Una verdadera obra de arte [Dana Luminita]

por **Ashley Fields** Lun Ene 02, 2012 12:14 am

La irradiante belleza del lugar me atraía desde que era tan solo una pequeña que visitaba París por asuntos políticos de mis padres. Un lugar tan puro y perfecto en medio de una concorrida y muy metropolitana ciudad, las paredes sencillas que contrastaban con el interior de todos los otros edificios de esta época, los cuadros colgados de las paredes, que eran tan ilustres, proyectaban la belleza como la veía el autor de las obras. Esta galería albergaba a los más reconocidos artistas de Francia; Angelo Asti, Bastien-Lepage, Gustave Boulanger, Berthe Morisot, entre otros.

En el momento en que supe que por fin podría vivir un tiempo en París decidí que debía ir a visitar la galería que tanto me encantaba de esa ciudad, la galería de arte "Deux Mondes", el castillo de la familia no estaba muy cuidado en cuanto a la belleza estética se refería, así que ese fue uno de mis mayores pretextos para ir a visitar el lugar y poder llevarme alguna de las hermosas pinturas que ahí se presentaban. Esa mañana había seguido con mi rutina como todos los días, mi doncella me levanto y me ayudo a colocarme mi vestimenta, después tuve que ir al comedor a recibir mi desayuno, a continuación fui al estudio de mi padre a leer un poco y cuando mi doncella me anuncio que todo estaba listo para mi partida, salí al patio donde me esperaba un carrero con el carruaje que me llevaría a la galería, esta vez iría sola ya que necesitaba poder disfrutar de mi propio ser para poder contemplar el arte con atención.

Al llegar a la galería había un hombre que parecía ser uno de los encargados esperándome a las afueras de esta, tome la mano del carrero mientras el me ayudaba a bajar del carruaje e hice una pequeña reverencia en forma de saludo al hombre que me esperaba; había mandado a decir con una semana de anticipación que mi visita sería llevada a cabo este día para adquirir algunas pinturas, y ahora me disponía a comenzar a disfrutar mi día, nada me anunciaba en ese momento que mi día sería más extraño y entretenido de lo que creía.

por **Dana Luminita** Miér Ene 04, 2012 7:29 pm

El viento silba encantador y agita mi cabello moviendo unas hebras. Juana viene conmigo y se esconde en la ilusión de mi sombrero de copa. Sigo mis pasos en aquella noche triste con mis botas escarlata de gamuza aterciopelada y mi traje de caballero de fina estampa. Apoyada de mi bastón camino por las calles parisinas, buscando una buena presa. Todos son desdichados y sus corazones tristes, sus esencias son dulces y amargas, no hay unos ojos que realmente satisfagan mi noche.

Por las calles, solo son calles y me detengo en un edificio que mis ojos atienden. Dos escoltas se detienen a mis espaldas, dos hombres de gran tamaño y corpulentos. Sus pieles parecen haber sido tostadas en el sol y sus ojos hechizados por un cuervo. “Deux Mondes” murmuro debajo del maquillaje desquebrajado y malhecho, aunque muchos lo consideran de mal gusto, a mi únicamente me causa una enorme gracia. Subo unos escalones, un, dos, tres, llego a la puerta.

Mi escolta me sigue como dos perros guardianes, me abren la puerta y paso al vestíbulo de aquella galería, no algo con lo que sueño, pero me entretiene mezclarme entre los mortales. Mi sobrero de copa oculta un poco mi rostro y mi cabello se desliza sobre mis hombros, me apoyo sobre mi bastón mientras contemplo lo que se exhibe en aquella estancia. Mis botas hacen un sonido curioso en aquel, mi bastón le acompaña haciendo una melodía uniforme, me detengo junto a una mujer, al parecer acaba de llegar, con su vaporoso vestido y su presencia me indica que viene de cunas privilegiadas, su corazón me atrae, quisiera morder su cabello y olerle un poco más de cerca su piel.
-Bonjour –le digo a la mujer y hago una leve reverencia de saludo, tocando con mis dedos enfundados con un guante blanco el ala de mi sombrero sin descubrir mi rostro por completo. -Espero no molestar su estancia su alteza. -Mi rostro se descubre a la levedad, mostrando aquel maquillaje malhecho, el arlequín en un mal día. Le sonrío con la malicia que me particulariza y con ese aspecto andrógino que poseo le guiño un ojo. -Si me permite acompañarle, será un honor.

Una verdadera obra de arte [Dana Luminita]

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