocaba guardia, gracias a que Belial estaba por ahí echando un buen polvo y le había pedido le cubriese el turno.

Vaya tío, envuelto en su mundo y dejando al pobre Isaí a la deriva - vamos, no te enojes, que no te convendría no conmigo y menos con lo que imagino - ¿Qué había sido eso?, de un momento a otro todo se volcó, se volvió inmediatamente en tensión sexual de su parte, pero para putas ella misma, pero que buena estaba, solo de mirarle el vestido desgarrado, un poco de la fuerza de Isaí sobre las telas y le vería más que aquellas piernas y sensuales senos.

Le tomo de la mano y beso del dorso - ¿No me darás las gracias? –susurro con descaro cuando se acercó al oído de esta pero volviendo a su posición de antes, seguro que le huía, sin embargo el inquisidor quería recompensa alguna, esa mujer le había hecho algo, nunca en sus años había tenido tal comportamiento que incluyera ese tipo de deseos o pasiones que le levantaban más allá de una fantasía. – Vamos – sonrió sosteniéndola para llevarla hasta la puerta del lugar donde habían llegado, no importándole si ella le golpeaba por sus atrevimientos y confianzas.

Se observo en medio de la oscuridad, y le miro alternadamente, haciendo un gesto con los labios – Bien MADAME –recalco haciendo burla de ella – Hemos llegado y aquí es cuando me despido, sin embargo no me iré hasta que entre a su modesto hogar – Esperando a que la joven pelirroja cruzase su puerta en su mente llegaba una posibilidad, visitarle en el trabajo y pedirle probar un poco de ella, solo para cobrarse el favor de haberla salvado, aunque se viera tan descarado como pocas veces.