Pecado Original.

Recuerdo del primer mensaje :


Eso me habían dicho los sacerdotes cuando estudiaba con ellos en Italia…Claro que sus palabras nunca habían sido muy creíbles. Sobre todo porque todos los estudiantes sabíamos con lujo de detalles que la mayoría del clérigo, ósea, todos nuestros superiores, se iban a esos “antros de perdiciones” en cuanto tenían oportunidad…Pero eso era otra historia.

Mis dedos intentaron aflojar ligeramente la estrecha camisa que apegada a mi cuello me hacía parecer aun más rígido y malhumorado de lo normal. El roce de aquella tela, suave en un principio, me incomodaba en cada parte de mi cuerpo. La ropa tan tiesa, tan almidonada, me hacia sentir como un muñeco artificial…Con lo cómodo que estaba yo con una camisa holgada y mis pantalones de entrenamiento...

Vestido en la más estricta etiqueta, con sombrero de copa y bastón incluido me encamine hacia el burdel con paso decidido y la mirada fija al frente, mientras mis zapatos resonaban sobre la piedra. El suelo humedecido por la neblina de las altas noches parisinas me rodeaba conduciéndome hasta mi destino. Se trataba de una noche de trabajo.

Visualice la puerta de aquella morada, pensando en los problemas que siempre se me venian encima al ser espía…Con lo fácil que sería vivir en las afueras, dedicarse a plantar verduras o alguna cosa así…pero no. Aun estaba en deuda con el vaticano, aun me quedaban algunos años para comprar mi libertad.
Así que una vez mas me veía disfrazado para sacarle información a cierta “dama” que en principio albergaba más de una respuesta interesante.Di un suspiro y seguí caminando intentando sacar esas ideas de irme al campo, pues esta noche tenía que estar lucido, con suerte obtendria las respuestas que necesitaba y podria irme con rapides a casa, no deseaba pasar mas que lo estrictamente necesario en aquel lugar.

Me pare un instante y saque un momento aquellas gafas redondas para leer el papel que me habían dado. Rebuscando en mi bolsillo saque una pequeña nota escrita con una letra caligráfica que apenas se entendía. Mis superiores me mandaban información en alemán, en italiano y en francés, pero a veces habian confusiones y me mandaban una mitad en cada idioma…era normal que nunca les entendiese del todo qué diantres querían de mí. Pero aun así descifre la enredada letra de la nota. me quede con un nombre.

-Rubí…Vale…hoy tengo que ser el mejor amigo de madame Rubí. Comente en un susurro mientras guardaba las gafas y destruía la nota en muchos fragmentos, dejando que el aire se los llevase consigo de mis manos enguantadas.
Mire mi reflejo en un pequeño charco a mis pies, me veia serio y elegante, extraño, pero no tan mal como pensaba en un principio. Aunque seguia deseando con todas mis fuerzas desabrochar la pajarita que Aya me había atado tan perfectamente,me contuve. Después de todo, decían que a las damas les gustaban los “caballeros de traje”…y al parecer a esta dama…la ropa le importaba bastante.

Negué con la cabeza y recorte distancias, caminando hacia “la manzana”. Dispuesto a descubrir si las sospechas que rondaban a aquella jovencita eran ciertas.
¿sabría ella las cosas que se sospechaban de su persona? ¿Seria consiente de la clase de clientes que atendía? ¿Tendría noción del peligro al que se exponía recibiendo a cualquiera en su lecho?...
Fuese como fuese, esta noche lo iba a descubrir.

Toque con el bastón tres veces a su puerta, y entonces alguien abrió, aunque no le pude ver del todo, porque una potente luz a su espalda me cegó por un instante.

Buenas noches…Soy Diétrich Von Obhengrinne…Tengo una cita con madame Rubí.

Escuche y pensé en sus palabras haciendo una mueca, mientras contemplaba mis manos, y mis pulgares, que reseguían primero hacia arriba y luego hacia abajo la planta de su pie.
Al parecer ella no sabia nada, o al menos las cosas extrañas que había visto coincidían con personas normales…Aunque, ¿en serio había gente a la que le excitaba oler flores? Porque, las flores al final, ¿que eran? Simples pétalos unidos a un tallo, ¿que tenia eso de morboso? Negué con la cabeza despejando aquellas ideas de mi cabeza. No era tiempo de pensar en tonterías!

Así que parpadee y subí la mirada para contemplar a la dama, sonriendo al ver como aquella espuma había aterrizado en mi nariz, momento en el que -contagiado por su risa- despegue mi espalda de la bañera para acercarme a ella, tirando un poco de su propio pie para que ella se acercara a mi, viéndola como se sentaba algo curiosa mientras yo acercaba mi rostro al suyo y le preguntaba entre susurros, como quien hablara con una amiga de toda la vida y estuviese contándole confidencias…

Y no has tenido ningún cliente que te hubiese pedido cosas como morderte, o que estuviesen muy fríos de piel, o que tuvieran reparos en decir sus nombres…o que tuviesen extrañas marcas o cicatrices en la piel?....tatuajes quizás…o símbolos…por aquí….Indique mientras subía ambas manos con lentitud por sus brazos hacia sus respectivos hombros, dejando un rastro de jabón en aquel recorrido por su piel, dejando las palmas de mis manos sobre sus mismos hombros para indicarle la ubicación de esos símbolos “extraños”.
Y es que muchos clanes de seres sobrenaturales se hacían marcas a modo de identificación. Confiaba en que si hubiese visto alguna cosa asi me la dijese, pero entonces ella entrecerró los ojos y sonrío, haciéndome tragar saliva,pues ese gesto no parecia indicar nada mas que "travesuras" en su mirar .
Entonces, en aquel momento comenzó a acercar sus manos hacia mi y...

¿Que tal un masaje en la espalda!!!?....
Comente de pronto, sonriendo nervioso, mientras me apresuraba en tomarle por la cintura para moverme y moverla a ella dentro de la bañera,chapoteando, situándome ahora a su espalda, mientras mis piernas rodeaban a las suyas, así como mis brazos.
Y es que tenia que hacer que se sintiese cómoda, quizas así recordase algo…

Y cuando iba a responderle con gestos y caricias lujuriosas que nublarían su mente de tanta curiosidad, sus manos se encontraron con mi espalda desnuda, masajeándomela con fuerza, a un ritmo constante y a una presión que me hacía jadear de placer, olvidando prácticamente mi nombre.

- La mayoría de mis clientes son como dice, monsieur... Les gusta que les muerdan, morder de igual modo, jugar con látigos, con velas... que les hagan bailes eróticos, que les besen los pies... -expliqué sin darle demasiada importancia.- ¿Ellos? Hay de todo... de piel blanca, negra, amarilla... de tacto gélido, cálido... de piel tersa y suave, musculosos, flacos y robustos... con tatuajes, cicatrices y marcas de nacimiento... morenos, rubios y pelirrojos... de ojos claros, oscuros y de cristal... Me sería imposible recordar a un cliente por su descripción, lamento no serle de más ayuda.

Ladeé mi rostro hacia Diétrich con una sonrisa llena de pesar, pues realmente me hubiera gustado ayudarle. Cuando despegué de nuevo mis labios para hablarle, él me detuvo. Supe entonces que aquella larga noche había conocido su fin y ahora, ambos nos separaríamos para recorrer distintas sendas de la vida. Esperaba, no obstante, volver a verle algún día, pues parecía un buen hombre de veras.

Besé su punta de la nariz y salí de la bañera para envolver mi desnudez en una de aquellas toallas, observando, pícara, cómo él imitaba mis pasos y pronto empezó a vestirse.

Abroche mis pantalones notando cierta mueca en la dama, definitivamente era muy pícara y me había hecho sonreír…
Pero la noche había sido larga, y después de los azotes, los mordiscos y todo lo que había ocurrido era hora de marchar de una vez. Además había incomodado bastante a la dama, por aquella noche ya estaba bien.

Entonces comencé a abrochar mi camisa dejando las mangas remangadas y el cuello desabrochado, había llegado vestido de etiqueta, -mas formal de lo que me gustaba vestir-, pero a aquellas altura de la noche ya no me apetecía parecer un lord. Me conformaba con ser un hombre que se iba a casa. Y entonces, mientras procuraba ver que llevaba todas mis cosas encima, me acerque hacia ella. Agradeciéndole que me recibiese, y pidiéndole disculpas por darle una noche tan…"complicada". Notando en su sonrisa como ella negaba con la cabeza antes de que yo me acercase para despedirme dándole un beso en la mejilla.
Alegre de que no supiera nada, ni que se viera involucrada en el inmenso lío de los seres sobrenaturales, ya que estos estaban en cada callejón de Paris y a pesar de que no todos eran peligrosos ya ningún lugar era seguro.

Y así me marche aquella noche…Y el tiempo pasó…
Pero el destino no se había olvidado de nosotros, así que, -caprichoso y rebuscado- nos volvió a reunir unas cuantas veces más. Como por ejemplo la noche en que seguía a un sospechoso de licantropía, descubriendo a Quasimodo. Que con otro de sus estados de histeria y violencia se dirigía hacia su hogar, en busca de ella para desfogarse. Claro que no logro sus propósitos, y es que esa noche fue la ultima que le incordió, ya que fue detenido por la inquisión.
Claro que aquella noche al reencontrarnos, me vi obligado a presentarme nuevamente ,-esta vez de forma sincera- identificándome, pues le debía mas de una explicación.
Así que a partir de aquel momento comenzamos a tomar contacto una vez mas, mientras yo le indicaba mi verdadera profesión y mi labor a la vez que ella me observaba sorprendida e intrigada, hablándome también sobre ella, sobre sus espectáculos e incluso sobre sus sueños y aspiraciones, y es que a partir de aquella noche nos volvimos a reunir en mas de una ocasión por diversos motivos. Tomando incluso mas confianza entre nosotros y enterándonos de los pasos que el otro tomaba. Mientras los días seguían su curso y yo me sentía alegre de poder hablar con ella y ver que se encontraba bien, ya que de forma inesperada nos unió la amistad y también la complicidad.

Hasta que cierto día, recibí noticias de ella. Así que nos reunimos en mi residencia, mientras ella llegaba a la hora acordada presentándome a sus pequeños, dejándome totalmente perplejo al conocerles, pues jamás le habría imaginado en una faceta de madre.
Su vida había cambiado mucho, y su mirar se había vuelto más brillante y mas vivo a pesar de su inestable salud. Como si de alguna forma la vida volviese a sonreírle.

Sin embargo la felicidad no duro tanto tiempo como yo esperaba. Pues poco tiempo después descubrí su triste final…Sin lograr creer que alguien tan joven hubiese abandonado la vida tan pronto.
Así que en cuanto supe la noticia me interesé por sus hijos, los cuales me preocuparon ya que había tenido contacto con ellos en mas de una ocasión, -ejerciendo de cuidador incluso, pese a mis protestas- Hasta que descubrí que tenían un hogar y un padre cariñoso que les atendia como debían, quitándome un enorme peso de encima…
Se acaba un capitulo y uno nuevo comenzaba.
Mientras, desde mi hogar recordaba aquellos momentos a su lado; Momentos divertidos, momentos tristes, momentos de risas y también de complicidades...
Y es que había valorado su compañía en cada momento que me brindó. Ya que conocer a aquella dama fue un pequeño regalo para mi, -aunque no lo considerase de ese modo cuando le conocí- pues no solo disfrute de su corta presencia en mi vida, sino que también aprendí de ella mucho mas de lo que ella jamas imaginó.
Fue una buena amiga, y por eso sabia con certeza...
Que jamas le olvidaría.