Uriel Müller

-Nombre Completo: Uriel Frederick Müller

-Especie: CambiaFormas (Genética por parte de Madre [Felinos])

-19 Aparentes (38 Reales)

-Tipo y Nivel Social: Clase Baja

-Sexualidad: Heterosexual

-Lugar de Origen: Münich (Alemania)

-Habilidad/Poder:
→ TRANSFORMACIÓN
→ SANACIÓN ACELERADA
→ PERCEPCIÓN DEL AURA

→ FORTALEZA
→ RASTREO
→ MIMETISMO

-Descripcion Fisica:

Spoiler:

-Animales

Spoiler:

Gato, Pantera y Guepardo.


-Descripcion Psicologica:

Uriel es un muchacho totalmente reservado, no suele mostrar afecto, pero en el fondo, si conoce a la persona o le transmite buenas vibraciones, éste no duda en mostrar su lado mas cariñoso y tierno, siempre con una sonrisa en los labios. Tambien es misterioso y tenaz, con un gran egocentrismo y capacidad de hacerle sentir culpable a los demás con facilidad. No soporta la gente demasiado inocente, le hacen sentir tan superior que serían capaz de destruir a esa persona psicológicamente hasta hacerla sentir la mayor mierda del mundo, por lo que él, en una relación, necesita alguien seguro de sí mismo y totalmente pasivo, no soporta los agobios en las relaciones ni unas grandes muestras de afecto, ya que repugna ser tan pegadizo a la pareja.
Es tímido y apenas se socializa con la gente, es bastante huidizo. Si su vida peligra, sale a correr, tiene miedo de morir, más a manos de criaturas, no obstante... Si tiene que luchar por algo que merezca la pena, lucha hasta que no le quede una sola bocanada de aliento.


-Historia:

Münich del año 1762. 23 de Agosto. Un día de lluvia, que digo lluvia, TEMPESTAD. Parecía uno de esos días en los que todo se iba a inundar, mala suerte la de mi madre. Mientras estaba de plena gestación de un embrión, la familia Frederick tuvo que abandonar su hogar en busca de un refugio. Una familia de clase media, no tenía mucha protección como es de saber, por lo que aquella tempestad, aquel tsunami que caía del cielo, estaba deshaciendo lentamente la casa de la misma familia. Justo en aquel momento, la señora Muller comenzó a dar a luz, sintiendo en sí, las dichas contracciones que un embarazo acarreaba las últimas horas de gestación. Los hospitales de la zona estaban en plena evacuación, por lo que la mujer, no podía parir allí. Torrentes de agua comenzaron a caer por las calles de la maldita Münich, la cual comenzaba inundarse con deje de ironía sobre la familia, como si el destino no quisiera dejar que aquel varón naciera. No tuvieron mas remedio que marcharse de la ciudad en el pequeño auto que el padre de familia tenía preparado para ir al hospital, mala suerte la de mi madre. Aquel día fué desdichado por la familia durante muchísimos años, casualidad que hacía 5 años, en 1757, el padre de Anne Muller (La madre de Uriel) Había fallecido ése mismo día. Incluso, la madre de Uriel pensaba que sería una reencarnación de su propio padre, mala suerte...

Contracciones, respiraciones fuertes, quejidos de dolor. Todo aquel horror se respiraba por los poros de aquel pequeño auto que el padre conducía llegando a una pequeña villa abandonada, pero que abandonada, sencillamente, estaba descuidada, pues se decía que a las afueras de la ciudad de Münich, vivía una persona con poderes mágicos, supuestos mitos y leyendas que se comenzaban por dicha ciudad Alemana. Haciendo caso omiso y creyendo la familia estar deshabitada aquel caserón, de adentraron, como si no, el padre agarrando a su esposa en brazos y abriendo la puerta de una patada para no perder mas tiempo, pero aquel caserón propiamente dicho anteriormente, no estaba solo, y sí, estaba habitado por la supuesta hechicera que se nombraba instantes anteriores. Una mujer mayor, con pelo medio largo y canoso, rodeada de gatos, era algo realmente lúgubre. Aarón Frederick (El padre de Uriel) no se lo pensó dos veces y le daba lo mismo que aquella mujer fuera hechicera, bruja, o cortesana, tan solo quería su ayuda, necesitaba que aquel niño naciera esa noche del 23 de Agosto. pero ahí no iba a acabar todo. La señora se enfureció, había sido profanada la casa en donde había crecido toda su vida en la mas absoluta soledad, apartada de las personas, marginada de la sociedad por ser una mera hechicera. Aún así, no pudo evitar el oir y ver gritar, gemir y quejarse a la mujer, pero su rostro no cambiaba, y tampoco tenía cara de muchos amigos, y mucho menos, de querer ayudar al pequeño a nacer. El padre le rogó ayuda, incluso tirándose a arrodillarse ante la hechicera, y ésta, no tuvo mas remedio que aceptar. La mujer ayudó todo lo posible a que el niño saliera de aquel útero materno, fueron largas horas, quizás 9 o 10 horas para redondear. Fué una dura tarea para los 3 personajes pero al final, el pequeño Uriel estaba en brazos de la madre al fin. Pero no había acabado todo ahí. Pues la bruja llevó un par de vasos de agua para refrescarse, ya que el trabajo había sido muy duro, y en ellos, había hechado una pócimas del sueño, pero éstos ignoraron el contenido de aquel vaso, mala suerte...

Aquella noche, ambos padres quedaron dormidos minutos después de ingerir la pócima oculta en un vaso de agua, tanto fué así, que la bruja tomó al crío y se lo llevo lejos, muy lejos, a París para ser mas exactos. ¿Cómo? Pues con varios días de viaje. Quería vengarse por la interrupción que la vieja había tenido aquella fatídica noche, tanto fué así, que el caserón de la bruja, fué destruída por aquel monzón de aquel 23 de Agosto, nada más se supo de Aarón y de Anne. ¿Quién sabe si pueden seguir vivos aún?

La cosa queda en que aquella bruja, después de días y días hasta llegar a la hermosa París, ciudad del amor y del glamour de aquella época, fué donde la bruja dejó abandonado en un centro de niños, también llamado orfanato. La bruja afirmó ser la abuela del niño, y que sus padres no le querían, e incluso, cuando éste fuera mayor, les dijo a los cuidadores de allí, que le contaran toda la historia, obviamente, una historia completamente falsa. Pues bien, Uriel vivió allí hasta los 16 años, que fué cuando comenzó a dominar un curioso poder, podía cambiar su forma corporal, pero no a otra persona, si no a formas animales, que casualmente, eran todas felinas. Pero eso sí, todo a escondidas de la gente, ¿qué pensarían si le vieran en plena transformación? Sería algo que a Uriel no le hubiera gustado, ya que a pesar de haber vivido toda su vida en el orfanato, habiendo hecho amigos y compañeros para toda la vida, vieran como su amigo se tranformaba en un joven tigre, o en un león, pero sin duda, lo que mas le gustaba a Uriel, era transformarse en una pantera negra. Eso fué lo que le ayudó a escaparse de aquel lugar, ya habiendo robado varias veces dinero de la habitación del Director de aquel centro convertido en un gato, pasando totalmente desapercibido. Una vez todo aquel delirio, Uriel se despidió de sus amigos, derrochando lágrimas por cada poro, tantos años juntos... Pero Uriel tenía su propio objetivo, el de encontrar a sus padres, quería saber el porqué lo habían abandonado. Pero lo que él no sabía es que era totalmente imposible, ya que sus padres, vivos o muertos, estaban en Alemania, y él, se encontraba en París. Quería ganar dinero, quería regresar a su pueblo natal quería, tener una vida. Para ello, se convirtió en un ladrón de buena cepa, ya que por sus transformaciones era completamente imposible, e incluso a veces se burlaba de los guardias que iban en su caza.

Ahora Uriel tiene 38 años, y vive en un sucio y viejo colchón, no ha conseguido hasta ahora nada, apenas ha tenido tiempo de robar algunos preparativos pero no estaba preparado aun para su marcha a Alemania, hasta el momento, lo único que le espera es París. Buena Suerte.

-Datos Extras:

-Es un chico sencillo, le encanta el chocolate, el campo, el teatro, y pasear bajo la lluvia.
-Odia que le llamen por su nombre completo, le gusta que le llamen Uri o Müller

Listo, todo en órden.

Listo.