AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hemos despertado[Privado]
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Hemos despertado[Privado]
La noche ha comenzado
Las princesas han despertado
De un sueño que muy pocos han regresado…
Sus hermosos ojos azules miraba como la noche había cubierto todo el lugar, de verdad que era hermoso ver como todo había cambiado después de su muerte, cada color era más vivo, más interesante, la gente se había vuelto solamente un pasatiempo para ella, ya comenzaba a perder el interés en saber como Vivian, pues ya estaba segura que no existía a ese lugar, ahora solamente eran alimento, claro no dejaba la oportunidad de jugar con ellos.
Ya habían pasado tres semanas desde que a Mara la dejaban cazar sola al menos una vez por semana, era divertido e interesante, claro siempre Brad o Naela estaban cerca por si algún cazador la detectaba o algo por el estilo, pero eso ya no temía, Mara parecía un ángel, nadie la dañaría antes de ella hacerlo.
Descuidada, consentida, testaruda, toda una princesa demoniaca, caminaba con su vestido rosado con largos y detalles tan hermosos que debía hacer un gran esfuerzo para no ponérselo a ver, y perder toda la noche en ellos. Tenía un lindo escote con unos bordados blancos a su alrededor, como siempre parecía una muñeca de porcelana, las que no les gustaba ni un poco.
Caminaba dando pequeños salticos en donde sus padre le habían dejado, ya habían pasado unos veinte minutos que se habían ido y ella parecía de lo más normal paseando una noche de aquel mes sola, en esos lugares, ya sentía la sed aflorando en su garganta.
-¿Niña estas perdida?- un hombre de mirada lasciva le sostuvo con fuerza su pequeño bracito-Ven..- ella se resistía le miraba extrañado, aunque con aquella sed le pareció una presa fácil.
-Dejame idiota- bramo, soltándose de su agarre-vete… estoy de humor para no comerte, pero cuídate… has tocado algo que es más precioso que el oro- murmuro alejándose con rápidos pasos, hacia un lugar indefindo
No estaba sola, ya había dejado al viejo ese, pero sentía la presencia de alguien más, trato de entender porque era diferente aquella presencia ¿otro vampiro? Sería su madre o padre… pero si no eran estaría en graves problemas.
Su corazoncito se acelero, buscaba entre la oscuridad la persona que estaba en aquel lugar, pero no veía a nadie-¿quién está por ahí?- pregunto con su voz temerosa y sus manos frías.
Las princesas han despertado
De un sueño que muy pocos han regresado…
Sus hermosos ojos azules miraba como la noche había cubierto todo el lugar, de verdad que era hermoso ver como todo había cambiado después de su muerte, cada color era más vivo, más interesante, la gente se había vuelto solamente un pasatiempo para ella, ya comenzaba a perder el interés en saber como Vivian, pues ya estaba segura que no existía a ese lugar, ahora solamente eran alimento, claro no dejaba la oportunidad de jugar con ellos.
Ya habían pasado tres semanas desde que a Mara la dejaban cazar sola al menos una vez por semana, era divertido e interesante, claro siempre Brad o Naela estaban cerca por si algún cazador la detectaba o algo por el estilo, pero eso ya no temía, Mara parecía un ángel, nadie la dañaría antes de ella hacerlo.
Descuidada, consentida, testaruda, toda una princesa demoniaca, caminaba con su vestido rosado con largos y detalles tan hermosos que debía hacer un gran esfuerzo para no ponérselo a ver, y perder toda la noche en ellos. Tenía un lindo escote con unos bordados blancos a su alrededor, como siempre parecía una muñeca de porcelana, las que no les gustaba ni un poco.
Caminaba dando pequeños salticos en donde sus padre le habían dejado, ya habían pasado unos veinte minutos que se habían ido y ella parecía de lo más normal paseando una noche de aquel mes sola, en esos lugares, ya sentía la sed aflorando en su garganta.
-¿Niña estas perdida?- un hombre de mirada lasciva le sostuvo con fuerza su pequeño bracito-Ven..- ella se resistía le miraba extrañado, aunque con aquella sed le pareció una presa fácil.
-Dejame idiota- bramo, soltándose de su agarre-vete… estoy de humor para no comerte, pero cuídate… has tocado algo que es más precioso que el oro- murmuro alejándose con rápidos pasos, hacia un lugar indefindo
No estaba sola, ya había dejado al viejo ese, pero sentía la presencia de alguien más, trato de entender porque era diferente aquella presencia ¿otro vampiro? Sería su madre o padre… pero si no eran estaría en graves problemas.
Su corazoncito se acelero, buscaba entre la oscuridad la persona que estaba en aquel lugar, pero no veía a nadie-¿quién está por ahí?- pregunto con su voz temerosa y sus manos frías.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: Hemos despertado[Privado]
La noche aún era joven como para pasarla encerrada en aquella vieja mansión de ricos, además de que Louis no me acompañaba ese día ya que había decidido irse a "cazar" la cena solo esta vez.
¡A lo mejor y me tenía una sorpresa preparada! ¡La mas exquisita de las victimas!, la cual compartiríamos los dos a la luz de nuestra amada madre, la luna.
¡Aunque últimamente parecía estar evitandome!, ¿Tendría algo más importante que hacer o pensar que compartir sus días al lado de su amada muñequeita? No tenía idea de si así era, pero no quería pensar ni temer que se estuviera aburriendo de mi y le anduviera coqueteando a otra vampiresa mucho mas atractiva que yo.
-No, Louis no es así, además a mi lado siempre parece un niño en busca de protección, dudo que la quiera buscar en alguien más a quien ni siquiera conoce, o que tal ves pueda llegar a despreciarlo por el simple hecho de odiar su propia existencia inmortal-pensaba, mientras trataba de no aburrirme con la blanca y suave luz de la luna, quien al parecer siempre parecía comprender mi tristeza...pues sabía que no podía darle a Louis algo más que el cariño y amor de una hija, ya que mi cuerpo era demasiado pequeño.
Si, mi más grande temor era que él se fuera de mi lado y se enamorara de alguien más quien si le podría dar la satisfacción que su cuerpo deseaba. ¡Después de todo nosotros no eramos vampiros tan comúnes!, ¿O acaso yo era la única que empezaba a volverse loca por sentir un amor mucho más grande que el fraternal, por mi padre?
Me estaba enamorando de él y eso se sentía como fuertes disparos a mi muerto corazón.
Para descansar un poco de aquellas molestas sensaciones que se suponían solo un mortal podía sentir, salí de la mansión (últimamente abandonada por sus dueños debido a la temporada de vacaciones que se cernía sobre París y que se había quedado a nuestro cuidado de manera discreta) con rumbo al centro de la ciudad. Vistiendo uno de mis vestidos favoritos color azul pastel, que tenía adornos de finos y pequeños diamantes por todas partes, al igual que bonitos encajes en las mangas y en lo largo de la parte de abajo.
¡Que curioso, era uno de mis favoritos porque Louis me lo había regalado el día de mi cumpleaños número 63!, junto con unas molestas y tristes palabras humanas que me mantenían mortificada durante todo ese mes: "Mi pequeña ya ha crecido y madurado mucho, estoy muy feliz por eso"
¿Su pequeña? ¡Es que acaso siempre me vería así y nada más!
También llevaba unos zapatos de tacón plateados, y mis brazos eran cubiertos por largos guantes blancos, desde la punta de mis dedos hasta donde terminaban mis codos.
Mi cabello lo había recogido con un molote sujeto por una liga brillante que parecía como si estuviera hecha de escarcha plateada de árbol de navidad.
Llevaba aquél el primer collar que mi segundo padre, el rey de la oscura y demente galantía (¡Lestat, quien más podría ser!) me había regalado el día en que me había convertido junto con mi amado Louis.
La ropa y accesorios que llevaba esa noche me dejaban muchos recuerdos inolvidables, recuerdos que siempre anhelaba volver a repetir, y si eso fuera posible pediría que el tiempo se congelara, para que nuestra familia no se separara nunca.
A pesar de todo todavía sigo extrañando a Lestat y sus locas conversaciones aristocraticas, sobre todo porque tenía siempre en su poder a Louis, cosa que a mi no me ha sido posible desde entonces. No se que clase de magia tenía que dejaba a Louis sin habla y totalmente embobado con su forma de ser. Aunque yo siempre era quien le sacaba una sonrisa después de las tipicas peleas y discuciones que tenía con él. Louis parecía venir a llorar a mi regazo, y me contaba lo mal que la pasaba porque las ideas que Lestat tenía solían ser extremas y equivocadas, y él desafortunadamente no podía desobedecer a su "maestro" y "creador". Yo en cambio siempre conseguía lo que quería, y Lestat se molestaba por eso.
En aquellas oscuras y solitarias calles parecía estar todo tranquilo por instantes, eso de cierta manera me reconfortaba, pero como estaba aburrida quería un poco de movimiento, diversión.
No se en realidad que pasó en esos momentos, puesto que al parecer mi voz había sido escuchada, guiandome hacia donde una voz un tanto perturbada parecía pedir ayuda inconscientemente.
Para descubrir quien era el responsable de aquellos jadeos (Mis sentidos estaban mucho mas agudizados que los de un simple mortal, eso me daba ventaja y protección ante un ataque sorpresa) caminé muy segura con pasos lentos y tranquilos hasta llegar a lo que era un callejón. Ahí me econtré con un pequeño bulto que parecía estar temblando por el frío de esa noche.
Por puro tino hice la tipica pregunta para cerciorarme que no se trataba de algun animal.
-¿Te encuentras bien?-¡si, sonaba algo estúpido preguntar eso, viendo lo exaltado que estaba aquél ser! Y viendo que no podía obtener un respuesta me acerqué un poco más, descubriendo a una pequeña niña con una piel más pálida que la de un humano. Además de que sus ojos tenían un brillo muy peculiar, uno que ya había visto en muchas "personas" en mis paseos nocturnos con Louis.
¿Acaso ella era un vampiro?
¡A lo mejor y me tenía una sorpresa preparada! ¡La mas exquisita de las victimas!, la cual compartiríamos los dos a la luz de nuestra amada madre, la luna.
¡Aunque últimamente parecía estar evitandome!, ¿Tendría algo más importante que hacer o pensar que compartir sus días al lado de su amada muñequeita? No tenía idea de si así era, pero no quería pensar ni temer que se estuviera aburriendo de mi y le anduviera coqueteando a otra vampiresa mucho mas atractiva que yo.
-No, Louis no es así, además a mi lado siempre parece un niño en busca de protección, dudo que la quiera buscar en alguien más a quien ni siquiera conoce, o que tal ves pueda llegar a despreciarlo por el simple hecho de odiar su propia existencia inmortal-pensaba, mientras trataba de no aburrirme con la blanca y suave luz de la luna, quien al parecer siempre parecía comprender mi tristeza...pues sabía que no podía darle a Louis algo más que el cariño y amor de una hija, ya que mi cuerpo era demasiado pequeño.
Si, mi más grande temor era que él se fuera de mi lado y se enamorara de alguien más quien si le podría dar la satisfacción que su cuerpo deseaba. ¡Después de todo nosotros no eramos vampiros tan comúnes!, ¿O acaso yo era la única que empezaba a volverse loca por sentir un amor mucho más grande que el fraternal, por mi padre?
Me estaba enamorando de él y eso se sentía como fuertes disparos a mi muerto corazón.
Para descansar un poco de aquellas molestas sensaciones que se suponían solo un mortal podía sentir, salí de la mansión (últimamente abandonada por sus dueños debido a la temporada de vacaciones que se cernía sobre París y que se había quedado a nuestro cuidado de manera discreta) con rumbo al centro de la ciudad. Vistiendo uno de mis vestidos favoritos color azul pastel, que tenía adornos de finos y pequeños diamantes por todas partes, al igual que bonitos encajes en las mangas y en lo largo de la parte de abajo.
¡Que curioso, era uno de mis favoritos porque Louis me lo había regalado el día de mi cumpleaños número 63!, junto con unas molestas y tristes palabras humanas que me mantenían mortificada durante todo ese mes: "Mi pequeña ya ha crecido y madurado mucho, estoy muy feliz por eso"
¿Su pequeña? ¡Es que acaso siempre me vería así y nada más!
También llevaba unos zapatos de tacón plateados, y mis brazos eran cubiertos por largos guantes blancos, desde la punta de mis dedos hasta donde terminaban mis codos.
Mi cabello lo había recogido con un molote sujeto por una liga brillante que parecía como si estuviera hecha de escarcha plateada de árbol de navidad.
Llevaba aquél el primer collar que mi segundo padre, el rey de la oscura y demente galantía (¡Lestat, quien más podría ser!) me había regalado el día en que me había convertido junto con mi amado Louis.
La ropa y accesorios que llevaba esa noche me dejaban muchos recuerdos inolvidables, recuerdos que siempre anhelaba volver a repetir, y si eso fuera posible pediría que el tiempo se congelara, para que nuestra familia no se separara nunca.
A pesar de todo todavía sigo extrañando a Lestat y sus locas conversaciones aristocraticas, sobre todo porque tenía siempre en su poder a Louis, cosa que a mi no me ha sido posible desde entonces. No se que clase de magia tenía que dejaba a Louis sin habla y totalmente embobado con su forma de ser. Aunque yo siempre era quien le sacaba una sonrisa después de las tipicas peleas y discuciones que tenía con él. Louis parecía venir a llorar a mi regazo, y me contaba lo mal que la pasaba porque las ideas que Lestat tenía solían ser extremas y equivocadas, y él desafortunadamente no podía desobedecer a su "maestro" y "creador". Yo en cambio siempre conseguía lo que quería, y Lestat se molestaba por eso.
En aquellas oscuras y solitarias calles parecía estar todo tranquilo por instantes, eso de cierta manera me reconfortaba, pero como estaba aburrida quería un poco de movimiento, diversión.
No se en realidad que pasó en esos momentos, puesto que al parecer mi voz había sido escuchada, guiandome hacia donde una voz un tanto perturbada parecía pedir ayuda inconscientemente.
Para descubrir quien era el responsable de aquellos jadeos (Mis sentidos estaban mucho mas agudizados que los de un simple mortal, eso me daba ventaja y protección ante un ataque sorpresa) caminé muy segura con pasos lentos y tranquilos hasta llegar a lo que era un callejón. Ahí me econtré con un pequeño bulto que parecía estar temblando por el frío de esa noche.
Por puro tino hice la tipica pregunta para cerciorarme que no se trataba de algun animal.
-¿Te encuentras bien?-¡si, sonaba algo estúpido preguntar eso, viendo lo exaltado que estaba aquél ser! Y viendo que no podía obtener un respuesta me acerqué un poco más, descubriendo a una pequeña niña con una piel más pálida que la de un humano. Además de que sus ojos tenían un brillo muy peculiar, uno que ya había visto en muchas "personas" en mis paseos nocturnos con Louis.
¿Acaso ella era un vampiro?
Claudia de Pointe du Lac- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/06/2011
Localización : Siempre cerca de mi amado Louis. A donde yo quiera ir, él me acompañará
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Re: Hemos despertado[Privado]
Su corazón estaba acelerado, no le gustaba estar angustiada, le parecía algo inexplicable, su corazón muerto latiendo con rapidez, mientras un hilo de sudor frio aparecía por su frentecita, era algo obstinante, sentía como unos pasos lentos aparecían retumbando en su oídos, su cuerpecito temblaba, salió escondiéndose en un callejón frio pero para ella era cálido y hasta tranquilo, había puesto sus piernas cerca de su pecho y escondió su rostro en sus rodillas para hacerse una pequeña bolita roja, odiaba estar sola, sus padres no estaban con ella, eso la hacía sentir sola, distraída más de lo normal, no podía concentrar. Escucho una voz infantil, su rostro se levanto encontrando con una joven de cabellos rubios y muy hermosos…
-oh…- exclamo al ver aquella piel pálida casi como mármol aparecer junto ella , sin pensarlo se levanto, estaba hipnotizado por la belleza de aquella niña-Eres… -murmuro alzando sus bracitos para alcanzar el rostro de la chica.-Muy linda- añadió mientras sus dedos fríos tocaban su piel pálida.
Al sentirla se sintió tranquila y a gusto, siempre había sido algo impulsiva, se acerco rodeando su cuello abrazándola con una risilla saliendo de sus labio, se sentía bien tenerla abrazada, parecía una muñeca de las que le agradaban; que no eran muchas. Pero esta estaba viva, era extraño, hasta daba miedo, pero si se ponía a pensar las dos eran muñecas creadas por personas solas que necesitaban compañías.
-Me sentía tan sola- gimoteo escondiéndose en su cuello-Mis padres me dejaron libre hoy, pero me asuste y no me pude concentrar- lamentaba mientras la seguía abrazando. Cuando se había dado cuenta le soltó apenada.-Ups lo siento- realizo una leve reverencia mientras la detallaba, por sus ojos podía ver que era más vieja que ella, los ojos parecían los de su madre, experimentados, hermosos y llenos de misterios, se sintió hasta de alguna forma amenazada por ella, su madre le había dicho que algunos vampiros viejos le gustaba matar a los jóvenes, pero ella parecía igual que ella, así que deberían tener un trato cordial.
-Lo siento señorita- volvió a decir bajando la mirada-Me siento sola- comento sintiéndose idiota por el motivo que había dado, pero ella debía entender apenas tenía nueve años y no estaba a acostumbrada a no estar arrebatada de cariños y mimos, le hubiera gustado salir con Thor, pero no se imaginaba verlo en las calles, seguramente las personas corrían temerosas por ver un gran león suelto en medio de parís, pero el era en estos momento su único amigo y a veces no andaba despierto cuando ella lo estaba.
-oh…- exclamo al ver aquella piel pálida casi como mármol aparecer junto ella , sin pensarlo se levanto, estaba hipnotizado por la belleza de aquella niña-Eres… -murmuro alzando sus bracitos para alcanzar el rostro de la chica.-Muy linda- añadió mientras sus dedos fríos tocaban su piel pálida.
Al sentirla se sintió tranquila y a gusto, siempre había sido algo impulsiva, se acerco rodeando su cuello abrazándola con una risilla saliendo de sus labio, se sentía bien tenerla abrazada, parecía una muñeca de las que le agradaban; que no eran muchas. Pero esta estaba viva, era extraño, hasta daba miedo, pero si se ponía a pensar las dos eran muñecas creadas por personas solas que necesitaban compañías.
-Me sentía tan sola- gimoteo escondiéndose en su cuello-Mis padres me dejaron libre hoy, pero me asuste y no me pude concentrar- lamentaba mientras la seguía abrazando. Cuando se había dado cuenta le soltó apenada.-Ups lo siento- realizo una leve reverencia mientras la detallaba, por sus ojos podía ver que era más vieja que ella, los ojos parecían los de su madre, experimentados, hermosos y llenos de misterios, se sintió hasta de alguna forma amenazada por ella, su madre le había dicho que algunos vampiros viejos le gustaba matar a los jóvenes, pero ella parecía igual que ella, así que deberían tener un trato cordial.
-Lo siento señorita- volvió a decir bajando la mirada-Me siento sola- comento sintiéndose idiota por el motivo que había dado, pero ella debía entender apenas tenía nueve años y no estaba a acostumbrada a no estar arrebatada de cariños y mimos, le hubiera gustado salir con Thor, pero no se imaginaba verlo en las calles, seguramente las personas corrían temerosas por ver un gran león suelto en medio de parís, pero el era en estos momento su único amigo y a veces no andaba despierto cuando ella lo estaba.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: Hemos despertado[Privado]
Me sorprendió un poco el saber que una pequeña como ella se encontraba tan sola en un lugar como ese tan noche, pero no me sorprendía el hecho de que fuera una niña, sino de que era de mi especie y parecía estar temerosa de lo que el mundo le mostraba.
Yo tenía la sencilla ventaja de la madurez que había adquirido con el paso de los años, y por eso al verme tan "pequeña" mi apariencia era lo único que parecía hacerme indefensa ante los ojos de los demás, con más razón tenía la facilidad de pasearme sola por la ciudad, ¡Claro que solo ciertos lugares no visitaba! con tal de no encontrarme con algunos más de mi especie los cuáles sabía a ciencia cierta que estaban en contra de nosotros por parte de Lestat.
¿Por qué se encontraba tan asustada entonces? ¿acaso era primeriza en este mundo de inmortalidad nocturna y había perdido de vista a su dueño?
Quise pensar que así era por lo que entonces le pedí me acompañara en mis andanzas, al menos por esa noche ella ya no estaría tan sola y yo tendría una compañerita nueva con quien compartir el aburrimiento que la noche solía causarme.
-¿Te gustaría acompañarme esta noche?, yo como tú también me encuentro un poco sola, y un poco de compañía no nos iría mal a las dos, ¿Que dices?
Déjame enseñarte un poco de lo que es divertirse cada noche en la vida de uno de nosotros, y entonces me dirás donde está tu hogar y así te podría acompañar.-tendiendole mi mano, con una travieza pero alegre sonrisa le ofrecí mi compañía, esperando que ella un poco más aliviada lograra aceptar mi invitación.
Yo tenía la sencilla ventaja de la madurez que había adquirido con el paso de los años, y por eso al verme tan "pequeña" mi apariencia era lo único que parecía hacerme indefensa ante los ojos de los demás, con más razón tenía la facilidad de pasearme sola por la ciudad, ¡Claro que solo ciertos lugares no visitaba! con tal de no encontrarme con algunos más de mi especie los cuáles sabía a ciencia cierta que estaban en contra de nosotros por parte de Lestat.
¿Por qué se encontraba tan asustada entonces? ¿acaso era primeriza en este mundo de inmortalidad nocturna y había perdido de vista a su dueño?
Quise pensar que así era por lo que entonces le pedí me acompañara en mis andanzas, al menos por esa noche ella ya no estaría tan sola y yo tendría una compañerita nueva con quien compartir el aburrimiento que la noche solía causarme.
-¿Te gustaría acompañarme esta noche?, yo como tú también me encuentro un poco sola, y un poco de compañía no nos iría mal a las dos, ¿Que dices?
Déjame enseñarte un poco de lo que es divertirse cada noche en la vida de uno de nosotros, y entonces me dirás donde está tu hogar y así te podría acompañar.-tendiendole mi mano, con una travieza pero alegre sonrisa le ofrecí mi compañía, esperando que ella un poco más aliviada lograra aceptar mi invitación.
Claudia de Pointe du Lac- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/06/2011
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Re: Hemos despertado[Privado]
Todas las características de aquella joven eran similares a los de sus padres y hasta ella misma, pero había algo diferente, es decir, se podría notar que era de otra generación, ya su alma no pertenecía a su rostro, aun así Mara se veía feliz, las advertencias de sus padres resonaban en su cabecita, ella tendría cuidado, no debían preocuparse. Su instinto decía que aquella chica de rizos dorados no era mala o tal vez no tenía la fuerza suficiente para eliminarla o hacerle daño.
Se quedo quietecita al frente de ella, había escondido sus manos frías por su espalda mientras se mecía como toda una infante, asintió con alegría, claro que deseaba ser acompañada, tal vez la soledad seria más llevadera entre las dos, dejo que una de sus manos tocara la suya para comenzar a caminar entre las calles húmedas del lugar, después de dar algunos pasos sintió el hambre apoderarse de ella, aun era neófita y la sangre podría ser su único alivio a veces, pero no era una vampiro normal, podía dejar pasar aquel deseo varias horas hasta que después regresaba con mucha más potencia y atacaba al primero que se le atravesase, en esa ocasión deseaba con gran interés “cenar” con su compañera, desde que había nacido había visto a sus padres alimentarse ¿sería diferente su estilo?.
Naela era más sutil que Brad y eso Mara lo había notado desde hace mucho tiempo, ella era más delicada al hacerlo, siempre utilizaba su encanto infantil para traer a los desafortunados, siempre optaba por mujeres de gran belleza, siempre en sus mentes había un pensamiento autodestructivo, deseaban la muerte con todo su subconsciente y ella se aprovechaba de ello ¿Cómo lo haría ella? Se preguntaba.
-Mi nombre es Mara Stanford- dijo con una dulce sonrisa en sus labios-¿Como se llama usted?- pregunto siguiendo caminando a su lado. Parecían dos pequeñas muñecas que habían cobrado vida de alguna tienda.
Eso le recordaba, debía decirle que no había necesitad de que la llevara a su casa, sus criadas no la esperaban si no antes del amanecer, además Thor debía ya estar dormido así que no era necesario volver, ella sabia como llegar. Giro su rostro encontrando una presa perfecta, era un hombre robusto lleno de harapos que paseaba a unas cuatro calles más delante de donde ellas estaban, por sus movimientos debía estar débil, con alguna pierna lastimada pues se veía que cojeaba o arrastraba su pierna.
-Deseas Cenar?- pregunto con una sonrisa siniestra en su rostro. No se movería aun sin que la joven estuviera de acuerdo, bueno en realidad podría hacerlo, en un segundo estaría detrás del hombre quitándole la vida. su corazón se hincho al pensar en sangre, la deseaba en estos momentos.
Se quedo quietecita al frente de ella, había escondido sus manos frías por su espalda mientras se mecía como toda una infante, asintió con alegría, claro que deseaba ser acompañada, tal vez la soledad seria más llevadera entre las dos, dejo que una de sus manos tocara la suya para comenzar a caminar entre las calles húmedas del lugar, después de dar algunos pasos sintió el hambre apoderarse de ella, aun era neófita y la sangre podría ser su único alivio a veces, pero no era una vampiro normal, podía dejar pasar aquel deseo varias horas hasta que después regresaba con mucha más potencia y atacaba al primero que se le atravesase, en esa ocasión deseaba con gran interés “cenar” con su compañera, desde que había nacido había visto a sus padres alimentarse ¿sería diferente su estilo?.
Naela era más sutil que Brad y eso Mara lo había notado desde hace mucho tiempo, ella era más delicada al hacerlo, siempre utilizaba su encanto infantil para traer a los desafortunados, siempre optaba por mujeres de gran belleza, siempre en sus mentes había un pensamiento autodestructivo, deseaban la muerte con todo su subconsciente y ella se aprovechaba de ello ¿Cómo lo haría ella? Se preguntaba.
-Mi nombre es Mara Stanford- dijo con una dulce sonrisa en sus labios-¿Como se llama usted?- pregunto siguiendo caminando a su lado. Parecían dos pequeñas muñecas que habían cobrado vida de alguna tienda.
Eso le recordaba, debía decirle que no había necesitad de que la llevara a su casa, sus criadas no la esperaban si no antes del amanecer, además Thor debía ya estar dormido así que no era necesario volver, ella sabia como llegar. Giro su rostro encontrando una presa perfecta, era un hombre robusto lleno de harapos que paseaba a unas cuatro calles más delante de donde ellas estaban, por sus movimientos debía estar débil, con alguna pierna lastimada pues se veía que cojeaba o arrastraba su pierna.
-Deseas Cenar?- pregunto con una sonrisa siniestra en su rostro. No se movería aun sin que la joven estuviera de acuerdo, bueno en realidad podría hacerlo, en un segundo estaría detrás del hombre quitándole la vida. su corazón se hincho al pensar en sangre, la deseaba en estos momentos.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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