Ojos prendados del abismo

(* Media tarde en Hagen's Cab)

Este lugar esta lleno de ti y de todos ellos, Shapeshifters. Los que trajeron retratos grises, muros malditos, camisas sin mangas, muebles vetustos, lámparas rotas, roperos con visos -verdes, amarillos y grises - Nunca importaba el color:

La piel desnuda se reservó los mejores tonos desde la creación.

Aqui llegaron y se fueron. Ellos, los que no tienen nombre ya, por que los trajo y los arrastró la tierra como arrastra a los hombres el vino.

La patria carne parió a mis hermanas desnudas en mi cama, vestidas de carbón y leche, vulnerables al imán y a la tormenta. Stargazers! Vestidos de bosques y barcos, un día se fueron; por que al quedarse provocarían mas incendios. Por que veían a Medusa recostada en la bañera. -Por que esta Cabaña les condujo a la locura - (* Como a ti)

--Se fueron, un día después. (*Siempre es el día despues)
Después del amor, después de la fiesta, después de la destrucción.

Ahora (ahora)cierra la puerta que la tarde llega y los trae a ellos, para asediarnos con sus días presentes y pasados en los que nunca existimos...

- Where is she Hagen? Where's Oxun?

Hagen siguió de pie a pesar de que habia hablado. ¿Es que pretende ignorar mi presencia en su cabaña? Miraba intensamente a la ventana. Estoy seguro que busco por todas partes sin exito. Ni sus habilidades refinadas de sabueso han podido dar con el lugar donde tengo a Nina. Seeguirá buscando y fracasando o me entregará de una vez por todas a la dulce hermana Brisa. La mujer-condor Oxun.

¿Según los recuerdos de los Stargazers Hans sentía algo por ella pero, sería capaz de sacrificar a su hermana loba por la cambiaformas? Hans siempre les dijo que eran como hermanos, pero los trato como algo mas. En el fondo sabía que pertenecían a razas diferentes, o ¿acaso en verdad cree que los Shapeshifters son sus hermanos?

Me acerque a el por la espalda y hasta que estuve muy cerca volteó a mirarme.

- Oxun esta a salvo, lejos de tus garras... Pero se a que has venido a este lugar. Se lo que buscas.

Entre los recuerdos de los stargazers hay mezcladas trazas de miedo y admiración por los poderes del lobo, quizás era cierto que podía leer las mentes de sus oponentes. ¿De que otro modo había podido deducir lo que yo buscaba en su destartalada madriguera?


- Ivan's black book...

Reverend puede sentir, intuir en el tono de Hagen que el libro negro que busca esta escondido en algun lugar de la casa, pero ya ha revisado cada rincón de la casa sin poder dar con él. Conoce al lobo y sabe que no entregará el preciado diario de su padre tan fácilmente. El cambiaformas meditó en aquel instante si podría arrancar la ubicación de la mente del lobo tal y como había absorbido las memorias de sus propios hermanos.

Su cuerpo mutó entonces en algo intermedio entre el humano y las bestias cuyo espíritu le poseía...

- Tell me Hagen, is it true that you and Nina have a mistic connection? You told your brothers that you could know what she thinks and feel what she feels at all times....

La noche afuera se tornó silenciosa, mientras los ojos de Hagen se encendían en medio de la penumbra. El hombre reptíl muestra una mueca de burla sin poder contener una risita.


- could you feel me?

Demasiado lejos habia llevado la negociación con esa bestia. Estaba claro que solo jugaría conmigo, si quiero sacarle información sobre donde tiene a Nina será por la fuerza... la criatura que tiene frente a es una quimera, a medio camino entre humano, perro caballo y león, mas detrás de los ojos esta el reptil mirando intensamente.

(* Lanza una zarpa con toda la ira que que es capaz contra el reverendo, tambien hace acopio de los dones de Gaia para impulsar ese ataque a la mayor velocidad posible tomando por sorpresa al cambiaformas)

Como dicen, quien pega primero pega dos veces... la zarpa se hunde en el rostro desde donde me impulso desgarrándole el rostro imprimiendo todo el coraje en el ataque, como si mi brazo fuese un látigo. Revie tomado por sorpresa se tambalea un par de pasos atrás lo que me da espacio para brincar sobre él y empujarlo contra la ventana.

(* ambos salen disparados fuera de la cabaña, entre estallidos de madera y cristal.)

Espero que Epoch esté preparado.

(* A 10 000 metros sobre el nivel del mar)

El aire es irrespirable, trato de mantener al concentración segun me enseñara Hagen, de recordar, de hilar los recuerdos que en mi mente aparecían y que ya no sabia decir si eran mios o del Lobo, recuerdos de meditaciones guíadas por la voz de Ivan, y por otra voz que de la cual no conocía el rostro pero sentía familiar y cercana. La voz de aquel al que Hagen llama Kayyam.

Los recuerdos sin raices se mezclan tambien con recuerdos de mi infancia. La voz de Ivan me recuerda días amargos en que vagaba por los bosques confundido, preseguido de cerca por enemigos cuyo odio contra mi no comprendía. Era como haber cruzado a otra orilla, a otra piel que no fuese la mía y desde ella percibirme. Todas estas sensaciones y emociones me invaden de pronto haciendome tambalear

Intento mantener la altura… no soy yo quien me ha elevado por los cielos, pero ya comienzo a ganar algun control sobre mis movimientos. ¡Estoy flotando!

La tierra abajo no es mas que un boron verde entre las nubes y a pesar de la confución en mi mente y del vertigo, la nausea y el miedo; debo decir que a vista es impresionante.

Estoy flotando, elevado por sobre el aire gracias a las habiliades de Hagen. No comprendo muy bien el principio, pero segun entiendo el se ha metido en mi mente y ha cambiado mi energía haciendola contraria a la de la tierra. El lobo afirma que un día yo podré controlarla por mi mismo y podré entonces flotar e incluso moverme libremente por los cielos, mas por el momento y para efectos de este plan debo solo relajarme y dejar que el Lobo me haga levitar.

Se dice facil… pero mi mente y mi corazón no se estan quietos. Que pensaría Folie si le viera ahora como lo que és - un punto en el cielo – ¿lo reconocería? ¿Podría sentirle a tanta distancia? En esos pensamientos estaba cuando comenzó a sentir su peso de nuevo…

Las nubes parecían crecer, pero lo cierto es que la mente de Hagen ya no lo sostenía más. Estaba cayendo, de nuevo en picada, de nuevo arrastrado hacia el suelo por esa fuerza que llamaban Magnetismo y que el maestro Kayyam decía que nos jalaba a una velocidad constante hacia el centro de la tierra…

Claro! Antes de llegar al centro estaba la dura tierra que me recibiría primero y sobre ella, de pie, ignorante de lo que se le viene encima. El Reverendo.

Mientras caigo, la angustia se va apoderando de mi, el plan parecía bastante genial hasta que se consideraba desde esta altura. El reverendo podría sentir mi pulso muchos metros antes de que estuviese cerca de él, por lo que estaría preparado para cualquier cosa. Tan solo habia una direccion posible en la que no esperaba un ataque y era justo sobre su cabeza.

El elemento sorpresa era todo lo que teníamos y yo me preparaba para ser el mazo de la justicia que cayera sobre ese asesino en caida libre desde el cielo. Al menos ese era el plan de Hagen. Según él, esa era una ejecución tipica de los brujos, caér encima de su enemigo, sorprendiéndolo antes de que pudiera reaccionar.

Aqui veo ya la tierra… como se abre ante mis ojos, como lo abarca todo y crece a gran velocidad. Ya no puedo respirar por la velocidad… pareciera que el mismo aire me quema con su helado roce. Estoy cayendo… caigo.

El ataque debe ser fulminante, presiso. Mi garra debe atravezar su corazón, partir su cuerpo. Aunque el mio se rompa después tras el impacto. Solo asi podré vengar a mis hermanos. El miedo se desvanece, la caida es libre al fin, enfocado ya sobre mi objetivo que es un pequeño punto en el piso, pero que cada vez parece mas grande. Ya no es una hormiga, ahora veo claramente al hombre que debo aplastar.

El ultimo entre nosotros. ¡Este es su final!

(* Como un meteoro caido desde el cielo, el cuerpo de Epoch cae en un angulo de 90º sobre el cuerpo de el Reverendo enterrándolo en un profundo crater, tierra adentro, ante el pasmo del hombre-reptil)

Como una maquinaria bien orquestada, el ataque sucedió en tiempo y forma, Arrojé al reverendo al suelo y usé el impulso de su caída para saltar alejándome de su cuerpo, justo a tiempo para evitar ser aplastado por Epoch que venía ya en caida libre terminando de hundir al reverendo en el suelo.

El estallido de la tierra ante el impacto fue atronador y tal como había predicho el reverendo sorprendido ante un ataque que no pudo haber previsto fue aplastado. Su instinto de superviviencia y el sentido del peligro que tienen los cambiaformas le obligaría a dividirse para salvar una parte de si. El maestro Kayyam asegura que si sólo se le cortase la cabeza, la energía viva de este cambiaformas, que rodea su cuerpo material sería capaz de usar su craneo, rostro y cerebro para formar con ella un ave pequeña que escaparía volando. Era por tanto necesario destruir su cuerpo y mente en un ataque coordinado, mas tal y como predijo Kayyam, el cambiaformas logró arreglárselas para separar su cuerpo agonizante en apenas una fracción de Segundo e intento escapar usando una de sus extenciones convertida en ave.

Lo que salió del crater fué un negro cuervo que adquirió altura muy rápidamente aleteando con desesperación, todo había sucedido en unos segundos; el tiempo que me tomó empuñar el arco, previamente dispuesto y apuntar con una flecha cuya punta era de plata. Debía ser un disparo de presición por lo que no podia ser una bala, tenía que ser una flecha y debía quedarse incrustada en su corazón para evitar que el cambiaformas pudiera transformar de nuevo su cuerpo o volver a dividirse.

Asi moriría lenta y definitivamente.

(* Mide la distancia, respira profundo concnentrando toda su energía y entonces dispara )

Esa criatura es impresioante. Si llegase a completar el circulo. Si devorase a los dos hermanos que restan en su línea de sangre es probable que fuese en verdad un avatar de la Diosa. Hagen habia hecho un gran trabajo al conseguir fusionar las especies y era mas que natural que en algun momento perdiese el control de su criatura.

Sin embargo ha abierto una puerta, y conviene cuidar quien cruza ese umbral. Por eso estoy yo aqui, para cerrar y resguardar el acceso a este conocimiento. de modo que solo los cambiaformas elegidos para ello puedan acceder a él y convertirse en avatares de la Diosa Gaia.

Hagen ha implementado brillantemente sus conocimientos en cuanto a la fusion pero ignora todo en cuanto el espiritu de la criatura a la que dió vida. Ignora que ya es capaz de viajar por los sueños e inclusive de invocar ciertos dones negados a sus hermanos cambiaformas. No sabe que la mente que una vez estuvo separada en varios entes independientes, ahora que conforma una unidad es mas que solo la union de sus partes.

Cree erroneamente que causando un shock a su sistema puede destruirlo pero yo se bien que hace falta mas que eso… Su plan ocurre con una gran presición y asi lo veo abatir al reverendo primero con la ayuda de su hermano Epoch que le ha caído encima, golpeando salvajemente el cuerpo del reptil para aplastar el corazón imposibilitando su regeneración y obligándolo así a subdividirse en extensiones; luego abatirlo con una flecha cuando el Reverendo intenta escapar transformado en Ave, alzando vuelo a una velocidad increíble.

Sigo la trayectora de su caída mientras me muevo entre los árboles para intecerptrlo. ¡Jamás imaginñe que pudiera llegar tan lejos! El ave negra atravezada por una flecha no esta muerta, sólo inconsciente y si mis teorías no estan del todo erradas, podría permanecer asi por largo tiempo si nadie removiera la flecha de su cuerpo.

Es necesario hacerlo arder… consumirlo hasta los huesos para evitar su alma pueda reconstuir el cuerpo deshecho usando para ello la poderosa energía de mutación que segun creo permanecerá con vida junto con su alma algun tiempo después que su cuerpo haya encontrado la muerte pero terminará disipandose al no tener material con la cual regenerar su cuerpo.

- Impresionante Hagen, pero la flecha no sera suficiente. El ave tiene que arder.

Utilizo el don de vuelo para seguir la trayectoria del ave al caer, tengo que llegar hasta su cuerpo inerte antes que alguien le encuentre.

-¿También

te caíste en el bosque?-

arrugo el entre cejo. Mis dedos tocan la herida, la evaluó. Todavía vive. Acomodo el ave entre mis brazos como hago con Midnigth.

-A veces, volar es peligroso

y la tierra firme, segura-

Mis dedos entornan la flecha, de un tirón cuidadoso la saco. Arrojo a un lado el metal y acomodo el ave dentro de la bolsa, entre las telas. Hasta arriba el vestido amarillo. No quiero ponérmelo para la fiesta, tendrá que ser el verde. Acaricio la cabeza del pájaro.

-Te cuidaré, a Midnight no

le gustan las plumas-

sonrío dulcemente. Me levanto tomando la bolsa con la diestra. Mis ojos buscan el camino de vuelta.

Abrí los ojos, pero fue de mi cuerpo lo unico que pude mover. No podía sentir el resto de mi cuerpo. Los ojos nublados por tierra, lágrimas y sangre no lograban enfocar un mundo cuyos sonidos apenas comenzaban a filtrarse. Respiré profundamente y mi cabeza comenzó a aparecer en el rango de mis sentidos aturdidos, pude sentir un fuego que recorría toda la bóveda del craneo y de ahí el dolor recorrió la espina dorsal, supe que me hallaba en entonces en una posición extraña, doblado sobre mi mismo. Desee entonces volver a dormir y no sentir este punzante dolor en la cabeza y la espalda, incapaz como me encontraba de mover brazos y piernas para cambiar la incomoda postura. La garanta quizo gritar para liberar la tensión pero no salió ni siquiera un hálito. El estomago y los pulmones aun eran piedras insensibles y no se animaron a expulsar la queja. La boca por otro lado que comenzaba a hormiguear no estaba en condiciónes de hablar y elmoverse representaba toda una nueva gama de dolores, de articulaciones que punzaban haciendo retorcer mas la espalda ante los embates de ardor y tensión en los músculos de la cara.

¿Dónde estaba yo? Cayendo. Primero me elevé por los cielos y luego fui arrojado contra la tierra, tal es el destino de todas las criaturas pero ni una sabe por cuanto tiempo.

Respiro, poco a poco el cuerpo despierta y las sensaciones vuelven a recorrerlo completamente, aun cuesta trabajo hacer el menor movimiento, entumecida hasta la conciencia, no hila lo que mis oídos ya despiertos perciben finalmente cono una voz.

Alguien me llama desde arriba, desde donde percibo que viene la luz y el viento. Debe ser el lobo. Deber ser Hagen anunciando la muerte de nuestro enemigo. ¡Ya lo escucho! Pero dijo otra cosa...

- Hermano! El maestro Kayyam esta aquí...

Luego no escuché nada... la voz se fue, se alejó. Me dejó aqui sembrado en el suelo. Comenzé a remover el inquieto cuerpo como pude hasta quedar boca arriba. La violencia de la luz me asaltó la mirada que aun no conseguía ver mas alla de la nariz, pero el aire fresco me devolvió el alma al maltrecho cuerpo.

Aún percibía al Reverendo, su pulso era muy débil pero persistía. ¿El plan de Hagen falló? El cuerpo debajo mío estaba frío y humedo, mas el pulso que mi espíritu percibe se encuentra lejos. Invoco a Gaía, apelo a los dones que nos dió para regenerar el cuerpo. "No me dejes caer de tu mano" le digo mientras me entrego momentáneamente a la inconsciencia, al trance que permita que mi cuerpo se reconstruya capa tras capa.

De nuevo abro los ojos, esta vez puedo ver mejor, pero también sentir mejor. El pulso lejano del Reverendo se acompaña de un pulso gemelo, mas cerca... intento incorporarme asustado al sentir ese nuevo despertar a mi lado.

(* Frente a Epoch se elevanta un torso sin cabeza, gritando)

https://www.youtube.com/watch?v=j0TNnHBS0as

Me interné en el bosque tras el maestro Kayyam, este flotaba como si fuese un ligerísimo espectro, ligeramente translúcido de tan etéreo que se aparecía ante mis ojos. Observaba en silencio el desarrollo de la batalla con el cambiaformas ¿desde hace cuanto tiempo?

No esperaba que apareciese el mismo, pero seguro lo agradecía. Aunque el plan estaba resultando a la perfección, el viejo vampiro se hizo presente para puntualizar algo que yo ya sabía. Solo consumiendo completamente el cuerpo del cambiaformas era posible destruirlo totalmente y evitar que mantuviera el control de sus 'extenciones'

Encuentro al maestro postrado ante la flecha de plata que yace en el suelo. En su calidad de espectro supongo que no puede levantarla y por eso la mira como señalándola solamente.

- Alguien se nos adelantó.

Hay un instante de terror, de miedo intenso que me paraliza mientras contemplo la flecha ensangrentada sobre la tierra. El maestro Kayyam no dice más y no hace falta, aunque por ese breve momento todo mi cuerpo se haya quedado engarrotado, pronto la urgencia de su mirada me hace saltar como un resorte sobre la flecha para analizarla.

A lo largo de la madera puedo percibir el aroma de una mujer impregnado por las palmas de sus delgadas manos que en mi mente se dibujan para revelarme a una señorita joven de proporciones mas bien pequeñas, que tuvo que probar con ambas manos para encontrar el mejor ángulo para sacar la flecha. Luego la arrojó, llevándose al cuervo.

(* El lobo comienza a seguir las huellas de ese olor utilizando como guía su fino olfato, reconoce el aroma de la piel humana y sabe que la mujer no se ha alejado demasiado todavía. Mientras da grandes zancadas esquivando los árboles a gran velocidad su corazón anda atenazado ante la perpectiva que el Reverendo despierte)

Su piel va impregnada de un aroma a rosas que le delata a lo largo de todo el bosque. No deberá tomarme mas de un par de minutos dar con el origen de este aroma. - no bien voy memorizando ese olor ya puedo sentirlo cerca - ¡Ahí esta! - Debe ser ella... esa joven de rizados cabellos y fino vestido y el rostro de quien no sabe cuán cerca esta de la muerte.

(* Ansioso por haber encontrado a la chica Hagen le espia entre los árboles, esperando a recobrar el aliento para abordarle)

Abrir los ojos, despertar como de un sueño y mirar de nuevo en la penumbra respirar perfumes nuevos, inquietantes pero nuevos al fin. Llenarse de ellos por el solo hecho de estar vivo. ¿Acaso estuve muerto? Quizas...

Hay un aroma de piel joven, dulce como duraznos al cual se le une una fresca voz inteligible de primera instancia pero que recibo como un regalo. Ella la que me arrancó de garras de la muerte. ¿Dónde me lleva? ¿Que benévolo daemon le envió a mi, que estaba negado a toda redención?

Me encuentro dentro de una bolsa, lo sé por que de pronto esta se abre sobre mi cabeza, asoma a mi vista el rostro de mi salvadora; su límpida sonrisa. Tambien viene a mí como un aire violento, el almizcle del lobo Hagen que esta cerca. Hay mas olores todos envolviendome a un tiempo, el olor de chimeneas, la humedad del adobe en los techos de las casas, acompañados por la eterna peste de los suburbios. Esa frutal voz me da la bienvenida a la ciudad y yo quisiera agradecerle y advertirle también del peligro; pero la voz no sale, solo un graznido tembloroso.

Debo callar y guardar, la mujer parece demasiado joven, casi una niña, pero estamos ya entrando en los suburbios, se escucha gente y eso es casi una garantía de que Hagen no iniciará una pelea.

- Gracias - exhaló el pico cuando tuve aire para hablar, sin saber si la chiquilla escucharía; luego me arrepentí pues podría llegar a infundir temor y arruinar un escape tan lleno de gracia
Ya tendré tiempo de vengarme de Hagen y del sorprendente hermano Montaña.

Me acerque bastante a la joven como para ahogarme en el aroma de sus fragantes cabellos y percibir el tono de su piel mas allá del perfume de rosas con que pretendía ocultarlo y que se mezclaba con todo cuanto le rodea.

El reverendo debe estar metido en esa bolsa, ¿acaso piensa esconderse de mi? Sería facil arrancarle la bolsa, mas la niña podría forcejear; no parecía hecha de un material demasiado resistente y si se llegase a romper, el cambiaformas tendría espacio para maniobrar y emprender la huída. Mientras doy unos pasos mas con extremo sigilo, avanzando sin ser detectado por la distraída joven que camina ya muy cerca de los suburbios.

La delgada mano esta unida a su brazo por una muñeca mas bien frágil, bastaría tan solo darle una vuelta para doblegar a esa jovencita entrometida.

(* Se acerca ya sobre la joven cuando una visión le hace detenerse en seco)

El Maestro Kayyam se ha aparecido frente a nosotros, del mismo modo en que lo hiciera alla atrás en el bosque. Pude verlo surgir de la nada en un instante frente a mis ojos, pero ¿estaba realmente ahí? La chica no daba señales de advertirlo, como yo a pesar de tenerlo enfrente por unos metros.

Ella sigue caminando hasta que simplemente lo atraviesa, ¡ES UNA ILUSIÓN! una proyección del maestro lo que se ha presentado y no él en persona lo que tengo enfrente y que me habla con rostro tan desencajado que me devuelve a la realidad.

- Epoch esa en peligro... vuelve con él!... Yo seguiré a este cambiaformas.

Por la emoción de ver al maestro, y por lo vertiginoso que resultó el combate habia olvidado ya a mi hermano, a quien abandoné en el bosque por perseguir al raptor de Nina.

El pico medio abierto desea captar un suspiro. Las plumas desordenadas como un abanico abandonado. Las telas le acogen dentro de la bolsa, mis manos le guían del verdor de los bosques terciopelo a las nubes de algodón de la ciudad. Una voz susurra un "gracias". De mi mente no ha venido. Pestañeo un par de veces. Los animales son mas agradecidos que los humanos, esa es noticia sabida. Tampoco hablan. Convencida continuo. Levanto el vestido en una caricia de precaución a la tela. Esquivo un charco. Me encuentro de vuelta en las calles, lejos de las manchas para los zapatos, las de barro. Dejo libre el vestido. Sigue fielmente mis pasos con movimientos suaves y ondulantes hasta el boticario. La campanilla resuena cantarina en la puerta, la sonrisa le hace coro al recibimiento melodioso. Repisas de hierbas, infusiones, semillas, las plantas que crecen en maceta. Tanto alegre verdor no opaca la perpetua mueca de Auguste que se esconde del mundo tras la barra. Una mirada severa es su saludo. Unos francos casi logran hacerle sonreír. Con cuidado acuno al ave entre mis manos y la pongo delante. Auguste se acomoda las gafas en su pequeña nariz. Da de beber por la fuerza una sustancia adormecedora. Revisa, limpia, cose. La luz se vuelve de rojo anaranjado. Entra por los cristales aliviando la pasión de las plantas por el calor. El vestuario se ve aún más rosa bajo los rayos tibios que se filtran en la piel de porcelana, en la tela. Mis ojos se distraen en las curvas invisibles de sol. Todo termina en cuestión de minutos. Meto al ave de vuelta. Aún duerme y no se entera de nada. Una reverencia en agradecimiento a sus servicios. La vista de Auguste ya atiende su Venus atrapa moscas. Las rojas fauces, el perfume irresistible.

Las voces crecen en reproches, primero acarician mi oído al tiempo que la campanilla anuncia mi salida. Veinte pasos antes de llegar mordisquean el cuello, fácilmente se olvidan de los modales. Acomodo los rizos tras la oreja. Entre el viento travieso y las voces lo han desacomodado. La última puerta se abre. Las voces se vuelven audibles para todos, no sólo para mi. La culpa recae sobre el interminable sentido del perfeccionismo de Anne Neveu. Midnight entra primero cuando abro la puerta. Esta sobre el tocador, sobre el cepillo, antes de terminar de cerrar la puerta. "Miau" es su saludo. Me apresuro siguiendo el rastro de "plumas blancas" que ha dejado flotando la gata a su paso. Me agacho. Abren mis dedos la puertecita del mueble. El vestido amarillo queda de cama y el cuervo descansa encima. El dorso de porcelana acaricia las plumas de tinta de su pecho.

Midnight asoma sus grandes ojos azules, sentada en la orilla del mueble.

-No es para ti, es para mi.-

El ave parece demasiado tranquila, más respira.
Vive en la jaula dentro de la jaula.

Por un instante el ver al hermano montaña saliendo del cráter que provocara nuestro ataque sorpresa fue un alivio, pero toda sensación luminosa fue ahogada de inmediato en el mas oscuro pozo del miedo pues pude comprobar como habia desaparecido el cuerpo del reverendo, dejando al pobre Epoch con los ojos desorbitados y repitiendo una sola frase un caballo herido llora la misma silaba dolorosa.

- Screaming... headless... torsos... Screaming... headless...


Mientras intento asistirlo, aguzo los sentidos, si se ha vuelto a dividir. Si ha vuelto a separse en 'extenciones', bien podría estar vigilandonos en este momento... El plan fracasó, pero por suerte, el sabio maestro Kayyam finalmente se apareció para ayudar.

- Contrólate Epoch. Esto no ha terminado...

Mas de pronto el hombre-Oso se vuelve un peso muerto que sostengo dificilmente sobre un hombro. ¡Se ha desmayado!

- Apenas comienza!.

Me dejé conducir, dentro de la jaula hasta el interior de una casa. La jovencita que me salvó la vida ahora pretendía encerrarme tras los delgados barrotes de una pequeña jaula, dentro de una pequeña casita de muñeca que era en los suburbios de París.

Respiré un poco tranquilizandome, nada mas díficil he encontrado que aquietar la mente, pero una vez alcanzado ese estado por medio de la respiración, consigo liberar mi espiritu de si mismo dejando que la naturaleza entre en el y lo regenere. Poseedor de una nueva vida, el cuerpo renacido deja atrás las plumas y se transforma dentro de la jaula, mis dimensiones se extienden mas allá de los limites de la pequeña prisión que cede quebrándose bajo la presión de mi cuerpo...

(* el reptil del ave emerge y deviene en humano -una vez más-)

Pronto me encuentro sentado, desnudo sobre la mesita. Escucho voces... debo encontrar la manera de salir de ese lugar antes que alguien regrese, aunque primero debería encontrar algo con que cubrirme pues lo ultimo que necesito es levantar algun escándalo entre la gente.

La mirada baila unos instantes entre los bizarros y ciertametne barrocos decorados del cuarto donde me encuentro hasta detenerse en un armario de grandes puertas.

- Algo habrá ahi que me quede bien.

Corre el tiempo, la seda sobre las curvas viste a la muñequita. El maquillajes da brillo a los ojos, rubor a las mejillas los pellizcos. Deslizo las medias negras por las pantorrillas, arriba. Quedan a juego con el verde jade del vestido. El labial invita a ver mas carnosos los labios entorno a la viva porcelana. Los risos rojos destellan tenues como luz atardecer sobre mis hombros. Dos vueltas al armario, tres al tocador. Midnight maulla resignada, se hecha junto al perfume. Sus ojos felinos me miran casi con inteligencia. Intentó abrir la portecita que resguarda nuestro secreto, ahora se ha dado cuenta que no es su juguete. El collar de perlas falso se vuelve su distracción. Mientras los últimos toques. La sonrisa pintada es lo último que mira el espejo. Acarician los dedos las orejas blancas de Midnight.

-Esta noche es tuya-

La sentencia. Saco el plato de pescado fresco del cajón. Se lo dejo en el aparador. El incienso y las esencias borran todo rastro para medio día. De los aromas nace el encanto.

Fiesta bajo la luz de las velas, lejos de la joyería. El trato de un amante cuyo nombre y rostro se olvida. Parte del pacto. Sus nombres y amigos se esfuman como el polvo de los muebles al soplar en su superficie después de yacer en olvido largo tiempo. Durante la fantasía se acaricia el terciopelo que viste la noche, se beben las aguas bañados por flores exóticas de colores que pueden verse y sentirse. Se baila entre el humo de los cigarrillos y las risitas armoniosas. El tiempo se detiene en un suspiro.

La mañana se anuncia temprana con el canto de la alondra, recuerdan con sus bigotes negros la premura de un café para quien madruga y los cuernos en pluma los pensamientos para otros. El canto agudo que gorgojea junto a la ventana, del otro lado del cristal es un despertador o una alarma. La noche queda en un sueño con unas risitas dulces, algunos sonrojos, bajo un abrigo de un verde mas oscuro que las telas restantes en mi cuerpo. El carruaje me deja una cuadra antes. Mis movimientos al andar apenas parecen causar nada. La niebla ligera parece se desplaza de la tina de agua caliente a las afueras de la joyería, llama. Cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos. Abro la puerta y Midnight sale corriendo. Unas líneas en mi entre cejo. Tal vez se pierda su blancura en la niebla... Se pierde en la cocina. Suspiro. Entro con la vista en todo y en anda. Cierro apoyandome contra la puer...

-¿Puedo ayudarle?-

una sonrisa. Entre las pestañas veo la portecita de mi mueble arrancada. La mano busca la perilla y entre abro la puerta sin abandonar a sonrisa.

-Ha cantado el gallo.

Si el hambre le ha despertado,
le muestro donde su paladar quedará satisfecho-

No hay extranjero mas perdido que yo, revelar un torso, unas manos que guardan la estancia, el sudor. Ser extranjero es poca ropa, futuro no construido, una suerte de cazadores, de adolecentes puros. Pasar del mar a los abismos. El llano y el monte. Esa furia sin nombre. Ese rostro no visto, pero jamás olvidado. Soy extranjero cuanto tiemblo y el mundo esta desbaratado.

(* Creo en la venganza del camino)


- Los días son más regalos, la búsqueda del alba entre la nostalgia y el abandono. A veces una promesa. Una trampa para seres como yo... - De entre la ropa solo encontré un enorme y afelpado abrigo de piel para cubrirme, aunque el clima tan agradable de la mañana no exigía demasiado. Lo escogí porque podía sentir la vida de la criatura que lo usaba aun entre sus fibras y esa energía que entraba en mi por el aroma tan particular de la prenda me recordaba que habia escapado de las garras de la muerte. Es mas... que habia muerto ya y luego volví a la vida. Tambien me llenaba del halo que dejó el ser que murió para que este abrigo fuese confeccionado, recordándome que debía estar alerta al menor movimiento. La muerte ronda siempre tras de mi hombro.

Mas aquí viene ya la salvadora, quien me sacó de aquel oscuro abismo. Le percibo en el aire desde antes que un ritmico galope anuncie su llegada. ¡Es ella! y sin embargo toda clase de olores, de perfumes y mirras trae impregnada. ¡Viene de la gran ciudad! Del enjambre humano de luces y ruidos que es París de noche.

Estará aqui y no se que decirle, como presentar ante ella mis respetos. Con ágiles pasos entra en la habitación sin darme paso a hilar un saludo me habla con una voz alegre. Trae puesta una sonrisa tierna que se contagia con solo mirarla. Aunque no consigo entender de que me habla; quizás sea la forma en que se saluden en estos lares...

¿Me habla de comer? Bien satisfecho podría quedar con solo mirarla mas me animé todavía a poner una mano en su brazo delgado, sentir su piel y percibir de ella el pulso de su corazón. Con suerte dejar algunos de los aromas que sobre su piel cabalgaban impregnado en mi mano para poder beber de ellos y saciar al menos un poco la sed incosumible.

- ¿Satisfecho dice? - me doy cuenta que me he pasado mirandole sin responder realmente, mas las palabras con dificultad vienen a la boca cuando queda uno atrapado ante la belleza de un rostro.

- Es usted muy amable.

(* En su mente solo existía la idea de alabarle el resto de sus días, pues cada sensación, cada nueva imagen y olor que entraba a su cuerpo era un regalo. ¡Una nueva vida! Y todo era gracias a esa mujer)

Me muerdo la lengua para no decirle nada, pues en su rostro no encuentro rastro de sorpresa o vacilación. No me teme ni me repudia, sino que muy por el contrario toma mi presencia como algo natural; casi como si lo esperara. ¿Y si nuestro encuentro no fue casual?

Quería preguntarle algo mas, inquirir sobre sus motivos, o los de quien sea que la hubiese enviado a rescatarme. Pero no supe como acercarme de manera respetuosa. Me encontraba totalmente descolocado por su reacción. Lo mejor por el momento sería desviar un poco el camino de mis indagaciones.

- ¿Me puede decir dónde estamos? - le pregunté entrecerrando los ojos.

El abrigo de piel viste el cuerpo desnudo del amante perdido. Una segunda piel. En sus ojos, sorpresa. No se apartan de los míos. Pestañeo encantadoramente un par de veces. La distancia es anulada en unos pasos suyos. El reconocimiento de su mano en mi brazo en descanso, una petición sin palabras. Un aroma a bosque su esencia. Se une con las demás que adornan mi piel esta madrugada. En mis mejillas, en mi rostro. El abrigo verde impide el tacto directo de la porcelana y la sutileza extraviada del amante. Una pregunta al aire, para él o para mí, no lo sé. Asiento, muerdo mi labio, le seduzco a comer en un gesto aprendido.

-Le llevaré si así lo desea-

Mantengo la puerta abierta, los dedos delgados no abandonan la caricia en la superficie brillante y soleada de la perilla. Otra vez nada, los maullidos de Midnight a lo lejos, ya pide los mimos y atenciones de otras manos. Es sociable cuando quiere comer, como todos. Las cortinas no están bien cerradas, dejan paso a una luz traviesa que se cuela en la rendija, en la única ventana de los aposentos de la muñequita. La niebla se pasea por los bordes. "Tap,tap, tap", gotitas de lluvia le desaniman a subir más alto. Resbalan por el vidrio prometiendo llenar mi tina mas tarde cuando tengan la temperatura adecuada para no tiritar.

Esto en una mirada de reojo. El amante decide, arruga el ceño concentrado en hallar respuesta. Acaricio su mejilla mi diestra, donde reposa su mano. Ya siento el calor que emana a través de la tela.

-Estamos en un burdel.

Las fantasías revolotean como luciérnagas por la noche, entre los cuartos, las frutas dulces y las telas que se deslizan en los cuerpos amados-

se posa mi mano en su hombro con lentitud.

-Ya la alondra cantó y las luces se desvanecen en el nuevo día. Un buen desayuno refrescará su memoria-

Una promesa práctica, se cumpla o no. La cortesana de este amante se quedo dormida posiblemente o alguna otra cosa. Gaspard, el conoce a todos quienes retozan entre joyas. El es la memoria del lugar, lo demás son sueños y suspiros.