AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿ Un nuevo tripulante? ( Privado- Thiago Arubï Almeida)
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¿ Un nuevo tripulante? ( Privado- Thiago Arubï Almeida)
- ¡Capitán!.- gritó Aragón, un nuevo tripulante de una raza particular, era cambiaformas y desde la muerte de un gran brujo y un gran amigo, Zaire, se había convertido prácticamente en mi sombra. Lo miré, el vapor salado del mar a plena noche no dejaba ver todo lo que querría.
Mi visión sólo se limitaba al timón del Reina del mar, a las pequeñas lucesillas producidas por las fébriles velas y a aquellas luces más allá del ojo humano normal que pertenecían a las almas que habitaban el mar.
Algo sacudió al barco, tuve que mantenerme en pie para no tropezar y caer por la borda. La puerta de la cabina estaba abierta de par en par, el aire, el agua y la tempestad se mezclaban conforme a mis intentos por desviar la tormenta con un hechizo aprendido hace mucho tiempo, pero había algo que en esos momentos ignoraba ningún brujo por muy poderoso que sea podría ahuyentar una tormenta, no se puede controlar el clima, el tiempo y mucho menos a la naturaleza.
Pronto llegaríamos al puerto. Suspiré aliviado, aquella noche era muy mala para navegar, muchos tripulantes habían perdido la vida hacía media hora por los movimientos bruscos del navío, habían caído por la borda.
Moví rápidamente el timón para encontrarme con el muelle, di la orden para anclar el Reina del Mar y así poder bajar de aquella pesadilla naútica, aunque amaba a mi barco había veces que no comprendía el por qué de aquellas actitudes asesinas, ¿¡ Mareía donde demonios te metiste bruja del mar!?, grité mientras bajaba cubierto por el sobretodo negro.
A lo lejos, en la playa una morena comenzó a cantar una canción de lamento amoroso. No podía apartar la vista de aquella criatura, sus cabellos volaban con el viento, su vestido celeste y azul se movía como las olas.- Mareia.- murmuré hundido entre el asombro y la tempestad que cubría mi interior en esos momentos, no me gustaba perder a mis tripulantes y ella lo sabía.
El sol había calmado la tempestad nocturna, el mar había vuelto a ser calmo y el Reina del mar se encontraba ya a salvo. Durante la noche no pude conciliar el sueño, sentía las voces de mis marinos gritando, lamentándose, ahora ya no eran de éste mundo. Una carta había caído del buzón. Con pasos lentos me acerqué a leerla, era del Almirante:
Mi visión sólo se limitaba al timón del Reina del mar, a las pequeñas lucesillas producidas por las fébriles velas y a aquellas luces más allá del ojo humano normal que pertenecían a las almas que habitaban el mar.
Algo sacudió al barco, tuve que mantenerme en pie para no tropezar y caer por la borda. La puerta de la cabina estaba abierta de par en par, el aire, el agua y la tempestad se mezclaban conforme a mis intentos por desviar la tormenta con un hechizo aprendido hace mucho tiempo, pero había algo que en esos momentos ignoraba ningún brujo por muy poderoso que sea podría ahuyentar una tormenta, no se puede controlar el clima, el tiempo y mucho menos a la naturaleza.
Pronto llegaríamos al puerto. Suspiré aliviado, aquella noche era muy mala para navegar, muchos tripulantes habían perdido la vida hacía media hora por los movimientos bruscos del navío, habían caído por la borda.
Moví rápidamente el timón para encontrarme con el muelle, di la orden para anclar el Reina del Mar y así poder bajar de aquella pesadilla naútica, aunque amaba a mi barco había veces que no comprendía el por qué de aquellas actitudes asesinas, ¿¡ Mareía donde demonios te metiste bruja del mar!?, grité mientras bajaba cubierto por el sobretodo negro.
A lo lejos, en la playa una morena comenzó a cantar una canción de lamento amoroso. No podía apartar la vista de aquella criatura, sus cabellos volaban con el viento, su vestido celeste y azul se movía como las olas.- Mareia.- murmuré hundido entre el asombro y la tempestad que cubría mi interior en esos momentos, no me gustaba perder a mis tripulantes y ella lo sabía.
El sol había calmado la tempestad nocturna, el mar había vuelto a ser calmo y el Reina del mar se encontraba ya a salvo. Durante la noche no pude conciliar el sueño, sentía las voces de mis marinos gritando, lamentándose, ahora ya no eran de éste mundo. Una carta había caído del buzón. Con pasos lentos me acerqué a leerla, era del Almirante:
" Amelhíon Do Crucerois, se le informa que no podrá navegar en aguas saladas otra vez sino consigue el número de tripulantes necesarios para ayudarlo con su nave."
- ¡ Maldito seas Ross!.- grité arrojando la carta al fuego que calentaría mi desayuno más tarde. Respiré profudamente, me vestí de negro y azul, preparé en el lecho mi capa blanca, mi capa roja, la azul, mi pantalón blanco al igual que la camisa, mi sombrero blanco y algunas velas, rosas blancas, ramas de árboles, caracoles de mar. Todo aquello para cuando cayera la noche, tendría que darle paz a aquellas almas y hacer llegar a mi guardiana para que explicara porque se los había llevado.
Pasado el mediodía vagaba por los caminos hechos por encima del agua, miraba los puestos, los gitanos danzando, los marineros haciendo sus mejores devociones a sus culturas y creencias pero yo, yo en ese día funesto tendría que seguir con las órdenes de mi Almirante. A lo lejos, pude notar un corazón tan valiente, noble y luminoso como ninguno otro. Cuando eres viejo, esa capacidad se vuelve un fuerte don. Lentamente me acerqué a el dueño de aquel corazón.
- Buenos días.- me fijé en el reloj de mano que llevaba en esos momentos.- O Buenas tardes joven.- sonreí para ocultar aquella pérdida. Un buen capitán jamás abandona a sus hombres, pero ¿ qué pasaría si sus hombres abandonan a su capitán?.
Pasado el mediodía vagaba por los caminos hechos por encima del agua, miraba los puestos, los gitanos danzando, los marineros haciendo sus mejores devociones a sus culturas y creencias pero yo, yo en ese día funesto tendría que seguir con las órdenes de mi Almirante. A lo lejos, pude notar un corazón tan valiente, noble y luminoso como ninguno otro. Cuando eres viejo, esa capacidad se vuelve un fuerte don. Lentamente me acerqué a el dueño de aquel corazón.
- Buenos días.- me fijé en el reloj de mano que llevaba en esos momentos.- O Buenas tardes joven.- sonreí para ocultar aquella pérdida. Un buen capitán jamás abandona a sus hombres, pero ¿ qué pasaría si sus hombres abandonan a su capitán?.
Invitado- Invitado
Re: ¿ Un nuevo tripulante? ( Privado- Thiago Arubï Almeida)
Si había algo que me ponías de malas todo el día-pero no de ese malas de ser grosero si no mas bien lerdo- era madrugar en día libre y sin desayuno, si, ya se que por mucho tiempo había pasado mi vida sin desayunos pero ahora que era independiente y me ganaba el pan todos los días pues..me había acostumbrado ademas esa mala costumbre mia de no poder decir "No" cuando se debe me estaba jugando en contra pero no es que me estuviera quejando no, claro que no! pero ..simplemente me costaba controlarlo. Mi boca siempre habia sido mas rapida que mi cabeza.
Cuando sali de la casona hoy por la mañana el sol ni tenia intenciones de asomarse por el cielo.-No me molestaría ver alguno de tus rayos hoy.-mi voz resongoza era tan parecida como cuando los gatos gruñen por su comida!, aun así me encamine al puerto con el cochero y la carreta y algunos perros que nos acompañaron hasta la salida de la reja y que por cómodos volvieron a la casa a sus pequeñas camas calientes de paja cerca de la puerta trasera de la casa. Envidia me daba en esos momentos, ellos calentitos y yo aquí enfriandome con una chaqueta que apenas y si me cubría el cuello Hay que mal agradecido me he vuelto!. Yo no era así en mi tierra, no señor estas son solamente malas mañas que me estoy agarrando de gente extraña!. Ya cuando íbamos recién por la mitad del trayecto el rey del día dejo asomarse tímidamente parecía que si estuviera jugando con uno; ahora me vez y ahora no! que mañoso era el sol. Doña Charlotte ..aish! Señorita Charlotte hombre burro!..La señorita Charlotte era una una mujer muy entrada de edad y era la cocinera de la casa, generalmente ella era la que se encargaba de hacer las compras de alimentos pero ahora que había llegado la época fría sus huesos se resentían y se quedaba en la cocina todo el día al lado del fogon preparando las cosas u ordenandoles a los demás, era buena gente conmigo siempre me tenia una porción extra de comida y siempre me tenia mi ropa limpia..Hacia meses que había dejado de oler a humedad! y por que era tan buena conmigo ahora era yo el que se entumía haciendo las compras.
Como yo no sabia leer la señorita Charlotte anoto todo lo que necesitaba en una pedazo de papel -de una forma muy rara parecían mas garabatos de un niño pequeño a palabras- y se lo dio al cochero para que no olvidáramos nada y a mi me paso el dinero; nuestra primera paraba en la ruta eran los pescados que tenían que estar frescos y para eso teníamos que ir antes que aclarara el alba al puerto para conseguirlos recién sacados del agua -yo me preguntaba mientras atravesábamos la ciudad ¿Acaso no estarían frescos los peces sin importar la hora que los sacaran del mar? ..por que si por mi fuera yo los podía sacar a las tres de la tarde e igualmente estarian fresco ¿o no?-¿Y para que la señorita charlotte quiere tanto pescado?.-mi pregunta era entre tonta y curiosa, obvio que los pescados eran para comerse pero ¿para que tanto?-Para un banquete supongo..¿no?-a voz del cochero son igualita que la mía y al final ambos nos quedamos mirando y terminamos encojiendonos de hombros por al final de cuentas en la casa habíamos solo 7 humanos y el resto eran solo vampiros así que por lógica ellos no comían lo mismo que nosotros..¿O me equivocaba?.
Ahora el sol estaba por sobre nuestras mejillas -con un color igual al que agarran los enfermos cuando ya están en las ultimas, sin ningún vigor- cuando llegamos al puerto, para ser la segunda vez que estaba en este lugar nunca había visto tanto movimiento en los barcos y muelles la gente se movía con prisa algunos y otros con pereza como si recién se levantaran, y el olor salado que había por el mar tapaba completamente los malos olores de los pescados y mariscos y de algún otro ebrio.-Empecemos por los mariscos ya luego vamos por los pescados.-dije mientras me tiraba carro abajo y me empezaba a mover para quitarme el frio.-Pero si hacemos eso no vamos a coger ningún pescado en buen estado y ya en casa Charlotte nos gritara a ambos .-la vamos de mi acompañante sonaba convincente y seria.-¿Usted cree?.-el me afirmo con la cabeza.-Bueno entonces usted vaya por los pescados y yo veo los mariscos, tenga.-escudriñe en la bolsa y le pase dinero suficiente para los pescados y un extra por cualquier cosa.-Gastelo bien y nos vemos en dos horas aquí mismo.-tanto su cara como la mía no eran de felicidad pero al menos ya no eran las malas caras de la mañana.
Aquí huele igualito que la pieza del capataz que alguna vez tuve, no mas que este lugar esta mas ordenado y tiene menos ratas.-iba de puesto en puesto mientras miraba que tenia que comprar pero aun así siendo medio bruto y sin mucha inteligencia de gente alta me daba cuanta que todo estaba mas caro y que a duras penas conseguiríamos todas las cosas de la lista. Un poco aquí y un poco allá, parecía que el Mandinga me anduviera acechando y yo corriendo de él por todo los puestos mientras compraba hasta que por fin logre tener casi toda la lista y me senté en un pequeño cajón a hacer para que volviera mi acompañante y fue en ese transcurso de tiempo que escuche un saludo y luego una corrección Buenas tardes?..es que ya pasaba del mediodía!?, gire mi vista y vi a señor mayor que me hablaba..¿por que me hablaba a mi..cierto?.-Muy buenas tardes tenga usted también señor.-algo así como un respingo cuando te sientas sobre algo puntiagudo hizo que me levantara de mi puesto y agachara la mirada como de costumbre mientras esperaba una contestación de su parte.
Cuando sali de la casona hoy por la mañana el sol ni tenia intenciones de asomarse por el cielo.-No me molestaría ver alguno de tus rayos hoy.-mi voz resongoza era tan parecida como cuando los gatos gruñen por su comida!, aun así me encamine al puerto con el cochero y la carreta y algunos perros que nos acompañaron hasta la salida de la reja y que por cómodos volvieron a la casa a sus pequeñas camas calientes de paja cerca de la puerta trasera de la casa. Envidia me daba en esos momentos, ellos calentitos y yo aquí enfriandome con una chaqueta que apenas y si me cubría el cuello Hay que mal agradecido me he vuelto!. Yo no era así en mi tierra, no señor estas son solamente malas mañas que me estoy agarrando de gente extraña!. Ya cuando íbamos recién por la mitad del trayecto el rey del día dejo asomarse tímidamente parecía que si estuviera jugando con uno; ahora me vez y ahora no! que mañoso era el sol. Doña Charlotte ..aish! Señorita Charlotte hombre burro!..La señorita Charlotte era una una mujer muy entrada de edad y era la cocinera de la casa, generalmente ella era la que se encargaba de hacer las compras de alimentos pero ahora que había llegado la época fría sus huesos se resentían y se quedaba en la cocina todo el día al lado del fogon preparando las cosas u ordenandoles a los demás, era buena gente conmigo siempre me tenia una porción extra de comida y siempre me tenia mi ropa limpia..Hacia meses que había dejado de oler a humedad! y por que era tan buena conmigo ahora era yo el que se entumía haciendo las compras.
Como yo no sabia leer la señorita Charlotte anoto todo lo que necesitaba en una pedazo de papel -de una forma muy rara parecían mas garabatos de un niño pequeño a palabras- y se lo dio al cochero para que no olvidáramos nada y a mi me paso el dinero; nuestra primera paraba en la ruta eran los pescados que tenían que estar frescos y para eso teníamos que ir antes que aclarara el alba al puerto para conseguirlos recién sacados del agua -yo me preguntaba mientras atravesábamos la ciudad ¿Acaso no estarían frescos los peces sin importar la hora que los sacaran del mar? ..por que si por mi fuera yo los podía sacar a las tres de la tarde e igualmente estarian fresco ¿o no?-¿Y para que la señorita charlotte quiere tanto pescado?.-mi pregunta era entre tonta y curiosa, obvio que los pescados eran para comerse pero ¿para que tanto?-Para un banquete supongo..¿no?-a voz del cochero son igualita que la mía y al final ambos nos quedamos mirando y terminamos encojiendonos de hombros por al final de cuentas en la casa habíamos solo 7 humanos y el resto eran solo vampiros así que por lógica ellos no comían lo mismo que nosotros..¿O me equivocaba?.
Ahora el sol estaba por sobre nuestras mejillas -con un color igual al que agarran los enfermos cuando ya están en las ultimas, sin ningún vigor- cuando llegamos al puerto, para ser la segunda vez que estaba en este lugar nunca había visto tanto movimiento en los barcos y muelles la gente se movía con prisa algunos y otros con pereza como si recién se levantaran, y el olor salado que había por el mar tapaba completamente los malos olores de los pescados y mariscos y de algún otro ebrio.-Empecemos por los mariscos ya luego vamos por los pescados.-dije mientras me tiraba carro abajo y me empezaba a mover para quitarme el frio.-Pero si hacemos eso no vamos a coger ningún pescado en buen estado y ya en casa Charlotte nos gritara a ambos .-la vamos de mi acompañante sonaba convincente y seria.-¿Usted cree?.-el me afirmo con la cabeza.-Bueno entonces usted vaya por los pescados y yo veo los mariscos, tenga.-escudriñe en la bolsa y le pase dinero suficiente para los pescados y un extra por cualquier cosa.-Gastelo bien y nos vemos en dos horas aquí mismo.-tanto su cara como la mía no eran de felicidad pero al menos ya no eran las malas caras de la mañana.
Aquí huele igualito que la pieza del capataz que alguna vez tuve, no mas que este lugar esta mas ordenado y tiene menos ratas.-iba de puesto en puesto mientras miraba que tenia que comprar pero aun así siendo medio bruto y sin mucha inteligencia de gente alta me daba cuanta que todo estaba mas caro y que a duras penas conseguiríamos todas las cosas de la lista. Un poco aquí y un poco allá, parecía que el Mandinga me anduviera acechando y yo corriendo de él por todo los puestos mientras compraba hasta que por fin logre tener casi toda la lista y me senté en un pequeño cajón a hacer para que volviera mi acompañante y fue en ese transcurso de tiempo que escuche un saludo y luego una corrección Buenas tardes?..es que ya pasaba del mediodía!?, gire mi vista y vi a señor mayor que me hablaba..¿por que me hablaba a mi..cierto?.-Muy buenas tardes tenga usted también señor.-algo así como un respingo cuando te sientas sobre algo puntiagudo hizo que me levantara de mi puesto y agachara la mirada como de costumbre mientras esperaba una contestación de su parte.
Invitado- Invitado
Re: ¿ Un nuevo tripulante? ( Privado- Thiago Arubï Almeida)
Sin dolor la vida no se siente, diría mi madre en sus angustiosas tardes de verano mientras esperanzada por volver a ver a su amor me enseñaba su sabiduría romaní. Creo que muchas de sus enseñanzas pasaron por la carga de una pérdida, aquellas palabras solían fortalecerla incluso cuando más debastada se encontraba.
Siempre me decía sus frases que tomaba como si fuesen el tesoro más grande en el mundo, pero ya a mis sesenta años, con toda una vida hecha, muchas de las palabras sólo se convertían en una fantástica literatura.
Para un marinero, que navega casi toda su línea vital, es muy importante la permanencia de sus compadres marineros y para un capitán que ha visto muertes, desapegos, ahogos forzados y otros, no tan forzados, una pérdida más para la lista de tripulantes fallecidos no era más que una muestra de su incopetencia, sobre todo siendo un brujo.
Podría haberle hecho un escudo a la nave, pensaba mientras me encaminaba hacia aquel portador de tan admirable corazón. A veces me olvidaba de ser cauto y esperar la ocasión. Con la mano en el pecho, tratando de suavizar el dolor del naufragio miré a mi alrededor y me encontré con la mirada de aquel joven.
Para distraerme de aquello que se encerraba en mi corazón, comencé a prestarle delicada atención al joven. Su mirada me recordaba a los nuevos tripulantes que confiados se anotaban ahora mismo para subir al Reina del Mar. Su vestimenta demostraba su clase social, pero no poseía los perfumes normales utilizados por los franceses, aquellos dulces y fuertes que llaman la atención a cualquier persona con olfato fino.
- Levante el semblante jovencito.- dije ahogando la voz,¡ Qué fuerte había sido ésta pérdida!, pero no era normal, en las otras pérdidas de naufragios Zaire siempre me acompañaba, contaba historias sobre su familia, sobre el último viaje a África y sobre todo hacía que mis penas no fueran tan fuertes como para acabar con un rostro inexpresible, frío y feroz, parecido a cualquier otro capitán.
- Amelhíon Do Crucerois, Capitán.- dije esbozando una sonrisa algo ficticia pero que escondía el resurgir de mi alma. Sólo esperaba que Mareia me ayudáse con éste peso.
Siempre me decía sus frases que tomaba como si fuesen el tesoro más grande en el mundo, pero ya a mis sesenta años, con toda una vida hecha, muchas de las palabras sólo se convertían en una fantástica literatura.
Para un marinero, que navega casi toda su línea vital, es muy importante la permanencia de sus compadres marineros y para un capitán que ha visto muertes, desapegos, ahogos forzados y otros, no tan forzados, una pérdida más para la lista de tripulantes fallecidos no era más que una muestra de su incopetencia, sobre todo siendo un brujo.
Podría haberle hecho un escudo a la nave, pensaba mientras me encaminaba hacia aquel portador de tan admirable corazón. A veces me olvidaba de ser cauto y esperar la ocasión. Con la mano en el pecho, tratando de suavizar el dolor del naufragio miré a mi alrededor y me encontré con la mirada de aquel joven.
Para distraerme de aquello que se encerraba en mi corazón, comencé a prestarle delicada atención al joven. Su mirada me recordaba a los nuevos tripulantes que confiados se anotaban ahora mismo para subir al Reina del Mar. Su vestimenta demostraba su clase social, pero no poseía los perfumes normales utilizados por los franceses, aquellos dulces y fuertes que llaman la atención a cualquier persona con olfato fino.
- Levante el semblante jovencito.- dije ahogando la voz,¡ Qué fuerte había sido ésta pérdida!, pero no era normal, en las otras pérdidas de naufragios Zaire siempre me acompañaba, contaba historias sobre su familia, sobre el último viaje a África y sobre todo hacía que mis penas no fueran tan fuertes como para acabar con un rostro inexpresible, frío y feroz, parecido a cualquier otro capitán.
- Amelhíon Do Crucerois, Capitán.- dije esbozando una sonrisa algo ficticia pero que escondía el resurgir de mi alma. Sólo esperaba que Mareia me ayudáse con éste peso.
Invitado- Invitado
Re: ¿ Un nuevo tripulante? ( Privado- Thiago Arubï Almeida)
Levante la mirada y me quede ahí medio ido por unos segundos, algo en él me parecía familiar pero no estaba del todo seguro ¿ Quizás nos habíamos visto antes? ¿Pero en que momento? yo no salia mucho de la casa y cuando lo hacia era para encargos puntuales y nada mas ¿Quizas nos habiamos viste en el barco cuando llegue a estas tierras?..uhm no estaba muy seguro, aquella tripulacion era toda gente fina y de paños elegantes como si fueran muñecos de porcelana como los que habian en la hacienda donde trabaja.-Si señor.-daba pena realmente, cuando tenia que hablar mas no lo hacia pero cuando tenia que callar parecía perico de carnal..un momento..¿Almehíon Do Crucerois? como que ese nombre se me hacia muy familiar. Y ahí me quede nuevamente con la boca semi abierta y los ojos entrecerrados repitiendo su nombre en mi cabeza como música de fiesta..¡CLARO!..¿Como no me había dado cuenta antes!? SU NOMBRE ERA IGUALITO A LOS QUE ABUNDABAN EN MI TIERRA!!.-¿Você vem do Brasil?.-y ahí va de nuevo la burra el trigo, mi boca mas rápida que me cabeza que vergüenza con el caballero quizás era mera coincidencia y yo ya hablándole así, no, de plano lo mio era crónico por no decir atrevido.
El olor salino se volvía mas fuerte en el aire y la briza a lo lejos traía el olor de la gente en el muelle que comenzaba asar algunos pescados y mariscos y el sol por fin se dignaba a hacer presencia en todo su esplendor, lastima que los rayos no calentaban en lo mas mínimo por el frió que había. Mis orejas ya no las sentía a esas alturas de seguro se me caerían de la cabeza como las hojas en la época seca ¡Que horror! que feo me vería si eso pasara..seria mas feo de lo que ya era. Pobre de mi y la gente que me mirase.
El tan amable se había presentando ante mi así sin mas y yo de burro preguntándole cosas que no correspondían pero que bestia podía ser realmente, con razón la señorita Charlotte siempre me corregía diciendo que era mal hablado, vergüenza le daría a mi madre verme así de atrevido ahora..¿Por que me había hablado a mi?, digo lo poco que había aprendido era que la gente no llegaba y hablaba así con extraños como yo y mucho menos extranjero muertos de hambre ¿ Quizás había rompido alguna norma aquí en el puerto comprando y no me había dado cuenta? si era así estaba seguro que me metería en problemas.
El olor salino se volvía mas fuerte en el aire y la briza a lo lejos traía el olor de la gente en el muelle que comenzaba asar algunos pescados y mariscos y el sol por fin se dignaba a hacer presencia en todo su esplendor, lastima que los rayos no calentaban en lo mas mínimo por el frió que había. Mis orejas ya no las sentía a esas alturas de seguro se me caerían de la cabeza como las hojas en la época seca ¡Que horror! que feo me vería si eso pasara..seria mas feo de lo que ya era. Pobre de mi y la gente que me mirase.
El tan amable se había presentando ante mi así sin mas y yo de burro preguntándole cosas que no correspondían pero que bestia podía ser realmente, con razón la señorita Charlotte siempre me corregía diciendo que era mal hablado, vergüenza le daría a mi madre verme así de atrevido ahora..¿Por que me había hablado a mi?, digo lo poco que había aprendido era que la gente no llegaba y hablaba así con extraños como yo y mucho menos extranjero muertos de hambre ¿ Quizás había rompido alguna norma aquí en el puerto comprando y no me había dado cuenta? si era así estaba seguro que me metería en problemas.
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Re: ¿ Un nuevo tripulante? ( Privado- Thiago Arubï Almeida)
El rostro del joven poco se parecía a los que antes podría haber visto, no sólo porque sus ojos reflejaban la incertidumbre del que salió de su patria para establecerse en un lugar tan ajeno a él como las personas que recorrían sin problemas los más diversos caminos, sino también por la inocencia que éstos despertaban, acentuando mi visión de aquel corazón tan puro como la luz interna del ser humano.
Sonreí al ver que respondía a aquella orden que le había dado, no era gustoso de una conversación basada en la superioridad de alguien, era mejor si todos los interlocutores nos encontrábamos en la misma posición, sino no sería justo para ninguno.
Ante la pregunta no pude evitar sonreír, si bien no pude jamás tocar puerto en Brasil, ya sea porque a Zaire se le escapaba una lágrima, como mi escasa preparación en la magia y mi carácter poco favorable, tenía una conexíon prácticamente sagrada con los habitantes de aquel lugar junto con sus antepasados en África.
- Me temo que no joven.- Mi voz sonaba divertida. Me imaginaba caminando por cada rincón de aquella tierra creciendo más, aprendiendo de aquel pueblo, ser conciente de tantas cosas...- Aunque me encantaría tocar puerto allí.- dije con solemnidad.
Tras una larga pausa de miradas insólitas proseguí.- Sabe, en ninguna parte del mundo vi a un joven con un corazón tan puro.- aseguré sonriendo.- Verá joven, entre nosotros dos he de explicarle algo.- hice una pausa, miré hacía mis alrededores como si fuera un convicto.- Luego de tantos años como Jefe en magia... puedo saber esas pequeñas y a la vez, grandes cosas.- aseguré poniendo mi dedo índice en donde se encontraba su corazón. Miré furtivamente hacia mi izquierda, Mareia estaba danzando mientras llegaba ante mí, mejor dicho detrás del joven, ésta vez llevaba un vestido celeste que con su transparecia espectral parecía blanco pero su capelina era inconfundible, de un azul oscuro cubría su cabeza.
- Un corazón puro puede empezar de nuevo, luchar por lo que quiere y regresar a casa siendo el hombre o la mujer más feliz de mundo.- contínue alternando mis miradas entre mi guardiana y el joven.
Sonreí al ver que respondía a aquella orden que le había dado, no era gustoso de una conversación basada en la superioridad de alguien, era mejor si todos los interlocutores nos encontrábamos en la misma posición, sino no sería justo para ninguno.
Ante la pregunta no pude evitar sonreír, si bien no pude jamás tocar puerto en Brasil, ya sea porque a Zaire se le escapaba una lágrima, como mi escasa preparación en la magia y mi carácter poco favorable, tenía una conexíon prácticamente sagrada con los habitantes de aquel lugar junto con sus antepasados en África.
- Me temo que no joven.- Mi voz sonaba divertida. Me imaginaba caminando por cada rincón de aquella tierra creciendo más, aprendiendo de aquel pueblo, ser conciente de tantas cosas...- Aunque me encantaría tocar puerto allí.- dije con solemnidad.
Tras una larga pausa de miradas insólitas proseguí.- Sabe, en ninguna parte del mundo vi a un joven con un corazón tan puro.- aseguré sonriendo.- Verá joven, entre nosotros dos he de explicarle algo.- hice una pausa, miré hacía mis alrededores como si fuera un convicto.- Luego de tantos años como Jefe en magia... puedo saber esas pequeñas y a la vez, grandes cosas.- aseguré poniendo mi dedo índice en donde se encontraba su corazón. Miré furtivamente hacia mi izquierda, Mareia estaba danzando mientras llegaba ante mí, mejor dicho detrás del joven, ésta vez llevaba un vestido celeste que con su transparecia espectral parecía blanco pero su capelina era inconfundible, de un azul oscuro cubría su cabeza.
- Un corazón puro puede empezar de nuevo, luchar por lo que quiere y regresar a casa siendo el hombre o la mujer más feliz de mundo.- contínue alternando mis miradas entre mi guardiana y el joven.
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