Coal Tar [ Privado ]

Yo siempre me pierdo
Siempre estoy solo
No dejes ir esta mano ya
Por favor no dejes ir esta mano ...

No tenía ni la más mínima idea de como había llegado hasta ahí, todo había comenzado con una tarde tranquila hasta que comenzó anochecer y sin querer vio algo que le puso triste haciendo que el pasado volviera aparecer en su mente, era siempre una tortura eso pero Izam no era de esos que se soltaban a llorar al frente de personas lo hacía a escondidas así era su personalidad.

Soltó un suspiro un poco audible podía llamarse hasta exagerado pero no le importaba no había nadie ahí que pudiera reclamar le algo, estaba afuera de esos calabozos y estaba en completa soledad. Se sentó en una banca que se encontraba cerca apoyando las mejillas en sus manos. Ya las lágrimas no salían de sus oscuros ojos pero aun tenían un leve tono rojizo por las mismas, un nuevo suspiro salio de sus labios pero ahora porque estaba fastidiado odiaba ser tan débil ante cualquier cosa su humor cambiaba de manera sorprendente era alguien muy a flor de piel.

Se quedo en esa posición un par de minutos sin saber si regresar a donde se estaba quedando o ir otro lugar, se estaba volviendo muy oscuro pero tampoco era porque temiera a la oscuridad ya que podía ver bien aun pero cualquier cosa podía suceder y el aun no desarrollaba bien sus habilidades como licantropo así sería una presa fácil para cualquiera, de repente un sonido se escucho lejano que llamo su atención parecía pasos que se acercaban hasta donde estaba su persona ¿Pero que podía ser?.

Salí de un suspiro, el sonido seco de los zapatos se
superponen entre sí.
Familiarizarse con la voz del pueblo, estoy creando
la faz de la mañana

Se quedo en el lugar en espera saber que era lo que se acercaba o más bien quien simplemente por mera curiosidad, nada más, lo cual no tardo mucho desde las lejanías podía divisar la figura de un hombre que se veía por lo demás guapo ¿Pero eso importaba en realidad? En las cosas que se fijaba Izam en esos momentos, suspiro volviendo su mirada hacia el frente ya sabia de quien era los pasos así que ya no le interesaba mucho o eso creía porque cuando le hablo de esa forma llamo su atención de nuevo, lo observo molesto mientras se cruzaba de brazos ¿Quién se creía que era ese sujeto? se molesto un poco el lobo.


- No se quien rayos sea pero no tiene derecho hablarme de ese modo, si quiero le digo a cualquiera que viene de abajo... igual a usted parece que -se quedo callado por unos segundo se había dado cuenta que no era alguien normal y sonrió mirando a esos impresionantes ojos verdes que poseía ese ser extraño- no creo que puedan hacerle un gran daño o ¿Estoy equivocado señor?.


El caminar, miré antes de mí
En el viento blanco, respiro hacia fuera un suspiro blanco
Camina encima de las hojas caídas que han perdido su color
La temperatura del cuerpo blanca flota encima de colmo en el cielo



Soltó una leve risa mientras se acomoda su largo cabello castaño como el chocolate que se había desacomodado por la pequeña ráfaga de viento que paso, sabia que no debía en verdad en tentar su suerte porque podía ser un licantropo y todo lo que con lleva eso pero no sabia casi nada de su condición. Llevaba poco con eso y ni siquiera se había atrevido a explotar lo que podía hacer con eso así que era una desventaja total si se armaba una pelea entre ellos pero ciertamente no se preocupaba mucho algo le decía que no le haría daño y que se divertiría mucho con ese hombre, ojala eso sea acertado si no... estaba perdido.

Una ceja alzada en mi rostro estaba llena de recelo, pero negué-Esto...-mire a ambos lados por aquella pregunta que no suponía responder, aunque el caso si-Bueno, he recibido peores palizas que estar en una prisión encerrado...y...-tosiendo un poco aclare mi garganta-..¿No tendrás hora?-Escuche gritos desde abajo, rugidos de bestias enfurecidas que parecían rechinar entre los grilletes de los calabozos. Era como aquellos tiempos en los que yo era aquel que los hacía enfurecer, me cebaba de ellos y en ocasiones los burlaba como si fueran conejillos de indias. Los pasos se acercaban, miraba al chico y con una sonrisa, sin que se lo pensara en voz alta, lo agarre de la cintura para ponerlo tras mi espalda, que se enganchase y así salir de aquel lugar en el que comencé a sentir la sensación de la guillotina en mi cuerpo.

Ahora un poco de deporte, algo que al paso del reloj de arena, la gente hacía para distraerse, para poder mantener altiva la salud de uno mismo, corrían y algunos iban tras una pelota o algunos hacían justas sin lanza, acoplados en caballos y haciendo una persecución lastimando así a los caballos con inicuos azotes. Corría, afianzaba con ambos brazos al chico que mi ignorancia no sabía de su estado, pero cuando veía que a solas estábamos, paré y lo baje al suelo con cuidado. Si no le hubiera visto y me hubieran seguido, pobre del chico en confundirlo, le podrían haber encarcelado injustamente gracias a mí. En cualquier caso lejos estábamos de los calabozos, pero aun así estábamos por los alrededores, tan solo podrían encontrarnos con algo de ventura.

-Para Barei...Gritaire en mostmodre...-Esa canción antigua que era adecuada y familiar para mis oídos-.
Un crujido entre la arboleda paro mi canto en seco e hizo mirar al chico. Me olvide por completo de que me lo lleve a rastras-Te he hecho un favor, ¿No querrías estar enjaulado en un cuadrado de piedra y sin comida durante una semana? Es horrible...-Miraba a todos lados en alerta de que no llegasen pisadas de extraños, que al parecer aun ninguna sorpresa nos aguardaba en ese momento. De aquí para allá mis pies marchaban tranquilos en una marcha lenta y silenciosa, que con mis ojos sobre el muchacho y una sonrisa reservada que le propinaba cuando al final tuve que sentarme en un trozo de tierra, rodeado por musgo verde que se elevaba entre las raíces y cortezas de la madre naturaleza.

-¿Qué hacías ahí, solo y en ese banco?-Algo de intriga en aquel muchacho despertaba mi curiosidad. ¿Era interés?-Aquí solo se acercaban los que tenían pena de muerte o al menos solo habían cometido actos contra la corona, pero en mi caso, eso no me importaba....y en el tuyo me intriga ¿Has cometido algún escándalo y te persiguen por ello?-Podría algo entorpecer el aroma del silencio que se había impregnado en el aire y la curiosidad se esfumaría.

Spoiler:

El licántropo noto esa mirada que tenia el otro pero no le interesaba el podía hacer lo que quisiera y ni ese hombre que tenia en frente so lo podía impedir, sonrió cuando dijo aquello. Estaba ocultando su verdadera naturaleza pero ¿Quien era Izam para reclamar algo a ese sujeto? Nadie así que se encogió solamente de brazos oyendo lo otro y negó en ese momento no traía hora.


- Lo siento no tengo pero he de suponer que debe ser tarde para usted -lo dijo más por los ruidos que se comenzaban a escuchar desde abajo, se notaban que no solo venían las personas si no que los animales que los ayudaban a buscar y asustar a la gente.


Se cruzo de brazos porque esos seres no le asustaban y suponía que al otro tampoco pero de repente al ver esa sonrisa en el rostro de el castaño no le gusto mucho algo tramaba ¿Qué podía ser? Nada bueno tal vez. Dio un paso hacia atrás al ver que se le acercaba pero no pudo hacer nada ya que en unos segundos se encontró en la espalda ajena siendo sujetado mientras corría ¿Por qué lo había tomado? Si quería huir lo podía haber hecho solo, Izam no tenia el porque de hacerlo pero estaba tan sorprendido que solo se a sujeto fuerte del cuello del otro. Llegaron aun lugar muy apartado de los calabozos y le bajo con cuidado, al sentir sus pies en el suelo lo miro frunciendo el seño a la vez que un pequeño puchero aparecía en sus pequeños labios, no le había gustado para nada lo que hizo pero se sorprendió al oírlo cantar, ese sujeto era muy raro para su gusto aunque bueno el mismo lobo lo era, suspiro y escucho de nuevo crujidos de hojas ¿Eran otra vez esos hombres?.


- ¿Un favor? Pero si yo no he hecho nada para que me encierren en ese lugar, sería imposible. Pero me imagino que si debe de ser horrible si lo dice usted que estaba huyendo de ahí y le persiguen -sonrió mientras miraba al otro como nervioso caminar de aquí para allá hasta que se decidió sentarse. El japonés solo se quedo en la misma posición de antes pero escuchándole atento- Pues ¿Qué hacia? Nada llegue hasta ahí de casualidad, yo no he hecho nada. Puede decirse que me perdí por andar pensando cosas que no debía, solo eso. - era verdad, solo estaba ahí por eso.

No, no podía ser.

Aún había gente que decía “Puede decirse que me perdí por andar pensando cosas que no debía, solo eso”

De verdad, no sé qué imagen tendría en aquel instante, pero en mi interior tenía unas ganas, en serio de reírme, no me importaría que me capturasen de nuevo si me iba riendo, en su totalidad, aquello me hizo bastante gracia-¿Te perdiste?-Asentí, apoyándome más contra la madera, suspiré pausadamente para, dios mío, tenía una cruz encima y ahora tenía dos, una persecución hacia mi sujeto y hacia el perdón de dios, aunque ahora tenía a alguien al que cuidar-Mira, cuando vas solo por la vida, aprendes a huir siendo o no un fugitivo, da igual, siempre te suelen “acusar” injustamente...-le miraba con el desdén alto, no me gustó aquella actitud infantil, no aguantaba ningún berrinche ni nada parecido, pero quizás tuve que haberlo dejado allí suelto, al amparo de que lo confundieran con un criminal.

Y no, lo salve, le quite de ese lugar para después....Nada, solamente replicas-...pero tranquilo, te puedo devolver si quieres...-Lo mire de arriba abajo y después chiste como si se estuviera burlando de mi-Por cierto....¿En qué pensabas? Digo...-moví las manos en el aire queriendo armonizar mi curiosidad-...si te gustaría hablar de ello...-Supuse que haría otro berrinche, pero ya me daría igual. Ahora, yo...buscaría una forma de escapar ¿Por dónde?

Quizás si viera a algún conejo blanco, que llegara tarde y gritase “Llego tarde” “Llego tarde” Iría a alguna aventura, pero como no lo hay por ningún lado, tenía que buscarme las perdices para llegar a ser feliz. Feliz no lo era, ni pensé que llegara a serlo, aquella mujer que se hacía pasar por una enamorada, pues, al menos la jugo bastante bien el engaño, me lo creí todo. Suspire hastiado, no pensé en que el silencio nos gobernara tanto por fuera, por el bosque que nos rodeaba y estábamos cerca de los calabozos. No oía nada, se habrían rendido de inmediato, se habrían cansado, mejor, yo no tuve la culpa de entrar con aquella dama de clase alta, las mujeres están desesperadas, no tenía nada en contra de ellas, pero ahora, gracias a que una de ellas, en mitad de una fiesta, se me acerco medio ebria.

Sacudí mi cabeza, no quería seguir pensando en aquella obscena imagen que me transporto aquí, a un cuadrilátero de piedra. Mis manos sacudí a la vez que mi cabeza se sacudía, improvisaba para que no me creyeran loco-Malditas locas...-Dije con melodía en la voz. Supuse que me estaría mirando pero ya cuando paré, me levante para dar vueltas al perímetro e ir en busca de alguna salida-Podemos ir...-señale con un poco de duda, el aroma del chico me distraía, me relamí los labios una y otra vez en señal de que algo estaba por probar, pero me giré, dándole la espalda para después calmar mis instintos-Es por aquí...-la concentración era algo que no muchos tenían, pero yo, gracias a mi llegue a este destino de ser solitario, de un alma que caminaba en pena alrededor de tantos lugares, pero solamente una persona, por extraño que fuera, conseguía ver esta cruz como una bendición.

No era ella esta vez, si no él. Le conocí andando por el bosque después de una amena charla con Louis. Le salve, me dio vergüenza el mirarle a la cara pues quizás no sabía que yo era igual que los que lo atacaron. De nuevo algo podía salir mal y me quedaría solo. Lo mejor era no decir nada. Sí, era lo mejor-Por aquí...-Le mire a quien me acompañaba y comencé a abrir el paso.

¿Acaso ese hombre no había captado lo que dijo el lobo? No entendía porque le preguntaba si había escuchado perfectamente, suspiro asintiendo lentamente sin muchos ánimos de repetir aquello así que con ese gesto estaba bien. Llevo sus manos hasta un mechón de su cabello jugando con ese de manera casi distraída escuchándole, tenía mucha razón con eso ya que había demasiada injusticia y eso no lo encontraba para nada bueno Izam.


- Bueno en eso tiene mucha razón pero lamentablemente no creo que las injusticias se acaben –suspiro posando sus manos en sus caderas y al escuchar eso lo miro algo mal- ¿Me quiere devolver? Bueno inténtelo ojala no le acusen de secuestro –se encogió de hombros entrecerrando los ojos. Se estaba comportando muy diferente a como era pero ¿Qué más da? Esta es su máscara que para que mentir nunca le dura mucho por ser alguien muy a flor de piel- ¿En qué pensaba? Emm no creo que aquí sea el lugar apropiado para que le cuente si está huyendo ¿No cree?.


Vio de repente como actuaba el otro hombre y le parecía muy raro ¿En qué podía estar pensando? Se veía muy concentrado. Negó para quitarse la curiosidad que comenzaba a sentir por el momento pero no podía preguntarle así sin más aun completo extraño del cual ni el nombre sabía. Al ver como movía su mano y susurraba esas palabras fue muy extraño para Izam, sí que ese hombre era raro… desvió su mirada hacia donde apuntaba y no sabía si aceptar pero nada podía perder ¿Verdad?.


- Vamos a donde desee y puede que le cuente de lo que pensaba –sonrió levemente comenzando a caminar a su lado mirando todo lo que veía a su paso. Ese lugar nunca lo había visitado antes.

No me podía creer lo irritante que era este chiquillo. ¿Por qué narices le había salvado? –Tsk...-De cualquier modo ya era demasiado tarde, vive y piensa en el futuro, presente y el pasado pisotéalo riéndote de el-...Si...-Alzando divertido mi ceja, pude ver como de pronto aquel muchacho caminaba a mi lado como si de un paseo por el parque principal se tratase. Tenía una cara de idiota que no se le aguantaba-...Dímelo en este momento, pues puede ser el único el cual me veas en tu vida...-Con vocales y consonantes le cite lo que en mis pensamientos rondaban desde hace un tiempo desde que dijo aquella frase. Me aburría. Que me dijera algo. Silencio y solamente nuestros pasos se oían en el aire perdiéndose en la nada.

Y ahora diría yo, que hacer o que pensar...en simple nada como despertarte por última vez ante el dios sol y yacer en el olvido para siempre. Caminaba, si caminaba junto a un personajillo de actitud irritante e infantil, que le había entremedias salvado de algo de lo que yo intentaba luchar. La injusticia que apenas se me fue olvidada y nada de justicia para el desamparado. Nada solamente la nada, parecía querer hacerme suyo hasta que me consumiera con los primeros rayos de sol.

Con anterioridad, el sol a escondidas vi, pero solamente meros rayos por unas rendijas observe aquel dorado fulgor que parecía implacable, sagrado y bello y con mucha fuerza. En cualquiera de los casos, no me podía acercar a acariciarlo. ¿Seguirían aun los campos verdes a la luz del sol? ¿Seguiría el cielo siendo de aquel azul tan bello al que siempre sonreía? Llegue a recordar mientras caminábamos en silencio, aquellos bellos días atrás en el tiempo en el que solía ir a ordeñar vacas, visitar a Marie y regalarla margaritas o cualquier otra cosa que la hiciese sonreír. El olor a campo, al abono de los animales lo detestaba. Reí sin darme cuenta de que estaba acompañado de aquel chico que saque de ese oscuro y lúgubre lugar.

-Bien... ¿me dirás lo que pensabas o no?-Dije para reanimar este paseo que estaba más que muerto, como yo, si era comparable en cierto modo. En cualquier de los casos, no me interesaba lo que hubiera estado pensando tiempo atrás, es más, ya solamente no quería saberlo, prefería estar sordo, pero debido a las ventajas de ser lo que soy, en parte eso es meramente imposible de que ocurra, a no ser de que me batan en una justa para variar. Aquellas tradiciones se han olvidado entre la tierra que ahora caminamos. Quién sabe si por aquí llegaron a pasar tropas de soldados, huyendo o combatiendo, derramando sangre o cualquier otra sustancia bermeja que estimulara mis más sentidos canallescos, pero de cualquier forma no había nada así por estos lares de verde y fuerte madera.

Menos camino recorrimos del que yo había pasado por mi vida. Me había dado tiempo hacer de todo y aun más cosas me daban tiempo de hacer. Deberíamos darnos prisa, el tiempo acaba en una última nota final que podría llevarme a un canon alto y demasiado desagradable. Algo sentía en el aire que iba a mi favor. Quizás, nuevas personas que conocí podrían volver a verlas, quizás la brisa de algo débil podría decirme que podría pasar a continuación, no tenía miedo ni nada. Hacia delante, veía algunos barrotes que podrían ser aquellos que señalaban una salida, pero más y más arboleda se afrentaba a mis pasos. De cualquier modo estábamos cerca de una salida y de una despedida.

Si, menos mal, pero en cuanto ya me fije en el chiquillo o quise verle, no estaba a mi alrededor. ¿Tan absorto estuve en mis pensamientos? No lo sabía bastante bien, pero el chico no estaba. Pardiez, Pardiez, Pardiez y maldición. No estaba por ningún lado. Volví hacia atrás para buscarlo por las ramas, arbustos y árboles y caí al suelo no por una rama saliendo del suelo, sino porque tropecé con el cuerpo del chico que estaba en hecho un ovillo. Oh, quizás me sobrepase en mi labia referente al chico, pero no podía sentir pena tan temprano a no saber que era de lo que agonizaba. Me agache al muchacho y le mire a lo poco que asomaba de su cara-¿Qué ocurre?-Pregunte calmado y a la espera de una sonrisa.

Rodó los ojos al mismo tiempo que se cruzaba de brazos y escuchaba aquel sonido escaparse de los labios ajenos, notando lo molesto que estaba. El licántropo sabía que no estaba actuando de buena manera pero tampoco podía confiarse tan fácil de un completo desconocido y menos lo lograría si le decía todas esas palabras que parecían más que nada amenazas.

Aquella situación también le resultaba molesto a Izam pero no le quedaba de otra que seguir el camino que el otro tomaba para salir con mayor facilidad de ese lúgubre lugar. No sabia en verdad si debía decirle porque había llegado fuera de los calabozos ya que a fin de cuentas era algo que sólo le incumbía al lobo y a nadie más. Eran sus recuerdos… sus sentimientos lo que desbordaría y no tenía ni la más mínima intención de echarse a llorar frente a un completo desconocido ¡Ese no era su estilo! Suspiro y continuo caminando hasta que de repente escucho una risa proveniente de ese hombre. Lo miro con cierta curiosidad y totalmente extrañado por eso y otra vez vino la pregunta… ¡Ah! Que molesto era eso.

- ¿Por qué tanta insistencia? Si le digo sólo daré un espectáculo y sinceramente no tengo ganas y no creo que a usted le guste verlo tampoco ¿Verdad? –se encogió de hombros y ni siquiera espero una respuesta a eso, sólo continuo con aquel camino que se hacia más que interminable.

Su caminar se hizo cada vez más lento a la vez que se perdía de nuevo en sus pensamientos, recordar cosas de cuando era pequeño lo hacían sentir demasiado triste y ni decir de que hacia cada tontería que después se arrepentía por completo. A veces podía llegar hacer un gran tonto como en esos momentos que se comportaba mal con los demás pero es que era algo que no podía evitar, le era molesto que le preguntaran de esas cosas. Sin darse cuenta en medio de ese suelo sobresalía una rama gigante que no la vio el pequeño licántropo el cual tropezó de manera más que cómica pero la cual le hizo algo de daño.

Levanto la mirada para ver a Benvolio y no lo vio por ninguna parte ¿A donde se había metido? o ¿Desde cuando que ya no estaba a su lado? No sabía dado cuenta de nada, resoplo algo molesto y se hizo un ovillo en el suelo sin importar que se ensuciara por completo su ropa y cuerpo. Cerró los ojos mordiéndose el labio inferior, escuchando de repente de nuevo la voz del otro y abrió sus ojos clavando sus pupilas en las ajenas, tomando un poco de tierra de ese piso y se lo lanzó al otro.

- Nada, no pasa nada -siseó apenas comportándose ahora si por completo como un crió.

Ahora era yo el ciego, podría dejarme llevar por mi corazón. Chorradas. Solamente estupideces para que un niño pueda jugar a su mero antojo. Solo en la mejilla se quedo un poco de aquella tierra ocre, me había movido, esquivando la tierra que el mocoso me había lanzado-A....-Esto parecía divertido, miraba al muchacho desde arriba, le cogí de su camisa por el cuello solamente para alzarle en el aire, que quedara pendido en el aire sujeto de mi mano y fuerza. Bien estaba frente a mí, bien estaba frente a una bestia que podría enseñar sus colmillos, frente a una bestia que toma sangre para comer y sobrevivir.

Lo miraba con cierta curiosidad, lo colgué de una rama que sobresalía de un árbol. Colgándole con suavidad le deje ahí, colgado en la intemperie. Le miraba entonces ya con las manos cruzadas sobre el pecho, con una sonrisa ladina en el rostro para después acercarme y acercar una mano al rostro de este para que lo mirase a los ojos con firmeza-Nunca...lo vuelvas a hacer, jamás me toques las narices.....-Apreté por unos segundos la mandíbula de este personajillo que era menor de altura, me llegaba por poco y no era alto en sí. El aire bien nos acompañaba yendo con algo de silencio, miraba aun a los ojos de este, le solté para después dejarle ahí colgado, sentarme yo en el musgo del bosque y poder finalmente tumbarme en el suelo, relajado, con las manos detrás de la nuca para así poder resoplar con tranquilidad.

El muchacho se lo tenía merecido-Hasta que te disculpes, no te bajare-Vocifere tajante hacia el chiquillo, pensando en que podría ser un poco mas considerado por no haberle desangrado en aquel instante. Miraba de reojo al muchacho, le miraba sonriendo y complacido por donde estaba en ese mismo instante-Bueno, ¿Qué tal son las vistas desde ahí?-Dijo una burlona voz que salía con cierto aire melódico de mis cuerdas vocales. Mmsi, aquellas vistas podrían ser agradables, me levante, rápido, sin mareo alguno y me acerque hasta tenerlo frente a frente, colgado de ese árbol-¿Te disculparás?-Si no lo hacía, ya usaría medidas más drásticas de educación.

Ando esperando. Andaba esperando a que soltase en lugar de quejas y remilgos alguna silaba o palabra de disculpa. La juventud de hoy en día, parecía estar fuera de lugar, sin educación, comportándose como críos. Aquellos me daban solamente una jaqueca increíble. No los soportaba.

¿Pero qué? De todas las cosas que ese hombre podía hacerle por tirarle ese poco de tierra, jamás se esperó a que lo tomara de esa forma para colgarle de esa rama ¿Cómo es que esta no cedía o algo por el estilo? Izam nunca se había sentido alguien pequeño pero en esos momentos gracias a esa forma en la que el otro lo tenía le estaba pasando.

Soltó un suave bufido mientras se removía de ese lugar para poder zafarse pero nada pasaba. Frunció el ceño a la vez que miraba a Benvolio, podía ver como estaba cruzado de brazos y con una sonrisa en su rostro que no le gustaba para nada. Parecía como si estuviera burlándose del lobo, eso le molestaba mucho. Se movió una vez más en un intento de salirse de esa rama pero al final termino por quedarse quieto ahí sintiendo la fría mano del vampiro en su rostro. Se miraron al momento en que le hablaba. Así que se había enojado por haberle tirado tierra… ¿Era enserio? Que exagerado ese hombre, entrecerró los ojos y un pequeño gesto se formó en sus labios.

- ¿Es enserio? –susurro Izam rodando los ojos moviendo al mismo tiempo sus pies que quedaban colgados. Ahora ese vampiro le preguntaba cómo estaba la vista desde ahí, sí que estaba disfrutando de eso- pues hay una buena vista aunque en este momento un trol lo esta arruinando -alzo una de sus cejas y suspiro revolviéndose el cabello- ya, ya esta bien. Lo siento, no puedo decir que no era mi intención tirarte la tierra porque la verdad es que si lo era, pero se que estuvo mal. Ahora suéltame -se removió.

Lo que pude reírme al escuchar al joven replicar y enfurruñarse con aquellas palabras y aquellos gestos. Más que nada, era un malcriado que necesitaba un poco de educación, la que le faltaba y no tenía y la que yo obviamente no iba a dedicarme a plasmar en el mocoso. Seguí mirándolo fijamente para ver si hacia algún movimiento mas en el tablero de ajedrez, pero de repente la imagen o el rostro de Marie se vi reflejado en aquel joven... ¿qué? ¿Qué había sido eso?

Ya estaban las bromas pasándose de rosca, cogí de nuevo del cuello del joven, de Izam para ponerlo sobre el suelo de tierra, mirándolo con cierta desaprobación, el viento azotando los cabellos largos de mi cabellera, mirando aun a Izam algo...o bastante confundido- Por tu derecha está la salida de este maldito antro...Vete si no quieres morir...-Predije su muerte si no me hacía caso y se alejaba de mi persona, de la persona que habría estado a punto de matarlo ¿Qué fue Marie?

No lo sé qué paso hace unos segundos, parpadeando ahora estaba, inquieto de algo que quizás mis alucinaciones ahora estarían trabajando en mi contra, suspire algo agitado, mirando por doquier en cada esquina del bosque si ya el muchacho se habría ido de mi vista, en un segundo conseguí enfurecerme de cualquier modo, llegue a gritar en el espacio abierto de la noche y del bosque, con ira, furia, lo que aconteciera en ese mismo instante y no poder contenerlo nunca más en mi interior.

No sé cuánto tiempo estuve con la ira encendida en aquel lugar, ya estaba solo. No tenía a nadie de compañía por aquel lugar, ¿Qué había pasado? La noche seguía en su estado más brillante, arriba observando a todos sin perderse pizca de nada. Y yo me encontraba algo calmado, más que antes que podría haber derribado el bosque entero si me lo hubiera propuesto. Mis pies ya estaban aburridos, secos de aburrimiento por lo que me dije a darle movimiento, andando solitario por el bosque que se expandía sin fin a sus anchas-...Maldita sea...mocoso...-Parecía que aquel mocoso se había parado, estaba dándome las espaldas, estaba quieto, ¿Pero que?