Letras escarlata {Lorraine}

 
     
Seguramente, te estés preguntando a dónde ha ido a parar mi extensa colección de cuadros y aquéllos libros antiguos que una vez ocuparon un lugar en mi biblioteca.  Quiero pensar y me atrevo a pensar, que ni siquiera fuiste consciente de cuándo se empezaron a quedar vacías nuestras paredes. Él, me aseguró de que nada quedaría si una noche simplemente yo no volvía. Fueron órdenes explícitas. Tú, no lo notarías. ¿Ya estás pensando en arrancar cabezas? Estoy seguro que no te sorprendería el que te dijera que mientras escribo cada una de estas líneas, el escenario parece ser exactamente el mismo. Un conde en su escritorio, con una ceja en lo alto y una pluma en la mano. Pero entonces recuerdo el motivo de esta carta y las tinieblas, acechantes, siniestras, silenciosas, abren sus fauces para devorarme. Jáh. ¡Y es que la paciencia, siempre fue evidente, existía para hacer de mí una condena! Oh, amor. Si no gobernaras en mi mente, si pudiese olvidar que eres una parte vital, como la sangre que noche tras noche necesité tomar; todo sería tan jodidamente fácil. Te podría arrastrar a ese infierno conmigo. Te haría mi esclava. Te ataría a mi alma, de tenerla, y te obligaría a venir a buscarla. Fui, soy y siempre seré un egoísta; especial pero sobre todo, únicamente contigo. Me llevó años entender que adquirir tantas riquezas no llena el vacío si no tienes a quién ofrecérselas. Y lo más irónico de esa maldita verdad, es saber que cuando llega ese quién, no es suficiente lo que tienes si lo que deseas es regalarle aquello que nadie más posea. Si pudiera, te regalaría esa noche en la laguna, donde una vampiresa tuvo el atrevimiento de invitarme a su festín. Lo que ignoraba, por supuesto, es que no era hambre del humano que tenía, sino de ella. ¡Cuánto descaro por su parte! Volverse la noche para ese bastardo, quien la codició y amó desde la primera mirada que le dio. Pero ahora yo te digo, ¿es el inmortal, el compañero imperfecto de la eternidad? ¿Es la muerte, nuestro mortal enemigo? ¿Te extraño? ¿Te necesito? ¿Pienso en ti desde dónde estoy? ¿Ya no quedan más hojas para nuestra historia? Mi Ágatha, mis respuestas son mucho más complejas que estas simples cuestiones. Pero si me olvidas cuando haya pasado un siglo, dos o tres; tal vez te sorprenda cuando nuestros caminos vuelvan a cruzarse y yo las responda para ti. Dicen que nada es eterno, ni siquiera la inmortalidad, pero yo no lo creo. ¿Quieres saber por qué? Amor, si un día encuentras aquél cuadro tuyo que pintaron para mí y que ha desaparecido junto con todas mis demás pertenencias; entonces te daré la respuesta.




   

Credits to Rapture

Mi amado, Lucern:

Admito que me tomó por sorpresa el hecho de volver a la mansión Ralph y no encontrar más que la sombra de todas aquellas pinturas que adoquinaban los muros, pero pensé habías cambiado de opinión al respecto sobre retirarlos bajo mi petición; me sentí orgullosa por obtener una ves más de ti, todo lo que yo quisiera. Mi ego se incrementó –sí, he de presumir que aún puedo ser más egocéntrica- y presumí por cada rincón de nuestra casa el hecho de que tú hayas cedido, pero tus sirvientes me observaron con cierta lástima, algunos incluso, con burla, la verdad es que no les tomé importancia.
¿Sabes? He entregado todas mis posesiones a Constant; sí el mismo hombre que entregó en tus manos esa caja con las posesiones que alguna vez me regalaste, mismas que juré no volver a utilizar, pero ¡Demonios! Mis planes nunca han funcionado, esa noche en la laguna no imaginé volver a verte tras el sexo desenfrenado, pues no me lo había propuesto en la mente, pero como imposibilidad al hecho de sobrevivir sin necesidad de respirar, más extraño aún, que la cuestión de continuar caminando cuando nos creemos muertos, regresaste… y, aunque no fue para quedarte, valió la pena. ¡Oh, Ralph! ¡No pensaba enamorarme de ti! ¡Mírame ahora! Desecha e insoportablemente histérica escribiendo esta carta, cuando bien puedo ir a gritártelo en la cara…. Seguiré tu juego.

Leí la carta, línea tras línea, palabra por palabra, intenté descifrar lo que describías entre líneas amor, pero sigo siendo una niña a tu lado. Sin embargo, encontré un punto de partida.
Es verdad, no tienes alma, no tienes corazón, ¿Sabes por qué? ¿Lo ignoras? Tú mismo me lo confesaste la noche del reencuentro, misma en la que nos desposamos sin necesidad de testigos, de ceremonias, sin necesidad de nada más que del eterno manto nocturno que nos acompañaba y nuestra hambre y sed de nosotros; siempre fueron míos.
A tus cuestiones, le sobran respuestas, a las respuestas, le atañen excusas, pero no serían más que contradicciones; lo que me preocupa es saber el por qué de las preguntas ¿Qué te motivó a hacerlas? ¿Por qué ahora y no antes, cuando yo lo objeté? Ah, mi sonrisa es amarga, mi Conde, como la melancolía que arrojo al sólo pensar si quiera que esto es real, pero no podrías dejarme, pues conoces bien las consecuencias de tus actos, más como lo mencioné antes, seguiré tu juego.

Sé que nos volveremos a encontrar, mi amor, esta noche, en la cama.
Oh, se han abierto las gigantescas puertas de los muros que rodean nuestra propiedad; has regresado ¿No es así? Ven, te espero…

Credits to Rapture

Querido Conde:

¿Dónde estás? Esa es la cuestión que viene a mí en cada instante que te pienso, pero nunca recibo una respuesta. He intentado purgar todo Paris estos últimos tres días tratando de encontrarte y nadie me sabe decir sobre tu paradero. Tus hombres están amenazados, me temen pues ya he cumplido mi promesa de asesinarlos uno por uno si no te encuentran. Justo ahora están allá afuera mientras yo, impacientemente garabateo estas líneas –y disculpa si no tienen la mejor caligrafía, no me he alimentado y la debilidad me vence- para ver si acaso el cuervo que enviaré a tu búsqueda te encuentra. También haré una copia para dejarla en el buzón, tal vez llegue a ti, le he colocado la misma dirección que poseía la última que me enviaste…

Estoy preocupada amor. Jamás he estado tanto tiempo lejos de ti; excepto en esa ocasión. Hay ideas bastante absurdas rondando mi mente, tanto que me he convertido en una vorágine de emociones. No sé si estoy molesta contigo por no saber nada de ti y destruirlo todo o si en mi desesperación por ti se me ocurre realizar alguna locura. Sabes que lo haría indudablemente.

¡Mi amor! El mundo es tan inmenso, que no sé por dónde comenzar a buscarte. No has dejado ningún rastro, y comienzo a sospechar que no deseas que te encuentre. ¿Por qué? He releído las líneas de tu carta, intentando descifrar entre líneas, el código que me llevará a ti, pero tal parece que no dejaste nada ahí. Por favor, no me digas que fue una despedida. ¡No puedes decir adiós! No cuando sobrevivimos a tanto. Recuerdo tus palabras exactas de la noche en la que nos desposaste, porque eres el conde y tú gobiernas en donde te encuentres, porque tú impones, porque sencillamente era tu designio hacerme tuya. ¿Acaso me mentías? Pero ahora que lo recuerdo con serenidad, nunca prometiste que sería por siempre. ¡Oh, Lucern! ¡Esto me hace desvariar! ¡Deberías estar aquí! ¡Tan sólo mirándome! No ha pasado más de una semana y tu ausencia comienza a consumir cada centímetro de mi cuerpo. Se me nota en el rostro el cansancio, tampoco he dormido, pensando, imaginando, buscándote… Ese maldito sol me detiene ahora, se encuentra en pleno apogeo, pero te garantizo, amor mío, que antes de que se oculte por completo y aún cuando sus primeros rayos ya han alcanzado la ciudad, yo me encuentro ahí afuera, escudriñando, dejando señales.

¡Demonios! Disculpa la mancha de tinta, uno de los sirvientes me interrumpió. Le daré su merecido después, cuando no me encuentre concentrada en percibir una nota tuya en mi mente. ¡Maldición, Lucern! ¿Dónde estás? ¿Qué fue lo que te pasó? No quiero, no me resigno a pensar lo peor. ¿No es ridículo? ¡Sólo son cinco días! ¡Imagina como estaré si no vuelves pronto! Te necesito, siempre lo he hecho…

Por favor, regresa.

Credits to Rapture

Lucern:

¿Por qué te fuiste? Tú solías responder todas mis dudas, y disipabas los miedos que me atormentaban, pero creaste nuevos. Solías sentarte en ese inmenso sillón, a escucharme tocar, a tan sólo admirarme en la oscuridad, me dedicabas sonrisas y en ocasiones solías también gruñir a mis crueles intenciones. Solías acariciarme, expresándome tu amor con cada rose de tu piel, tus manos no me lastimaban y en tu pecho yo me sentí a salvo.

Solías ser el hombre que estaba dispuesto a ver un amanecer junto a mí, arriesgar su existencia, quedarse en la ruina, sólo por ver la curva en mis labios. Te gustaba el brillo de mis ojos, cuando estaba hambrienta. Solías limpiar mi mentón cuando no era la más educada a la hora de cenar y la sangre se me escurría entre las fauces, para después ser absorbida por tu boca. Amabas cada rincón de mí, incluso los defectos que coexisten aún aquí.

Sí, tú solías…
Solías amarme.

¿Por qué te fuiste? ¿Fue algo que hice mal? ¿En qué me equivoqué? Podrías regresar y explicar cuáles fueron mis errores, yo los enmendaría de inmediato. Quizá te aburrió el sabor de mi piel, o el contorno de mis curvas. Y en el fondo, yo lo sabía.

¡No lo merecía! Eras demasiado para alguien que tiene vacío su regazo; no pude saciarte, no logré conseguir que te quedaras y aún cuando siempre advertí que te lastimaría, esas palabras nunca estuvieron dirigidas hacia ti, necesitaba creer que yo podría herirte antes de que tú lo hicieras conmigo. Te adelantaste. Me heriste y esta vez fue bastante certero.

¿Recuerdas la primera carta que te escribí? No, no podrías. No la has leído, aún sigue en el buzón. En verdad creí que esa noche regresarías, pero no fue así. Sólo era uno de tus adeptos explicando tu ausencia. No le tomé atención, no eras tú. Ahora sé que debí hacerlo. Lástima. No lo volverá a decir está muerto, al igual que todos aquellos que me han dicho que no regresarás. Los asesiné buscando respuestas; no hice las preguntas correctas. Lo sé.

Me he equivocado, miles de veces, pero aún estoy aprendiendo. Dije que nunca antes había hecho esto, tú mencionaste lo mismo. “Lo haremos juntos” respondiste cuando mis párpados se bajaron en duda. Te creí. Pero ya no estás. Prometiste resguardarme y ahora tengo frío. ¡Sigues sin responderme! Este silencio no ayuda. Estoy volviéndome loca.

Te he visto en las calles, he perseguido tu sombra, he bebido de lo que parecía ser tu piel, y estuve a punto de revolcarme con quien pensé que eras, pero nunca fuiste tú. Porque ni siquiera estoy segura de tu existencia, te fuiste sin dejarme nada más que un vacío, sólo un trago amargo de lo que tus palabras me contaron. Eras un sueño Lucern Ralph, y nadie me advirtió que es ahí donde los demonios habitan.

Si pudieras verme ahora, ni siquiera me reconocerías. No soy a quien amaste, no soy quien te torturó con su cuerpo, con sus labios, con sus diestras manos. Ni siquiera puedo darme el lujo de creer que pude haber sido la sombra de esa mujer.

Eras el único que sabía cómo destruirme y lo hiciste. Sólo tengo una última pregunta para ti, antes de hundirme en la completa demencia. ¿Regresarás?

He vuelto al punto de partida y no quiero estar aquí.
Si tú rompiste una promesa, yo también lo puedo hacer.
Perdóname.

Credits to Rapture

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Los Oscuros