Callum Norringthon

Porque soy un fantasma entre vivos,
un ángel negro entre demonios blancos o un demonio blanco entre ángeles negros.
Un demonio en el cielo o un ángel en el infierno.

Fue el único de los hermanos que heredó el cabello rubio de su madre, ambos tienen un tono opaco, pero a diferencia de ella, él de el es ligeramente ondulado como el de su padre; siempre lo tiene revuelto y desgreñado, dando a menudo la impresión de que acaba de sufrir de algún infortunio o que simplemente ha tenido una pelea irreconciliable con los peines y los espejos de su casa. Su rostro aún conserva muchos rasgos infantiles a causa de su corta edad, y sin duda su mirada es lo más expresivo que puede haber en este mundo, pues bastarán unos cuantos minutos viéndolo a ese par de ojos castaños, para llegar a determinar su estado de ánimo, aunque, la verdad es que es demasiado complicado como para que te sea fácil descifrarlo muchas veces. La expresión en su rostro varía mucho, es altamente cambiante y tan extremista que puede pasar de una amplia sonrisa al llanto más conmovedor, o a un rostro enrojecido y tembloroso de la más pura rabia. Pero el semblante más común en él es uno ansioso, aunque sabe disimularlo bien muchas veces; en ocasiones se muestra aparentemente apacible y hasta perezoso, sólo que quién realmente lo conozca sabrá no llevarse por las apariencias. No le importa demasiado su forma de vestir, pues no lo considera algo necesario, así que regularmente puede vérsele con ropa cómoda y ese aire despreocupado. Es delgado y bastante alto para tener sólo dieciséis años, pero casi siempre se piensa que mide menos por esa mala costumbre de caminar siempre encorvado. Odia los zapatos, le encanta estar descalzo.

Es verdaderamente difícil el tratar con una persona como Callum, pues es probable que él simplemente no te daría la oportunidad de hacerlo o de siquiera intentarlo, desconfía demasiado de todos como para permitírtelo. Esto, por supuesto que se debe a la enfermedad que padece desde hace ya varios años, misma que lo ha convertido en un joven hostil y agresivo. Está siempre al pendiente de todos a su alrededor, alerta, como si todos le acecharan o fuesen sus enemigos y estuvieran esperando una mínima distracción de su parte para atacarlo, esto lo hace ver ansioso y estresado muchas veces. Es por esto que Callum nunca los pierde de vista, los analiza en silencio o incluso cuando llega a hablar con alguno de ellos. Cuando esto ocurre, puede dar la impresión de que eres alguien a quien detesta, pues se muestra siempre a la defensiva. Siempre te llevará la contra en todas las cosas, a veces hasta se burlará de ti o intentará provocarte para hacerte enojar, sólo por el placer de molestarte. Critica a todo el mundo, le molesta el ruido, le molesta que la gente se ría, le molesta que hablen, le molesta todo. Le encanta gritarle a todos. Nadie sabe cómo tratarlo, todo mundo teme cómo va a reaccionar si es que se le dirige la palabra.

Su expediente médico señala que sufre trastornos de sueño, mismos que le impiden conciliar el sueño la mayoría de las noches y que luego le obligan a sufrir de soñolencia durante el día. Trastornos de afectividad, le cuesta mucho el desarrollar algún tipo de sentimiento hacia las personas, sobre todo si son desconocidas. Desanimo y apatía por la vida. Ideas obsesivas, actos repetitivos. Actividad compulsiva. Tiene siempre la sensación que le ocultan información. Crisis morales de conciencia, tímido algunas veces, extrovertido otras tantas. Manía del orden y limpieza, es estricto consigo mismo, rígido, no perdona fácilmente. A veces se muestra eufórico, se mueve mucho pero es improductivo. Tiene fuga de ideas, verborrea. Atención flotante, varia mucho su pensamiento. Sentimiento de culpa, descontento consigo mismo, irritabilidad, sensación de fracaso. Aislamiento social, aunque en ocasiones tiene ganas de rodearse de gente. Muchas veces piensa que debe ser castigado, impulsos suicidas. Tristeza profunda, inmotivada. Se odia a sí mismo, auto acusación, incapacidad para tomar decisiones. Agitación, golpea, muerde. Sufre de despersonalidad, en ocasiones desconfía incluso de sí mismo pues pierde conciencia de su propia imagen, no se conoce, esto puede dar indicio de algún tipo de esquizofrenia. En ocasiones sufre de alucinaciones. También tiende a ser falso, desfigura mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse sus propias historias o inventos y establece una gran distancia entre la imagen que tiene la persona de sí mismo y la imagen real.

La mayoría del tiempo está ausente de la realidad, convencido de sus ideas, hundido en su paranoia, pero hay días en los que parece muy normal, en los que tiene conciencia de su enfermedad y lucha contra ella. Es entonces cuando se puede hablar con él, cuando parece poder confiar un poco en las personas, es cuando es capaz de hablarte un poco de su sufrimiento, de ese resentimiento que siente hacia su familia. Callum tiene buenos sentimientos, a pesar de que parezca que no la mayoría del tiempo, ese aire hostil que suele acompañarlo es tan solo una careta, en el fondo es un joven que sufre por el padecimiento que le tocó vivir, mismo que no parece mejorar. Está cansado de todo y de todos, ha desarrollado una misantropía bastante marcada. En ocasiones tiene arranques de ira que no controla y poco le importan las consecuencias, pues alguien que ha intentado suicidarse y que no tiene una familia a quien le importe, nada tiene que perder.

¿Has notado alguna vez a esas personas que parecen estar pero no están en realidad? Se les ve en todos lados, en la calle, en las escuelas, en los trabajos, yendo de un lado a otro diariamente, perdidos en su ausencia, despreocupados, negligentes del mundo. Callum es uno de ellos… o más bien, solía serlo. Es mentira que en la locura haya un placer que sólo el loco conoce. ¿Y el sufrimiento? ¿Dónde queda? No puede ignorarse, sigue vigente, aún en las mentes enfermas, aunque ellos mismos no se percaten de su presencia.

Callum fue el último de tres hermanos, dos varones y una mujer. Sus padres fueron siempre atentos con ellos y la principal preocupación de los señores Norringthon era el que sus hijos tuvieran una buena educación, por eso los enviaron a los mejores colegios, dónde la educación fue siempre rígida, pero efectiva. Sin embargo, él siempre tuvo problemas de aprendizaje. ¿Recuerdas a esos niños de la escuela, cuyos nombres nunca lograbas recordar, esos que siempre se sientan hasta el fondo del aula, con la cabeza gacha, haciendo cualquier garabato en sus libretas? Callum fue uno de esos niños. Nunca fue un infante rodeado de amigos, nunca fue el ganador de algún juego de niños, nunca apareció en el cuadro de honor de su colegio o recibió algún reconocimiento. Nunca. Mientras sus demás compañeros corrían y disfrutaban a su alrededor, él se limitaba a sentarse en una banca a contemplarlos, aunque era poca la atención que verdaderamente les ponía, su mente estaba en blanco, su alma hacía viajes en los que parecía extraviarse por días enteros. Era incapaz de expresar cualquier sentimiento de afecto y sus compañeros en la escuela lo hacían menos al punto de evitar su presencia, a algunos lograba hacerlos sentir incómodos, pues nunca les gusto la manera en la que Callum se dedicaba a observarlos sin pronunciar alguna palabra. Nunca pudo sobresalir en la escuela y sus notas fueron en decadencia, esto ocasionó los castigos que sus padres le impusieron durante toda su infancia, pues de una manera un poco egoísta no lograban entender que Callum no pudiera ser tan exitoso en los estudios como su hermana mayor, Chelsey, quién siempre demostró tener una gran inteligencia y desenvolvimiento. No es que sus padres hayan sido malos con él, simplemente actuaban como haría cualquier padre preocupado por el futuro de su hijo. Como todo padre, supusieron que todo se debía a un simple comportamiento rebelde o perezoso de su hijo y que con un buen escarmiento éste aprendería e intentaría superarse. Pero no fue así. Daba la impresión de que el pequeño no contaba con las mismas capacidades con las que su hermana había sido dotada. Se ganó varios apodos de sus compañeros debido a su conducta, dónde el que más sobresalía era el de “fenómeno”. Él ni siquiera se defendía.

No conforme con eso, su vida dio un giro total en un momento inesperado, pero en lugar de mejorar, parecía que la vida se empeñaba en que el sufrimiento fuera parte del pequeño. Un accidente les arrebató a sus padres a los tres hermanos y quedaron desamparados, sin posesiones, sin un techo, sin nadie que se encargara de ellos. Chelsey, al ser la mayor, decidió hacerse cargo de sus dos hermanos menores, intentó mantenerlos, pero pronto le fue imposible pues, entre el extraño comportamiento de Callum y las constantes enfermedades de Dominic, le fue prácticamente imposible el seguir viendo por ellos. Fue así como Chelsey decidió lo mejor y los dejó en un orfanato, con la esperanza de que alguna buena familia los acogiera y les diera esa vida que ella jamás hubiese podido darles. Pero los deseos no siempre se hacen realidad. Callum y Dominic estuvieron tan sólo dos años en el orfanato de Inglaterra, al poco tiempo fueron trasladados a la capital francesa y, como por arte de magia, una pareja se interesó en ellos al poco tiempo. Fue una verdadera suerte el que decidieran acogerlos a ambos, pues hubiese sido todavía más insoportable el tener que separarse. Les fue difícil adaptarse a dos desconocidos, pero se apoyaban el uno al otro. Por sus inocentes mentes llegó a cruzar la idea de que tal vez su vida finalmente cambiaría, que tal vez esas dos personas que habían decidido llevarlos a su casa no tenían más que la intención de hacerlos felices. ¡Qué equivocados estaban! El destino es sabio y si había decidido que esa pareja no pudiera tener hijos biológicos no había sido tan sólo una coincidencia; eran duros, eran crueles, eran todo, menos buenos padres.

Ambos fueron enviados al colegio una vez más. Callum aprendió a leer y a escribir bien hasta los diez años, todos los llamaban "retrasado" debido a esto, aunque no era el único que sufría de burlas, ya que como si la vida hubiera decidido maldecirlos, su hermano también sufría del acoso de los infantes debido a su problema de tartamudez que no lograba superar a pesar de que sus padres adoptivos lo obligaban a hacerlo bajo malos tratos. Al menos con Dominic aún tenían la esperanza de que superara su problema, pues veían en él potencial, pero a Callum…. a él lo dieron por caso perdido y perdió esa mínima atención que solía tener de ellos. Nunca le faltó nada a nivel económico, pero siempre estuvo carente de atención por parte de su “familia”, jamás lo tomaban en cuenta y sus padres adoptivos le habían ordenado a Dominic, su hermano, que se mantuviera alejado “del defectuoso”, como solían llamarlo, antes de que lo contagiara con su "maldición". Callum empezó a odiarlos. Más tarde ingresó a un nuevo colegio, esta vez su personalidad fue mutando hasta volverse todo lo contrario, un jovencito de once años era el que era siempre reprendido por sus mayores, siempre a causa de riñas en las que él era siempre el que empezaba. En su interior había empezado a gestarse una especie de hostilidad por todo ser humano que se le acercase, especialmente su “familia”. Siguió sin una sola amistad, sin una sola persona a la que pudiera abrirle su corazón y hablar como cualquier persona. La soledad le sentaba mejor, nadie parecía ser digno de su confianza.

La relación con sus “padres” y hermano fue cada vez peor, al punto de que le molestaba incluso si le dirigían la palabra o le miraban de modo “extraño”. Para él cualquier cosa que hicieran ellos o su hermano no era de confiar, pensaba que cualquier acción que pareciera desinteresada por parte de ellos, llevaba siempre detrás una doble intención, una en la que él no saldría beneficiado. No podía darse el lujo de confiar en nadie o eso lo llevaría a la ruina. Casi a punto de cumplir los doce años tuvo su primer intento de suicidio, fue en una ocasión en la que sus padres adoptivos le habían encerrado en su habitación bajo llave como castigo, pues lo habían expulsado del colegio por haber llamado “perra” a una de sus profesoras, además de su ya conocido pésimo comportamiento y las constantes peleas en las que se veía involucrado, ya que ahora cada vez que alguien lo llamaba “fenómeno” arremetía contra la persona a golpes. Los padres adoptivos no lo soportaban más, maldijeron mil veces frente a él el día en que habían decidido adoptarlo pudiendo adoptar sólo a Dominic, y le hicieron saber otras mil veces lo mucho mejor que era su hermano mayor que aparentemente había empezado a superar su problema del habla. A Callum lo llamaron fracasado por no poder hacer lo mismo que él. En esa ocasión, Callum, encerrado en la habitación, tomó unas tijeras y empezó a rasgarse la piel de las muñecas hasta lograr cortes lo suficientemente profundos que le hicieron perder mucha sangre y el conocimiento. Estuvo varios días internado en un hospital, al cual acudieron sus padres sólo por guardar apariencias, pues en el fondo la idea de que finalmente muriera de una vez por todas rondaba en su cabeza, pero no fue tanta su suerte.

Su situación fue empeorando, su comportamiento fue siendo cada vez más difícil de entender, al punto de que todos lo evitaban. En varias ocasiones tomó los objetos de su habitación y los lanzó al suelo en un intento de deshacerse de esa ansiedad que estaba sintiendo. Callum se perdía cada vez más en el túnel, mismo que se ponía cada vez más oscuro, pronto no encontraría el camino de regreso. A los doce años era el único de los dos hermanos que no iba a la escuela, pero era también el único de los dos que había tenido que acudir a la fuerza a un psiquiatra, mismo que a regañadientes habían decidido pagar sus “padres”. Durante las sesiones se negó a responder toda clase de preguntas que le hicieran, ni siquiera el médico era alguien en quien él pudiera confiar, estaba seguro de que sólo intentaba ganarse su confianza para después encerrarlo en algún manicomio o algo peor. Él podía ver las intenciones en su mirada, en sus movimientos, en la forma aparentemente amable con la que se dirigía a él, siempre pidiéndole que abriera su corazón, siempre asegurándole que era su amigo. Patrañas, todo eran patrañas para él. Por supuesto que todo esto era producto de la enfermedad con la que fue diagnosticado (Trastorno paranoide de la personalidad y fuertes indicios de psicopatía), misma que debía ser tratada lo antes posible, ya que de no ser así, se corría el riesgo de que él mismo intentara lastimarse una vez más, o peor aún, que intentara lastimar a alguien de todos los que estaban a su alrededor.

Los vecinos y demás gente hablaban de Callum, siempre dirigiéndose a él como “el enfermo”, “el loco”, “el rebelde”. Sus padres se avergonzaban, su hermano llegó a negar que él fuera verdaderamente su hermano, todo a causa de las imposiciones que le ponían sus padres quienes hartos de la situación se dieron a la tarea de buscar una clínica psiquiátrica dónde decidieron internarlo. Callum se resistió, pataleó, mordió, pero finalmente nada pudo hacer ante los sedantes que le suministraron y lograron encerrarlo. Permaneció ahí cuatro largos años, encerrado, medicado y su enfermedad en vez de mejorar pareció empeorar todavía más. Sus padres nunca lo visitaron, se limitaban a pagar la cuota necesaria con tal de tenerlo lejos, ya que dieron por hecho que su enfermedad jamás evolucionaría de manera positiva, que simplemente no valía la pena. Nunca tuvieron la intención de que algún día regresara a casa, sencillamente se olvidaron de él.

Callum, a pesar de su enfermedad y de estar constantemente medicado, se dio cuenta del abandono que sufrió por parte de esos que alguna vez se habían hecho llamar sus “padres” frente a los demás, durante ese tiempo ignoró todo acerca de ellos, no supo de la vida de su hermano, aunque tampoco tenía deseos de saberlo, no luego de haber visto cómo este le daba la espalda por consejos de ellos dos. Desesperado y convencido de que su “familia” jamás haría nada por sacarlo de ahí, decidió planear cómo escaparse. Fueron meses los que pasó imaginando cómo hacerlo, hasta que llegó el día de ponerlo en práctica. No se conformó con escapar, decidió vengarse de todo ese sufrimiento que le habían hecho pasar ahí dentro: incendió el lugar. Lejos de sentir remordimiento, observó fascinado el siniestro que había provocado y se dirigió hacia el centro de la ciudad con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, mientras silbaba una canción desconocida.

► En ocasiones siente temor de sí mismo, de su mente, de las ideas que vienen a su cabeza.
► Aunque no lo diga, le atemoriza la idea de ser atacado durante la noche, ya que en varias ocasiones ha tenido pesadillas en las que sueña que todos conspiran en su contra y quieren matarlo a como de lugar, esto le ocasiona no dormir y estar alerta.
► Morir no es algo que le asuste realmente... o al menos eso es lo que él asegura.
► Suma ya tres intentos de suicidio: uno que llevó a cabo en su casa y dos en el hospital en el que estuvo internado; tiene marcas en las muñecas.
► Siente una extraña fascinación por lo oscuro y desconocido, especialmente hacia la muerte.
► El único talento que posee es el de dibujar, nadie le enseñó, es un talento nato.
► Nadie lo sabe, pero tiene un diario en el que escribe todo lo que pasa por su cabeza, ya sea en sus arranques de locura o en sus momentos de lucidez.
► Sufre de dislexia.
► Casi no tiene apetito, come muy poco y esto ha provocado que esté muy delgado.
► En ocasiones es muy grosero, demasiado, no mide sus palabras y constantemente lo hace a propósito.
► Ha llegado a cortarse a sí mismo para sentirse mejor, pero no lo hace constantemente.
► Siempre miente, siempre exagera, siempre inventa cosas que no son reales, pero es tan buen actor que mucha gente le cree.
► No le gusta que lo toquen a menos de que él lo permita.
► Detesta que lo miren raro o que le pongan apodos, que sientan lástima por él.
► Le enferma la gente que es extremadamente amable sin razón alguna, sobre todo si no lo conocen.
► Odia a toda la clase de médicos, pero muy especialmente a los psicólogos y psiquiatras.
► Le fascina ver llover y le encanta mojarse.
► A menudo le gusta provocar a la gente, hacerlos enojar sólo por que sí.
► Le encanta hacer uso del sarcasmo y la ironía.
► Le gusta el color negro, podría decirse que es su color favorito.
► Los animales siempre le gustaron, especialmente los perros.
► Le gusta la música, en especial la que es tocada con piano ya que desde niño siempre tuvo una extraña fascinación por ese instrumento, pero no sabe tocarlo.
► Tiene una cicatriz grande de una quemadura en la pierna derecha a causa del accidente donde murieron sus padres.
► Lejos de temerle al fuego, le gusta.